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Diálogo ecuménico y el Primado de Pedro

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La evangelización es diálogo, pero busca sacar de las tinieblas al otro

Diálogo ecuménico, apologética y mandato apostólico

El Gran Constantino. Se le debe mucho, sin dudas. Pero introdujo gérmenes nefastos de división, que fructificarían con los siglos

El Gran Constantino. Se le debe mucho, sin dudas. Pero introdujo gérmenes nefastos de división, que fructificarían con los siglos

No se trata de cómo vaya el trámite concreto del “diálogo” ecuménico en la actualidad. Ése no es el fin de este artículo, es decir, el de informar sobre este asunto de actualidad. La idea es ver cuáles son las pretensiones erróneas, en cuanto a la eclesiología y el Primado, de quienes están apartados de la Fe, para poner cuáles son las verdades que se les oponen. Sólo así se los puede traer a misericordia, lo cual es la idea, absolutamente, en lo que a ellos respecta: traerlos a la comunión plena con todas las verdades de la Fe. Al tiempo que, con eso, se reafirma a los que están en la Iglesia y, por estar en situación mediocre, ven con recelo las divisiones, les producen dudas: “¿estaré de verdad en la Iglesia de Jesucristo?”: cumplimos la misión de Cristo, que no vino a “quebrar la caña cascada ni a apagar el pabilo vacilante” (Isa. XLII,3). El artículo mostrará sin dudas que no hay otra Iglesia del Señor, fuera de la original, Aquélla contra la que no han podido, pueden ni podrán las puertas del infierno. Sin embargo, hay un asunto adicional y previo: este artículo tiene que servir para todos aquéllos que, tergiversando a San Juan, dicen que “sentarse con el hereje es perversión” (cfr. II Jn. 10-11): la Iglesia tiene que reunir a todos los cristianos, que tienen que formar un solo Cuerpo, un solo Rebaño (Jn. X,16; Ef. IV,4-6); y el que va a evangelizar, tiene que hablar con infieles, no hay otro modo de hacerlo, de cumplir con el mandato apostólico del Señor (Mt. XXVIII,18-20). De esta forma, este artículo busca tres fines de mucha importancia y busca “matar estos tres pájaros, de un solo tiro”. Si me acompañan, seguro que ganamos cosas muy excelentes, seguro que nos preparamos para subir al Tabor, aunque sea por un rato y una vez… que sea la primera de muchas. Ir al Tabor, ascendiendo por la vía de las verdades más importantes y fundamentales: ésa es herramienta necesaria, en estos tiempos espantosos, en esta etapa de la historia en que nos preparamos para pelear las más duras batallas; en la etapa posterior a la Relatio post Disceptationem, del 13 de octubre pasado, un verdadero hito histórico, la declaración de guerra más temeraria del enemigo, que, sin dudas, anda envalentonado, seguro de su victoria. Vamos a darle duro, al Tabor por la verdad, nos lo requiere el Bien mismo subsistente, nuestro Amor, nuestro sentido, el Comandante de la rebelión de la esencia…

Herejes y cismáticos no admiten la evidencia

No obstante la conclusión a la que se ha llegado los dos artículos anteriores, sobre los fundamentos bíblicos e históricos del Primado (La Cátedra de Pedro, principio constitutivo de la Iglesia, reconocida universalmente, en todo el Primer Milenio, primera parte, y La Cátedra de Pedro, principio constitutivo de la Iglesia, reconocida universalmente, en todo el Primer Milenio, segunda parte), y de toda la evidencia que la apoya, quizás todavía no sea suficiente lo aportado. En efecto, con los siglos, objeciones a lo dicho se han hecho fundamentales para el modo de ver el mundo y la propia Fe cristiana de muchas personas, que se han formado como herederos de legados pluriseculares en cuanto al modo de entender el mensaje de Nuestro Señor; y, por tal razón, muchos tienen una incapacidad relativa para aceptar incluso evidencias como las presentadas. Es el caso principalmente de los así llamados ‘ortodoxos’, los anglicanos y los luteranos. Dado el peso de la historia, es muy difícil pensar en culpas de los respectivos fieles de estas comunidades, incluso de sus más altos representantes, por lo que la comprensión debe prevalecer; mas este rasgo del espíritu con que se debe afrontar el diálogo o la discusión constructiva no puede de ningún modo desconocer o tapar el hecho de que Jesús es el Fundador de la Iglesia. Que Él la estableció sobre una Jerarquía, y en ella dispuso un servicio primacial, destinado a salvaguardar la unidad de su Reino; el cual le confió a Pedro y a quienes, por la sucesión apostólica, ejercieran su autoridad. Las objeciones respecto del Primado de Pedro tienen plantada su raíz en la propia eclesiología de cada una de las confesiones, por lo que ésta tiene que entrar en el ámbito de estas consideraciones. En el estado que tenía, en la década pasada, el diálogo inaugurado por el Papa Juan Pablo II, tendiente a la reunificación de los cristianos, se pueden observar las más importantes de estas objeciones (Nicola Bux. La doctrina del Primado Petrino en el contexto del Ecumenismo. En: El Primado del sucesor de Pedro en el Magisterio de la Iglesia. Consideraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe. [Con] comentarios [de teólogos]. Libros Palabra. Madrid, 2003. pp. 223-273. Sobre los argumentos de las distintas confesiones cristianas en el diálogo ecuménico, me fundaré también en este artículo).

Los así llamados ‘ortodoxos’

Entre los así llamados ‘ortodoxos’, se niega que el Señor haya transferido ningún Primado a Pedro (una variante de este argumento asevera que sólo Jesús es Cabeza de la Iglesia; aunque no es la única variante) o que el Obispo de Roma conserve el papel de Pedro entre los apóstoles; mientras que se afirma que todo obispo es sucesor de Pedro y ninguno en particular está destinado al Primado por derecho divino. Además, según ellos, entre los obispos no hay jerarquía, pues no la había entre los apóstoles. El Papa sólo tiene un primado de honor “inter pares”. El patriarca Bartolomé de Constantinopla asegura que, cuando Jesús dijo a Pedro “tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, no se refería a su persona, sino a su fe, de modo que cualquiera que confiese que el Señor es “el Mesías el Hijo de Dios Vivo”, es la Roca. Por otra parte, algunos afirman que Roma perdió el primado en el incidente en que se separaron las iglesias Católica y Ortodoxa; la Iglesia de Roma se ha apartado de la ortodoxia, alterando el Credo (insertando el filioque, es decir, la fórmula según la cual el Espíritu Santo procede no sólo del Padre, sino del Padre y “también del hijo”) y, por ello, ha perdido el Primado. Para ellos, el Primado (servicio y fundamento visible de la unidad) es el principal obstáculo para la unidad de los cristianos; o, por lo menos, de católicos y los así llamados ‘ortodoxos’. El gobierno supremo de la Iglesia de Jesucristo se ejerce de forma sinodal, por concilios, como lo hacen las iglesias orientales, con sus metropolitas y patriarcas, no por un Primado del Obispo de Roma, como se pretende entre los católicos, inspirado por los poderes imperiales (abajo se verá que esto se puede atribuir a la Iglesia Ortodoxa, no a la Católica).

Antes de responder a cada una de estas objeciones, ha de advertirse que entre ellas hay algunas que contradicen a otras, mas eso no debe ser obstáculo para responder a todas, aunque no se puede olvidar la fuente de cada una de esas contradicciones.

Sólo Cristo es la Cabeza

Respecto del asunto de que sólo Jesús es la Cabeza, se puede citar la clásica fórmula de León Magno (440-461) para explicar la naturaleza del Primado del Obispo de Roma: “aunque yo [Cristo] sea la piedra indestructible, la piedra angular, aunque yo sea el fundamento fuera del cual nada puede ser colocado, sin embargo, también tú eres piedra, porque mi fuerza te ha reforzado, de modo que lo que me pertenece como algo propio por poder, te sea común conmigo por participación” (Homilía 70,1; 95,2: SC 200, 61; 269. Citado por: Roland Minnerath. La tradición doctrinal del Primado de Pedro en el primer milenio. En: El Primado del sucesor de Pedro en el Magisterio de la Iglesia. Consideraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En: ibíd., pp. 67-102). No se puede olvidar aquí que Dios actúa en la Historia de su Pueblo, de ordinario, de manera sacramental: la gracia, don invisible, la confiere mediante signos sensibles; y la unidad de la Iglesia, por un sólo Espíritu, un Sacrificio y una Cabeza, tiene signos visibles, entre los que está el ministerio de un pastor-vicario, erigido tal por Jesús, que es San Pedro y quien lo suceda en la Sede Apostólica de Roma: “precisamente la estructura sacramental de la Iglesia es el horizonte de los testimonios del Nuevo Testamento y de los primeros Padres sobre el Primado, pues eran conscientes de que el misterio invisible de la Iglesia es visible en el sacramento” (Bux. Loc. cit. p. 233,1). Cuestión absolutamente necesaria, incluso frente a las ilegítimas interferencias de los poderes civiles, como lo ha mostrado la historia tantas veces y según se verá detenidamente más abajo.

Pedro es la Piedra, su misión no decae, decae el que se aparta de él

Ahora, el asunto principal está en si Cristo instituyó efectivamente el Primado de Pedro o no, si éste se transmite a sus sucesores, si sus sucesores legítimos son los Obispos de Roma hasta hoy, sin que lo hayan perdido al separarse los así llamados ‘ortodoxos’ y católicos, y si ese Primado incluye potestades jurisdiccionales o sólo es de honor. Según el Patriarca Bartolomé, las palabras transmitidas por San Mateo (XVI,16-18) no significan la constitución de ningún Primado sobre los hombros de Pedro, sino que la Fe es la Roca de la Iglesia. Veamos esas palabras más detenidamente: “bienaventurado eres Simón, hijo de Juan, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y a ti te digo que tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no podrán contra Ella. Te daré las llaves del Reino de los cielos, lo que atareis en la tierra será atado en el cielo, lo que desatareis en la tierra será desatado en el cielo”. En ningún momento cambia la segunda persona singular en los respectivos complementos directos e indirectos de cada verbo: ‘revelado’ y ‘te’; ‘digo’ y ‘a ti te’; ‘daré’ y ‘te’. Igualmente, en los verbos de los que el sujeto no es el Padre o Jesús, el sujeto es Pedro o la segunda persona del singular: ‘eres’ y ‘Simón’; ‘eres Pedro’ ‘tú’; ‘atareis’ y ‘desatareis’ y el sujeto tácito ‘tú’. ¿Dónde se puede justificar el cambio de la persona de Pedro a la Fe expresada por él en la frase ‘sobre esta Piedra’? No ciertamente en el juego de palabras Pedro-Piedra, pues ‘Pedro’ es ‘Piedra’.

En San Mateo, X,2, y en San Juan, II,42, es claro que la intención de Jesús era constituir a Pedro como “Piedra” y en un servicio primacial: “los nombres de los doce apóstoles son éstos: primero, Simón, llamado Pedro”; y: “fijando [Jesús] la vista en él, dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú serás llamado Cephas, que quiere decir Pedro”. Pero, si no se aceptan estos textos como concluyentes, en virtud de la interpretación del patriarca, con el respeto que nos merece, ¿dónde quedan los textos de San Juan, XX,15-19, y San Lucas, XXII,31-34? Estos textos no autorizan otra interpretación que el conferimiento de un Primado a Pedro; y en conjunción con San Mateo, XVI,16-19, y X,2, no pueden quedar dudas sobre las intenciones de Jesús. Por ello, siendo Jesús Dios hecho hombre, siendo Dios Todopoderoso y estando destinada su Iglesia a durar hasta la consumación de los tiempos y más allá, el Primado no se pierde por nada del mundo, pues nada se puede contra Dios y su Voluntad y Jesús anunció, sin lugar a malentendidos, cuál era su Querer. Por lo que el argumento de la separación es inválido; es más, dado lo que se ha visto hasta aquí, en retrospectiva, uno de los puntos doctrinales de los que partió el incidente que produjo la separación: la Espiración de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, debía ser revisado por estos hermanos en la Fe. Y, sobre todo, se tiene que revisar el punto que es el más importante: el del pretendido lugar de los patriarcas de Constantinopla y de otros patriarcados ecuménicos, así como el del Papa.

Los apóstoles y los padres reconocieron su lugar a Pedro

El razonamiento según el cual los apóstoles no reconocieron ningún Primado a Pedro es muy curioso, dado que tres evangelistas, Mateo, Lucas y Juan, de los que dos estaban entre los doce, son los que consignan los tres textos primaciales clásicos y más importantes. Igualmente, San Pablo, para acreditarse ante los Gálatas, con juramento ante Dios incluido, les asegura que, sin “consejo de la carne o de la sangre”, estuvo en Arabia y Damasco, y, “pasados tres años, subí a Jerusalén a conocer a Cephas” (Ga, I,16-20).

Pero Los Hechos de los Apóstoles son especialmente claros. En los primeros quince capítulos, hasta el Concilio de Jerusalén y antes de concentrarse de lleno en las misiones de San Pablo, nombran a Pedro cincuenta veces; es el Apóstol más nombrado, por mucho: Felipe es nombrado quince veces, pero sólo en dos incidentes (el de Samaria, en el que también aparecen San Pedro y San Juan, y el del eunuco etíope), y San Juan es nombrado ocho veces; y éstos son los que le siguen más de cerca. Mas, en el interior del relato, es claro que Pedro hacía las funciones de Cabeza y que todos así lo reconocían. En efecto, en I,13, son nombrados los once que quedaron luego de la Pasión, Pedro de primero y no hay lista de apóstoles en la Escritura en la que Pedro no vaya primero. En I,15, se narra la elección de Matías, que se realiza por iniciativa de Pedro. En el capítulo II, se narran los sucesos de la primera Pentecostés de la Iglesia; y II,14 y ss, que narra el discurso de Pedro en esa oportunidad, es claro sobre quién era la voz cantante. El capítulo III narra el discurso en el Templo y la curación al paralítico. El IV, el discurso al Sanedrín. En V,1-11, es relatado el incidente de Ananías y Safira, los cuales, al mentir a Pedro, mintieron a Dios y fueron castigados. V,12-16, muestra a un pueblo ávido, siquiera, de ponerse a la sombra de Pedro y de nadie más, para recibir curación. En V,29, se utiliza la expresión “Pedro y los apóstoles”. VIII,14 y ss., cuentan sobre cómo Pedro y Juan fueron inspectores de la evangelización de Felipe en Samaria y la venida del Espíritu por su oración; allí mismo Pedro reprende a Simón el mago por querer comprar los dones espirituales. En IX,31 y ss., se narra cómo Pedro hace milagros en Lidia y resucita a la piadosa Tabita. En el capítulo X, se da cuenta de cómo el apostolado entre los gentiles es inaugurado por “Simón, llamado Pedro”, por inspiración del Espíritu, al admitir en la comunidad de los fieles al centurión Cornelio y su familia. Luego, cuando en XI se relata la disputa con los cristianos circuncidados sobre el Bautismo de los gentiles, Pedro los convence de que ésa era la Voluntad de Dios; y ellos concluyen: “luego Dios ha concedido también a los gentiles la penitencia para la vida”. En XII, en la persecución de Herodes Agripa, se menciona como algo singular la prisión de Pedro y que el tetrarca lo realiza por la singularidad de Pedro (no se olvide que uno de los argumentos más fuertes contra los que niegan que el Señor predicara que Él era Dios hecho hombre es precisamente que quienes lo crucificaron lo hicieron por igualarse a Dios: los enemigos son los mejores confirmadores). Luego se nos llama la atención sobre el desvelo de la Iglesia por su Pastor; y, en XII,17, se anota que Pedro se va a “otro lugar”.

Los capítulos X y XI están justo antes de que en XIII y XIV se cuente de las misiones de Bernabé y Pablo, para preparar el ambiente de lo que se cuenta en el XV, el Concilio de Jerusalén: Pedro prepara la obra de Pablo y Bernabé entre los gentiles. Y, en XV, Pedro es, de nuevo, la voz de la autoridad, que precisa que no hace falta la circuncisión, la fe que les infundió el Espíritu los purifica; Santiago confirma lo que “Simón” había hecho claro; el resto del Concilio termina acogiendo lo que el Apóstol propusiera. En todo el cuadro del texto inspirado, es sólo un apóstol el que ejerce un ministerio especial, quien tiene que inspeccionar, quien toma la palabra en los momentos clave, quien inaugura nuevas etapas, quien es el blanco principal de los enemigos, por quien la comunidad se desvela especialmente, a quien acuden en las disputas: sin duda, ése es Pedro. Los demás no es que no sean importantes, todos lo somos en la Iglesia de Jesús, y los apóstoles, que estuvieron con el Señor y nos transmitieron fielmente sus enseñanzas y mandatos y cómo ellos mismos siguieron las “palabras de Vida Eterna”, y que fueron elegidos para tal misión por Jesús, las “doce columnas”, las “doce puertas”, los “que se sientan en los doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”, aún más. Pero sólo Pedro posee el Primado y la Escritura en esto es muy clara; también porque Hechos es un libro escrito por el médico-discípulo querido de San Pablo: San Lucas.

En este sentido, el Papa Benedicto XVI ha razonado recientemente sobre el Servicio Primacial del sucesor de Pedro en la Sede de su Martirio, de una manera que resume perfectamente los fundamentos en lo que se basa toda la doctrina del conferimiento real de un Primado de jurisdicción en cabeza de Pedro y el sentido de ese Servicio, del siguiente modo:

Jesús no acostumbraba a cambiar el nombre de sus discípulos. A excepción del apelativo de ‘hijos del trueno’, dirigido en una circunstancia precisa a los hijos de Zebedeo (Cf. Marcos 3, 17), y que después no utilizará, nunca atribuyó un nuevo nombre a uno de sus discípulos. Lo hizo sin embargo con Simón, llamándole Cephas, nombre que después fue traducido en griego como ‘Petros’, en latín ‘Petrus’. Y fue traducido precisamente porque no sólo era un nombre; era un ‘mandato’ que Petrus recibía de ese modo del Señor. El nuevo nombre ‘Petrus’ volverá en varias ocasiones en los Evangelios y acabará sustituyendo a su nombre original, Simón.

Este dato alcanza particular importancia si se tiene en cuenta que, en el Antiguo Testamento, el cambio de nombre anunciaba en general la entrega de una misión (Cf. Génesis 17,5; 32,28 siguientes, etc.). De hecho, la voluntad de Cristo de atribuir a Pedro un especial relieve dentro del colegio apostólico se manifiesta con numerosos indicios: en Cafarnaúm, el Maestro se aloja en la casa de Pedro (Marcos 1, 29); cuando la muchedumbre se agolpa en la orilla del lago de Genesaret, entre las dos barcas amarradas, Jesús escoge la de Simón (Lucas 5, 3); cuando en circunstancias particulares Jesús sólo se queda en compañía de tres discípulos, Pedro siempre es recordado como el primero del grupo: así sucede en la resurrección de la hija de Jairo (Cf. Marcos 5, 37; Lucas 8,51), en la Transfiguración (Cf. Marcos 9, 2; Mateo 17, 1; Lucas 9, 28), y por último durante la agonía en el Huerto de Getsemaní (Cf. Marcos 14, 33; Mateo 16, 37). A Pedro se dirigen los recaudadores del impuesto para el Templo y el Maestro paga por él y por Pedro y nada más que por él (Cf. Mateo 17, 24-27); fue el primero a quien lavó los pies en la última Cena (Cf. Juan 13, 6) y sólo reza por él para que no desfallezca en la fe y pueda confirmar después en ella a los demás discípulos (Cf. Lucas 22, 30-31).

Por otra parte, el mismo Pedro es consciente de esta posición particular que tiene: es él quién habla a menudo, en nombre de los demás, pidiendo explicaciones ante una parábola difícil (Mateo 15, 15), o para preguntar el sentido exacto de un precepto (Cf. Mateo 18, 21) o la promesa formal de una recompensa (Mateo 19, 27). En particular, es él quien supera el empacho de ciertas situaciones interviniendo en nombre de todos. De este modo, cuando Jesús, dolido por la incomprensión de la muchedumbre tras el discurso sobre el ‘pan de vida’, pregunta: ‘¿También vosotros queréis marcharos?’, la respuesta de Pedro es perentoria: ‘Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna’ (Juan, 6, 67-68). Jesús pronuncia [ante una confesión de similar alcance] la declaración solemne que define, de una vez por todas, el papel de Pedro en la Iglesia: ‘Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos’ (Mateo 16, 18-19). Las tres metáforas a las que recurre Jesús son en sí muy claras: Pedro será el cimiento de roca sobre el que basará el edificio de la Iglesia; tendrá las llaves del Reino de los cielos para abrir y cerrar a quien le parezca justo; por último, podrá atar o desatar, es decir, podrá establecer o prohibir lo que considere necesario para la vida de la Iglesia, que es y seguirá siendo de Cristo. Es siempre la Iglesia de Cristo y no de Pedro. Describe con imágenes plásticas lo que la reflexión sucesiva calificará con el término ‘primado de jurisdicción’.

Esta posición preeminente que Jesús quiso entregar a Pedro se constata también después de la resurrección: Jesús encarga a las mujeres que lleven el anuncio a Pedro, distinguiéndole entre los demás apóstoles (Cf. Marcos 16, 7); acude corriendo a él y a Juan la Magdalena para informar que la piedra ha sido removida de la entrada del sepulcro (Cf. Juan 20, 2) y Juan le cederá el paso cuando los dos lleguen ante la tumba vacía (Cf. Juan 20,4-6); Pedro será después, entre los apóstoles, el primer testigo de la aparición del Resucitado (Cf. Lucas 24, 34; 1 Corintios 15, 5). Este papel, subrayado con decisión (Cf. Juan 20, 3-10), marca la continuidad entre su preeminencia en el grupo de los apóstoles y la preeminencia que seguirá teniendo en la comunidad nacida con los acontecimientos pascuales, como atestigua el libro de los Hechos de los Apóstoles (Cf. 1,15-26; 2,14-40; 3,12-26; 4,8-12; 5,1-11.29; 8,14-17; 10; etcétera). Su comportamiento es considerado tan decisivo que es objeto de observaciones y también de críticas (Cf. Hechos 11,1-18; Gálatas 2, 11-14). En el así llamado Concilio de Jerusalén, Pedro desempeña una función directiva (Cf. Hechos 15 y Gálatas 2, 1-10), y precisamente por el hecho de ser el testigo de la fe auténtica, el mismo Pablo reconocerá en él un papel de ‘primero’ (Cf. 1 Corintios 15,5; Gálatas 1, 18; 2,7 siguientes; etcétera). Además, el hecho de que varios de los textos claves referidos a Pedro puedan ser enmarcados en el contexto de la Última Cena, en la que Cristo confiere a Pedro el ministerio de confirmar a los hermanos (Cf. Lucas 22,31 siguientes), muestra cómo la Iglesia, que nace del memorial pascual celebrado en la Eucaristía, tiene en el ministerio confiado a Pedro uno de sus elementos constitutivos.

Este contexto del Primado de Pedro en la Última Cena, en el momento de la institución de la Eucaristía, Pascua del Señor, indica también el sentido último de este Primado: para todos los tiempos: Pedro tiene que ser el custodio de la comunión con Cristo; tiene que guiar en la comunión con Cristo de modo que la red no se rompa, sino que sostenga la gran comunión universal. Sólo juntos podemos estar con Cristo, que es el Señor de todos. La responsabilidad de Pedro consiste en garantizar así la comunión con Cristo, con la caridad de Cristo, guiando a la realización de esta caridad en la vida de todos los días. Recemos para que el primado de Pedro, confiado a pobres seres humanos, sea siempre ejercido en este sentido original deseado por el Señor y para que lo puedan reconocer cada vez más en su significado verdadero los hermanos que todavía no están en comunión con nosotros” (“Pedro, La Roca sobre la que Cristo fundó su Iglesia”. Audiencia General del miércoles, 7 de junio de 2.006).

Pedro tiene un primado real, NO es ‘primo inter pares’, él ES MÁS

De otro lado, para algunos así llamados ‘ortodoxos’, en todo caso, el Primado no se transmite de Pedro a sus sucesores en la Sede de Roma, sino a todos los obispos. Y cabe entonces preguntarse con Nicola Bux (loc. cit., p.232,3): “si las funciones vicarias de la cabeza visible del cuerpo no han sido transmitidas a ninguno después de Pedro, ¿por qué Cristo las transmitió temporalmente a la cabeza de los apóstoles? Si por el contrario, Pedro vive en sus sucesores, y no pocos Padres de la Iglesia lo atestiguan, Jesús ha instituido una cabeza del colegio [según se ve en mis artículos anteriores, citados arriba]. En segundo lugar, si Pedro no ha transmitido nada a sus sucesores, ¿por qué los demás apóstoles han transmitido sus funciones a los obispos? Tampoco los obispos deberían suceder a los apóstoles”.

Ya cité esta poesía siria, de Edessa, en el artículo anterior, no quedan dudas de cómo se entienden los textos de conferimiento del Servicio Primacial de Unidad en la Fe y la disciplina, de Jesús a Pedro. Vale la pena volver a copiarla: “Sus discípulos, todos pescadores, todos pobres, todos débiles, todos hombres de poca notoriedad, vinieron a ser ilustres por su fe. Un pescador, cuyo pueblo era hogar de pescadores, Él lo hizo jefe sobre los doce, sí, cabeza de la casa” (Citado por Dawson: The Making of Europe, Catholic University of America Press, Washington DC, 2.003, pp. 117-118). Repito el comentario: “Como este literato sirio, cualquiera que lea el Evangelio con los ojos abiertos y libre de prejuicios, se da cuenta de que Jesús puso a ese pescador, a quien hizo ‘pescador de hombres’, como ‘jefe de los doce’ y ‘cabeza de la casa’”.

No es capital imperial, no es cualquier sede, es la del sucesor del apóstol, es la Sede de su Martirio

De modo análogo, entre estos hermanos en la Fe, hay algunos que aseguran que, en efecto, Roma es una sede petrina, pero también lo son Jerusalén y Antioquía. Otros hablan de una segunda Roma: Constantinopla, e, incluso, de una tercera Roma: Moscú. Fuera del hecho de que una y otra doctrina contradicen la negación de la constitución de un Primado en cabeza de Pedro y sus sucesores; lo mismo que la negación de que la Sede romana sea la Sede primacial; ambas son erróneas. En efecto, en Jn. XXI,15-19, se constituye a Pedro en Vicario del Señor, pero ése, de acuerdo con el texto, es un servicio que se ejerce con miras al martirio: “en verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú te ceñías e ibas donde querías; cuando envejezcas, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará donde no quieras. Esto lo dijo indicando con qué muerte iba a glorificar a Dios. Después añadió: sígueme” (Jn. XXI,18-19). No es sucesor de Pedro quien ejerza una sede en la que simplemente el Apóstol estuvo, sino quien ejerza en la Sede de su martirio. Además, como se vio con mayor detalle en el artículo precedente, el Primado no se constituye por la decisión de ningún Concilio ni por preferencia de algún emperador bizantino ni por ser la ciudad capital del Imperio, sino por Voluntad de Dios hecho hombre, de Jesús. Los concilios tienen por misión extraer fielmente el Mensaje del Señor y adaptarlo, sin pérdida ni añadidura, a las respectivas circunstancias de la Iglesia, no poseen poder de disposición sobre ese Mensaje, la Iglesia es depositaria, no dueña. Un Concilio no puede disponer que haya o no Primado ni atribuirlo a esta o aquella sede; sólo Jesús puede hacerlo y Él lo confirió a Pedro y sus sucesores en la Sede de su martirio, de una vez y para siempre.

Constantinopla, la sede de Constantino y sus patriarcas, su origen tardío, su justificación espuria

Sobre el lugar de la Iglesia de Bizancio, de Constantinopla, cuyo Patriarca ortodoxo es el Primo inter pares en el marco de las iglesias que se separaron del Papado en 1.054, cuando el incidente entre Miguel Cerulario y León IX, cabe hacer una acotación. De acuerdo con lo que creen estos hermanos en la Fe, ese Patriarcado fue fundado por San Andrés, “el primer llamado” y hermano de San Pedro. Lo de “el primer llamado” es tomado del Evangelio según San Juan (I,35-42), en el que el Apóstol narra este suceso: “Al día siguiente (del Bautismo de Jesús en el Jordán), otra vez hallándose Juan con dos de sus discípulos, fijó la vista en Jesús, que pasaba, y dijo: ‘he aquí al Cordero de Dios’. Los dos discípulos, que le oyeron, siguieron a Jesús […]. Él les dijo: ‘venid’ […], y ellos permanecieron con Él aquel día […]. Era Andrés, el hermano de Simón Pedro, uno de los dos que oyeron a Juan y le siguieron. Encontró él luego a su hermano Simón y le dijo: ‘hemos hallado al Mesías’, que quiere decir Cristo. Le condujo a Jesús, que, fijando en él la vista, dijo: ‘tú eres Simón, el hijo de Juan; tú serás llamado Cephas’, que quiere decir Pedro”. Lo de “el primer llamado” se resalta para darle preeminencia entre los apóstoles. Ahora bien, no hay una sola declaración, en ningún sitio del Evangelio, en la que se aluda al conferimiento de un primado en cabeza de San Andrés, por parte de Jesús. La situación es muy distinta con San Pedro. Y este pasaje mismo es significativo de ello: en él, Jesús no aporta ningún signo de que su Voluntad fuera transmitir ningún Primado a Andrés; a Pedro, en cambio, ya le anuncia que tendrá una misión especial, al vaticinarle el cambio de nombre. Según el actual Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, San Andrés fundó esa comunidad cristiana y no fue él mismo su obispo, sino le encargó su principado a San Stachys; además, la tradición ni siquiera emplaza el martirio de San Andrés en Bizancio, sino en la antigua ciudad griega de Patras. En segundo lugar, quizás, San Andrés fundó una comunidad de cristianos en el viejo pueblo de Bizancio (eso no se discute aquí, aunque, como anoté en el artículo anterior, Justiniano es el origen, que sepamos, de la especie). Pero, lo que no es de ningún modo verdad es que este apóstol fundara un Patriarcado en ese pueblo. El Patriarcado constantinopolitano fue fundado en el siglo IV y su preeminencia en Oriente se debe al Concilio de esa ciudad, en 381. A este respecto, Dawson recoge el testimonio de San Gregorio Nacianceno: “San Gregorio Nacianceno satirizaba el ardor patriótico con el cual los obispos Orientales reivindicaban la superioridad religiosa del Oriente sobre el Occidente en Constantinopla en 381; y, tanto en ese concilio como en el de Calcedonia se hizo el intento de asimilar la posición eclesiástica de la Nueva y la Vieja Roma […]. Es lo correcto, decían [los referidos obispos, en Constantinopla], que en las cosas de la Iglesia se deba seguir el curso del sol y que ellas tengan su origen en la misma parte del mundo donde Dios mismo se dignó a revelarse en forma humana (San Gregorio Nacianceno, Carmen de Vita Sua, 1690-1693)” (en: Ibíd., pp. 163-164). En este punto, por respeto a estos hermanos en la Fe, es preferible no hacer comentarios: las conclusiones están a la vista.

Pedro tiene autoridad, incluso disciplinaria, sobre los apóstoles, pues tiene un Primado real de servicio

Otro punto es el del Primado de honor sin potestad. Sin potestad, no tendría sentido ningún Primado, pues no podría servir a la unidad de los fieles, tal como es su misión.

Igualmente, puesto que en Mt. XVIII,18, se dice a todos los apóstoles “lo que atareis en la tierra será atado en el cielo; y lo que desatareis en la tierra será desatado en el cielo”, se arguye que entre los apóstoles no había jerarquía. Sin embargo, para la eclesiología católica, la responsabilidad de la Iglesia no recae sobre uno solo. “Lo que ha sido confiado a los apóstoles colegialmente ha sido confiado a Pedro singularmente”: el Papa, el sucesor de Pedro en la Sede de su martirio, ejerce el Primado, pero no unilateralmente, lo ejerce juntamente con el colegio de los obispos. Pero, por la anterioridad ontológica de la Iglesia universal, respecto de las particulares, cada iglesia particular, con el obispo a su cabeza, está “impregnada” de la dimensión universal de la Iglesia. Así, el Papa no es un Obispo de los obispos, es sólo el “servus servorum Dei”, es quien entre ellos tiene encomendado especialmente, y en el ámbito universal, el servicio de la unidad, que, por otra parte, no es ajeno a cada uno, en el ámbito de su Iglesia local.

De forma tal que las aprensiones de los hermanos así llamados ‘ortodoxos’ no tienen fundamento, pues el Obispo de Roma, al buscar la unidad de todos bajo la única Cabeza, que también se manifiesta sacramentalmente en la cabeza visible, no pretende ser un monarca –de estilo político– de todos los obispos e iglesias; sino ejercer una autoridad jurisdiccional inmediata, ordinaria, universal y plena, con las solas miras en la unidad, bajo el mandato del Señor, ejercido con el colegio de sus hermanos en el Episcopado, para preservar lo que Jesús entregó en depósito a su Iglesia.

Los anglicanos

Del lado de los anglicanos, se puede encontrar otra serie de objeciones, no del todo distinta de la de los así llamados ‘ortodoxos’. Para ellos, el gobierno de la Iglesia es de forma conciliar. Además, aunque el Papa tenga un Primado universal, no es infalible ni posee autoridad jurisdiccional y esta potestad no se apoya en el derecho divino. Es dudoso que fuera la voluntad de Cristo el constituir un Primado. El Papa no es sino un Patriarca de Occidente. Separándose de los protestantes y acercándose a los así llamados ‘ortodoxos’, admiten que el ministerio episcopal está sobre la base de la apostolicidad de la Iglesia; y aseguran haber abandonado el antiguo “rechazo a reconocer al Papa como signo e instrumento de unidad y continuidad de la Ecclesia Catholica”. El Primado, sin embargo, siendo útil, no es constitutivo de la Iglesia. En el primer milenio, la estructura del Primado era muy diferente de la del segundo (Nicola Bux. Loc. cit. pp. 234,3-238,1).

En realidad, excepto el problema del Primado en el primer milenio del Cristianismo, que es, por cierto, el tema favorito de los así llamados ‘ortodoxos’, todas las objeciones recogidas en el párrafo anterior ya han sido tratadas. Mas, por ser tan importante y extenso, el asunto del Primado en el primer milenio ya lo traté en artículo anterior (La Cátedra de Pedro, principio constitutivo de la Iglesia, reconocida universalmente, en todo el Primer Milenio, citado arriba), en el que traté estricta y ampliamente este tema. Pero, a pesar de todo, conviene detenerse sobre dos de los puntos referidos arriba: la infalibilidad y si el Primado es constitutivo o no de la Iglesia y del ser Iglesia.

Ambos temas están muy relacionados. Pues los cristianos estamos llamados a ser un solo Cuerpo en la verdad: “ésta es la Vida Eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Quien Tú enviaste, Jesucristo [...]. Tuyos eran y Tú me los diste y han guardado tu palabra. Ahora saben que todo cuanto me diste viene de Ti; porque Yo les he comunicado las palabras que Tú me diste y ellos ahora las recibieron y conocieron verdaderamente que Yo salí de Ti y creyeron que Tú me has enviado [...]. Santifícalos en la verdad, pues tu palabra es verdad. Como Tú me enviaste al mundo, así yo los envíe a ellos al mundo y Yo por ellos me santifico, para que ellos sean santificados en la verdad. Pero no te pido sólo por éstos, sino por todos los que por su palabra crean en Mí, para que todos sean uno, como Tú, Padre, en Mí, y Yo en Ti, para que también sean ellos uno en nosotros y el mundo crea que Tú me has enviado” (Jn. XVII,3-21). La relación entre la unidad de los cristianos y la infalibilidad de las doctrinas de la Iglesia es indisoluble, pues Jesús, que llevó “a cabo la obra” (Jn. XVII,4) que el Padre le encomendó, a saber: “dar testimonio de la verdad” (Jn. XVIII, 37), así lo dispuso, porque “todo el que es de la verdad oye mi voz” (ibíd.). Una infalibilidad que es asegurada por la Trinidad toda, ya que Jesús lo quiere y se lo pide al Padre (Jn. XVII) y envía a su Espíritu, Espíritu de la Verdad, que lleva a la Iglesia a la “Verdad completa” (Jn. XVI,13). Mas esa infalibilidad de la Iglesia reside en el Papa, como lo ha demostrado la Historia. Y si no se cree que la infalibilidad reside en el Papa, en Pedro y sus sucesores en la Sede de su Martirio, en el Apóstol que debía “confirmar a sus hermanos”, para lo cual Jesús pidió al Padre que su fe no desfalleciera (Lc. XXII,32), y en los que le sigan en la Sede de Roma, ¿en quién, pues, debía residir, si no es en la Roca sobre la que se funda la Iglesia, cuyo servicio es la unidad, una unidad que consiste precisamente en la asunción de la “Verdad completa”?

Así, pues, la Iglesia es una Unidad, de origen trinitario, que se funda en la Verdad. Pero esa Unidad en la Verdad, que es la obra de Jesús, es su Reino, que “no es de este mundo” (Jn. XVIII,36). Eso es claro, por ejemplo, en el capítulo IV de San Mateo (vv. 12-17), entre otros muchos lugares:

Dejando Nazaret, se fue a morar en Cafarnaúm, ciudad situada a orillas del mar, en los términos de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que anunció el profeta Isaías [IX,1 y ss.], que dice:

‘¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz y para los que habitaban en la región de mortales sombras una luz se levantó’.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar [“a dar testimonio de la Verdad”] y decir: ‘Arrepentíos, porque se acerca el Reino de Dios’”.

El Reino de Dios es el Reino de la Verdad, el Reino de la Unidad en la Verdad: “porque todo el que obra mal aborrece la luz, por que sus obras no sean reprendidas. Pero el que obra la verdad viene a la luz para que sus obras sean manifestadas, pues están hechas en Dios” (Jn. III,20-21). Un Reino que tiene un servicio primacial de unidad, sobre los hombros de la Roca sobre la que se edifica (Mt. XVI,16-18), Roca que debe confirmar a sus hermanos (Lc. XXII,32), que es el Pastor vicario, que deberá sufrir el martirio en una cruz (Jn. XXI,15-19). Ése es Pedro y todos los que se sienten en la Sede de su Martirio. El Primado, por la infalibilidad de la Roca sobre la que se edifica la Iglesia, y la unión con él son, respectivamente, constitutivos de la Iglesia y del ser Iglesia, Reino de Dios, Uno en la Verdad.

Los luteranos

La postura de los luteranos es más radical, como era de esperar. Para ellos, la fe sola justifica y hay una única mediación, la de Cristo; en virtud de ello, la Iglesia no es necesaria para la salvación ni mediadora entre Dios y los hombres. Además, conciben que la Iglesia se da en las iglesias locales, no en una Iglesia universal: la Iglesia es federación de iglesias; de donde no puede haber un ministerio universal. Tampoco admiten un ministerio universal, porque no admiten el ministerio sacramental, pues consideran que la gracia no ha sido donada, sino sólo prometida. También niegan que haya una sucesión de Jerusalén a Roma, de Pedro a los Obispos de Roma. Ésta y la formación de la Iglesia universal son adquisiciones posteriores al Nuevo Testamento, pero no fundadas en él. Aseguran categóricamente que es una blasfemia el dogma católico según el cual es de derecho divino la jurisdicción primacial del Papa. Como los anglicanos, consideran que el Primado puede ser constitutivo de la unidad visible, pero no del ser Iglesia. Todo esto lo dicen los luteranos en nombre del Evangelio, es decir, ellos, según ellos mismos, no se fundan sino en la Escritura y la representan totalmente (Bux. Loc. cit. pp. 238,2-244).

No es en vano que los luteranos se llamen así, pues son fieles a su “padre” Lutero y a su teología. Éste se fundaba en San Pablo para decir que la fe sola justifica; ya que el Apóstol, en la Carta a los Romanos (III,21-IV,25; especialmente III,28), dice que “sostenemos que el hombre es justificado por la fe sin obras de la Ley”. Donde ‘justifica’ significa ‘salva’ y ‘justicia’, ‘salvación’. Como la fe es un don de Dios, los que se salvan son los que tienen fe, sin necesidad de obras, por predestinación divina (cfr. Rm. VIII,28-35). Además, no hay otra mediación que la de Jesús, “porque uno es Dios, uno el Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús” (I Tim. II,5).

La justificación por la sola Fe, sin las buenas obras

Ahora bien, sin duda las doctrinas del mal llamado reformador tienen alguna base en el Nuevo Testamento. Pero sólo a costa de una lectura muy sesgada y que descontextualiza flagrantemente los textos en que se apoya. Ha de empezarse, obviamente, por el principio: la justificación por la fe. La fe de la que habla San Pablo y de la que Lutero asegura que justifica sin obras y sin Ley (mosaica) es la fe en Jesús. La fe en Quien respondió, a la pregunta por “¿qué obra buena he de realizar para alcanzar la vida eterna?”, “si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mt. XIX,16-17). La fe en Alguien que dijo: “No todo el que dice: ‘¡Señor, Señor!’ entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la Voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Muchos me dirán aquel día: ¡Señor, Señor!, ¿no profetizamos en tu nombre y en nombre tuyo arrojamos demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros? Yo entonces les diré: ‘nunca os conocí, apartaos de Mí los que obráis la iniquidad. Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será como el varón prudente, que edifica su casa sobre roca [...]. Pero el que me escucha estas palabras y no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena” (Mt. VII,21-27). ¿Cuáles son “estas palabras” que hay que poner por obra? Las del Sermón de la Montaña, que no “abroga la Ley o los Profetas, sino lleva a la Ley a la plena consumación” (Mt. V,17).

¿Será que San Pablo cambia las doctrinas de Jesús, ya que Éste dice que hay inicuos con fe? Pensar de tal modo sí que sería una blasfemia. Lo dice el propio San Pablo a Timoteo, antiguamente judío piadoso; la Ley es pedagogía divina, conforme a las enseñanzas de San Pablo, como no podía ser de otro modo: “desde la infancia conoces las letras sagradas, que te pueden instruir en orden a la salvación por la fe en Jesucristo. Pues toda Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y consumado en toda obra buena” (I Tim., III,15-17). Y los diez mandamientos de la Ley son el natural bien del hombre, que puede conocer, mediante la investigación recta: “en verdad, cuando los gentiles, guiados por la razón natural, sin Ley, cumplen los preceptos de la Ley, ellos mismos, sin tenerla, son para sí mismos Ley”. Luego la alternativa tiene que ser una distinta de la antes citada: San Pablo no cambia las doctrinas de Jesús. Y claro que lo es, véase lo que dice el propio Apóstol, en I Cor. XIII,2: “[si tuviera] tanta fe que pudiera trasladar los montes y me faltara el amor, nada sería”; y: “ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza y la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad” (I Cor. XIII,13). De nuevo, todas las declaraciones de San Pablo sobre las relaciones entre la Fe y las obras y la Ley mosaica, hay que entenderlas en el contexto, tanto de todo el mensaje Cristiano, partiendo de las palabras del Verbo de Dios hecho carne, como del momento histórico en que vivió el Apóstol y los problemas que enfrentaba.

Hay, pues, dos horizontes de interpretación, de ningún modo desconectados. Ha de empezarse por el mensaje cristiano, para luego pasar al plano histórico y, por último, ver las relaciones entre ambos planos. Un lugar en que se halla de manera contundente una respuesta a Lutero es en la Carta de Santiago. En ella se dice: “¿qué le aprovecha, hermanos míos, a uno decir: ‘yo tengo fe’, si no tiene obras? ¿Podrá salvarlo la fe? Si el hermano o la hermana están desnudos y carecen de alimento cotidiano y alguno de vosotros les dijere: ‘id en paz, que podáis calentaros y hartaros’, pero no les diereis con qué satisfacer la necesidad de su cuerpo, ¿qué provecho les vendría? Así también la fe, si no tiene obras, es de suyo muerta. Mas dirá alguno: ‘tú tienes fe y yo tengo obras’. Muéstrame tu fe sin obras, que yo con mis obras te mostraré mi fe. ¿Tú crees que Dios es uno? Haces bien. Mas también los demonios creen y tiemblan” (St. II,14-18).

Sin embargo, Lutero y sus “hijos” no aceptan la Carta de Santiago como inspirada, por lo que el argumento desde esta autoridad puede ser ineficaz. Pero considérense estas dos razones. Primero, el argumento de los demonios de Santiago es irrebatible: si la fe salva y los demonios creen, éstos tendrían que estar en el Cielo; pero eso es absurdo; luego, la doctrina luterana lo es. Segundo, Jesús y toda la Escritura apuntan claramente que, para ser “justo”, se ha de cumplir, con las obras, evidentemente, la Voluntad de Dios; hay que negarse a sí mismo, tomar su Cruz y seguir a Ése cuyo alimento es cumplir la Voluntad de su Padre y acabar su obra (Mt. XVI,24; Jn. IV,34). Y la fe sola no basta. El propio San Pablo asegura que “en Cristo Jesús, ni vale la circuncisión ni vale el prepucio,  sino la fe que actúa por la caridad” (Ga. V,6): “quien ama al Prójimo ha cumplido la Ley. Pues ‘no adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás’ y cualquier otro precepto, en esta sentencia se resume: ‘amarás al prójimo como a ti mismo’. El Amor no obra el mal del prójimo, pues el amor es la plenitud de la Ley” (Rm. XIII,8-10). Porque “si alguno me ama [a Jesús] guarda mi palabra y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn. XIV,23); así, el que le ama y guarda sus palabras, en quien mora la Trinidad, es el que ama al prójimo: “en esto conocerán que sois mis discípulos: en que os amáis unos a otros” (Jn. XIII,35). ¿Quiere alguien mayor claridad? Pero todavía queda algo por considerar: las profecías más importantes sobre la Alianza nueva y eterna que instauraría Jesús, se refieren a la capacitación por Dios a su Pueblo para ser buenos, obrar virtuosamente: “mirad que vienen días –oráculo del Señor– en que pactaré una nueva alianza con la casa de Israel y la casa de Judá. No será como la alianza que pacté con sus padres el día en que los tomé de la mano para sacarlos de la casa de Egipto, porque ellos rompieron mi alianza, aunque Yo fuera su señor (baal) –oráculo del Señor (Yahwéh)–. Sino que ésta será la alianza que Yo pactaré con la casa de Israel después de aquellos días –oráculo del Señor–: pondré mi Ley en su pecho y la escribiré en su corazón, y Yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo” (Jr. XXXI,31-33).

Ahora, ¿por qué insiste San Pablo en la fe y por qué parece aborrecer, en tantos pasajes, a la Ley, cuando Jesús no vino a abrogarla, sino a darle pleno cumplimiento? La respuesta tiene dos partes. La primera consiste en que San Pablo se enfrenta, como es claro en todas sus cartas, en Los Hechos, en La Carta a los Hebreos y en los escritos de tantos Padres de la Iglesia, a los judaizantes, a los convertidos del Judaísmo, que pretendían que, para seguir a Jesús, había que cumplir todas las determinaciones rituales exteriores prescritas por Moisés; cuando Jesús había sido claro en que lo importante es la pureza de corazón (cfr. Mt. XV,1-20). Así, San Pablo tenía que dejar claro que seguir a Jesús no necesita de los ritos judaicos. Para su época, la conclusión es ésta: el cumplimiento de la Ley, sin Jesús, sin la Gracia, sólo sirve para humillar al hombre, no porque, como en Kant o en Lutero, nuestras apetencias sean malas por necesidad, sino porque, por más que pongamos los más altos medios humanos, sin Jesús no hay Salvación. Y la enseñanza es vigente para todos los tiempos: quien quiera salvarse, por más que obre muchas hazañas extraordinarias, si rechaza a Jesús, no se salvará: “si hablando las lenguas de los hombres y de los ángeles no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Y si teniendo el don de profecía y conociendo todos los misterios y toda la ciencia y teniendo tanta fe que moviese los montes, si no tengo amor, no soy nada. Y si repartiere toda mi hacienda y entregare mi cuerpo al fuego, no teniendo amor, nada me aprovecha” (I Cor. XIII,1-3). Porque “el que guarda su palabra, en ése la caridad de Dios es verdaderamente perfecta”; pero “sabemos que lo hemos conocido si guardamos sus mandamientos. El que dice que lo conoce y no guarda sus mandamientos, miente y la verdad no está en él” (I Jn. II,3-5). Y, precisamente en este pasaje de I Jn., está la segunda parte, porque las obras del cristiano dependen de la creencia en Jesús: quien lo conoce es quien hace lo que Él mandó y enseñó.

Así queda removido el primer obstáculo que ponen los luteranos a la doctrina sobre el Primado de Pedro y sus sucesores en la Sede de su martirio. Quedan todavía otros cinco, según la lista de arriba.

La mediación única de Cristo

De los puntos tratados en el párrafo en el que se enuncian las objeciones de los luteranos, conviene tratar en primer término el de la mediación del Señor y la de la Iglesia. Es seguro que el único mediador per se es Jesús (I Tim. II,5); pero eso no elimina que haya otras mediaciones, por participación. Lo mismo sucede con otros muchos aspectos del ser. En efecto, Jesús dice que “nadie es bueno sino sólo Dios” (Mc. X,18); también: “uno solo es vuestro Maestro” (Mt. XXIII,8); igualmente: “uno solo es vuestro Padre, el que está en los cielos” (Mt. XXIII,9). ¿Tenemos que concluir, entonces, que los que aquí engendran, enseñan y realizan obras de virtud, no son padres, maestros y buenos, respectivamente, como los que aquí interceden por otros ante Dios no son mediadores, porque así lo dicen Jesús y San Pablo? Parece que no, porque Jesús también dice: “sed, pues, perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt. V,48). Y en todas partes habla de padres e hijos bien terrenales todos y es obvio que cuando manda a los apóstoles a enseñar a otros los constituye en maestros de otros; y hasta pide por los que, por la palabra de los apóstoles, crean en Él (Jn. XVII,20).

