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La claudicación de la clase media

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En un colegio católico, le dije a un muchacho: “canta el himno nacional”, y se lanzó: “ooh, say, can you see?”; le dije que cantara el Gloria al bravo pueblo y me respondió: “¡qué raya!”

Un veneinglés, un yuppi cualquiera, en la esquina de los bolsas sin valores, en El Rosal, 1992

Un veneinglés, un yuppi cualquiera, en El Rosal, 1992

Don Mario Briceño-Iragorry escribió La traición de los mejores, sobre las manipulaciones egoístas de los venezolanos con mayores dones de la Fortuna, de la oligarquía caraqueña y valenciana, que se arrimaron siempre al poder, que beneficiaron al tirano, al hombre fuerte que se asomaba en el horizonte, para moverlo hacia sus propios fines. Nuestro más grande intelectual del siglo XX (muy posiblemente, segundo sólo de Bello, en la totalidad de nuestra historia), nuestro más grande historiador, asegura que eso se manifestó desde los tiempos de Páez, hasta el día en que escribió tal obra, pasando por los intelectuales positivistas y los potentados de la primera parte del siglo XX, lisonjeros de Castro y Gómez. Hoy hay que dirigirse a otro fenómeno, uno de no menor importancia, sobre todo en la Venezuela petrolera, en la que se abrió una brecha inmensa para que millones alcanzaran en oportunidad de crecimiento personal a aquellos pseudo-aristócratas de antaño (aristos, significa ‘mejor’, en superlativo, y ésos no califican para el título). La claudicación de la clase media es un nuevo aspecto del drama nacional.

Wall Street, Gecko y Fox, ídolos de los veneingleses

Wall Street, Gecko y Fox, ídolos de los veneingleses

En otras ocasiones, he hablado de los otros dos rasgos más devastadores: la marginalidad cultural ilustrada (cáncer que invade, hoy por hoy, a todo el cuerpo social y que se erige como epidemia mundial) y, peor aún, la ceguera de los responsables frente a esta catástrofe humanitaria, vergüenzas para la especie humana.

La claudicación de la clase media. La misma, que yo sepa, ha tenido una violenta mutación; o, más bien, la cepa original ha crecido y tomado rasgos que no eran evidentes o necesarios en su etapa incipiente. En los años 70, con los orígenes de Fundayacucho, la claudicación era un asunto de talleres de orientación sobre vocación profesional. No hubo gente de clase media que tomara la senda de las carreras sacrificadas y que constituyen apostolados, religiosos o civiles. Los jóvenes de clase media, en la época de la hecatombe hippie, se mandaron más por el lado de la búsqueda del dinero fácil, de las carreras en las que “hubiere”, las que fueran puentes de fortuna. La deserción fue, a todo efecto relevante, total. Ya no hubo curas, militares, maestros, funcionarios públicos, jueces, provenientes de sus filas. Apenas los médicos, obligados por el “rural” de ley, ejercían un servicio “desinteresado” a su patria. Las consecuencias no son de menor alcance. Esos puestos quedaron desiertos, sólo los peores promedios del bachillerato terminaban, por ejemplo, en las aulas de las escuelas de educación; sólo gente (de valor, sin duda) procedente de estratos bajos, escapando de la marginalidad, llegaban a esas posiciones, muchas veces, provenientes de establecimientos educativos públicos, deficientes, que no tenían la calidad de los privados, en especial, de los mantenidos por órdenes religiosas. Quizás, la ola de modernismo en la Iglesia haya tenido alguna influencia, ya los curas no estaban transmitiendo el amor cristiano con vocación de servicio hasta el martirio, sino, tal vez, alguna versión de Freud, mezclado con Marx, Heidegger y algún hijo de Comte. Pero eso no puede ser todo, pues, en otros países, la Iglesia recibió los mismos embates y la gente no abandonó a su patria de manera tan cruel: los nuestros estaban ahí, sólo porque había oportunidades infinitas de hacerse millonario, sin muchos inconvenientes. De ahí a la corrupción, el paso era corto. Pero de eso se tiene que hablar más tarde.

Ahora importa ver varias consecuencias terribles de que no hubiera “mezcla de sangre” en los semilleros y en los cauces de las carreras de servicio. Para empezar, no se dio el cruce entre gentes de diferente proveniencia de los estratos del país, lo que produjo que los que venían de ambientes más refinados, con familias más diáfanamente constituidas, más estables y MONÓGAMAS, no se encontraran con los menos afortunados y, por tanto, no les transmitieran estos rasgos que son mucho más comunes en la clase media y, por ello, dan más estabilidad a comunidades en la que ésta está más consolidada y extendida. Además, la solidaridad social se vio fuertemente afectada: las clases dejaron de codearse unas con otras (en especial, de nuevo, como solidarias del destino nacional, en el servicio desinteresado): los afortunados se quedaron en sus torres de marfil y vieron desde ahí a los pobres, que devolvían miradas contrarias… Todo esto, sin dudas, redundó en una violenta caída de la calidad de los servicios públicos en el país (a pesar de que, al mismo tiempo, hubo mejoras muy importantes, provenientes de fuertes inversiones en tecnología, que aumentaban la capacidad de los servicios de electricidad, aguas servidas, carreteras y telecomunicaciones). En la educación pública esta caída de la calidad monta al nivel de catástrofe: en 1987, mi liceo público (el Juan de Escalona de El Hatillo) se fue al paro, por las terribles deficiencias de la planta física, mientras la construcción de la sede nueva tenía años detenida, se nos dijo que se retomaría la construcción (lo que se cumplió y, en tres meses, estábamos mudados), pero que debíamos volver, mientras tanto, a las aulas, pues ¡¡¡en el estado Miranda, solamente, había 300 establecimientos en peores condiciones!!!: ¡¡¡ahí eran insufribles, se los garantizo, yo era el presidente del Centro de Estudiantes que llamó al paro!!! En Caracas, había una cantidad inmensa de instituciones, literalmente, en el ÚLTIMO ESTADO. Y, lo peor, la mayoría de los profesores (con honrosas excepciones) eran marginales e irresponsables que dejaban mucho que desear (lo digo con dolor, les agradezco lo que hicieron por mí y mis amigos, pero sus deficiencias eran patentes)… La racionalidad que se adquiere en familias constituidas y en una buena educación estaba bastante perdida en el área de los servicios públicos y las profesiones de servicio; y, finalmente, esto fue un factor, seguramente no el más importante, pero sí muy fuerte, para el auge asombroso que tomó la corrupción, desde los años 70.

Por otra parte, dado que un elemento importante de este cuadro procede de un materialismo moral egoísta, se dieron otras consecuencias. En Venezuela, todo el mundo se infectó del virus, incluso los pobres; se empezó a juzgar, como nunca, de acuerdo a la posesión de dinero. Lo que trae, como siempre, el desprecio de los que tienen a los que no tienen y el pago de resentimiento, en vector de igual magnitud y dirección, aunque de sentido contrario… Y, de nuevo, las velas de la corrupción consiguieron viento que les soplara…

Mientras Venezuela era la república saudita de la Perla del Adriático o pequeña Venecia del Caribe o Venezuela Saudita, los problemas no eran tan visibles y el desprecio no causaba tanto dolor: ¿qué importaba, si todos podíamos ir a Miami a cada rato? Pero, como dice Tolkien, llegó la enfermedad y, cuando llega la enfermedad, atrás sigue la desgracia: el Viernes Negro, febrero de 1983 y toda la tragedia de RECADI y el “mejor financiamiento del mundo”, con barragana y traición a la patria incluida; luego las cartas de crédito que Carlos Andrés desconoció, los ricos se vengaron, Fidel lanzó su ataque final contra el país: Chávez (quien, por ahora, sólo tuvo efecto de ácido, en pequeñas dosis, faltaba un rato para que se convirtiera en bola demoledora y embalses titánicos de ácido sulfúrico). Llegaron la crisis bancaria de CAP-Velázquez-Caldera y la OTAC.

Es en esta última época que se dio algo muy singular, un logro de nuestro país, algo tan único como el Zarizariñama: la admirable proliferación de un espécimen muy peculiar d

e nuestra zoología: el veneinglés, el venezolano que cree que él sería, que existiría, pero sería mejor, si nuestra tierra no fuera un país hispano, sino inglesiano (no es lo mismo inglés que inglesiano: EUA es hijo inglés, Myanmar es inglesiano y, al buen entendedor, pocas palabras): en el colmo de la estulticia, se suicidan, creyendo que eso es una revivificación. Es como si yo creyera que más me valdría no haber existido, sino que hubiera dos de mi vecino que me gana peleando, porque yo quisiera saber karate como él, como si eso fuera la medida de la humanidad; y todo esto en la creencia absurda de que ese clon del vecino sería yo… Eso es un veneinglés: amante del capitalismo terrible, materialista bravo, con gusto fuerte por lo plástico, avaro con agallas hinchadas, apátrida por vocación. Un veneinglés es un hijo, sea biológico o espiritual, de uno de ésos que, en los 70, usaron a Fundayacucho para ir a cualquier college gringo a hacer un MBA (em-bi-ei); de uno de esos “cochinos” (cfr. Mt. VII,6) que, a finales de los 70 y principios de los 80, iban a Europa como nuevos ricos y se traían, no las experiencias culturales, no a Notre Dame de París o al Escorial, sino 20 maletas llenas de ropa y demás baratijas. El veneinglés es uno de ésos que, en los 90, soñaba con ser un Gordon Gecko o un Buddy Fox sin conciencia, caminando por El Rosal, con celulares más grandes que ellos, con fluses más caros que ellos, soñando con hacer una gran transacción en dólares, burlando el control de cambio…

Así, la crema y nata del país, la gente que pudo sacarlo a las galaxias y más allá, al mismísimo cielo de Dios creador, se dedicó a ver cómo hacía para mostrar que ellos eran mejores que el país que los formó y les dio todas las oportunidades. El asunto es cómo es que, en Venezuela, se da este fenómeno. En República Dominicana, una persona de clase media es un dominicano orgulloso, quizás avaro, quizás moralmente materialista, quizás progresista, pero no “dominicainglés”. Un chileno sería capaz de caerte a batazos, si le sugirieras algún menoscabo del gentilicio. ¿Qué pasa, son República Dominicana o Chile más que Venezuela? Tendrán sus cosas mejores y sus cosas peores, pero eso es completamente impertinente. Uno ha visto –y se ha desternillado de la risa al ver– a un chileno jactándose de que Chile es una potencia mundial, de tener entre sus montañas al Everest, de ser el hogar de Doritos o de Subway (el restaurant de comida rápida). No es burla ni invento, es verdad y seria y que muestra que la estima del propio ser no depende de ser mejor o peor, sino de aceptar al propio ser, punto.

Entonces, de nuevo, ¿qué pasó? Para empezar, en Chile, Colombia, Perú, República Dominicana o Argentina no hubo un Chávez del siglo XIX, no hubo un Antonio Guzmán Blanco, con su descomunal egolatría, entreguismo intelectual-progresismo, odio al país cristiano hasta la persecución abierta, destrucción de todo en su favor y el de su camarilla (mientras no cayeran en desgracia, pues podía hasta destruir a su padre, mentor y primer impulsor), ánimo traidor. Guzmán Jr. delineó a la sociedad criolla y le imprimió su impronta, la impronta del Ilustre Americano, “que fue a París a vivir; y empobrece el soldado a quedar”. Con semejante impronta, no se espante nadie de tanto apátrida criollo (empezando por su admirador Chávez y su camarilla de venecubanos)… Guzmán dirigió por mampuesto: Ernst y Villavicencio, a la universidad venezolana, salvo la heroica de Mérida, con su rector Parra Olmedo. Guzmán, protototalitario, impuso progresismo, materialismo, positivismo y evolucionismo en el pensamiento del país. Y Guzmán, mientras destrozaba las empresas de integración étnico-racial y crecimiento económico asombrosas, llamadas “pueblos de misión”, mientras acababa regímenes de propiedad que habían crecido de las condiciones verdaderas de la nación, adoptaba el código napoleónico (para el progreso, tú sabes), y establecía un descomunal latifundio, en sus manos y las de sus amigos, lanzando a la más arrasadora miseria a las masas de campesinos menos que medianamente occidentalizadas, integradas cultural y económicamente a la sociedad republicana. Luego entraron, con progreso y todo, los materialismos “internacionalistas” capitalista y marxista (y otros modernismos), para la comprensión del hombre y la política. Y, en su desproporción respecto de la cultura nacional, hicieron que los intelectuales asumieran posturas esnobistas, despreciativas del gentilicio, “abstractas”, de fuerte entreguismo intelectual. Esto creció sin contendiente, sin obstáculos, de manera general, casi universal, y formó a ocho generaciones de venezolanos. Hace tres o cuatro generaciones, Don Mario Briceño-Iragorry lo advertía, en un Mensaje sin Destino. Bello vacunaba a Chile contra algo similar, el 17 de septiembre de 1843, en su discurso de inauguración de la Universidad de Chile. Todas estas generaciones, todos estos avatares encontraron al mundialismo marxista-tropical de Chávez, corolario obligado de nuestro entreguismo y nuestro autodesprecio, unido a esa que Don Mario señaló, a la que aludimos al principio de este artículo: la traición de los mejores: pero Chávez no mordió el anzuelo, tenía a Fidel, a Marx y la experiencia de Gómez como vacunas infalible contra los virus de las lisonjas oligárquicas de los vivos-sanguijuelas del poder. Los ricos lo llevaron, para nada, pues no lo compraron. Él fue corolario porque, si “todo es una basura, nada sirve para nada, nada vale nada, Venezuela es una porquería, yo no me merezco esta pocilga”, entonces, el que dijo “yo la voy a pulverizar”, tenía que terminar con el poder. Considerado así, ¿alguien puede extrañarse? Un saludo a mis amigos, los medios de comunicación…

La tragedia chavista es impresionante. Es un arrase que debe poder parangonarse a las peores en la humanidad toda, lo digo con toda responsabilidad: las 4,5 millones de hectáreas de tierra productiva confiscadas y convertidas en tierra arrasada tienen que estar a la par de los trabajos de Stalin y Kaganovich contra los kulaks de Ucrania y ésta tuvo como resultado el asesinato de más de 10 millones de personas, en tres años. La única razón por la que Venezuela no ha tenido una mortandad tal se llama petróleo; pero nadie ha garantizado todavía que no estemos por ver una conflagración de dimensiones proporcionales. Eso es un punto y el tema da para una biblioteca. Sirva apenas de muestra. En estas circunstancias, un país que es entregado pacíficamente a otros, a otros países con miserias apocalípticas, se convierte en repelente de patriotas y desarraigados. Y la gente tuvo que salir corriendo, corriendo por sus vidas. Ahí corrimos muchos por nuestras vidas… pero, también, al menos yo, por el alma de nuestros hijos: “a mis chamitos no les van a enseñar que Marx es Dios padre, Lenin Dios hijo y Mao Dios espíritu santo, etc.”. Y los veneingleses llegaron, en masa, a su paraíso.

Pero todo esto tiene un remate, un movimiento espiritual, una enfermedad de ésas de hoy, cuando se va batiendo, día a día, todos los records mundiales de estulticia: los veneingleses, juntamente con el resto del mundo occidental, están afectados de posmodernismo: la desilusión modernista, respecto de las promesas de la modernidad; el colmo nihilista del gnosticismo antropoteísta ateo de la voluntad de poder progresista, es decir, de la modernidad. Ahora la gente cree definirse sin referencias a la biología, la biografía, la historia patria, la patria, la familia, Dios o ningún otro respecto, fuera de la propia voluntad: es un borreguismo de los que creen que ellos son plastilina original y autoformadora, en la nada; una total comunidad en una única idea, a saber, la de los que dicen que cada mente se forma de manera “subjetiva”. Y con ellos, sus relaciones. En este cuadro, la patria queda en una situación muy comprometida: la patria de cualquiera, para seguir con el ejemplo, de los patriotas y, muchas veces, rayanos en el exceso nacionalista chilenos. ¿Qué será de los veneingleses? Y, así, ¿qué será de Venezuela? Estos despreciadores del esfuerzo por la patria, que llegaron a despreciar a la patria y a los pobres de la patria, que quisieron hacerse ingleses, que creen, ahora, que ellos se autodefinen, que son moralmente materialistas, frívolos y superficiales, que no luchan por nada que no sea el bienestar, entendido como confort (in english, please), están en una coyuntura. Tienen que definirse. Que nadie se espante, se definirán. Venezuela, adiós; estamos a la inversa que Gustavo Rodríguez, en aquella película sobre el Viernes Negro, Adiós Miami. Venezuela será abandonada por muchos, vecinos de los cubanos mayameros que, en 55 años, no han abandonado a Cuba y cantan: “la Tierra te duele, la tierra te da, en medio del alma cuando tú no estás. La tierra donde naciste no la puedes olvidar, porque tienes tus raíces y lo que dejas atrás”. Ellos, a lo mejor, por allá, cantarán cosas así… si ven ahí un buen negocio, ¿una cadena de areperas? De resto, Venezuela, serás abandonada. Venezuela, abandona tus esperanzas, ya no eres mina de oro. Ellos se autodefinirán. Los veneingleses, en un fiat de su voluntad todopoderosa, ya no serán veneingleses. Quitarán a VENE residuo de ese pasado que desprecian… y creerán, no que no perdieron nada, sino que, por fin, colmaron su talla, su estatura. La medida de su maldad… La claudicación completa, total y absoluta de la clase que una vez fue nuestra clase media…



La claudicación de la clase media II: veneingleses capitalistas

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Una amenaza: en el desastre actual, cree que la solución es economía liberal, un mono con una hojilla

Dagget y Bane, después de hacerse con las acciones de Bruce Wayne, a la manera capitalista. De hecho, en la película, este es el símbolo vivo del capitalismo

Dagget y Bane, después de hacerse con las acciones de Bruce Wayne, a la manera capitalista. De hecho, en la película, este es el símbolo vivo del capitalismo

Hay otra versión de los veneingleses, los capitalistas bravos y comprometidos, puede que les importe Venezuela, puede que no, lo que indudablemente gana su adhesión total es el capitalismo. De hecho, si les importa Venezuela, normalmente, es por alguna función de esta ideología.

Éstos tienen costumbres extraordinarias, les gusta hablar de trabas a la actividad económica, todo mal del mundo es una traba a la “libertad” (entendida como ausencia de trabas) económica. Son fuertes gnósticos y maniqueos: el mal es el socialismo, esto es, todo lo que no sea total cart blanche, licencia para matar, para los más poderosos de entre los empresarios; y el bien es el contrario. Y las “trabas” son como la corrupción total de la materia y el mundo según Valentiniano o Basílides (gnósticos pseudo-cristianos del siglo II); y la “libertad”, así como su “ciencia”, es decir, la economía liberal-capitalista, son como la total numinosidad de la gnosis y el Pléroma original; y entre ambos no hay términos medios ni concesiones.

El mundo estará bien si se logra la libertad económica: la apertura de una puerta franca para que los empresarios hagan lo que les dé la gana; que no haya controles de precios, impuestos a los ricos y a las actividades comerciales e industriales, que nada sea público, que no haya estabilidad laboral, que los sindicatos estén prohibidos y desprestigiados, que no haya sueldos mínimos protegidos por el gobierno, que no haya supervisión estatal de la estructura de sueldos, de los ambientes laborales, de la jornada laboral, de los precios de las mercancías, que los jueces nunca se entrometan en las relaciones de los empresarios con el resto de la sociedad, sino para darle la razón a ellos, que el gobierno sólo sirva para dar créditos a los empresarios, proteger sus ganancias (Locke), velar por su correctas relaciones (salvo que uno sea tan poderoso que pueda, sin aspavientos, comerse a los más chiquitos). Hugo Farías, veneinglés superlativo, llamaría a esto la plenitud de la libertad.

Y, si creen que exagero, les replico, me quedo corto: las peripecias reales, de capitalistas reales, dejan lo dicho en el párrafo anterior como juegos de niños de pecho; sólo se calmaron, cuando, a la fuerza, los pararon la Iglesia, los socialistas, y ciertos hombres influyentes, como Lord Ashley y Dikens. En Inglaterra, por 1840, los niños trabajaban 112 horas semanales, 16 al día, 7 días a la semana: les quedaban 56 para dormir, jugar, comer, hablar con sus papás, estudiar, trasladarse de la casa al trabajo y vuelta… La proporción es de 2 a 1. Hoy creemos que los liberales capitalistas son moderados por naturaleza, porque no sabemos nada de historia, tienen que venir películas fuertemente defensoras de la racionalidad, como Batman, The Dark Knight Rises, para recordarnos que comunismo es robo, saqueo, totalitarismo y muerte; y capitalismo rapiña, saqueo y muerte: el personaje Dagget pagó un golpe de estado en un país africano para conseguir las concesiones mineras de ese país. Revisen la Ludlow Massacre, en la que Rockefeller, en abril de 1914, mandó a acribillar con ametralladoras a sus mineros, que se hallaban en huelga, protestando contra las condiciones inhumanas en las que los tenía y se darán una idea de cuán moderados son: en esa masacre nadie fue preso, a pesar de las decenas de muertos, mineros, esposas e hijos… Los ejemplos son potencialmente infinitos: Bernie Maddoff, el affaire de los antibióticos de principios de los 90 (los laboratorios compraron la alteración de un estudio de la universidad de Pittsburgh, que, haciendo que se vendieran indiscriminada, puso en peligro la vida de la humanidad toda), los Leveraged Buy outs de los 80 a los 2000, Enron, el Wall Street Bail Out de los últimos años (un ejemplo: los directores de American International, el último diciembre, se pagaron un bono de 5 millones de dólares cada uno, hasta un total de unos mil doscientos millones, con los 85 mil de millones recibidos del gobierno para salvar a la empresa y a los clientes, la operación de ese tipo más grande en la historia de ese país, y la empresa, de todos modos, estaba quebrada: los clientes se salvaron, salvaron los ahorros de su vida, gracias a la compra que realizó Metlife…), y un larguísimo y anchísimo etcétera…

Pero los veneingleses de la Venezuela del comunismo desbocado dan un ejemplo hermosísimo. Uno podía leerlos en las páginas de opinión de El Universal. Quisiera saber a dónde se fueron, pues hay que tener contacto con ellos: si no, ¿cómo saber qué nuevas ocurrencias han tenido?

En fin, vamos a las pasadas. En un país en que el gobierno ha arrasado con el campo, confiscando más de 4,5 millones de hectáreas de tierra productiva, convirtiéndola en tierra arrasada; en un país en el que hay 5000 secuestros al año, 25 mil homicidios, en el que el gobierno arma guerrillas de delincuentes de la peor ralea, en el que se han invadido las casas de las personas; en el que el gobierno es fuerte sospechoso de tráfico de drogas en escala inmensa; en el que la deuda se ha llevado a niveles nunca soñados; en el que se regala a todo el planeta los recursos nacionales para avanzar la revolución mundial y paremos de contar; en un país  así, el veneinglés se llena la boca hablando de libertad económica, en el sentido ya precisado. Venezuela necesita que se rebajen las trabas, necesita que se levanten el control de cambio y el de precios, que se eliminen las distorsiones y el intervencionismo del gobierno. Es como si viviéramos con el señor Roark, con Ricardo Montalbán, y Tatoo, en cierta isla. “Lo único que necesitamos –ay, Dios mío, ¿por qué no me creaste en Chicago?, perdón, un capitalista es ateo, aunque, como Hugo Farías, vaya a Misa todos los días: ¿por qué no me hicieron, evolución y big bang y el caos original, en Chicago?–, lo único que necesitamos es que se aplique a Friedman o a Hayek o a Gary Beker o a Mises o algo así… ¡¡¡¡¡aaaaaaaaaaayyyyyy!!!!!”. Esto es un veneinglés.

Una nota: un veneinglés como el señor Farías, es uno que no tiene manera de conciliar la inmensa contradicción que lleva dentro, es católico, a según, y veneinglés. En algunos casos, tiene que ceder el catolicismo del señorito… o se vuelve loco… o lo que sea. Una cosa así no se puede mantener… Démosle las gracias a Confucio, quien, según aquélla, inventó la confusión…

Y, otra nota de conmiseración: el pobre veneinglés quisiera ser grande, como la película de Tom Hanks, es decir, quisiera ser gringo; pero sabe que, como a toda inteligentsia, los gringos no le pararían ni en dos eras geológicas, está condenado a ser venezolano, perdón, veneinglés, creyéndose el Friedman criollo. Por eso, la confusión se acentúa cuando, si profundiza, trata de ser, también, judío, como el prohombre de Chicago, compinche de Louis Wirth, de John Dewey y otros prohombres de Chicago (destacarse ha: el revolucionario padre espiritual de Barack Obama y Hilary Clinton, el creador del community organizing, el reveille for radicals, Saul Alinsky), fuertes despreciadores de lo latino y lo católico (dígalo ahí, Monsieur Jaques Maritain, cato-socialista-catomodernista: otra figura quimérica, del género del veneinglés), para rematar el cuadro… Casi dan ganas de ponerse a llorar desconsoladamente de lástima por el veneinglés, si no fuera por el mal desplegado en todo esto.

Recuérdese, el capitalismo éste es revolución pura, como el modernismo al que se adscribe y el posmodernismo. El veneinglesismo es pura revolución, contracara de la comunista, de la chavista, no la respuesta adecuada a ella. La respuesta, la única verdadera, es la rebelión, la rebelión de la esencia…


Sólo es química y física, uo-oh, de tu cuerpo y mi cuerpo… y una técnica para convertirse en La Cantante, Orgasmopermanente

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¿Qué nos queda? Que la estupidez, hoy por hoy, es mundial y se llama, también, ‘ciencia’…

Hablan los científicos

Helen Fisher, cuando dice que ama su trabajo con pasión, quiere decir que, al pensar en la oxitocina, segrega grandes cantidades de oxitocina

Helen Fisher, la más importante científico del amor, cuando dice que ama su trabajo con pasión, quiere decir que, al pensar en la oxitocina, segrega grandes cantidades de oxitocina

Cindy Hazan es una gran científico, con fama mundial en su área de trabajo, las relaciones hombre-mujer, macho-hembra, será mejor decir. Aunque trabaja en Cornell, en la universidad de esa ciudad del estado de Nueva York, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, podemos ver a gente hablando de ella en Chile o Venezuela y aparece en artículos de wikipedia en una cantidad de idiomas, empezando, claro, por el inglés y el castellano. Cindy, gran maestra de progreso, ciencia, modernidad, nos da una de las claves del universo: “El amor posee un tiempo de vida lo suficientemente largo para que la pareja se conozca, copule y tenga un niño. En términos de la evolución, no necesitamos de corazones palpitantes y sudor frío en las manos” (citada por: Efraín Castillo, La química acaba, ¿Y EL AMOR?, publicado en: http://www.eluniversal.com/estampas/anteriores/080209/tendencia). Por supuesto, se trata del ‘amor’ como hormona-neurotransmisor-impulso eléctrico cerebral, de eso es de lo que habla nuestra amiga y maestra… respecto de la cual, recomendamos, “no estén queriendo casarse con ella, muchachos, no anda para compromisos”. Según ella, el hombre es una “máquina de amor”, “que no tiene otro objetivo primario que el de la procreación para preservar la especie” (ibíd.). 

Helen Fisher, quien, según en.wiki, es la principal investigadora biológica del amor y la atracción humana, asegura que eso (la atracción física del enamoramiento y su base hormonal) es amor, aunque no el único tipo de amor, que el mismo tiene etapas, que, luego de la atracción vehemente de la primera etapa del romance, puede venir la etapa del afecto. La autora de “Anatomy of Love, le da dos años [al “amor” como efervescencia hormonal]. ‘Dos, tal vez tres. Durante esta etapa, que yo llamo estar locamente enamorado, usted experimenta un aumento de los niveles de norepinefrina y dopamina en el cerebro, al igual que testosterona, dado que se presenta también un enorme deseo sexual’, dice. ‘Cuando pasa a la fase del afecto, donde tiene un incremento de vasopresina y oxitocina, las otras hormonas regresan a su normalidad. La mayoría de las parejas en esta etapa tienen menos sexo que aquellas en la etapa del enamoramiento’. La frase “adicto al amor” se aplica a las mujeres y los hombres que desean ardientemente la excitación (y el sexo) del enamoramiento, y van flotando de un romance intenso al siguiente, dejando tras de sí una cantidad de personas que buscaban una relación duradera, con el corazón roto”. Como tiene un tiempo de caducidad tan corto, por eso somos fieles, al parecer: “esa cumbre de químicos corporales disminuye a medida que pasa el tiempo, probablemente porque el cerebro produce menos sustancias o porque los receptores del organismo se adormecen. El amor se deteriora y evoluciona, y este avance es lo que nos permite establecer distinciones entre varias parejas potenciales o conservar la energía del apareamiento y enfocarla sólo en una pareja” (La química acaba, ¿Y EL AMOR?, cit.). También por eso, esta heroína de la humanidad tiene recetas y técnicas para prolongar el enamoramiento, dar celos, hacerse el duro, viajar, pelear, cosas así, para que la gratificación de la pasión se sostenga, para que el cerebro permanezca activo.

Empero, la fidelidad como que viene de otra fuente, según grandes científicos alemanes, avalados por la Academia de las ciencias estadounidense. Sí, científicos de la universidad de Bonn lo han descubierto: como producimos una hormona llamada oxitocina, conocida “popularmente” como la “hormona del amor” que nos hace atractiva nuestra jeva, nuestra cuaima, la mujer, el pellejo, el cuero, la mina, la costilla, entonces no le montamos cachos, cuernos (Una hormona del cuerpo está relacionada con la fidelidad masculina, en: http://www.eluniversal.com/vida/131125/una-hormona-del-cuerpo-esta-relacionada-con-la-fidelidad-masculina). Hermoso. Hay, entonces, un gran científico mejicano, de la UNAM, que quiere producir el elixir del amor, que por tanto tiempo buscó la humanidad y que ayudaría a prolongar los matrimonios, vendría, eso sí, en spray (Científicos están cerca de desarrollar elixir del amor, en: http://www.eluniversal.com/2007/07/26/ccs_art_cientificos-estan-ce_376494).

Es más, médicos israelitas y holandeses, de las universidades de Negev y Ámsterdam, dirigidos por el doctor Shaul Shalvi, publicados por periódicos españoles, por el ABC, muestran que el interés por el bien común es un asunto de esa hormona oxitocina (Las mentiras de la «hormona del amor», en: http://www.abc.es/ciencia/20140407/abci-mentiras-hormona-amor-201404071157.html).

¿Qué nos queda? Que la estupidez, hoy por hoy, es mundial y se llama, también, ‘ciencia’…

“¿Pero todos son así de estultos?”

Obviamente, la respuesta es NO, un NO rotundo. Si tú encuentras a una “científica”, que quiere prolongar sus orgasmos, que quiere vivir en la intensidad de la pasión, para la que es una opción entre otras cambiar de pareja cada 2 años para mantenerte con la adrenalina, la oxitocina, la testosterona, los estrógenos, etc., a millón, tú no te encontraste con una científico, te encontraste con una ninfómana que sabe de biología. O, a lo mejor, te encontraste con una revolucionaria sexual, que ama algún modo de tiranía. Bien lo dijo Aldous Huxley, autor de Un mundo feliz, aunque en otro sitio (en Ends and Means, 1.937), no hay materialistas, nadie cree en eso: “al filósofo [hay que ser audaz para llamarlo así] que no encuentra sentido en el mundo no le interesan exclusivamente los problemas meramente metafísicos. A él le interesa también probar que no hay razón válida por la que él mismo, personalmente, no debería hacer como le plazca o por la que sus amigos no deberían tomar el poder político y gobernar en la forma que consideren más ventajosa para sí mismos. Las razones voluntarias [para el empirismo anglosajón, apetitivas, en general y, principalmente, sensibles], en tanto que opuestas a las intelectuales, para sostener las doctrinas del materialismo, por ejemplo, pueden ser predominantemente eróticas, como en el caso de Lamettrie […] o predominantemente políticas, como en el caso de Karl Marx”.

Pero hay científicos, hay gente, hay filósofos, no todo es puro inmoral y gnóstico. Fíjense en este modo de hablar: “Cuando sentimos cualquier emoción, ya sea mala o buena, el cuerpo puede sufrir algunas alteraciones en su funcionamiento. En el caso del enamoramiento, la alegría o de que se sienta atracción por una persona, el cerebro genera ciertas sustancias, específicamente oxitocina —hormona relacionada con los patrones sexuales— y adrenalina —hormona que tiene como función aumentar la presión arterial—, que procuran estas respuestas: taquicardia, opresión en el pecho y sensación de vacío en el estómago, etc. Es normal que se presenten estos síntomas, que generalmente la gente reconoce como estados de ansiedad, miedo o temor. Los enamorados casi siempre experimentan algún cambio en su comportamiento y funciones orgánicas, pero no todas las personas responden a estas emociones o sensaciones de la misma forma o con la misma intensidad, no todos lo vivimos igual” (¿Por qué aumenta el ritmo cardiaco cuando estamos enamorados?, en: http://www.eluniversal.com/2011/02/14/dbvia_esp_por-que-aumenta-el_14A5160211). Aquí está clara y netamente distinguida la emoción de su base física y del comportamiento que genera. Un loco negaría la base física, tendríamos que ser ángeles; pero es, quizás, más inadecuado aún decir que la emoción se reduce a las hormonas. Bien por este médico venezolano, por el psiquiatra José Adolfo Cejas.