Pero, principalmente, ésa sería una manera muy torpe de entender la Palabra revelada: si Dios se revela al hombre, esa Revelación supone una condescendencia de Él para con nosotros, de modo que supone también que lo hace en términos que asumen nuestra naturaleza, nuestra capacidad de entender, nuestra experiencia y nuestro lenguaje. Así que querer reducir todo a la Revelación y Ésta al absurdo más arbitrario es desconocer completamente lo que hace falta para poder llegar a la Biblia y entender sus palabras mismas, lo cual es condición indispensable para entender a qué se refieren esas palabras. Después, por esas palabras, Dios nos lleva a realidades que nos superan completamente, pero si todo empezara por ahí, la Revelación no tendría caso y Dios haría lo torpe. El propio San Pablo pone aquí el inicio de un principio de comprensión: “lo cognoscible de Dios les fue manifiesto [a los gentiles, no herederos de la Revelación hecha al Pueblo de Israel], pues Dios se lo manifestó; porque desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, su eterno poder y divinidad, son conocidos mediante sus obras” (Rm. I,19-20). Entonces, si donde estén dos reunidos en su nombre, ahí está Jesús, y, por tanto, lo que ellos pidieren, Dios se los dará (Mt. XVIII,19-20), esos dos pueden, por participar de la Mediación única per se del Señor, ser mediadores, intercesores efectivos, entre otros hombres y Dios. Jesús es el único Mediador per se, pero, así como los padres participan de la Paternidad, porque del Padre “toma su nombre toda familia en los cielos y en la tierra” (Ef. III,15), los buenos de la Suma Bondad, los maestros de la Maestría que Es el Maestro, las verdades de la Verdad suma subsistente, las bellezas de la Belleza, los misericordiosos de la Misericordia, los justos de la Justicia, y un largo “así sucesivamente”, los mediadores humanos participan de su Suma Mediación.

Aún más. Es una sencilla contradicción en los términos decir que Jesús es el único Mediador, dado lo que dice San Pablo, inspirado por el Espíritu de Dios. Si San Pablo, lo mismo que San Mateo, San Marcos, San Lucas, San Juan, Santiago, San Judas Tadeo, los autores de las cartas de San Pedro y a los Hebreos, son autores inspirados, que transmiten fielmente lo que Dios nos quería enseñar por medio de su Hijo, El Mediador, no pueden sino ser ellos mismos mediadores. Y así no hay una única mediación: sólo una per sé, pero no una única, pues hay mediación participada. Dado lo cual, pues, decir que hay una sola mediación y autores inspirados otros que el Mediador es una contradicción en los términos mismos.

Y eso no es todo. En el Nuevo Testamento, en infinidad de lugares (Act., III,2-8; VIII,6; VIII,15-17; VIII,24; IX,34-35; IX,36-42; etc.), se atestigua que personas otras que Jesús realizaban milagros en su Nombre, en el Nombre de Dios, y hacían caminar paralíticos, resucitaban muertos, ¡y hasta hacían descender el don del Espíritu Santo! Todo conforme a lo que dijo el propio Jesús: que actuaran con poder en nombre de Dios uno y trino: “me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar cuanto yo os he mandado” (Mt. XXVIII,18-20). Y “a los que creyeren les acompañarán estas señales: en mi Nombre echarán demonios, hablarán lenguas nuevas, tomarán en la mano serpientes y, si bebieren ponzoña, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos y éstos se encontrarán bien” (Mc. XVI,17-18).

Mas, en todo caso, la Mediación de la Iglesia no es propiamente una mediación participada, como cualquier otra: es la propia Mediación per se del Señor: “al que es poderoso para hacer que copiosamente abundemos más de lo que pedimos o pensamos, en virtud del poder que actúa en nosotros, a Él sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén” (Ef. III,20-21). Y es que, entre la Iglesia y Jesús, no hay distinción: “Cristo es Cabeza de la Iglesia y salvador de su Cuerpo [...]. Los maridos deben amar a su mujer como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer  a sí mismo se ama y nadie aborrece jamás su propio cuerpo sino que lo alimenta y lo abriga como Cristo a la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo” (Ef. V, 22-33). Y no hay distinción porque el Espíritu de Cristo vivifica a la Iglesia (esto está en muchos lugares, pero se puede confrontar, por ejemplo, con el discurso de la Última Cena, en Jn. XIII-XVII), que es su Cuerpo; porque “donde hay un solo cuerpo, debe haber un solo Espíritu” (Tertuliano, Ad uxorem, I,2,9). Y porque “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos” (Mt. XXVIII,20), principalmente en la Eucaristía, en la que se entrega el Pan de Vida (Jn. VI,48). Así, es obvio que la Iglesia es mediadora de Salvación, que es una realidad salvífica, por querer de su Esposo, de su Cabeza, de la que Ella es el Cuerpo místico y Sacramento. Y lo es porque la gracia y la verdad, que vinieron y vienen por Jesucristo (Jn. I,17), nos alcanzan por la Iglesia, que brota del Costado abierto de Nuestro Señor, pues “Él se entregó por ella” (Ef. V,25) y es “Salvador de su Cuerpo” (Ef. V,23), y Éste –el Cuerpo– administra sus sacramentos.

La universalidad de la Iglesia y la sede Romana son diseño de Cristo

Los obstáculos segundo y tercero se refieren a que, según los luteranos, tanto la sucesión de Jerusalén a Roma, de Pedro a los Obispos de Roma, como la formación de la Iglesia universal no se fundan en el Nuevo Testamento, sino son posteriores a Él. Respecto de la universalidad de la Iglesia, trataremos primero. Cualquiera que haya leído lo que va de estos artículos podría decir que ya no hace falta responder a esto: el “que todos sean uno” de Jn., XVII,20, podría bastar; lo mismo que el hecho de que la Iglesia es Reino, uno en la Verdad, para salvación de todo el mundo. Porque Jesús vino a salvar a todos en un solo camino de Salvación. Pero añadamos que Él mismo lo dice de manera que no da ningún lugar a equivocaciones: “tengo otras ovejas que no son de este aprisco [los gentiles, los no judíos], y es preciso que las traiga, y oirán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor” (Jn. X,16). Las iglesias locales, son posteriores a la Iglesia Universal, pues de su universalidad es precisamente que nacen ellas, por el mandato de evangelización universal (Mt. XXVIII,19). Cada vez se hace más difícil entender cómo es que Lutero se proclamó a sí mismo “El evangélico”, con tanta tergiversación y tanto sesgo en la lectura. Pero sigamos.

El punto de la tradición de Jerusalén a Roma, sí se puede decir que está suficientemente tratado en lo que va del apartado.

Dios derramó su gracia, vida suya, que nos cura y nos eleva

Y lo mismo se debe decir del tema de los ministerios en relación con el tema de la donación actual de la gracia por Dios a los hombres, el cuarto de los obstáculos de los luteranos, en la lista que se anunció: ya está más que tratado. Pero se pueden recordar algunos puntos: si la Trinidad viene a morar en quien ama a Jesús y cumple sus palabras (Jn. XIV,23) y, por eso, ama al prójimo, ¿cómo no va a ser conferida toda otra gracia a quien es constituido en morada del Dios uno y trino? Pero, además, si al comulgar recibimos al Pan de Vida (Jn. VI), que es el Autor de la gracia; en el Bautismo y la Confirmación-imposición de manos recibimos al Espíritu Santo, como es claro en todo el libro de Los Hechos, etc., es imposible que nadie entienda que la gracia no se reciba ya actualmente. Y, dada la jerarquía de los discípulos de Jesús y los ministerios que son claros en todo el Nuevo Testamento y en los Padres, es patente que se trata de un ministerio sacramental: “recibid al Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados les son perdonados” (Jn. XX,22-23); “tomad y comed todos de Él, Éste es mi Cuerpo que será entregado por vosotros; haced esto en memoria mía” (Lc. XXII,20); “enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt. XXVIII,19). En el libro de Los Hechos se narra la efusión del Espíritu, en Pentecostés, cuando Jesús, “exaltado a la Diestra de Dios y recibida del Padre la promesa del Espíritu Santo, le derramó según vosotros veis y oís” (Act. II,33), y en muchos otros lugares. En la Transfiguración, Jesús muestra que la Gloria de Dios puede inherir en este cuerpo mortal nuestro; y “¿no sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu habita en vosotros? Si alguno destruye al templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios, que sois vosotros, es santo” (I Cor. III,16).

Hay Iglesia, Ella es Cristo y tiene una cabeza vicaria en la Tierra con autoridad real

Hay, pues, una Iglesia Universal, Católica, Reino de Unidad en la Verdad de los hijos del Dios Uno, que es Mediadora de la Salvación, pues Jesús habita en ella, todos los días hasta el fin del mundo. Ella, además, administra, principalmente por los sacramentos, la gracia que su Esposo tiene a bien donarnos y que es fundamental para la justificación, para que nuestros corazones sean virtuosos, con la Ley de Dios escrita en ellos, por lo que Lo amamos y hacemos las obras que nos encomendó, las de su Ley. De modo que no es ninguna blasfemia creer que hay un ministerio universal en esa Iglesia –quinto y último de los obstáculos anunciados–, dotado de autoridad jurisdiccional ordinaria, universal e inmediata. Pues ese ministerio lo confirió Jesús a San Pedro, a la Roca sobre la que se construye la Iglesia Universal, y de éste pasa a sus sucesores en la Sede de su martirio. Así, todas las objeciones de los luteranos quedan superadas.

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Así, la Iglesia triunfa de todas las objeciones de sus principales opositores: los cristianos que no reconocen plenamente la obra salvadora de Dios hecho hombre. En realidad, las objeciones no son muy fuertes que se diga: está muy claro cuál sea la Voluntad del Salvador, en cuanto al establecimiento de su Sacramento de salvación, su Esposa y Cuerpo Místico, de naturaleza universal, mediadora de la gracia y la salvación, administradora de los sacramentos, por los que se da realmente la gracia, que perdona los pecados, que cura de sus consecuencias, que nos eleva y nos da vida de Dios, el ser hijos suyos, realmente hijos, por adopción, participantes de la única Filiación divina por naturaleza de Cristo, que nos abre las puertas del Cielo. Está muy claro que Ella es universal, que, si no hubiera iglesias particulares, pero sí cristianos, un solo cristiano, habría Iglesia universal. Está muy claro que, en Ella, hay servicios, sacerdocio ministerial, para administrar los misterios del Señor, en especial, la Penitencia, la Eucaristía, la Conformación y, de manera principal, el Bautismo y la Unción de los Enfermos. Que ese sacerdocio tiene una plenitud en el episcopado, que lo obispos son tales, legítimamente, en comunión con su Cabeza visible, el Vicario, el Pastor Vicario, sucesor de Pedro, en la Sede de su martirio, el Papa, obispo de Roma, pastor universal. Es claro que el Papa tiene una autoridad de jurisdicción, que es un servicio de unidad en la Fe, en la moral, en la disciplina; esto es, también, Voluntad de Cristo, de modo que el Papa puede juzgar a todos y a él no lo juzga nadie; y eso es una nota constitutiva de la Iglesia y de su catolicidad, como lo es la infalibilidad del Papa, asistido por el Espíritu, en esas materias sobre las que recae su servicio de unidad y en cuanto titular de la Cátedra del apóstol. Es nula la pretensión del Patriarcado de Constantinopla a equipararse de alguna manera al Papa, como lo es la del Patriarca de Moscú: estas sedes son tardías y no se basan ni en principio apostólico alguno ni, por tanto, en la autoridad del Mesías, sino, más bien, en fábulas y en la incomprensión del mensaje evangélico y su relación con principios mundanos como el ser sede imperial. Todo esto fue reconocido ampliamente por los apóstoles y los padres de la Iglesia, de manera casi unánime, en muchos casos muy impresionantes (como el de San Ireneo y una pléyade adicional), se apoyaron en el principio apostólico contra la herejía. Además, dada la Voluntad de Cristo sobre el carácter indeclinable de la Iglesia, el servicio petrino no decae, es indefectible, durará hasta el fin de los tiempos, hasta la Segunda Venida de Cristo.

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Luego de estos tres artículos sobre el primado de Pedro, sobre su institución por parte de Jesús, sobre su historia, en los primeros tiempos de la Iglesia y hasta el momento del cisma de los así llamados ‘ortodoxos’, sobre las objeciones más importantes que se hacen al mismo, queda completamente en pie el Primado, el principio apostólico. Es algo que no puede esquivar un cristiano; algo que no puede esquivar ningún hombre, pues la salvación del mundo es Cristo, que vino para todos, y nos dejó a la Iglesia, con el Papa como su Cabeza Vicaria. Completamente demostrado que esto es así, no queda más que convertirse y luchar por vivir en la fidelidad al Salvador, en su Iglesia. Dados los huracanes que hoy la azotan y parecen hacerla zozobrar, la fidelidad hoy reclama una gran firmeza, firmeza doctrinal y virtud. Dios se ha dado a probarnos con extraños giros de los eventos, con cosas como la mentada Relatio post Disceptationem del Sínodo extraordinario de los obispos, el peor documento en la historia de la Iglesia, elaborado por los hombres más malos que alguna vez hayan estado en su jerarquía, traidores e infiltrados que han tenido un éxito asombroso (http://eticacasanova.org/2014/10/01/alerta-solicita-al-papa-la-excomunion-de-los-pastores-traidores/, http://eticacasanova.org/2014/09/22/el-sinodo-de-los-obispos-catolicos-de-kasper-la-tormenta-se-asoma-en-el-horizonte/, http://eticacasanova.org/2014/10/09/tirania-informativa-y-traicion-a-la-iglesia-el-curso-del-sinodo/, http://eticacasanova.org/2014/10/12/la-tirania-informativa-va-hasta-las-ultimas-consecuencias/, http://eticacasanova.org/2014/10/13/lo-hicieron-fue-wuerl-ahora-la-homosexualidad-es-un-don/, http://eticacasanova.org/2014/10/16/el-sinodo-de-la-tirania-mundial/); y, lo peor, han sido puestos allí por la persona que hoy por hoy ocupa la Sede apostólica, que parece vivir embarcado en un continuo reto a Dios mismo. Hay que rezar por Francisco; pero, mientras tanto, hay que vivir en una heroica confianza en el Todopoderoso, Creador y Salvador; y hay que vivir en pie de lucha con un mal que parece tragarse a la Iglesia, pues parece tragarse a toda la humanidad, una tiranía de las más vastas proporciones y del más corrupto mal. Se trata de la revolución, de nuestra revolución, la enemiga mortal, dentro y fuera de la Iglesia, pareciendo imponer los parámetros de su teología civil al planeta entero. Es el momento de la fidelidad, de la fidelidad, de la virtud, de la formación personal, es el momento de confiar en Dios, aunque no entendamos, hoy más que nunca. Es un momento de lucha, de rebelión, no contra la Iglesia, sino contra el gobierno revolucionario del mundo, contra la contra-iglesia. Así es la rebelión de hoy, nunca contra la Iglesia, aunque sea contra los que, desde adentro, la quieren destruir. Así es la rebelión; pero es necesaria. REBELIÓN, REBELIÓN, ESTAMOS LLAMADOS A LA REBELIÓN, POR LA IGLESIA, POR CRISTO, POR EL BIEN, TENEMOS QUE LANZARNOS CON TODO A LA REBELIÓN, A LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…



Aquelarre socialista del siglo 21 en el Vaticano

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La nueva sede del Foro [comunista] de Sao Paulo

Para perpetua memoria: Evo, hijo de Chávez, hijo de Fidel, hijo de Pachamama, indígena, ícono de los excluidos, presidente comunista de su país. Junto a él de su vecina, Argentina, Francisco, Papa, por la gracia de Dios. Imagen más que reveladora

Para perpetua memoria: Evo, hijo de Chávez, hijo de Fidel, hijo de Pachamama, “indígena”, ícono de los excluidos, presidente comunista de su país. Junto a él, de su vecina Argentina, Francisco, Papa, por la gracia de Dios. Imagen más que reveladora

Ya no hay que debatir más, los hechos hablan por sí solos. Del 27 al 29 de octubre, se reunieron en el Vaticano una serie de agrupaciones de “excluidos”, de “movimientos populares”, muchos, al menos, si no todos (sin dudas que es lo más probable) son  comunistas: indignados de España, cartoneros de Argentina, sin tierra de Brasil, Frente Comunal Bolivariano de Venezuela, “indígenas” bolivianos, de Kenia, de Suráfrica, de Irlanda, de la India, de Corea, de Francia, Vascos (hispano-franceses o franco-españoles), del mundo entero (copio abajo la lista). En su discurso del 28, Francisco nos informa claramente: cuando dice “hay que ir a las periferias”, eso significa “hay que ser la vanguardia del proletariado” (vid. discurso, en: http://www.celam.org/noticelam/detalle.php?id=MTA5NQ==). Claro que, como siempre, lanzó su disclaimer, se desmarcó del comunismo: “Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista”. Con este encuentro, este discurso, la Evangelii Gaudium y la asociación con Víctor Manuel Fernández, ya hemos llegado más allá del “disclaimer”, del escurrir el bulto, de escurrir ese fardo: you have been nailed, diría cualquier película hollywoodense: has sido capturado, pajarito. Y, fíjense, se ha asociado a sí mismo con el pajarito de Nicolás Maduro, sátrapa de Venezuela, con Hugo Chávez, quien, asegura su sucesor, se le aparece en forma de pajarito… Sobre eso, volveré después.

Ya no nos basta dirigir un ataque de escala total, una guerra de exterminio, contra la Fe cristiana, con generales de altísima graduación, cardenales, arzobispos, generales de los jesuitas, directores generales de Civiltates Cattolicas. Ya no basta con poner a la alta jerarquía de la Iglesia a unir la misericordia de Dios, que atendiendo a los ruegos de Abraham, salvaría a Sodoma y su hediondez, si había en ella 10 inocentes, con unir esa Misericordia infinita al pecado de los destruidos en esa ciudad depravada. No basta con decir que la torpeza, en cuanto tal, precisamente, es un aporte a la humanidad, que Cristo asumió para salvarnos. No basta con tener como mandamases a Cardenales arzobispos de Brasilias a Joaos Braces de Avices, jefes del Foro Espiritual Mundial, la religión mundial, es decir, de este mundo, enemiga de Dios. Con poner a este Cardenal a destruir congregaciones fieles. No basta. No basta con poner a Víctor Manuel Fernández a redactar documentos pontificios, cargándolos de comunismo y heideggerismo. Nada de esto basta. Hay que llegar al final. ¿Cuál es el final? Lo dijo Gilson, en Las metamorfosis de la Ciudad de Dios: el marxismo “el más importante esfuerzo histórico por instaurar el reino del anticristo en la Tierra”.

La doctrina social de la Iglesia ya no busca la justicia, general y conmutativa y distributiva: No, busca la “igualdad” marxista, nos hemos enterado. Es verdad que la Iglesia se había llenado ya de este modo inculto y sumergido en el espíritu mundano antes, pero me parece que se podía esperar más del Obispo de Roma, del Vicario de Cristo. Como es la aspiración de los autores del Manifiesto Comunista, los pobres, dice Francisco, no están sólo para padecer la injusticia, “luchan contra ella”; y no se pueden conformar con nada menos que un cambio de sistema, con derrotar las estructuras, las estructuras del reino del dinero, no pueden dejarse “anestesiar o de domesticar”. “Ustedes sienten que los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas”. “La apropiación de los bienes por parte de algunos”, es el gran enemigo, al que hay que derrotar, en eso consiste la solidaridad, que ha llegado a ser mala palabra. “También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales”. A la manera de Marx, de Hegel, de Heidegger, de todo historicista que se respete, nos asegura cuál es el ámbito de la lucha y quién la realiza: “La solidaridad, entendida, en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares”. Es la HISTORIA, SON LAS VANGUARDIAS DEL PROLETARIADO MUNDIAL.

En una apta traducción de Marx, poniendo fuera de combate, como suele hacer, a los que piensan, a los que reflexionan y son capaces de sacar a la luz la verdad y combatir el error, filósofos, teólogos, vuelve a aclararnos: “la realidad es superior a la idea”, puesto que “la realidad ES, la idea se CONSTRUYE” (Evangelii Gaudium, 231-233). “Este encuentro nuestro no responde a una ideología. Ustedes no trabajan con ideas, trabajan con realidades”, aseveró a su auditorio en el encuentro. Ockham jamás lo habría dicho mejor, jamás habría dado mejor justificación y sustento al gnosticismo modernista: la realidad y el intelecto no son connaturales, como afirma Kant, nuestro conocimiento no es una connaturalidad, una intención por la que realmente obtenemos y nos hacemos la realidad, toda la realidad, todas las realidades: la realidad es ininteligible, no es orden, no hay orden que funde tal unión. La realidad es una especie de caída, estructuras de opresión capitalista, su globalización es “providencial”, es la ocasión perfecta… para la revolución mundial, sobre todo si la misma es, al menos, respaldada por un Papa, si éste pone fuera de combate al peor enemigo de la revolución, con quien ella lucha desde el propio Ockham y su partner Marsilio y su Jefe Luis de Baviera, desde hace 7 siglos (vid. http://eticacasanova.org/2014/09/10/revolucion-cultural-origen-y-genealogia-hasta-el-porno-y-el-sex-drugs-and-rock-and-roll/): “Hoy, queridos hermanas y hermanos, se levanta en todas las partes de la tierra, en todos los pueblos, en cada corazón y en los movimientos populares, el grito de la paz”. El “grito de paz”, es grito de guerra contra el maligno capitalismo, que hace la guerra: “Hay sistemas económicos que para sobrevivir deben hacer la guerra. Entonces se fabrican y se venden armas y, con eso los balances de las economías que sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero, obviamente quedan saneadas. Y no se piensa en los niños hambrientos en los campos de refugiados, no se piensa en los desplazamientos forzosos, no se piensa en las viviendas destruidas, no se piensa, desde ya, en tantas vidas segadas. Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción, cuánto dolor”.  Es una ensoñación, es como si China no existiera, es como si el comunismo fuera respuesta de verdad al capitalismo, es como si no fueran dos materialismos ateos, economicistas, destinados a unirse, como lo han hecho, para el mal de todo el planeta, como si el planeta lo manejara el capitalismo, “el imperio del dinero” y no ese materialismo nihilista. Mínimo, estas declaraciones son ingenuidad rayana en el infantilismo, si quieren dar algún beneficio de la duda: ese beneficio está a punto de expirar…

En claros términos marxistas, se nos asegura que el problema es estructural, de un sistema en el que el trabajo se hace commodity… perdón, en el que al trabajador mismo se lo hace mercancía. “El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima del hombre, si el beneficio es económico, sobre la humanidad o sobre el hombre, son efectos de una cultura del descarte que considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”.

Es muy significativo que ese ícono de la revolución actual, el comunista gran sacerdote de Pachamama, Evo Morales, el gran “indígena”, estaba ahí… y su presencia era un grito y una imagen expresiva, de ésas que valen más de mil millones de palabras. Pero, por si teníamos alguna duda, en su discurso introduce términos y “razones” y herramientas, que todo venezolano sabe que pertenecen al “Socialismo del Siglo XXI”, al discurso y la labor destructora de Hugo Rafael Chávez Frías: “Desde ya, todo trabajador, esté o no esté en el sistema formal del trabajo asalariado, tiene derecho a una remuneración digna, a la seguridad social y a una cobertura jubilatoria. Aquí hay cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas, todo tipo de cooperativistas y trabajadores de oficios populares que están excluidos de los derechos laborales, que se les niega la posibilidad de sindicalizarse, que no tienen un ingreso adecuado y estable. HOY QUIERO UNIR MI VOZ A LA SUYA Y ACOMPAÑARLOS EN SU LUCHA”. Y sigue Chávez, ahora con su DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, quintaesencia del desmembramiento comunista de Venezuela: “Los movimientos populares expresan la necesidad urgente de revitalizar nuestras democracias, tantas veces secuestradas por innumerables factores. Es imposible imaginar un futuro para la sociedad SIN LA PARTICIPACIÓN PROTAGÓNICA DE LAS GRANDES MAYORÍAS Y ESE PROTAGONISMO EXCEDE LOS PROCEDIMIENTOS LÓGICOS DE LA DEMOCRACIA FORMAL [protagónico: término de nefasta e infausta memoria para el país suramericano]. La perspectiva de un mundo de paz y justicia duraderas nos reclama superar el asistencialismo paternalista, NOS EXIGE CREAR NUEVAS FORMAS DE PARTICIPACIÓN QUE INCLUYA A LOS MOVIMIENTOS POPULARES Y ANIME LAS ESTRUCTURAS DE GOBIERNO LOCALES [los soviets chavistas: las comunas, desmembramiento de la institucionalidad del país y de su estructura política federal], nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común. Y esto con ánimo constructivo, sin resentimiento, con amor [exactamente los mismos términos del resentimiento asesino chavista]”.

Luego hace esa equiparación  de tan feliz destino, a juicio de satanás, en nuestro mundo posterior a la Cortina de Hierro: Comunismo y maltusianismo, todo en uno, a lo Boff (a lo Víctor Manuel Fernández): “Un sistema económico centrado en el dios dinero necesita también saquear la naturaleza, saquear la naturaleza, para sostener el ritmo frenético de consumo que le es inherente. El cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la deforestación ya están mostrando sus efectos devastadores en los grandes cataclismos que vemos, y los que más sufren son ustedes, los humildes, los que viven cerca de las costas en viviendas precarias o que son tan vulnerables económicamente que frente a un desastre natural lo pierden todo”. El cambio climático, cáiganse para atrás, qué feliz estaría Maltus, qué feliz estaría Margaret Sanger: habría encontrado un cura que sabe lo que es el amor: inventar mentiras para matar chiquitos en el vientre de sus mamás. No digo que Francisco ande con esto último, pero anda repitiendo el discurso de Margaret y de los seguidores contemporáneos de Maltus. Y, a la manera de Margaret y otros muchos seguidores, se lo dice a gente pobre. En el caso de la libertadora de Greenwich Village, NY, NY, eso sirvió para desmoralizar a muchos pobres, lo que ha venido a llevar a su hecatombe total: la cantidad de negritos y latinos muertos por este discurso en Los EUA es demoledora…

Luego volvemos con cuestiones de destino universal de la creación, para deconstruir el derecho de propiedad, tan cristiano: “Hermanos y hermanas: la creación no es una propiedad, de la cual podemos disponer a nuestro gusto; ni mucho menos, es una propiedad sólo de algunos, de pocos: la creación es un don, es un regalo, un don maravilloso que Dios no ha dado para que cuidemos de él y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con respeto y gratitud”. Y me dices, “pero habla de Dios”. Mi respuesta: “pardiez, ¿qué esperabas de un Papa, que se presentara y empezara a decir que Dios es una proyección de nuestros deseos de perfección? Si el Papa se presentara como Feuerbach, toda la movida se caería en un segundo, no seas tonto”…

No podemos terminar esta semblanza de este discurso, esta reseña de este encuentro vaticano, sin traer un dato teológico descomunal. Se trata de la eclesiología de Francisco, que no parce creer en la Iglesia Católica de ninguna manera significativa. El 02 de agosto, Sandro Magister publicó un artículo en Settimo Cielo (Magiser: http://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2014/08/02/a-caserta-papa-francesco-e-piaciuto-ma-nel-resto-del-mondo-pentecostale-no/), sobre la visita secreta de Francisco a sus amigos evangélicos de Caserta, en Italia. En ella, Francisco, aparte de pedir perdón por cosas que no tienen que ver con la Iglesia, como prohibiciones de Mussolini de que esas sectas predicaran sus “enseñanzas” a la gente, aparte de eso, digo, aseguró que ellos, los evangélicos pentecostales de raíz gringa son partes de la Iglesia, que la Iglesia es un poliedro, en el que hay diversidad, pero, sobre ella, la unidad. Sin ninguna sorpresa del dios de Francisco, el de las sorpresas, el que está sobre las normas, sobre la ley, como Lutero y los mesías judío-cabalísticos, al estilo de Shabbetai Tzevi, sin sorpresas, los evangélicos lo rechazaron de inmediato. Lo sorprendente es que nosotros, los católicos, no hayamos hecho nada, nada para corregir, como San Pablo o Santa Catalina, a quien ocupa la Cátedra bendita del Primero de los apóstoles (Mt. X,2). Lo de ahora, sin embargo, es más grave aún. Ahora los comunistas, ateos, por definición, son parte de ese “poliedro”, en el que, a según, cabe todo: “Sé que entre ustedes hay personas de distintas religiones, oficios, ideas, culturas, países, continentes. Hoy están practicando aquí la cultura del encuentro, tan distinta a la xenofobia, la discriminación y la intolerancia que tantas veces vemos. Entre los excluidos se da ese encuentro de culturas donde el conjunto no anula la particularidad, el conjunto no anula la particularidad [los revolucionarios son puros por fiat definicional, de Marx, de Lenin, de Mao –vid. el Libro de Mao–, de Fidel]. POR ESO A MÍ ME GUSTA LA IMAGEN DEL POLIEDRO, UNA FIGURA GEOMÉTRICA CON MUCHAS CARAS DISTINTAS. EL POLIEDRO REFLEJA LA CONFLUENCIA DE TODAS LAS PARCIALIDADES QUE EN ÉL CONSERVAN LA ORIGINALIDAD. Nada se disuelve, nada se destruye, nada se domina, todo se integra, todo se integra. Hoy también están buscando esa síntesis entre lo local y lo global. Sé que trabajan día tras día en lo cercano, en lo concreto, en su territorio, su barrio, su lugar de trabajo: los invito también a continuar buscando esa perspectiva más amplia, que nuestros sueños vuelen alto y abarquen el todo”.

Y toda esta debacle para la Fe procede de fuente segura: un rabino del siglo XIII, que muestra cómo son opresores los ricos y puros los proletarios, desde la Torre de Babel, desde la época de los hijos de Noé: “Y, para graficar, recuerdo una enseñanza de alrededor del año 1200. Un rabino judío explicaba a sus feligreses la historia de la torre de Babel y entonces contaba cómo, para construir esta torre de Babel, había que hacer mucho esfuerzo había que fabricar los ladrillos, para fabricar los ladrillos había que hacer el barro y traer la paja, y amasar el barro con la paja, después cortarlo en cuadrado, después hacerlo secar, después cocinarlo, y cuando ya estaban cocidos y fríos, subirlos para ir construyendo la torre. Si se caía un ladrillo, era muy caro el ladrillo con todo este trabajo, si se caía un ladrillo era casi una tragedia nacional. Al que lo dejaba caer lo castigaban o lo suspendían o no sé lo que le hacían, y si caía un obrero no pasaba nada. Esto es cuando la persona está al servicio del dios dinero y esto lo contaba un rabino judío en el año 1200 explicaba estas cosas horribles”.

***

Hermanos queridos. Este tipo de discurso, este tipo de gestos, tienen que acabarse. No podemos seguir tragándonos esto. Ya se ha ido muy lejos en la tarea de destrucción de la Iglesia. Este encuentro es demasiado, es la introducción de Satanás en persona en la Casa desde la que Dios reina sobre su Iglesia. Él está en todas partes. Él está verdadera, real y sustancialmente, en todos los sagrarios, en todas las misas, en todas las almas que comulgan. Pero Él escogió dirigir su Iglesia desde Roma, desde la Cátedra de Pedro, esto no puede ser. No se puede admitir esto; ni un segundo más. El pueblo fiel, siendo fiel, tiene que levantar la voz, tiene que rezar, tiene que sacrificarse, tiene que asumir la autoridad instituida por el Señor, tiene que apegarse con fuerza a la Tradición sagrada. Pero al hermano hay que reprenderlo, si le hace falta: Levítico XIX,17, dice “deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él” y esa reprensión es lo opuesto del odio. Con respeto, pero con firmeza, hay que reprender a este hombre, a Francisco, pues se ha ido de madre. Quizás, se deba a que ha sido aplaudido demasiado: suele pasar, se pierde el contacto con los defectos propios, todo lo que se hace se cree infalible. Por eso, hay que reprenderlo, por amor a él, POR EL AMOR DE DIOS. O hay un movimiento o esto se pone color de hormiga: la Fe, la unidad de la Iglesia, que el mundo no caiga, impunemente, en una tiranía sin frenos. Es mucho lo que está en juego. Si este artículo, que lo que hace es citar y poner en perspectiva, no te convence, entonces hay un verdadero problema de criterio en ti. Lee tú mismo el discurso, ve quiénes participaron del tal encuentro, verifica todo lo que digo aquí. No hay nada falso en lo anterior. Eso es lo grave. Se requiere de la REBELIÓN DE LA ESENCIA, QUE ES FIDELIDAD, FIDELIDAD HEROICA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN. LA ÚNICA VERDADERA REBELIÓN, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…

Participantes búsquenlos con Google, se asombrarán:

Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) – Brasil

National Coordination of Peasants’ Organizations (CNOP) – Mali

Kagad Kach Patra Kashtakari Panchayat (KKPKP) – India

Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores (FACyR) – Argentina

Mouviman Peyzan Papay (MPP) – Haití

Union Of Agricultural Work Committees (UAWC) – Palestina

National Slum Dwellers Federation – India

Korean Women Peasants Association – Korea

Turkish Peasant Confederation (CIFTCI-SEN)- Turquía

New Zealand Council of Trade Union – New Zealand

Independent Democracy of Informal Economy Associations- Camboya

Movimiento Nacional De Trabajadores Cristianos (MMTC) – Rwanda

South African Waste Pickers Association – South Africa

Zimbabwe Smallholder Farmer Forum (ZIMSOFF) Zimbabwe

Kenya National Alliance Of Street Venders And Informal Traders (Kenasvit) – Kenya

Zambia Homeless And Poor People’s Federation – Zambia

Youth Organization of The Kurds – Siria

Asociación Nacional De Recicladores De Colombia (ARB) – Colombia

União Nacional de Camponeses (UNAC) – Moçambique

Tunisian Forum For Economic And Social Rights – Tunisia

The French Organizations Droit Au Logement/No-Vox – France

Syndicate Of Informal Workers (Homenet Eastern Europe) – Bulgaria

Spirit Of Youth Association For Environmental Services (Zabaleens) – Egypt

South African Waste Pickers Association – South Africa

South African Federation of the Urban Poor – South Africa

Federación Uruguaya de Cooperativas de Viviendas por Ayuda Mutua (FUCVAM) – Uruguay

Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) – México

Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) – México

Shehab Institution – Egypt

Shack Dwellers International/Zimbabwe Affiliate – Zimbabwe

Shack Dwellers International (SDI)

Slum Dwellers International

RIMAFLOW, Fabbrica Recuperata – Communia Network – Italy

Re-Food 4 Good – International

Proceso de Comunidades Negras (PCN) – Brasil

Plataforma Afectados Por La Hipoteca (PAH * co-fundador a título personal) – Spain

Parlamento Xinca – Guatemala

Network for Political and Social Rights – Grece

National Union of Metalworkers of South Africa (NUMSA) – South Africa

National Family Farm Coalition (NFFC) – USA

Movimiento Nacional Empresas Recuperadas (MNER) – Cooperativa Subpga – Argentina

Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) – Argentina

Movimiento Indígena-Campesino De Chiapas – México

Movimiento De Trabajadores Excluidos (MTE) – Argentina

Movimento De Mulheres Camponesas (MMC) – Brasil

Minga Informativa de los Movimientos Sociales (ALAI) – Latinoamérica

Malawi Union for Informal Sector – Malawi

Liga Operária Católica –

Levante Popular Da Juventude – Brasil

La Junta – Perú

Korean Women Peasants Association – Korea

Karnataka State Farmers Union (KRRS) – India

Kagad Kach Patra Kashtakari Panchayat – Waste Pickers Collective (KKPKP) – India

Kagad Kach Patra Kashtakari Panchayat – India

Jeunesse Ouvrière Chrétienne Internationale (IYCW) Aisbl

International Coordination Of Young Christian Workers (ICYCW-CIJOC) – France

Industrial Workers Of The World (IWW) –

Homeless Peoples Fedreation – Philippines

ETC Group

Hermandad Obrera De Acción Católica (HOAC)

Genuino Clandestino – Italy

Frente Nacional Comunal Simón Bolívar (FNCSM) – Venezuela

Forum Des Alternatives – Morocco

Federacion Nacional De Recicladores Del Ecuador – Ecuador

Farm Worker Association Of Florida – USA

Faith In Community Scotland – Scotland

European Coordination Via Campesina

Enhe Bizkaia (Euskal Herria)- Spain and France

Corriente Villera Independiente (CVI) – Argentina

Coord. Nac. de Org. de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas (CONAMURI) – Paraguay

Coordenação Nacional De Entidades Negras (CONEN) – Brasil

Consejo Coordinador Obrero Popular (COCOPO – MLN) México

Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas (COPINH) – Honduras

Conseil National De Concertation Et De Coopération Des Ruraux (CNCR) – Senegal

Confederation Paysanne (CIFTCI-SEN) – Turquía

Conf. Nacional De Mujeres Campesinas Indigenas Originarias Bartolinas Sissa – Bolivia

Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) – Argentina

Condederacion De Trabajadores Por Cuenta Propia CNTCP – Nicaragua

Comité De Unidad Campesina (CUC) – Guatemala

Children and Youth in Action for Sustainable Future (CYASF) – Philippines

Centro Sociale Leoncavallo – Italy

Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr. (CMMLK) – Cuba

Central Única dos Trabalhadores Minas Gerais – Movimiento Sindical de Maestros (CUT)

Central de Movimentos Populares (CMP) – Brasil

Border Agricultural Workers – US/Mexico Border

Bigkis Lakas Pilipinas (Fishermen) – Philipines

Biffins – Francia

Banca Etica – Italia

Associazione Trentini Nel Mondo Onlus – Italy

Association des Marchés Economiques Locaux du Recyclage (AMELIOR) – France

Associação Juízes para a Democracia – Brasil

Associacao Dos Peradores E Trabalhadores Do Sector Informal (ASSOTSI) – Mozambique

Asociación Nacional de Trabajadores Agropecuarios (ANTA) – El Salvador

Asociación Democracia Real YA (Indignados) – Spain

Asociación Democracia Real Ya (Indignados) – Spain

Asociación De Trabajadores Del Campo (ATC) – Nicaragua

Asian Social Institute (ASI) and CBSCom Cooperative – Philippines

Articulação Dos Povos Indígenas Do Brasil (APIB) – Brasil

Shack Dwellers International (SDI)

United Steelworkers – USA

Truth Foundation – South Korea


El mundo de la tolerancia

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Un arbitrio sin límites se abre para todos, sólo los poderosos sobrevivirán

Un mundo feliz: todos hacen lo que les dé la gana, los deseos son derechos y éstos ley. El poderoso no tiene cortapisa, el hombre común será aplastado... muy feliz

Un mundo feliz: todos hacen lo que les dé la gana, los deseos son derechos y éstos ley. El poderoso no tiene cortapisa, el hombre común será aplastado… muy feliz

Hablemos de la TOLERANCIA:

Cinco pastores protestantes de Houston están bajo amenaza, con órdenes de someter sus sermones y toda su correspondencia, aún sus emails, a las autoridades, que andan viendo si, siguiendo la Biblia, han estado hablando en contra de la homosexualidad (http://www.archgh.org/blog/main.asp?Tid=1654&id=461&cat=Archdiocesan).

Dos pastores de Idaho están amenazados de cárcel, si no convienen en celebrar mal llamadas bodas “gay” (http://www.adfmedia.org/News/PRDetail/9364).

En Nueva York están por permitir el incesto, entre tíos y sobrinos, y muy pronto esto quedará atrás, como todos los “tabús” (https://www.lifesitenews.com/news/new-york-appeals-court-unanimously-oks-some-incestuous-marriages).

De eso se trata, de acabar con el orden natural, porque cada quien tiene que poder hacer todo lo que le dé la gana… La gente cree ser libre cuando cada quien hace lo que le da la gana. El problema es que, cuando eso es así, no hay quien ponga freno a las ganas de los poderosos, que podrán acabarte, si les da la gana. Y no habrá quien pueda quejarse, ya que la ley es la de la gana. De hecho, si te quejas, les darán, sin dudas, gana de acabarte más rápido. Al final, en el desastre, alguien tendrá ganas de que haya un semblanza de orden, ya no el natural, sino uno que le salga de la gana. El totalitarismo será imparable. No se preocupen, ya estamos llegando a eso… Sigan hablando de tolerancia, queriendo decir, inmoralidad sin límites, la vamos a pasar bien todos.

***

Tengo dos ejemplos de cómo opera la “tolerancia”, corrompiendo a las personas decentes, gente que ha tenido educación similar a la nuestra, gente capaz de connivir con el homicidio, con la corrupción de sus propios hijos. Vamos a verlo y verán hasta dónde llega la tiranía ya, cómo abraza al mundo, cómo está cerca de meterse en nuestras casas… y ni nos hemos dado cuenta:

Una señora mamá del colegio de uno de mis hijos pone en Facebook una propaganda de todas las inmoralidades: filicidios, sodomía, drogas, pornografía. Tuve que responderle, no pude quedarme callado:

FULANITA, con todo el respeto que me mereces, tengo que decirte esto, en defensa de la Fe, del Amor, de la vida y la decencia, los cuales tú, probablemente sin mala intención, estás atacando de manera inmisericorde (sinceramente, no parecen, para nada, cosas tuyas o de alguien de un colegio mariano, como el nuestro): matar un bebé no es derecho de nadie, es un homicidio, si quieres, lo llamas con algún eufemismo, algún doctor, alguna vez, me sugirió, para matar a Verónica, llamarlo “terminar el embarazo”; lo peor es que todos estos homicidios, de los seres más indefensos del mundo (50 MM al año), suceden porque 50 MM de madres al años deciden matar al fruto de sus entrañas: unos cuantos millones tienen después el devastador síndrome post aborto. Drogarse no es ningún derecho, las drogas son de las peores plagas de la historia, sin lugar a la más remota duda, millones se destruyen, día a día, bajo la adicción y la potente degradación; miles de millones han sucumbido al poder imparable de esta inmoralidad. El mal llamado “matrimonio” homosexual tampoco es un derecho, es la punta de lanza de una revolución anti-cristiana para acabar con la familia; a la inmensa mayoría de los homosexuales (el 2% de la población) tampoco le interesa la tal unión, pues, donde se ha legalizado, se han casado en porcentajes ínfimos: 5%, aproximadamente; el matrimonio es de un hombre con una mujer, para el bien de la sociedad y de la especie humana, eso lo dice la naturaleza, como la desentrañó, por ejemplo, Platón (Leyes X). La pornografía no es ningún derecho, es una aberración sinsentido, que destroza a adolescentes, crea adicción, genera depresión y suicidios, destruye matrimonios, se basa en la degradación de la mujer y, en no poca medida, en la esclavitud sexual. Te dejo dos enlaces sobre la homosexualidad: uno del gobierno de los Estados Unidos y el Washington Post y otro una recopilación de declaraciones del líderes del Lobby gay, sobre su intención de destruir a la familia, a la que odian, en su odio infinito a la humanidad. Todo esto lo hago con un amor intenso a la posesión por todo el mundo –sobre todo los conocidos de muchos años, con los que me atan muchos lazos– de un corazón recto:

(http://www.washingtonpost.com/national/health-science/health-survey-gives-government-its-first-large-scale-data-on-gay-bisexual-population/2014/07/14/2db9f4b0-092f-11e4-bbf1-cc51275e7f8f_story.html)
Las verdaderas intenciones y justificaciones para el “matrimonio” homosexual (éste es una argumentación filosófica sobre el asunto, al final están las declaraciones de los 12 líderes del lobby gay de todo el mundo): http://eticacasanova.org/2013/06/16/las-verdaderas-intenciones-y-justificaciones-para-el-matrimonio-homosexual/.

***

Éste es el segundo ejemplo:

Un amigo puso en la misma red social un “estado” en el que se dolía y mostraba su preocupación por el asunto del cuento ése “Nicolás tiene dos papás”, que en Chile le quieren dar a los chiquitos de 4 años, para corromperlos desde chiquitos. Unos campeones, todos sus alrededores chilenos, le replican que hay que enseñar la “tolerancia”. Ya está claro: de lo que se trata, primero, es de idiotizar a los papás, con mentiras del tipo de la “tolerancia”: si corrompes chamitos, te toleramos; si dices que es grave hacerlo, te atacamos inmisericordemente. Se trata de que todos nos hagamos hijos del diablo, del homicida desde el principio, mentiroso y padre de la mentira (Jn. 8,44): la “tolerancia” es su hija, la hija del padre de aquélla: sustituye a la caridad, que es bien de verdad y exige corregir al que anda mal, para que vaya bien; pone a los hombres a justificar lo injustificable; se empecinan en el mal; y ahora corrompen a los niños, con impunidad. Y queda en la penumbra lo más importante: los homosexuales no quieren casarse, en todos los sitios en los que se ha aprobado su “matrimonio”, su unión que no llega ni a parodia de matrimonio, usan de él entre 3 y 5 por ciento de ellos, que son el 2% de la población; y son los más enfermos y adictos, según el “tolerante” gobierno de Barack Obama, EL REY HISTÓRICO DE LA “TOLERANCIA”, y el Washington Post (el ya citado arriba). Muchos de ellos son depredadores sexuales. ¿Qué, que soy un católico fanático e “intolerante” “medieval”? Miren el caso de los curas pedófilos, vamos a hablar a calzón quitao: se trata de un poco de obispos pro sodomía o sodomitas ellos mismos, que cogieron a curas psicólogos (primer error o PECADO) y, con sus “racionalizaciones” metieron a Freud, a Rogers, a Maslow (aunque, sobre todo a aquél) en los seminarios. Busquen quién es el arzobispo Bernardin, quién monseñor Rembert Weakland, quién el padre Kennedy; se llevarán sus sorpresas: ¿represión? No, Freud, TODO LO CONTRARIO…

***

Hermanito, donde lo veas, donde esté el mal hoy, denúncialo, no nos queda otra. Nos quedamos dormidos y se llevaron, secuestraron a todos los compañeritos de nuestros hijos, llevándose a sus papás. O nos ponemos las pilas o nuestros hijos, nuestros matrimonios, nuestra hombría, se las van a llevar también. Sólo queda una salida a un hombre hoy, si es que quiere ser hombre de verdad, pelear. SÓLO HAY UNA RESPUESTA, UNA ACTITUD, UN CAMINO, PARA EL HOMBRE DE HOY: LA REBELIÓN, REBELIÓN MACHA, REBELIÓN TOTAL, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


A mis amigos tradicionalistas (I)

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Abandonando la autoridad, han hecho el trabajo de Gramsci, no pueden seguir

En un momento de la historia, la Iglesia pareció romperse, en 1965.

Arrio, creó una gran crisis en el siglo IV. La actual deja aquella como un juego de niños. La fidelidad tiene que ser heroica, más que nunca

Arrio, creó una gran crisis en el siglo IV. La actual deja aquella como un juego de niños. La fidelidad tiene que ser heroica, más que nunca

Estos dos artículos “gemelos” los considero cartas y van en continuación de mis tres artículos sobre el Papado como constitutivo esencial de la Iglesia (que cito abajo) y de los otros que he escrito sobre el desastre que es el Pontificado actual, de las últimas semanas.

Vamos a estar claros, en la ruptura luterana hubo defecciones, traiciones, toda clase de excesos y males. Cuando Arrio, un número importante de clérigos se fue tras la cristología falsa, contraria a la Revelación bendita, los cristianos de verdad estuvieron fuertemente a la defensiva, bajo un asedio que parecían no poder soportar, por el número de los otros, por los poderes que los sostenían. En la época del Gran Cisma y del temporal triunfo del conciliarismo de Ockham y Marsilio, el Papado vivió un oscuro eclipse, cualquiera hubiera podido ver ahí señales de tiempos muy malos por venir; y sí que vinieron. Todas esas épocas fueron terribles, entre los momentos peores de la historia de la Iglesia, tremendas rupturas, imponentes pérdidas, de almas, de la unidad, graves confusiones, la barca parecía zozobrar, grandes injusticias contra los verdaderamente fieles. Pero ninguna de esas épocas se compara a los dolores actuales.

Se ha dicho mucho que el siglo IV se parece mucho a la actualidad, el número de los infieles, su carácter sacerdotal, la soledad del laicado, la persecución a los buenos. Hay, en verdad, similitudes, pero las desemejanzas también son impactantes: los poderes que se levantan hoy para sostener a los malvados son muy superiores a los que apoyaron a los arrianos; además, los potentados de hoy no son cristianos con una visión desviada, son gente que odia a Cristo como es imposible que se lo pueda odiar más, por seres humanos, en esta vida terrena; las disputas no son filosóficas y teológicas, no se trata de la imagen de Dios, sobre la que puedes estar en el error, pero bajo principios elevados, lo de hoy es un ataque dirigido y orquestado desde la entrepierna, en el que lo que está en juego son las perversiones más degradantes y los bienes más básicos, desde la familia, célula fundamental de la sociedad, semillero de la humanidad.

Lo de hoy es un mal desatado, consciente, virulento, nunca antes visto, es el nihilismo, la corrupción luego de que la semilla evangélica germinara, es la peor corrupción, es la corrupción de lo mejor, de lo más elevado; por eso, es una corrupción que no parece tener límites, es una deificación usurpadora y consciente, es la reunión de todas las tiranías, de todos los gnosticismos, todos los sofismas, todas las herramientas de la mentira y la opresión, es la corrupción más grande que pueda pensar la humanidad, sin lugar a la más mínima duda. Jamás encontrarás a un Heidegger caminando por las calles de Grecia, de Roma, de la Persia Sasánida, del mundo del viejo brahmanismo: un demonio que reúne a Descartes, Kant, Husserl, Hegel, Marx y Nietzsche, con lenguaje sacado de los clásicos griegos, con conciencia respecto de los presocráticos, con una visión de las religiones del mundo, de las divisiones del Cristianismo, con los ataques positivistas, con los “avances” psicoanalíticos. No encontrarás a un Freud, a un Reich, a un Sartre, a un Foucault, a un Rahner, a un Bultmann, a un Kühg, y para de contar. Por eso, no ha habido antes mundos que sean paraísos de la adicción a las drogas, de la destrucción de la familia, con más de 2.000 millones de bebés muertos en las barrigas de sus mamás y una miríada de gente, mientras tanto, defendiendo los derechos humanos de los animales, los derechos de las mujeres a matar a sus hijos, a jueces metiendo presos a los papás de esos niños que quisieron evitar que fueran asesinados, a “filósofos”-ideólogos conocidos mundialmente como Peter Singer, confesando que el aborto es homicidio, pero que las mamás tienen derecho a eso, pero los animales no han de ser tocados… y comer carne es, cada vez más, motivo de fuerte preocupación, cerca de ser proscrito… salvo que seas un “indígena” y quieras comer carne humana. Jamás encontrarás a cinco países líderes del mundo actual (Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia y Estados Unidos), enemigos de la Iglesia, traficando opio, como política oficial, a un sexto país (China), para destruirlo y derribar a su gobierno, porque al mismo no le interesa comerciar con las baratijas de la industria del “progreso”: las guerras del opio. Jamás el hombre se había deificado de esta forma; jamás había sido bienvenida, de manera consciente, toda aberración; jamás se había atacado a la fe con armas tan poderosas y sutiles, a la manera de Orwell, 1984, y de Huxley, Un mundo feliz. Jamás se había intentado de manera consciente y programada un experimento como el de la “religión mundial”, con sus avanzadas de sincretismo universal, nunca antes visto, en el que se reúnen todas las religiones del mundo, en una sola amalgama sin sentido, todas en pie de igualdad, fuertemente corrompidas, sin ningún cuidado de la verdad y para destruirlas a todas, salvo las que sean sincretistas y arrabaleras de suyo.

No, no hay, en verdad, comparación entre el siglo de Arrio y los problemas presentes, con todo y los males que aquejaban al Imperio romano decadente. Voy a poner una última prueba: En este mundo de totalitarismos, abortos, drogas, familias despedazadas, desmadre sexual, relaciones quebradas, depredación sexual, de más esclavos que nunca antes, de tráfico de personas por millones al año, de la pornografía, de la pornografía infantil, del abuso de niños como nunca antes, de irracionalidad rampante, de defección de la Fe como no había ocurrido en 2000 años, en esta debacle de la humanidad, yo he oído a gente culta y sensata diciendo que no puede ser ésta ninguna semblanza del final de los tiempos, pues no estamos en ningún gran dolor, no es ésta, a según, “la gran tribulación”. Bueno, no aseguro que lo sea, pero ¿no es una gran tribulación? A lo mejor, hoy en día, hasta católicos muy ortodoxos, inteligentes, buenos, muy conocedores de Santo Tomás, etc., vivan en algún tipo de superficialidad, respecto de alguna zona de su vida: “como no se meten conmigo, no es conmigo”: ¿no se han metido contigo, mi compadre, entonces qué llamas tú meterse contigo, que vengan a mutilarte físicamente?

En este mundo de males arrasadores, en esta aplanadora-trituradora-pulverizadora en que está la humanidad, salen unos clérigos que quieren que la Iglesia se amolde al mundo. Entonces, aparecen doctrinas de la misericordia, historicismo, esto es, nihilismo disfrazado de una manera muy diabólica, inteligente, de relativismo cultural radical; aparecen los curas “chéveres”, “padres” (como dicen los mejicanos), aparece lo que Michael Voris llama “the church of nice”, la “iglesia de la buena nota”. Las misas hootenanny de los Estados Unidos, del homosexual y administrativamente corrupto (para satisfacer a su amante), confeso, Rembert Weakland, ex arzobispo de Milwaukee, inventor de la introducción de la música moderna a la liturgia, “para caerle bien a los jóvenes”. Aparecen Piero Marini, Annibale Bugnini, Carlo Maria Martini, el defensor de los comunistas Casaroli. Aparecen Bernardin, destructor de la Iglesia de los Estados Unidos (junto a Mahoney, Los Ángeles, Cushing, Boston, Dearden, Detroit, y pare de contar); aparece Hesburgh, rector de Notre Dame, quien introdujo a Saul Alinsky a esa universidad (aquí hay que darle “crédito” también a Bernardin y a los presbíteros Meegan e Egan), acabó con su tomista escuela de filosofía (en nombre de la “apertura”), punta de lanza de Rockefeller en el Concilio Vaticano II y en la comisión de Pablo VI para estudiar la anticoncepción, el aborto, etc. Así aparecen estos curitas comunistas Iberoamericanos, ateos con sotana, que inauguraron el uso de quitarse la sotana, curas guerrilleros, engañadores, confesores del “cristo histórico”, el “pueblo proletario en busca de su liberación, de la revolución contra las condiciones económicas de explotación”, corruptores de todas nuestras instituciones: seminarios, universidades católicas, institutos de caridad, colegios, responsables de la tremenda caída de nuestra América, aliados de los de afuera, de gente como el presidente venezolano Guzmán Blanco, que expulsó de Venezuela a los monjes, lo que duró 60 años largos y destruyó la educación del país y mucha de su ligazón social.

Es más, no sólo es ésta época, por todo lo visto, inconmensurablemente más mala que el siglo IV, es mucho peor de lo que soñó Pío X: él hablo de la “herejía modernista” y de que el anticristo ya podía estar por ahí, por los males tan terribles que había, en 1905. No soñó con la inmundicia, la podredumbre, del mundo presente, con la postmodernidad, no como “herejía”, sino como apostasía explícita, defendida descaradamente y esgrimida, desde la autoridad, para acallar a los defensores de la Fe. Denuncias a un rematado, comprobado, pedófilo y serás motejado de enemigo de la Iglesia, sembrador de discordia, gritón, desleal; y la pregunta nadie ni la plantea: yo soy eso, pero ¿y el pedófilo cardenal, qué es él; qué son los obispos que metieron a Freud en los seminarios, para generar la crisis de la pedofilia, unas palomitas intocables?

Todo esto se completa, cuando un Papa, un Vicario de Cristo, uno que ejerce el Servicio primacial de unidad de Fe y disciplina, que es constitutivo del ser Iglesia, más todavía, cuyo reconocimiento es esencial para pertenecer a la Iglesia de Jesucristo (vid los artículos http://eticacasanova.org/2014/10/26/dialogo-ecumenico-y-el-primado-de-pedro/; http://eticacasanova.org/2014/10/08/la-catedra-de-pedro-principio-constitutivo-de-la-iglesia-reconocida-universalmente-en-todo-el-primer-milenio-2/; http://eticacasanova.org/2014/10/08/la-catedra-de-pedro-principio-constitutivo-de-la-iglesia-reconocida-universalmente-en-todo-el-primer-milenio/), parece suscribir como maravillas todos los elementos del desastre descrito. El Papa que, cuando dio clases de literatura, para que no se aburrieran sus alumnos, buscó, en lugar de impartir el Cid, la literatura “picante”; según le dice a Antonio Spadaro, director de la Civiltà Cattolica, en la tristemente famosa entrevista que le concedió el 19 de septiembre de 2013: “fue una cosa un poco atrevida […], no les apetecía […] me pidieron leer García Lorca […], querían leer obras más ‘picantes’, contemporáneas, como La casada infiel, o clásicas, como La celestina, de Fernando Rojas”. El papa que pone a un equipo de destructores de la Fe a tener todo el poder; el que pone como director espiritual del Instituto de Obras Pontificias a Gian Battista Ricca, publico sodomita, que dejó una estela de escándalos en Uruguay; y, ante las acusaciones y pruebas públicas, se limita a decir que el susodicho no tiene sino pecados viejos (vid. entre otros, estos artículos de Sandro Magister: Doble tempestad en el IOR, http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350551?sp=y; El prelado del lobby gay, http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350561?sp=y; Ricca y Chaouqui, dos enemigos en casa, http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350582?sp=y). El Papa que dijo que “Dios no existe” (que “existen las personas”), el que dijo que “Dios no es católico”, que la conciencia es el juez último, en cuanto “subjetividad”, de la moral, el que dice que no hay principios no negociables, el que dirige aquelarres comunistas en el Vaticano (vid. http://eticacasanova.org/2014/10/31/aquelarre-socialista-del-siglo-21-en-el-vaticano/), el que lanza al ateo (o de dudosa creencia) Kasper como líder intelectual de la Iglesia Universal (vid. http://eticacasanova.org/2014/09/22/el-sinodo-de-los-obispos-catolicos-de-kasper-la-tormenta-se-asoma-en-el-horizonte/); el que pone a un líder de la religión mundial, Joao Braz de Aviz a destruir una orden fiel como los Franciscanos de la Inmaculada. Bueno, vamos a dejar la lista de aspectos de este pontificado aquí; y vamos a agregarlo a la lista de aspectos del mundo de hoy que no tienen paralelo en la historia.

El desastre es total. Amigos tradicionalistas, SSPX, sedevacantistas y demás tipos de este género de cristianos. Vean bien, en todo lo dicho, por la mayor parte, yo, en el peor de los casos, estoy de acuerdo con los más “realistas” de ustedes en el diagnóstico. Yo entiendo mucho: es difícil, es casi contra natura, el sostenerse en la Iglesia hoy en día, en la era de Francisco, en la era del posmodernismo, en la era de la pedofilia, de Kasper, de la “misericordia” modernista puesta como antagonista a desbancar a la Misericordia misma subsistente, de la teología de la liberación, en la que más derechos parece tener un adicto a las drogas, un pedófilo, un invertido, un abortista, un pro-feminista radical, que un ortodoxo.

Todo eso es verdad. Pero, hermanitos, piénsenlo, al ponerse fuera de la obediencia, se ponen fuera de la Iglesia. LE HACEN EL TRABAJO A LOS GRAMSCIANOS. Gramsci tenía por un arma muy importante y eficaz contra la Iglesia la pulverización de su autoridad, que Dios hecho hombre vio también, por supuesto, como una nota central y esencial. ¿Quién les dio poder a ustedes para decidir quién es y quién no? La Iglesia es de Dios, pero Dios profetizó la cizaña: Weakland, Casaroli, Martini, Frei Beto, Gutiérrez, serán cizaña, pero, precisamente por eso, uno ve en ellos confirmación de la Fe: ¿quién podría profetizar que su obra padecería a estos señores, quién, si no sólo Dios Hecho Hombre? Como dijo San Agustín, los malos no anulan el ser de la Iglesia, todo lo contrario: si fuera así, la Iglesia se habría acabado, antes del fin de la edad apostólica: no es Gutiérrez quien destruye a la Iglesia, no es Lombardi o Fisichela, la Iglesia no la destruye nadie. Y ustedes no pueden constituirse en quien diga cuál sea la autoridad que hay que aceptar y cuál no.

Yo les digo, con toda humildad, apelando a las buenas intenciones que sé que tiene la inmensa mayoría de ustedes: puede que Francisco no sea Papa, que la renuncia de Benedicto haya sido inválida, que su elección sea espuria o que él no pueda ser Papa, dado que es un apóstata, puede ser. ¡¡¡PERO YO NO LO SÉ!!! Por tanto, yo tengo que serle fiel, aunque pueda, en buena conciencia, oponerme a él, cuando dice que Dios no existe y en cuanto dice eso. De resto, si él dice que el año que viene es jubilar, por los 500 años de Santa Teresa, yo tengo al año que viene por jubilar, por los 500 años de Santa Teresa, no puedo hacer más nada. Me opongo a lo que es contrario a la Fe y al bien, evidentemente. Yo no puedo seguir a un Papa cuando dice que el Papado no existe, porque eso sería una contradicción: “di: ‘el Papado no existe, lo sé, porque lo dice el Papa’”: en el libro I de la Contra Gentiles (cap. 84), Santo Tomás nos enseña que ni Dios puede hacer lo contradictorio, pues eso implica imperfección, no es propio de Él; luego, yo no podría seguir a un papa al decir eso, sea Francisco o sea san León Magno, eso no interesa. Pero, si es el legítimamente electo dice que hay un sínodo el año que viene, hay un sínodo el año que viene.

En el próximo artículo, hablaré de varias doctrinas “tradicionalistas”, en las que no se puede uno aliar a ustedes. Mientras tanto, se los digo, en el nombre de la caridad, del bien, de su salvación eterna, del Amor de Cristo, de su Cruz, vengan a la Iglesia, peleen adentro, se les necesita, se necesita sangre pura. Depongan todo orgullo (todos tenemos que hacerlo, todo el tiempo…). Es algo muy difícil, lo sé, yo ando en esto. Pero no le podemos hacer el juego a los gramscianos: debilitando la autoridad y dejándoles el campo libre para sus desafueros.

Tenemos que luchar juntos, dentro de la Iglesia, dispuestos a morir por Cristo, dentro de la Iglesia, aunque se nos persiga, como a San José de Calasanz, como a San Atanasio. Ninguno de estos dos machos dijo: “falsus papam”, ninguno. Eso lo dijeron, revisen la historia, casi invariablemente, malvados, gente que se desvió y se fue. Incluso San Cipriano, que se enfrentó al papa de su época, reconocía el principio apostólico, y no se fue de la Iglesia. San Hipólito se reconcilio con el Vicario de Cristo. Hagan ustedes lo mismo. No sean piedra de escándalo, es inmensamente importante. El mundo está bajo ataque; después de todo, los alienígenas sí existen, aunque no son extraterrestres, son posmodernistas, son unos nihilistas machos; y se han infiltrado en la Iglesia. Uno de sus mayores logros es que gente buena se saliera de la Iglesia; y eso que han tenido éxitos inauditos, que describo arriba. La respuesta, pues, no es salirse de la Iglesia. HAY UNA SOLA RESPUESTA, UNA SOLA, NO HAY MÁS NADA QUE HACER, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN, AÚN LÓGICAMENTE, LO ÚNICO DECENTE QUE QUEDA ES LA REBELIÓN, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA.


A mis amigos tradicionalistas (II)

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Hay males, es verdad, pero no están justificados para dejar la Iglesia

Juan Pablo II, en Varsovia, lanzó el ataque que derribó la Cortina de Hierro. Inmenso león de Dios: profetizó la crisis y la enfrentó como nadie más lo hizo

Juan Pablo II, en Varsovia, lanzó el ataque que derribó la Cortina de Hierro. Inmenso león de Dios: profetizó la crisis y la enfrentó como nadie más lo hizo

Amigos tradicionalistas, les escribo esta segunda carta, con buena inspiración, fajado, oyendo la Missa Papae Marcelli, de Palestrina: sublime. Espero haberme acercado a ustedes con el escrito de anterior y espero que, con éste, quedemos mucho más cerca. Porque, si ando en una “COMO” diatriba con ustedes, es porque quiero que nos acerquemos, por el amor de Dios, de su Iglesia, de los dones que se ha dignado darnos. Ahora voy a dirigirme al lado contrario. Ayer me fui a las traiciones infinitas de las que somos víctimas, nosotros y Dios… o nosotros los de Dios y nuestro Señor, Rey, General, Amo, Amado, Vida. Con este escrito, pretendo mostrar que hay cosas que ustedes tienen por traiciones horribles, de gente buena, y que no lo son; que, con todo el cariño del mundo se los señalo, tienen  un desenfoque sobre ciertos puntos centrales. Si los ven, el camino de la unidad estará más allanado. Sé que no es fácil, pero espero contribuir en algo a la gloria de Dios, con verdadero amor fraternal, en Nuestro Padre.

Tenemos, inevitablemente, que referirnos al Concilio Vaticano II y a los papas posteriores.

Trataré de echar luz sobre varios puntos, quizás no todos, pero sí varios importantes: que, si se ven errores importantes, puede que los otros queden en una posición de mayor “indefensión”. Claro, no les atribuyo a ustedes errores doctrinales (o no los que ustedes esperarían, quizás), sino errores en la valoración de dichos y aspectos de la gran Asamblea del siglo XX.

La lámpara de tu cuerpo es tu ojo, si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas

Lo primero es un asunto de actitud hacia el Concilio. Ustedes, es inmenso constatarlo, tienen las mismas opiniones sobre este tema que sus contrapartes “liberales” (tiranuelos, en realidad: miren a Kasper). Unos y otros hablan del Concilio como ruptura. Vamos a dejarlos a ellos a un lado, que después, juntos, los enfrentaremos y los sacaremos de la Iglesia o los obligaremos a convertirse, a dejar sus mentiras y maldades (aunque algunos lo hagan por brutos, borregos, ignorantes y demás excusas absolutorias o atenuantes). Lo de la ruptura: dicen lo mismo, ustedes y ellos, pero hay diferencias, diferencias de talante. Pongamos un ejemplo ilustrativo: el modo como se tratan las palabras que popularmente tienen doble sentido, en Venezuela, de donde soy, y en Chile, donde vivo desde hace más de siete años. En Venezuela, hay más mente-sucias, probablemente, que en Chile. En Chile, sin embargo, hay un matiz curioso, si la palabra tiene una “fama” fuerte de doble sentido, es grosería y no la puedes usar, de modo que los mente sucia ganan. Es como el arco iris y los homosexuales o el rojo y los comunistas: eso no es de ellos, es de Dios, de su naturaleza y del hombre, en general. Así, vamos a volver al Concilio, un texto cualquiera puede ser tergiversado; y un texto en el que entraron los cizañeros a meter confusión puede ser corrompido fuertemente. El trabajo de los buenos es, como el de Santo Tomás, mientras se aclaran las cosas, forzar la interpretación sana, no dar la razón a los malos. Y, señores, CUALQUIER TEXTO ES SUSCEPTIBLE DE CORRUPCIÓN INTERPRETATIVA: vean a los protestantes, las decenas de miles de sectas, salidas de los mismos pasajes bíblicos. ¿No rezaba el Aquinate, “DA MIHI […] INTERPRETANDI SUBTILITATEM”, “dame sutileza para interpretar”? Es verdad que, PROBABLEMENTE (¿qué será de la vida de la parábola de la cizaña?), no deberíamos estar en estas luchas, pero es lo que hay y es el modo como, hasta ahora, en el mundo presente, el de la corrupción más brava jamás vista (como muestra la “misa” a satán de Ocklahoma [y vendrán más y en todo el mundo, no lo dudes: allá sólo empieza todo, los demás repetimos como autómatas descerebrados: el progreso]; y todo lo que digo en el escrito anterior), es el modo, digo, en que Dios preservó a su Iglesia en este mundo… Y decir otra cosa es asegurar que las promesas y profecías de Jesús eran falsas, que Él no es omnipotente y omnisciente, es blasfemia, que lleva al cisma…

Alguno puede decir, como me dijo ese nuevo amigo, a quien respeto y aprecio tanto, Flavio Infante: “Pero el caso es que la convocatoria tan extemporánea a un concilio ecuménico que no venía ni a proclamar un dogma ni a anatematizar un error (oficio el más propio de tales asambleas, según lo comprueba la historia eclesiástica), y en un momento de delicada crisis interna de la Iglesia, que desaconsejaba una tal convocatoria (con la infiltración ya señalada por S. Pío X en la «Pascendi» y por Pío XII en la «Humani generis»), y con el golpe de mano dado por los novatores contra los esquemas previos del Concilio, entre otras circunstancias que no pueden obviarse, hacen que las vaguedades -que, por otro lado, jamás debieran colarse en documentos magisteriales- adquieran una intencionalidad difícil de objetar”. Es verdad, a lo mejor, no parecía lo humanamente prudente y la prudencia humana (la de verdad) tiene que ser tomada en cuenta, cuando se trata de aplicar la sobrenatural, de eso no hay duda. Pero, de este asunto, sólo los siglos podrán dar una visión clara: no podemos saber qué buscaba el Señor de la historia con este acontecimiento, pero bienes serán. Puede que sea que la podredumbre asomara la cabeza, para producir la purificación y para que ésta se viera a plena luz como obra del Altísimo, porque, hoy por hoy, el desastre se muestra, claramente como superando las fuerzas humanas, como un enigma más grande de lo que podamos imaginar, barruntar, vislumbrar: qué clase de traición tan monstruosa, queridos amigos… [UNA PAUSA PARA EL DOLOR… Y SEGUIMOS]

“Subsistir en” es lo mismo que “ser”

La cosa es así, pero, como argüiré más abundantemente abajo, no podemos echarle la culpa a la Iglesia de que haya Kaspers y Wuerls. Pero vamos a pasar a otros temas doctrinales que ustedes tienen por problemáticos. Vamos a hablar, en primer lugar de la Lumen Gentium, número 8. Este pasaje dice: “Ésta es la única Iglesia de Jesucristo, la cual en el Credo [el Símbolo] profesamos que es una, santa, católica y apostólica, la cual nuestro Salvador, después de su Resurrección le entregó a Pedro, para que la apacentara (cfr. Ioh 21,17); y le encargó también a los otros apóstoles que la difundieran y rigieran (cfr. Mt. 28,18); y que se erige para siempre como columna y fundamento de la verdad (cfr. 1 Tim. 3,15). Esta Iglesia, en este mundo está constituida y ordenada como sociedad, SUBSISTE EN LA IGLESIA CATÓLICA, es gobernada por el sucesor de Pedro y los obispos en comunión con él, aunque fuera de ella fuera de ella se encuentren muchos elementos de santificación y verdad, que, como dones propios de la Iglesia de Cristo, impelen a la unidad católica”1. La frase resaltada es la manzana de la discordia: no dice que la Iglesia de Jesús SEA la Iglesia Católica, sino que, en este mundo, SUBSISTE EN LA IGLESIA CATÓLICA. Sin embargo, aquí hay que aplicar el principio, hay que interpretarla con corazón limpio y no como los “mente-sucia”: “subsistit in”, es verdad que puede sonar muy feo, pero también se puede entender de manera ortodoxa: la sustancia es el sentido principal del ens, del ente: ella subsistit in, sub, todo lo que inhiere en ella, es el sujeto y eso no es per accidens, sino universal y necesario, per se… Si se lee todo el contexto, es claro que nadie quiso establecer una relación accidental entre la Iglesia y la Iglesia, todo lo contrario. Apliquen los ojos limpios, que “si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo andará en tinieblas” (Mt. 6,23).

Nostra Aetate

Vamos a pasar a oro asunto delicado. La Nostra Aetate, que, sin dudas, constituye, a lo menos, un error “político”. Este documento puede entenderse católicamente, como voy a mostrar abajo, hablando de los musulmanes. Pero ha servido de punta de lanza para todos los enemigos, para que la Iglesia se acuse (casi siempre, ni se sabe por qué), mientras los otros la apuñalan. Con quienes esto es más evidente es con los judíos que son militantes anticristianos (no todos los judíos, hay que ser justos: a la gran mayoría, hoy por hoy, ni le importa nada de esto [al menos a los que han sido mis amados alumnos]; y la gente, que quiero tanto, de la Pave the Way Foundation, merece que se haga la aclaratoria), estos militantes, digo, han aprovechado para dar paliza tras paliza… y, si no, que lo digan la Obra de Oberammengau, Alemania, Pío XII y Mel Gibson.

Catolicismo e Islam tienen un mismo Dios

Vamos a ver el caso de los musulmanes, pues, como muestra de que lo que dice este documento, como otros muchos pasajes, no tiene nada de malo ni de particular. Alá es Dios: Santo Tomás no diría otra cosa; como el profesor Joseph Seifert tampoco lo haría [me consta, estudié con él 4 años en la International Academy of Philosophy at the Principality of Liechtenstein and the Catholic Pontifical University of Chile]. Compinche: creemos en el mismo Dios, que ellos tengan visiones desviadas de ese Dios, que eso venga de fuentes espurias, que le atribuyan, por ese origen de su fe, cosas indignas de Dios, es harina de otro costal. Es como si dos personas hablaran de mí, de que existo, de que soy padre de familia, de soy esposo de mi esposa, que hemos estado casados por 14 años, que soy venezolano; pero, como una de las dos tiene una biografía pirata, me empieza a atribuir cosas que no son verdad, que son desviaciones: que soy alto, que tengo un temperamento moderado, que veo a mis hijos media hora al día. En verdad, soy bajo, tengo mal carácter, digamos “cortánimo” (en vez de longánimo), veo a mis hijos un promedio de 5 horas diarias, de lunes a viernes, y de sol a sol los fines de semana (en vacaciones, de sol a sol todos los días). El de la biografía mala, se equivoca en rasgos, PERO HABLA DE MÍ, se trata de mí, un hombre, profesor universitario, venezolano, tomista, padre de familia, que estudió derecho, como primera carrera (gracias a Dios), y magíster y doctorado en filosofía, que tengo 45 años. Habla de mí, aunque menos perfectamente que el que escribió mi biografía oficial. Mucho mejor es ésta, con toda la verdad y sin error, pero aquella habla de mí, sin dudas. Como, volviendo al “caso” (teórico) de Dios, la Fe sobrenatural no admite desviaciones y ella es necesaria para la Salvación, nadie dice que el Islam sea equivalente al Cristianismo (nadie en este blog, digo), pero el Islam adora al mismo Dios, no hay dudas.

Otra cosa es como decir: “Jesús es la verdad; luego, el Islam no es verdad”. Uno le responde: “hijo, la verdad es un asunto del juicio intelectual, que es medido por la realidad; si un musulmán dice: ‘Dios existe, es todopoderoso, es uno, es creador, nos ama, se revela a los hombres, es eterno’, ¿qué le vas a decir, que no es verdad, porque Jesús es ‘LA VERDAD’? Claro que lo es, pero eso lo debes entender de manera correcta: léete la cuestión XVI de la primera parte de la Suma: Dios es la Verdad, pero hay verdades participadas y, en definitiva, dependen del principio de no contradicción… etc.…”. Ellos creen en el mismo Dios, aunque le atribuyan cosas que no le corresponden, aunque nieguen la Trinidad o la Encarnación o la Resurrección. Niegan aspectos clave y centrales, pero creen en el mismo Dios. ¿Qué Dios es absolutamente simple, no un sujeto de “aspectos”? No, claro, por favor, pero el modo del conocimiento depende de la naturaleza del cognoscente, es más, de la capacidad por la que conoce: nuestro intelecto conoce por el juicio que compone y divide, de ahí que digamos que Dios tiene “atributos”: no tenemos otro modo (Vid. Contra Gentiles, I, 31). ¿O qué, vas a decir que mejor es que los griegos no crean en la divinidad, porque eran politeístas, o que mejor que los africanos paganos sean materialistas radicales, a lo Marx, porque son animistas? Por favor, un poquito de espíritu del Doctor Angélico les daría nuevas perspectivas, más amplias y verdaderas.

El Concilio no dijo que los musulmanes fueran lo mismo que los católicos, que Mahoma fuera un profeta verdadero, que no hubiera que llevar la Salvación a todos. Lo que dijo es que, en ellos, hay semillas de verdad, que son reflejos del Espíritu, que son resplandores de la Fe verdadera, que pueden ser bases para un entendimiento y para la conversión. San Pablo los podría ayudar: dice de los paganos, politeístas, aberrados, griegos: “19 Porque todo cuanto de se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos: Dios mismo se lo dio a conocer, 20 ya que sus atributos invisibles –su poder eterno y su divinidad– se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus obras” (Romanos I). Si Trinidad, Encarnación, Resurrección son asuntos de sola Fe, entonces, díganme, por favor, ¿cómo es San Pablo, a ojos de ustedes, tan hereje que dice que los griegos, monoteístas, como Aristóteles o Platón, o politeístas, como la mayoría de los otros, tienen una revelación de Dios, una revelación en sus obras? Al buen entendedor… han de bastar estas palabras, las ya dichas, que no son pocas.

El novus ordo Missae

Este es un tema apasionante, sin dudas, para un católico de verdad: ¡¡¡cómo tenemos que amar la misa, la liturgia toda, ese entregarse de Jesús crucificado y resucitado y en su Gloria a nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo!!! Menos mal que nuestra capacidad de entender es débil, estallaríamos, si entendiéramos bien lo que eso significa. Yo entiendo que amen tanto la misa, que quieran tanto defenderla. Yo aborrezco a los curas que interpolan sus estupideces en la celebración del Santo Sacrificio; detesto muchas de las innovaciones, la comunión en la mano, las ministras de la comunión, la pseudo música ésa manchando lo sagrado, etc. Pero, hermanitos queridos, en verdad, ¿ustedes creen que las erupciones de rabia que uno ve por ahí contra el misal de Paulo VI son justificadas? Según he oído, se trata de que el rito de la misa, según las prescripciones del papa Montini son ilícitos, pues son una novación respecto de la misa tridentina, que Pío V declaró inamovible. Uno, a veces, oye diatribas que hacen que uno desee taparle los oídos a Cristo, de lo que se dice de su dignarse a bajar a santificarnos en el Altar. Es algo así como las invectivas de los pentecostales contra la Virgen: ¿ellos creerán de verdad que Jesús se alegra de que insulten así a su mamá?

Les voy a confesar: yo me enteré de que había otra misa, a los 40 años y soy perfectamente ortodoxo. Dicen que ese ritual llevaría a la apostasía total y no es el caso: yo soy un tomista, vivo leyendo a santo Tomás, enfrentándome al mundo, luchando contra la revolución, aquí, en Facebook, en mis clases, en mis conversaciones, donde sea. He leído a los padres: todos los apostólicos (Didaché, Carta a Barnabás, Carta de Diogneto, Clemente Romano a los corintios, Pseudo-Clemente, todas las cartas de San Ignacio de Antioquía, El Pastor de Hermas, el Martirio de San Policarpo, la Carta de San Policarpo), San Justino, Taciano, San Ireneo, Clemente de Alejandría, Orígenes, Tertuliano, San Atanasio, San Agustín, profusamente, etc. He leído a San Buenaventura, a Duns Scoto, a Ockham, a Scoto Eriúgena, a Pseudo-Dionisio y pare de contar. Voy a misa todos los días; le doy clases de catecismo diarias a mis hijos; rezamos el Rosario en familia todos los días (mis hijos pueden rezar el Rosario, todos, desde los 5 años, sin ayuda); leo la Biblia todos los días, se la leo a mis hijos, unos 15 minutos del Evangelio, cada noche; rezamos el Ángelus, el Credo Niceno-Constantinopolitano, todos los días; leo latín. Hermanos: Y UN LARGO ETCÉTERA, no tengo que abundar más aquí, con eso, que les baste. Pero, convénzanse: soy ortodoxo y ni sabía que hubiera habido un cambio en la misa, en los ritos oficiales (que las porquerías de los desobedientes son otra cosa).

¿Que hay problemas con el ritual nuevo? Bueno, eso no es razón para el cisma: yo leí a Chevrot, Nuestra Misa, y lo entendí, creyendo que hablaba de eso a que yo conocía como la única misa: salvo el latín y la posición del cura y algunos cambios en algunas oraciones, uno no ve la tragedia (También he leído a Newman, a Rops, a Gilson, a Dawson, a Chesterton, a San Alfonso María de Ligorio y un enorme etcétera, porque me podría ir para atrás y unir a éstos con los que nombro en el párrafo anterior, por un puente de autores intermedios, cronológicamente hablando). Además, ¿ustedes han oído leído, la Plegaria eucarística IV, no es lo más bello que han visto? Puede que haya problemas, repito, pero no la tragedia de la que hablan. Puede que haya que hacer arreglos a los cambios de Pablo VI, que el cura vuelva a mirar a Dios, que se acabe el abuso de la comunión en la mano y se devuelva solemnidad y algunas fórmulas que se deben a la divina majestad, etc. Puede que haya que “liberalizar” de verdad el rito tridentino, pero, hermanos, no inventen un Lepanto donde no hay más que una riña de bebés… Y los abusadores, los arrabaleros que odian lo sagrado (vid. http://eticacasanova.org/2013/08/08/in-cultura-de-la-chabacaneria-vs-el-misterium-tremendum/), habrá que ponerles disciplina; pero el remedio no es rasgar la Iglesia que Cristo quería que fuera UNA, hacerle el juego a los gramscianos…

Dejo para el final, sin embargo, el asunto que puede ser más delicado: el supuesto cambio en el canon de la Consagración, que invalidaría las misas todas, desde 1969 hasta aquí. El canon de romano tradicional decía: «Simili modo postquam coenatus est, accipiens et hunc praeclarum Calicem in sanctas ac venerabilis manus suas: tibi gratias agens, bene dixit, deditque discipulis suis, dicens: Accipite et bibite ex eo omnes, MYSTERIUM FIDEI: qui pro vobis et pro multis effundetur in remissionem peccatorum. Haec quotiescumque feceritis, in meui memoriam facetis». La cláusula resaltada: “Mysterium fidei”, fue removida del misal de Paulo VI. De ahí que haya muchos que renieguen de la Misa en la actualidad. Esto, señores, es delicado: se supone que la misa cesó, que yo y millones de otros católicos hemos estado comiendo pan común sin levadura, por las últimas décadas, que nunca hemos recibido el Cuerpo y Sangre de Cristo (bueno, yo fui una vez a una Misa tradicional). Esto es grave: es grave que se diga tal falsedad con tanto “deportivismo”. Ni San Pablo ni ningún evangelista incluye esa frase: ¿habremos de suponer que los apóstoles eran apóstatas, que nunca celebraron Misa; que se aplica lo mismo a Nuestro Señor? Ningún padre de los primeros siglos coloca esa cláusula: ¿los padres también son apóstatas? Entonces, ¿qué queda de la Iglesia? ¿Es que el canon romano es una novación, que introduce cosas que no son; o es que el canon romano tradicional es la verdadera fundación de la liturgia, que Monseñor Lefebvre y sus seguidores son los restauradores oficiales? ¿Qué pasa con las otras liturgias que no incluyen la cláusula, son todas nulas? ¿Esto no parece una manera de gnosticismo? Hay que tener mesura, que esto no es nada sano. Esto es llevar a Gramsci a una nueva dimensión, a la Twilight Zone, la Dimensión desconocida, al menos para los humanos…

No me digan que Juan Pablo II es lo mismo que Francisco

Una vez, discutí con un amigo sobre el valor de Juan Pablo II, santo, aunque no nos guste quien lo canonizó: yo le rezaba desde que se murió, pues estaba seguro de su santidad. Se me encaraba que en el Catecismo se hablara de personas homosexuales y no de personas con tendencia homosexual. Yo respondía: “¿Cómo fue que Juan Pablo II, ese defensor de la Fe en la atribulada Polonia, nazismo y comunismo en sucesión, por 50 años, cuya vida misma era un riesgo de martirio, que enseñaba a Santo Tomás, en la única universidad religiosa, de Berlín a Pyongyang, fue a caer en semejante traición a las enseñanzas de la Iglesia?”. En realidad, eso no tiene problemas, es legítimo hablar de personas homosexuales, como hablamos de ladrones o de ingenieros, aunque nada de eso sea esencial: en la discusión con el lobby homosexual, sin embargo, la aclaratoria es de rigor, pues estas personas pretenden que la tal tendencia sea el meollo de la naturaleza, no humana, sino simpliciter. San Juan Pablo y su Catecismo no tienen nada de que responder por aquí. Pero hay gente que no tiene paz con el gran Papa que nos dirigió en el cambio de milenio. ¿Qué se puede decir? Que uno no puede andar comparando los párrafos 50-52 de la Relatio Post Disceptationem del reciente Sínodo, a sus autores y a su espíritu, con Juan Pablo II, no para equipararlos, para ponerlos en el mismo saco, por favor, se los ruego. Es como poner a Martini, quien odiaba a la Iglesia y a JP-II, en el mismo saco: no, no lo están, el tal Martini odiaba a la Iglesia y, por eso, odiaba a Juan Pablo II y a su fidelidad y a sus éxitos fulgurantes. Coge esta lista de Documentos: Salvifici Doloris, Mullieris Dignitatis, Familiaris Consortio, Redemptoris Custos, Redemptoris Mater, Fides et Ratio, Veritatis Splendor, Evangelium Vitae, Centessimus Annus, Solicitudo Rei Socialis; agarra Memoria e Identidad; toma los viajes, las homilías, la labor evangelizadora, la derrota del comunismo, las condenas, por ejemplo, de la teología de la liberación, la excomunión de los curas guerrilleros o propagandistas. Agarra todo esto y velo bien. Ahora dime, ¿vas a meter en el mismo saco a Wuerl, a Kasper, a Martini, a Forte, a Dolan, a Bernardin, a Víctor Manuel Fernández, por un lado, y a Juan Pablo II, por el otro? Eso no es la obra de un hombre bueno y correcto, la obra de un cristiano. Juan Pablo II, la Veritatis Splendor lo puede atestiguar, fue un grande de Cristo de todos los tiempos y será doctor de la Iglesia, sin dudas: es un monstruo, un titán, un esforzado león de Dios, un serafín de la Fe y la Razón, un querubín del amor, un guía insigne. Denostar de él: eso no ayuda a la Fe y a la moral, sólo sirve para decir que todos son malos y para hacer el trabajo de Gramsci, destrozar la autoridad y el bien por el que él peleó. Es fácil decir que éste o aquél son valientes: que hagan lo que hizo Karol Wojtyla, estudiar clandestinamente bajo los nazis, enseñar Santo Tomás bajo los comunistas, derribar el muro, sostener a Solidaridad. Que lo hagan, después hablamos…

No me digan que es culpa de la Iglesia que haya gente como Kasper y Wuerl, eso es Gramsci…

Yo he oído a algunos de ustedes decir, como doña Florinda, que no se sientan con la chusma, que un obispo bueno no se sentaría con el pedófilo o encubre-pedófilos belga Daneels, que si los obispos africanos lo hacían en el sínodo, era porque eran malos, traidores a la Fe. Comprendo, el tipo es malo, es un perverso, pero, si los buenos huyen le dejan el panorama libre a los malos. Para mí, ése es ya un argumento. Pero hay algo mucho más importante. Yo no invitaría a Daneels a mi casa, tal vez (no sé qué ataduras pueda poner la dura realidad) yo excomulgaría al malvado. Empero, si mi responsabilidad fuera ir a una asamblea de la Cristiandad, a dilucidar temas de la mayor trascendencia, la imagen dilecta de la relación de Cristo y su Iglesia y la presencia real de Cristo en el Sacramento-Sacrificio de nuestra Pascua, entonces no me quedaría otra que sentarme y enfrentar, con la mayor valentía de que fuera capaz, a los malvados. No es un asunto de mi preferencia, es responsabilidad y grave de los obispos…

Por otra parte, ustedes se van de la Iglesia porque en ella hay malos, porque están Kasper, Bernardin (el homosexual, corrupto, que corrompió la Fe en los EUA y, desde ahí, con el poder de ese país, la Fe del mundo, que hizo trampa para meter la comunión en la mano, que metió a Freud en conventos y seminarios, etc.), Daneels, Martini, etc. (¡ya está bueno de nombrarlos!). Los tipos son horribles. Pero, hermanos, ¿por eso vamos a dejar la Iglesia? Cristo no lo hizo y tenía a Judas entre sus apóstoles: ¿qué se creen ustedes? De Él a nosotros, en santidad la distancia es infinita y Judas es peor que todos estos mediocres: entonces, ¿Qué nos justifica a hacerle el juego a los gramscianos, que, ah?

***

Hermanos queridos: espero haber agregado algo a sus vidas, espero haberlos acercado a la comunión en el único Cuerpo de Cristo, a la unidad plena que Él tanto ama. Puede que sea inferior, que no aporte tanto, ténganme indulgencia, lo hago por el mismo amor. Yo sé que ustedes son buenos y quieren ser buenos; yo los aprecio, en serio. Por eso, los invito a luchar adentro, a no hacerle el juego a los gramscianos, a darle la gran batalla a los ateos infiltrados, marxistas, heideggerianos, straussianos, sodomitas, reichianos, freudianos, etc. Vamos a darles la batalla adentro. Vamos a vencer, con Cristo, nuestro Capitán, nuestro Comandante. Luchemos como los esforzados, hombro con hombro, en la fidelidad que espera sin entender, pues reconocemos que tratamos con misterios que nos superan. Vayamos a Cristo juntos, con Pedro, aunque un loco esté en el puesto de su sucesor; vayamos, por María, Madre tan bella, tan amable. Vayamos, vamos a ser rebelión, rebelión verdadera, rebelión del que permanece, rebelión de los fieles, rebelión de la Cruz, rebelión del martirio, de la anulación de la soberbia, de la cortedad de nuestros juicios, de la confianza en la Providencia. Rebelión, REBELIÓN, LA ÚNICA VERDADERA REBELIÓN, EN ESTOS TERRIBLES TIEMPOS DE REVOLUCIÓN, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…

1 “Haec est unica Christi Ecclesia, quam in Symbolo unam, sanctam, catholicam et apostolicam profitemur(12), quam Salvator noster, post resurrectionem suam Petro pascendam tradidit (cf. Io 21,17), eique ac ceteris Apostolis diffundendam et regendam commisit (cf. Mt 28,18ss.), et in perpetuum ut columnam et firmamentum veritatis erexit (cf. 1Tim 3,15). Haec Ecclesia, in hoc mundo ut societas constituta et ordinata, SUBSISTIT IN ECCLESIA CATHOLICA, a successore Petri et Episcopis in eius communione gubernata(13), licet extra eius compaginem elementa plura sanctificationis et veritatis inveniantur, quae ut dona Ecclesiae Christi propria, ad unitatem catholicam impellunt”


Bruen y el derecho post-nietzscheano

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6 ilegitimidades jurisprudenciales gringas acaban con la racionalidad en el mundo entero

Racist Margaret. En nombre de su odio, la emprendió contra la moral, para destruir la sociedad, corrompiendo a la mujer. A engendros como éste es que Kasper y compañía quieren que la Iglesia de Jesucristo dé su aprobación

Racist Margaret. En nombre de su odio, la emprendió contra la moral, para destruir la sociedad, corrompiendo a la mujer. A engendros como éste es que Kasper y compañía quieren que la Iglesia de Jesucristo dé su aprobación

Hace unos días, tuve una discusión de ésas… una discusión de las que te arrancan el corazón. No era la primera vez que un estudiante llegaba a los extremos a los que llegaron estos hijitos míos, nada por el estilo, pero, por primera vez, me di cuenta de hasta dónde llega la hecatombe revolucionaria. De unas premisas, se sigue válidamente la conclusión correspondiente sólo si ésa es mi verdad. Dos más dos es igual a cuatro, sólo si ésa es mi verdad. Si no hay verdad, si no hay orden, si no lo podemos conocer, se impone lo que a cada quien le parezca, lo que le dé la gana, sólo si ésa es mi verdad. No ha quedado parado nada ante el ataque revolucionario, no ha quedado en pie la lógica. No hay un concepto, una intención mental, una dignidad: el principio de no contradicción es verdadero, si ésa es mi verdad, es principio si es mi verdad, es el primer principio absolutamente ineludible para decir lo que sea, para pronunciar, siquiera mentalmente, una palabra, ¡¡¡sólo si ésa es mi verdad!!! Ésos, los enemigos, los demonios, han logrado el éxito más apabullante que hubiera podido soñar un Diderot, un Marx, un Nietzsche. Dios no puede hacer lo contradictorio (Contra Gentiles, I, 84), pero los revolucionarios, los antropoteístas pueden más: ellos pueden negar el principio, contradecirse, etc.: ¿no es eso lo que pide la ortopraxis de Marx? Por supuesto, esto requeriría un libro entero para explicarlo, pero, en términos sencillos: ellos no incurren en contradicción estricta, eso es imposible; y Dios no hace lo contradictorio, porque eso repugna al ser y la perfección, por lo que repugna a Dios, como el mal. Lo que importa, no obstante, es que la gente ha llegado a tal nivel, que ya nadie es capaz de ver este tremendo escamoteo y su peligro imponente.

James Bruen[i], un abogado escritor, compañero del gran Michel Jones en Culture Wars Magazine, hace una exposición fantástica, fuera de serie, del modo en que la revolución aplicó estos principios, desde la Corte Suprema de los Estados Unidos, como ya había confesado el guerrero cultural Leo Pfeffer, jactándose de la paliza que los revolucionarios habían dado a la Iglesia Católica, para imponer el mal al mundo entero, desde el poder y la influencia y el dinero gringo. No se engañen, hermanitos, que no los ofusque la envidia, la revolución se impuso en Estados Unidos y… de gringolandia, para el mundo…

Bruen comienza por describir de manera que un chiquito pueda entender lo que es el escepticismo, el postmodernismo, el nietzscheanismo. “Es un modo de pensar que ha llegado a ser general en el Occidente. De acuerdo con el postmodernismo, nosotros creamos nuestra propia realidad; no hay verdad”.

Nuestro intelecto vive por la realidad. Nosotros, como personas, seres conscientes, vivimos por la realidad, pues somos conscientes por el intelecto, él es nuestro rasgo más esencial. La realidad, en cuanto inteligible, es la luz del intelecto y la fuente de su estructura: por eso, el arte imita a la naturaleza: la realidad es una estructura de imponente consistencia, ella nos enseña el principio de no contradicción, el del tercero excluido; el del que el todo es mayor que las partes; todo efecto se sigue de una causa, la causa es anterior al efecto; la proporcionalidad entre fines y medios; la razón del medio procede, depende, de la razón del fin; causa y efecto son proporcionados; lo bueno es lo apetecible, lo bello lo deleitoso, etc. La realidad es la fuente, es el horizonte, el origen de la conciencia, pues el intelecto despierta al captarla, al distinguir en ella sus seres, de donde capta su primer principio; y, así, es su bien primario y fundamental. La mentira, el error, la alucinación, cualquier desviación de ella, es un gran problema, hasta la locura, pasando por borracheras, estados de estupefacción (de causas naturales o inducidos artificialmente), etc. La realidad tiene una consistencia impresionante, quien la desconoce introduce tremendas distorsiones. Es lo que dice Solzhenitsyn. “la historia es un río; éste tiene sus propias leyes que gobiernan su flujo, sus curvas, su serpenteo. Entonces viene una gente inteligente que dice que el río es un estanque y debe ser desviado a otro canal mejor; todo lo que se debe hacer es escoger un lugar mejor y cavar un nuevo cauce para el río. Pero el curso de un río no puede ser interrumpido –pártelo unos centímetros y él ya no fluirá más–. Y se nos dice que el cauce debe ser desviado forzosamente varios millares de metros. Los lazos entre las generaciones, lazos de institución, tradición, costumbre, son los que mantienen las márgenes del cauce del río unidas y sostienen a la corriente en flujo […]. Puede que sean incognoscibles [las leyes que gobiernan el flujo del río]. A todo evento, no se hallan en la superficie, donde cualquier tonto lleno de ocupaciones puede buscarlas. Las leyes de la sociedad humana perfecta sólo se pueden encontrar en el orden total de las cosas. En el propósito del universo. Y en el destino del hombre (Alexander Solzhenitsyn, August 1914, Farrar, Straus and Giroux, New York, 1.971, pp. 410-411).

Esto es lo que no entienden los revolucionarios… OJO, OJO, UN MOMENTO. Esto lo entienden muy bien los ideólogos, aunque no sus borregos seguidores. Cuando Nietzsche dice que hay que abandonar el lenguaje, en El ocaso de los ídolos, él sabe muy bien qué está diciendo, sabe que el lenguaje implica gramática, un orden que nos supera, que es reflejo del orden lógico, que es reflejo del orden de la realidad, del que hablo arriba: “es preciso deshacerse de la gramática, porque, si hay gramática, hay Dios”. Ellos lo entienden perfectamente, por eso hacen lo que hacen, su deseo es acabar con Dios, lo odian. No es que Nietzsche fuera ateo, NO, a lo mejor, él creía. Él era uno de esos de los que habla el capítulo II de la Carta del Apóstol Santiago: los demonios, creen y tiemblan. Pero con una diferencia, éste es un demonio que no tembló, aunque sí perdió la chaveta… y estaba enamorado de su hermana. Pretender negar la realidad, su orden y consistencia, con tal denuedo y persistencia, lleva a un callejón sin salida. Eso fue lo que aterró a Eric Voegelin: estamos al borde de grandes conflagraciones y de la más terrible de las tiranías imaginables. Olvídenlo, no hay un más allá, una conciencia tan lúcida y clara de los términos del conflicto no puede ser superada. La enemistad con Dios y su imagen y semejanza es absoluta: nació en “modernidad”, un decirle al hombre que se “liberara”, que se desatara de Dios; viene a terminar en estos gritos horrendos de “¿qué se cree el hombre?, no es más que un poco de materia, organizado accidentalmente, por evolución; no es más que cerebro con cualidades ilusorias, epifenómenos; sin libertad, asco y náusea, pasión inútil, excremento; y su conciencia es el ‘pecado’ del universo, que debe ser aniquilada; por eso, los animales tienen derechos y los niños humanos deben ser aniquilados, etc.”. No hay un más allá, hijitos. Eso es lo que ve Bruen, precisamente.

“La corte Suprema de los Estados Unidos puede que albergue los más peligrosos postmodernistas en los Estados Unidos […]. Ellos han instalado el postmodernismo en la Constitución del país, usándolo para atacar a la familia, a fin de herir la unidad básica de la sociedad y el fundamento de la civilización occidental”. Como dice Hamlet: “he aquí un término devotamente apetecible”.

Como dice Michel Jones, citando a Derridá, el asunto es que no hay texto, no hay realidad a la que referirse, no hay orden, cada quien tiene su verdad, cada quien puede hacer lo que le dé la gana: si estás leyendo, no hay un sentido de la obra, un trabajo del autor, eso es sólo la ocasión de que tú viertas tus prejuicios, que son meras arbitrariedades. “En el sistema estadounidense, la Corte Suprema supuestamente no es legisladora, mas, en cambio, es la intérprete de la Constitución […]. Pero, especialmente cuando considera asuntos que implican a la familia, la Corte Suprema se ha separado de su rol propio y del documento que constituye su raíz, es decir, la Constitución, para convertirse a sí misma en ley, fingiendo que la Constitución puede significar lo que sea que la Corte quiera que signifique”. Esto es voluntad de poder pura, en acción.

Ahora viene el queso de la tostada, el parmesano del espagueti, el dulce de leche del alfajor: las decisiones de esa corte, que sacudieron al mundo, de una manera horrenda, un anuncio de los males apocalípticos. “El asalto de la Corte Suprema a la familia data de 1965, cuando ella creó el derecho a la privacidad, que incluía el derecho de las parejas casadas a usar anticonceptivos: Griswold vs. Connecticut, 381 U.S. 479. En 1972, ella declaró que la gente no casada tenía también un derecho constitucional que evitaba a los estados prohibir la distribución de anticonceptivos a estas personas: Eisenstadt vs. Baird, 405 U.S. 438. Hasta ahí llegó la santidad del matrimonio y el acto marital. ¡La Constitución incluía el derecho a copular sin consecuencias!”. De eso se trata, eso es el meollo de la revolución sexual. He escrito en este blog que los hippies no echaron tiros, no cambiaron, directamente instituciones; ni ellos ni sus protectores-promotores-precursores-inspiradores. Ellos cambiaron la cultura, sacaron a Cristo de ella, arrasando sus huellas, anularon a su Iglesia, la infiltraron y atacaron inmisericordemente. Cambió la cultura… las instituciones vinieron después: he ahí cuán “meta-jurídico” es considerar estas cosas, como dice el estribillo kelseniano que tanto gusta a mediocres, piratas, tiranos y bobos en las facultades de Derecho de Venezuela.