Pero, pudiendo presentar mil casos de gente honesta y sensata, hay uno que me encontré por casualidad, que me gustó grandemente. La doctora Rosaurora Cárdenas, médico sexólogo del Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela. Según ella, “La etapa más intensa de toda relación de pareja dura entre seis meses y un año. Después se estabiliza y esa segunda parte de la química del amor dura entre tres y cinco años. Tras ese período la producción de neurotransmisores se estabiliza y las estructuras cerebrales se acostumbran a la presencia de esas sustancias. Pero esto es un proceso natural que demuestra que la relación de pareja no es un asunto meramente animal o biológico“. “El amor es un concepto subjetivo y no se basa únicamente en la atracción física. El amor tiene otras cosas importantes como el compromiso, el respeto, el afecto, la identificación de virtudes en el otro para tenerlo cerca. Cuando una persona tiene una relación estable, puede comunicarse adecuadamente con su pareja, se siente querida y emocionalmente llena, pues puede decir que está enamorada, aun cuando el hormigueo de la atracción física inicial haya bajado”. “El amor que mantiene unida a la pareja es el que perdura en el tiempo y no el hormonal. Si se acaba por la pérdida de atracción física, entonces no es amor y nunca lo fue“. “Lo fisiológico debe ir de la mano de las satisfacciones emocionales o de lo contrario se acabará el amor. A muchas parejas se les acaba el boom de la química y en ese momento comienzan a darse cuenta de los problemas que han estado escondiendo por largo tiempo tras la aparente excitación de las pasiones. Ahí aparecen las frustraciones de los que no se sienten comprendidos por sus pares, el resentimiento por las infidelidades, o peor aún, las culpas de quienes no han podido crecer con esa relación de pareja. Cuando eso ocurre, muchas veces viene la ruptura” (La química acaba, ¿Y EL AMOR?, cit.).

ESFUMADA LA PASIÓN, CON TODO Y SUS HORMONAS, SU BASE FÍSICA, APARECE LA REALIDAD: HAY O NO AMOR.

Un vistazo analítico a nuestros científicos, a los citados arriba

Una mirada somera y a vuelo de pájaro muestra inequívocamente que los citados “científicos” tienen lo que se puede llamar, siguiendo a Daniel Dennett (aunque volteándole la tortilla), un caso agudo de psicología folk, lo mismo que un caso patético de metafísica folk. Ellos puede que sepan mucho de biología, nadie discute eso, pero, en antropología filosófica y metafísica, están lo que se llama en Venezuela RASPAOS, reprobados. Los de Bonn se felicitan de encontrar la causa de eso digno de valoración y estima: la fidelidad, porque, nos imaginamos, hay relaciones humanas que reclaman modos específicos de amor y justicia. Cógeme ésta científico de Bonn: la justicia, las relaciones, la fidelidad, ¿son asuntos materiales? Se supone que quien dice que el amor es la hormona es un fuerte materialista. Bueno, eso es un materialismo folk. ¿Por qué? Porque amor y hormona no caben, como especificidades formales determinadas, en un mundo que sea pura materia: decir que todo es pura materia y después tratar de explicar el amor es lo más ridículo que pueda hacerse: si todo es materia, no hay amor y, por tanto, no hay nada que explicar. Es más, si todo es materia, no hay explicaciones, ni quien explique ni a quien, porque no hay quienes ni entendimientos que entiendan, etc. El resto de los científicos citados incurre en ingenuidades semejantes, pero considero ineludible destacar esto que dice Helen Fisher: supuestamente, discriminamos entre parejas potenciales y concentramos la energía sexual en una sola pareja, es decir, somos fieles, porque esas energías caducan rápidamente. Es decir, ella trata así a la fidelidad, como un asunto de conservación de la energía o, más bien, de entropía sexo-energética en nuestro cuerpo. Ya eso es asombroso, ya eso vale para no creer en materialismos; pero lo realmente ridículo es la violenta inconsistencia en su modo de hablar: SOMOS y HACEMOS, nosotros, cada persona, según una libertad real, que usa de estas energías, tratando de dosificarlas. Hay yo, hay libertad, hay yo y libertad distintas de las hormonas, pero las pasiones son hormonas y todo se reduce a ellas, hasta el yo que usa de ellas: ahí se los dejo.

Con esa mirada analítica, parece que basta. Pasemos a lo más importante.

Una metafísica de las pasiones y del amor

Lo primero, pues, que salta a la vista, al estudiar este tema hoy en día, yendo a los círculos de los “líderes” de la cultura, los científicos, es la tremenda estulticia que reina casi sin rivales en todo el panorama. Estos señores, sin duda, saben enormidades, cantidades navegables, impresionantes, de fisiología. Yo acuerdo a mi amiga Rachel, mi vecina del piso de arriba en Baltimore, Maryland, EUA, era una biólogo, que había estudiado años para obtener licenciatura y maestría en biología celular y estaba comenzando, la última vez que la vi (hace 20 años), un programa doctoral de seis años en la prestigiosa Universidad de Johns Hopkins, ahí en Baltimore. Era una muchacha inteligente, supongo que sabría una barbaridad de ese tema. Los científicos citados arriba sabrán tanto o más de sus temas que mi amiga. Ahora bien, los pobres tienen una tremenda cojera o, más bien, tienen una multitud de enfermedades y mutilaciones e invalideces, los pobres: se llama nominalismo modernista, antropoteísmo ateo de la voluntad de poder, materialista-idealista, progresista, psicologista, ideologista, historicista, autodefinicionista (caso extremo del ideologismo, de la voluntad de poder antropoteísta: nos auto-producimos, no dependemos de nada, no hay nada que nos defina, nos definimos nosotros mismos, a cada paso, sin ataduras, con una voluntad desligada, incluso, de nuestras propias definiciones anteriores, no se diga nada de la patria, la familia, el sexo, la cultura, el año en que nacimos, la edad, la biografía, etc.), racionalista-irracionalista, cientificista, inmanentista, nihilista, sensualista. Los pobres viven en una in-cultura así; trabajan en universidades en las que los departamentos de “filosofía” están llenos de “filósofos” así, a los que ellos creen, en lo que se refiere a la filosofía, han leído a Kuhn y a Feyarabend, etc. Así, en su objeto, la fisiología, son unos fenómenos, lo malo es cuando pretenden que todo sea fisiología o que ellos pueden, con fisiología, sentenciar sobre lo que sea, aunque sea algo muy alejado –o máximamente alejado– de la fisiología, como lo es la justicia, la fidelidad, el amor personal, voluntario, el conocimiento, especialmente el intelectivo, la libertad, así como los presupuestos y las implicaciones antropológicas y metafísicas de éstos. Por eso, como dijimos, los pobres, muchas veces, hacen algo muy parecido, al menos, al ridículo… De esos temas, precisamente, vamos a hablar ahora.

Lo primero que salta a la vista de cualquiera que estudie estos temas, empezando por los científicos que emprenden la aventura metafísica guiados por sus compañeros ideólogos de los departamentos de filosofía (Helen Fisher, los de Bonn, Hazan, Rosaura Cárdenas o cualquiera), es que 1) se siente 2) un determinado tipo de pasión (amor, miedo, esperanza, alegría, ira, tristeza, etc.) y 3) ante determinado objeto que 4) se nos presenta al conocimiento (sea por su presencia actual o por la consideración ayudada por la memoria) o al que tendemos de manera NATURAL (como los bebés recién nacidos a la comida que aún no conocen: algo que da mucha rabia a los autodefinicionistas-antropoteístas gnóstico-ateos de la voluntad de poder, la naturaleza). Vamos a considerar estos rasgos de la pasión y quedará clarísimo, como el agua, que la pasión es irreductible a base física. Después, para completar, veremos otros problemas importantes de este tema, luego de lo cual no quedará piedra sobre piedra del materialismo, en cuanto tal, que no es lo mismo ni se escribe igual que la fisiología de la base física de la pasión.

4, 3) Un materialista folk, uno que admite relaciones en el mundo, siendo las mismas irreductibles a materia, pues, para colmo, la mayoría de ellas es cognoscible sólo con la inteligencia. Muy bien, el materialista folk creerá que sale del problema reduciendo toda relación a cuestiones que estudia la ciencia física. Así, los “psicólogos” funcionalistas dicen que el conocimiento se reduce a ciertas impresiones físicas: la vista a luz reflejada en el iris, la pupila, la retina; las vibraciones sónicas en el oído, eso sería oír, etc. Eso e impulsos eléctricos. Los genialmente inteligentes no se dan cuenta de que formamos palabras a partir de lo visto y oído y que nos referimos cognoscitivamente a cosas irreductibles como lo universal y lo necesario: la causa es anterior al efecto; o lo abstracto, sobre todo si se trata de cosas universales y necesarias, como 2+2=4; o lo pasado de lo que no tuvimos experiencia, que conocimos por libros de historia: Jesús en la Cruz. Y pare de contar. La referencia intencional de nuestra alma a la realidad es irreductible a física a nada como mecánica, luz, termodinámica, electricidad, magnetismo, etc. Si así fuera, sus pretensiones mismas serían objeto físico y eso es ridículo, el objeto físico no es consciente de sí.

Ahora bien, la pasión se siente ante un objeto conocido, por lo que, en lo que se refiere a este presupuesto, la pasión no es reductible a materia. Lo mismo sucede en cuanto a ella, en sí misma, pues, siendo un acto intencional del alma, un acto con un objeto fuera de sí no es lo mismo que el objeto sobre el que recae. En el caso del amor, el objeto sería mi esposa o mis hijos y mis amigos y demás familiares y mis alumnos, todos los católicos, en cuanto tales, mis enemigos, etc.; mi acto de amar no se identifica con mis amados, es intencional, se refiere a ellos, de manera real, y, realmente, ME refiere a ellos. Luego, no puede ser pura materia. Es como dice el psiquiatra venezolano citado arriba, José Adolfo Cejas: cuando siento la pasión, produzco las hormonas… pero sentirla no se reduce a ese acto fisiológico.

2) Esto queda también claro cuando se ve que las pasiones se especifican, se diversifican por la especie: no es lo mismo amar a mis enemigos que tenerles miedo o entristecerme de que me odien de manera injusta; aunque pueda ser un mismo objeto, las respuestas son específicamente diversas. Si se especifican, tienen determinaciones formales, esto es, inmateriales, cualitativas o sustanciales, por lo que no pueden ser pura materia. El asunto llega mucho más lejos. Vamos a tomar a las hormonas y demás material biológico, neurotransmisores y demás: oxitocina, adrenalina, serotonina, endorfinas, testosterona, etc. Se distinguen formalmente; pero eso da lugar a cosas muy divertidas: ellas se dan en todo hombre, de manera universal, cada una es cada una, a pesar de los diferentes ADN; tan es así que los fisiólogos hacen ciencia de ellos, les atribuyen causas y efectos estables, predicen cuándo aparecerán y qué se seguirá de ellos, sin importar el individuo humano del que estén hablando: impresionante orden inmaterial, universal y necesario; nada de particular, caótico, contingente, puramente individual y sometido al acaso, como sería si se tratara de pura materia: no, se trata de lo específico, no de lo individual.

Y hay todavía más: los fisiólogos hablan de glándulas, a las que podemos aplicar los mismos razonamientos, tienen naturaleza, se dan en todos, son específicas, en cuanto pertenecen a la especie humana y en cuanto se distinguen unas de otras de manera específica, en su ser, en sus causas, en sus efectos (producen tal hormona, en tales y cuales circunstancias, con un orden asombroso)… Y EN SU ESTAR INCARDINADAS EN ORGANISMOS. Ellas no son unos géisers que sueltan agua caliente con minerales según ciertas circunstancias termodinámicas; ellas son órganos de un ser unitario, aunque no sea una simplicidad total: el animal cuya es la glándula no es una mónada conceptual ni un espíritu puro, una simplicidad total, es un organismo; de modo que ella es parte de un aparato, de un sistema, y éste parte de un animal, que es un todo entero, algo compuesto por multitud de partes, que tienen que estar en composición con algo completamente simple, a nivel sustancial, o no guarda unidad, pues no le puede venir del número inmenso de las partes materiales. Así y por todo esto, se pueden estudiar las enfermedades de la glándula y las enfermedades del animal que consisten en un problema glandular (son dos aspectos de la misma problemática: el problema de la parte, en cuanto tal, y el mismo problema, en cuanto ella está en un todo).

1) Así se llega al último problema que consideraremos. Los que dicen que el amor, por ejemplo, es pura hormona, para decir que todo es pura materia, a la manera folk, es decir, con inconsistencias asombrosas y ridículas, generalmente pretenden que el ‘hombre’ no sea la unidad de la que hablamos arriba; hay quienes, como Daniel Dennett, niegan que exista el yo, la vida, la libertad, la conciencia: “no hay yo, lo digo yo; ni hay libertad, esto que estoy diciendo es algo que yo no determino, sino que me sucede; es que no hay yo para que ME suceda algo; además, no hay ‘decir’ de modo que no está sucediendo nada, porque, como no hay yo, yo no lo estoy diciendo…”. Así de sabios son los sabios de este mundo, los que rechazan la sabiduría, humana y divina. Así, hay quienes dicen que la conciencia es una ilusión, quedando en el aire quién sea el iluso; o que no pueda haber ilusiones, pues, sin conciencia, no puede haber ilusionados. Del mismo talante son los que niegan a la pasión algo más que la base física, para decir que todo es materia: sería una sensación que no siente nada ni nadie, gracias a una glándula que no es tal ni es parte de ningún todo. Todo esto en nombre de un hábito mental, la ciencia, que está a punto de mostrarnos que los hábitos mentales no existen, porque no existen las mentes. Qué excelencia, ¿verdad? Es asombroso.

Pero, por esta línea, tenemos que volver a encontrarnos y habérnoslas con Helen Fisher y las demás personas de su talante, líderes indiscutibles de esta etapa de nuestra civilización, en su etapa revolucionaria anti-cristiana. Sabiendo, claro, que son líderes, porque, evidentemente, son revolucionarias. La revolución te quiere a ti, te quiere tragar, te quiere drogo, te quiere sin estabilidad de ningún tipo, sin familia y sin virtud, sin libertad, te quiere zombi. La revolución quiere que tu ideal de vida sea mariposas en la barriga y tremendos orgasmos. Para eso, necesitas brincar de un amante a otro. Te necesita bien hollywoodense [ojo: los productores iberoamericanos son bastante peores, en general, que Hollywood]: “hola, ¿qué tal? Tas bueno…. Ah, ah, ah, uh, qué rico, qué rico, ah, ah, uh, uh, dale, dale, dale, aaaaaaaahhhhhh…. Te amo, ¿cómo es que te llamas tú?… Ay, no te puedo decir que te amo, sino hasta los tres años de vivir juntos [sin caasaaarnooos]… Quiere que vaya a conocer a sus papás, qué presión, después de 5 meses viviendo juntos… Ay, nos separamos, luego de una prolongada relación de 8 meses viviendo juntos; nunca conocí a sus papás, a lo mejor por eso fue que viví 8 meses con un asesino en serie y me enteré cuando mató a mis 10 mejores amigos. Qué cosa, tengo mala suerte con los hombres”…

Eso es la revolución, materialismo y locura, pero todo muy “científico”… formas “científicas”, de alta tecnología, de agresión y subyugación, de totalitarismo, bajo el aplauso de los oprimidos, que se creen liberados, con drogas y “amor” “libre”. ¡¡¡¡¡Se requiere rebelión, rebelión, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…!!!!!


Modernos ¿Presocráticos? Ojalá, no estaríamos al borde del abismo

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No desconocen lo inmaterial, lo rechazan activamente, las consecuencias han sido y serán devastadoras, la humanidad corre grave peligro

Tales, el gran milesio, uno de los siete sabios de Grecia, descubrió la ciencia, que el universo tiene una inteligibilidad intrínseca, que los fenómenos tienen un orden, conforme a leyes que proceden, según sabemos desde Sócrates, de su forma sustancial. Los modernos rechazan todo esto, por eso: que Dios nos agarre confesados

Tales, el gran milesio, uno de los siete sabios de Grecia, descubrió la ciencia, que el universo tiene una inteligibilidad intrínseca, que los fenómenos tienen un orden, conforme a leyes que proceden, según sabemos desde Sócrates, de su forma sustancial. Los modernos rechazan todo esto, por eso: que Dios nos agarre confesados

En la época y en la sociedad en que comenzó todo, no se conocía la inmaterialidad, la ciencia apenas despertaba, se hacía conciencia, pero estaba adormilada, no conocía todas las implicaciones de su propio existir: Tales de Mileto descubre la ciencia, que los fenómenos del mundo suceden conforme a unas “leyes” a un orden que no responde a espíritus detrás de las cosas, sino al ser mismo de cada ente, en sí mismo y en relación con los demás. Pero explicó todo con aire… Anaximandro, de Mileto también, mete el ápeiron (el infinito) a ser, con los opuestos, el origen del universo y su orden. Anaxímenes, discípulo de Anaximandro, dice que el origen es agua y retrocede; lo mismo sucede con Demócrito y Leucipo, que inventan el atomismo.

Luego de estos intentos iniciales de explicación del mundo, aparecen expresiones de la inmaterialidad un poco inconscientes, para los que las captan, y un poco muy fuertes para que ellos percibieran exactamente lo que estaban viendo: Empédocles dice que todo es mezcla de amor y odio que penetran la materia, en ciclos, en los que en la medida en que penetra el amor, huye el odio y viceversa. Anaxágoras descubre el Nous, el Intelecto (ojo con las estupideces moderno-nominalistas: que traducen nous como “pensamiento”, bah), como causa general, aunque no pudo verlo detrás de los fenómenos particulares, en los que sólo vio sujeto material y motor mecánico. Heráclito encuentra el Logos, al que llama “rayo” y “fuego”, pero sí lo ve detrás de los aconteceres, si bien, como se ve, no lo tiene por inmaterial, de manera distinta. Parménides se encuentra a ES, ve el abismo infranqueable [por nada que no tenga Poder Infinito y que no sea sumo Ser subsistente] de la nada al ser y, por eso, vio a un ES, acto puro, sin sujeto (por eso no se trata de un “esto es”, sino de ES, como en el Éxodo, 3,14: Dios es el que “ES”), eterno, sin partes, sin distinciones, sin aquí o allá, sin lugar, absolutamente necesario, completamente simple, que no podía ser material. Digo, Parménides no se dio plena cuenta, quizás (así lo hacen parecer sus expresiones), de que su ES no podía tener partes, que tenía que ser simple e inmaterial: por eso, dijo que era homogéneo y redondo (todo equidistante a un centro). También vio que era intelecto e intelección, verdad. Vio que era divino. Y vio que los mortales –Heidegger, que se pregunta, ¡insensato!, “¿por qué el ser y no la nada?”, por ejemplo–, no eran capaces de ver la verdad primigenia: a él mismo le revela todo una diosa… Pitágoras descubre que hay un orden de proporciones en la realidad, como el que se encuentra entre los números y cree que la realidad es número…

La inmaterialidad aparece en Tales, en un orden intrínseco, leyes internas de las cosas y de sus relaciones mutuas; Anaximandro ve la distinción, los cambios y algún algo infinito (ápeiron) que está detrás del ser; Anaxágoras ve que ese infinito, que pone leyes al mundo, un orden inteligible, es un Intelecto, Nous; Heráclito lo llama Logos, como lo haría luego San Juan (en el Principio existía el Logos… y el Logos era Dios… y todo fue hecho por Él y era la Luz del Mundo… y la Vida y Gracia y Verdad); y Empédocles vio que era Amor que produce la unidad de los seres unos y odio que causa la distinción (principio de no contradicción) y abre el paso para que se vea que la realidad es buena y amor (como en San Juan: Dios es Amor: su obra tiene que ser amor, si la causa es proporcional al efecto…); Pitágoras ensancha el camino de la captación del orden y abre la puerta de ese cuarto luminoso, el de la matemática aplicada a la realidad natural.

***

Llega Sócrates. El maestro ve el panorama y se decepciona, cuenta Platón en el Fedón. No encuentra sabios que lo sean de verdad, no ve a nadie que cumpla la promesa que vio en Anaxágoras: si el Nous subyace todo, entonces la causa no es el azufre o los huesos, un niño no crece porque se añadan carnes a sus carnes o huesos a sus huesos; un hombre no se entrega heroicamente porque tenga músculos y huesos. Si el universo es como es, puede que sea por cúmulos de materia y gravedad, como condición, pero, de una manera más profunda e importante, es tal, porque el Nous así lo dispuso y, por tanto, porque es lo mejor. El Nous obra con base en unas ideas, ideas, conceptos, arquetipos, arquetipos ideales, que VE con su mente e imprime en la materia; y el universo es un orden esencial, así dispuesto, en el que la inmaterialidad es lo más importante y responde a lo mejor, conforme a un designio de una conciencia superior.

Luego del paso inmenso que la humanidad da con Sócrates, evidentemente, muy superior, incomparablemente superior, al de Neil Armstrong al alunizar (“vive en lo profundo quien piensa en lo profundo”), Platón tomó el testigo. Vio que unas ciencias se refieren a la naturaleza y son inferiores y obran de manera hipotética; mientras que la filosofía era la reina de las ciencias, que nos eleva a lo divino y nos permite juzgar, incluso de las ciencias naturales. Desarrolló las ideas cosmogónicas (sobre el origen del cosmos) contenidas en Sócrates, en las que un Nous-Demiurgo (especie de artesano divino) imprime Ideas-Formas-Arquetipos en la materia; y vio que la materia prima, elemental, por no ser ella FORMA, tenía que ser una especie de privación de toda determinación y la llamó Chóra, caos: de ella no depende, sino como sujeto, que las cosas sean LO QUE son, por eso, ella permanece en las transformaciones, subyaciéndolas; y las mismas son necesarias, una vez que una forma se presenta, la otra tiene que huir: nada puede ser y no ser o ser esto y no esto al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto (principio de no contradicción). Vio que el ES de Parménides era una necesidad, en cuanto debía haber un Ser puro, pero que los entes, las cosas que son-pero no son EL SER, el ES, el que ES (Éxodo 3,14), tenían su acto de ser por PARTICIPACIÓN, lo recibían, lo ejercían, pero ellas no son ser puro, sino mezcla de algún sujeto y el ser.

Pero las visiones de Platón todavía son ingenuas; él mismo vio que lo que decía era verdad, pero no pura, pues tenía problemas. Él, de manera heroica, los planteó, esperando que alguien los resolviera, que alguien asumiera lo verdadero de su doctrina, arreglando lo que hiciera falta. Y ese alguien llegó, se llamaba Aristóteles, nombre, hombre, grande, grandísimo. El Demiurgo-Nous de Platón era una ingenuidad teórica: él obraba por el Bien, pero no era él el Bien, él obraba por la verdad, pero no era él la verdad, él imprimía el ser, pero no era él el ser: Aristóteles lo vio y reunió a Anaxágoras, Tales, Empédocles, Anaximandro, Parménides, trascendiéndolos en la verdad, en una visón más penetrante de la misma, como luego haría con él mismo el más grande de todos, Tomás de Aquino: Dios, ser puro, es ES y, por eso, es verdad, intelecto, intelección, bien, voluntad, amor, belleza, unidad, que causa todo por su inmensa sabiduría; y, siendo la causa y el efecto proporcionales, todo es verdadero, bueno, bello, uno, en la medida de su ser, según una forma que es intrínseca, que no se da en ninguna otra parte que en el ente que actualiza, salvo en la mente de Dios que la diseña. El mundo entero, cada una de sus cosas, cada una de sus partes y aspectos y niveles es un algo, por una composición de materia y forma; y guarda una proporción con su Causa primera incausada, Ser puro, que no puede venir de nada anterior… Ahí, Dios gobierna todo, pero todo tiene sus causas propias, a otro nivel, hay toda una coordinación de ciencias, en parte autónomas, en parte mutuamente dependientes, en las que la metafísica, “filosofía primera” no puede sino ser la Reina. Y, en Aristóteles, de ahí viene el mal, de que creyó que la materia era independiente de Dios; Dios siempre obró sobre ella, el universo es sin principio temporal (él creyó que, de otro modo, eso introduciría el cambio en Dios), pero no sin principio metafísico y, sin embargo, en su sujeto material, se opone, en cuanto no dependiente de Él, al bien que Él le infunde: ingenuidades de la ausencia de la Fe y de la necesidad humana de que la ciencia se desarrolle en colectivo.

***

Al mundo vino Cristo, el Logos creador y salvador, que es, además, Amor. Nos redimió y nos reveló completamente el Ser de Dios uno y trino y su plan salvador; nos comunicó Vida y Luz, Amor y Verdad divinas. Nos elevó a donde no soñamos…

***

Y los cristianos, amantes del Logos, de la Sabiduría divina, filó-sofos (amantes de la Sabiduría, literalmente) se lanzaron a conocer todo, la obra de Dios, natural o perteneciente a la gracia, a Dios, las relaciones de Dios y el mundo, las relaciones de la naturaleza y la gracia, TODO. Y se lanzaron al amor, en la sociedad, en el arte, en las letras, en todas partes. Asimilaron todo lo que se encontraron, trataron de sintetizar, el ímpetu de vida era imparable. Hasta que Dios lo hizo: nos dio eso de lo que habla Bécquer, el genio, que reúne razón e inspiración [de amor]… y lo hizo en grado superlativo, esta obra maestra de la Sabiduría y el Amor de Dios tiene nombre: se llama Santo Tomás y nació en Aquino…

No se dedicó a la ciencia natural y nos lo enseñó todo en este ámbito, porque Dios no quiso que un solo hombre llegara a tanto… Y tuvo errores, poquísimos, pero tuvo, pero por lo mismo; y porque es menester que sepamos que la sabiduría no es ver lo que dijo Santo Tomás, sino las palabras de Dios, naturales y reveladas… Santo Tomás, en este ámbito, vio el mensaje cristiano, al aristotelismo y al platonismo y, con aquél, tomó todo lo bueno de éstos y los trascendió en la verdad. Dios causa, por lo que todo es verdadero, bueno, bello y uno, porque la Causa y el efecto guardan alguna proporción, como dijo Aristóteles, pero eso se traduce en que los entes que no son el Ser lo poseen por participación, como dijo Platón, porque la forma es la medida del ser, del modo en que participamos del acto más profundo, naturaleza misma de Dios. Y Dios no crea desde siempre, sino con un principio temporal, porque podía hacerlo de un modo o de otro, pues al crear no se altera, pues la causa, en cuanto tal, es actual y lo actual, en cuanto tal, no cambia; y, al crear con un principio temporal nos muestra mayormente su poder, que Él es el Principio: si el mundo fuera eterno, podríamos creer que no depende de Él. Y Dios crea, no sólo produce o genera, CREA, saca de la nada, absolutamente de la nada, a todo el universo, porque es Ser puro y causa universal del ser, también de la materia, porque es todopoderoso, puede producir de la nada: de la nada, nada viene, pero el universo no viene de la nada, sino del poder infinito de Dios; y los seres inmateriales completamente, los ángeles y EL ALMA HUMANA, muestran que Dios puede mucho más, pues estas inmaterialidades vienen, evidentemente, de la nada y sin materia en la que inhieran. Y el principio del mal es el pecado. No nada de la creación, algún defecto en la misma, que habría que atribuir a Dios, sino el pecado, que es posible porque Dios nos creó personas y capaces de apartarnos de Él, porque teníamos que amarlo y unirnos a Él de manera libre; y el pecado, rebeldía del hombre contra el Creador, es una herida en todo el universo sensible, la casa que Dios preparó para el hombre, que éste mancilló, al querer ponerse por encima de su puesto, en el lugar del Infinito al que le debe todo…

***

Ésa es la historia del ascenso del hombre a las alturas de la inmaterialidad, en la constitución del mundo y, ascendiendo, en lo más alto, hasta llegar al Inefable, al Innombrable, el Trascendente. Ahí nos llevaron las vidas de muchos sabios, de muchos genios, de muchos santos (que yo resumo aquí), y la Revelación admirable del mismísimo “Creador, Padre y Señor” nuestro. Al principio, la inmaterialidad quedaba como una luz que no se percibía, pues era la condición misma del ver. De pronto, alguien vio los claroscuros, las luces más altas y más bajas en intensidad… y las sombras… y alguien vio la luz en cuanto luz y se empezaron a ver sus efectos, sus matices, sus diversos colores, sus composiciones artísticas… Y la luz penetró en la región de la inteligencia; y la luz guió la reflexión… y la luz hizo crecer al hombre, hasta que una gran Luz se asomó y del encuentro de ambas la humanidad vio los más asombrosos resplandores. No sólo es Santo Tomás, es también Santa Teresa, es Pascal, es San Bonifacio, es San Luis, es San José de Calasanz, es San Juan de la Cruz, es la Madre Teresa, el Padre San Pío, es San Juan de Dios, es San Francisco de Sales, es Santa Juana de Arco, es Don Bosco, son Santo Domingo y San Francisco y los cluniacenses y San Bernardo y San Carlos Borromeo y los áfricanos de Carlos Lwanga y los asombrosos japoneses, liderados por Pablo Miki; y es la Academia del Cimento y Galileo y Roberval y Copérnico y el Cardenal Nicolás de Cusa y los inventores del pentagrama y los de las marionetas. La luz es inmensa, pero las tinieblas no la recibieron…

[…]

La omissis anterior no procede de que esto sea una cita y yo haya omitido algo, no. Ese signo viene de que hubo un salto al vacío. Hoy lo sagrado se ha abandonado. La luz sufre de un eclipse, un eclipse de pecado, de rebelión intensa: se llama revolución. Hoy es un gran señor el estulto asombroso que dice que la vida no existe: la vida, la animación natural de animales, vegetales y humanos, no es nada, según Daniel Dennett, gran señor. Y no hay conciencia, ni yo, no hay inteligencia ni creencias. Todo es materia prima, no hay yo, te lo digo yo. Y se mata a niños en nombre de la ideología de los defensores de los derechos humanos del mono, Dawkins y Singer. Y los hombres se definen a sí mismos, como si se auto-informara, se diera su esencia, el que es ESENCIALMENTE libre y esa esencia consistiera en que, como no hay esencias, yo puedo decir QUÉ soy, aunque no haya yo, pues me auto-defino, sin referencia a nada, salvo mis apetitos sin ningún orden ni atadura, que consisten en autodeterminación, aún de aquello en lo que consisten, y sin atadura ninguna, ni racional ni histórica o biográfica o familiar o biológica o cultural: todo queda en lo extrínseco y como maldad que coarta la libertad: no hay mal, salvo lo que me impida hacer lo que me dé la gana: porque no hay bien, salvo lo que me dé la gana; aunque no hay ganas ni yo ni dar, mucho menos la gana…

Es que éstos modernos NO SON PRESOCRÁTICOS, son PROGRESO, que es otra cosa. Los presocráticos representan pasos de la humanidad hacia la elevación y la luz. Éstos son pasos de la humanidad al abismo. Son pasos de la humanidad a la oscuridad y la autodestrucción; hacia la tiranía totalitaria y la guerra: es la auto-deificación, el antropoteísmo… Y, como el hombre no es Dios y sólo unos pocos pueden tomar el poder, sin cortapisas, sin verdad, sin inteligibilidad, sin formas, sin orden, sin valor intrínseco de las cosas, sin que SEAN y, por tanto, sean verdaderas y verdaderamente buenas y bellas, entonces estos dioses autoproclamados, estos usurpadores, portadores del abuso llevado a niveles existenciales, estas RATAS, que dicen que el hombre es menos que rata, aunque no haya hombres ni ratas (según los que niegan la inmaterialidad y, por tanto, la esencia y las especies), nos van a matar a todos, salvo a los que queden para ser sus esclavos, sin Dios que los consuele… Y Stalin y Mao fueron meros ensayos. Y las 50 millones de mamás matando año a año a sus hijos sólo son trabajo adelantado.

SE REQUIERE, ES URGENTE, ES PRECISO, SE IMPONE LA NECESIDAD, LA NECESIDAD DE REBELIÓN, DE LA REBELIÓN DE LA ESENCIA


Revolución cultural, origen y genealogía, hasta el porno y el sex, drugs and rock and roll

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Rolling Stones, las drogas y Play boy tienen abuelos y ascendientes, hasta un monjecito de 1300

La civilización cristiana, teología civil y revolución cultural

Adamitas, hippies de 1400, desnudos como Adán, hasta que los hussitas los masacraron

Adamitas, hippies de 1400, desnudos como Adán, hasta que los hussitas, sus compañeros revolucionarios, los masacraron

Hay dos tipos de revolución, de subversión del orden existente, reinante en la sociedad política o en la civilización como un todo. El primero es sencillo, se trata de quién está en el poder, la sociedad se comprende de una determinada manera, que va de lo profundo a lo superficial, siendo todo informado por aquello, y, dentro del marco cultural, al cual se deja intacto, que es ambiente común de todas las facciones, que no se pone en cuestión ni se sueña con hacerlo, un grupo conspira, con éxito o no, contra los gobernantes o, más ampliamente, la clase dominante. El otro modo de revolución es mucho más fundamental, más profundo, más decisivo: las sociedades son expresiones del orden universal, del orden del mundo, como dice Brownson, son “Pueblos Elegidos”, destinados a hacer un aporte a la humanidad. Siendo el hombre un animal político y teniendo su sociedad un orden y una finalidad natural intrínseca y trascendente, las mismas son respuestas estructuradas a ese movimiento humano hacia el sentido. Como el mismo se realiza en la historia, con una institucionalidad, unas creencias fundamentales, unos avatares y vicisitudes, unas expresiones de lo bello, una liturgia religiosa y civil, propios, la sociedad tiene lo que Voegelin llama una teología civil, al lado, posiblemente, de una trascendente. El segundo tipo de revolución ataca este nivel fundamental, tiende a adulterar la identidad de la sociedad, sus teologías, sus ideas directrices, su autocomprensión, el sentido de sus símbolos, sus mitos fundacionales, etc. Éstas se llaman “revoluciones culturales”.