Pero la Corte gringa ni de broma se paró ahí, el trabajo no estaba ni por la mitad. “Por supuesto, la Constitución es un contraceptivo imperfecto: los niños se producen [como resultado del sexo], a pesar del supuesto derecho constitucional a tratar de evitarlos artificialmente. Así, pues, que, en 1.973 [22 de enero, marquen la fecha bien], la Corte Suprema descubrió que el derecho a la privacidad también incluía el derecho de la mujer (¿me atrevo a decir ‘madre’?) a abortar su hijo no nacido: Roe vs. Wade [saquen sus cuadernos y anoten, esto es historia, hermano], 410 U.S. 113. Ese derecho, como lo precisó después, obturaba todo interés que el padre tenía en preservar la vida de su hijo, sin ninguna consideración de si estaba o no casado con la madre del niño, usando la lógica peculiar según la que cualquier derecho que tuviera el padre no era inherente a su estatus como padre, sino debe ser delegado a él por el gobierno. ‘Claramente [está citando a la preclara Corte], como el estado no puede regular o proscribir el aborto durante la primera etapa, cuando el médico y su paciente toman la decisión, el estado no puede delegar autoridad a ninguna persona particular, aún al esposo, para que evite el aborto durante este período’: Planned Parenthood of Central Missouri Vs. Danforth, 428 U.S. 52, 69 (1976). La Constitución estadounidense, por supuesto, no contiene ninguna referencia a ningún derecho a la privacidad, a un derecho a los anticonceptivos o a un derecho a abortar a un niño. Pero, en el nombre de la privacidad y los derechos individuales, la Corte Suprema ha golpeado a la familia, separando a la pareja durante el acto marital, permitiendo que la madre mate a su bebé y evitando que el padre salve a su hijo de esa madre”.

Es un tremendo dolor. Ha habido muchos padres queriendo salvar a sus chiquitos, que han sido lanzados a la cárcel, por defender los “derechos” de las filicidas. Claro, la campaña “contra el machismo” no acabará nunca; mientras que las mujeres pueden tener derechos a lo que les dé la gana, a las más bajas pasiones y acciones, a un sexo descontrolado, a la libertad respecto del falo, a rechazar todo orden natural y, en el proceso, a matar a sus hijos. A esto trajo Marx: todas las relaciones son de poder, las familiares, las conyugales (cfr. Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Manifiesto comunista, etc.). A esto trajo Nietzsche: los hijos son una carga para la mujer, que no puede hacer lo que le dé la gana (Genealogía de la moral). A esto han venido a parar las radicales feministas gringas, las feministas de cuarta generación, lesbianas masturbadoras, libres, libres del falo.

Pero por otra parte Nietzsche asoma también su fea cara. Dice Bruen: “¿Alguien oye aquí ecos de Nietzsche? La apelación de la Corte a la lógica y a la Constitución fueron meros medios por los que su voluntad ‘colectiva’ aseguró su poder”.

Pero la historia del derecho necesita de algo más completo y radical. En Donoghue vs. Stevenson, Lord Atkin, el gran jurista británico, aseguró que la racionalidad jurídica supone que uno encuentre en los casos particulares esencias específicas, que limpie de impurezas la concepción sobre éstas y delinee lo mejor posible, lo más precisamente posible, esas esencias: “Es de subrayarse cuán difícil es encontrar en las autoridades inglesas premisas de aplicación general, que definan las relaciones entre partes, que dan lugar a deberes. Las cortes se ocupan con las relaciones particulares que vienen ante ellas en litigios reales y es suficiente decir si el deber existe en esas circunstancias.  El resultado es que las cortes se han comprometido en elaborar una clasificación de deberes tal como los mismos existen respecto de la propiedad, si real o personal, con divisiones posteriores, tales como señorío, ocupación o control, y distinciones basadas en relaciones particulares de un lado o de otro, bien sea fabricante, vendedor o amo de la tierra, consumidor, poseedor, extraño, y así sucesivamente. De esta forma, se puede asegurar, en cualquier momento, si el derecho reconoce un deber, pero sólo donde el caso pueda ser referido a una especie particular, que ha sido examinada y clasificada. Y, sin embargo, el deber, que es común a todos los casos en los que la responsabilidad se establece, debe lógicamente basarse sobre algún elemento común a todos los casos donde se encuentre que existe. Formular una definición lógica completa del principio general está probablemente más allá de la función del juez, pues mientras más general sea la definición, es más posible que se omitan los elementos esenciales o se introduzcan elementos no esenciales[ii].

De la Corte británica de 1.932 a la gringa de 1.992, hay un abismo, ese abismo se llama revolución. “Panned Parenthood Vs. Casey, 505 U.S. 833, 851 (1992), incluyó una de las declaraciones más ridículas y absurdas que haya leído en una decisión de la Corte Suprema. Ahí, la Corte explicó sus decisiones sobre la contracepción y el aborto, diciendo ‘estas materias implican las elecciones más íntimas y personales que una persona pueda tomar durante su vida [sí, claro, lo más esencial es tener sexo sin control ni responsabilidad], elecciones centrales para la dignidad personal y la autonomía, centrales para la libertad protegida por la cuarta enmienda’. Y entonces vino el error garrafal. ‘EN EL CORAZÓN DE LA LIBERTAD HAY UN DERECHO A DEFINIR EL PROPIO CONCEPO DE LA EXISTENCIA, DEL SENTIDO, DEL UNIVERSO Y DEL MISTERIO DE LA VIDA HUMANA’”. ¿Qué gran cosa hicieron los homosexuales en Yogyakarta, al sacar su más importante declaración, en la que dijeron que ellos se podían definir como personas, cada vez que el apetito los jalara hacia una “identidad” determinada por el capricho del momento, como si la conciencia estuviera fuera del cuerpo, si la Corte Suprema gringa nos dice que cada uno puede producir su propio universo? A lo mejor estos universos son aquéllos de los que hablan los ateos que, frente al orden increíble del mundo, dicen que es mera casualidad, porque ha habido, a según, infinitos big bangs y que, por eso, la apariencia de orden del nuestro no es sino lo que a éste le deparó la casualidad: y la lógica y la racionalidad que se frieguen, ¿no? Estas son las grandes coordenadas del mundo contemporáneo, las declaraciones clave, los principios de la revolución, a donde nos vino a traer. Por ellas, podemos tener sexo y matar: somos el dios-James Bond. Pero, la Corte gringa no se quedó allí, siguió, vean, vean: ella le dio el dato a los de Yogyakarta, ¿o es como las grandes mentes, giran alrededor de los mismos asuntos? ¿O será que hay alguien que mueve todo esto, incluso a los que secuestraron al Sínodo de los obispos católicos del octubre pasado en nombre del descontrol sexual, hasta la blasfemia?

“[Esa declaración] no fue ningún error […]. La Corte recorrió el pasaje [del ‘dulce-misterio-de-la-vida’] nuevamente en 2.003, en Lawrence Vs. Texas, 539 U.S. 558, 574, para racionalizar la protección constitucional de la sodomía anal entre hombres”. No sólo puedes tener sexo y matar, dios-James Bond, puedes ser el dios-James Bond-ano consquillúo, la Corte gringa así te autoriza, porque, dado que ella lo dice, el universo no tiene consistencia, es lo que a ti te dé la gana, como tú mismo lo eres, pues eres parte del universo; o puedes decir que no eres parte de nada, pues nada existe o lo que sea, mientras puedas salirte siempre con la tuya.

Y, ahora, viene el meollo del asunto. “En Casey, la Corte dijo que ‘la legitimidad (es) producto de la sustancia y la percepción’, que ‘depende de tomar decisiones jurídicamente apoyadas en principios, bajo circunstancias en las que su carácter principista sea suficientemente plausible para ser aceptado por la nación’. La Corte sugirió que, teóricamente, puede tomar cualquier decisión, sin importar que fuera tan ofensiva que la ‘Nación’ la rechazaría de manera tal que condujera a la ‘violencia’. En otras palabras, los magistrados no quieren llegar tan lejos por delante del pueblo estadounidense, pues eso podría hacer que perdieran el poder de hacer lo que les diera la gana. Así, es difícil ver a los magistrados descubriendo que hay un derecho a la violación. Pero no es imposible: ¿será el derecho a violar más repulsivo que el derecho a matar a un niño?”. La Corte gringa quiere, pues, hacer lo que le dé la gana, dominar, salirse de sus atribuciones, corromper, manipular, pero poco a poco, a la manera en que Hitler aconseja en Meincampf, para que no haya rebelión y de modo que los magistrados puedan seguir en sus “posiciones elevadas” (como en la antigüedad, cuando los israelitas iban a los altares de sus vecinos a matar a sus propios hijos), haciendo y deshaciendo, creando la ilusión de libertad, anestesiando, desmoralizando, para que los poderosos puedan destruir y hacer lo que les dé la gana, mientras la gente no tiene ni a la familia que la defienda… Y la civilización, el Dios que la inspiró, la Iglesia que la parió y crió, son los enemigos.

“Y esto es lo más peligroso. Porque, cuando el individuo no tiene familia, es separado de sus raíces; está ahí, desnudo y solo, vulnerable frente al capricho y la voluntad del gobierno o de quien sea que tiene el poder. No tiene, como el padre en la sentencia Danforth, ningún derecho o autoridad natural o inherente, sólo aquéllos que el gobierno o el poderoso elijan concederle o reconocerle”.

Sin familia, los niños no tendrán quien lleve su intelecto y sus apetitos a la madurez. “en esto, la Corte Suprema de los Estados Unidos está siguiendo un muy transitado camino de ingenieros sociales, quienes, reconociendo que cada persona está enraizada en su propia familia y que las familias son la raíz de cada sociedad, debe forzarlo a que se desligue en orden a rehacer al hombre a su imagen y semejanza”. Bruen pasa a poner varios ejemplos hermosos: Rousseau dictando cátedras de crianza de los hijos al tiempo que abandonaba a los suyos en orfanatos, los nazis y sus granjas de crianza en su intento de producir la raza dominante; los comunistas soviéticos y [estos otros comunistas] los hippies insistiendo en que los niños deben ser criados comunalmente más que por sus familias; los chinos y su política del hijo único, a veces obligando a la madre a abortar aún a la fuerza…

Mas, en el tiempo presente, todo se ha hecho a la manera gringa, enarbolando la bandera de la “libertad”, diciéndole a la gente que se haga su propia cárcel, el cuchillo pa su propio pescuezo, sus cadenas… y la gente respondiendo de la manera más deseable para los tiranos, como borregos completamente inconscientes. Con apariencias de legalidad; con slogans, como Hitler o Lenin. Y por esta vía llegaremos hasta todas las aberraciones… y la persecución abierta, que ya se está dando, de hecho.

***

Esto es historia del derecho. Esto es vida real, amigos. Ésta es la manera como ha atacado la revolución, cuando se dio cuenta, con Gramsci, con Leo Pfeffer, con Reich, con Freud, con Leo Strauss, que la revolución debía ser cultural, no a la fuerza. Que lo mejor era controlar el sexo, corromper, que es bastante fácil, si las instituciones no saben defender a las sociedades, si infiltras, si destruyes la autoridad, si abusas de la libertad de expresión (en la cuenta de arriba falta la decisión Roth vs. USA, de 1.958, por la que se legalizó la pornografía). He ahí el porqué de que hubiera que pulverizar a la Inquisición y a su memoria: que lo digan los introductores de tesis plausibles como la del derecho a definir el propio universo (de Descartes hasta Derridá: no que ellos lo hicieran, sino que ponen las bases para que otros lo hagan): Fe; que lo digan los inmorales sexuales; que lo digan los usureros, que se quitaron de encima el tremendo fastidio de Cristo y montaron su materialismo liberal-capitalista; que lo digan los infiltrados en el Cuerpo Místico de Jesús, la cizaña predicha, que obra a sus anchas, sin que nadie la detenga. Los católicos tradicionalistas harían bien en ver todo esto como causa importante de la crisis de la Iglesia, pues es donde se origina todo. Sólo queda una salida, frente a toda esta debacle de la humanidad, después de que el desastre se expande de Estados Unidos y Europa al mundo entero, en un movimiento que parece imparable, al que no se le ven límites. Hay una sola respuesta, cuando la lógica, la razón, la decencia han sido desterradas; cuando el mal, la injusticia, el absurdo, la confusión, la depravación se han hecho del gobierno de la sociedad humana. Sólo hay una respuesta cuando parece que no hay donde esconderse ya, cuando no hay huida posible, cuando ellos lo han llenado todo. Sólo hay una respuesta cuando el mundo parece haber decaído tan severamente. Cuando la revolución es quien rige, con sus modos tiránicos, con su totalitarismo tolerante o tolerantismo. REBELIÓN, REBELIÓN, ES LO QUE NOS QUEDA, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS HORRIBLES TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…

[i] Este artículo se basa en lo dicho por James G. Bruen, Jr., en: Nietzsche’s Children: The Post-Modern Supreme Court. Culture Wars magazine, enero del 2.006.

[ii] Citado por: Neil MacCormick, en: Legal Reasoning and Legal Theory, segunda edición, pp. 124,4-125,1. [1.932] A.C. 562 at 579-80; 1.932 S.C. (H.L.) at 44.


Por qué peleamos

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El honor de Cristo es irrenunciable, su Amor arde en nuestros corazones

San fernando, Rey de España. Luchó por la Fe, Luchó por España, por la Cristiandad. Un grande de Cristo. Su amor lo consumía, jalonaba su lucha, de la tierra al cielo

San Fernando, Rey de España. Luchó por la Fe, luchó por España, por la Cristiandad. Un grande de Cristo. Su amor lo consumía, jalonaba su lucha, de la Tierra al Cielo

El otro día, estábamos en una discusión por la web sobre el asunto de los llamados “matrimonios homosexuales”. Podría haber sido cualquier otro tema de actualidad acuciante, todo este ataque a lo sagrado, por ejemplo, el abandono arrabalero de lo Alto; cambiado por los “lugares altos”, donde, en lugar de que el Verbo Encarnado se sacrifique por la humanidad; la humanidad es inmolada en el altar de hombres autodeificados de manera usurpadora. Ha podido ser por la matanza arrolladora de bebecitos lindos: un motivo seguro para esperar un pronto castigo de inconmensurables proporciones, literalmente. Los motivos abundan, en estos tiempos de revolución. Un amigo me preguntó: “Estimado Carlos, creo que el ‘debate’ sobre la homosexualidad es irrelevante e inútil. Irrelevante porque si los católicos son tan gays como el resto del mundo entonces sólo 1,8% de los 1200 millones de católicos lo son. Es decir, unos 21 millones en un mundo de 7000 millones de personas. Hay más personas sin acceso al agua potable en Sur América o trabajadores esclavos en el mundo que católicos gay. Y es inútil porque la Iglesia no va a cambiar su doctrina sobre la homosexualidad, ni las personas que no creen en la existencia de la naturaleza humana van a cambiar de opinión por lo que diga un sínodo o una encíclica”. Luego se dirigió a mi hermano: “Creo que un sabio como tú, que ha puesto a tantas personas en contacto con la majestuosa tradición aristotélico-tomista, hace un mayor bien mostrando la verdad que discutiendo con movimientos que impulsan agendas ideológicas. Quizá el único argumento que quepa en estos casos es el de Jesús ante al interrogatorio de Herodes”, id est, el silencio.

Yo le tuve que responder, como los apóstoles en los primeros años, “no podemos callar estas cosas, lo que hemos visto y oído”. “Eje, [compadre], te voy a responder rápido, porque es fácil y porque tú dices que no hay que discutir y argumentar. Hay que discutir y argumentar, no para convencer a Michelangelo Signorile de que es malo destruir a la familia o a los que sacaron la declaración de Yogyakarta de que la conciencia no es una cosa fuera de este mundo que puede manipular la plastilina material a su absoluto antojo, no. Hay que discutir, entre otras cosas, para empezar, porque hay gente que está a la expectativa ante estas cosas y callarse es mandarla a los lobos; segundo, porque un hombre, un macho de verdad, no ve que ultrajan a un número indeterminado de personas y se queda callado e impávido: lucha; tercero, porque uno tiene hijos y el mundo que les vayamos a entregar no puede ser uno en que los Michelangelos Signoriles y los Brunos Fortes hagan y deshagan a su antojo, por lo menos, verán a su papá matándose como los campeones por salvaguardar su honor, ¿me entiendes? Y hay un bono: con eso, a lo mejor se difunde un poco por ahí la racionalidad, tan de capa caída en este mundo post-’racionalismo’“, id est, en el que el “racionalismo” arrasó con la razón.

Después añadí: “Ah, se me olvidaba, los homosexuales de Argentina deben ser como 400 mil, los que se ‘casaron’ después de la legalización de sus uniones serán 20 mil, si acaso. Irrelevante, ¿no? ¿Qué puede ser más irrelevante? Te equivocas: esa legalización es una demoledora de moralidad y racionalidad en Argentina. Lo mismo en todas partes. En Chile está bajo ataque, alguien tiene que hacer algo”. Lo mismo se aplica, como dije antes a todas partes. En mi Venezuela de mi alma, en mi alma Venezuela, mi madre patria, padre y madre, tierras de mis padres y mis abuelos, está fuertemente aplastada: habrá que recuperarla, que luchar hasta el completo “auto-desgaste”, cuando se abran los caminos.

Pero queda aún  lo más importante, hermanos. Luchamos, porque amamos a Cristo, luchamos porque somos de la esencia.Luchamos porque el Amor arde en el corazón. Luchamos porque hay un principio en nosotros, que nos supera, que nos afirma más allá de nosotros mismos, un principio que podemos ver que redime a la humanidad. No podemos, no está permitido, claudicar. REBELIOOOOOOON, REBELIOOOOON, REBELIÓN DE LA ESENCIA….


Tradicionalistas, sigamos razonando: subsistit in, libertad religiosa y diálogo ecuménico

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Sus invectivas, mayormente, están fuera de foco

“Subsistit in”, Lumen Gentium 8, una nueva visita, guiada por Santo Tomás

A las puertas de Mordor, unos pocos hombres son rodeados por un ejército muy superior. La valentía y el desprecio de esta vida, para realizar su sentido, son enormes y generalizadas. Sólo con estas disposiciones de parte de sus defensores, la Iglesia saldrá del abismo presente

A las puertas de Mordor, unos pocos hombres son rodeados por un ejército muy superior. La valentía y el desprecio de esta vida, para realizar su sentido, son enormes y generalizadas. Sólo con estas disposiciones de parte de sus defensores, la Iglesia saldrá del abismo presente

Miren lo que dice Santo Tomás del Verbo encarnado, en la parte III de la Suma Teológica, cuestión 2, artículo 4 (en los artículos 2 y 3 está más desarrollado el mismo tema: escojo este artículo, precisamente, por su concisión), que copio directamente de la página del profesor Enrique Alarcón, de la Universidad de Navarra: “Respondeo dicendum quod persona sive hypostasis Christi dupliciter considerari potest. Uno modo, secundum id quod est in se. Et sic est omnino simplex, sicut et natura verbi. Alio modo, secundum rationem personae vel hypostasis, ad quam pertinet subsistere in aliqua natura. Et secundum hoc, persona Christi subsistit in duabus naturis. Unde, licet sit ibi unum subsistens, est tamen ibi alia et alia ratio subsistendi. Et sic dicitur persona composita, inquantum unum duobus subsistit”. La persona de Cristo es simple, en cuanto a la naturaleza divina, en cuanto ES Dios, simple como no podemos concebir. En cuanto a la persona o hipóstasis, sustancia, sujeto,  SUBSISTE EN dos naturalezas: ES Dios y hombre, es decir, SUBSISTE EN la naturaleza humana y en la divina. De donde, aunque SEA uno SUBSISTENTE, ES, sin embargo, una y otra naturaleza, en virtud del SUBSISTIR. Como dicen en mi tierra, báilenme ese trompo en la uña: como les he dicho, cualquier filósofo aristotélico, teólogo tomista, vive en un universo, el real, en el que no es problema decir que la Iglesia de Jesucristo ES, SUBSISTE EN, la Iglesia Católica. Para abundar un poco más, por si todavía tienen dudas, vean lo que dice en el artículo 8, de la misma cuestión: “unio importat relationem divinae naturae et humanae secundum quod conveniunt in una persona”: según el texto, que después explicita más, la unión de las naturalezas en la Persona divina del Verbo, CONLLEVA (importat) relación entre las naturalezas que “conforman” una Persona. La relación entre las naturalezas ES la unión, pero aquí dice que CONLLEVA. Como dicen en inglés: go figure, ¡imagínate esa vaina!, traducen en mi tierra: subsistir en y por sí es algo propio de la sustancia, sentido principal del ser; conllevar, por otra parte, no es, digamos, un término ontológico, metafísico.

Después de esto, ¿qué vamos a decir, que a Santo Tomás hay que incluirlo en la lista de los que hablaron de manera ambigua para confundir e inducir a la herejía? Discúlpenme si soy estridente, pero el que diga eso, más bien, pasa a la lista de los desubicados del mundo. Entonces, díganme, ¿cuál es el problema con el número 8 de la Lumen Gentium, no será que hace falta un poco de colirio en nuestros ojos, para que no los tengamos turbios al ver lo que hace la Iglesia?

La libertad religiosa… en el estado ¿laico?, no, laicista

El Concilio llamó a reconocer la libertad religiosa. Eso, aparentemente, según ustedes, viola el dogma católico. Vamos a ver: Jesucristo es el mesías, sin Él, no hay salvación; Él es la única revelación completa del único Dios verdadero (Jn. XIV,6 y 9). Además, la Iglesia es el camino que Él estableció, es su Sacramento, su Esposa, su Cuerpo Místico (entre infinidad de pasajes, el más comúnmente citado: Ef. V,22-33; cfr. Tim. III,15). Extra Ecclesiam nulla salus. Todo esto es verdad, ¿quién lo duda?, será un pelagiano, que cree que nos salvamos sin la gracia; o un luterano, que dice, negando como el 80% de la Biblia, que, como Jesús es el único Mediador, la Iglesia no pinta nada; o un new age, que, como cree que no hay pecado, cree que no se necesita ningún redentor; o un ateo, que cree que nos morimos y nos “aplastamos”; o un hinduista-budista-orientalista, que creen en la reencarnación, el karma y el dharma. Si eres cristiano de verdad, crees que fuera de la Iglesia no hay salvación: y, si eres cristianos de verdad, estás, en lo que se refiere a tu religión, en la “verdad completa” (Jn. XVI,14): de eso no hay duda. La única duda, en este caso, procede de ignorancia, de estar completamente imbuido en otra tradición, de modo que, de manera no culpable, tengas barreras sólidas para aceptar la verdadera Fe, de la ignorancia, pura y simple, o de alguna culpa.

Así, parece no haber dudas de que lo de la “libertad religiosa” es una violación del dogma católico. PARECE, nada más. ¿Qué esperan ustedes, que vayan cien mil misioneros a la India y le digan a los sikh, hindúes, musulmanes, brahmanes, etc. que se conviertan ya o se peguen un tiro, porque no hay libertad religiosa? O, a lo mejor, lo que hay que hacer es que los cristianos de Irak decidan pegarse un tiro, porque no tienen modo de detener al ISIS. No digamos nada de otros lugares, China o Qatar.

Hermanitos, la regla de la Fe, en este sentido, la estableció muy claramente es Salvador: “no tendrías ninguna autoridad sobre Mí, si no se te hubiera dado de lo Alto; por eso, el que me entregó a ti tiene un juicio más severo”, dice Jesús a Pilatos. ¡¡¡¡¡A PILATOS, AL REPRESENTANTE DE UN IMPERIO PAGANO, QUE PISOTEABA LA TIERRA SANTA!!!!! Lo Alto, Dios Padre, debe ser tremendo hereje, entonces, ¿no?, según ustedes. Lo único que cabe es la lucha a vida o muerte. Cuando Jesús nos mandó a evangelizar a todas las naciones, el asunto era ir y decirles que eran una cuerda de condenados demonios de lo último, sin compromiso, sin paciencia, sin resquicios: vida o muerte. La Fe a lo macho. No por convencimiento, por compulsión.

Me dirán: el Estado tiene por fin último la Salvación o es ilegítimo. Muy bien, vamos a conceder esto, es verdad. Pero hermanos, tienen que entenderlo bien, la gracia no anula la naturaleza, la perfecciona y la eleva. Dios creó al hombre como animal político y la polis tiene diversidad de fines. Los más importantes, claro, son la verdad, la virtud, la concordia en verdad y virtud y Dios. La verdad completa es Cristo, como ya está dicho. Pero tú no puedes venir y declararle, por eso, la guerra a Mongolia, a Japón, a China, a todo el mundo árabe y turco, etc., a cuenta de estas verdades. Tienes que meterlas en una visión más amplia de la historia, del designio salvador, de la naturaleza humana, de la política. En dos platos: tienes que ser más verdadero y, de ahí, más paciente. Eso hace la Iglesia al hablar de la libertad religiosa. Piénsenlo, ¿qué le dirían a los gobernantes musulmanes, respeten a los cristianos, son buenos? ¿Qué esperarían que ellos contestaran, quitando la violencia coránica, que sí, que no se preocupen, sabiendo que el Cristianismo es una declaración de guerra a muerte, SIN LIBERTAD PARA OTRA COSA, con todo lo que no sea cristiano? Me disculpan, pero hay que estar desquiciado, completamente loco, para creer que el mundo es así, que eso fue lo que creó Dios.

Y eso nos lleva a un punto muy delicado. La mayoría de los cristianos vive hoy en ambientes fuertemente hostiles a Cristo. Los occidentales vivimos en una civilización que corre a toda velocidad a la persecución religiosa. A una como no habido ni habrá. El enemigo, manitos, es el ateísmo, la revolución sexual, el nihilismo (aquí les doy este link, entre muchos otros artículos de este blog, para que vean cómo es el mundo: http://eticacasanova.org/2014/11/17/bruen-y-el-derecho-post-nietzscheano/), la modernidad (no la herejía modernista, que no es sino un punto en el mar inmenso que es la modernidad): el antropoteísmo ateo de la voluntad de poder totalitaria que arropa al mundo de hoy. El antropoteísmo que genera filicidas por decenas de millones y mata bebés por miles de millones: el peor genocida de la historia, sin comparación, sin parangón posible. ¿Me van a decir que no hay una lucha por la libertad religiosa, en la que yo puedo, sin problemas, abogar por un santero y un santero por mí? Y escojo la santería por una especie de natural repulsión que me inspira (repulsión que no implica que yo crea que hay que encarcelar, mutilar y acribillar al pobre hombre que vive en semejante oscuridad, sólo por vivir en ella). El enemigo es la modernidad. Pronto veremos cuánto nos necesitaremos unos a otros, no tengan duda: el comunismo está llenando todo el planeta que no sea musulmán… nadie me garantiza que no esté incluso esa tierra destinada a ser gobernada por sus aliados actuales, los comunistas… Ahí sabremos valorar la libertad religiosa…

Sin libertad religiosa, no podemos llevar la Fe a todos los rincones de la Tierra…

El diálogo ecuménico: Jesús y la samaritana

Esto me trae a este otro punto sensible. Ustedes creen que esto es una herejía. Yo siempre me pregunté qué era lo que querían entonces: la evangelización a los porrazos, por la espada, como los mahometanos. El otro día leí algo que me aclaró: no queremos diálogo, queremos apologética. Excelente, de acuerdo, pero ¿qué, la apologética es una manera de pegar gritos y cerrarse a toda respuesta? Si no te cierras a la respuesta, se trata de un diálogo; si no está abierto a la respuesta, eres un fanático y no estás haciendo apologética, estás dando gritos para ti mismo, a la manera del narcisista. Dirán: “eres un liberal, no crees en la Fe”. Manito querido, te equivocas, lee este blog, soy ortodoxo hasta el final, no hay diálogo en el que un católico tenga que cambiar ni una tilde de la Tradición de la Iglesia, una parte de la cual es la Escritura Sagrada. Pero creo en el diálogo, en una apologética destinada a mostrar al otro, al menos, la razonabilidad de la Fe, a la manera de la Suma Contra los Gentiles; una apologética que muestre a los débiles en la Fe que la Fe es invencible. Si eso se basa en dar gritos con miedo de lo que se pueda responder a la Fe, eso no ayuda en nada a ningún fin noble, todo lo contrario. La apologética es diálogo o no es apologética: ¿de qué defiendes a qué? Y, ya que no vas a oír al otro ni te importa lo que tenga que decir, ¿dónde está tu caridad, dónde está tu Fe, que no resiste la respuesta del que vive en las sombras?

Yo entiendo que los dialogantes de comisiones de por ahí son unos infiltrados del otro equipo, pero ése es otro problema (vid. http://eticacasanova.org/2013/06/20/no-celebro-herejias-ni-cismas/). Una cosa es el concepto, la virtud, en general, etc.; y otra muy distinta son los traidores que han infiltrado a la Iglesia… El modelo no son ellos, es Jesús, hablando con la samaritana: era una que vivía en el error, era una pecadora pública, era una mujer: Jesús no cede, proclama la verdad, la defiende, es educado, obra con santa intransigencia, denuncia, con delicadeza, con firmeza, logra su conversión, llega a todo un pueblo… ¿Ustedes se quedaron dormidos el día que leyeron esa lección en sus clases de catecismo?

Es verdad que los encuentros ecuménicos de Asís produjeron confusión y desenfoque (que no es estar mentalmente desconcentrado, como se cree ahora, por traducciones estúpidas del inglés: focus). Pero eso no es culpa de los encuentros, es culpa de que el mundo está confundido. Lo que logró con eso Juan Pablo II fue algo tan importante, acalló demoledoramente a los ateos que dicen que la religión es fanatismo violento. Ya no tienen esa espada contra nosotros, si les parece poco. La blandirán, ellos son del mentiroso homicida. Pero lo harán violando la evidencia. ¿Que basados en ese ejemplo ha habido abusos de obispos y curas infieles en todo el mundo? Bueno, quizás, se debió advertir, con una carta pastoral, que eso era un asunto del Papa, que nadie debía tomar eso como una declaración de indiferentismo religioso. Yo no lo tomé así y me parece de débiles mentales, pero hay gente menos formada, con menos oportunidades, con más amenazas a su Fe. Aparte, están esos pastores que, si no son masones, son tan brutos o infieles que parecen más masones que otra cosa: es VERDAD, ES HORRIBLE, ES UN DOLOR INMENSO E INTENSO. Pero eso es una cosa y otra es que el encuentro de Asís haya sido algo malo. Es como con la reforma litúrgica y los curas que están haciendo lo que les dé la gana, que interpolan o cambian, de un todo, el rito eucarístico. Eso no es culpa de la reforma. Puede que la reforma sea algo malísimo, como ustedes dicen; puede que, no siendo tan mala, se deba rectificar en puntos, al menos. Pero, por el amor de Dios, distingan, para que no sean unos completos injustos. Bueno, vamos a volver a los curas mason-like, una cosa es el deseo de ir a defender la Fe ante los infieles, para que ellos la conozcan y tengan oportunidad de defenderse, es decir, una cosa es el diálogo sano en que consiste la evangelización y otra estos retrasados mentales. Pero, incluso con ellos, hay que ser un poco indulgente: muchos de los tipos son meros brutos de solemnidad, pobres hombres, gente sola, con necesidad de consejo y apoyo… con necesidad de corrección, de reprensión, a lo mejor, pero no gente que obre de mala Fe… Seamos como Jesús con la samaritana, por favor: firmes, profundos, apologetas implacables, pero por el bien de esas almas perdidas.

***

Entonces, hermanitos, una vez más, vamos a estar en la Iglesia, completamente, sin ningún resquicio que quede con resquemor. Yo, ustedes lo saben, o lo pueden ver aquí, estoy sufriendo intensamente con el desastre actual. Con el hecho de que la crisis mundial esté tan incrustada en la Iglesia y en una apostasía de tremenda extensión en todo el clero, especialmente el episcopado… principalmente la Curia romana. Pero el enemigo es más la modernidad, el laicismo, la tiranía mundial totalitaria, que la Iglesia. Es como en el siglo X: la debilidad mundana de la Iglesia y, concretamente, del Papado, lo puso a merced de una corrupta “aristocracia” (valga la contradicción) romana, lo que se repitió en el XIV, el XV y el XVI. Hoy, hay una tiranía cuya “teología civil”, como dice Voegelin, es un gnosticismo totalitario y ateo agresivo, que no permite que nadie tenga autoridad si no se pliega a su plan asesino, inmoral, sucio. Lean a Sartre, a Derridá, a Marx, a Freud, a Watson, a Huxley, a Kant, a Marcuse, a Heidegger, a Reich, al marqués de Sade, a Shelley, a Jack Kerouak, a madame Blavatsky, a Steiner, Maslow, Emerson (el trascendentalista gringo), Channing (el unitarista), a los magos, a los cabalistas, a Maharishi, y tendrán  un cuadro del desastre en ciernes. Y, más importante, verán a qué está sometida hoy la Iglesia. Ése es el enemigo. Vamos a unirnos contra él: la filosofía, la historia, la teología y una buena dosis de Orwell nos servirán; junto a un gran deseo de santidad. Que el Señor no permita que nos apartemos de Él. Cada quien puede buscar su parcela de lucha. Yo tengo la mía: todo lo que vea malo. Flavio Infante, del blog in-exspectatione, lucha, principalmente, con el mal en la Iglesia; los de Catolicidad o los de churchmillitant.tv andan por el mismo ámbito; Michael Jones y la gente de Culture Wars tienen el más amplio rango, aunque con sus modos (éstos son los más impresionantes que he visto, se los recomiendo, hasta tiene las cosas traducidas al castellano). Hay muchos luchadores, mucha gente buena, que está muy clara. Para mí, una parte de mi lucha está en que ustedes dejen de apuntar a la Iglesia y apunten a los verdaderos enemigos: incluidos los traidores, pero tratados como traidores, no como expresión de una ruptura de la Iglesia, porque eso no es posible. Si hasta Francisco es traidor, entonces habrá que adversarlo, pero como traidor, no como “la Iglesia del Vaticano II”: la “Iglesia del Vaticano II” es la Iglesia de Jesucristo, que no cesó porque ustedes no estén de acuerdo con que Santo Tomás diga que la unión de Verbo y naturaleza humana asumida “conlleve” la relación entre ambas; o porque haya un poco de curas que no obedecen ni que baje la Virgen (que lo ha hecho) o que suba el diablo (que lo ha hecho). Vamos, en la Iglesia, contra la revolución. Contra la REVOLUCIÓN Y SU GOBIERNO MALDITO, LO QUE CABE ES LA REBELIÓN, LA ÚNICA VERDADERA, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…



Hans Kelsen, positivista: ser vs deber; voluntad de poder y derecho

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Hans Kelsen, el prohombre del derecho occidental, en el último siglo; . Su doctrina es de lo más favorable al totalitarismo: todo es pura materia, no hay ninguna formalidad, ningún orden, vale tudo, como dicen los brasileños

Hans Kelsen, el prohombre del derecho occidental, en el último siglo; . Su doctrina es de lo más favorable al totalitarismo: todo es pura materia, no hay ninguna formalidad, ningún orden, vale tudo, como dicen los brasileños

El 22 de marzo de 2009, el Papa Benedicto XVI se dirigió al Bundestag, al parlamento federal alemán, el cuerpo legislativo nacional más poderoso de Europa. Era una ocasión muy especial, el Papa alemán, uno de los profesores universitarios más influyentes de ese país desde la postguerra, se dirigía al Parlamento de su tierra natal y amada. Era un paso crucial, si se tienen en cuenta la importancia de Alemania en la unidad de Europa, la trascendencia de Europa en el concierto internacional, en la geopolítica, y, en consecuencia, en las relaciones, incluso familiares, en todo el mundo. Si no me creen, vean lo que pasó en Nicaragua: en 2006, ese país, por unanimidad de la Asamblea Nacional, aprobó una Constitución que proscribía el nefando crimen del aborto; las presiones de Alemania, de Europa, por órgano de la Canciller alemana, Ángela Merkel fue aplastante[i]. En África, ha habido réplicas idénticas de la actuación alemana en Nicaragua: en materias de aborto, homosexualidad y otros asuntos de moral sexual (llamada hoy “salud reproductiva”: ‘salud’ en cuanto muerte e inmoralidad, ‘reproductiva’, entendida como ‘sexo’; entones: ‘muerte e inmoralidad sexual’). Aunque todavía está sobre la balanza el destino de las naciones africanas… teniendo en cuenta el carácter global de las sombras que se ciernen hoy sobre las personas y las familias, la debilidad material de las sociedades africanas, las divisiones tribales y los genocidios que han producido (resabios de la acción de los pseudo-ilustrados europeos, abuelos de estos posmo de ahora), la típica debilidad moral de los dirigentes que sienten la presión de los problemas sobre sus hombros, la susceptibilidad de manipulación que se da en circunstancias como éstas, la posibilidad cierta de manipulación de los modos de ascenso al poder de las personas en estas sociedades y, en fin, el poder material de europeos y gringos y sus aliados, no le auguro una larga resistencia a los pobres negritos queridos del África subsahariana. Más aún, tomando en cuenta la presión del Islam en zonas amplias de este subcontinente, la presión de las religiones animistas supersticiosas (madres de nuestras santerías, candomblé, vudú, umbanda, etc.), por una parte; y, por la otra, el hecho de que éste es el continente de la expansión más admirable de la Iglesia (se triplicaron los fieles en 30 años) y el continente de los obispos fieles, a los que detesta el masón-cardenal Kasper, las perspectivas se cierran más y más. Y, en la misma proporción, se ve la importancia de la Unión Europea y del Parlamento federal alemán. Se ve la importancia del discurso del Papa Benedicto, cuyo nombre “natural” era Joseph Ratzinger.

El centro del discurso tiene que ver con los ejemplos que puse. El Papa quería llamar la atención de la responsabilidad de los parlamentarios, de los legisladores, y su necesaria sujeción al bien según la verdad, al derecho natural, al orden de las cosas y al orden de las relaciones sociales, según su naturaleza, a la manera como lo captaron con tanta fuerza los juristas romanos, influidos fuertemente por Aristóteles (vid. Theodor Viehweg, Topik und Jurisprudenz; y Tomás de Aquino, Comentarios a la Ética a Nicómaco, libro V). Cuando presenta, en su discurso lleno de espíritu académico, el contrapunto, habla del positivismo jurídico y toma como su representante ejemplar a Hans Kelsen y la absurda separación entre el ser y el deber, sólo concebible en un radical nominalismo: como el que reina en el Occidente posmo. Vale la pena citar a Benedicto XVI, de manera completa, se verán la importancia de Kelsen y los términos esenciales del problema:

Para el desarrollo del derecho, y para el desarrollo de la humanidad, ha sido decisivo que los teólogos cristianos hayan tomado posición contra el derecho religioso, requerido por la fe en la divinidad, y se hayan puesto de parte de la filosofía, reconociendo a la razón y la naturaleza, en su mutua relación, como fuente jurídica válida para todos. Esta opción la había tomado ya san Pablo cuando, en su Carta a los Romanos, afirma: “Cuando los paganos, que no tienen ley [la Torá de Israel], cumplen naturalmente las exigencias de la ley, ellos… son ley para sí mismos. Esos tales muestran que tienen escrita en su corazón las exigencias de la ley; contando con el testimonio de su conciencia…” (Rm 2,14s). Aquí aparecen los dos conceptos fundamentales de naturaleza y conciencia, en los que conciencia no es otra cosa que el ‘corazón dócil’ de Salomón, la razón abierta al lenguaje del ser. Si con esto, hasta la época de la Ilustración, de la Declaración de los Derechos humanos, después de la Segunda Guerra mundial, y hasta la formación de nuestra Ley Fundamental, la cuestión sobre los fundamentos de la legislación parecía clara, en el último medio siglo se produjo un cambio dramático de la situación. La idea del derecho natural se considera hoy una doctrina católica más bien singular, sobre la que no vale la pena discutir fuera del ámbito católico, de modo que casi nos avergüenza hasta la sola mención del término”.

Hasta aquí, de una manera muy general, el Papa expone cómo fue que las ideas de los grandes clásicos griegos, juntamente con los estoicos y los neoplatónicos (en medida mucho menor) y los jurisconsultos romanos,  llegaron a informar al pensamiento cristiano y, así, se constituyeron en una parte esencial del espíritu de nuestra civilización occidental. A diferencia de casi toda otra religión en el mundo, el Cristianismo decidió irse, con San Pablo, San Juan, San Justino, San Ireneo, Clemente, Orígenes, San Ambrosio, San Agustín, tras una síntesis de lo mejor del pensamiento humano y de la Fe bíblica. Esto llegó a su apogeo, cuando, en el siglo XIII, luego de las traducciones impresionantes, en España y el sur de Italia, de los árabes, los griegos y de absolutamente todo el mundo, la gran creación de la humanidad, la gran creación institucional del brillantísimo Cristianismo (lo de “oscurantismo” es calumnia diabólica), la universidad, se lanzara a asimilar, analizar, poner en cuestión, incorporar, rechazar, tomar, superar, etc., toda la ciencia humana que se había acopiado hasta ese momento. Pero, entonces, con los siglos, se llegó a la crisis y la ruptura. De ella, habla el Papa:

Quisiera indicar brevemente cómo se llegó a esta situación. Es fundamental, sobre todo, la tesis según la cual entre ser y deber ser existe un abismo infranqueable. Del ser no se podría derivar un deber, porque se trataría de dos ámbitos absolutamente distintos. La base de dicha opinión es la concepción positivista de naturaleza adoptada hoy casi generalmente. Si se considera la naturaleza – con palabras de Hans Kelsen – ‘un conjunto de datos objetivos, unidos los unos a los otros como causas y efectos’, entonces no se puede derivar de ella realmente ninguna indicación que tenga de algún modo carácter ético. Una concepción positivista de la naturaleza, que comprende la naturaleza de manera puramente funcional, como las ciencias naturales la entienden, no puede crear ningún puente hacia el Ethos y el derecho, sino dar nuevamente sólo respuestas funcionales. Pero lo mismo vale también para la razón en una visión positivista, que muchos consideran como la única visión científica. En ella, aquello que no es verificable o falsable [alusión bastante directa a Karl Popper] no entra en el ámbito de la razón en sentido estricto. Por eso, el ethos y la religión han de ser relegadas al ámbito de lo subjetivo y caen fuera del ámbito de la razón en el sentido estricto de la palabra. Donde rige el dominio exclusivo de la razón positivista – y éste es en gran parte el caso de nuestra conciencia pública – las fuentes clásicas de conocimiento del ethos y del derecho quedan fuera de juego. Ésta es una situación dramática que afecta a todos y sobre la cual es necesaria una discusión pública; una intención esencial de este discurso es invitar urgentemente a ella”.

A esa discusión es que pretendo aportar algo con este trabajo y dando a conocer el mismo a los lectores de mi blog y a mis compañeros abogados; en especial, a mis amigos queridos y compañeros de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Por eso, tomo como ejemplo de la influencia de Kelsen a su acción sobre el derecho venezolano, según la pude ver, estudiando derecho y filosofía en ese país y ejerciendo el derecho en mi patria amada, por 14 años… El caso dicho, puesto luego de esta presentación y del discurso de Benedicto XVI, evidentemente, puede servir como ilustración importante para cualquier régimen jurídico contemporáneo.

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La Teoría pura del derecho[ii] de Hans Kelsen es, sin lugar a dudas, la obra doctrinaria de mayor influencia en el derecho venezolano. No en cuanto a la concepción respecto de las instituciones específicas de derecho, como la propiedad y otras, que hallan sus fuentes en el derecho romano, principalmente, pero también en regímenes modernos, como el español o el francés. Pero, en lo que toca a la concepción sobre el derecho mismo y a los modos de interpretar la ley y de resolver los casos, la Teoría pura es un rasgo distintivo de los modos de ver de nuestro foro.

Mas, si bien la autoridad del iusfilósofo austríaco es invocada como tópico necesario en casi todos los casos y por casi todo abogado, juez y funcionario público, la verdad es que se la conoce muy poco y se conocen mucho menos tanto las doctrinas de donde toma su savia –principalmente Kant y el positivismo cientificista– como las consecuencias que acarrearía su aceptación plena y consciente en las instituciones jurídicas. He aquí la raíz de la inconsistencia entre el modo de concebir al derecho, por un lado, y a sus instituciones, por el otro. Como se verá en con detalle en artículos posteriores (éste es, apenas, un artículo introductorio de una serie de varios), la propiedad, exempli gratia, tanto en el Código Civil Venezolano como en los principales manuales de Derecho Civil II, Bienes y Derechos Reales, es un derecho real, de un titular del derecho; mientras que para Kelsen es una prohibición acompañada de sanción para los terceros de causar molestias a otro que no es titular de nada, pues no hay ningún derecho. Es decir, hay uno que al parecer es titular del derecho y, por tanto, parece tener unas potestades sobre una cosa, pero no es así en realidad: la “propiedad” no es potestad, es la prohibición acompañada de sanción. Esto es consecuencia, en la Teoría pura, de los postulados fundamentales de la misma. Pero, en Venezuela, se aceptan las primeras consecuencias, sin parar mientes en los postulados, y se es incoherente en lo que se refiere a las consecuencias más mediatas, como en lo referente a la institución de la propiedad, según queda ilustrado.

De este modo, el presente artículo y la serie de artículos que lo seguirán tienen por un objetivo principal, hacer clara, en la medida de lo posible, a los actores en el foro toda la Teoría pura de Hans Kelsen, tal como la expresa en la obra por la que se le conoce en el país, desde las fuentes del pensamiento del autor hasta las implicaciones en las instituciones jurídicas específicas. El objetivo es, entonces, que cada jurista sea capaz de ponderar las implicaciones y consecuencias de lo que admite y así pueda juzgar con mayor responsabilidad si es apta como para ser aceptada o no, si parece o no plausible como una interpretación del mundo y del derecho. En segunda instancia, en artículos posteriores, se realiza un análisis crítico de la doctrina, contrastando con la realidad los diversos puntos de la misma, para completar la labor de presentar los datos necesarios para un juicio justo sobre el pensamiento kelseniano. Mas, como es obvio, si se conoce bien un pensamiento y lo que implica, si se los expone adecuadamente, la crítica no puede sino ser una extracción de virtualidades de la exposición: “uno puede estar en desacuerdo con Spinoza y Hegel a la vez, pero el entender es un requisito previo para algo más que un desacuerdo verbal, y, una vez entendidos, ya no hace falta refutarlos. Porque, ciertamente, es una y la misma cosa el entenderlos en su plenitud y conocerlos en sus intrínsecas limitaciones”[iii].

Por otra parte, de acuerdo con Kelsen, el hombre no es libre; mas, al mismo tiempo, es una especie de marioneta de la voluntad de poder (62,2). El hombre es un irresistible malvado que todo lo hace por sus intereses egoístas y el que pretenda buscar sentidos tras las acciones humanas y las instituciones políticas y, entre ellas, las jurídicas, no hace sino manifestar su propia voluntad de poder: Hobbes, Marx y Nietzsche nos describen a la perfección. Sólo es científico, según Kelsen, quien estudie desde este “principio” lo humano. La única afirmación científica, la única que no está dominada por la voluntad de poder, es ésa según la cual somos títeres irredimibles de la voluntad de poder…

En este punto, se hace pertinente investigar las causas de que un pensamiento de tal talante haya calado hasta tal punto en la práctica y el pensamiento jurídico venezolanos; e, incluso, en la forma de concebir los programas de estudio, hasta en casos de personas que se auto-titulan “iusnaturalistas”, como, por ejemplo, el Padre Luis María Olaso, S.J.[iv]. Sobre todo, cuando muy poco de este pensamiento está presente en la comprensión de las instituciones jurídicas específicas.

En la escena decisiva de la película Harry Potter y la piedra filosofal[v], el gran malvado de esa serie literaria, Voldemort, para convencer a Harry Potter de que le entregara la piedra filosofal, aduce un argumento muy relevante en este estudio: “no hay bien ni mal, sólo poder y aquellos demasiado débiles para procurarlo”. El pequeño mago le responde: “¡mentiroso!”. Y, en la trama de la película, el fondo es que ni el malvado se cree su propio argumento o se lo cree precisamente sólo porque es un malvado.

Los más de trescientos millones de copias que se han vendido de los primeros seis volúmenes de la serie y los muchos otros millones que han visto las películas en el cine y en los reproductores caseros, muestran un punto curioso e importante. Occidente ha creído en Hobbes, Nietzsche, Kelsen y otros, que han proclamado la esclavitud del hombre respecto de la codicia desenfrenada; pero ama la ínclita valentía del pequeño mago huérfano. La razón está en que, a pesar de todo lo que en la academia se pueda decir y que la academia gobierne, no en la corta pero sí en la mediana y larga distancia; una academia insensata no puede borrar la humanidad de los hombres. Y, mientras el hombre siga siendo hombre, amará el bien que puede captar, en su experiencia más cotidiana; no obstante el peso de la historia del pensamiento de Ockham a Nietzsche y sus seguidores –Deleuze y Foucault, entre otros–, pasando por Hobbes y todos los demás. Porque una madre abnegada, muchos millones de madres abnegadas, un amigo verdadero, muchos millones de amigos verdaderos, un maestro responsable, muchos millones como él, Jesús en la Cruz, Sócrates tomando su cicuta y toda la lista del martirologio de la justicia y la piedad, son, cada uno a su nivel, refutaciones formales y dramáticas del pesimismo antropológico de los autores nombrados. Y el éxito de J. K. Rowling, autora de Harry Potter, es otra “vía” de refutación. Porque, fuera de cuando se tiene consciencia de estar jugando algún papel –como el de académico cínico y pesimista–, ningún hombre sano puede creer que sólo hay poder y no bien y mal.

En Venezuela, las causas de la aceptación de Kelsen son diversas. Pero hay tres que, conjugadas, dan la clave del asunto. Se resumen en tres términos: reforma guzmancista, progresismo y el hecho de que los abogados son tales y no filósofos. Antonio Guzmán Blanco fue un dirigente político decisivo en la historia de nuestro país y, por tanto, en el talante de nuestra idiosincrasia. A él se debe, en buena medida, el abandono de nuestros campos y la gran marginalidad de nuestros campesinos. Pues, paradójicamente, en su afán progresista, pseudo-“ilustrado”, acabó con regímenes de propiedad agrícola vigentes desde el período hispánico, que daban cierta capacidad a nuestros trabajadores rurales; al tiempo que acabó con los pueblos de misión, en los que paulatinamente se había ido incorporando a las personas a una sociedad estructurada bajo parámetros occidentales[vi]. La reforma guzmancista trató de ser total y totalmente ilustrada; de ahí las expropiaciones a la Iglesia, la erección de un panteón civil, la expulsión de sacerdotes y religiosos. Pero en la educación se sintieron más profundamente sus efectos y ahí es donde la huella ha sido más indeleble. La marginalidad cultural de los campesinos y los pobres de las ciudades es muestra patente de ello. Mas las consecuencias sobre la academia venezolana son incalculables.

Guzmán impulsa una reforma positivista y evolucionista en la Universidad de Caracas (hoy Central de Venezuela), que, en lo académico, es dirigida por el alemán Adolf Ernst y el local Rafael Villavicencio. Esa reforma, fuertemente cientificista, cala rápidamente en muchos de los jóvenes estudiantes que luego serían los intelectuales más importantes del país: José Gil Fortoul, Lisandro Alvarado, César Zumeta, Luis Razetti, López Méndez, etc.; quienes polemizarán, con posturas bastante radicales, con los representantes del Catolicismo (muchos de los positivistas como es evidente de lo dicho eran marcadamente anticlericales y masones) y de la filosofía tradicional. Más tarde se unirían al grupo Rómulo Gallegos, Urbaneja Achepol, Ignacio Arcaya, Laureano Vallenilla Lanz. Junto a la plataforma que luego significó para estos hombres la tiranía de Gómez, sus solos nombres valen para ilustrar el triunfo del positivismo en el país[vii].

Así, un modo de ver que tiene metodológicamente como único objeto de investigación a los “fenómenos”, a los “hechos”, apoderado de mentes y corazones, tenía que ser caldo de cultivo adecuado para las hipótesis kelsenianas [esto es lo que dice Benedicto XVI, según la presentación que hago arriba de su discurso al Bundestag]. Y que era amo de las energías vitales de nuestra academia se puede significar con este apunte de Cappelletti sobre José Gil Fortoul, quien no sólo fue un intelectual conspicuo del país, por muchas décadas, sino hasta presidente-marioneta de Gómez: “llama la atención la firmeza de las ideas positivistas de Gil Fortoul y la insólita persistencia en las mismas. Varias décadas de vida europea y el asiduo contacto con hombres y libros de Francia, Alemania, Inglaterra, Italia, etc., no lograron conmover en lo esencial las convicciones adquiridas en la adolescencia universitaria. En verdad que, durante aquellas décadas, la filosofía positivista conservaba aún algún prestigio en muchos centros universitarios europeos, pero fue precisamente entonces cuando surgió allí la primera reacción antipositivista, de parte de neokantianos, neohegelianos, vitalistas, etc. Ni Bergson, ni Croce, ni Nietzsche, ni Poincaré, ni Windelband, ni Cournot, parecen haber hecho mella en la interpretación del hombre y de la historia que Gil Fortoul elaboró a partir de las enseñanzas de Ernst y de Villavicencio y de sus lecturas de Comte y Spencer. El bergsonismo […] no tuvo casi ecos en Venezuela […]. El neokantismo pasó casi enteramente desapercibido”[viii]. El triunfo fue, pues, total y casi sin rivales.

He ahí los efectos de la reforma de Guzmán, en lo que se refiere al progresismo y al positivismo. Aunque ha de decirse que el progresismo es un punto clave, más allá de Guzmán. Éste, como hábito intelectual, ha saboreado pingües frutos en el país en destrucción de monumentos públicos y desdeño de nosotros mismos, de nuestra historia, y el consecuente entreguismo. En el plano del ejercicio mismo del intelecto, ha dado pie a la asunción de cualquier moda, sin examen, por el solo hecho de ser “lo actual” lo “aggiornato” en los países “desarrollados”. He ahí un par inseparable en nuestro pensamiento, en el período que va de Guzmán hasta nuestros días: progresismo-entreguismo intelectual. Él pone también su parte en el caldo que allana el paso del kelsenismo.

Debe recordarse, además, que, cuando se producía la reforma gusmancista, en Venezuela había sólo dos universidades, Caracas y Mérida (que no se sometió), pues la Universidad del Zulia sería fundada años después, luego de Guzmán, en 1.891. Todas las demás son del siglo XX; las privadas, apenas de 1.950 en adelante y las experimentales de finales de la década de 1.960. Es más, entre 1.958 y 1.998 fueron fundadas o retomaron su funcionamiento prácticamente todas ellas. Así es mucho más claro hasta qué punto la reforma del Ilustre Americano estaba llamada a llegar a todas partes en nuestro país, tanto en el número de personas como en lo profundo que llegó dentro de las conciencias. Piénsese nada más en que los textos escolares, desde el jardín de infancia a los últimos años de bachillerato, han sido escritos por personas imbuidas de positivismo en la UCV, alma mater del país.

Hay que decir, por otra parte, lo siguiente respecto del hecho de que los abogados no sean filósofos –y por eso no se puede decir que tengan culpa alguna–. En un ambiente universitario dominado por el positivismo, unos abogados, actuales y en potencia, tienen pocas posibilidades de juzgar qué puede ser plausible y qué no como explicación del derecho; sobre todo si el propio positivismo, el progresismo y el pragmatismo, con sus consignas como “no filosofe, es pérdida de tiempo”, o “no es productivo”, o “ahí no está el desarrollo”, han convencido a las personas de que filosofar no tiene sentido. Pero las consecuencias de tal indefensión son nefastas: el rechazo de la conciencia misma, es decir, de las armas para la sensatez, por metajurídicas. Si el abogado lector de este texto se siente ofendido, haga un poco de memoria y reconozca su molestia por el “uso” que de Harry Potter se hace en este escrito, sobre derecho y el mayor impulsor de su [pseudo-] “ciencia” en el país: Hans Kelsen. Así, hay estudiantes de derecho que critican a profesores, programas de estudios, etc., por “come-flores” y adictos a las drogas: “ese tipo es un fumao”. Y perdónense los coloquialismos, pero a eso se somete el que quiera llegar al fondo de las cuestiones relevantes. De manera, pues, que si alguien se preguntara: “¿a qué viene eso de Harry Potter y el poder en un trabajo de derecho?” Surgiría inmediatamente la respuesta: “a que la reducción del derecho a imputación-sanción supone la afirmación de Voldemort; es decir, su objeción, el hecho de que la formule, supone la aceptación de una doctrina como la del malvado de la serie literaria, aunque no sea consciente del hecho: ¿vio que no es ‘metajurídica’ esa consideración?”

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Sobre el ambiente académico occidental, capaz de “producir” a Kelsen y de aceptarlo como una autoridad, ha de tomarse lo ya dicho. El segundo cuarto del siglo XX es un ambiente de cientificismo y materialismo; pero en el que hay reacciones como la de Bergson, en Francia, o Husserl, en Alemania. Mas es un ambiente en que la gran autoridad es Kant y su demolición de la metafísica [cartesiana, leibniziana y wolffiana]; incluso cuando el positivismo comtiano dice que la ciencia se reduce al dato fenoménico, Kant está presente, sin que, por supuesto, el positivismo sea kantismo. Más la crítica de pesimismo perfecto de Nietzsche también se ha hecho sentir. De ese modo, de Kant obtiene Kelsen el “aparato” psicológico humano y la interpretación de la experiencia sensible y el conocimiento. Del mismo Kant y del positivismo, su cientificismo fisicista; mientras que debe al positivismo cientificista la idea de la necesidad de reducir el derecho a objeto fenoménico de la ciencia. Del neokantismo, en continuación con lo anterior, la posibilidad de que la ciencia construya su propio objeto. De Bergson, las armas para discutir con los sociologistas, en los términos que se verán en un próximo artículo. De Spencer y, quizás, de Nietzsche –fuentes muy distintas, dicho sea de paso– toma el asunto del poder como motivación humana única e irresistible. En el mundo anglosajón, Bentham y Austin, en consonancia con los “clásicos” británicos: Hobbes, Locke, Hume, Stuart Mill, habían hecho del positivismo jurídico un modo predominante de ver el derecho. Ahí está, pues, la genealogía de Kelsen. Considerando su trabajo como una síntesis medianamente coherente de movimientos tan heteróclitos, no es difícil imaginar que haya tenido éxito: aceptación.

Pero, más profundamente, encontramos la gran corriente que lo subyace todo, respecto de la cual los movimientos nombrados (excepto el kantismo, no, sin embargo, porque no sea marcadamente nominalista) no son más que barcazas arrastradas por la misma: el nominalismo de Guillermo de Ockham y la doctrina de Duns Scoto. Un manantial importante que aporta lo suyo a este río poderoso es el del inmanentismo, mecanicismo y progresismo cartesianos. Pero la gran fuente es Ockham (y Descartes no es más que otro “momento” en el desarrollo secular del nominalismo)[ix].

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Ésos son las coordenadas preliminares que considero imprescindibles para entender a Kelsen y su relevancia, sobre todo, claro, en Venezuela, así como la fuente de su aceptación. Con esto, tenemos el campo abierto para investigar el talante de su pensamiento, de un pensamiento que niega nuestras posibilidades de conocer el mundo, que cierra todo ámbito a la razón y deja a la racionalidad jurídica como una posibilidad, pero en el ámbito de la fe ciega, arbitraria (una fe, en consecuencia, muy distinta de la Fe cristiana, de la Fe en el Logos divino, según mostré arriba); de un pensamiento que niega la libertad, la trascendencia, la inmaterialidad y cualquier puerta para motivaciones diferentes de la voluntad de poder; para quien, consecuentemente, la política es asunto de fuerzas físicas y el derecho un resultado de la política y una ciencia que se construye su objeto y tiene por fundamento al deber kantiano, al deber que Kant coloca como fuente y presupuesto de la moral, pero trasladado al campo de las categorías teóricas, de las categorías de la ciencia, de los objetos de la conciencia.

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En nuestro mundo, esto es una necesidad, hay que investigar bien a los autores que han generado o impulsado la crisis, la revolución. Sólo así se puede encontrar la respuesta adecuada. En el gobierno revolucionario del mundo, en el que todo se ha invertido, todo está cabeza abajo, hay una sola respuesta. Pero, como en todo, la respuesta supone ver cuál es el problema, saber bien en qué términos se presenta el mismo; y cómo la respuesta le es adecuada. La respuesta a la revolución es la rebelión, la rebelión de la esencia. La RESPUESTA ES SABER QUÉ ES LA REVOLUCIÓN, QUIÉNES SON SUS FAUTORES, ES REBELARSE, COMO MORFEO DE MATRIX, COMO EL PAPA NENEDICTO, ES LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…

[i] Aciprensa, 14 de enero de 2007, Alemania presiona a nuevo Presidente de Nicaragua por aborto terapéutico.

[ii] La edición que utilizaré de esta obra es la decimoséptima de la Editorial Universitaria de Buenos Aires.  Buenos Aires, Argentina, 1.981. Y los pasajes que se citen o se refieran serán señalados entre paréntesis, en el cuerpo del trabajo; anotando la página y el párrafo respectivos, separados por una coma. Así, si se halla esta expresión: “29,2”, corresponderá a la página 29, párrafo 2°.

[iii] Etienne Gilson. El ser y los filósofos. EUNSA. Pamplona, España, 1.985. p. 16,2.

[iv] Olaso es un ejemplo claro y muy paradigmático de esto. En efecto, la influencia del pensamiento moderno, con límites marcados por el cartesinismo y el kantismo, aunque declaradamente con influencias directas de Husserl y Hartmann, en Olaso aparece desde los puntos más fundamentales, como en todo el asunto del estudio del “mundo de los objetos”, en el segundo capítulo de la primera parte del libro de introducción al derecho (UCAB. Caracas, 2002. pp. 38-46). Según este pasaje, la sustancia sensible de la que habló Aristóteles, no cae en la experiencia, es como lo que Kant creyó de la “cosa-en-sí”: que va más allá de lo sensible. No sólo es ilegítimo esto, por cuanto Aristóteles jamás hubiera aceptado algo así; por lo que se lee al Estagirita desde el punto de vista de la crítica moderna. Es, además, una negación radical de la metafísica, pues niega la posibilidad de consideración temática de la sustancia y la cosa-en-sí, por ser objetos metafísicos. Además, dice que son reales, por estar en el espacio y el tiempo, como si la realidad de algo dependiera de eso. ¡Incluso la de Dios!, del que dice que es real por estar en el espacio, está en todas partes, y en el tiempo, es eterno. Pero ahí no queda todo. Según Olaso, como según Kelsen, toda norma jurídica establece una sanción, incluso la ejecución forzosa de una obligación civil es una sanción (Introducción al derecho. Tomo II. UCAB. Caracas, 2.003. pp. 13-23). Y acepta la estructura dual de las normas del ordenamiento, pero dice que la sanción no es primaria, como en Kelsen, sino secundaria. Entre las razones por las que critica a Kelsen en este punto, está el kantismo presente: el derecho no se compone de imperativos hipotéticos, sino categóricos. También aparece el kelsenismo-kantismo en la definición de los hechos y relaciones jurídicos, que, de acuerdo con Olaso, son tales por entrar en el supuesto de hecho de una norma (Ibíd. pp. 243; 359-361). En este lugar, siguiendo parámetros netamente kelsenianos, Olaso dibuja diagramas de causalidad jurídica a partir de las normas, por oposición a la imputación kelseniana; aunque en ambos el nexo es el deber ser. Demás esta decir que tales diagramas sólo tienen sentido en un marco, si no kelseniano, sí idéntico al del iusfilósofo austríaco; en el que, entre otras cosas, se cree en la separación entre ser y deber ser. Se podría ampliar la lista de puntos, pero con éstos, no poco significativos, es suficiente a nuestros propósitos en este trabajo.

[v] No del libro Harry Potter y la piedra filosofal, pues, al menos en su edición castellana, no aparece este particular parlamento.

[vi] Mario Briceño-Iragorry. Tapices de Historia Patria. En: Obras Completas. Volumen 4. Ediciones del Congreso de la República. Caracas, 1.989. IV Tapiz. pp. 85-96; especialmente 90-96.

[vii] Ángel Cappelletti. Positivismo y Evolucionismo en Venezuela. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas. 1.994. pp. 25-31.

[viii] Op. cit. p. 229.

[ix] La influencia del nominalismo la muestro con este resumen de un pasaje de mi tesis de maestría en filosofía: “Toda la especulación occidental, desde el siglo XIV, realizó un giro decisivo en el que el Occidente Moderno se vino a convertir, hasta nuestros días, en una civilización única en la historia: la primera y única civilización nominalista. A cualquier moderno o contemporáneo acostumbrado a pensar que con el Renacimiento y Descartes se abandonó el Oscurantismo de la Edad Media, le parecerá un atrevimiento la afirmación. El problema es historiográfico: en Occidente, la historia se ha contado con sesgos ideológicos, desde que el horizonte cultural de nuestra civilización se dividió en católicos y protestantes y éstos últimos salieron airosos de la lucha intestina; en el capítulo I de Tras la Virtud, MacIntyre habla de un gran cataclismo que hizo que se perdiera el sentido de la investigación moral en nuestra civilización, ese cataclismo, a mi modo de ver, es una historia que ha de contarse en tres partes: la revolución nominalista, el Renacimiento –y los graves problemas políticos que lo precedieron y acompañaron– y la Reforma, falta por justificar esto.

“Ahora bien, Hume está ya presente en el siglo XIV, o, al menos, lo está el espíritu que ha de inspirar su crítica psicológica. Seguramente es imprudente hablar sin cesar de él a propósito de los teólogos medievales cuya obra era, por necesidad, totalmente distinta de la suya; pero negarse a pronunciar su nombre, cuando tantos textos ockhamistas lo evocan incesantemente sería cerrar los ojos ante hechos patentes” [Etienne Gilson, La Filosofía en la Edad Media. Gredos. Segunda Edición, Quinta Reimpresión. Madrid, 1.989., p. 663]. Más aún, “no nos atreveríamos a preguntar a los historiadores de la filosofía moderna si están seguros de que la teología de Ockham no haya influido en Locke por su nominalismo y, a través de Locke, en Hume”[Ibíd., p. 702]. Gilson llama también la atención respecto del paralelismo entre el Dios de Descartes y de Pascal y el de los escolásticos; habría que revisar la concepción de Descartes y de Espinoza de un Dios arbitrario totalmente y la de Ockham exactamente paralela [Ibíd.]. A eso hay que añadir la concepción ockhamiana sobre la libertad de indiferencia en su relación con la ley: “Para Ockham, la libertad es esencialmente el poder de elegir entre cosas contrarias, independientemente de toda otra causa distinta de la propia voluntad. La libertad se mantiene totalmente en una indeterminación fundamental entre cosas contrarias, entre el sí y el no, en una indiferencia original de la voluntad que le permite determinarse en la elección sólo a partir de ella misma. De ahí el nombre de libertad de indiferencia. ‘Llamo libertad al poder que tengo de producir indiferentemente y de modo contingente efectos diferentes, de suerte que pueda causar un efecto o no causarlo sin que se produzca ningún cambio fuera de este poder’ (Quodl. 1, q. 16)” [Vid. Servais Pinkaers, Elementos de Teología Moral Cristiana. EUNSA. Pamplona. p. 316]. Mientras que “la función de la razón práctica consiste esencialmente en manifestar a la voluntad los mandamientos de Dios tal y como se encuentran expresados en la Revelación, y en aplicar, después, estos mandamientos al obrar particular y concreto por medio de una reflexión deductiva y con la ayuda de la experiencia. Esta es principalmente la obra de la prudencia” [Ibíd., pp. 324-326]. Ésta es exactamente paralela de la de Hobbes –donde Dios es sustituido como legislador por el Leviathán-. Igualmente, Pinkaers [Ibíd., pp. 322-323] muestra la noción de obligación moral en Ockham y MacIntyre, en las Tres Versiones Rivales de la Ética [Three Rival Versions of Moral Enquiry. University of Notre Dame Press. Indiana, 1.990.  p. 155], muestra cómo esa noción sale de Escoto, aunque, según Pinkaers, es en Ockham donde viene a tomar el lugar que tiene hoy en casi todo tratado de filosofía y teología práctica [op. cit., p. 331]; de estos dos arranca una tradición que llega a su culmen en Kant, de acuerdo con el pasaje citado de MacIntyre. Y esto no tiene nada de raro, pues como MacIntyre pone de manifiesto en Tras la Virtud, todo el proyecto de filosofía moral de la Ilustración venía a dar fundamento racional a la ética, a una ética cristiana, que había recibido por tradición, sin Dios. Son los teólogos católicos los que siguen a Ockham y a Escoto en el avance inicial de las nuevas posturas negadoras del intelecto y colocadoras de la voluntad desligada en la base de la moral: la universidad europea se halló muy rápidamente sumida en el ockhamismo: “los físicos y lógicos de París y de Oxford habían comenzado a erosionar desde dentro aquellas estructuras [la física de Aristóteles y el cosmos de Ptolomeo], que se hallaban muy debilitadas después del terrible hundimiento de Ockham” [Giovanni Reale y Dario Antiseri, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico. Tomo II. Herder. Segunda Edición, Reimpresión. Barcelona, 1.995. p. 30]. El avance posterior lo reciben de Lutero. Pero la influencia de Ockham y Escoto no se limita a inspirar la Reforma ni a sentar las bases para un cambio profundo en la antropología filosófica, que influye decisivamente en las concepciones éticas, presente también en Lutero. En metafísica, la influencia es determinante. En efecto, en El Ser y los Filósofos [EUNSA. Segunda Edición. Pamplona. 1.985. pp. 152-167; 170; 176-184; y 184-202. Husserl, en sus Meditaciones Cartesianas –Meditación I, sección 10–, da crédito al autor de esta obra], Gilson señala la influencia de Escoto en Suárez, la de éste en Descartes y en Wolff y la de Wolff en Kant; según Gilson, Descartes viajaba por Europa con las Disputationes Metaphisicae de Suárez bajo el brazo; al tiempo que cita al propio Wolff, quien declara la influencia de Suárez sobre su propio pensamiento. MacIntyre [Three R ival Versions of Moral Enquiry. loc. cit. pp 155-156] señala cómo Escoto, con su separación entre la captación del universal y el particular, creó toda una serie de problemas que llegarían derecho hasta la filosofía moderna; yo agregaría: que llegan derecho a Kant y su generatio aequivoca (vid. abajo en el próximo capítulo, sección VI.2.A, donde se estudia esa generatio aequivoca), por la vía de Ockham, Descartes y Hume. El propio Ockham tendrá influencia directa en Suárez y en su modo, por ejemplo, de concebir el derecho, por una fuerte influencia nominalista, antropológica y metafísica [Juan Vallet de Goytisolo, “Ius” y “Lex” según las Definiciones de los “Magni Hispani”. En: Persona y Derecho. N° 37. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra. 1997. pp. 25-99]. Descartes, también con su metafísica, inspira el modo de concebir la política de Hobbes, en tanto que la sociedad es la suma de individualidades aisladas [Gilson, El Realismo Metódico. Rialp. Cuarta Edición. Madrid.1.974. pp. 134-136]. No puede negarse, pues, a estas alturas, que el mecanicismo moderno tiene claras bases en la metafísica nominalista y voluntarista de Guillermo de Ockham y de Duns Escoto, respectivamente. Con esto, se cierra el círculo de la total influencia de lo que, por fines de economía, se ha llamado ‘nominalismo’: la influencia de Ockham y Escoto, vía Lutero o no. No se trata de descalificar el luteranismo ni la filosofía moderna o contemporánea, sino de anotar un hecho de capital importancia para entenderlos plenamente; hecho que generalmente permanece oculto en las historias académicas y populares”.


Un libro de nuevos datos para dudar: el Team Bergoglio desenmascarado

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No hay nada oculto entre cielo y tierra, ¿qué creían?

El Team Bergoglio:  no es el San Lorenzo de Almagro, no es nada santo. Se trata de una macilla de anticatólicos con púrpura, buscando tumbar a la Iglesia desde adentro.Pero han sido exposed

El Team Bergoglio: no es el San Lorenzo de Almagro, no es nada santo. Se trata de una macilla de anticatólicos con púrpura, buscando tumbar a la Iglesia desde adentro.Pero han sido exposed

Uno no se debe alegrar del mal, por supuesto que no. Mucho menos cuando se trata del mal de lo que más quieres. En casos así, cabría la pregunta: “¿qué, eres masoquista?” Pero hay un mal que nos puede llenar de gozo, con toda justicia, un mal que es Providencia de Dios. Un mal análogo a la obra del antibiótico: el bien es el ser, en cuanto que, por perfecto, es apetecible: no debería haber un bien que fuera un “anti”-nada. Pero sí lo hay… de seguro, a causa de la caída de la naturaleza: “la creación entera gime y sufre con los dolores del parto” (Rom. VIII,20) y “maldita sea la Tierra por tu culpa” (Gen. III,17). Es como el prólogo del De Beata Vita de San Agustín: la borrasca que lleva al malvado, del naufragio y el dolor, a la redención. Es como la recta indignación de Aristóteles (Ética a Nicómaco, libros II y IV). El antibiótico es bueno, no porque mate a la bacteria, en cuanto tal, sino en cuanto que ésta nos quita la salud y, por tanto, al matarla, la salud se restituye. Ahora parece que hemos hallado un poderoso antibiótico, se llama libro del autor Austen Ivereigh, antiguo empleado de la oficina de prensa del Cardenal Cormac Murphy O’Connor, jefe de la Iglesia de Inglaterra, hasta hace apenas meses (pobre Iglesia de Inglaterra, ahora parece que su jefe es Nichols, el pro-gay). La información viene de fuente muy fidedigna, del blog del Padre Ray Blake, de la misma Inglaterra, de un artículo publicado hoy, llamado Intriguing o Intrigando (http://marymagdalen.blogspot.com/2014/11/intriguing.html).

El libro trata sobre la elección del Cardenal Bergoglio como Papa. Y trata de las intrigas del jefe de Ivereigh, al frente de un grupo de clérigos europeos, que se hacía llamar el Team-Bergoglio; y que se encargó de hacer un largo Lobby para llevar al Papado al Arzobispo de Buenos Aires. La idea era llevar al frente las ideas “liberales”, esto es, anticatólicas de esta macolla.

Según el padre Blake, el autor del libro a publicarse pronto asegura que “hubo una campaña discreta, pero altamente organizada por un pequeño grupo de cardenales europeos […]; los miembros [del Team Bergoglio] organizaron cenas privadas y otras reuniones de cardenales en los días anteriores al cónclave, afianzando sus pretensiones calladamente”.

El Padre Blake ironiza: “yo puedo entender la irritación del Papa Francisco con los ‘cortesanos leprosos’, pero había un Monseñor Pedacchio en la Congregación de los Obispos que se supone que estuvo enviando por fax vastos números de documentos al cardenal Bergoglio o al Team Bergoglio. [Pedacchio] es ahora el secretario del Papa”. “Cortesanos leprosos”, chusma, ¿no?

El funcionario de prensa de Cormac debe estar apoyándose en información interna, presume el padre Blake; pues, para rematar, el referido cardenal se jacta de su amistad con Su Santidad. El artículo habla de reuniones en el English College de Roma, en el que, al parecer, tenía su base de operaciones Murphy O’Connor; y se rumora que hubo una supuesta recepción de cardenales y políticos liberales, es decir, anti-católicos, allí durante el cónclave que eligió a Benedicto XVI. Por otra parte, parece que Pell, el de Australia, no estuvo invitado y, por eso, se instaló en un restaurante en frente del College y anotó quiénes llegaban al aquelarre.

Pero las revelaciones abundan y son más que espantosas. Socci ha hecho las suyas, muchos han estado inundando, aparte, la red con conjeturas y hechos no comprobados (ojo: aquí hablo de hechos: la comprobación es cosa aparte, pero el juicio de una persona responsable requiere, la mayor parte de las veces, de la evidencia que apoye las aseveraciones). El padre Blake, consciente de este aspecto de las revelaciones que se hacen de este tipo, cierra su artículo con un epílogo sobre las intrigas y su atracción a la curiosidad humana. Por mi parte, yo puedo comentar que no le veo nada de extraño ni de increíble, es más, yo creo que debe ser verdad; y ya verán por qué lo digo.

Hubo un gran movimiento para hacerle la zancadilla a Benedicto, desde el principio… y lo dirigió Martini, como no podía ser de otro modo. Ese mismo movimiento se operó en otro frente; y se convirtió en una facción pro-Bergoglio, pues los liberales, desde siempre soñaron con dar el zarpazo mayor, obtener el premio gordo, el Papado, la Roca sobre la que se asienta la Iglesia. Las intentonas actuales, de la revolución actual, por destruir a la Iglesia desde adentro, comenzaron en los últimos años del siglo XVIII (según dice Ratzinger, que sabe de lo que habla). Ese movimiento se hizo inmenso, cuando un Papa, Pío X, tuvo que forzar a los sacerdotes a prestar un juramento de fidelidad; el cual, mucho más aún, fue ampliamente ignorado y tomado con cinismo. Ya era una catástrofe cuando Von Hildebrand escribió El Caballo de Troya en la Ciudad de Dios; cuando los promotores del método histórico-crítico de estudio bíblico se levantaron como la norma “científica” de lectura de la Palabra de Dios; cuando Freud  se convirtió en el estándar por el que se medían las vocaciones antes y después del seminario, el patrón por el que se resolvían los problemas de religión en los monasterios y conventos. No quiero decir nada de Bugnini, para que no digan que soy un sedevacantista o un Pío X. Yo soy un fiel católico, un filósofo tomista, que está sufriendo AHORA, por lo que está pasando AHORA. Yo no desconozco un Concilio ni 6 pontificados… Pero el actual parece uno de aquéllos que quedan para el recuerdo, como el de Alejandro VI, Borgia, o el de Honorio… sólo que peor que cualquier otro que haya habido: el más memorable, pues.

En este ámbito, un libro como éste parece como un antibiótico. Piénsenlo, ¿no tendrá que ver este libro con los nombramientos de los, según Kasper, “negros mojinos ésos”, Napier y Sarah, respectivamente, en la organización del Sínodo 2015 y la Congregación de los obispos? ¿No se está buscando capear una tormenta que los deje excomulgados por abusadores, a toditos, sin excepción, de arriba a abajo? Dios va a hablar, ¿no será ésta una de sus palabras? ¿No será éste el “impeachment”, el voto de censura a estos abusadores, después de que sacaron su diabólica cabeza con todo descaro y temeridad? ¿No será éste el instrumento de la purificación? A estas alturas, con todo lo que sabemos, este libro tiene que ser tomado en cuenta y, una vez clavado el cuchillo, no lo podemos dejar, esto tiene que llegar hasta el final, tenemos que presionar, envalentonados, para que los malos se vayan de la Iglesia… sabiendo que no lo harán sin pataleo, sin ruido: la batalla está por comenzar. TENEMOS QUE DARLE CON FUERZA, TENEMOS QUE REBELARNOS, QUE ASUMIR LA REBELIÓN VERDADERA, LA ÚNICA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN: LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


Team Bergoglio: excomulgado; pero la nulidad no es una opción

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Si se pudiera impugnar cada elección, la Iglesia quedaría a la deriva

MurphyO'connorAyer hablamos del libro de Austen Ivereigh, que aporta potentes revelaciones sobre la elección del actual Papa, que, de hecho, levanta serias dudas sobre su validez, incluso, levanta dudas sobre la pertenencia efectiva de Jorge Mario Bergoglio y una serie de cardenales llamados “liberales”, que se agavillaron, que se asociaron en una mancomunidad, llamada “el Team-Bergoglio”, a la Iglesia. Este libro todavía no ha salido a las librerías, pero ya ha causado una tremenda reacción. Ayer yo me preguntaba si ciertos nombramientos recientes no han sido una respuesta anticipada ante la presión que está por levantarse: Sarah y Napier, los “africanos ésos, negros mojinos” de Kasper. Sin embargo, al hablar de reacciones, no me estoy refiriendo a esto, que no es sino conjetura mía. Sin lugar a la elucubración, la secretaria de prensa del Cardenal Murphy O’Connor, salió a la palestra a la defensa de su jefe: publicó una carta al editor en el periódico inglés Daily Telegraph, en la que niega, no las maniobras de su patrono, sino su participación en el último cónclave, el que eligió a Francisco. Además Maggie Doherty, hablando expresamente en nombre de Cormac Murphy O’Connor, asegura que su empleador no contactó antes del Cónclave al Cardenal Bergoglio para pedirle ser candidato al Papado; lo que, hasta el punto en que él puede ver, tampoco lo hizo ningún otro cardenal. Finalmente, recuerda que las ocurrencias del cónclave son secretas.

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Un señor Br. Alexis Bugnolo reporta la acción de la Mrs. Doherty, en un artículo (en: https://fromrome.wordpress.com/2014/11/25/if-ivereigh-is-to-be-believed/), en el que publica una copia escaneada de un ejemplar del Daily Telegraph, que es donde se lee lo dicho por la dama. Para él, esta negación es tan sospechosa que elige darle un buen beneficio de crédito a Ivereigh, pues le parece darle una importancia desmedida al asunto. Parece, solamente, pues, si se lee la ley eclesiástica y se juzgan desde su perspectiva las revelaciones de Ivereigh, Murphy está en un grave aprieto, lo mismo que sus cófrades en la ideología. Hay que revisar esa normativa.

El bloguero citado se fija en la ley sobre elecciones papales dictada el 22 de febrero de 1996, por Juan Pablo II: Universi Dominici Gregis. La referida ley establece penas de excomunión, latae sententiae, para los que violen el deber de mantener en secreto los aconteceres del Cónclave o de las Congregaciones Generales anteriores al mismo, lo que incluye a los cardenales que no participen en el Cónclave, aunque sí en las Congregaciones (58 y 59). En la misma pena incurren los “cardenales electores que establezcan pactos, acuerdos, promesas u otros compromisos de cualquier especie”, que los pretendan obligarse a dar o negar sus votos a cualquier o cualesquiera personas; tales compromisos son nulos y no son vinculantes para nadie (81). Pero la ley continúa: prohíbe el establecer pactos para tomar determinados cursos de acción en el caso de que alguno salga electo: tales pactos son absolutamente nulos y no obligan a nadie (82): un pacto tal, según ha confesado Francisco y varios cardenales (entre los que está Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York), fue asumido en el último Cónclave.

No está en aguas llanitas el cardenal Murphy O’Connor: está hasta el cuello en arena movediza. “Si el libro de Austen Ivereigh contiene evidencia verificable” de que hubo manejos truculentos en la elección de Jorge Mario Bergoglio como Papa, los responsables están excomulgados de inmediato, ipso facto, eo ipso, y no forman parte de la Iglesia, no podían, siquiera, estar en la asamblea que eligió al actual sucesor de Pedro. Peor aún, si es verdad que Bergoglio estaba en las mismas andanzas, si solamente asintió a la distancia, aunque no sea verdad que él mismo estaba en la dirección del “Team-Bergoglio”, entonces Bergoglio estaba fuera de la Iglesia al momento de su elección: ¡¡¡!!! En una circunstancia de tal calibre, la pregunta es obvia: de ser esto verdadero y comprobarse como tal, ¿es válida la elección de quien ha tomado el nombre de Francisco? Bugnolo se mete a estudiarlo.

***

En el número 78 de la ley de 1996 de Juan Pablo II, se dice que hay pena de excomunión latae sententiae para quienes practiquen la simonía en la elección papal. Pero la norma tiene un giro que puede parecer inesperado: el acuerdo simoníaco se declara nulo, pero la elección bajo el mismo no, más aún, se anula el acuerdo, a fin de mantener la validez de la elección. Cualquiera puede asegurar que aquí se trata de una contradicción, sobre todo si el electo papa es uno de los agavillados y, por tanto, excomulgados, PERO NO LO ES. El derecho protege la justicia y ésta es un aspecto del bien común y, a quien compete el bien común compete la prudencia y no hay prudencia sin sagacidad (que es lo contrario de la astucia, por cierto, no un sinónimo de ella [valga la aclaratoria]). Si se pudiera impugnar cada elección papal, la Iglesia viviría en ascuas, sin paz, sin que se pudiera nunca alcanzar la paz. La Sede Petrina tiene que estar provista de una cierta invulnerabilidad; y quienes sufrimos por la humana indignidad (frente a Dios todos somos indignos) de quien está ocupando esa Cátedra tenemos que ser pacientes y confiar en Dios. Quizás, luchar contra los desastres que vaya dejando el hombre, tratar, por todos los medios de ser instrumentos de ese Espíritu que guía a la Iglesia, en cabeza de su Pastor Vicario, pero no podemos andar aceptando que cada Papa sea impugnado por el primer loco O EL PRIMER ENEMIGO DE LA IGLESIA que aparezca por ahí con un libelo de demanda de nulidad.

Bugnolo se pregunta si esa provisión de la simonía se aplica a otras causales, como la que cae en nuestras manos, en este caso: el cabildeo, la constitución y la operación del “Team-Bergoglio”: dado lo dicho, la respuesta es bastante obvia: no hay tu tía ni María que valga en este caso. Imagínense al ejército de los sedevacantistas queriendo anular toda la vida de la Iglesia de los últimos 56 años, la locura total. Entonces, alguien podía denunciarlos ANTES y tratar de impedir que sus malvados designios prosperaran; una vez que todo está consumado, no puede haber nada que hacer, así de sencillo.

***

Entonces, ¿qué se puede concluir? 1) Que cada vez parece más claro que los tiempos presentes son… sui generis, que estamos ante una banda de mafiosos terribles, que quieren hacer de la Iglesia una especie de agencia new age de religión y moral a la carta, según el gusto de consumidores que sean capaces de constituirse en dioses mayores, capaces de construirse sus panteones particularísimos. Parece cada vez más claro que están determinados a recurrir a todo tipo de maniobras arteras para lograr sus objetivos nefastos. Es bastante diáfano que se mueven por la línea del comunismo y el postmodernismo, de las relaciones y la humanidad líquidas. Quieren llevar a la Iglesia a la última maldad demoníaca, por la vía cool de la cultura light, con aborto y todo. 2) Pero también hay que concluir que del otro lado tenemos a gente despierta, que no es tonta, que no es mocha, manca, coja, corta ni perezosa, que está en pie de lucha y, de vez en cuando, hace retroceder a los malos. Tenemos a Dios de nuestra parte; no hay que dejarle todo a Él, eso es violar su orden, el orden del Dios que quiso hacerse nuestro Deudor, de la manera más asombrosa: nos crea, nos da todo de la nada, se hace Uno de nosotros, nos redime, nos da todo impulso para el bien, y se quiere hacer nuestro Deudor, qué LOCO. Ese Dios LOCO, está de nuestro lado, del lado de nosotros en la lucha, en la lucha en que nosotros somos los luchadores, en la que no nos podemos volver locos ni lelos, humanamente hablando (vid., en el Fedro, de Platón, los tipos de locura), para que nos hagamos, como San José, como la Virgen, como Simón Cireneo, como los machos, sus acreedores. 3) Ese retroceso de los malos, sin embargo, no es posible llevarlo más allá por nuestros solos medios humanos, no podemos pretender defenestrar a Francisco, eso sería una locura y una devastación de la Iglesia, peor de la que él podría causar nunca. Antes dije que hay que luchar junto a todos los luchadores (como Burke o Ivereigh), ahora digo que hay que confiar en la Providencia, sin más, en el lugar al que no podemos llegar, el que está más allá de nuestros límites; tenemos que esperar y TENERLE PACIENCIA A DIOS, que responde, aunque nos parezca más impuntual que nuestras esposas: no somos quiénes para reclamarle su tardanza, no groseramente. Él va a responder, en parte, lo ha hecho y, además, nos preparó con su Madre en Fátima y Akita y con Ana Catalina… etc., tantos y tantos. 4) Mientras tanto, la paciencia y la confianza tienen que traducirse en un aspecto de nuestra lucha: no puede escandalizar, tiene que dejar bien clara nuestra fidelidad al Papa y nuestra oposición al mal, aunque sea tan difícil, no hay más nada que hacer. No es imposible, porque no es una contradicción, pues se trata de aspectos diversos del asunto. Dios nos prueba, hermanos, quiere que seamos grandes santos, es altamente difícil, pero lo hace porque confía en que el hombre, unido a Él, es capaz de grandes bienes: nosotros somos capaces de bienes inmensos. 5) Parece que Cormac Murphy O’Connor y el resto del Team-Bergoglio están excomulgados, les guste o no, lo declare alguien o no; aunque no deben preocuparse, el Papa tiene poder de levantarles la excomunión: ¿? La elección de Francisco no es nula: aunque pudo evitarse, ya se consumó y no hay nada que hacer, salvo lo dicho en las conclusiones anteriores. 6) Sin embargo, esta pandilla, after all y por tanto, es instrumento del Amor de Dios.

Asumir esta lucha, con todas las fuerzas, con toda sagacidad, con toda santidad (unidos a Dios y reconociendo nuestra nada), con fidelidad a la Iglesia, sin aventuras desmedidas, con firmeza inconmovible, ESTO ES REBELIÓN, LA ÚNICA VERDADERA, LA QUE DE VERDAD VALE EN ESTE MUNDO DE HOY, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


Mío

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¿Qué es, en realidad, mío, si mi ser no lo es?

Éste es, probablemente, el mejor libro de Lewis

Éste es, probablemente, el mejor libro de Lewis

Dice el muchachito de tres años: “mío”… y, por arte de ilusionismo, hace SUYAS todas las cosas. “Oye, tienes que ser mi amigo, fíjate, tu mami es mi hermana”; “¡¡¡NNOOOOOO, ELLA ES MÍÍÍAA!!!”. Su peluche es suyo, su pelota es suya. “Vamos a jugar, mira, ahí está esa pelota sin usar”; “¡nnoooo, mi peota e mmíííaa!”. Esta forma de mío es la forma favorita del infierno, en todo aquello que no sea un niño de tres años, como señala C.S. Lewis de manera tan acertada, en Cartas del diablo a su sobrino (The Screwtape Letters). De hecho, al pobre niño cuyos papás no lo saquen de esa dimensión de mío, le esperan momentos muy difíciles… y no digamos nada de quienes caigan en sus manos. En el mundo de hoy, una fuerte corriente cultural ha hecho la más grande de las magias gnósticas: ha hecho que todos se queden en el mío del niño de tres años sin educar, del hijo único, de padres desapegados, ricos y consentidores, de tres años. Oh, tragedia.

“Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende, y, en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son y ninguno lo entiende […]. ¿Qué es la vida? Una ilusión, ¿Qué es la vida? Un frenesí, un engaño, una ficción, porque el mayor bien es pequeño y toda la vida es sueño y los sueños sueños son”, dice el gran poeta Calderón (La vida es sueño). “¿De qué le vale al hombre ganar el mundo, si ha de perder su alma?”, preguntó aquella Persona divina, la que se unió a nuestra humana limitación, sin limitarse en nada. “¿Quién tiene el poder? O Dios o el hombre, sólo una es verdad, cada respuesta excluye a la otra”: ésta es la respuesta del mago gnóstico, el inspirador de nuestro mundo: Marx. Él dijo “despertemos”, y quería decir “soñemos, vamos a soñar que somos dioses”. Y cada quien dijo, en nombre del comunismo, “soy dios, el mundo es mío, yo me defino, yo defino al mundo”.

Dijo la feminista: “mi cuerpo es mío, mato chiquitos, me independizo del falo”; dijo el avaro “liberal-capitalista”: “tengo ésta o aquella baratija, soy dueño absoluto”. Dijo el new age: “soy dios, me hago dios, construyo mi panteón y yo en el altar mayor, que se inmole el mundo ante mí, el portador del cristo cósmico, el hijo predilecto del universo”. Dijo el curita marxista-ateo-teólogo-teoliberal: “cristo es mío, es mío, porque soy el pueblo, soy el representante, el único, la avanzada del proletario en su lucha [intra-]histórica por la revolución, por destruir al opresor capitalista de todos los tiempos; la historia es mía y yo proyecto a otras sociedades las categorías que me den las ganas; y después digo que todo es intrahistórico y que cristo no puede hablarnos, pues es sólo un sentimiento sepultado por la historia”. Dice el homosexual: “mi cuerpo es mío, yo me defino, más aún, yo defino el parámetro de mi definición, yo soy un HOMO, y eso es bilogía, pero no, es elección libre, porque los sexos son biológicos y culturales, porque es cultural lo que yo diga, y la cultura la dicto yo, y yo soy HOMO, me reduzco a mis apetencias sexuales, y el que diga otra cosa es un nazi, según mi definición, que es mía”.

***

¿Qué es mío, los latidos de mi corazón? No, yo no  dispongo de ellos. ¿Los cabellos de mi cabeza? Que lo diga el calvo, que querría tener su melena, a la que añora en su vanidad. ¿Mi vida? Nadie sabe el día ni la hora: ¿de qué le vale al hombre ganar el mundo, si ha de perder su alma? ¿Qué daría a cambio de su alma? ¿El mundo? Al morir, dice Gandalf, atravesamos la cortina gris del mundo: ¿de qué nos valdría ganar el mundo, con su cortina gris, cuando todas las formas quedan derogadas?

¿Qué es mío, mi ser? No me lo di, no me lo puedo quitar, no lo sostengo yo en la realidad. ¿Qué es mío? Busco la respuesta en la calle: “Hola, mi pana, ¿qué tal, todo bajo control?”; “No podéis añadir a vuestra estatura ni un codo”. Eje, un momento, Dios-hombre se burla: un codo son 30 centímetros, el chiquito acomplejado mataría por los 30 centímetros que lo llevarían al 1,75. Un codo es nada… ¿entendiste, enanito? El cuerpo es más que el vestido y la vida más que el alimento… ¿Son míos el vestido o el alimento? Se rasga mi pantalón, engarzado en un carro y, saz, me entero: no era tan mío.

“Ojalá no me hubiera tocado vivir en estos tiempos”, suspira Frodo. “Eso dicen con frecuencia todos aquéllos a los que les toca vivir en tiempos tan aciagos”, dice Gandalf. No es mío el tiempo en que vivo: “no nos toca decidir en qué tiempos vivir”, continúa el gris, de la orden de los magos. No nos dimos la inteligencia; no nos dimos la gracia; no nos dimos el ser graciosos. ¿Y los amigos? Nos dejan, nos abandonan. ¿Y los amigos? Nos escogen, sin que sepamos por qué; no decidimos a quién caemos en gracia, no se nos da el decidir cuándo caer en desgracia. Quieres hacer una mueca, te sale una morisqueta. “Y todos venimos a despertar en el sueño de la muerte, desdicha fuerte”. Soy rápido, soy una maravilla, todos me quieren: no me di mis piernas; no pude evitar aquella lesión que me sacó de las pistas, de las canchas. ¿Y la familia? No nos la damos, no nos damos la patria, no nos damos permanecer unidos. ¿Mi tiempo, mis días? Tienes tus planes, viene tu tía, al traste con tus planes… y el mal humor; “¿quieres hacer reír a Dios? Cuéntale tus planes”, dice Eduardo Verástegui.

Mis pensamientos, esos sí son míos: “no consentirás pensamientos ni deseos impuros” ni inconvenientes de ningún modo: ¿cuántas veces no podemos parar los pensamientos inconvenientes? No son míos. ¿Y mi personalidad, mis recuerdos? Un golpe en la cabeza y, cataplán, amnesia para siempre; alzhéimer, arterosclerosis, otros tipos de locura, un ataque de nervios, la depresión somática. Fin de todo.

***

Entonces, ¿qué es mío? “Sólo nos es dado decidir qué hacer en el tiempo que se nos da”, concluye el sabio Gandalf. Pero, ¿eso es “mío”? Parece que no, tampoco, sólo en una medida precaria, no absoluta, como lo más mío, de entre lo demás. ¿Alguien puede, entonces, decir mío? Lewis responde. Hay sólo una vez en la que alguien dice “mío” de manera absoluta y verdadera. Escribe el diablo a su sobrino: “cuando, al final, nos lo arrebate [al hombre al que están tratando de llevar al infierno] el Enemigo [el del diablo, Dios] o cuando nos lo traigamos aquí, a ser devorado, por toda la eternidad”. Mua-jajaja-mua-jajaja. Ahí lo tienen: “Mío”.

¿De quién quieren ser, del screwtape, que se los comerá, o de Dios que los elevará a donde “ni el ojo vio ni el oído vio ni el corazón humano puede barruntar”? Hay dos caminos: el del que dice “mío” y se enfrasca en el engaño demoníaco del egoísmo hasta el fin, de la soberbia usurpadora; o el del que se niega a sí mismo, toma su Cruz de cada día y sigue a Cristo. No hay términos medios. Lloraremos “míííííííííoooooo, míííííííííoooooo” en violenta frustración absoluta, hasta siempre; o diremos “tuyo soy”, en plenitud inconmensurable, en la Eternidad.

EPÍLOGO PRO-VIDA:

A todas éstas, díganme, feministas, ¿todavía creen que su cuerpo es suyo, que están legitimadas para matar a sus hijos?

EPÍLOGO PARA GENTE BUENA

Nada es nuestro, en realidad, en lo profundo. Tenemos cosas, pero son prestadas. Existe la propiedad, políticamente, decir otra cosa es una locura: necesitamos del uso exclusivo que implica una cierta capacidad de disposición. El comunismo es muy fuertemente antinatural. No hay duda; por eso, el liberalismo es un poco más humano, aunque sea muy malo (por eso y porque permite la discusión y el disenso, a diferencia del totalitarismo marxista). Es muy malo, por muchas razones, pero destaca su materialismo corruptor y preparador del comunismo. Destaca su disolución de los vínculos sociales y su destrucción del vínculo entre las generaciones, que se llama historia y tradición. Algo muy nuestro es la solidaridad entre todos en el destino humano, en el lazo del origen, en la naturaleza, en el cariño familiar. Pertenecemos a diversos grados de comunidad; las comunidades pueden con razón, decir MÍO, acerca de nosotros: la familia, la patria, la Iglesia, la Humanidad. Nos debemos a ellas. Les deseo que su decir “mío” nunca los separe de las deudas de gratitud que tienen para con sus familias, patrias, Iglesia, humanidad, Dios. Si vemos cómo pertenecemos a estas comunidades, pondremos nuestras “propiedades” en el camino: “niéguese a sí mismo y tome su Cruz”: negarse es ponerse a la disposición de los demás, poner nuestras posesiones, también, al servicio del hermano. Que el egoísmo de “mío” nunca produzca rupturas que lamentar. Que Dios los bendiga…

EPÍLOGO PARA MATRIMONIOS

Dedicado a mis amigos Carlos y Patricia Martínez Manzur

Cuando nos casamos, cuando nos unimos para siempre a otro ser humano, delante de Dios, en ese compromiso con vocación de definitivo, ya no existe el “mío”, todo es un nosotros, en el que no puede caber ningún resquicio, no hay rendija para el aire ni la luz, aunque esta unión, como la del Verbo y la naturaleza humana que Él asume, como la del Verbo encarnado y su Iglesia, sean pura luz; aunque con una diferencia, al menos: esta luz es corruptible, si decidimos decir mío, en vez de NUESTRO. Hay un solo mío entre esos que son “como hermanos, siervo el uno del otro, una sola carne y un solo espíritu” (cfr. Tertuliano, Ad uxorem), hay ahí un solo mío, uno solo legítimo, quiero decir: cuando cada uno dice del otro, “eres mío, porque soy tuyo, porque SOMOS de Dios… para darle más hijitos, más cositas, que sean SUYAS. Eres mío, soy tuyo, para siempre”…


Desolación gringa y vaticana

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Las monjas rebeldes con espaldarazo pontificio, al finalizar la visita apostólica

Joao Braz de Aviz, la fea cara de la nueva religión mundial... y del reino del doblepensar, la mentira más radical de la historia; ergo, la más hija del Padre de la mentira

Joao Braz de Aviz, la fea cara de la nueva religión mundial… y del reino del doblepensar, la mentira más radical de la historia; ergo, la más hija del Padre de la mentira

Hace 50 años, las religiosas de los Estados Unidos de América eran una potencia superior al aparato militar de ese país, de eso no hay duda. No había un ejército sobre el planeta, no habrá un ejército, que se compare a esas mujeres insignes que formaron ese eneorme aparato de Luz, de la Luz del mundo. Ni con millones de drones ni con bombas atómicas ni con los marines y los aviones stealth y los cohetes teledirigidos, capaces de acertar a una hormiga a tres tierras de distancia, nada sobre la tierra era capaz de igualar en mística y poder a ese aparato formidable. Ésa era una enorme fuente de preocupación para el enemigo revolucionario. En 1939, cualquier obispo de ese país, dado el empuje de sus instituciones y la fertilidad de sus matrimonios, podía hacer suyo a Tertuliano cuando decía en la Apología, algo como: los católicos estaban por todas partes, en todas las instituciones, de hecho, tenían las instituciones más fuertes, controlaban la moral del cine, ganaban el Oscar (La canción de Bernardette), los Estados Unidos, desde cualquier perspectiva razonable, parecían destinados a convertirse en el más grande de los países católicos. El mundo temblaba. Los revolucionarios tenían otros planes. Bertrand Russel, Gunnar Myrdal, Louis Wirth, Paul Blanshard, John Dewey, Rockefeller, Ford y las demás fundaciones, Saul Alinsky, gente ponderosa e inteligente y sin escrúpulos, tomaría en serio el reto. La OSS, antecedente de la CIA, fue formada por esta gente y con este propósito (entre otros) en mente. La gran reforma urbana de 1950 a 1980 tuvo este fin; la revolución sexual también. La victoria estuvo en los 60 con las decisiones jurisprudenciales que destruyeron el matrimonio natural y cristiano (vid. http://eticacasanova.org/2014/11/17/bruen-y-el-derecho-post-nietzscheano/), el informe Kinsey, los hippies, Andy Warhol, el rock and roll, la quiebra del código de decencia del Hollywood. Pero, más aún, con la claudicación de las instituciones católicas: la universidad, empezando por Notre Dame y su rector notabilis, Padre Theodore Hesburgh; el liderazgo de su Conferencia episcopal, bajo pervertidos como Dearden, Bernardin, Mahoney, Cushin, Weakland, gente que, como mínimo, trabajó para destruir la liturgia, la moral sexual y promover la homosexualidad y la entrega a Freud, a Rogers, Fromm y Maslow, a Watson, a Strauss y Heidegger y Marx; los sindicatos, corrompidos por Alinsky; las órdenes religiosas, el seminario y los colegios, bajo los mismos obispos, con los mismos auspicios…

Conviene ver la situación de las órdenes religiosas y la educación, para esa nefasta y fatídica década de 1960, de la mano de Michael Voris y su admirable Church Militant (.tv: http://www.churchmilitant.tv/dispatches/demolition/).