En Occidente, las creencias fundamentales, en sus etapas que Toynbee llama de nacimiento y crecimiento, eran creencias cristianas: de Cristo venía toda concepción sobre el mundo y la vida, en su orientación radical y total a lo divino. Era una civilización que no agotaba al Pueblo de Dios, a su Iglesia, en su peregrinar terreno, pero que se constituía en Cristiandad, que veía a la sociedad de los creyentes como una comunidad espiritual universal, actual y virtualmente, es decir, a la que pertenecían todos los bautizados, pero que debía difundirse hasta los confines de la Tierra. Tomando fuertemente en cuenta la Ley Natural, la Cristiandad tenía clara conciencia del carácter político del hombre, de la necesidad del Estado y de su autoridad terrena (“dad al César lo que es del César”), pero su inclinación a lo trascendente era intensa (“y a Dios lo que es de Dios”). Así, se seguían dos consecuencias: 1) la sociedad veía la subordinación de lo político a lo religioso, a pesar de su necesaria “autonomía”: el poder político era supremo en su ámbito, pero su ámbito no era el último y más alto, estaba subordinado a Dios: el rey no era sirviente del Papa, pero los mandamientos y leyes lo obligaban, en todos los ámbitos de la vida; esto implica, como consecuencia adicional, el carácter religioso del patriotismo y de la obediencia a la autoridad legítima (salvo corrupción de esa autoridad, en ciertos casos muy bien definidos). 2) La sociedad cristiana era internacional: lo era A) en cuanto todos los cristianos pertenecían a dos sociedades y eran hermanos por el bautismo, aparte de conciudadanos de sus connacionales; B) porque las naciones eran hermanas y se sabían partes de una realidad que las trascendía; C) porque estaban, en consecuencia, sometidas a un orden superior; C) porque había instancias meta-políticas, transnacionales, que se erigían como árbitros de los asuntos entre estados e, incluso, en lo que se refiere a la religión y la moral, internas a las naciones: el Papado y el Imperio, eran mucho más que lo que pueda esperarse hoy de la ONU u organizaciones similares. Para tener una idea más completa de la cultura que subyacía a esta estructura, se pueden recomendar muchas lecturas, de Toynbee y Voegelin, quienes no eran, ni por asomo, católicos, ni siquiera cristianos, pero me parece que el mejor de todos ha sido Christopher Dawson (The Making of Europe, Religion and the Rise of the Western Culture, El Cristianismo y surgimiento de la civilización occidental, The theological development of medieval culture, La secularización de la cultura occidental y el surgimiento de la religión del progreso, etc.; hay una recopilación de ensayos, en castellano: Historia de la cultura cristiana); también es de primerísima línea Michel Jones. En éste, mi blog, recomiendo leer, al menos los artículos: 1) La herencia del oscurantismo (I), 2) La herencia del oscurantismo (II) (no debe confundir el nombre de estos dos artículos: se trata de un sarcasmo destinado a atacar la estulticia contemporánea de quienes niegan la etapa de construcción de esta sociedad civilizacional, poniendo, de este modo, en serio peligro su destino); y 3) Modernos ¿Presocráticos? Ojalá, no estaríamos al borde del abismo.

Los orígenes más remotos de la revolución occidental, los cimientos de la modernidad

Una revolución en Occidente tenía que ir contra estos principios, si la misma había de ser una revolución cultural, una revolución en el sentido profundo del término. Y vaya que fue profunda e importante la revolución. Y vaya que nuestra sociedad fue resistente a los ataques inmisericordes que, por seis siglos y medio le dirigió la revolución… o los movimientos revolucionarios, que se sucedieron y se influyeron, en el curso de los siglos. Hoy en día, los católicos somos amplia mayoría, pero estamos, al parecer, postrados y vencidos, ante la potencia del enemigo que controla todos los medios de poder mundano: periódicos, gobiernos, dinero y finanzas y demás empresas económicas, movimientos de efervescencia popular, etc. Mientras los pastores parecen estar entregados y rendidos. El Catholic uprising que pide a gritos Michael Voris parece algo que vendrá, pero en un futuro que no podemos prever. Mientras tanto, quedamos unos pocos, dando un aviso a los navegantes, como dijo el insigne intelectual venezolano (Don Mario Briceño Iragorry).

La revolución comenzó por allá, por el 1300. La vitalidad inicial de la Cristiandad parecía haber declinado y síntomas de enfermedad aparecían en el panorama. Puede que todavía vinieran tremendos desarrollos científicos, tecnológicos, artísticos y una tremenda expansión geográfica y aumento del poderío material y de su poder de atracción, pero la unidad de la cristiandad mostraba fisuras que, con el paso de los siglos, se mostrarían fatales. Muchos movimientos espirituales tendían a la centrífuga, a salirse de las manos del Papado, a diferencia de lo que había sucedido siempre, hasta Santo Domingo y San Francisco, desde, al menos, San Benito y San Gregorio Magno.

Algunos estados, Francia y el Imperio, en particular, luego de que habían nacido y aprendido a caminar y a hablar bajo la égida de la autoridad tremenda del Obispo de Roma, del Sucesor de Pedro, se habían mostrado contestones y con deseos de independencia, una especie de incipiente rebeldía juvenil. Pero, a pesar de que Felipe el Hermoso, rey de Francia, había secuestrado al Papa y lo llevó a Aviñón a sufrir un destierro de 71 años, la peripecia más grave provenía de otra parte. Luis de Baviera aspiraba a ser emperador, pero el Papa no reconoció su pretensión; el príncipe se lanzó a la pelea. De nuevo, eso no habría sido tan grave: hasta aquí, a pesar de todo, se podía interpretar esto como un incidente de subversión superficial, si no hubiera sido porque nos cayó en suerte que Luis se buscara propagandistas para librar su pelea y, lo más crucial, si estos propagandistas no hubieran sido el laico Marsilio de Padua y el franciscano Guillermo de Ockham, el Bachiller de Oxford… Ellos pondrían las bases del mudo moderno, precisamente, en todo lo que éste tiene de anticristiano…

A Marsilio debemos el democratismo contemporáneo, la creencia en que la autoridad es una especie de delegada del pueblo, que decide, por los votos y sin ataduras, sobre todo asunto, incluso moral y, aún, sobre la vida y la muerte… y que lo digan 50 MM de bebés asesinados año a año (aunque, claro, la legalización del aborto no ha venido de prácticamente ninguna decisión popular, sino de decisiones jurisprudenciales o de obligaciones impuestas por algún gobierno, como el de China). Así, también, debemos a Marsilio una visión de la Iglesia que se somete a esa lente del democratismo; la sujeción de la autoridad eclesiástica, su derivación del pueblo fiel. Y, para agravar más la situación, le debemos que se le haya atribuido un carácter nacional, como un aspecto del estado, en detrimento de su universalidad…

Ockham es, en una medida aún mayor, padre de la modernidad. Para empezar, por su nominalismo, que lo hace precursor de la rebelión luterana y de la mal llamada “filosofía” moderna, a un mismo tiempo. Nominalismo proviene de nomen, nominis, que, en latín, significa nombre: todo lo que en la realidad es universal, necesario, específico, genérico, esencial, inteligible, no es más que nombre, en la realidad no hay inteligibilidad, por lo que nuestras ideas no corresponden a nada real, salvo lo estrictamente particular. La racionalidad no tiene sustento; la ciencia es discurso vacío (como en Popper o Kuhn o muchos otros posmodernos); la naturaleza como conjunto de nuestras percepciones y objetos de conocimiento, como en Kant, así como las sustancias, las cosas que son en sí mismas, como meros sujetos lógicos o gramaticales (Ockham mismo y Kant); la Fe no tiene sustento filosófico o teológico ninguno: en la realidad no hay orden por el que elevarse a lo divino (fideísmo: la fe es irracional, se sostiene a sí misma, sin ningún fundamento en la naturaleza) y Dios mismo no es más que un arbitrario de lo último, que no obra por sabiduría, sino por pura voluntad. La voluntad se erige como la reina, el apetito incluso determina a la razón, de donde vienen frases como “la razón es la prostituta del diablo”, de Lutero, “la razón es la esclava de las pasiones”, de Hume, el yo es una sedimentación del ello, de Freud; así como la Voluntad legisladora, de Kant, y pare de contar. De ahí viene la noción de la libertad como ausencia de obstáculo para lo que nos dé la gana y las ganas como una completa indeterminación, fuera de sí mismas. De esto y la ausencia del orden, proviene la creencia de que nos autodefinimos como sucede con promotores de los derechos de “género” y de los existencialistas. De aquí la creencia en las ideologías, como construcciones que pretenden dar orden donde no lo hay, como si la realidad fuera una plastilina en nuestras manos. De ahí la noción de la ley como arbitrariedad del poder y límite (casi siempre ilegítimo) de la libertad. De ahí la noción de la moral y el derecho como deberes vacíos de cumplir la arbitraria ley. De ahí el historicismo, el ataque a la verdad desde un relativismo cultural: sería mera expresión de las sociedades y sus tiempos; lo mismo que el psicologismo: la verdad sería mera consecuencia de disposiciones cerebrales o del talante (inconsciente [psicoanálisis]) de las personas; o con el economicismo, centro del marxismo, la sujeción, hasta estos niveles, a las condiciones económicas; y un largo etcétera. De aquí vienen racionalismo e racionalismo, cientificismo y anti-cientificismo, etc. De Ockham procede, también, la noción de derechos subjetivos, de derechos independientes de lo ordenado en las relaciones humanas, derechos oponibles a nadie: derechos del profesor o del alumno, fuera de la relación profesor-alumno; o, en general, de cualesquiera partes, de cualesquiera relaciones. Ockham sostuvo también, por supuesto, los democratismos y nacionalismos de Marsilio. Y Ockham inventó esa demoníaca frase, de tan nefasta suerte: “el tirano de Roma”, “Sobre el gobierno tiránico del Papa”…

Toma ímpetu y comienza a actuar el espíritu revolucionario

Muy poco tiempo después de este episodio, la Cristiandad sufriría severos reveses. De 1347 a 1350, tuvo lugar la Peste Negra, la Gran Peste, que mató a más de un tercio de Europa, atacando hasta a la realeza y obligando a modificar el monacato. Por la misma época dos estados cristianos se fueron a un conflicto espantoso, fratricida, y de tremendas consecuencias, Francia e Inglaterra se embarcaban en la Guerra de los 100 años, que se acabaría sólo merced a la intervención especial de Dios, a través de un instrumento típico, de extrema debilidad e ineptitud humana: una campesina de 15 años, analfabeta, pobre, se erigía en Comandante de los ejército de Francia, que estaba sumida en la derrota, con su rey agazapado y sin poder coronarse: La Doncella, Juana de Arco (1429). En 1379, merced a la intervención de otra mujercita, otra de los últimos del mundo, de otra demostración de la mentira de la acusación de machista de la Iglesia, Santa Catalina de Siena, árbitro absoluto de la Europa de su época, el Papado volvió de Aviñón a Roma. Pero, dos años más tarde, se produjo un hecho de las mayores consecuencias: el Gran Cisma de Occidente, por 40 años 2 y 3 prelados reclamaron el título de Papa legítimo y el corazón de la Cristiandad se rasgó severamente. Más tarde, las doctrinas de Marsilio y Ockham fructificaron en una manera avasallante: se desconocía la autoridad suprema del Papa, querida por el propio Cristo (Mt. XVI,16-18; Jn. XXI,15-19; Mt. X,2; Lc. XXII,32; Hechos I,13-22, II,14-40 y muchos más; Gál. I,18). Sólo el compromiso, milagrosamente obtenido, de todas las naciones de la Cristiandad acabó con esta doble amenaza: el conciliarismo ockhamiano-marsiliano y el Gran Cisma.

Mientras tanto, la revolución, como espíritu, avanzaba: en Inglaterra, en la universidad de Oxford, un profesor avanzaba el nacionalismo eclesiástico marsiliano: Wycliff. Éste fue profesor de Juan Huss, que llevaría sus ideas a su Bohemia (la actual República Checa), sometida por entonces a Alemania, al Imperio. La rebelión contra Imperio y contra la Roma del Papado no se haría esperar. Huss, por otra parte, es citado a Constanza, al Concilio, a responder por sus ideas, bajo la promesa de que su vida sería respetada y, aquí, la revolución mató a un revolucionario, cobró su primera vida, para atizar una hoguera que no se podría parar, hasta el día de HOY, pasando, por ejemplo, por las dos guerras mundiales del siglo XX. Los hussitas de Bohemia no se quedaron de brazos cruzados, se lanzaron a la revolución, expropiando conventos, profanando iglesias, destrozando objetos sagrados, cristianos, en nombre de Cristo. Por supuesto, sucedió como pasa en toda revolución, se consideró superado el orden, se respiró ese aire de irrealidad, se formaron grupos anárquicos… y la revolución comenzó a devorarse a sus hijos. Los adamitas eran una secta de hussitas, de revolucionarios, de las que la revolución daría muchos otros ejemplos, fueron unos adelantados, unos hippies del siglo XV: soltaron sus ropas, declararon abolida la propiedad y el matrimonio, inventaron que, en el estado previo al pecado original (el de Adán y Eva), no existían ninguna de estas instituciones, que provenían del pecado; se convencieron de que ellos vivían en ese estado de felicidad primigenia; se lanzaron a todas las aberraciones y muchas villas tuvieron que sufrir sus desafueros, sus robos descarados. El resto de los hussitas fue y los cazó… y la carnicería fue inmisericorde…

La revolución se hace irreversible: la ruptura luterana y sus consecuencias próximas

Luego, Ockham engendraría a Lutero, fuerte creyente en el irracionalismo fideísta y en la absoluta arbitrariedad de Dios. El hombre está completamente corrompido, no puede hacer el bien; ni siquiera la gracia que Cristo nos alcanzó nos permite hacer el bien, no, al menos, a los ojos de Dios. La gracia es la Fe, que cubre nuestra PODREDUMBRE (literalmente), nuestra hediondez, para que la nariz de Dios no sienta náusea por nosotros… Así, podemos salvarnos, ir al Cielo. Cristo es el único mediador, no se necesita ni Iglesia ni sacerdocio; no se necesita autoridad, no hay autoridad, cada quien interpreta la Biblia como el Espíritu le inspire. Ésa es la salvación. “Cree mucho… y peca aún más”. Y la moral y la política y la institucionalidad y la sociedad cristianas volaron por los aires; por supuesto, volaron la racionalidad, humana, en general, o cristiana (por eso, era tan enemigo de la ciencia), etc. Y, en meses, la cristiandad influida por Lutero se rompía, literalmente, en mil pedazos (hoy en día, sólo en los Estados Unidos, las “iglesias”, los grupos, protestantes superan los 50 mil; mientras que la Iglesia conserva su unidad, intacta). Pero las consecuencias de estas ideas tenían que repercutir fuertemente: los campesinos alemanes se alzaron y Lutero clamó a los príncipes para que SE SALVARAN, FUERAN AL CIELO, SE GANARAN SU LUGAR AL LADO DE DIOS, ACRIBILLANDO A MÁS  DE 100 MIL CAMPESINOS, INCLUSO A VARIOS MILES, LUEGO DE HABERSE RENDIDO. Y las ideas mostraron su “fecundidad”: en Münster, al norte de Alemania, un grupo de Anabaptistas tomaron el pueblo y declararon su estado, análogo al de los hippies adamita-hussitas. Con una variante, tenían un rey David, el sastre Juan, que cortaba cabezas a diestra y siniestra, si, por ejemplo, se cometía el crimen nefando de negársele su derecho a coger a la mujer que le diera la gana…

Es que toda revolución tiene su contenido sexual. Subvertido el orden, la razón, su hermana, es desbancada inmediatamente… y lo que queda es las pasiones desatadas. Las más vehementes, las más básicas, tomarán el fuerte: la lujuria y la codicia, el deseo de poder… Lutero lo atestigua: cuando Enrique VIII de Inglaterra quiso divorciarse de su esposa, para satisfacer su lujuria, lo que terminó en la pérdida de Inglaterra por parte de la Iglesia Universal, la recomendación del heresiarca fue que no se divorciara, que se casara con las dos: el lujurioso monarca, con algo de su pasado de defensor oficial de la Fe, cortó todo vínculo con el Alemán. Sin embrago, cuando el libidinoso Felipe, margrave de Hesse, tuvo un predicamento similar, Lutero lo logró y la bigamia se ejecutó, en nombre de la fidelidad al Evangelio de Jesucristo…

Lutero siguió mostrando su fecundidad. Tuvo hijos infinitos. El más aventajado: Calvino, quien terminó siendo la fuerza que amalgamó a los ímpetus revolucionarios. Sobre todo cuando Isabel I de Inglaterra, hija de Enrique y su segunda “esposa”, la decapitada Ana Bolena, tomó el liderazgo de las fuerzas revolucionarias en Europa, por casi 40 años. Ahí estuvo el quicio de las guerras en Holanda y en Francia; y, más tarde, aunque indirectamente, la gran Guerra de los 30 años. De estas guerras hubo un efecto muy negativo. En la Francia del siglo XVI, apareció un tipo de personajes muy particular, nunca antes visto por tierras de la Cristiandad: el político, el hombre al que no le importaba la guerra ni su causa religiosa ni si era verdad o no o si había justicia: le importaba el beneficio y el poder… La Guerra de los 30 Años terminó con la derrota de la Iglesia y de España como su defensora, a manos de la católica Francia y de los cardenales Richelieu y Mazzarino, gobernantes absolutamente inescrupulosos de ese país. El final se selló en el tratado de Westfalia, en el que se sepultaba el principio internacional de la Cristiandad, el lugar del Papado y el Imperio y a la moral y la religión como principios reconocidos de las relaciones internacionales. En el futuro el interés del poderoso y las alianzas de ocasión, con miras, precisamente, al poder y el lucro, serían los principios rectores.

Por esta época, Inglaterra seguía su curso como el país revolucionario por excelencia, se daba la revolución puritana, en la que surgían grupos análogos a los adamitas y los anabaptistas (de hecho, los puritanos, en general, eran hijos espirituales de éstos): los ranters y los diggers y otros muchos que tenían fuertes regresiones judaicas y más allá: hasta Adán y Eva, con la consiguiente suspensión del orden moral. Es en esta coyuntura que el literato Milton para apañarse luego de que su esposa lo dejara, inventó que la voluntad de Dios, que se expresaba directamente a través de cuanta locura se le ocurriera a los puritanos, era que se introdujera la ley del divorcio en la sociedad cristiana, para él poder divorciarse: un caso más de Occidente, de tantos que conocemos, en el que las pasiones descontroladas de alguien se convierten en ley, para calmar una conciencia culpable… Los puritanos caerían, no sin antes producir el primer regicidio de la Cristiandad, y se volvería a instalar la monarquía. Mas, cuando en 1686 el Rey Jacobo II tuviera un hijo varón heredero al trono, el país de la libertad y el liberalismo, en su partido de la libertad y el liberalismo, los whigs, lanzó la Revolución Gloriosa, tumbaron al rey legítimo, instalaron al esposo de su traidora hija, el HOLANDÉS Guillermo de Orange (de ahí el anaranjado de la bandera y los uniformes deportivos de este país). Jacobo era católico, no podía haber mejor justificación REVOLUCIONARIA (de revolución profunda) para la revolución (“superficial”, sirviendo, en el caso, a la profunda).

La revolución se quita la máscara y asume su cara anticristiana

Y así llegó el siglo XVIII y el rechazo de Cristo, de Dios, de la Iglesia, del orden, del alma, de la inmaterialidad, de absolutamente todo; y la bienvenida a una voluntad de poder, inspirada por el nominalismo, para hacer de la realidad una masa a la que imprimir nuestras ideas, cualesquiera que ellas fueran: la (MAL LLAMADA) Ilustración. Ella obtuvo su victoria con la revolución francesa y con todas las revoluciones sucesivas, la pan-europea de 1848 (inspirada y llevada a cabo por los comunistas y los democratistas radicales), la rusa, las alemanas, la húngara, la mejicana, últimamente, esta pan-iberoamericana, que se halla en curso, LA DE LA CONTRACULTURA DE LOS AÑOS 60, etc. En el XVIII, apareció Lamettrie, el fundador del movimiento de los pornógrafos occidentales, luego vino el Marqués de Sade, su clásico absoluto: la mujer es una máquina de voluptuosidad, la voluptuosidad se va sin frenos, la voluptuosidad reclama violencia, todo esto termina en muerte. Mary Wollstonecraft se fue a París, desde Inglaterra, a soltarse el moño, pues en Francia se había suspendido la moral (quizás por eso, en La Vendée, la revolución produjo una de las grandes masacres de la historia, matando a hombres mujeres y niños). Robespierre y Danton declaraban abolida la familia; las guillotinas y los cañones acababan con lo mejor de Francia, las profanaciones no tenían límite (hasta las reliquias de varios salvadores de la patria: Santa Juana de Arco, Santa Genoveva, San Germán, fueron víctimas del fanatismo), cambiaron hasta el calendario, hasta se masificó el canibalismo: eras un gran hombre si despedazabas y te comías partes de una monja… Y Wollstonecraft, precursora feminista, volvió asqueada a Inglaterra, pero sin abandonar la revolución. Se casó con otro revolucionario: Godwyn; y tuvieron una hija prominente: Mary, como su madre, conocida por su apellido de casada: Mary Shelly, autora de Frankenstein, esposa del muy reconocido Percy Shelly. Éste último, junto a Byron, forma la dupla de pornógrafos más conocidos de esta etapa, reconocidos por los beats (Allen Ginsberg) de Nueva York de los 40 y 50 del XX como sus padres intelectuales, así como por los realizadores de la Sociedad de los poetas muertos.

Por este hilo conductor llegamos a muchas expresiones, que se fueron multiplicando con los años y con la enfermedad de la civilización. En Rusia, Alexandra Kollontai, epítome del feminismo mundial, dirige la “liberación” femenina, que, por supuesto, termina en tremendo detrimento para la mujer, que es abandonada, que abandona a sus hijos… y la prostitución y el abandono y la exposición de niños se multiplica varias veces, en los ocho primeros años de la revolución: Stalin tiene que frenar a Alexandra y se instaura la férrea ley del mayor genocida de la historia. Freud subvierte, en nombre de su odio a Cristo y la Iglesia (con la que tenía intenso contacto en la católica Viena), se dedica a subvertir la moral sexual y la antropología, para destruir al orden desde su más profundo valladar. Reich, profeta absoluto de la revolución sexual, el hombre del año de Time Magazine de 1959, funda su movimiento marxista-freudiano de sex-pol, que buscaba “curar del virus místico” a las personas, a todo Occidente, mediante la masturbación; para lo que pone a su hija de 7 años a hacer espectáculos públicos de masturbación curativa, en sus mítines político-sexuales. Kinsey pone en sus estudios a violadores y prostitutas y asiduos de burdeles como representantes del “average american”, del gringo promedio, para asegurar que el gringo promedio es homosexual, pervertido, adúltero, violador, etc. (1948, el de los hombres, y 1953, el de las mujeres). El Informe Kinsey es usado como “ciencia” en los siguientes 60 años, como arma para pervertir a Estados Unidos y, a su través, al mundo, comenzando por la decisión Roth vs. USA (1958), por la que se despenalizó el tráfico de pornografía, hasta la famosa decisión del 1993, Planned Parenthood, en la que la Corte estadounidense aseguró, llevando al ockhamismo y sus derivaciones gnósticas hasta las últimas consecuencias, que la perversión sexual es un derecho, pues cada persona tiene derecho a construirse [imaginativamente] el universo propio, con todo y su yo, un universo en el que la perversión es la suma de la moralidad, si fuera de tu gusto… o lo que sea, según los gustos: se acabó la moral, punto. Aquí nos trajo la revolución…

La revolución sex, drugs and rock and roll, la infección de la Iglesia y el triunfo revolucionario: la disolución de la civilización cristiana, nuestro tiempo

Pero, en 1955, año que suele considerarse el último de la calma civil (vid. Forrest Gump, Volver al futuro, La Sociedad de los Poetas Muertos [aunque ésta se sitúa, más bien, en 1959], entre otras, y considérese que el levantamiento de Montgomery, Alabama, sucedió ese año…), nadie imaginaba que, en tan poco tiempo, se iba a lograr de manera tan total, lo que no habían podido tantas generaciones de revolucionarios, tan ilustres, con tanto esfuerzo, obras “insignes”, sangre derramada, violencia subversiva. ¿Qué pasaba en 1955? Pasaban varias cosas. Una muy importante es que la Iglesia Católica todavía tenía una fuerza imparable. Hasta los Estados Unidos parecían destinados a convertirse en un país católico, a la vuelta de dos o tres generaciones. La Iglesia se había mostrado impermeable a la revolución. Ocho generaciones de revolucionarios apenas la habían podido infiltrar. ¿Qué pasó? Pasó Freud, pasó Reich, pasó Marcuse, pasó Sartre, pasó Watson, pasó Kinsey. Pasó el rock and roll; pasaron las drogas y el psicoanálisis; pasó la revolución sexual, las anticonceptivas… En 1930, en Lambeth, Inglaterra, las confesiones protestantes sucumbieron a la presión moderno-aberrada. Mares de cristianos comenzaron a sucumbir a la gran hecatombe del mundo moderno: el sexo no tiene sentido y no es un asunto del matrimonio y del orden que Dios puso a su creación en la ley natural… Entonces, pasó Gramsci, Antonio Gramsci, ese comunista italiano que ideó el plan para producir revolución sin echar tiros, desmoralizando e infiltrando, antes de morir bien joven, convertido al Catolicismo [que Dios haya tenido misericordia de él]… Y Gramsci, un ejército suyo, tuvo la ocasión: el Concilio Vaticano II…

Llegó la gran asamblea, el Concilio, la oportunidad para que la Iglesia se apertrechara para enfrentar los nuevos retos de la revolución y el mundo que ella se había creado. Y… yyyyyyyyy… y ¡¡¡los revolucionarios no lo desaprovecharon!!! El ataque llegó por todos los flancos: la Iglesia tenía que confesar que era asesina; la Iglesia tenía que renunciar a su culto; la Biblia tenía que leerse con lentes de Nietzsche, de Kant, del historicismo, vaciarse de sentido sobrenatural; la educación primaria y secundaria católica debía claudicar y permitir el acceso a corrientes materialistas y psicoanalíticas, en la formación humana y no se diga nada del catecismo, que, a todo efecto práctico, fue abandonado; las universidades debían convertirse a la “apertura” moderna; los seminarios lo mismo más Freud y Carl Rogers y Maslow; la espiritualidad, sobre todo la conventual, debía rendirse y asumir corrientes psicoanalíticas y no rara vez fuertemente sexualizadas: de ahí procede la explosión de los casos de problemas sexuales en el clero y el convento… El matrimonio cristiano recibió el bombazo de la píldora. Los BUENOS en la Iglesia triunfaron puertas adentro, en lo oficial, pero los medios y los malos infiltrados modificaron las praxis y la institucionalidad católica internacional: la más grande red asistencial del mundo, por una grandiosa paliza, todavía hoy y a pesar de todos los pesares. Lo que ha pasado en los siguientes 50 años, sin dudas, es el más grande logro revolucionario de la historia.

Pero faltan datos para dar el panorama entero. En 1927, el Comité Central del Partido Comunista ruso, ordenó la producción de la música revolucionaria. Como Platón, los comunistas rusos se dieron cuenta de que todo estribaba en la música: un estado bien ordenado, como La República del Ateniense, debía tener música conforme a lo divino; un estado pérfido, como el perseguido por los rusos, debía tener un sonido de subversión: luego de muchos intentos y bajo la influencia de la corrupción de la música religiosa (cristiana) del negro estadounidense (Gospel, Evangelio), llevada a cabo por Ray Charles y otros (Aretha Franklin, etc.), el Rock and Roll y el movimiento pop darían la respuesta. Con la promoción y el consumo de las drogas, como nunca antes; la claudicación de padres y maestros en sus deberes de autoridad sobre sus hijos; la revolución sexual promovida desde los más altos niveles del mundo empresarial, del espectáculo y la política (hasta Matin Luther King Jr. participó); con estos cuatro aspectos, el rugido fue intergaláctico y cubrió a todos los habitantes de la Tierra. Era la revolución SEX, DRUGS AND ROCK AND ROLL, los hippies invadiendo al mundo, que quedó irreconocible. Es Jim Morrison, drogado, fornicando con cuanta escoba con falda se encontrara, llamando a la rebelión contra toda autoridad, siendo prófugo de la justicia, protegido por los magnates del espectáculo, promoviendo la Meditación Trascendental del fraudulento Maharishi. Son los Rolling Stones (es decir, los “enrrollar [rolling] tabacos de marihuana [stones]”) teniendo su “simpatía” por el enemigo de Dios, “Sympathy for the devil”, por el diablo. Es John Lennon, promoviendo a Maharishi y, todo drogado, diciendo que él es más famoso que Jesucristo. Son Bert Schneider, Warren Beatty, su hermana Shirley McLaine, Jack Nicholson y Diane Keaton haciendo proselitismo comunista, pro Viet Cong  y pro revolución rusa, en películas (Redsk, 1981) y en la entrega del Oscar de 1975, en plena Guerra Fría. Es Andy Warhol y su Velvet Underground promoviendo fuertes perversiones sexuales, drogas, rock and roll, la desolación del arte (el pop), etc. Es el musical Hair y Woodstock promocionando el fin de la Era Cristiana y la esotérico-gnóstico-mágica-astrológica era de acuario: “this is the beggining of the era of aquarius, aquarius”, “éste es el comienzo de la era de acuario, acuario”: la Nueva Era, New Age. Y, para rematar, vamos a dejarlo en “un larguísimo etcétera”…

Y esto último, la new age, da el último toque, el detalle que faltaba. Desde el siglo XIX, Madame Helena Blavatsky y su sociedad teosófica comenzaron a promover un panteísmo de inspiración hinduista-brahmánica, el abandono de las iglesias cristianas y lo que hoy se ha venido a llamar el “supermercado espiritual”, esto es, el que cada quien se cree su propia religión, sincrética, contradictoria, sin ninguna racionalidad, tomando los elementos más disímiles, según lo que satisfaga inclinaciones egoístas sin freno. Así, orientalismos, nacionalismos, materialismos, reencarnacionismos, magia, brujería, neopaganismo, politeísmos diversos, versiones adulteradas, fuertemente adulteradas, de cristianismo, psicoanálisis y otras corrientes de psicología, drogas alucinógenas, espiritismo, animismos, africanos y de otros tipos y orígenes, cultos a la tierra (como el que se pone de pantalla en la película Avatar), se mezclan de las maneras más bizarras, para fomentar el solipsismo, el individualismo, la soberbia del que se hace una vida con un sentido autoimpuesto, que es anestesia y justificación de barbaridades, pues, entre otra cosas, rechaza el pecado… Y hippies, rockeros y estrellas pop lo asumieron y lo expandieron por el mundo, de modo que vino a ser una parte integral de su revolución y de la cultura contemporánea, posmoderna.

Todos estos elementos configuran al estado y civilización revolucionarios, una especie de cáncer nacido y crecido en la sociedad cristiana, que se mantiene por esa asombrosa inercia de la que habla Platón en El Político; y merced a lo que queda de verdad, de verdad pasada, cristiana, en ella… Es una sociedad fuertemente anticristiana; es una sociedad en la que lo sagrado no aparece por ninguna parte, fuertemente profana y chabacana. En la que la música, por la mayor parte, es lo que Volodós llama “ruido organizado”, lo que yo traduzco como “estridencia con ritmo”, como un taladro de calle [pobres de los que creen en que es posible un “rock cristiano” y demás quimeras similares: no lo hacen por mal, pero son taaaaaan ignoraaantees, los pobres…]… Y es una sociedad que continúa atacando a la Iglesia con potencia, con las armas que diseño la revolución hace mucho y que describe magistralmente Orwell, en 1984: la revolución tiene el poder, la revolución odia a la Iglesia y el pasado cristiano, a Occidente, y, por eso, lo infama sin piedad, porque “quien controla el presente controla el pasado; y quien controla el pasado controla el futuro”. A principios del XX, dicen Dawson y Voegelin, estos movimientos ideologizados, tergiversadores de la realidad, descendientes remotos de Ockham y Marsilio, a través de sus infinitos sucesores, se habían convertido en fenómenos masivos. A principios del XXI, controlan avasallantemente la realidad social. Sus mentiras son cultura popular y no hay rastros muy visibles de la verdad. Esto es dramático, trágico…

***

Hay una sola vía. Una sola alternativa. Vivimos en una civilización totalitaria en su base, en su vocación; y con un destino cada vez más asfixiante. La inmoralidad asesina y destructora de las vidas de las personas cada vez sufre menos a la moral, a los hombres cabales. Es urgente recurrir a la alternativa. No podemos volver al pasado, como dice Tennyson, el poeta, “ya no somos esa fuerza que en los viejos días movía cielo y Tierra”; esos días no pueden volver, como parecen querer otros ideologizados, que huyen de la realidad y la quieren manejar, aunque por desesperación: los “tradicionalistas” o “conservadores”. No somos esa fuerza, pero “eso que somos, somos: un temperamento igual de corazones heroicos, hechos débiles por el tiempo y el destino, pero fuertes, en la voluntad”. Todavía podemos lograrlo, todavía puede ganar el bien en este mundo: “vengan, mis amigos, todavía no es muy tarde para buscar un mundo más nuevo. Zarpemos y sentémonos bien, para golpear los surcos sonoros: pues mi propósito sigue en pie: navegar más allá del atardecer y de los baños de todas las estrellas occidentales, hasta que muera. Puede que los golfos nos hundan; puede que lleguemos a las Islas Bienaventuradas; y veamos al gran Cristo* a quien conocimos […]: a luchar, a buscar, a hallar y a no ceder”. A luchar, a luchar, a rebelarse, a unirse a la rebelión, A LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…

 

* El original dice: Aquiles


Seinfeld, ¿la “mejor serie de la historia”?