En 1947, en Estados Unidos, había 1653 bachilleratos, liceos para la educación media, de adscripción diocesana; en 2012, 731. En 1965, los estudiantes de estos liceos diocesanos eran 700 mil, éstos representaban una proporción de 153 cada 10 mil católicos; en el 2012, habían caído a 327 mil, 48 sobre cada 10 mil fieles. En 1964, había 901 liceos privados católicos en ese país; en el 2012, 595. En el año de mi nacimiento, 1969, había 422 mil estudiantes en estos liceos privados; en el 2012, 296 mil. Las escuelas parroquiales han pasado de 10.550 en 1966 a 5378 en 2012. En 1963, los estudiantes de estas escuelas eran 4,5 MM, en el 2012 habían caído dramática, trágicamente, a 1.382.000, menos de un tercio, con incrementos poblacionales significativos. En 1966, había 12.373 curas enseñando en las escuelas; en el 2012, 1.199: no llegan al 10%: de 2,6 a menos de 0,1 por 10 mil fieles. En 1967, los monjes-profesores eran 6.000; en el 2012, 698: una caída del 88%. Aquí viene el número al que quería llegar, el número de religiosas, el pilar del sistema educativo católico gringo, el ejército admirable, que hubiera hecho que el de Alejandro retrocediera y huyera despavorido: en 1964, la religiosas-educadoras en los Estados Unidos de América montaban a 104 mil efectivos (unidas a los curas y a sus hermanos docentes, sobrepasaban los 122 mil; y, con 43 mil laicos, completábamos los 165 mil educadores católicos en escuelas adscritas a la Iglesia); en el 2012, en el 2012, ¡¡¡en el 2012!!!, las hermanas son 4.000, ¡¡¡CUATRO MIL!!!, 100.000 menos, en 38 años, más de 96% menos. De 23 monjas por cada 10 mil fieles, pasamos a menos de 1, ¡¡¡UNA!!! [una pausa para las lágrimas, permítanme, que yo los excuso]. De 122 mil curas, monjes y monjas, pasamos a menos de 6 mil. La universidades cayeron de 309 a 233, de 1966 a 2012, casi la cuarta parte se ha esfumado; y aquí no estamos hablando de la fidelidad de estas universidades que exhiben en sus teatros obras tan edificantes como los Monólogos de la vagina, de Simone de Beauvoir, como lo hizo la nave emblema, Notre Dame.

No se olvide, se está hablando, como muestra, de la educación, esto se podría ampliar a otras áreas: a los curas diocesanos, a los monjes contemplativos, a los que se dedican a la salud o a los pobres. Pero nada de eso importa, el cuadro está claro: la Iglesia en los Estados Unidos ha sufrido una debacle que no se puede explicar de manera fácil: de prácticamente ningún católico en ese país hasta 1845, se pasó a ser una potencia, en mucho menos de 100 años. Pero, de pronto, el camino se torció y se llegó a esta caída descomunal, desoladora, arrasadora, sin paliativos. Una Iglesia que mantiene sus números de manera artificial, por la llegada de inmigrantes, la mayor parte de los cuales pierde su identidad, ANTES DE LA SEGUNDA GENERACIÓN. ¿Qué pasó? Bueno, ya lo dije arriba, en parte. La campaña de los anti católicos gringos, WASP y judíos (como Louis Wirth o Leo Pfeffer o Freud o Wilhelm Reich) fue inclemente. Por ejemplo, en las ciudades del norte de los Estados Unidos, la reforma urbana se dedicó a destruir los barrios católicos, de manera que se destruyera la identidad de miríadas de personas, por el desarraigo, a la manera de Stalin, ídolo de Wirth y Myrdal (E. Michel Jones, The Slaughter of Cities, Urban Renewal as Ethnic Cleansing, Saint Augustine Press). Pero, en mi artículo http://eticacasanova.org/2013/05/14/monjas-locas-usa/, se explica una parte central: estas mujeres traicionaron a la Iglesia, prefirieron la atracción homosexual, el new age, Buda, la rebelión, la ruptura, al yugo suave y la carga ligera del único verdadero Salvador. Prefirieron las promesas engañosas de los profetas de este mundo, sin tomar en cuenta que el único que puede cumplir las promesas que todos los demás hacen es Jesús; que es, para colmo, el único que puede prometer como Él promete, que promete como Dios: no tiempos infinitos de gratificaciones sensibles y que cansan, sino la Eternidad del Infinito, Trascendente, que “ni el ojo vio ni el oído oyó ni el corazón humano puede barruntar”.

Estas mujeres, estas traidoras, las que ocasionaron esta catástrofe, que obligaron a otras fieles a deslindarse de ellas (Council of Major Superiors of Women Religious, CMSWR), rompiéndose así, por culpa de las primeras, la comunión eclesiástica, que han corrompido a millones en los últimos 50 años, estas arpías sin hábito ni Cruz, son las mujeres de la Leadership Conference of Women Religious (LCWR), ofensoras de Cristo. Ellas fueron puestas bajo investigación bajo el Pontificado de Benedicto XVI, que encargó de la misma al Santo Oficio, dados los severos problemas doctrinales de estas señoras que bajo ningún ángulo pueden llamarse católicas. La Congregación para la Doctrina de la Fe, por casualidad, se hallaba bajo un gringo, el cardenal William Joseph Levada. Nada más apropiado; quizás, el nombramiento del Cardenal Levada se debiera a esta necesidad de la Iglesia de hoy… Sin embargo, en la Iglesia de las últimas 15 décadas, más o menos, casi siempre hay un “sin embargo”, hasta en la fidelidad litúrgica de Pío X (vid. http://blog.adw.org/2014/12/strange-moments-in-liturgical-history-how-a-paragon-of-traditional-liturgy-may-have-caused-unintended-effects/). Entonces: “sin embargo”, la investigación debía ser apoyada por la congregación para los institutos de vida religiosa, bajo la dirección de nuestro amigo, el cultor de la religión mundial, Joao Braz de Aviz, arzobispo de Brasilia: éste se dedicó a torpedear, desde el principio la labor de la visita apostólica a estas señoras y su organización (vid. entre otros lugares, http://ncronline.org/blogs/ncr-today/papabile-day-men-who-could-be-pope-17).

La investigación se extendió por los años y sobrevivió al Papado que la instituyó y al cardenal que la inició. Con el nuevo Pontificado, llegó a la Iglesia la “misericordina”, que el Cristianismo jamás había experimentado. De hecho, todos los días se nos enseña desde Santa Marta que los cristianos lo que somos es unos fariseos, unos faltos de misericordia, unos corruptos, lo que es mucho peor que pecadores, unos agrios, rígidos obtusos, faltos de caridad, brutos pagados de nosotros mismos, que nos creemos unos superiores, ideólogos, cuenta cuentas del Rosario y otra serie de bellezas. Entonces, en este admirable Pontificado, la investigación se le dio a Braz de Aviz y al padre Rosica (el que, en una entrevista durante el Sínodo de octubre pasado dijo que era un exabrupto decir que la homosexualidad era intrínsecamente mala, porque eso era muy duro y feo, muy poco más o menos). Y la investigación concluyó ayer, con un informe. En el informe se recuerda la historia fecunda de las religiosas gringas, la belleza de las constituciones de las órdenes, se asegura que el diálogo es muy fructífero y que las monjas deben comunicarse con sus obispos y con el Vaticano. Ni una reprimenda ni una admonición, nada. Pura misericordia fraciscónica (no es esto “franciscano”, por favor, alguien que invente un término que distinga). El documento está a la vista del público, por todas partes, yo les dejo este link: http://press.vatican.va/content/salastampa/en/bollettino/pubblico/2014/12/16/0963/02078.html.

Y, mientras tanto, mientras uno se recupera del dolor inmenso, reflexiono: pobres de aquéllos que viven en la época en que la institución que fundó el mismo Dios hecho hombre para salvaguardar la unidad de la Iglesia, salvaguardando la doctrina, de la Fe y la moral, y la disciplina, la institución anti-revolucionaria por excelencia, se vuelve la punta de lanza de la revolución. Ay de aquéllos que viven para ver en estas fachas a la bendita Cátedra, la mil veces venerable cátedra, la cátedra que paró a Arrio y a Nestorio, a los Monofisitas, monotelitas, monoenerguistas, apolinaristas, novacianos, donatistas, a los iconoclastas, cátaros, bogomiles, ockhamianos, conciliaristas, luteranos, milenaristas y herejes de todas las raleas, la única que se mantuvo firme cuando Alejandría, Jerusalén, Antioquía, Constantinopla tambaleaban y caían; la que vio atravesar los siglos y se mantuvo, a pesar de los papas malvados. Ay de los que viven los tiempos presentes, que envidiarían a los que vieron el paso del XIV al XV, cuando Pedro apoya a lesbianas newagers mientras persigue a los franciscanos de la Inmaculada o a Monseñor Livieres. Ay de nosotros. Como Frodo, no podemos quejarnos, debemos ponernos duros, que no es nuestro el decidir en qué tiempos vivir (vid.: http://eticacasanova.org/2014/11/27/mio/). Lo que nos corresponde es ser fieles y esperar en Dios. Nos toca ser rebelión, rebelión de la esencia, no hay más nada que hacer, en estos tiempos de revolución.


Vaticano: concierto de la punk mientras concertaban los munsters

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Patti Smith, Obama y Raúl: Francisco al Hall of Fame of Rock and Roll

Patti Smith, enemiga de Cristo, y Francisco, Papa, par de estrellas revolucionarias

Patti Smith, enemiga de Cristo, y Francisco, Papa, par de estrellas revolucionarias

“Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos […], mis pecados me pertenecen a mí, a mí”. Ésa es la canción Gloria, de Patti Smith, la Madrina del Punk, invitada especial de Francisco al concierto de Navidad del Vaticano (Pope invites Patti Smith to play at Vatican Christmas concert, http://www.aljoumhouria.com/news/index/186019), el 13 de diciembre pasado.

Cuando se le preguntó por el concierto, pues sus fans estaban decepcionados, impactados por la desilusión, respondió, la enemiga de la religión organizada, la enemiga de la Iglesia, la más organizada de todas las religiones: “es un concierto de Navidad para el pueblo y será televisado. A mí me gusta el Papa Francisco y me alegra cantar para él. Cualquiera que me quiera confinar a un parlamento de hace 20 años es un estúpido (muchos aplausos). Yo tuve una crianza fuetemente religiosa y mi primera palabra en mi primer LP fue ‘Jesús’ [no murió por mis pecados]. He pensado mucho. Yo no estoy contra Jesús, pero tenía 20 y quería cometer mis propios errores y no quería que nadie muriera por mí. Yo apoyo a esa muchacha de 20 años, pero he evolucionado. ¡Cantaré para mi enemigo! No me gusta que me acorralen y haré lo que, para la mierda, me dé la gana, especialmente a mi edad… ¡oh, espero que no haya niños pequeños aquí! (un inmenso aplauso)” (http://www.theguardian.com/music/musicblog/2014/nov/18/patti-smith-christmas-concert-vatican).

Un dato más de nuestra invitada al Corazón de la Iglesia de Jesucristo. Es famosa también por un libro, una biografía, de un “artista”, publicada en 2010 (no hacen falta datos editoriales, créanme, ya verán), Just Kids, Sólo niños. Se trata de su relación con el difunto fotógrafo Robert Mapplethorpe, quien murió de sida, en 1989. Murió de sida, porque vivió una vida fuertemente promiscua y homosexual; y su arte consistía en fotografías de porno hardcore, con sadomasoquismo, entre otras muchas aberraciones. Y aquí entra una conexión con Patti Smith: esa canción que cité antes, Gloria, comienza, como vieron, rechazando la Salvación, a Cristo, sigue rechazando la moral, el logos menor, y culmina contando de un encuentro sexual de Patti con una muchacha llamada Gloria; luego está en un concierto, en un Estadio, 20 mil mujeres la desean, pero ella sólo piensa en Gloria y quiere tener sexo con ella. Patti, nos honras con tu visita. ¿Y sabes por qué? Porque explicas tanto, amiga: eso se te computará a justicia, gracias a ti hemos resuelto los enigmas de la revolución…

Así como Patti conecta con Robert M., Patti conecta con una tendencia actual del Vaticano: la tendencia homosexual. Con la que conectamos con Barack Hussein; con la que él conecta con Raúl, con Fidel, su hermano, predecesor, mentor y benefactor. Vean: “LA VISA. Hay que entender que la decisión del Presidente Obama de otorgar visa a Mariela Castro, hija de Raúl Castro y directora del Centro Nacional de Educación Sexual de la isla, para asistir al XXX Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, en San Francisco desde ayer hasta el 26, es el primer paso a una distensión en las relaciones con el régimen cubano. Aunque no se diga. Lo que hay detrás de esta acción, y sus frutos, estarán por verse. El norte ve a Cuba sin Fidel y sin Chávez. Mientras hay ingentes negocios y 12 aeropuertos con vuelos diarios de EEUU a Cuba, disimulados bajo “el embargo”, la protesta del exilio más radical está activa electoralmente. La psiquiatra Castro impulsa una campaña para crear sensibilización en la isla contra la homofobia (solo recordemos a su tío Fidel responsabilizado por el escritor Reinaldo Arenas en su obra “Antes que Anochezca” de la exclusión y torturas por el solo hecho de ser homosexual) y logró que las operaciones de cambio de sexo fueran aprobadas en 2008. Será noticia…” (Nelson Bocaranda, Runrunes, El Universal [de Venezuela], 24 de mayo de 2012).

Oh, hermanos, qué bárbaro sacar estas noticias del baúl de los recuerdos, a estas alturas. Todo se aclara. La apertura Cuba-EUA no es de ayer, ayer sólo tiraron una tabla al líder que destrozo toda la habladuría sobre el “lobby gay del Vaticano”, el que ha dicho que los homosexuales son regalos de los que la Iglesia debe aprovechar (será para alcanzar la misericordia), el que puso a Battista Ricca, homosexual público, a ser el capellán de la Casa Pontificia. Es un grave escándalo… ¿lo de Patti, lo de Ricca, lo de Obama-Raúl, lo del “lobby”? Todo, ¿no ven que todo es uno? Eso es, también, la conexión del Sínodo y el aquelarre socialista que lo siguió en el mismo Vaticano, con la participación de Evo Morales y todo (vid. http://eticacasanova.org/2014/10/31/aquelarre-socialista-del-siglo-21-en-el-vaticano/).

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Pero aquí viene el peligro mayor. Juan Pablo II, todo el mundo lo reconoce, fue el factor decisivo de la caída del muro de Berlín, de la Cortina de Hierro, del imperio Soviético. “Juan Pablo II tumbó un muro en Berlín; Francisco ha construido el puente del Estrecho de La Florida”: aquí está la caída. Como no sirvió el abrazo del muro de Palestina, de Jordania, necesitábamos el puente del Estrecho. El premio Nóbel vendrá, hermanos. Vendrá, probablemente, con la inducción al Salón de la Fama del Rock and Roll, por el concierto del sábado pasado. Después de eso, the sky is the limit, man: como decía aquel soldadito de aquella película infantil (Small Soldiers), “no habrá misericordia”. No hay quien pare el efecto Francisco, el personaje del año de Time Magazine, la inspiración de uno de los mayores abortistas pro-homosexuales de la historia como lo es Barack Obama (http://time.com/70826/pope-francis-2014-time-100/): “el Papa Francisco nos recuerda de varios modos que las palabras solas no bastan, que, no importa cuál sea nuestra situación en la vida, estamos vinculados los unos a los otros por las obligaciones morales. Su ejemplo nos desafía a cumplir esas obligaciones mediante el trabajo: aliviar la pobreza, reducir la desigualdad y promover la paz; alimentar al hambriento, acoger al que no tiene casa, cuidar al enfermo y abrir puertas de oportunidad y visiones de posibilidad para todos. Su mensaje de amor e inclusión, su preocupación por ‘el más pequeño de éstos’, destila la esencia de las enseñanzas de Jesús y es un bálsamo para esta era cínica. Voto por que podamos seguir su ejemplo”. He ahí el Eulogio de uno de los hombres más malos de la historia, que más daño ha hecho a la humanidad, quiere ser como Francisco y eso no quiere decir convertirse: oh, problem.

Lo que ya iba a suceder en tiempos del “pro gay”, asesino, Obama, lo que ya estaba resuelto, según Bocaranda, el que dijo que Chávez se iba a morir, cuando nadie lo creía, terminó matando mucho más de dos pájaros de un tiro: Obama, Francisco, Raúl… qué grande, todos los revolucionarios en un sola abrazo, para el mundo. No hay quien los pare. Y la misericordina ha tomado la Tierra: tenemos licencia para matar, para fornicar, para cometer delitos contra natura y podemos comulgar; pueden comulgar los evangélicos; el Papa no exige reconocimiento de su Primado ya más de más nadie, se lo dijo a los ortodxos en Estambul. Lo que no se puede es ser católico: pregúntenle al Obispo de Kansas City, Monseñor Flynn o a Monseñor Livieres…

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Tempora Mirabiles. El señor Francisco, Papa, ha dado una entrevista a La Nación, de Argentina (está dividida en cuatro links, pero comienza con éste: http://www.lanacion.com.ar/1750280-francisco-dios-me-da-una-sana-dosis-de-inconsciencia). En esa entrevista se ha explayado sobre algunos temas. Hay varios que merece traer a consideración. Uno es que, según él, hombre misericordino, es muy bueno que todo el mundo lo critique, que muestre su descontento, es más, estoy completamente seguro que está ávido de que lo insulten, aunque es sólo una opinión… ¿Cuál es la idea? Bueno, suponte que toda tu vida tú hubieras querido ver a Fidel Castro gobernando tu país y que, de repente, tú fueras Fidel Castro y estuvieras gobernando tu país: tus sueños estarían satisfechos mucho más allá de la imaginación. Ahora imagínate que tú quisieras ver al Papa insultado, su autoridad contestada, desconocida, pulverizada, diluida en la “sinodalidad”. Llegas a Papa. ¿Qué haces? Vienes y te pones a hacer esto y lo otro, que tú sabes que hará que tirios y troyanos te caigan encima, mientras Barack Obama, raúl Castro, Patti Smith, Elton John, Hugh Heffner te aplauden. Ni en los sueños más arrulladores obtendrías una oportunidad tan… no dorada, platinada, diamantina… Si, sí, sí, eso dijo, “el camino es la sinodalidad”.

Pero viene, se equivoca (por no decir ‘miente’), dice que no se habló de matrimonio homosexual, sino de lidiar con el problema de los hijos homosexuales, como si se pudiera omitir aquellos párrafos de la Relatio post disceptationem, así como así… espera, sí, sí, ¿no era capaz Chávez de poner un video de sus asesinos matando gente y decir que los muertos estaban matando a sus asesinos, frente a la Asamblea Nacional y en cadena nacional de radio y televisión, delante de todo el mundo, pues? Esa Relatio habla de las parejas homosexuales, habla del regalo que los invertidos son, en cuanto invertidos, para el mundo, dice que sus relaciones, su sacrificio por su amor, son dignos de los mayores elogios: ju, ju, lágrimas, ju, un altar para los héroes, mamaíta. Queda claro, sobre todo, con los lineamenta para el próximo Sínodo, que mandaron esta semana a todas las conferencias episcopales del mundo: vuelven ahora con más brío, el trabajo preparatorio que fue el de este octubre lo fue realmente, pero no para la Iglesia, sino para la revolución: pulsaron el ambiente, examinaron las resistencias, midieron las fuerzas, calibraron su aparato, infiltraron a los remisos (¡¡¡NO TENGAN DUDA!!!), afinaron la estrategia, entonaron la máquina. Vienen tremendos problemas… Y vienen con todo y el Nóbel de la Paz.

***

Ése es el sentido de los tiempos presentes. Ése es el sentido de la declaración de tregua “histórica” de ayer. Esto es el todo de la charada. De una charada animada por Gloria, de Patti Smith. Una charada que rechazó a Cristo, como Patti Smith, que cantó para su enemigo, nuestro Señor.

Hermanos, cada vez será más difícil oponerse a esta gente. Tenemos que rezar mucho, porque Dios está muy callado… pero tiene que hablar y lo hará. Los castigos pueden ser sorprendentes. Claro, ya esto de hoy en día es un tremendo castigo, que enfría la caridad, por el tamaño inconmensurable (humanamente) del mal (cfr. Mateo XXIV,12). No tengan dudas, ya China dijo que establecerá su puente con Francisco, con la condición de que se tiren debajo del autobús a una serie de buenas gentes (se me viene a la cabeza la película Formosa betrayed…). Hay que rezar, pero hay que luchar. Hay que ser rebelión, rebelión de la esencia, que la revolución está como un monstruo, inmensa y desaforada, furiosa y con su carcajada infernal. A REBELARSE, A LA REBELIÓN DE LA ESENCIA.


Reducción del Derecho a “ciencia” en la Teoría Pura del Derecho (I)

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Aspectos metafísicos y antropológicos de la obra de Kelsen

Hans Kelsen, austríaco que pudo contribuir, al destruir toda posibilidad de la razón, a dar carta franca a los totalitarismos desde el siglo XX

Hans Kelsen, austríaco que, al destruir toda -en la doctrina- las posibilidades de la razón, pudo contribuir a dar carta franca a los totalitarismos desde el siglo XX

En el artículo anterior, vimos cómo es que Kelsen es un autor de gran influencia en el mundo actual, sobre todo en Venezuela. Asimismo, nos metimos por el orden de las razones de semejante ascendiente, en general y en Venezuela, de nuevo. Echamos, también, una ojeada a las fuentes de su pensamiento. En éste, pondré esas fuentes a plena luz, en lo que se refiere a las bases filosóficas, metafísicas y antropológicas del pensamiento de dicho autor. Espero con todo esto contribuir un poquito a que los abogados comprendan mejor su campo de trabajo, así como al resto de las personas puedan entender más fácilmente al derecho y a estas corrientes modernistas y su gran potencial… altamente totalitario, bajo las apariencias que se presenten[i].

1.- La destrucción de la metafísica requiere de metafísica y materialismo

Hans Kelsen es un autor que se considera a sí mismo, entre sus aspectos principales, como un científico; y eso significa, para él –dado el ambiente académico en que se desenvuelve, expuesto sumariamente en el artículo anterior (CITAR)–, que es además un paladín antimetafísico. De hecho, de la Teoría Pura del Derecho podría decirse que es un caso particular de “prolegómenos para toda teoría del derecho futura que pretenda presentarse como ciencia”; siguiendo así a la declarada por él mismo fuente principal de su pensamiento: Kant y sus “Prolegómenos para toda metafísica futura que pretenda presentarse como ciencia”. E, incluso, históricamente, ha cumplido tal papel. De manera tal que Neil MacCormick, por ejemplo, al tratar de defender la racionalidad jurídica frente a los Critical Legal Studies estadounidenses, dice que se ha de reconstruir al derecho científicamente, siguiendo los lineamientos dados por el iusfilósofo austríaco[ii]. En Venezuela, la influencia de estos “prolegómenos” ha sido inmensa y muy profunda. Pasemos, pues, a revisar esta doctrina, desde sus mismos fundamentos metafísicos y antropológicos hasta las respuestas que da a las objeciones que alcanza a ver en doctrinas que considera relevantes y contrarias, pasando por el propio desarrollo de su descripción del ser del derecho, tanto en sí mismo como en cuanto objeto de una disciplina teórica, que él tiene por “ciencia” jurídica. En este artículo, sin embargo, sólo expondré las fuentes y fundamentos filosóficos de la doctrina de Kelsen, dejando para futuras, próximas, oportunidades la exposición de la propia teoría pura y el pleito de Kelsen con los “contaminantes” de su pureza.

Puede parecer paradójico que asegure que Kelsen es un antimetafísico, según él mismo declara, y que buscaré las raíces metafísicas de su doctrina. Pero la aparente contradicción se disipa, si se tiene en cuenta que no hay un modo de despacharse a la metafísica que el de hacer una metafísica materialista; y, para llegar a ésta, se tiene que hacer una destrucción (“doctrinaria”[iii]) de muchos rasgos que parece tener la realidad. La obra de Hans Kelsen es un excelente ejemplo de ello, como se verá a continuación.

2.- Nominalismo y kantismo kelsenianos

En primer lugar, ha de notarse que la Teoría Pura “se opone de la manera más clara a los teóricos que reniegan de la filosofía trascendental de Kant y el positivismo jurídico” (69,2-3). Después de la II Guerra, por el horror que causó en todo el mundo y porque los criminales de guerra nazis cumplían leyes “válidas” en su país, hubo quienes pretendieron volver al iusnaturalismo y a la metafísica “prekantiana” o a una comprensión del derecho tributaria de la de Arsitóteles[iv]; pero Kelsen no está dispuesto aceptar tal “retroceso” a etapas “primitivas” (ibíd.). Es más, Kelsen critica al propio Kant, por haber cometido inconsistencias en el desarrollo de sus doctrinas trascendentales, y pretende corregirlo en algunos puntos, como se verá detenidamente con posterioridad en este artículo y los siguientes de esta serie.

Para Kelsen, reducir todo el derecho a imputabilidad requiere de la destrucción de todo lo inteligible en lo sensible. Es así como la causalidad es simplemente un principio de “conocimiento” respecto del cual hay que buscar otro para explicar las responsabilidades, en especial, las jurídicas. Tal reducción de la causalidad depende enteramente del nominalismo (en el artículo anterior, nota 9, hablé de su influencia, ahora lo defino, en la siguiente nota: V[v]). En efecto, Kant, antes de leer a Hume, estaba en un “sueño dogmático”: creía en la metafísica de Leibniz-Wolf (un idealismo esencialista[vi]). El filósofo escocés lo despertó, por su crítica de la causalidad, según la que todo lo que hay en ella es asociación por costumbre: si le doy un golpe a una mesa, el sonido posterior no es efecto de aquella “causa”, lo que se da es sólo una asociación de un antecedente y un consecuente, en nuestra mente, por costumbre. Es así como Kant declara expresamente que “es absolutamente imposible ver la razón de que, porque una cierta cosa exista, alguna otra cosa deba existir también necesariamente, y no se ve tampoco cómo el concepto de tal conexión pueda deducirse a priori”. A priori significa de manera previa, independiente de la experiencia sensible, es decir, la causa y el efecto no son una conexión real que podamos captar en el mundo del que tenemos experiencia, por los sentidos y el intelecto, de manera conjugada; es sólo una asociación mental. Aunque, por ser del intelecto, de las ideas de éste, esa asociación mental es necesaria, forzosa, no puede ser de otra manera, a diferencia de Hume, quien la concebía como meramente sensible y, por tanto, contingente, que podría ser de otra manera[vii]. La subsunción de datos sensibles en esas ideas o categorías del “intelecto” constituye los “objetos”, es decir, los datos de la mente son los objetos de conocimiento, el conocimiento conoce los objetos de conocimiento: es una gran tautología.

De tal manera que cualquier análisis de la “doctrina” del iusfilósofo austríaco deba comenzar por estos aspectos de su obra: va a hablar, no del Derecho, sino de los “objetos jurídicos”, de la ciencia del derecho y de su “objeto”. No hablará del propio derecho, sino de “objetos”. Mas, como Kelsen no es Kant, sino un neokantiano, no se trata, siquiera, de “objetos” que se “dan”, sino de construcciones, más o menos fundadas en la realidad de lo jurídico.

Así, pues, la adscripción al kantismo, por parte de nuestro autor, se hace evidente en estos dos pasajes, que serán comentados más ampliamente en este mismo apartado. En las páginas 68,3-69,1, dice que Kant prueba que la causalidad es un postulado para entender la naturaleza; aunque añade que el alemán yerra al tener al deber por otra cosa que una categoría lógica, al adscribirlo a la moral. El segundo pasaje, de la página 61,2, sostiene que la justicia es como las ideas platónicas que son incognoscibles (según él, no según Platón), como las cosas en sí kantianas, pues están más allá de los fenómenos (las apariencias sensibles, del griego ‘phainomena’): no captamos cosas, tenemos sensaciones, que son, de suyo, o vacías o tan inseguras que no podemos aseverar, de ellas, que tengamos ningún conocimiento de un mundo real (es la duda cartesiana, un escepticismo radical, que encierra al hombre en su inmanencia, en su interior: in, dentro, manens, permanece, la conciencia permanece dentro de sí, no se refiere a nada fuera de ella misma). Ahora el camino de la exposición se aclara mayormente.

De acuerdo con nuestro autor, la metafísica no es más que una quimera con pretensión de ciencia, que estudia entidades suprasensibles, con naturalezas, y que escapan a la existencia (133,2). He aquí, pues, un dato clave: la ‘metafísica’ a la que se enfrenta el iusfilósofo austríaco no es, ni mucho menos, la metafísica clásica ni su máxima plenitud en Tomás de Aquino; más bien, está muy lejos de ella. Se trata de la misma metafísica que constituía el “sueño dogmático”[viii] del que despertó su mentor, Kant: habla de Descartes-Leibniz-Wolf y, mediatamente, del gran inspirador tanto de Descartes como de Wolf, Suárez: de una metafísica esencialista, marcadamente nominalista e inmanentista: es decir, independiente de la experiencia sensible y del ser sensible mismo[ix].

A diferencia de la metafísica, o de la idea que él tiene de ésta, a la Teoría Pura le interesa el derecho objetivo y sólo se interesa por los fenómenos particulares para establecer una relación sistemática entre cada uno de ellos y para volver a encontrar en ella la función general del derecho (ibíd.). De donde, el modo de “realidad” (ya se verá que no la tiene por tal) que estudia la “ciencia” antimetafísica del derecho es estrictamente particular[x]. Tampoco es “realidad” lo estudiado por la “ciencia” jurídica, ya que en la “experiencia”, según el gran filósofo alemán, no podemos afirmar que captamos las “cosas en sí” tal como ellas son, sólo “fenómenos”, captaciones por las que no captamos algo como es en sí mismo, sino sólo como se nos presenta a nosotros. De modo, pues, que la Teoría Pura estudia fenómenos particulares, desprovistos totalmente de inteligibilidad real; y, sin embargo –es lo que declara el autor–, en ellos, en su relación mutua, se busca una función general del derecho. Y es de ese modo, eliminando todo juicio moral o político, todo juicio “metafísico”, como la Teoría Pura se hace exacta, “científica”: una exacta descripción del ordenamiento positivo.

3.- Objeto de la ciencia jurídica y “naturaleza”; “realidad”, imputación y causalidad

A la luz de esta perspectiva es que hay que entender la parte más fundamental de la doctrina de Kelsen. El autor dice que el derecho positivo es una realidad específica, que se distingue de la realidad natural por su significación normativa (41,3). Dice también que la conducta es un fenómeno natural, por lo que, si la ciencia social aplicara el principio de causalidad a la conducta, sería como la biología o la física (16,2), más adelante se verá lo que estas afirmaciones significan para la comprensión de la ciencia jurídica, ahora interesa otro aspecto: su visión de la realidad y de la naturaleza. De este modo, Kelsen parece estar hablando de realidades, con significaciones concretas, o, más bien, de realidades concretas con significaciones “generales”. Aunque, en el pasaje citado en segundo lugar, ya se puede al menos vislumbrar su reducción de lo humano a la base material. Pero, el caso no es, efectivamente, que la Teoría Pura investigue realidades: para él, como para Kant, “la ciencia no es sólo conocimiento de objetos, sino sistema, una sistematización de objetos. Este sistema es, ante todo, la totalidad de lo dable en la intuición externa: es la Idea del Mundo[xi]. El “mundo” no es más que una sistematización de los “objetos” que se refieren a lo “fenoménico”, a los datos de los sentidos, que no nos dan realidades. Mientras que los “objetos” son el producto de la síntesis entre esos “fenómenos” y las “categorías” o conceptos del “intelecto”, como expuse arriba. “No podemos pensar un objeto sino mediante categorías ni podemos conocer ningún objeto pensado sino a través de intuiciones [percepciones sensitivas] que correspondan [ese “correspondan” tiene que ir entre comillas] a esos conceptos. Igualmente, todas nuestras intuiciones son sensibles y este conocimiento, en la medida en que su objeto es dado, es empírico. Ahora bien, el conocimiento empírico es la experiencia. No podemos, pues, tener conocimiento a priori sino de objetos de la experiencia posible[xii]. Kelsen se refiere, pues, a la “realidad” y a la “naturaleza” en este sentido: el conjunto sistemático de los “objetos”, puras síntesis inmanentes a nuestra psique, entre sensaciones y categorías, entre los que están la conducta y el derecho: la “naturaleza” no es más que el conjunto de los fenómenos en la unidad de la síntesis de la conciencia[xiii]. Por eso, la causalidad y la imputación no son más que “principios de conocimiento” (16,2-17,1). Y, también por eso, no se puede decir que el hombre sea libre, la libertad es sólo una ilusión de los que creen que en nuestras percepciones se nos dan realidades, “cosas en sí”, no es de tal manera, ni siquiera en el caso de la experiencia de nosotros mismos (29,2).

Las “condiciones de toda experiencia posible” de las que habla Kant son las formas internas de la sensibilidad: el espacio y el tiempo. Ahora, entonces, tenemos la clave para entender plenamente a la filosofía del derecho de Kelsen. Para empezar, el acto de creación de una norma es un hecho natural, espacio-temporal; y la norma misma se aplica a hechos naturales (35,2). Es decir, está hablando de representaciones mentales, sólo de eso. Pero, en todo caso, podemos poner entre paréntesis este rasgo (como Husserl, en la primera de sus Meditaciones cartesianas), para ver las explicaciones concretas de la doctrina en estudio. De ese modo, los actos creadores de normas son hechos estrictamente sensibles, completamente desprovistos de inteligibilidad, como todo acto humano al que puedan aplicarse las propias normas: son hechos físicos “brutos” a los que se aplica el principio de causalidad. Pero, en la interpretación del derecho, el dicho es sólo un polo, el otro, muy importante, pues a él se circunscribe la “ciencia” jurídica, está en las normas como “módulos” de “imputación”, de atribución arbitraria de sanciones, la interpretación normativa de la racionalidad: de un lado, pues, están los movimientos sociales tendientes a establecer autoridades que dicten normas (revoluciones), los actos creadores de las normas y las normas mismas, que, siendo hechos particulares y sensibles, no poseen sentido alguno y son objeto de la física; por el otro está el contenido de la norma y la interpretación normativa de lo humano, ámbito de la racionalidad, de lo que queda de ella, después de la destrucción moderna de la antropología.

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Desde estos textos kelsenianos fundamentales, surgen algunos problemas, que podemos sólo señalar aquí, mientras que serán tratados con más detenimiento en la parte crítica del trabajo. A) El autor asegura que, los actos [hechos naturales], sean de creación de normas o a los que se aplican éstas, tienen una significación [normativa]. La significación es aportada por “actos” lingüísticos de la propia realidad estudiada y examinada por la ciencia jurídica: las propias normas (36,3-42,3). Ahora bien, ¿cómo se puede aportar esa “significación”, si hay una insalvable desproporción de lo sensible y la formulación universal de la norma, cómo se salta la distancia insalvable de una a otra? B) En segundo lugar, Kelsen dice que el deber es una categoría kantiana y en eso “corrige” al alemán (66,4-69), pero las normas son objeto de estudio “empírico” (70-72,2), luego, no son categorías; por lo que ¿cómo se da la síntesis de la norma y los hechos a los que se aplica? De nuevo, ¿cómo puede una norma “empírica” contener ella misma una categoría, si en Kant, como se dijo, son incompatibles, sólo susceptibles de ser compatibilizadas, de manera misteriosa, en la síntesis de la conciencia? C) Además, para Kant es un grave problema la “síntesis de la conciencia”, del cogito cartesiano, del “Yo pienso”, pues se da entre unos fenómenos empíricos y las categorías del “intelecto”, entre los que hay una gran desproporción, de modo que puntualiza, en el capítulo I de la “Analítica de los Principios”, que “el verdadero funcionamiento de este arte [ése por el que los esquemas de la “imaginación” producen la síntesis de la conciencia] difícilmente dejará la naturaleza que lo conozcamos y difícilmente lo pondremos al descubierto”[xiv]. Es un problema insoluble el de la aplicación de lo universal a lo particular, en una concepción que niega la inteligibilidad de lo sensible, y, no obstante, Kelsen habla de la aplicación de las normas, sin hacer ninguna aclaratoria como ésta de Kant. D) Pero hay aún más: los actos lingüísticos son sensibles, es decir, no hay “vía” de comunicación otra que la de las expresiones fonéticas o visibles, no somos telépatas; Kelsen dice que el sentido normativo es transmitido por este tipo de expresiones, que tendrán que ser inteligibles, pues tendrán que portar sentido, no sólo para ellas, sino también para unos “hechos brutos”, físicos, “naturales”, desprovistos de toda inteligibilidad. Las normas, hechos particulares y expresadas en palabras sensibles, imaginativas, no deberían poder aportar sentido alguno a nada, como lo pretende Kelsen. Está atrapado en una jaula que él mismo se forjó.

4.- La separación del derecho y la moral y la “neutralidad científica” de la teoría jurídica

Por otra parte, estas visiones metafísicas tienen consecuencias claras respecto de los fundamentos, tanto antropológicos como del campo de la propia metafísica, que es menester poner de relieve. Como se dijo arriba, Kelsen asevera que Kant demuestra que la causalidad es un postulado para entender la naturaleza. Pero, según el austríaco, Kant se equivoca con el derecho, por metafísico iusnaturalista (68,3-69,1). El derecho y la moral estarían conceptualmente separados (he aquí el origen doctrinal de esa fórmula de tan feliz destino en el foro venezolano: ‘metajurídico’), el deber jurídico tendría un sentido puramente lógico: la imputación, que sería lógica, y la causalidad serían relaciones funcionales entre los elementos de un sistema (entiéndase: de pensamiento, un corpus “científico”) dado (66,4-69). Kelsen es más kantiano que Kant y transpone el sollen, el deber, a la lógica trascendental, lo mismo que la causalidad y las demás categorías; es decir, elimina del campo moral al deber y lo transpone al campo de la teoría del conocimiento. Pero, para hacer esto, distingue primero entre el derecho y la moral positivos, de normas “puestas” (espacio-temporalmente), por un lado, y, por el otro, la moral individual, por ejemplo, cuyas normas son sólo “supuestas”, por lo que no existen. Así, iniusta lex est lex, quia iniustitia non est, la ley injusta es ley, porque la injusticia no existe, y lo que había en la Unión Soviética de Stalin era un “orden” jurídico (69,1; el ejemplo es suyo).

A partir de aquí, son claros los motivos, en la obra de Kelsen, para separar ser y deber ser y postular, en el campo de este último, a los valores. Por ello se entiende que afirme que los juicios sobre la adecuación de un hecho a una norma que no sea dictada positivamente por una autoridad sean de valor, aunque ilegítimos, ya que adscriben valor al hecho y, si el ser se distingue neta y tajantemente del deber ser, los hechos no pueden ser sujetos de valores. Por lo que acusa al iusnaturalismo, en la página 104,2-3, de la Teoría Pura del derecho,  que no distingue ser y deber ser, de tener visiones animistas del mundo, ya que pretende que la sociedad tenga un orden natural, que mida incluso a las leyes: en visiones nominalistas, de Ockham a Kant, Nietzsche y Kelsen, eso es incomprensible, ya que la realidad no porta ninguna inteligibilidad; en un kantismo como el kelseniano, en el que la “naturaleza” es el reino de la categoría de la causalidad y el derecho es el de la categoría del deber surgido de las normas positivas (por delegación de la primera norma supuesta, la categoría ‘deber’, precisamente), aparte, la naturaleza y el derecho son absolutamente irreductibles, incomunicables, inconmensurables, etc. Esto recuerda al radical materialista y mecanicista del mundo material, Descartes: Roberval, postuló la atracción universal de los cuerpos décadas antes que Newton; Mersenne sometió esto a la opinión de Descartes, quien se burló diciendo, que le parecía un absurdo, porque esas cualidades no materiales eran vida y, en lo que respecta a la atracción a distancia, no sólo vida, sino además cognoscitiva, pues cada una se dirigía a otra a la distancia, por lo que cada una de ellas era un nuevo principio de animación y, en su caso, de conocimiento, de cada partícula del universo[xv]. Si en la naturaleza, pues, hay orden y bien, eso es animismo, según Descartes, Kelsen y el nominalismo todo. El Corpus Iuris Civilis es una expresión de animismo, pues, en él, se lee “ius non a regula sumatur; sed a iure est regula fiat”, “no se extraiga el derecho de la ley; es ésta la que se formula partiendo del derecho existente”: la regla provendría de la realidad, del orden que hay en ella: eso es “animismo”, según Kelsen, Descartes y los gnósticos ideólogos nominalistas todos, de Ockham a Nietzsche, pasando por Marx, Hobbes, Locke, Hume y todos los demás, y todos sus seguidores, hasta el día de hoy y más allá: decir que es deber de una madre dar de comer a su hijo, independientemente de ninguna ley, que, de hecho, la ley establece ese deber a partir del “derecho existente”, de lo ordenado entre madres e hijos, es ser animista; como lo es en todos los demás casos que se afirme un orden: ¿Qué la madre debe respetar la vida de su hijo? Y un larguísimo y anchísimo ETC.

Así, la moral y el derecho están separados, porque la moral es un valor absoluto (66,4-69). Y lo ilícito es tal, en virtud de la sanción establecida por un sistema de normas y no lo contrario; es decir, el mal no existe, por tanto, tampoco el bien, el mal es lo prohibido por el “derecho” (que identifica con el “sistema” de normas, claro); y, si no hay sanción, aunque la conducta esté prohibida, no hay ilicitud: el exterminio de judíos o de polacos o de gitanos o de católicos o de luteranos o de musulmanes o de negros o de cualquier grupo sólo es ilícito si está sancionado; si, más bien, es ordenado por las normas, es perfectamente lícito. El deber ser del derecho es puramente formal, lógico, de manera que admite cualquier contenido sancionatorio.

De este modo, la ciencia del derecho sólo se ocupa de juicios de hecho sobre la base de normas jurídicas. Estos juicios son de hecho (positivismo), pues se refieren directamente a las normas, las describen, no son juicios sobre la adecuación de hechos y normas, sin relación con algún acto creador, que son de valor. Como los juicios sobre la bondad moral del derecho son de valor, son metacientíficos, es decir, metajurídicos (57). El juicio moral (distinto de los juicios científicos objetivos [60,2]) sobre el ordenamiento, según Kelsen, es ideológico (59,2) y arbitrario (60,1), porque no se puede conocer el bien, mucho menos uno que sea medida del obrar (60,1). La justicia, de acuerdo con él mismo, es un valor absoluto y, por tanto, incognoscible, fuera del alcance de la ciencia (60,4-61,1). Es como las ideas de Platón que son incognoscibles [por supuesto, no era así para Platón, cuya doctrina era diametralmente opuesta al nominalismo], como las cosas en sí kantianas, pues son trascendentes a los fenómenos (61,2; aquí es claro su inmanentismo epistemológico).

Aquí se despliega, en pleno, la versión kelseniana de la crítica de la razón pura, incluida la crítica a Kant, sobre el carácter de lógica trascendental del deber, del sollen. Por eso, dice que el principio fundamental del derecho internacional, “pacta sunt servanda”, es una costumbre (199,1); y tiene que ser así, porque él no puede admitir que haya ética en el derecho, como la costumbre es legisladora arbitraria, entonces no es un principio “moral”, sus “normas” son “jurídicas”, desprovistas totalmente de referencias valorativas (al menos en lo que se refiere al deber, no al contenido concreto que, como se verá, es ideológico). Kant, por ejemplo, cuando enuncia imperativos categóricos, dice que el mantenimiento de las promesas es uno de ellos, pues sería autocontradictorio, puesto que destruiría a las propias promesas, que éstas pudieran ser quebrantadas: ¿qué será de los que piensan que el bien se halla en el ser? Pero, para Kelsen, uno y otros no son más que otros tantos metafísicos “primitivos”, al menos en este punto: Kelsen piensa: ¿cómo se sostendría ese imperativo kantiano, si no fuera por una valoración (arbitraria absolutamente) de las promesas y de su lugar en las relaciones sociales, etc.?

5.- Leyes, juicios intelectuales y ciencia

Ahora es menester pasar al estudio de otra parte de la doctrina del autor, íntimamente relacionada con lo anterior: las doctrinas sobre el intelecto y la idea de ciencia que maneja. En primer lugar, veamos lo que dice sobre los juicios, los principios de conocimiento y las “leyes”. Las “leyes”, tanto causales como normativas, no son más que “principios”, “juicios hipotéticos que establecen una relación entre una condición y su consecuencia” (26,1). Mas la distinción entre uno y otro tipo de juicios es muy clara: las “leyes” físicas, los juicios de causalidad, se refieren al ser, de modo que, dada la condición, se sigue el efecto; mientras que las “leyes” de derecho, los juicios de imputación se refieren al deber ser, por lo que, dada la condición, se debe seguir la consecuencia (ibíd.). En las “leyes-juicios” causales no entran actos humanos ni sobrehumanos (nuevo rasgo de la doctrina antimetafísica: elimina a Dios de cualquier consideración), mientras que en las jurídicas sí (26,2). Además, las cadenas causales son infinitas y las de imputación son finitas (26,3-27,2).

Igualmente, el juicio sobre el cumplimiento de una norma es de valor, pero no se distingue del fáctico, pues se refiere al acto creador, vía la norma (19,1). De esta manera, pretende Kelsen responder a una de las dudas formuladas arriba [sección 3 de este artículo]: el de la aplicación de la norma al hecho concreto: sería un juicio de hecho. Pero el problema, aquí, permanece y se agrava, pues sigue existiendo la tensión entre el carácter universal de los términos de la norma y el particular de los hechos concretos a los que se aplicaría; sigue siendo “empírica” la norma, no categórica, por lo que, hasta en un esquema kantiano, la síntesis entre ambos no está planteada; y, lo que es más grave, según lo dicho ahora, el juicio por el que referimos los hechos a la norma es de valor y los valores son incognoscibles. O según otra óptica interpretativa del autor: en unos casos (contra el iusnaturalismo) los juicios de valor se refieren a lo incognoscible y por eso están infinitamente separados de los de hecho; pero, en otros casos (cuando dice cómo es “científica” la “ciencia” del derecho), un juicio de valor y  uno de hecho no se distinguen en nada. Pero esto es materia de la crítica, como se dijo, debemos, pues, dejarlo de lado por ahora, para retomarlo en otro artículo en el que critique al autor.

Ahora bien, las normas jurídicas no son verdaderas ni falsas (47,2): no son ‘juicios’, en sentido lógico, no son cognoscitivas, son prescriptivas o autorizatorias (47,últ.-48,1). He aquí un rasgo característico de la filosofía contemporánea: las normas, referidas a deberes, no al ser, no pueden ser verdaderas ni falsas. Pero, si se describe la norma “científicamente”, repitiendo lo que ella dice, es decir, si se formula una “regla de derecho” (que puede ser verdadera o falsa, si describe adecuadamente o no a las normas), sí se enuncia un “juicio hipotético” (ibíd.). Es decir, las “reglas de derecho [son] las proposiciones mediante las cuales la ciencia jurídica describe su objeto. Este último lo constituyen las normas jurídicas, tales como han sido creadas por actos jurídicos. Si consideramos que las reglas de derecho son también normas, estamos empleando la palabra ‘norma’ en un sentido descriptivo y no originario. Las reglas de derecho no son creadas por actos jurídicos, es decir, por individuos que poseen la calidad de órganos o miembros de una comunidad jurídica. Son formuladas por juristas deseosos de comprender y describir el derecho, que empero no actúan en su actividad científica como órganos o miembros de la comunidad jurídica que estudian” (46,2). Así es, pues, como Kelsen se inscribe en la tradición neokantiana en la filosofía de la ciencia: hay una constitución epistemológica del objeto de la ciencia del derecho por ésta, como las ciencias causales constituyen su objeto: pues las normas creadas no son normas jurídicas sino en virtud del reconocimiento de la ciencia del derecho, a la que corresponde entonces atribuir significación normativa objetiva a ciertos actos (48,3 – 49,1). Kelsen dice seguir a Kant en esto, pero sigue más bien al neo-kantismo o a una corriente de él, según se dijo: Kant, en efecto, afirmaba que el conocimiento constituye su objeto, pero no a su arbitrio, como dice Kelsen aquí, que la ciencia del derecho crea su objeto. Neil MacCormick, en su discusión con los Critical Legal Studies estadounidenses afirma que no lo “crea”, sino le da un sentido, un sentido “sistemático” a la maraña de hechos “brutos” promulgadores de normas; aunque siguiendo bastante a Kelsen[xvi].