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El precio de una risa, cuando la agresión cultural se presenta como “humor”

Los cuatro amigos, cínicos, aberrados, desvergonzados, presos por malos prójimos, en el último capítulo de la célebre serie

Los cuatro amigos, cínicos, aberrados, desvergonzados, presos por malos prójimos, en el último capítulo de la célebre serie

Jerry Seinfeld es un tipo simpático, un aparente gozón y un cínico desvergonzado. Es también un tipo ocurrente, con una capacidad asombrosa para percibir humorismo en los detalles normales de la vida y en las continuas idioteces, contradicciones, peleítas, anhelitos, etc. de la cotidianidad. Hay que confesar la verdad: vi a Seinfeld, lo vi mucho… y me reí, me reí a carcajadas. Pero hay que precisar, dar los matices exactos: de vez en cuando, hubo que tragar grueso, para poder recibir el beneficio de una media hora de idioteces que te ayudaran a descargar la mente embotada. Esto llegó a su final, de manera abrupta, un cierto día en que la agresión cultural se nos hizo evidente, mostró su cara, abrumó todo aprecio y me hizo volver sobre mis pasos como espectador del cómico de Nueva York, del show sobre nada: sobre NADA, esto es, en el que se presenta como humor un desprecio de la vida estadounidense (y, por extensión, occidental), vita con lente nihilista. Es como el capítulo aquél de Married with Children, en el que se da la típica situación de los esposos que se molestan terriblemente, que no soporta, cada uno, la existencia del otro, que están CONDENADOS el uno al otro, que tienen libido, pero no atractivo, a los que les fascinaría “picar flores”, pero que son tan mediocres que, en la total inercia, no son siquiera capaces de “buscar y conquistar”; siendo representantes de la revolución sexual, son máquinas de libido dormidas, aturdidas, con el soporífero de la total inacción y completa falta de esperanza: están CONDENADOS el uno al otro… y se desprecian. Van a un hotel y es un fraude; terminan en un tribunal, por avatares de la “comicidad” de los sitcoms de la televisión judeo-freudi-gringo-marxista, y, al final, tienen una gran recompensa, gratificación sexual, por motivaciones externas: el coito fue realizado bajo el estrado del juez, símbolo de la justicia, la virtud, la verdad, el orden civil, profanado, sometido a la revolución, en un solo acto… He aquí una primera coordenada de Seinfeld, en esta esfera es que su programa se considera por muchos del ámbito televisivo como “la mejor serie de la historia”…

Ahí, Seinfeld no es tan ocurrente, no tiene tanta chispa, no es tan prolífico en su sacar humor de lo cotidiano: hacen falta las coordenadas y la audacia para push the envelop, traspasar los límites. En el cinismo total de un revolucionario, en el desencanto típico de alguien que detesta la cultura en la que vive, a la que puede ver desde afuera, esa “audacia” no es tal, es mera expresión de desprecio. Pero hay un mérito aquí. Chespirito una vez dijo que, en México, siempre se exaltaba a Cantinflas, pero que era la hora de que se le reconociera como alguien que se puede poner al lado de Mario Moreno, el súper sabio, el 777, etc. Puede que Roberto Gómez Bolaños tuviera razón, puede que exagere su propio valor (para mí, él es un grande y un personaje de mi casa); pero aquí esto es sólo un ejemplo: en el ámbito de los cínicos, “audaces”, profanadores “humorísticos” contemporáneos de nuestra cultura, Jerry Seinfeld debe ser puesto con los grandes, po más que sea muy obvio que, en muchos pasajes, él estaba tomando de Woody Allen, Berlin, Phillip Roth. Roth libera shiksas (modo en que los judíos se refieren a las mujeres gentiles) mediante un modo de sexo realizado POR desprecio de la moral cristiana; Seinfeld se refiere a la gran atracción que Elaine Benes despierta en judíos, por ser shiksa, precisamente: ¿quiere Seinfeld decir aquí que el judío siente una atracción sexual, no por la shiksa, sino por la profanación de la moral evangélica? No puedo decirlo, pero vale la pena ponerlo como hipótesis; al final del artículo, puede que muchos piensen así. Yo lo considero muy probable, pero no quiero adivinar y, por más pruebas indirectas que tenga, no tengo ninguna directa. Sabemos que, el declarado por Time Magazine genio del humor, pederasta, protegido de Hollywood, al que le gustaban sus propios hijos adoptivos, varones y hembras, Woody Allen, ganador del Oscar, le fascinaba el asunto de schtutpa una shiksa, como dice en Annie Hall. Aquí está la “genialidad”, la “audacia”, la genealogía, la comunidad entre estos “cómicos” de Nueva York, del NY Times, de las televisoras estadounidenses, de Hollywood. Es Phillip Roth celebrando a Isaiah Berlin por transformar la Navidad, por esconder su verdadero sentido: Natividad del Señor, detrás del festival de la nieve, el invierno, los muñequitos de nieve (personificados, con nombre propio: Jack Frost)…

Pero tengo que presentar las credenciales de Seinfeld, si digo que se equipara a Roth y Allen, tengo que sustentar mis pretensiones. Bueno, la mejor manera de empezar es contrar aquel capítulo de Seinfeld en el que mis ojos fueron abiertos por el asco. Todos lo saben, Seinfeld es una serie que trata de la vida cotidiana de Jerry y de sus tres amigos, tan insustanciales y mezquinos de espíritu como él; o, más bien, haciendo competencias: en lo de mezquino, el ganador es el pana George Costanza; en insustancial, el compinche, Kramer; el loco, Kramer, again; la “moderna”, sexualmente liberada, feminista, ecologista, etc., la ex novia, Elaine Benes; el criticón, cínico, señorito, que huye del compromiso, Seinfeld; el aberrado: difícil, un cuádruple empate. De eso trata el capítulo. Hacen una apuesta sobre quién es capaz de estar TRES, 3, días, SETENTIDÓS, 72, HORAS sin sexo, sea con otras personas, sea en solipsismo. Horrible, ¿no? ¡Tres hombres y una mujer en semejante degradación de la humanidad…! Bueno, esperen, falta lo más espantoso. Con las horas, la inquietud se apodera de los tipos, que no pueden ni dormir por las noches, atacados por la libido imparable. El signo de haber sucumbido es un sueño tranquilo; el de haber aguantado un día más, el insomnio. Ninguno duró tres días; Elaine, piltrafa de mujer, vio en el gimnasio a un Kennedy y fue directo a “touch herself”… ¿Es o no audaz Seinfeld? ¿Es o no tan audaz como sus mentores, Roth y Allen? Forman, de hecho, la trilogía del sabor: cine, Allen, literatura, Roth, y televisión, Jerry: el marco completo de la industria gringa del entretenimiento. Seinfeld ES la “mejor serie de la historia”…

En una oportunidad, la magnánima Elaine pelea con una peruana de una tienda, llamada Putumayo, y se va a otra, 5 de mayo, se forra con 20 kilos de tela con diseños y artesanía incaica, que le va a restregar a su adversaria, que resultaba ser la dueña de ambas tiendas: ja-ja-ja. Cuando Jerry la ve así ataviada, le dice, en castellano: “hola”: Iberoamérica es india, ladies and gentlemen. Y la agresión cultural como humor sigue su curso. En otro capítulo, repiten los personajes, como estribillo, ante determinadas situaciones, de manera burlesca, la cita evangélica: “todo Reino dividido contra sí mismo…”, que Jesús lanzó contra los fariseos que lo acusaban de endemoniado: ¡¡¡¡¡¡ja-ja-ja!!!!!! En otro, Jerry es llevado por una mujer a romper la costra de su cinismo; lo que lo convierte en una máquina de cariño desbocado e impertinente, en un llorón, en un sentimental, al que le importan los otros y sus sentimientos, a esto reduce la moral y la caridad y el amor personal, el amor de amistad que es el único en el que se puede realizar un ser humano: ¿quién puede ser moral sino un afeminado llorón? Ja-ja-ja, cómico. Otra vez, Seinfeld se molesta porque una mujer que le gustaba se había casado… y con un tipo al que despreciaba; logra que se divorcien, para después dejar eso así, pues la mujer no le interesaba: ja-ja-ja, muy chistoso, ríanse. En un capítulo, hay un homosexual que presenta aspectos negativos, George y Jerry lo notan y lo expresan, por lo que, a continuación, se pasan todo el capítulo diciendo “not that there is anything wrong with that”, “no es que eso tenga nada de malo”: lo que parecía un ataque a la homosexualidad, era sólo la ocasión para promoverla: ja-ja-ja. Elaine tuvo, increíblemente, un novio con el que duró unos meses: un retrasado mental llamado David Puddy; duraron su rato, pero no estuvo exento de vicisitudes: se dejaban, volvían, peleaban por cualquier cosa, se montaban cachos, peleaban, para dejarse y que la infidelidad no fuera, “técnicamente”, cachos.

Una vez, Elaine hizo una caricatura para The Newyorker. La misma trataba de una queja de un cerdito, un cochinito. Y no tenía sentido. Me parece muy factible que se tratara de una alusión a Phillip Roth y su Portnoy’s Complaint, La queja de Portnoy. En otros lugares, las alusiones se multiplican y se hacen obvias. Muchas veces, se trata de evidentes agresiones al Cristianismo. Una vez, Puddy le asegura a Elaine, con un fuertes tonos irracionales, acompañados de su estupidez, que ella se iría al infierno, por no creer en Cristo; van a un juego deportivo, disfrazados de los diablos de no sé qué ciudad o universidad, se encuentran por la calle, de noche, a un cura, que se desquicia por el miedo, por haber visto a satanás: creencia irracional… yyyyy, ja-ja-ja, el Cristianismo entero está condenado [¿juntamente con el judaísmo, que también afirma la existencia del diablo?]… En otra oportunidad, el intragable padre de George Costanza, Pepito, inventa una fiesta sin sentido, sustitutiva de esa otra fiesta sin sentido: la Navidad; la llamó Festivus, se reunían familia y amigos a insultarse y sacarse en cara todos los agravios que les vinieran a la memoria: es la fiesta que podía inventar esta aberración de la inventiva “humorística” humana: ja-ja-ja, tenemos el odio Rothiano a la Navidad, expresado con el humor de estos genios del humor de la industria del entretenimiento gringa. Y Seinfeld da más homenajes a sus maestros, el último que deseo citar: Elaine se engancha con un novio psiquiatra-psicólogo, el cual es invencible porque, en cuanto tal, era capaz de ver detrás de las personas, cualquier intención oculta, cualquier motivación, al tiempo que, por lo anterior, era capaz de convencer a cualquiera de cualquier cosa y era EL HOMBRE MADURO Y RACIONAL: tenemos, pues, la veneración de Allen al psicoanálisis (pues de verdad valora algo: las gratificaciones sensibles y lo que sea destructor de la cultura cristiana, como se ve, por ejemplo, en una de sus últimas películas, Medianoche en París), puesta con los matices cómicos, dignos de Deconstructing Harry, Los enredos de Harry, de Jerry: ja-ja-ja. Y, si bien Seinfeld no muestra su odio o, al menos, su rechazo a sus padres y la religión de esto, el judaísmo, si muestra una relación con éstos en la que lo mejor es que estén lo más lejos posible, en Miami, y que, ni por asomo, se les ocurra mudarse a Nueva York…

Así, volvemos a nuestras dos preguntas iniciales: 1) Seinfeld afirma que el judío ama la shiksa como mero medio de profanación de la cultura cristiana, como lo hace Phillip Roth. Mi respuesta se mantiene: no sé si sea tan virulento; lo que sí sé es que él quiere profanar la cultura cristiana, occidental. Lo que nos lleva a la segunda pregunta: 2) ¿está Seinfeld al nivel de Roth y Allen o no? Se puede completar con esta otra: ¿no estarían, por ejemplo, los realizadores de Married with Children al mismo nivel que Seinfeld, no tienen ellos los mismos títulos? Bueno: por partes. Seinfeld, como estos realizadores y otros muchos, está en la misma línea que Roth y Allen. Si está a su nivel o no, la respuesta es compleja. En cuanto agresores que ponen su agresión como humor, todos están en el mismo nivel, todos son igualmente malvados. Ahora, en cuanto a la técnica de logro del mal, es muy factible que el mayor sea Roth, ganador de todos los reconocimientos, luego venga Allen y finalmente Jerry; pero no es ninguna gratuidad ponerlos en la cúspide juntos, por encima de los demás realizadores de la industria del espectáculo gringa, cada uno en su ramo particular.

La respuesta a estos bastardos, a estos promotores del sexo como profanación de nuestras mujeres, de estos revolucionarios, de estos prohombres, fautores, de la revolución, punta de lanza de la misma, es la rebelión. Es lo que nos queda, hermanos, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


Religión del progreso Vs. Cristianismo, la gran batalla

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Inquisición, cruzadas, enemistad hacia la ciencia, Galileo, oscurantismo, todo al descubierto

En la guerra que no toma prisioneros, Galileo es usado como arma por los enemigos de su amada Iglesia, contra ésta, precisamente: pobre, una de las memorias más ultrajadas de la historia

En la guerra que no toma prisioneros, Galileo es usado como arma por los enemigos de su amada Iglesia, contra ésta, precisamente: pobre, una de las memorias más ultrajadas de la historia

I.- Nosotros venimos de la época en que la civilización occidental europea triunfaba, luego de la caída del Imperio romano, de varias oleadas de invasiones bárbaras, que duraron más de seis siglos. Esos bárbaros son los Godos, los Sármatas, los Vándalos, los Hunos. Luego, los Lombardos; y, finalmente, los magiares, los fineses, muchos eslavos, los búlgaros y, más que cualquier otro, los temibles normandos, que irrumpieron desde Escandinavia, de repente, como sin razón, y parecieron llenar al mundo en un santiamén. Cada vez que parecía que levantaría cabeza Occidente, venía otra oleada, que parecía hacer sucumbir todo. En el siglo XI, sin embargo, la victoria parecía asegurada: la civilización, saldría adelante. No sin antes, claro, acabar con muchos problemas, entre los que no es el menor el feudalismo, un barbarismo que, naciendo de Roma, se arraigó mucho, en una época en que, merced a las invasiones, no parecía que hubiera más salida. Pero Papado, Imperio, monarquías nacionales, monasterios, las parroquias y obispados y ciudades mostraron que el impulso civilizador era imparable. Se trata, entonces, de las páginas fundamentales de nuestra historia, los albores. Pero también de algo extremadamente luminoso, lo que somos, que es, si no lo más alto, de lo más alto que ha habido en esta Tierra nuestra…

II.- Ahora bien, hoy en día esto no se reconoce. De hecho, si vemos bien, la historia ignora este período, que va del siglo IV al XIV y se lo despacha como si fuera una sola unidad histórica monolítica: la “edad media”, que sería “el oscurantismo”. Además y para completar, las cuentas que se dan de esta historia incluyen ridiculizaciones, descarados anacronismos, falsificaciones y demás bellezas. “La edad media, oscurantista, fanática, bajo el malvado tirano de Roma, el Papa; con sus cruzadas, la inquisición, sin arte, con su gótico; sin contar con los abusadores monjes, las canonjías corruptas y el pueblo, en la miseria”. Añadamos: “ja, ja, qué oscurantista, la tierra plana, la tierra el centro” y muy poco más: esto es el cuadro de la cultura popular sobre la época del nacimiento de la civilización, de nuestros primeros padres, del surgimiento de una de dos sociedades totalmente cristianas del mundo, de, repito, una de las sociedades más luminosas, si no la más, que haya habido. Muchos cristianos hijos de la rebelión luterana creen que hacen un servicio a su cristianismo, asumiendo esta imagen secularista y anticristiana y falsa de la historia. Se hacen eco de enemigos de la verdad, de enemigos de Cristo, de gente que dice lo que dice porque quiere denigrar de todo vestigio cristiano: un gran servicio se hacen a sí mismos, en cuanto cristianos…

III.- Para que se pueda reconocer bien lo que es aporte de este primer período de Occidente a la humanidad, hay que remover algunos obstáculos, algunas mentiras y errores patentes sobre lo que sea el hombre, una sociedad sana, el sentido de la historia.