Además, la regla de derecho es un acto de conocimiento, mientras que la norma, toda norma, desde la ley hasta las sentencias (48,1), es un acto de voluntad (47,3). Así, los juicios-regla de derecho son sobre el “ser” de las normas, las normas son sobre deber (48,2).

6.- La univocidad del objeto de la ciencia del derecho y el nominalismo; y la codicia como principio científico primero e indemostrable y como razón inderrotable para inhibirse de buscar una moral

Eso es lo que dice sobre los juicios de la ciencia. Veamos ahora dos rasgos del “objeto” de los mismos, independientemente de su constitución epistemológica por la ciencia. En primer lugar, es una especie de mónada-idea, estrictamente cerrada en sí misma; por lo que el objeto de la ciencia tendrá que ser absolutamente unívoco; no sólo no puede ser equívoco, cuestión que nadie en su sano juicio negaría, sino que tampoco puede ser análogo.

Según Aristóteles[xvii], el objeto de la ciencia puede ser unívoco, aunque no de manera absolutamente necesaria, también puede ser pros hén, lo que traducimos como ‘análogo’, porque podía ver en los distintos significados de un término de tal tipo la relación a un sentido principal que funda la unidad de la ciencia: así, por ejemplo, ‘sano’ se dice del animal sano, de la medicina sana, de la comida sana, de los ejercicios sanos, de los rasgos exteriores de apariencia sana; y los términos contrarios: ‘enfermo’, ‘insano’, ‘insalobre’, se captan con la misma razón intelectual por la que se captan los significados de ‘sano’. Así, para el filósofo de Estagira, la medicina no pierde nada de su unidad por los diversos sentidos de ‘sano’ y por referirse a nociones opuestas, ya que todos, en último término, se reúnen en el significado principal: ‘animal sano’, al que se refiere la medicina, que causa la salud, el régimen de vida, que la conserva, la enfermedad, que es su contrario; y no en el orden lógico o gramatical, sino en el metafísico: en el ente (“el que es”, “el que está siendo”, “el que tiene ser”) real, que es sujeto de las determinaciones.

En Kelsen, el caso está a años luz de distancia: el ‘hombre’ –noción biológica– y la ‘persona jurídica’ –noción jurídica–, por ejemplo, no son dos “aspectos” del “hombre”, sino dos objetos totalmente diferentes (126,2). El hecho ilícito, no puede ser una negación de las normas, eso rompería la unidad del objeto de las ciencias, la Teoría Pura lo introduce en el interior del sistema (87,2-88,4). No hay normas nulas ni contradictorias (158,2-160,2). Uno de los grandes pecados de los “dualismos”, las doctrinas a las que se enfrenta de manera acérrima, es éste de introducir, precisamente, dualidades en el objeto de la ciencia del derecho. De este modo es claro que, negada la inteligibilidad del ser real y, consecuentemente, la posibilidad de una metafísica que se remita a él, queda irremediablemente borrada la unidad de cualquier realidad. Todos estos temas serán tratados en las partes del trabajo en que se exponen la descripción del derecho, tanto como objeto de ciencia como en sí mismo, y en la respuesta a los dualismos.

Por otra parte, de acuerdo con el autor, para el conocimiento racional, sólo existen intereses y, en consecuencia, conflictos de intereses, que son resueltos favoreciendo a unos en detrimento de otros; o estableciendo un equilibrio o compromiso entre ellos (62,2). Por esta razón, cualquiera que pretenda estudiar bondades o maldades, es irracional, no científico y, en último término, sólo expresa su voluntad de poder, sus intereses, su ideología. La ciencia práctica sólo puede admitir que el hombre es un irremediable malvado egoísta; y debe conformar sus investigaciones a este dato básico.

7.- Materialismo y determinismo antropológico, por un lado, y responsabilidad jurídica, por otro: la fe confesadamente irracional de Hans Kelsen en la “racionalidad” normativa

Ahora se puede ver qué consecuencias tiene lo expuesto hasta aquí en la concepción sobre la constitución ontológica del hombre y lo que de esto se sigue respecto de la libertad, como rasgo humano. Para empezar, recuérdese que las cadenas causales son, por definición, “al menos, tal como la física clásica la concibe”, infinitas, hacia arriba y hacia abajo (26,2; esta última aclaratoria va dirigida explícita y directamente, en el texto, contra la creencia en Dios). El hombre, como elemento de la naturaleza, está sometido a la necesidad, a cadenas causales físicas, no es libre; mas, cuando se lo considera como sujeto de imputación, se le imputan a sus actos las consecuencias de una norma: el problema es la responsabilidad; aunque la determinación de quién ha ejecutado una acción no es problema de imputación, sino es una cuestión de hecho (28,2). Así, siguiendo la dialéctica trascendental y la crítica de la razón práctica, en la que la libertad no es más que un postulado de Kant, sólo se puede considerar que el hombre es “libre”, es decir, no sujeto a causalidad física (claro rasgo de materialismo antropológico), cuando se lo considera, más bien, cuando se considera su conducta, como punto final de la imputación (28,4-31,3): “el hombre no es libre sino en la medida en que su conducta, a pesar de las leyes causales que la determinan, se convierte en punto final de la imputación”. Además, en la línea de la separación del sujeto y el objeto de Descartes, en la que lo cognoscible es el objeto, por lo que el sujeto, quien conoce, queda completamente oculto para sí mismo como cognoscente, y de la separación del yo-sujeto y del yo-objeto de Kant, dice que cualquiera que quiera impugnar estas afirmaciones desde el punto de vista de la experiencia del arbitrio, no está sino fundándose en una ilusión, producto de no considerar la separación de los dos “yoes”, es decir, la distinción entre un “yo” falso no real, “objeto de conocimiento”, y el “yo-cognoscente”, que no sabe absolutamente nada de sí mismo, que es, más aún, un problema, algo de lo que no se puede afirmar ni la existencia (29,3): en eso consiste la separación del Yo-objeto-cognoscible y del Yo-sujeto-cognoscente/incognoscible, de esto usa para invalidar la experiencia del arbitrio, tan innegable para cualquiera en su sano juicio.

Sin embargo, según el autor, no es una contradicción el hacer responsable a un hombre de sus “actos”, a pesar de que no sea libre: la imputación se puede compatibilizar con la realidad de que el hombre no es libre mediante la simple consideración separada, “paralela” de ambas cosas (30,1-31,3, especialmente 31,3).

En las páginas 31,4-33,1, pretende probar que las penas se imponen a los crímenes por causalidades ajenas a la conducta del hombre: la tentativa de homicidio se pena distinto del homicidio, a pesar de ser producto de fenómenos fisiológicos [de la víctima], cuando las conductas son iguales. No entra en esta consideración, pues, que, para el derecho, los bienes dañados son relevantes y que las retribuciones deben tomar en cuenta esa proporcionalidad de bienes y males en que consiste la justicia. Por supuesto, para él no hay bienes ni proporciones ni justicia. Además, el problema grave no es éste, sino ¿por qué, entonces no se meten presos a los animales o a las balas, causa extrínseca más próxima de la muerte, o al corazón o al cerebro, causas intrínsecas más cercanas a la pérdida de la vida, sobre todo cuando la legislación es creación “arbitraria” del hombre (118,2), producto de cadenas infinitas? Y, entonces, esta justificación es muy problemática, no sólo por la cuestión planteada, sino porque, si la legislación es “arbitraria”, no se puede buscar ninguna justificación racional para la imputación: hacerlo es contradecir su carácter “arbitrario”, es decir, producto de cadenas causales infinitas, por naturaleza.

Pero los problemas, en la exposición de Kelsen, no acaban aquí. Él no está dispuesto a admitir las explicaciones de los sociologistas, que consideran que el derecho no es sino un juego de fuerzas fisiológicas y ven a los actos creadores del derecho como medios inductores (causas) de conductas, no como portadores de deber ser (95-96,1), que tienen por única realidad admisible la correspondiente a los fenómenos psicofisiológicos y que están sometidos a [cadenas infinitas de] causalidad y tienen a hechos económicos y concepciones religiosas por “causalidades ‘naturales’”. En su discusión con ellos, dice que la norma es una realidad (96,2) y que los hechos jurídicos tienen significación normativa (97,1).

Kelsen, que sabe que esto depende de un materialismo metafísico, como el sostenido por él mismo, se defiende aquí con una verdad, tomada muy posiblemente de Bergson, pero a costa de contradecir los fundamentos mismos de su Teoría Pura: “así, cuando un fisiólogo estudia los fenómenos químicos o físicos que provocan o acompañan una sensación, no aprehende la sensación en sí, puesto que ésta no podría ser explicada por la química o la fisiología” (97,1): el problema es el materialismo metafísico, el nominalismo que está en su base y en la de todo normativismo, por lo que están muy íntimamente vinculados, especialmente en Kelsen. De esta forma, el propio autor muestra cuán fundamental es ese materialismo para su propia doctrina. Y sabe que, coherentemente llevado hasta sus últimas consecuencias, termina en un nihilismo: se enfrenta, aunque no “con argumentos decisivos”, a “los teóricos del anarquismo” (99,2; parece que no se da cuenta de que, en este esquema, el verdadero peligro es la tiranía más descarnada, pero, claro, él no cree que exista la tiranía, pues no cree que haya justicia)[xviii].

Por eso, dirá que la “ciencia” del derecho no constata hechos [naturales, será, pues el ordenamiento es un hecho “empírico”, hemos de recordar] ni verosimilitudes o probabilidades, como la sociología, sino deberes normativos (98,1). Y, sin embargo, “la Teoría Pura no trata de disimular que la significación normativa específica de los hechos denominados ‘jurídicos’ resulta de una interpretación posible, pero no necesaria, ligada a una hipótesis fundamental” (99,2); hipótesis que es irreal, que es una norma supuesta (139,1 y 19,2). He aquí la última justificación que Kelsen halla frente a los sociologistas, para afirmar la realidad de lo normativo: como hay una necesidad intelectual del sentido normativo, esto basta para afirmarlo, sea o no real; pues no hay razón para privarnos de la satisfacción de tal necesidad: así como la teología dogmática (que representaría la fe irracional) es a la sociología de la religión, de la misma manera es la Teoría Pura a la sociología jurídica (99,3). Qué tremenda confesión, qué terrible reconocimiento de la derrota: como no se halla manera de ganar, luego de desvirtuado (en la doctrina) todo posible fundamento para salvar a la racionalidad, se dice que se apoyará en una fe irracional, para hablar de la racionalidad de lo que se construye a partir de ella.

Mas lo que pudo ser un verdadero fundamento para derrotar a los sociologistas, a saber, la afirmación de que una pasión no puede reducirse a base fisiológica, Kelsen no se lo toma en serio, pues eso significaría abandonar toda su construcción: “los hombres aman tanto a la verdad, que quisieran que aquello que aman fuera la verdad”[xix]. Es así como sostiene explícitamente la posición contraria, en otra parte de la obra: “el hombre no es una noción jurídica, que expresa una función específica del derecho; es una noción biológica, fisiológica y psicológica” (125,3); por eso al ‘hombre’ “lo define la ciencia de la naturaleza” (126,2).

Pero hay todavía que considerar un aspecto más de este problema, que está tan en el núcleo de la clave de todo el pensamiento de Kelsen. Recuérdese, en primer lugar, que lo ilícito lo es por la sanción, lo malo es lo prohibido por el derecho (87,2-88,4). Sin embargo, el derecho es una técnica social (72,3-74,2), porque induce las conductas por el miedo a la sanción, por el miedo al “mal” (72,3, in fine), miedo a un mal que está más allá de lo determinado por una sanción, porque es la sanción misma: hay un mal que es una adversidad y que, por tanto, no es una conducta prohibida por una sanción.

Mas esto es sólo una introducción al problema, que ha de continuarse del modo siguiente: Tomás de Aquino[xx] observa que Galeno, quien, de acuerdo con el Aquinate, creyó que el alma es una complexión corporal, de modo similar a como creen los materialistas contemporáneos, entre los que hay que inscribir a Kelsen, se engañó por no advertir que las pasiones (Kelsen no habla de éstas, sino de las sensaciones, pero el caso es el mismo, pues de lo que se trata es de la constitución ontológica del hombre y de sus modos de obrar, como consecuencia de esa constitución) se atribuyen a la complexión y al alma pero de manera diferente. Porque a la complexión se atribuyen en cuanto ésta dispone al sujeto y en cuanto a lo material de la pasión. En cambio, al alma se atribuyen como a causa principal y según lo que hay de formal en las pasiones, como el apetito de venganza en la ira. Así, la pasión, sin conocimiento, es sin objeto y ciega. Pero, como es con conocimiento, no es ciega ni al azar ni nada de algún tipo tal, sino informada por el objeto, en cuanto conocido. Además, desde este punto de vista, no sería lo mismo la pasión que su base física, material, pues ella sería informada. Mas, aunque haya pasiones naturales, que no dependen de “lo libre en el ser humano”, como el hambre, las mismas no son producto del azar ni carentes de objeto, sino dependen de algo como eso que llaman hoy “inteligencia corporal” o, también, “teleonomía” o –literalmente– ley de los fines,.

Ahora bien, para que el derecho sea una técnica social, que induce conductas, como pretende Kelsen, la pasión ‘miedo’ tendría que poder entrar en alguna de las cadenas causales infinitas que mueven al “hombre”, ese objeto fisiológico. Eso tendría que hacerlo a través de las formulaciones universales de las normas, conocidas por la lectura de las mismas, obviamente. De modo que ese ‘miedo’, esa pasión, tendría una formalidad: el mal conocido que podría sobrevenir en caso de incumplimiento y a través de unos términos universales. En efecto, Kelsen sostiene que “únicamente el hombre dotado de razón y voluntad puede ser inducido por la representación de una norma a actuar de acuerdo con ésta”, la sanción al animal o a la cosa son de ordenamientos primitivos animistas (73,2). Las pasiones humanas, efectivamente, tienen formalidades aportadas por conocimientos y en virtud de que el hombre es racional y se mueve por voluntad; luego, no es un puro “aparato” fisiológico; luego, no debería ser su conducta producto de cadenas causales infinitas.

Mas toda la doctrina sobre la imputación, el normativismo y la indiferencia del contenido de las normas depende tanto del kantismo gnoseológico, como de la constitución estrictamente material del hombre y de su consecuente sujeción a cadenas causales infinitas; por lo que toda la doctrina pende de ellas. Así, cuando uno vaya a estudiar los restantes aspectos de la Teoría Pura del Derecho, como lo haré en los siguientes artículos de esta serie, debería olvidar estos problemas; mas no se puede dejar de lado, es más, se debe tener presente que tales son los fundamentos de esas tesis sobre el derecho, que las mismas son consecuencia de las visiones antropológicas y metafísicas expuestas.

***

Conocer bien a estos proto-tiranos, a estos generadores de crisis espiritual, a estos ideólogos gnósticos, profetas del totalitarismo, es de lo más importante, no hay otra manera de enfrentar la crisis, la crisis de pueblo, crisis espiritual, como decía nuestro gran Mario Briceño-Iragorry, en Mensaje sin destino. Más adelante, luego de exponer las doctrinas de este destructor de nuestro foro, lo someteré a la crítica, para que quede bien al desnudo la brutal inadecuación de este tipo de pensamiento, para que se pueda uno vacunar contra el gnosticismo modernista, y pueda, entonces, ser rebelión, rebelión de la esencia.

[i] Utilizaré, de nuevo la Teoría pura del derecho; y la edición que utilizaré de esta obra es la decimoséptima de la Editorial Universitaria de Buenos Aires.  Buenos Aires, Argentina, 1.981. Y los pasajes que se citen o se refieran serán señalados entre paréntesis, en el cuerpo del trabajo; anotando la página y el párrafo respectivos, separados por una coma. Así, si se halla esta expresión: “29,2”, corresponderá a la página 29, párrafo 2°.

[ii] Four Quadrants of Jurisprudence. En: Prescriptive Formality and Normative Rationality in Modern Legal Sistems. Edited by Werner Krawietz, Neil MacCormick and Georg Henrik von Wright. Duncker & Humblot. Berlín, 1.994. pp. 53-70. La referencia concreta a Kelsen está en pp. 56,3-57,2.

[iii] Nótese que evito a todo costa de evitar utilizar la palabra ‘teoría’ en esta exposición, pues la misma se refiere a un “ver” efectivo, no a elucubraciones o hipótesis.

[iv] Theodore Viehweg, Tópica y Jurisprudencia. Taurus Ediciones. Madrid. 1.964.

[v] Copio este pasaje de mi tesis de maestría en filosofía, en el que hago la anunciada definición: “La influencia de Guillermo de Ockham y Duns Escoto, referida a la concepción normativista de la moral (la moral se reduce a normas), al voluntarismo de las normas (las normas proceden de meros arbitrios ciegos), a la captación separada de los universales y de los particulares (los conceptos no proceden de la captación de la realidad concreta, que es ininteligible), a la negación o disminución de las capacidades intelectivas, a la independencia de la voluntad respecto del intelecto (voluntad como arbitrio desligado, como mera posibilidad de autodeterminación, sin referencia a ningún tipo de conveniencia), a la separación del ser y del deber ser (la realidad es un sinsentido, el sentido proviene de afuera de la realidad), a la afirmación de unos valores independientes del valor intrínseco de las cosas (ibíd.) y a otras doctrinas afines. Grupo de doctrinas de largo y profundo arraigo en nuestra sociedad”.

[vi] Según el que, en general, lo realmente real es unas ideas, análogas a nuestros conceptos, que existen en sí mismas, independientemente de cualquier mente que las piense o de cualquier particular en que se materialicen; los particulares, por su parte, no merecen ser estudiados, no poseen verdad, o una menguada, no vale la pena ni hablar de ellos, su ser es insignificante, a lo más, y son meras particularizaciones fugaces de las ideas, de las esencias.

[vii] Según Kant (y según Kelsen, en consecuencia), no se puede afirmar la relación de la causa al efecto, de manera a priori, independiente de la experiencia, pero en ésta tampoco se capta la relación, es sólo asociación mental. Mas, según Kant, a diferencia de Hume, como se dice arriba, esa asociación del antecedente al consecuente es necesaria, pues no es empírica, de los sentidos, sino categórica, dependiente de una idea universal del entendimiento. La razón de ello es que lo que Kant llama ‘intelecto’ es una supuesta capacidad que no capta los objetos de los sentidos, sino posee ideas independientes de toda experiencia, que, sin embargo, son universales y necesarias, como las proposiciones científicas (cuando se habla de la ciencia en sentido duro: conocimiento cierto universalmente y per se, fundado en causas y en la relación necesaria de éstas con sus efectos). En esas ideas se subsumiría la experiencia sensible de una manera misteriosa, puesto que son de naturalezas completamente incompatibles…

[viii] Prolegómenos para toda Metafísica Futura que Pretenda Presentarse como Ciencia, Prólogo.

[ix] En la nota vi, ya describí este esencialismo. Abundando, digamos que en él, se reduce al ser sensible, a lo más, a res extensa (Descartes) o a determinación última de una esencia ideal (no obstante las diferencias entre cada uno de estos cuatro filósofos; aunque, por la vía de éstos, el rastreo de influencias llega al esencialismo de Scoto y Avicena, por una parte, y, por la otra, al nominalismo radical de Ockham). Inmanentismo y nominalismo también han sido descritos brevemente arriba.

[x] No puede ser de otra manera, pues es fenómeno, lo que quiere decir que es dato de experiencia empírica, sensible, que, según la Crítica de la Razón Pura de Kant, no contiene ninguna inteligibilidad, no puede ser origen de las ideas de la mente o “categorías”, pues, de lo contrario, se daría una generatio aequivoca, de lo inferior a lo superior, cosa imposible: es decir, de lo meramente sensible y sin inteligibilidad, el fenómeno, inferior a la idea, por particular y contingente, no se puede obtener la categoría, universal y necesaria y, por tanto, superior al fenómeno. Vid.: Crítica de la Razón Pura [Segunda Edición], II, I, capítulo II, sección segunda, subsección 27. Uso la edición de Alfaguara. Décimoquinta Edición. Madrid, 1.998. p. 176.

[xi] Xavier Zubiri. Cinco lecciones de filosofía. Alianza Editorial. 2ª Ed. Madrid. 1.999. pp. 92,2-93,1.

[xii] Crítica de la Razón Pura, loc. cit. p. 175. El subrayado es de Kant.

[xiii] Crítica de la Razón Pura, loc. cit. p. 390, entre otros muchos lugares.

[xiv] Crítica de la Razón Pura, loc. cit. P. 185.

[xv] Pierre Duhem, La teoría física, su objeto y estructura, Herder Editorial, Barcelona, 2.003, pp. 16,3-17,1.

[xvi] Four quadrants of jurisprudence. Loc. cit. p. 68,2.

[xvii] Metafísica, IV,1 y VI,1.

[xviii] Neil MacCormick tratará de salvar la racionalidad jurídica, frente a los Critical Legal Studies estadounidenses, con argumentos similares, despues de que él mismo, al igual que Kelsen destruyera todo fundamento posible para la racionalidad. En ámbitos académicos casi idénticos.

[xix] San Agustín, Confesiones, X, 23.

[xx] En: Summa contra gentes, II, LXIII.



En el día de la angustia, Dios cambió nuestro llanto en risas, en Navidad

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Cuando Yavé cambió nuestra suerte, nos parecía estar soñando

Psalmo 126 (125)

Feliz Navidad

He aquí la Luz del mundo, a la que no reciben las tinieblas, pero que disipa toda sombra y nos eleva a donde no soñamos

He aquí la Luz del mundo, a la que no reciben las tinieblas, pero que disipa toda sombra y nos eleva a donde no soñamos

En estos días, uno consigue el sosiego a partir del 24 en la tarde: antes, las visitas, la cocina, los regalos (me molesta que se metan con esto: se regala porque se homenajea a Aquél de quien recibimos todo, gracia sobre gracia: por eso amo que, en mi país, quien trae los regalos es el Niño Jesús, de quien viene todo bien: desde chiquitos nos acostumbramos a eso y, cuando nos dicen que la causa próxima es papá y mamá, no se nos quita la ilusión, porque la causa remota, la Primera y principal, es el mismísimo Niño Jesús…). Es una gran alegría ser cristiano, ilusionarse con el Niño que va a nacer, con la Madre que va a dar a luz a la Luz del mundo, con el Custodio que protegió al Todopoderoso, con los pastorcitos que fueron los primeros apóstoles de Dios, ponderar el Misterio y sobrecogerse ante el Infinito que se une a nuestra condición, a nuestros límites, para cargar con todas nuestras miserias y todas nuestras iniquidades, Aquél inocente sobre el que pesó el Castigo, precio de nuestra Paz, que llevaría el Designio de Yahwéh al pleno cumplimiento, el que se abajó para elevarnos. ¿Cómo no maravillarse ante la generosidad del que crea para redimir, da una naturaleza creada para elevarla hasta el Creador? Qué feliz es la Navidad… qué bello es todo, con la música, las obras de nuestro inigualable arte cristiano, la Obra Redentora revelada por el propio Emmanuel. Felicísima Navidad, que Dios nos cuide, que bendiga a nuestra patria querida, a la Iglesia…

Mientras tanto, desde la Rebelión de la esencia, pondero el tiempo presente, cómo las feministas, los ideólogos de género, los curas, obispos, cardenales malvados, los pornógrafos, los comunistas, liberales, nihilistas, historicistas, newagers, nos asedian por todas partes. Les dejo, en estas circunstancias, mi mejor regalo de Navidad:

Estamos asediados por todas partes y el enemigo tiene agentes dentro de la ciudad, no revientan las murallas de un golpe de catapulta, no rompen las puertas con arietes, abren pequeñas brechas y envenenan a los COMPATRIOTAS, muchos se lanzan en las fauces de la locura, hieren a la madre patria en el corazón; en el concejo de la ciudad, mandan los agentes de satán y hasta el canciller parece ser un general de brigada de los invasores. La situación es desesperada. No estamos en 2014, es el 702 antes de Cristo, afuera están las tropas de Senaquerib, son una fuerza imparable, no se sabe por qué no intentan el asalto, la penetración, qué ceguera los detiene en el sitio, quizás, se creen tan superiores que no les importe la estrategia y prefieren esta vía, que causa tanto sufrimiento, muerte y destrucción. “Hoy es un día de angustia, de castigo y de blasfemia” (2 Reg. 19,3). Pero el Señor se manifestó:

20 Isaías, hijo de Amós, mandó a decir a Ezequías: «Así habla el Señor, Dios de Israel: Tú me has dirigido una súplica acerca de Senaquerib, rey de Asiria, y yo la he escuchado.

21 Esta es la palabra que el Señor ha pronunciado contra él: Te desprecia, se burla de ti, la virgen hija de Sión; a tus espaldas mueve la cabeza la hija de Jerusalén.

22 ¿A quién has insultado y ultrajado? ¿Contra quién has alzado la voz y levantado bien alto tus ojos? ¡Contra el Santo de Israel!

[…].

29 Y esto te servirá de señal: Este año se comerá del grano caído, y el año próximo, de lo que brote espontáneamente; pero al tercer año, siembren y cosechen, planten viñas y coman de sus frutos.

30 Los sobrevivientes de la casa de Judá, los que todavía queden, echarán de nuevo raíces por debajo, y producirán frutos por arriba.

31 Porque de Jerusalén saldrá un resto, y del monte Sión, algunos sobrevivientes. El celo del Señor de los ejércitos hará todo eso.

32 Por eso, así habla el Señor acerca del rey de Asiria: El no entrará en esta ciudad, ni se lanzará una flecha; no la enfrentará con el escudo, ni se levantará contra ella un terraplén.

33 Se volverá por el mismo camino, sin entrar en esta ciudad –oráculo del Señor –

34 Yo protegeré a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi servidor».

***

Todo parecía perdido, no había poder humano que pudiera detener a Senaquerib y su ejército de asirios. Pero Ezequías e

El ataque del enemigo parece imparable, pero Dios tiene otros planes

El ataque del enemigo parece imparable, pero Dios tiene otros planes

Isaías confiaron y:

35 Aquella misma noche, el Ángel del Señor salió e hirió en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Y cuando los demás se levantaron por la mañana, vieron que todos eran cadáveres, que estaban muertos.

36 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, emprendió el regreso y se quedó en Nínive.

37 Un día, mientras estaba postrado en el templo de Nisroc, su dios, Adramélec y Sarecer, sus hijos, lo mataron con la espada, y se pusieron a salvo en el país de Aratat. Asarhadón, su hijo, reinó en lugar de él.

***

No tengamos miedo, si Dios salvó a Judá de los asirios lo hará mucho más de la plaga presente, han arrasado el campo, han asesinado al pueblo; pero Dios se reirá de ellos y nosotros con Él.

En esta hora aciaga, les deseo a todos una felicísima Navidad, en la esperanza segura de que estos señores, no sé si el año que está por empezar o el otro, alguno de éstos -lo bueno se hace esperar- serán demolidos. Muy posiblemente, el tamaño de la victoria exija una paciencia proporcionada. Ánimo, bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados (Mateo, V,5). Como dijo San Rafael: No temas, hermano, pronto te curará Dios (Tobías, V,10).

***

Contemplar al Niño, contemplar la Salvación, a la Madre y al Custodio, los ángeles, la Tierra radiante, Dios llorando, la Humanidad vuelta a levantar, por uno que colgaba, por el Niño que nació para colgar, santificar guindando, no comer un fruto, sino ser fruto que guinda, para salvar a los culpables, contemplar al Dios que se desborda de generosidad: eso es rebelión, en eso consiste, es su sustancia, el ser de LA REBELIÓN DE LA ESENCIA.


Francisco apunta a la felicidad y hasta un pagano se horrorizaría

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¿Cristiano, clásico, qué, Marx? La respuesta: en el calentamiento global

Francisco, no fue el día que enseñaron filosofía y teología en el seminario jesuita, al parecer

Francisco, no fue el día que enseñaron filosofía y teología en el seminario jesuita, al parecer, tenía cosas mejores que hacer, a lo mejor fue a un partido de fútbol: más productivo que andar llenándose de esas ideologías farisaicas, neopelagianas, gnósticas, etc. y pare de contar

El señor Francisco, Papa, dio sus diez consejos para ser feliz (el 27-07-14, en: http://www.clarin.com/sociedad/Gran-repercusion-exclusiva-Viva-Papa_0_1183081740.html). Según parece, según he leído varias veces (lo que ustedes pueden buscar con Google muy fácilmente), los diez consejos provocaron “furor en Internet”. Abajo los voy a copiar, en el lado izquierdo de un cuadro, los consejos de Francisco; en el derecho, copiaré los materialistas y de inspiración empirista de un artículo mundano, de ésos que la estulticia extrema de hoy presenta como “científicos” para que la ignorancia quede bien engañada. Así, tendremos un cara a cara Francisco, Papa, Vs. Francisco Lira, articulista mundano de la ciencia sobre la felicidad (http://www.upsocl.com/comunidad/las-diez-maneras-de-ser-muy-feliz-cientificamente-comprobadas/).

Antes de eso, quiero hacer una brevísima consideración sobre estos consejos del señor Francisco, Papa. Al final, voy a comentar uno por uno de los 20 consejos  que copio. Vamos a empezar, pues, con el comentario general.

Los consejos de Francisco, de Su Santidad, son cosas así como “vive y deja vivir”, “no impongas tus creencias”, “vista a tu familia”, “los sindicatos tienen razón, los domingos son familares”. En ninguna parte, nombra a Dios; en ninguna parte, nombra los ocho consejos que Jesucristo en persona nos dio para ser felices, llamados Bienaventuranzas. Dejando ahora de lado este “pequeño” faux pas, este desliz, se puede hacer una breve comparación, muy superficial, con Aristóteles, Platón, Juan Pablo II, San Agustín, Santo Tomás. Con quien usted quiera: you name it, dicen en inglés. Para Aristóteles, la felicidad es imposible sin la vida virtuosa (cfr. Ética a Nicómaco, libros I y II); además, sin amigos, nadie escogería vivir, ellos son indispensables para ser felices (cfr. Ética a Nicómaco, libro VIII); y, ultimadamente, la felicidad, que trata de un bien último (que da sentido a todo lo demás) y proporcionado al hombre, sólo se realiza al realizar una actividad, la más alta, que, por ser virtuosos, nos es connatural: la contemplación de la verdad, de la Verdad divina (cfr. Ética a Nicómaco, libro X). Para Platón, ser bueno y ser feliz son lo mismo (cfr. Gorgias), de modo que las adversidades no nos pueden quitar la felicidad: mientras que ser bueno es ser justo y piadoso, virtuoso de todas las maneras posibles, señor de sí mismo (cfr. La República, libro IV), de modo que, cualquier corrección que se haga, en lo referente a la concepción y realización de estas cosas, aún bajo severas penas, es el mayor favor que se pueda hacer a un hombre. El señor Francisco, Papa, para quien hay que dejar que la gente piense lo que quiera (vid., abajo, sus consejos 1 y 9), para quien la conciencia individual, en cuanto tal, es el juez universal, haría bien en leer estas admoniciones platónicas. Estamos hablando de autores paganos, no de grandes místicos católicos, ni de fariseos-ideólogos, pagados de sí mismos, apegados a sus prácticas, cuenta cuentas del Rosario, pelagianos y neopelagianos, gnósticos, como el gusta llamar a los católicos ortodoxos. ¿Qué habría que decir del propio Jesús: “el reino de Dios está cerca, ARREPENTÍOS Y CREED EN EL EVANGELIO” (Marcos 1,15)? ¿Qué, se trata de uno que no es “misericordino”? ¿La “misericordina” es superior a la Misericordia misma subsistente?

Pero hay que ver más. Uno abre cualquier libro de cualquier padre de la Iglesia y lo tendrá claro: la felicidad es un asunto de posesión de Dios, por la unión personal, que proviene de la gracia de la caridad, amor de amistad con el mismísimo Dios. En esto, Voegelin asegura que el Cristianismo supera a las doctrinas de los clásicos griegos; y que, juntos, son lo más luminoso que la tierra haya parido; lo mismo lo dice Orestes Brownson o cualquier otro con un milímetro de frente, porque es la verdad. No hay que ser un gran erudito, haber leído las Confesiones y la Ciudad de Dios, de San Agustín; a los padre apostólicos, a los padres del desierto, a los capadocios, a los apologistas del siglo II, a los teólogos del III: Orígenes, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Hipólito, etc. Uno abre la Teología Moral de Pinkaers y ya lo sabe: la ética cristiana es una ética de bienes, NO DE NORMAS (señor Francisco, Papa: no puede llamar a los demás “fariseos” any more, no les pega), de amor, de felicidad en Dios. Lo ha sido en toda la historia; y la desviación es el ockhamismo y su influencia; de eso, los tomistas y muchos otros están bien vacunados.

¿Entonces, qué más? Entonces tenemos a una Tradición, desde los padres apostólicos, desde la Didaché, escrita por el 70, a 35 años de la Muerte y Resurrección de Jesús y de Pentecostés, pasando por los siglos, HASTA JUAN PABLO II y LA VERITATIS SPLENDOR, publicada el 6 de agosto de 1993, sobre lo que es la felicidad, según un cristiano: Dios, fácil… y tenemos al señor Francisco, Papa, que da sus diez consejos y ni nombra a Dios, ¿qué hacemos? Vamos a seguir adelante un poco. En la Veritatis Splendor, para que no queden dudas, el santo Papa, Juan Pablo II, resumía así su eseñanza y la enseñanza del Antiguo Testamento y de Cristo mismo: “28. La meditación del diálogo entre Jesús y el joven rico nos ha permitido recoger los contenidos esenciales de la revelación del Antiguo y del Nuevo Testamento sobre el comportamiento moral. Son: la subordinación del hombre y de su obrar a Dios, el único que es «Bueno»; la relación, indicada de modo claro en los mandamientos divinos, entre el bien moral de los actos humanos y la vida eterna; el seguimiento de Cristo, que abre al hombre la perspectiva del amor perfecto; y finalmente, el don del Espíritu Santo, fuente y fuerza de la vida moral de la «nueva criatura» (cf. 2 Co 5, 17)”.

Claro, ahora sí que vuelve con más fuerza la pregunta: “AH, PERO BUENO, ¿Y ENTONCES?”, como dicen en mi Tierra. Estamos en un grave problema: el Papa es el Vicario de Cristo y éste nos está hablando de manera rara, ¿qué hacemos? Lo primero es poner las cosas en su sitio: esto no es Magisterio extraordinario del Papa, aquí no se están definiendo dogmas; es más, él no podría pretender hacerlo al decir cosas así, Cristo aseguró que algo así no sucedería. En segundo lugar, hay que respetar al Papa y serle fiel; pero no hay que tomar cada palabra o gesto suyo como la última expresión del Espíritu. Tercero, hay que saber que ha habido severos deslices y más que deslices de papas en el pasado, es más, ha habido papas rematadamente malos, eran papas, había que respetarlos en cuanto tales, pero nadie está obligado a canonizar sinvergüenzuras: el caso de marras parece una de éstas, no hay que aplaudirla; es más, dadas algunas circunstancias que nombraré abajo, la lealtad al este papa parece que exigiera oponérsele a un nivel, el de sus intentos de revolucionar la Iglesia. Por este último punto, la conclusión final sobre qué hacer, la voy a dar al final, luego de ver los consejos de los dos franciscos y de comentarlos uno por uno. Pongan atención a todo, es muy importante, pero puedes poner énfasis en los puntos 1 y 9, que comento juntos, y 5 a 7 y 10, que tienen los asuntos más graves; de más está decir que pueden, si quieren, omitir el cuadro en el que copio los consejos, porque abajo, al comentar, reproduzco lo que dicen; y, por supuesto, pueden omitir todo lo relativo al artículo mundano, que coloco aquí porque también es ampliamente rebotado en facebook y porque da un contrapunto de lo que dice Francisco, muy elocuente. Sin más que agregar, los dejo con los consejos de los franciscos:

Consejos de Francisco Consejos del artículo mundano
1. Viví y dejá vivir. “Acá los romanos tienen un dicho y podríamos tomarlo como un hilo para tirar de la fórmula esa que dice: ‘Anda adelante y deja que la gente vaya adelante’. Viví y dejá vivir, es el primer paso de la paz y la felicidad. 1. Haz ejercicio. Aunque sea durante 7 minutos.

Con frecuencia pensamos que no tenemos tiempo para hacer ejercicio, pero sólo siete minutos son suficientes para hacernos un poco más felices. ¿No tenemos siete minutos que extraer de nuestro apretado horario?

El ejercicio tiene un efecto tan profundo en nuestra felicidad y en nuestro bienestar que se ha convertido en una estrategia eficaz para combatir la depresión. Así lo probaba un estudio citado en el libro deShawn Achor The Happiness Advantage. En él tres grupos de pacientes deprimidos fueron tratados con medicación, con deporte o con una combinación de ambos. Los resultados son verdaderamente sorprendentes: todos los grupos experimentaron una mejoría. Sin embargo, fueron testados seis meses después para comprobar si se habían producido recaídas. Un 38% de los que sólo habían tomado medicación había retomado la depresión, un 31% de los que habían combinado medicación y ejercicio había recaído igualmente, y sólo un 9% de los que habían paliado su depresión con el deporte había recaído a los seis meses.

Los beneficios del deporte, sin embargo, no se limitan a las personas deprimidas. Igual que sus efectos son positivos en éstas, lo son en cualquiera que haga ejercicio y desee ser un poco más feliz a lo largo del día. Una buena opción es practicar running, lo que te dará una libertad que es imposible alcanzar mediante otros deportes.

2. Darse a los demás. “Si uno se estanca, corre el riesgo de ser egoísta. Y el agua estancada es la primera que se corrompe.” 5. Ayuda a los demás

Para ser felices nosotros mismos resulta imprescindible ayudar a los demás, y 100 horas al año (dos horas a la semana) parece ser el número clave de tiempo que debemos dedicar al resto. El Journal of Happiness Studies publicó una investigación que aludía al hecho de que la gente a la que se le había encargado comprar algo para otra persona experimentaba una felicidad mucho mayor que aquellos que se habían comprado algo a sí mismos.

3. Moverse remansadamente. “En Don Segundo Sombra hay una cosa muy linda, de alguien que relee su vida. El protagonista. Dice que de joven era un arroyo pedregoso que se llevaba por delante todo; que de adulto era un río que andaba adelante y que en la vejez se sentía en movimiento, pero lentamente remansado. Yo utilizaría esta imagen del poeta y novelista Ricardo Güiraldes, ese último adjetivo, remansado. La capacidad de moverse con benevolencia y humildad, el remanso de la vida. Los ancianos tienen esa sabiduría, son la memoria de un pueblo. Y un pueblo que no cuida a sus ancianos no tiene futuro.” 8. Medita

Un equipo de investigación del Massachusetts General Hospital realizó escáneres cerebrales a 16 personas antes y después de su participación en un curso de meditación de ocho semanas. El estudio, publicado enPsychiatry Research: Neuroimaging, concluía que tras completar el curso las partes del cerebro asociadas con la compasión y la consciencia propia habían crecido, mientras que las partes relacionadas con el estrés se reducían.

Además, meditar suele relajarnos y clarificar nuestra mente, lo que también contribuye a nuestra propia felicidad. Además de aumentar la creatividad y la inteligencia, como defiende el cineasta David Lynch.

4. Jugar con los chicos. “El consumismo nos llevó a esa ansiedad de perder la sana cultura del ocio, leer, disfrutar del arte. Ahora confieso poco, pero en Buenos Aires confesaba mucho y cuando venía una mamá joven le preguntaba: ‘¿Cuántos hijos tenés? ¿Jugás con tus hijos?’ Y era una pregunta que no se esperaba, pero yo le decía que jugar con los chicos es clave, es una cultura sana. Es difícil, los padres se van a trabajar temprano y vuelven a veces cuando sus hijos duermen, es difícil, pero hay que hacerlo.” 10. Practica la gratitud

Estar agradecidos por las cosas que tenemos –lo que implica valorarlas en su justa medida– es muy importante para ser conscientes de nuestra felicidad y disfrutarla más. De hecho, los participantes de un experimento ligado a la gratitud debían, en primer lugar, escribir una lista de las cosas por las que estaban agradecidos, y ese simple hecho ya mejoró su estado de ánimo. Siempre de acuerdo con el refranero español, para el que “es de bien nacido ser agradecido”.

De la misma manera que podemos invertir dinero en los demás, podemos invertir nuestro tiempo, lo que resulta ser incluso más satisfactorio y nos proporciona grandes dosis de alegría.

5. Compartir los domingos con la familia. “El otro día, en Campobasso, fui a una reunión entre el mundo de la universidad y el mundo obrero, todos reclamaban el domingo no laborable. El domingo es para la familia.” 3. Pasa más tiempo con los amigos y la familia

Suena tópico, pero no haber pasado el tiempo suficiente con los amigos y la familia es uno de los principales arrepentimientos que expresa la gente antes de morir. Interactuar con aquellos que nos aprecian y a los que apreciamos revierte positivamente en nuestro estado de ánimo. Así lo explica Daniel Gilbert, profesor de psicología de Harvard: “Somos felices cuando tenemos familia y somos felices cuando tenemos amigos, y casi todas las otras cosas que creemos que nos hacen felices son, en realidad, vías para tener más amigos y más familia”.

En la misma línea, el estudio Terman, recogido en The Longevity Projectconcluía que las relaciones con los demás son fundamentales para vivir una vida larga y feliz: “El beneficio más claro de las relaciones sociales viene de ayudar a los demás. Aquellos que ayudaban a sus amigos y sus vecinos, aconsejando y cuidando de los demás, tendían a vivir más que el resto”.

6. Ayudar a los jóvenes a conseguir empleo. “Hay que ser creativos con esta franja. Si faltan oportunidades, caen en la droga. Y está muy alto el índice de suicidios entre los jóvenes sin trabajo. El otro día leí, pero no me fío porque no es un dato científico, que había 75 millones de jóvenes de 25 años para abajo desocupados. No alcanza con darles de comer: hay que inventarles cursos de un año de plomero, electricista, costurero. La dignidad te la da el llevar el pan a la casa”. 7. Planea un viaje, aunque no vayas a hacerlo

El mero hecho de planear un viaje o un descanso del trabajo puede contribuir al bienestar. Un estudio publicado en el Applied Research in Quality Life mostraba que el mayor pico de felicidad se experimentaba durante la planificación de las vacaciones, más que durante el propio viaje.

Ello está ligado al sentimiento de anticipación. Como refiere también Shawn Achor, “un estudio reveló que en la gente que pensaba que iba a ver su película favorita se elevaban los niveles de endorfina un 27%”.

7. Cuidar la naturaleza. “Hay que cuidar la creación y no lo estamos haciendo. Es uno de los desafíos más grandes que tenemos.” 9. Múdate cerca del trabajo

El tiempo que nos cuesta llegar al lugar del trabajo tiene un gran impacto en nuestra felicidad. Al fin y al cabo, es algo que hacemos dos veces al día, cinco días a la semana, y la gente a la que le lleva mucho tiempo desplazarse o que lo hace de manera incómoda es menos feliz. Así lo dice The Art of Manliness: “Mientras que muchas condiciones no afectan a nuestra felicidad a largo plazo porque nos acostumbramos a ellas, nunca nos acostumbramos al esfuerzo diario de ir al trabajo. A veces el tráfico es espantoso y a veces no”. Así lo decía también Gilbert: “Conducir en un atasco es un tipo distinto de infierno cada día”.

8. Olvidarse rápido de lo negativo. “La necesidad de hablar mal del otro indica una baja autoestima, es decir: yo me siento tan abajo que en vez de subir, bajo al otro. Olvidarse rápido de lo negativo es sano.” 2. Duerme más: serás menos susceptible ante las emociones negativas

Dormir es muy importante para que el cuerpo se recupere de su actividad diaria, y tiene efectos muy positivos en nuestra alegría. Así lo confirman Po Bronson y Ashley Merryman en Nurture Shock, donde aluden al hecho de que los estímulos negativos se procesan en la amígdala y los positivos y los neutrales en el hipocampo. La falta de sueño afecta con mayor intensidad al hipocampo, por lo que las personas que duermen mal tienen mayor tendencia a recordar con intensidad los eventos negativos y a olvidar los positivos.

La afirmación se sustenta con un experimento realizado por Walker en el que una serie de universitarios privados de sueño debían memorizar una lista de palabras. Recordaban el 81% de las palabras negativas, como cáncer, y sólo el 31% de las palabras positivas o neutras, como sol o baloncesto.

El humor con que afrontamos las primeras horas del día puede condicionar la jornada completa, de modo que es importante descansar bien.

9. Respetar al que piensa distinto. “Podemos inquietar al otro desde el testimonio, para que ambos progresen en esa comunicación, pero lo peor que puede haber es el proselitismo religioso, que paraliza: ‘Yo dialogo contigo para convencerte’, no. Cada uno dialoga desde su identidad. La Iglesia crece por atracción, no por proselitismo.” 6. Sonríe

No se trata de fingir, pero sonreír nos puede hacer sentir mejor. Por supuesto, es importante que la sonrisa sea el producto de cultivar pensamientos positivos, como afirma un estudio de la Michigan State University. Éste sugiere que los que trabajan de cara al público, si fuerzan una sonrisa falsa a lo largo del día su estado de ánimo empeora y terminan por dejar el trabajo. Sin embargo, aquellos que sonríen como resultado de pensar en cosas positivas mejoran su estado de ánimo y están más alegres.

10. Buscar activamente la paz. “Estamos viviendo en una época de mucha guerra. En Africa parecen guerras tribales, pero son algo más. La guerra destruye. Y el clamor por la paz hay que gritarlo. La paz a veces da la idea de quietud, pero nunca es quietud, siempre es una paz activa.” 4. Sal a la calle con frecuencia

En The Happiness Advantage Shawn Achor recomienda pasar tiempo al aire libre para aumentar la alegría y el buen humor: “Reservar tiempo para estar al aire libre cuando hace buen día proporciona grandes ventajas; un estudio reveló que pasar 20 minutos en la calle cuando hace buen tiempo no sólo propicia el buen humor, sino que desencadena la reflexión y mejora la memoria”.

Así, aunque sea simplemente en el descanso para comer, reserva unos minutos al día para que te dé el aire.

De estos consejos, son realmente para una vida buena los siguientes: 1 a 5 y 8. Mientras que 6, 7, 9 y 10 son, más bien, aspiraciones de la humanidad o respecto de las sociedades y, más aún, de quienes las dirigen, de quienes las representan, de quienes toman decisiones que envuelven a números indeterminados de personas o a comunidades políticas enteras. Paso a comentarlos individualmente:

1 y 9) El 1, “vive y deja vivir”, es, más bien, en muchos aspectos, contrario a la enseñanza cristiana de siempre: puede que un cristiano deba respetar la dignidad de los demás, que permita que su libertad se despliegue, que abra caminos para el desarrollo de las personas, ¿cómo no? Pero eso es una cosa y otra muy distinta es que uno ni se ocupe de los demás, que los “deje vivir”. Si el cristiano respeta y fomenta la libertad de los demás, no es porque quiera “dejar vivir”; sino porque los ama y está comprometido con ellos, con su realización personal. Aquí entra 9, “respeta al que piensa distinto” (entendido como: la conciencia subjetiva, en cuanto tal es el juez universal, no se puede tratar de convencer a otro de la verdad del Cristianismo), que es muy contrario a la enseñanza cristiana: uno está en esta vida PARA CONVENCER A LOS DEMÁS, PARA HACER PROSELITISMO, APOSTOLADO, la Iglesia es APOSTÓLICA, aunque al señor Francisco, Papa, no le guste esta nota de la Iglesia (no le gusta en cuanto a esto ni, tampoco, en cuanto viene de los apóstoles, de su Fe, en especial, de Pedro, del que él es sucesor…). Los cristianos queremos la libertad de los otros y eso es asumir una actitud muy distinta de “dejarlos vivir”. Plantear la cosa como imposiciones proselitistas y molestia es un engaño en el que ha caído, como en concha de mango, el sucesor actual de la Cátedra apostólica, mil veces bendita. Nosotros “no podemos callar lo que hemos visto y oído” (Hechos 4,20) y, por amor, reprendemos, exhortamos, corregimos, de modo que no nos hacemos cómplices de los pecados de los hermanos los hombres (cfr. Ezequiel 33,8). Puede que el mundo nos odie y nos rechace, como al Espíritu, porque le arguye de pecado (cfr. Jn. XVI,8-11), pero el Cristiano anuncia el Evangelio, porque lo mandó el Señor (entre muchos lugares, Mateo 28), y porque uno ama con todo el corazón, ama al Bien máximo, ama a los hombres, ama que el reino se expanda y difunda, ama la Luz que va derrotando a las tinieblas en todas partes, ama que todos vivan bien, que vayan al Padre; y odia todo lo contrario, empezando por satanás y sus insidias…

[Entre corchetes, comentaré, como dije, los puntos del estudio “científico” que están al lado de los del Papa en el cuadro de arriba: 1) hacer ejercicios: reporta el artículo que esto ayuda contra la depresión: muy bien, pero eso no trata de la Felicidad, sino de balances bioquímicos, para que nos sintamos bien corporalmente: reduccionismo en acción. //  6) el de la sonrisa y los pensamientos positivos trata, en gran medida, de pamplinas y reduccionismo, nada más, como era de esperar de un artículo así].

2) Darse a los demás, para no estancarse. Uno no se entrega a los demás para “no estancarse”, sino por amor desinteresado, sobre todo a Dios, al que hay que amar “hasta el desprecio de sí mismo”.

[El “ayuda a los demás” del mundano es excelente: ayuda a los demás, para que te sientas bien tú; es decir, no es por amor a ellos, es para tu propio bienestar; no es que te alegres por estar connaturalizado con el bien, es que hagas algo que parece en beneficio de otro cuando no es sino para tu sentirte bien].

3) Moverse “remansadamente”, aparte el neologismo, al que es tan aficionado el antiguo arzobispo de Buenos Aires, no se sabe muy bien por qué hay que hacerlo, no lo dice, aunque sea un buen consejo, como el de El Principito: “iré despacito hasta la fuente”. Quiero decir, aclaro: es como una parte de lo que dice el Principito: la de moverse despacito, pues falta lo de la fuente: si tan sólo hubiera dicho que había que ir hasta LA FUENTE, pero no, se quedó en el despacito. La contraparte mundana, en el punto paralelo, el 8, dice “MEDITA”, no dice ORA, pero sí, medita: cómo me hubiera gustado que un Papa dijera algo como esto, aunque fuera de manera tan imperfecta. Busca, el autor del artículín que seamos más creativos, que se “clarifique” la mente y se reduzca el “stress”, lo que no es sino otro reduccionismo más, pero el tipo nos aconseja meditar, mientras que el Papa no.

4) Jugar con los niños. No dice por qué, sino que eso hace sana a la cultura. El punto paralelo del artículo mundano, el 10, dice “practica la gratitud”; y, como era de esperarse, lo dice para que nos sintamos mejor, no por el favor recibido, no como reconocimiento del benefactor, sino como medio para sentirse mejor. Pero, una vez más, teniendo en cuenta al Gran Benefactor, al que nos dio el mismo ser y todo lo demás, nos habría parecido digno de una acción de gracias que el Vicario de Cristo concibiera como importante darle gracias al Creador, Padre y Redentor nuestro.

5) El domingo con la familia. El Papa dice que obreros y profesores quieren estar con la familia, lo que saca de un encuentro que tuvo con unos grupos de estos tipos de personas. Quitando que parece una propaganda sindical, el Santo Padre no dice: “el domingo para el Domino”, no, dice, “con la familia”; no dice: “con la familia, para el Domino, el resucitado, del que toma el nombre dicho día”, no. La contrapartida mundana, por otra parte, no dice: el domingo, dice, el tiempo, en general, con la familia y los amigos. Por supuesto, eso lo hace por motivos vergonzosos de egoísmo y mundanidad chata; pero muestra que es más sindicalista que otra cosa lo dicho por el señor Francisco, Papa, por el contraste entre ambos.

6) Este punto, dar trabajo a los jóvenes, no tiene nada que ver con la felicidad; claro, sabemos que él piensa que éste es el peor problema del mundo actual, más que el aborto, que 50 MM de mamás al año maten a sus hijos, más que el divorcio y las familias destrozadas, más que la persecución de los cristianos y la apostasía de tantos, el problema es éste. Muy bien, pero eso no nos va a dar la felicidad, no veo qué hace aquí. [La contrapartida mundana, 7, planea un viaje, aunque no vayas, no merece comentario, aparte de que es simple estupidez y ya].

7) Cuidar la naturaleza. ¿Cómo es posible que esto entre aquí? Aunque doy gracias, eso sí, pues me permite salirme por una tangente: el asunto del calentamiento global, contra el que Francisco es un paladín (cfr. http://www.zenit.org/es/articles/francisco-el-calentamiento-global-exige-una-respuesta-colectiva). En el discurso dirigido a la ONU y reportado en el artículo referido de Zenit, el señor Francisco, Papa, dice que el calentamiento global es un problema urgente, que hay que luchar contra él, que no se debe ceder a presiones económicas o políticas, que es un problema “ético y moral”, que el tiempo se está acabando. En serio, es horrible tener que leer cosas así. ¿Ético y moral? Ya me doy cuenta del origen de todo este problema: en los seminarios jesuitas eso de enseñar filosofía a los postulantes, a los novicios, desde que Bergoglio estaba pasando por uno de ellos, al menos, se abandonó, se considera pérdida de tiempo, de energías o algo así; o, a lo mejor, él se quedó dormido el día que enseñaron filosofía y teología en el seminario, puede que haya estado enfermo o algo así: ¿ética y moral, de dónde saca la distinción? Es verdad que los posmo la usan, distinguiendo normas sociales de valores y cosas así, pero, en verdad, no tiene sentido y un Papa tiene que saberlo, lo mismo que un provincial de los jesuitas de los años 70. Por otra parte: ¿calentamiento global? ¿El Papa no sabe que eso es una mentira descarada para avanzar posturas maltusianas, contrarias a la vida, asociadas, para colmo a comunismo cultural-feminismo-ideología de género, revolución sexual y cultural, en general, destrucción de la familia? ¿Será que esto es un asunto de sus simpatías socialistas? En verdad, no parece que quede otra salida: la reunión de comunistas en el Vaticano, del 27 al 29 de octubre, justo después del Sínodo de los obispos, y su discurso en ese foro al que asistió Evo Morales, hizo algo más que sugerir esto (vid. http://eticacasanova.org/2014/10/31/aquelarre-socialista-del-siglo-21-en-el-vaticano/), la Evangelii Gaudium refuerza la impresión (su ataque al capitalismo), sus reuniones con Gustavo Gutiérrez en el Vaticano, su rehabilitación de curas guerrilleros (Miguel D’Escoto, sandinista nicaragüense), el que unos cardenales que se hagan llamar los Amigos de Francisco y fuertemente favorecidos (Kasper, entre otros) por él sostengan que el encuentro de comunistas con el Papa muestra las lealtades de Francisco, que su mano derecha sea Víctor Manuel Fernández, quien es un conocido teoliberal, sedimenta la especie, ahora, con esto, parece hallar confirmación potente.

[El comentario que quedó al lado de éste, en el artículo mundano, es “múdate cerca del trabajo”, para evitar el “stress” del viaje: el mejor consejo de todo el cuadro de arriba].

8) Este consejo, “olvídate de lo negativo”, es excelente, claro: hay que perdonar y olvidar la afrenta (aunque no se olviden los hechos: es una cosa curiosa y difícil, pero la exigencia a la memoria no está en olvidar pasajes de la vida sino su aspecto afrentoso). Ahora bien, el señor Francisco, Papa, dice que eso muestra baja “autoestima”, como si esto fuera cristiano, cuando es bastante anticristiano; a continuación, esto toma un rumbo inesperado, se trata de no hablar mal de los demás, es decir, uno tiene que no ser envidioso, olvidar lo malo es superar complejos y no hablar de los demás como consecuencia de ellos: es un Papa hablando a los acomplejados, principalmente. Mejor habría sido un Papa hablando de Cristo y, ahí, que todos nos eleváramos, incluso los acomplejados. El consejo paralelo del artículo mundano es “duerme bien”: se preguntarán si tienen, de verdad, algún paralelo. La respuesta es sorprendente: no tienen un paralelo, son lo mismo, consejos de psicólogo posmo: hay que dormir bien, pues, así, es más fácil olvidar lo negativo. Entonces, para no hablar de los demás y tener más autoestima, a dormir bien, fellows, amigos, “tha-tha-tha-that’s all folks”, “eso es todo amigos”, como decía Porky Pig, al final de las Looney Tooneys.

10) Hay que  buscar activamente la paz. A partir de ahí, hace algo muy típico de él, empieza a soltar temas que no trata, en retahíla desordenada: hay muchas guerras, África tiene tribus, pero no sólo eso, la guerra destruye, hay que gritar paz, la paz da idea de quietud, pero es más, es activa. Ni ton ni son. El ton, el son, pudo ser una reflexión sobre la tranquilidad en el orden, la necesidad de que cada cosa esté en su sitio, según su naturaleza; la inquietud del corazón humano, a causa del pecado; y, finalmente, la Paz de Cristo, que no es como la paz del mundo (Juan 14,27): la suya es verdadera, por dos razones que se conjugan: la gracia cura el corazón del hombre, que está inquieto, por la herida del pecado, dándole la oportunidad de que se tranquilice, lo que sólo consigue al unirse al Señor: “nos creaste para Ti, Señor; e inquieto está nuestro corazón hasta que descansa en Ti” (San Agustín, Confesiones, I, 1). Ésa habría sido una reflexión cristiana, digna de un Papa, si Él lo hubiera hecho mucho mejor que yo. Pero él escogió no superar su contrapartida mundana, que, en el último punto, aconseja salir a la calle con frecuencia, lo que ni merece comentarios. Lo que merece es volver al último consejo de Francisco: él pudo ir, en esos consejos sobre la felicidad, a las Bienaventuranzas, ¿qué más apropiado, ellas son los 8 consejos de Jesucristo para ser felices, si bienaventurado es feliz? Pudo acudir a la de los que trabajan por la paz, que serán llamados hijos de Dios (Mateo 5,9), pero salió con el tema de la guerra. El discurso del 28 de octubre a los comunistas del mundo, además de aclarar que los comunistas del mundo son las periferias del mundo, a las que tiene que ir la Iglesia, aclaró por qué le interesa tanto la guerra, cómo la define, por qué es su enemiga: la guerra es la acción de las grandes empresas (vid. mi artículo, cuyo link copio arriba), es el capitalismo desplegado: he ahí el problema…

***

Uno ve todo esto, pues, y lo que le queda es preocuparse severamente. Desde hace siglos, la revolución quiso introducirse en la Iglesia; desde los años 60 tuvo éxitos asombrosos. En ese panorama, parece en retrospectiva que era cuestión de tiempo antes de que la cosa llegara a ponerse más grave: si los obispos son cada vez más traidores, se van aumentando la posibilidad y las probabilidades de que llegue a la Sede Apostólica gente que no debería llegar. Parece que estamos en este problemón: el más grande de la historia, con un papa que parece pertenecer a la secta del que Gilson llamó “el mayor esfuerzo histórico por instaurar el reino del anticristo sobre la tierra”, en Las metamorfosis de la Ciudad de Dios. Hay que rezar, ser fieles y santos, aunque se esté persiguiendo a los fieles y santos (Monseñores Livieres y Flynn lo atestiguan, juntamente con los Franciscanos de la Inmaculada y otros). Hay que confiar en Dios y disipar la confusión que está sembrando satanás a través de sus juguetes, Kasper, Baldisseri, Coccopalmerio, Forte, Spadaro, Nicolás, Gallantino, Daneels, Marx, Maradiaga (el jefe de Caritas Intenationalis, quien dice que dar de comer a los pobres es más importante que la Eucaristía; y que lleva a esta institución eclesiástica a ser uno de los mayores instrumentos del lobby homosexual en África, entre otras bellezas), Nichols, Schönborn y pare de contar, con la complacencia del señor Francisco, Papa. Esto último hay que hacerlo con todas las fuerzas: el mal sembrado ya es incalculable, la gente cree que ser mundano es bueno, citan esta basura de discursito de las bienaventuranzas franciscónicas (que no franciscanas), van a comulgar todos, sin importar que estén en estado muy o poco irregular… y se excusan diciendo que el señor Francisco, Papa, los autorizó. Hay que disipar la confusión, que va de la mano con la oscuridad. Eso requiere de rezar, ser fiel… pero también de hablar, de, por ejemplo, llamar a tu hermanita y decirle “tú sabes que un papa no te puede autorizar a hacer lo que te dé la gana, tu conciencia no es el último juez, tu matrimonio no ha sido declarado nulo (estoy pensando en un caso de un matrimonio que lo es, pero que no se ha demandado su nulidad), que, si comulgas, comes y bebes tu propia condenación: Francisco no te va a salvar; el que salva es Cristo y él dijo que no podías hacerlo”. En esto estamos, pero esto no nos exige lamentos, nos exige denuedo, amor al prójimo, por amor a Dios. Esto es lo que nos exige la esencia, es lo que nos exigen los tiempos de la revolución. ESTO ES REBELIÓN, REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN LA DESOLACIÓN REVOLUCIONARIA.


Ataques a la Iglesia, Pío XII en el ojo del Huracán

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Hoy, sales a defender a la Iglesia y terminas teniendo que pelear por Pío

Quizás, la persona que más vidas de un genocidio ha salvado en la historia de la tierra, Pío XII, terriblemente calumniado. Aquí está la imagen de ese frío e inhumano pontífice, que pinta Saul Friedlander

Quizás, la persona que más vidas de un genocidio ha salvado en la historia de la tierra, Pío XII, terriblemente calumniado. Aquí está la imagen de ese frío e inhumano pontífice, que pinta Saul Friedlander

Un amigo publica en Facebook un meme de la Freedom from Atheism Foundation, que consistía en unas fotos de Mao, Stalin, Lenin y otros comunistas genocidas, con una leyenda que decía: “el ateísmo: suficientemente bueno para estos tipos”. Lo que siguió fue una lluvia de insultos e improperios a la religión y a la Iglesia, por un lado, y, por el otro, una defensa a capa y espada de la misma, por mi amigo y por mi propia parte. Como es de esperar, los ataques a la Iglesia tienen que ver con la Inquisición, el oscurantismo, la irracionalidad de la religión y de todo aquél que profese su creencia en Dios, para calentar. Después, como siempre, viene la retahíla de los pecadores supuestamente católicos: Franco, Pinochet, Videla, Pío XII. Por ahora, para este artículo, la cuestión del oscurantismo, las cruzadas, la Inquisición los dejamos de lado y me remito a varios escritos antes, en especial a éste: http://eticacasanova.org/2014/09/18/religion-del-progreso-vs-cristianismo-la-gran-batalla/.

Respecto de las acusaciones más cronológicamente cercanas, creo que hay comenzar su respuesta por los lados más flacos del ataque del enemigo: Pinochet, Franco y Videla. Para empezar, salir a defender a Mao o al ateísmo, poniendo a Mao frente a Pinochet, no parece la mejor estrategia, entre personas que conozcan la historia: a Pinochet se le atribuyen 3.000 muertes, tres mil, tres por diez a la tres; a Mao 50 millones, 50.000.000, 5 por diez a la siete. Es decir, 1,66 por diez a la cuatro veces más: o, lo que es lo mismo, 16 mil seiscientos sesentiséis muertos de Mao por cada muerto de Pinochet, es como un ensueño: ¿cómo los comparas, cómo consigues ahí una proporción? Pero eso no es todo: Mao es un revolucionario, uno que comenzó una guerra civil; Pinochet fue la respuesta de una sociedad a una revolución, a otros que comenzaron la tal guerra, porque, como aprendimos en Venezuela, hermanitos, revolución es guerra, punto. Atribuir a Jesús alguna virtud revolucionaria es o una metáfora o un producto grosero de la ignorancia. Puede que los revolucionarios se vean como legitimados, puede, más aún, en el caso de una revolución superficial (a diferencia de una revolución profunda o cultural, como lo son todas las revoluciones que, en Occidente, toman banderas de gnosticismo modernistas [vid. http://eticacasanova.org/2014/09/10/revolucion-cultural-origen-y-genealogia-hasta-el-porno-y-el-sex-drugs-and-rock-and-roll/]), que sea algo justo, en efecto, pero el revolucionario es el que pega primero y, en la guerra, no puede uno decir que el otro es malo por hacer la guerra, mucho menos si la empezó uno mismo. Esa legitimación sólo se da en casos de crímenes de guerra, sobre los que hablaré en un segundo. Pinochet no comenzó la revolución y la revolución era cultural, sin defender ni justificar, ni atacar o invalidar, haciendo abstracción de eso: Pinochet mató a tres mil en una guerra, no puede comparársele con Mao, que mató a 50 MM, en el curso de un gobierno tiránico hasta niveles increíbles. Y, finalmente, el asunto más trascendental: ¿quién dijo que Pinochet era representante de la Iglesia? Ni católico, en toda regla, era el muchacho. Puede haber sostenido a la Iglesia, pero eso no lo hace un católico, sino un no revolucionario, pues Chile fue formado por la Iglesia, como toda Hispanoamérica (vid., toda la serie de 7 artículos que comienza con éste: http://eticacasanova.org/2013/06/23/ruben-b-sabes-por-que-en-latinoamerica-matan-al-hombre-pero-no-matan-la-idea/). Aquí sí que me parece estar aturdido, porque uno tenga que defender a Pinochet, para defender a la Iglesia, es como la necesidad de defender a Constantino, cuando peleó con Majencio, para defender a la Iglesia: puede haber cierta asociación entre la Esposa de Jesucristo y el gran emperador, pero sus obras son suyas, punto…

Franco pudo ser, él sí, un cristiano de verdad, pero compararlo con Stalin o Pol Pot es un sinsentido asombroso, hay que ser ciego para hacer algo así, sin contar que sus acciones no son atribuibles a la Iglesia. Mas, con él, más que con cualquier otro, un ataque por “genocida” es la locura encarnada: los comunistas y anarquistas, “republicanos”, españoles eran unos asesinos sanguinarios, que mataban por miles a quienes odiaban, sin que nadie les hiciera la guerra (5 mil curas y monjas, a sangre fría). Eso hizo que Franco se levantara. Cuando se forma el problema, los malos (Y ERAN LOS MALOS) fueron ayudados por potencias extranjeras: Estados Unidos, Inglaterra, Rusia. Franco, desesperado, acude a Hitler, que bombardea y presta apoyo logístico. Al final, Franco usa a Hitler y lo deja con los crespos hechos, en sus delirios imperialistas: Hitler es plantado por el general español. Al final de la Guerra Civil, hay problemas, focos de terroristas, guerrilleros, y hay estado policía, pero Franco, ni por asomo, se parece a un totalitario… y hasta el teatro y el cine horroroso comunista surgen bajo su gobierno, vigilados, lo que sea, pero bajo su gobierno. Nada similar hubiera ocurrido bajo un régimen comunista o, para el caso, bajo Hitler…

Videla: no puedo hablar mucho de él, lo que sé es que, después de Perón, Argentina estaba hecha un desastre y, en los 70, había en ese país más de 40 mil guerrilleros comunistas, dispuestos a todo tipo de terrorismo. Sería una aberración, compararlo con algún tirano ateo del siglo XX. Y, más aún, sería una locura decir que sus acciones fueron las acciones de la Iglesia, si de ellas se desprendiera que las realizó de manera contraria a la doctrina de la guerra justa, del amor a los enemigos, etc.

Habiendo pasado los casos en que un militar de un país, ante los atropellos descomunales a los que se pretendía someter a esas sociedades, bajo la bota maldita del comunismo, defendiendo la integridad de la respectiva comunidad, así como su libertad y su identidad, hizo la guerra a los pretendientes al totalitarismo y, en la guerra, mató a personas; dejando atrás estos casos en que los comunistas, con sus maquinarias propagandísticas incesantes, su capacidad infinita para mentir, según lo prescribió Marx mismo, han tomado para tapar sus propios crímenes y, tratándose de muertos sin dolientes, pues no pertenecían a ninguna estructura ideológica internacional, como la banda delincuente del comunismo, sino a los ejércitos de países que no son potencias mundiales, como Argentina, Chile y España, han tratado de endilgarle sus pretendidos crímenes a la Iglesia; dejando atrás los casos dichos, se puede pasar a tratar el caso más importante de todos, en el que sí está comprometida la Iglesia: Pío XII, el ducentésimo sexagésimo papa.

En la referida discusión, salió la acusación, la que pesa más sobre las cabezas de los católicos, hoy por hoy: el Papa de Hitler, el verdugo dispuesto de Hitler, el Vicario. Típicamente, los acusadores se basan en las obras de Saul Friedlander, Daniel Jonah Goldhagen, Cornwell. Se dice que bendijo al nazismo y que guardó silencio cómplice; que se asoció a él, por su odio antisemita y su aversión al comunismo. Por supuesto, no hay cristiano, que sea tal de verdad y que sea racista, mucho menos “antisemita”: los judíos actuales, en un porcentaje abrumador, no son semitas, debe haber más cristianos, muchos más, semitas (en Irak, Siria, Palestina, el Líbano, etc.), que judíos semitas. Los cristianos no creemos en la raza, eso es asunto de materialistas, de gente como el líder judío Moisés Hess o Teodor Herzl, padre del sionismo, pero no es cristiano: para nosotros, “el Espíritu está dispuesto” y “la carne es débil” (Mateo 26,41) y “ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3,28): los cristianos no sabemos lo que es el racismo, punto, eso que vaya con otra gente. Los que nos endilgan cosas así lo que hace es repetir clichés inventados últimamente, en la era del racismo, que, en Occidente, sociedad antiguamente cristiana, es más bien nuevo y, además, surgido de países que abandonaron la Iglesia, como Inglaterra y Alemania…

En lo que toca a Pío XII, las mentiras fueron inventadas por el partido comunista ruso, y llevados a las tablas por Rolf Hochhuth, financiado por ese partido y satélites y anticatólicos en general, en todo Occidente. Los mismos infundios, después, han sido repetidos por los autores dicho, que en breve desenmascararé. Basta buscar a la Pave The Way Foundation, JUDÍA, del gran Gary Krupp para salir de la ignorancia: Pío XII salvó a más de 800 mil judíos. Testimonios de la época lo confirman, como ésta del Palestinian Post: “varios miles de refugiados, muy mayoritariamente judíos, durante el fin de semana dejaron el palacio papal en Castel Gandolfo –la residencia veraniega del Papa, cerca de Marino– luego de disfrutar de seguridad allí durante el terror reciente. Además de judíos, personas de todos los credos políticos, que se han puesto en peligro, recibieron amparo en el palacio. Antes de partir los refugiados expresaron su gratitiud al Papa, a través de su mayordomo” (Sanctuary in the Vatican, Palestine Post, June 22, 1944, p. 3). Si una imagen así de la Iglesia saliera a la luz, los revolucionarios estarían perdidos. Esto no puede saberse. En esto consiste el oscurantismo revolucionario, juntamente con el odio a la humanidad y a Dios, la voluntad de poder, la inmoralidad desatada, en donde el deseo del poderoso debe ser ley, a costa de la decencia y del débil. ¡¡¡ESTO NO PUEDE SABERSE!!!

El caso contra Pío XII, como digo arriba, está sustentado en libros como Hitler’s willing executioners, como tituló su calumniosa obra Daniel Jonah Goldhagen. A continuación el análisis de un pasaje de este libro, seguido del testimonio de todos los judíos más importantes de las décadas del 30 al 60. La mentira quedará pulverizada y quedará más claro aún, vivimos en una tiranía totalitaria. Compartan, por favor, con sus amigos, para que esto se difunda y cese la calumnia y la injusticia:

Cornwell, en El Papa de Hitler, fuente de Goldhagen cita en su libro este pasaje de una carta de Eugenio Pacelli, de cuando era Nuncio en Bavaria: “una schiera di giovanni donne, dall’aspetto poco rassicurante, ebree come i primi, che stanno in tutti gli uffici, con aire provocanti e con sorrisi equivoci”. Traduzco yo: “una banda de jóvenes mujeres, de aspecto poco favorable, hebreas [judías] como las primeras [las de un primer grupo del que habla antes], que estaban en todas las oficinas [del gobierno comunista-revolucionario del bolchevique judío Kurt Eisner, al que él visitaba valientemente, como nuncio, a pesar de la multitud de insultos y amenazas] con aire provocador y con sonrisas equívocas”. La parte de “ebree come i primi” o “judías, como las primeras”, Cornwell la traduce: “jews, like the rest of them”, “judías, como el resto de ellos”. ¿Ven la maniobra, ése es el autor que constituye la fuente para atacar a Pío XII? Bueno Goldhagen, amplía las razones para ser considerado entre las estrellas del firmamento anti Pío XII, cita, por ejemplo, la mala traducción de Cornwell, pero, como no era suficiente calumnia la porquería, mete esta palabrita: “judías, como TODOS los demás”: “jews, like ALL the rest of them”. Y, en una parte en que Pascelli habla del culto de los judíos, el genio traduce, al inglés: “CULT”: secta perniciosa; y no “RITE of WORSHIP”, “RITOS DE ADORACIÓN, RELIGIOSOS, ETC.”. Ésos son los grandes autores, los eruditos-historiadores que constituyen el libelo anti-Pío XII y, por extensión, contra la Iglesia de Jesucristo. Y, lo peor es que a los acusadores, les importa un pepino que las verdaderas fuentes históricas cuenten cuento diferente, como en el caso de la carta que estamos analizando o el artículo de periódico palestino que cito arriba.

Pero sucede lo mismo  con otros muchos testimonios de tremenda envergadura. Traeré algunos, para que se vea que la acusación a Pío XII es insostenible. Si no sabes quién es alguno de estos personajes, búscalo en Google, en wikipedia, donde quieras, verás que son los más importantes de la comunidad judía de los últimos 70 años: Golda Meir, Einstein, Zolli-Eugenio, ex Gran Rabino, converso, porque no cabía del agradecimiento a la valentía inmensa del enorme Pío y otros, listados abajo. ¿Quién tiene razones para pensar que está en lo correcto? Aquí están:

Albert Einstein, Time Magazine, 23 de diciembre de 1940: “Siendo un amante de la libertad, cuando la revolución llegó a Alemania, yo fui a la universidades buscando que la defendieran, dado que ellas siempre se han jactado de su dedicación a la causa de la justicia, pero no, la universidades fueron silenciadas inmediatamente. Entonces volteé hacia los grandes editores de los periódicos, cuyos encendidos editoriales, en días pasados, habían proclamado su amor a la libertad. Sólo la Iglesia se paró enteramente en el camino de la campaña de Hitler para suprimir la verdad. Yo nunca había tenido un especial interés en la Iglesia en el pasado, PERO AHORA SIENTO UN GRAN AFECTO Y ADMIRACIÓN, PORQUE SÓLO LA IGLESIA HA TENIDO EL VALOR Y LA PERSISTENCIA PARA DEFENDER LA VERDAD INTELECTUAL Y LA LIBERTAD MORAL. Así, me veo obligado a confesar que, LO QUE UNA VEZ DESPRECIÉ, AHORA LO ALABO SIN RESERVAS”.

“Más que ningún otro, hemos tenido la oportunidad de apreciar la gran gentileza, llena de compasión y magnanimidad, que el Papa desplegó durante los terribles años de la persecución y el terror”, Elio Toaf, Rabino Jefe de Roma

Israel Anton Zolli, gran rabino de Roma, New York Times, 16 de junio de 1945: también reconoció lo que hizo el Papa (según el New York Times del 16 de junio de 1945); lo reconoció tanto, que se convirtió al Catolicismo poco después de esta declaración al periódico neoyorkino; y, como reconocimiento al gran Papa Pío XII, tomó su nombre de bautismo: Eugenio.

“Con especial gratitud recordamos todo lo que él hizo por los judíos perseguidos durante uno de los períodos más oscuros de su historia”, Nahum Goldman, Presidente del World Jewish Congress

“Compartimos con la humanidad el dolor en la hora de la partida de su Santidad, Pío XII. En una generación afectada por guerras y discordias, él sostuvo los más altos ideales de paz y compasión. Cuando el temible martirio vino sobre nuestro pueblo en la década del Terror Nazi, La voz del Papa se levantó por las víctimas. La vida de nuestro tiempo se enriqueció por una voz que habló de las grandes verdades morales sobre el tumulto del conflicto diario. Nos dolemos por un gran servidor de la paz”, Golda Meir, a la muerte de Pío XII, el 9 de octubre de 1958

“El pueblo de Israel jamás olvidará lo que su Santidad y sus ilustres delegados ESTÁN HACIENDO POR NOSOTROS, infortunados hermanos y hermanas, en ésta, la hora más oscura de nuestra historia”, Rabino Herzog de Palestina, padre del futuro Primer Ministro de Israel

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Entonces, una vez superadas estos libelos, una vez más, la Iglesia sale indemne de las mil y un acusaciones que se le lanzan inclementemente, sin descanso, con la mayor mendacidad, sin ningún pudor, sin ninguna ponderación de la justicia, de manera demoníaca, revolucionaria. La respuesta es la rebelión, decir la verdad, desenmascarar al mal, a la mentira. LA RESPUESTA ES LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


Sobre los jerarcas misericordinos, la homosexualidad y las consecuencias del desorden

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Mirada a 12 estudios que muestran el nivel del desastre

Cardenal Oscar Andrés Rodriguez-Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, jefe del consejo de los 8 cardenales para gobernar la Iglesia universal, mano derecha de Francisco, Papa, presidente de Caritas Internationalis, uno de los mayores promotores de la homosexualidad en el mundo de hoy, revolucionario bravo

Cardenal Oscar Andrés Rodriguez-Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, jefe del consejo de los 8 cardenales para gobernar la Iglesia universal, mano derecha de Francisco, Papa, presidente de Caritas Internationalis, uno de los mayores promotores de la homosexualidad en el mundo de hoy, revolucionario bravo

De acuerdo con el “combo-Francisco”, una serie de curas de alta jerarquía vaticana, cizaña sembrada por satanás en lo alto del Pueblo de Dios, de acuerdo con monseñor Bruno Forte, Antonio Spádaro, SJ (jefe de Civiltá Cattolica), Adolfo Nicolás, SJ (Prepósitio General de los jesuitas), y Lorenzo Baldisseri (Secretario General del Sínodo de los Obispos), según los cardenales Nichols, Maradiaga y Daneels, lo mismo que según Wuerl o Dolan, Marx o Schönborn, Kasper o Lehmann, ser misericordioso es decir que no hay pecado o no llamar pecado al pecado u olvidarse de todo esto, de la doctrina, que es de “ideólogos”, según el señor Francisco, Papa, o, también puede ser, de las Tradiciones, que, según el mismo Francisco, son de fariseos y pelagianos, hay que olvidarse de esto y, MISERICORDINAMENTE, hay que dar la comunión a los divorciados que viven con otras personas, a los arrejuntaos, a los homosexuales activos. Todos éstos deben ser recibidos en la Iglesia como si nada, deben recibir la Comunión, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, deben poder hacer todo lo que hacen todos los demás.

Vamos a estar claro: 1) aquí, por ahora, no voy a hacer una disquisición teológica sobre que quien come y bebe del Cuerpo y la Sangre, sin distinguirlos, come y bebe su propia condenación; no voy a traer una retahíla de padres de la Iglesia que hablan sobre el particular, no por ahora. 2) Debe quedar claro que nadie dice que haya que ir por la vida cazando, literalmente, a gente viviendo en relaciones irregulares: todos podemos tener gente querida en estas circunstancias, los queremos, rezamos por ellos, los aconsejamos, les hacemos sentir el amor de Dios que hay en nosotros. 3) Tiene que ser diáfano, además, que no es lo mismo, pongamos como ejemplo hipotético, mi hermana, que está “casada” por el civil, luego de divorciarse de mi cuñado, que un fulano que viva en relación homosexual pública con otro invertido: hay grados de mal y grados de escándalo: no es inmediatamente evidente a mis hijos que mi hermana ande con un segundo hombre, como lo sería que mi primo llegara a mi casa, como si nada, con un “marío” o una “tamara”, no es lo mismo. Porque, para colmo, mi hermana no anda depredando o buscando relaciones promiscuas con frecuencia frenética, como puede caber presumir de un homosexual, sin que eso los afecte a todos. En mi casa, una hermana que fuera así podría entrar, con la condición clara de que no anduviera denigrando de las doctrinas de la Iglesia, bajo ningún concepto. El familiar homosexual no podría entrar, salvo muy claras condiciones, que incluyen el total destierro de su “compañero”, el decoro, el cuidado de las maneras, del vocabulario y del discurso, así como la total exclusión de la posibilidad, siquiera remota, de que se quedara solo con mis hijos menores de 21 años, entre otras. 4) Y, lo más importante, debe quedar claro que esos curas no son misericordiosos, son revolucionarios; debe quedar claro que revolución es guerra, que los revolucionarios, en sus guerras, no toman prisioneros, son guerras de exterminio, en las que no puede quedar nada del enemigo y, lo que se les escape, debe quedar como renegado o esclavos parias. Si fueran católicos, serían misericordiosos de verdad; si fueran curas católicos, estarían formados y sabrían en qué consiste la misericordia de Dios; si fueran curas católicos misericordiosos, sabrían cuán misericordiosa es la doctrina de la Iglesia sobre los pecados dichos. Sabrían cuán importante es una sexualidad sana, que se da sólo en el compromiso sincero de amor para toda la vida, llamado MATRIMONIO; que eso es lo bueno para los cónyuges, para sus hijos, para la sociedad humana y para la Iglesia de Dios. Sabrían que promover otra cosa equivale a introducir severos daños para todo el mundo, como, por ejemplo, lo pueden atestiguar los millones de hijos con vidas destrozadas por la claudicación de sus padres; o los millones de destrozados por sus propias claudicaciones; o las sociedades vueltas un desastre por su permisividad con la claudicación, la irresponsabilidad, la inconstancia, la lujuria desatada; o como lo atestiguan las inmensas aberraciones que siguen a esa caída de la humanidad, que están a nuestra vista para que las veamos, sin ningún  problema: drogas, promiscuidad, homosexualidad, amenazas de bestialismo e incesto, depresión como mal endémico, graves desórdenes sociales, ruptura de los vínculos sociales y entre las generaciones, suicidio y pare usted de contar. ¿Qué misericordiosos ni qué misericordiosos? Tiranos totalitarios, revolucionarios gnósticos, cizaña en la Esposa y Cuerpo Místico, enemigos de Dios, gente a la que hay que combatir: eso es lo que son.

Para que se enteren –cómo me gustaría que alguien les hiciera llegar este artículo–, su “misericordina” no engaña sino a los que quieren ser engañados. Ya antes, en este blog, se ha mostrado la irracionalidad de la homosexualidad, así como las malas intenciones del llamado “lobby homosexual” (vid. entre otros artículos: http://eticacasanova.org/2013/06/15/homofobia-misantropia/). Resumiendo, la homosexualidad no viene de la herencia genética, como lo muestran, por ejemplo, los casos mayoritarios de gemelos monocigóticos de los que uno es homosexual y el otro no; mientras que, de los minoritarios, en los que ambos tienen atracción hacia el mismo sexo, la coincidencia se explica por factores relativos a la crianza en común. Además, ni siquiera el tal lobby se cree esto y, por eso, en Yogyakarta dijeron sus máximos representantes mundiales que lo del “género” no es un asunto biológico, sino de arbitrio desligado absolutamente, al que no ata ni el cuerpo, pues el ser humano es una res cogitans cartesiana (una conciencia pura, sin cuerpo) y el cuerpo es mera parte de la res extensa (de la materia, que no forma parte de nosotros y, por no tener ningún sentido inherente, es mero campo de dominación absoluta, arbitraria y sin cortapisas, por parte de la res cogitans) [vid.: Boletín semanal del Population Research Institute para Iberoamérica, del 14-06, OEA: venta y compra de lobbies al mejor postor: “Los promotores de este tema se reunieron en la ciudad de Yogyakarta, Indonesia, del 6 al 9 de Noviembre del 2006]. Por otra parte, para ver el carácter revolucionario de los lobistas, hay que saber que homosexuales diversos se han opuesto a ellos, sobre la base de que no es ninguna mejora eso del matrimonio homosexual, al tiempo qué varios de los más prominentes lobistas han dicho, descaradamente, que lo que quieren es la revolución, la desfiguración de la sociedad y la destrucción de la institución que es su célula fundamental, la familia, a la que odian con pasión (vid. mi artículo citado arriba). Para que se vea la asociación de estos curas y estos malandros, vean todo lo dicho, pero quédense aquí, en este canal, que, en seguida, les pongo 12 estudios citados por Life Site News (artículo de Rick Fitzgibbons, del 18-12-2014, en: https://www.lifesitenews.com/opinion/top-12-studies-showing-risks-to-couples-in-same-sex-unions), que ponen en evidencia el tamaño del mal que es la homosexualidad, desde otras perspectivas: porque no hay una desde la que esto se pueda agarrar, ni con pizas de cirujano. Aquí están:

1.- Uno de los estudios más extensos sobre las parejas del mismo sexo halló que sólo 7 de 156 parejas [4,45%] tenía relaciones sexuales completamente exclusivas y que la mayoría de las relaciones duraba menos de 5 años. Las parejas cuya relación duraba más de 5 años tenían acuerdos para tener actividad sexual fuera de la relación. Los psicólogos escribieron “el factor individual más importante para mantener juntas a las parejas, pasado el límite de los 10 años, es la ausencia de posesividad… Muchas parejas se dan cuenta muy temprano en sus relaciones que la apropiación sexual mutua puede ser la amenaza interna más grande para su permanencia juntos” (McWhirter, D. and Mattison, A. 1985. “The Male Couple: How Relationships Develop.” (Upper Saddle River, NJ: Prentice Hall). ¿Los riesgos? La actividad sexual externa puede exponer a la pareja a enfermedades transmitidas sexualmente; y la ruptura de la relación típicamente da lugar a angustia emocional.

2.- La inestabilidad de la pareja está también presente en las relaciones lesbianas. Un estudio de 2010, publicado en una respetada revista con revisión por los pares, mostró que las relaciones lesbianas son estadísticamente menos estables que las heterosexuales (Schumm, W. 2010. “Comparative Relationship Stability of Lesbian Mother and Heterosexual Mother Families: A Review of Evidence,”  Marriage and Family Review 46: 499-509).

3.- Un estudio del 2011 analizó el impacto de la orientación sexual en la moralidad del suicidio en Dinamarca, durante los primeros 12 años posteriores a la legalización de las parejas domésticas registradas (RDP), usando datos de certificados de defunción expedidos entre 1990 y 2001 y los estimados del censo de población danés. Este estudio encontró que el ajuste de edad del riesgo de suicidio para los hombres en RDP era casi OCHO veces superior al de los hombres casados en matrimonio heterosexual (Mathy, R. et al. 2011. “The Association between Relationship Markers of Sexual Orientation and Suicide: Denmark, 1990-2001,” Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, 46: 111-117).

4.- En un reporte de 2010, el U.S. National Longitudinal Lesbian Family Study, [se mostraba que] 40% de las parejas lesbianas que habían concebido un hijo mediante inseminación artificial se habían cortado (Gartrell, N. & Bos, H. 2010. “U.S. National Longitudinal Lesbian Family Study: Psychological Adjustment of 17-year-old Adolescents,” Pediatrics, 126 (1): 28-36.).

5.- Un estudio sobre victimización por abuso durante toda la vida reveló que 7% de los hombres heterosexuales reportaban haber sido abusados, mientras el 39% de los que tenían atracción hacia el mismo sexo (AMS) reportaban ser abusados por otros hombres con AMS (Greenwood, G. et al. 2002. “Battering victimization among a probability-based sample of men who have sex with men,” American Journal of Public Health, 92:1964–69).

6.- Un estudio de envergadura publicado en la revista “Cancer”, de mayo de 2011, reveló que los hombres con AMS en California eran dos veces más propensos a reportar cáncer que los heterosexuales. Lo más inquietante es la edad media del comienzo del cáncer en hombres con AMS: 41 años, comparada con los 51 de los heterosexuales (Boehmer, U. et al. 2011, “Cancer Survivorship and Sexual Orientation,” Cancer, 117:3796–3804).

7.- Un artículo del 12 de noviembre de 2012 del Wall Street Journal,  sobre el cáncer de graganta del virus del papiloma humano, VPH, declaraba que el mismo había aumentado en un 72% entre el 2000 y el 2004. La mayor parte de ese aumento se registra entre hombres y el número de parejas sexuales se sugería como factor contribuyente. Un investigador declaró que “el problema con el cáncer oral VHP-positivo es que las lesiones previas a la malignidad no son clínicamente detectables. Se encuentran en lo profundo de las amígdalas que están en la base de la lengua. Para cuando se detecta la infección del VPH, ya tienen usualmente un cáncer en etapa 3 ó 4”.

8.- Finneran y Stephenson (2012) condujeron una revisión sistemática de 28 estudios que examinaban la violencia entre hombres que tenían sexo con otros hombres. Los autores concluyeron que “la evidencia emergente que hemos revisado aquí demuestra que la violencia entre parejas –psicológica, física y sexual– ocurre en relaciones macho-macho en tasas alarmantes” (p. 180). (Finneran, C., Stephenson, R. 2012. “Intimate Partner Violence Among Men Who Have Sex With Men: A Systematic Review”, Trauma, Violence and Abuse, 14: 168-185).

9.- Un estudio de 2007, publicado por la Academia de Medicina de Nueva York, encontró que más del 32% de los homosexuales activos reportan que han sufrido “abuso” de parte de una o más “parejas” durante el curso de sus vidas. 54% (n = 144) de los hombres que reportaban abuso reportaban más de una forma. La depresión y es abuso de drogas y alcohol estaban entre los más fuertes correlatos de abuso de pareja íntima (Houston, E. & McKiman, D.J. 2007, “Intimate Partner Abuse Among Gay and Bisexual Men: Risk Correlates and Health Outcomes,” Journal of Urban Health 84: 681-690).

10.- Una revisión sistemática de 2014 sobre 19 estudios que examinaban las asociaciones entre la Violencia entre Parejas Íntimas (VPI) y los hombres con AMS. La tasa de prevalencia acumulada durante toda la vida de cualquier forma de VPI era de 48% (Buller, A. et al. 2014. “Associations between Intimate Partner Violence and Health among Men Who Have Sex with Men: A Systematic Review and Meta-Analysis.” PLOS Medicine, 11(3): e1001609. doi:10.1371/journal.pmed.1001609).

11.- Una investigación sobre hombres con AMS en Amsterdam halló que 86% de las infecciones de HIV tienen lugar dentro de relaciones estables. Los investigadores concluyeron: “las medidas preventivas deberían tomar en cuenta el comportamiento riesgoso, especialmente con parejas estables; así como la promoción del examen de VIH” (Xiridou, M. et al., 2003. “The contribution of steady and casual partnerships to the incidence of HIV infection among homosexual men in Amsterdam,” AIDS 17:1029-38).

12.- La investigación sobre personas que han buscado ayuda de Courage [el grupo católico de asistencia a personas con AMS] reveló que aquellas personas con AMS tienen mayor tensión sobre la salud mental que los orientados de manera heterosexual, en una muestra normativa. Las personas con AMS que respondieron la encuesta y habían cambiado a una vida más casta habían mejorado su salud general. Medidas de auténtica espiritualidad se correlacionaron también positivamente con un aumento de la salud mental. Se hallaron correlaciones positivas también entre la castidad, la participación religiosa y medidas auto impuestas de felicidad (Harris, S. 2009. “Mental health, chastity and religious participation in a population of same-sex attracted men”. Doctoral dissertation).

***

Así, queda completamente de manifiesto hasta qué punto aquí se está decidiendo un punto central de la humanidad. Queda de manifiesto cómo, en nombre del 2% invertido (del que una proporción importante no reconoce a sus “benefactores”), se está buscando destrozar al ser humano. Se trata de una profunda revolución. Los activistas, los guerreros culturales no tienen interés sino en la destrucción total, como dije y mostré arriba. Así, a todas éstas, ¿ustedes creen que los cardenales, curas, obispos y demás jerarcas revolucionarios no saben todo esto? Courage y Life Site News, así como otros miles de servicios, estudios, organizaciones y la Tradición misma de la Iglesia, desde los libros más antiguos del antiguo Testamento, están a su plena disposición, ellos los conocen. El problema no es racional, el problema no es falta de acceso al material relevante, muchos de ellos habrán leído Leyes, libro X, de Platón, donde el Ateniense muestra claramente la necesidad de cuidar la moral sexual natural para la supervivencia de la sociedad humana. Ellos saben todo esto… pero ellos son revolucionarios, es una hecatombe, una catástrofe, en la Ciudad de Dios, algo más que un caballo de Troya, como dijo Von Hildebrand. Hay que enfrentarlos, hay que poner todas las fuerzas, hay que dejar todo sobre esta Tierra, hay que desenmascararlos. Ya no hay nada detrás de lo que se puedan esconder… y eso es lo positivo de este Pontificado, han caído las caretas. Confrontarlos es lo que debemos hacer. LO QUE HAY QUE HACER ES REBELARSE, UNIRSE A LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, PARA CONTRARRESTAR A ESTOS REVOLUCIONARIOS…


El Papa es el Papa, aunque sea revolucionario

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Pero, si lo es, tenemos que estar en guardia, él no salvará a los que desvíe

El oficio del Papa, sucesor de Pedro en la Sede de su Martirio, es la Cruz; Francisco parece no quererla ni de lejos ni en pintura; salvo en declaraciones generales: eso es ser revolucionario

El oficio del Papa, sucesor de Pedro en la Sede de su Martirio, es la Cruz; Francisco parece no quererla ni de lejos ni en pintura; salvo en declaraciones generales: eso es ser revolucionario

El Papa, es el Papa, el Vicario de Cristo: Mateo XVI,16-18: “tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia”; Mateo X,2: “éstos son los apóstoles de Jesús: PRIMERO SIMÓN, LLAMADO PEDRO”; Lucas XXII,31-33: “Pedro, Pedro, Satanás os ha reclamado para cribaros como al trigo, pero Yo he rogado por ti, para que tu Fe no desfallezca, cuando te hayas convertido, confirmarás a tus hermanos”; Juan I,42: “al verlo, le dijo: ‘tú eres Simón, hijo de Juan, te llamarás Cefas’, que quiere decir Pedro”; Juan XXI,11-15: Jesús, Buen Pastor nombró a Pedro Pastor Vicario, y a sus sucesores, en la Sede de su martirio. Así lo entendieron desde el principio los cristianos. Por eso, el Obispo de Antioquía (sede apostólica) del 110, San Ignacio de Antioquía, yendo a su martirio en Roma, escribe una serie de cartas a las Iglesia por las que iba pasando y a Policarpo, discípulo directo del Apóstol Juan (y maestro de San Ireneo de Lyon, del que hablaremos enseguida); una de las mismas la escribe a la Iglesia de Roma, “que preside sobre la Caridad”, es decir, sobre la Iglesia de Jesús (prólogo): ¿y por qué preside sobre la caridad? Porque en ella estuvieron gobernando Pedro y Pablo (VIII,2); es que el propio san Pablo comienza esta tradición de sujeción a Pedro, siguiendo al Maestro (Galátas I,18). Y, por eso mismo, San Ireneo, discípulo de San Policarpo, discípulo de San Juan Apóstol y Evangelista, al escribir contra los gnósticos, por el año 190, en Lyon, una Iglesia que había sido arrasada por la persecución en 163, en el Adversus Haeresses, o Contra los Herejes, para demostrar que la Iglesia es la verdadera, contra las pretensiones de los pérfidos Valentiniano, Basílides, los cainitas, Simón Mago, etc., da la primera lista de sucesores de Pedro de la historia.

El Papa es la Cabeza vicaria de la Iglesia, nombrada por Cristo (San León Magno). A él se debe respeto y obediencia. Él es infalible, al hablar ex Cathedra, en materia de Fe y moral. Y que nadie saque como intento de impugnación a las Iglesias orientales, pues, al menos 5 veces durante el primer milenio, los orientales reconocieron, EN CONCILIO ECUMÉNICO, el primado del Papa (sin contar las declaraciones del Concilio de Florencia, último concilio común, del 1439-1445, 8 años antes de la Caída de Constantinopla). El Primado está blindado, es invulnerable (vid.: los artículos http://eticacasanova.org/…/dialogo-ecumenico-y-el-primado-…/;http://eticacasanova.org/…/la-catedra-de-pedro-principio-c…/;http://eticacasanova.org/…/la-catedra-de-pedro-principio-c…/). El Papa es el Vicario de Cristo… y eso que esta argumentación es la más resumida que puedo concebir.

Ahora bien, en la historia ha habido papas malvados. Más que eso, ha habido épocas en que el Papado ha estado en crisis: el siglo de Hierro (del IX al X), en que el Papado, desprovisto de poder mundano, estaba a la merced de facciones romanas de pésima ralea; es la época de Maroza, “madre, amante y asesina de papas”. Después, hubo otra gran crisis con el Conciliarismo y el Gran Cisma y el Renacimiento, de 1381 a 1500. No es que todos hubieran sido malos papas ahí, pero hubo cosas terribles, la más memorable la de Alejandro VI, con sus concubinas, sus hijos, sus magos, pontificios todos… Hubo algún otro pontificado cuestionable: en el siglo VII, el de Honorio, con fórmulas ambiguas sobre los monofisitas (aunque no heterodoxas, como se explica en los artículos citados); o, en el IV, Liberio, quien. Cediendo a la presión del emperador constantinopolitano, excomulgó a San Atanasio. ¿Qué, uno es malo por decir esto, o hay que aceptar a los magos pontificios? Los papas malvados son bendiciones, porque son poquísimos, concentrados en dos períodos de tiempo, casi en su totalidad, mayormente, a causa de la debilidad mundana de la Iglesia y, sobre todo, porque, como sea, jamás violaron su deber de resguardar la ortodoxia, nunca un Papa lo ha hecho… Eso, hermanitos, es imposible, en nada que sea simplemente humano…

Hoy en día, tenemos un Papa. Hasta el fin del mundo, tendremos papas. El Papa es el Papa, no hay duda, se le debe respeto y obediencia, se le debe rezar por él. Pero si tiene “magos pontificios”, no voy yo a decir que la Iglesia y los católicos debamos aprobar a los magos pontificios. Más bien, tendré que escribir “estados” de Facebook, artículos en mi blog, explicando que nadie tiene que decir que el Papa no es “quién para juzgar”, el que “juzga a todos y no es juzgado por nadie”; que “Dios no existe” o que “Dios no es católico, no existe un Dios católico”; o que “la conciencia subjetiva es el juez último de la moralidad”; o que “el peor mal del mundo de hoy es el desempleo juvenil”; que a los divorciados y unidos ilegítimamente a terceras personas deba dáseles “derechos”, que los actólicos ortodoxos son unos fariseos, pelagianos, apegados a sus tradiciones sin sentido, etc. Es el Papa, se le debe lo que se le debe, no se le debe perder por él la Fe, ¿qué daría él por la Fe nuestra para salvarnos? Que Dios lo bendiga y lo ilumine, lo mismo que a todos nosotros. Espero que haya quedado muy clarito…

Entonces, amigos, al Papa se le debe obediencia y reverencia. Pero, si un papa se mete a revolucionario, si entra en una guerra contra la Iglesia, tenemos que salir como Santa Catalina, a defender la Fe como los machos. Revolución es guerra y guerra destructiva; no hay medias tintas. Un papa revolucionario tendría un enorme potencial destructivo. Los papas malvados del pasado no eran revolucionarios conscientes; eran gozones, inmorales, títeres de malvados que querían afirmar su poder en luchas italianas o romanas. Éste de hoy, al menos, a un parecer fuertemente apoyado en la racionalidad, en la evidencia, es un revolucionario, un revolucionario astuto; y está rodeado de otros con pedigree revolucionario, incluso, no los voy a nombrar ahora, en los últimos tres meses lo he hecho en muchas oportunidades, no hay que estar repitiendo todo el tiempo lo mismo. En el caso, pues, la respuesta racional es estar en guardia… un poco más que meramente defensiva, hay que pasar al ataque, a defender la Fe de manera que ahora llaman “proactiva”. Esto, hoy por hoy, es exigencia ineludible. ESTO ES REBELIÓN, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


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