1) Falsificaciones históricas. Vamos a ponerlas, en una retahíla:

A) El término “edad media”: en la historia no hay “edades”, como si la humanidad siguiera una sola línea: a. “antigüedad” (toda civilización del área geográfica de Persia a España, anterior a la caída de Roma); b. “edad media”: Europa, de la caída de Roma al siglo XV, quizás; c. “Renacimiento”, período, supuestamente, anticristiano, preparación para la “modernidad”; d. “modernidad” del siglo XVII, “la revolución científica” hasta el siglo XX; postmodernidad, la crisis total de Occidente, de tipo moderna, pero, en vez de optimista, pesimista, sobre el carácter del gnosticismo moderno: estos dos se mezclan de la maneras más diversas: de los marxistas y nietzscheanos a los de Huxley y futuristas de los más locos y radicales (Sobre este tema: Toynbee, Estudio de la historia, Daniel Rops, Cathedral and Crusade, datos en bibliografía: DB).

La tal “antigüedad” abarca al menos 8 civilizaciones (sumérica, egipcia, minoico-micénica, siro-palestina, persa, babilonia, griega helénica, Roma) y un número indeterminado de sociedades bárbaras, de mayor y menor importancia histórica; desconoce y excluye lo que no se pueda ver desde un punto de vista euro-moderno-céntrico: China, Japón, la India, América precolombina y pare de contar. Como categoría histórica no tiene sentido, salvo en un hegelismo o un marxismo radical: una visión de la historia en la que el siglo XIX prusiano, en el caso de Hegel, es el culmen de la historia. ¡¡¡Esto sí que no es oscuro!!!

a) “Edad media”: término inventado por el bibliotecario vaticano, “renacentista”, humanista, en 1.475. Llegó a ser de uso común apenas en el siglo XX. Indica una falsedad brava, euro-moderno-céntrica: “hay dos luces: Grecia-Roma, la antigua, y la ‘modernidad’, la nueva; en el medio está el oscurantismo, el Cristianismo”. Sobre el “oscurantismo”, hablaré abajo.

b) “Renacimiento”: el nombre denota lo mismo del punto anterior: el “oscurantismo” es un estar sepultado, se renace, al superarlo: una cuestión sin ningún fundamento. Claro, se dice que los renacentistas eran anticristianos: ¿cuál? El cura Erasmo o el Mártir Santo Tomás Moro o el fiel Rafael. Hubo, eso sí, mucho mago y astrólogo y etc. “renacentista”: Reuchlin, Giordano Bruno, Paracelso, John Dee, Pico dela Mirándola, etc. Éstos sí son oscurantistas, metidos en magia negra y cosas así (Jones, The Jewish Revolutionary Spirit, DB). De lo demás, hasta los magos eran, aunque sea, parcialmente cristianos; y la expresión “Renacimiento”, como reviviscencia de lo helénico tiene sentido no fuera del cristianismo, sino como un intento de vivir un cristianismo intelectual fuera de las escuelas de teología, de la escolástica decadente, fuertemente influida por Ockham.

c) De la modernidad y de la posmodernidad, hablaré abajo, cuando hable de la así autoproclamada “ilustración” (es decir: acción de educarse e iluminarse, en los términos de los radicales éstos: abandonar a Dios, especialmente, a Cristo, tratado de impostor, comúnmente en el XVIII, y a su Iglesia: la “tiranía” [vid. Voegelin, Dawson, Jones, obras citadas en bibliografía]).

B) El “oscurantismo”. Acusación: “la Iglesia oscurantista y malvada mató a Galileo, el bueno, espíritu libre, porque era muy inteligente y ponía en la picota sus mentiras oscurantistas con la ciencia, mostrando que la Tierra no es el centro, sino el Sol: se murió diciendo ‘pero se mueve’”. “A Copérnico también lo persiguieron”. “Es que la religión y la ciencia se excluyen, como estos cristianos son unos oscurantistas, quieren acabar con la ciencia para volver a dominar a las masas con su superstición” (sobre esto, vid. Duhem y Crombie, obras citadas en bibliografía). Claro, intencionalmente, puse la acusación a un nivel muy “popular” y en boca de ateos anti-Dios y anti-cristianos. A lo mejor, así, los que se dicen cristianos y creen que atacando a la Iglesia cortan rabo y oreja, como los toreros, se dan cuenta de cuánto se atacan a sí mismos al hacerse eco de la propaganda mentirosa anticristiana. Por otra parte, hay que advertir: OJO, no se habla mal de los ateos, sino de los radicales que quieren acabar con la mayoría de las poblaciones de los países que es cristiana o creyente: un 30% de la población mundial, en el caso de los cristianos, y un 98%, en el de los creyentes en general.

La acusación, en honor a la verdad, es tonta hasta niveles estratosféricos o siderales o galácticos. Vamos a ver:

Se trata de “oscurantista” a la sociedad que engendró a las universidades, el mayor logro institucional humano, desde el nacimiento de las repúblicas civilizadas y de la Iglesia universal y las parroquias europeas: el vehículo más apto para la investigación y transmisión del saber que haya parido la humanidad: muy oscurantista. Se trata de “oscurantista” a la sociedad que tradujo a Aristóteles, Platón, Alfarabí, Averroes, Avenpace, Al-Juarismi (de cuyo nombre provienen las palabras álgebra, algoritmo y guarismo), Avicena, Galeno, Hipócrates; a la sociedad que comenzó, por primera vez en la historia, a disecar cadáveres para estudiar anatomía, en la universidad de Padua (AC Crombie); a la sociedad que recibió a Tolomeo y ¡a Aristarco de Samos!, ideador de las primeras hipótesis heliocéntricas de la historia (siglo III antes de Cristo [Crombie]), la sociedad que tradujo y asimiló y transmitió en sus universidades en menos de un siglo, ¡¡¡tiempo record!!!, toda la ciencia universal que se había hallado hasta ese momento (Dawson). Se llama oscurantista a una sociedad que concibió al amor y la cultura corteses (aunque eso venía, en realidad, de la España islámica: el poeta Ibn Hazm [Dawson]). Se llama oscurantista a la sociedad que, aplicando la geometría al arte, descubrió la perspectiva en pintura: el Maestro D’Isacco, Giotto [Rodolfo Papa]. Se llama oscurantista a una sociedad que parió al arte cristiano, con su realismo, de Giotto al Impresionismo (éste, obviamente, no es cristiano y prepara el arte de finales del XIX y el XX, pero todavía se halla en el límite del espíritu que movió al arte occidental, desde el siglo XIII), pasando por el Renacimiento, el Barroco, el Rococó, el Churrigueresco, que parió al mudéjar: ¿en nombre de qué, de los vanguardismos posmo? Se llama “oscurantista” a la sociedad que inventó el pentagrama, la notación musical y los acordes, etc. Se llama oscurantista a la sociedad que inventó el arte de marionetas (“pequeñas Marías”). Es oscurantista la sociedad que dio lugar a la primera revolución industrial del mundo, la del molino, de los siglos XII y XIII; ésa cuya productividad agrícola sólo fue igualada en el XVIII y superada en el XX (Jean Gimpel). Es oscurantista la sociedad de los grandes descubrimientos geográficos, de la gran expansión de las fronteras (desde las misiones del franciscano Juan de Plancarpino, en el XIII, a los grandes navegantes portugueses y al más grande de todos, Colón, a la circunvalación de la Tierra de Magallanes-Elcano). Es oscurantista la sociedad de las grandes sumas filosóficas y teológicas, porque, por supuesto, creer en Dios es ser oscurantista… o creer que hay un orden y lo podemos conocer, que podemos estudiar científicamente la realidad, como pensaba Lutero…

“Bueno, no, ésos no son los problemas”. La pregunta, entonces, es, “¿cuáles lo son?, ya que no se trata del arte, de la música, del teatro, de la filosofía, de la poesía, de los modales finos”. El asunto es que no fue una sociedad científica y sí religiosa. Ya vemos: lo dicho sobre la asimilación de la ciencia universal no vale. El problema es una serie de fábulas: “mataron a Galileo” y “porque decía que la Tierra gira alrededor del Sol”, “rechazaron  Copérnico”, “les mandaron la Inquisición”, “decían que la Tierra era plana”, “practicaron la guerra santa: las cruzadas”. Por supuesto, nosotros vivimos en la era post-revolución científica, que no debe nada a nada anterior. No sirve de nada que Galileo fuera católico o que Copérnico fuera un cura polaco, formado en una Italia cristiana, no. Los persiguieron, por científicos. Como tampoco sirve que la hipótesis helio-céntrica, de Aristarco, fuera popularizada, sobre todo, por un obispo de Lyon del siglo XIV, Nicolás de Oresme (Crombie)…

Bien, bien, vamos a responder ya: a Galileo nadie lo persiguió por científico, mucho menos en nombre de Tolomeo, de sus epiciclos y toda su construcción geocéntrica, o de Aristóteles y sus esferas homocéntricas (heredadas e Platón [Duhem]): en esa época una y otra construcción no eran más que hipótesis “igualmente” plausibles, el ideador de las órbitas elípticas, sobre las que Newton (cristiano protestante) aplicó sus cálculos para poner su sistema de atracción universal, Johannes Keppler (cristiano protestante), dijo que a él le convencía Copérnico porque le daba esperanzas de llegar a explicaciones causales sobre el cosmos, por encima de las meras construcciones hipotético-matemáticas (vid. Crombie, Duhem). De Tolomeo, Santo Tomás, en el siglo XIII, ¡en la Suma Teológica! (I, q. 32, a. 1, ad 2º), asegura que, entre dos modos de hacer ciencia, una estrictamente tal, demostrada, y otra meramente hipotética, pura construcción matemática para salvar los fenómenos (los datos de los sentidos), lo de Tolomeo correspondía a este último. El cardenal Belarmino, doctor de la Iglesia, el gran “perseguidor”, en las fábulas, de Galileo, conocía esto que dice Santo Tomás y, como un padre, se lo recordaba al físico italiano (Duhem). Así, puestas las cosas en su sitio, de 10 jurados que tuvo Galileo, tres votaron por él, y el Papa fue su defensor, aunque Galilei lo atacó personalmente, de manera bien malagradecida y con toda falta de respeto, en el Diálogo sobre los dos sistemas sobre el mundo (Messori). Además, lo que se discutía era el problema de las hipótesis copernicana o tolemaica, pero porque Galilei quería modificar la teología, la interpretación de un pasaje del libro bíblico de Josué, por su hipótesis heliocéntrica. Al final, se le condenó a vivir en su casa, de la que salía de vez en cuando y en la que recibía visitas, él aceptó muy tranquilamente su condena… y murió de viejo, con su hija monja a su lado, cristiana y santamente… Claro, sí es verdad que a Galilei se lo juzgara en nombre de un aristotelismo descaminado, que hubiera irritado grandemente al Estagirita. Pero ese peripatetismo (tendencia a seguir la filosofía de Aristóteles) fue fundado por los protestantes, quienes lo pusieron en práctica al perseguir a Kepler; además, fue ciertamente un fenómeno pequeño en la Europa del final del XVI y principios del XVII, aunque infectara a científicos importantes y cercanos a la corte papal, que fueron los que se enfrentaron a Galileo y prohibieron, por poco tiempo las Revoluciones copernicanas (en 1613 [Duhem]). Este panorama no hace “oscurantista” a la Iglesia, como se verá mucho más ampliamente en seguida. Y, por cierto, respecto de eso de que es oscurantista quien crea que la Tierra es el centro: hoy sabemos, por Einstein (Física, aventura del pensamiento, Editorial Salvat, Biblioteca Científica Salvat, Barcelona, 1986), que, dado un sistema de referencias, puedes sacar todos los cálculos relevantes referidos al movimiento local y, por tanto, no tiene ningún problema cinemático el que pongas a la Tierra, a la Luna, Júpiter o al río Amazonas en el centro… Y, finalmente, por lo anterior, el asunto de las hipótesis helio o geocéntricas se resolvió mucho después y hoy sabemos que el Sol tampoco es el centro… siquiera de la Vía Láctea…

Sobre la planicie de la Tierra y Colón: ¡qué desastre de OSCURANTISMO es esta acusación! Hay que ser oscurantista para lanzarla: ya en la Academia platónica sabían que la Tierra era un esferoide y habían calculado, con bastante competencia, su perímetro… Santo Tomás habla del problema en Aristóteles y de cómo el Estagirita no distinguía entre argumentos físicos demostrativos y argumentos meramente hipotético-matemáticos: el oscurantista trataba así a un clásico de la Antigüedad luminosa: ¡JA!… El problema con Colón es que éste pensaba, de manera muy ignorante, que la Tierra tenía un perímetro como el que tiene, pero sin el océano Pacífico y América: si no se hundió, fue porque chocó con ésta, creyendo que había llegado a la India… Dense una idea. Por cierto, se dice que Colón quería dinero, billete, oro: FALSO, cualquiera que lea su diario verá sus sueños: la evangelización total del mundo, venciendo a los árabes, por el frente y la retaguardia, con mucho oro, eso sí, proveniente de la India… Y, así, la llegada del Reino de Jesucristo (David Brading, Orbe Indiano, Fondo de Cultura Económica, México, 1.992)…

Es bueno que una civilización se lance así a la estulticia histórica, al oscurantismo verdadero, ¿verdad?, a negar sus raíces, a renegar de su ser (Vid. Mario Briceño Iragorry, Mensaje sin destino, en: Obras Completas, Ediciones del Congreso de la República, Caracas, 1.989), en nombre del ateísmo fanático (ideológico) y otros odios. A decir de la institución que la formó y que la educó que es oscuridad y que debería desaparecer de la historia. Nada que ver con que la educación pública, ¡en el mundo!, fuera inventada por un monje católico: San José de Calasanz. No importa que la ciencia “moderna” provenga de la Iglesia, que el principio de inercia, por ejemplo, hallara su “mejor antecedente” en el ímpetus de Juan Philópono, genio bizantino (Crombie); o que la óptica fuera fundada, prácticamente, por Teodorico de Freiberg, el primero que, en 1.296, describiera el Arco Iris y sus causas (vid. A. C. Crombie, Historia de la ciencia, de Agustín a Galileo, Alianza Editorial, Madrid, 1993). No importa que la historia del principio de atracción universal relatara algo muy diferente de algo como “la revolución científica” y que, de hecho, el primer sistema de atracción universal fuera de un católico, 40 años anterior al de Newton: Roberval (Duhem). No importa que un monje agustino sea el padre de la genética moderna: Mendel; o que un fiel como Pasteur sea el padre de la microbiología o que Fresnel, el gran óptico, fuera católico también. No importa que el católico Claude-Louis-Marie Navier desarrollara las consecuencias de la hipótesis de la atracción molecular. No importa que la hipótesis expansiva del universo, madre de la del Big Bang, fuera “inventada” por Lemaitre, un cura belga; no importa que Pascal o Descartes fueran católicos. No importa que todos estos prohombres de la ciencia sean católicos: Torricelli (gran hombre de la mecánica y la estática), Mersenne (físico, matemático y cura), Gassendi (ídem, cura), Fleming (escocés inventor de la penicilina), Fermi (ítalo-estadounidense gran cultor de la física cuántica, desarrolló el reactor nuclear), Roger Boscovich (jesuita yugoslavo, padre teoría atómica moderna: describió a los átomos, siguiendo a Leibniz, quien, a su vez, seguía a Aristóteles, como centros de campos de fuerza, influenció a Michael Faraday, Maxwell y Kelvin decisivamente, éste último dijo que era un boscovichiano decidido), Atanasio Kircher (egiptología), Marconi y Roberto Landell de Moura (inventores de la radio), Marie Curie ( descubridora de la radiación), el reloj y los anteojos (desarrollados por la Cristiandad). Nada importa, en la pasión partidista-ideológica, aparte de “ecrasez l’Infame”, derribar a la Infame, como decía Francois Marie Arouet, Voltaire.

ELLOS TIENEN EL PODER Y, COMO DICE ORWELL, “QUIEN CONTROLA EL PRESENTE CONTROLA EL PASADO, QUIEN CONTROLA EL PASADO CONTROLA EL FUTURO”…

Un dato más, increíble: la ciencia no tiene valor por la práctica, tiene valor de suyo; pero, ADEMÁS, tiene valor práctico. Así, la astronomía, ciencia sumamente valiosa en sí misma, tiene, para colmo, mucha utilidad: muy probablemente, la mayor de las utilidades que tenga sea la de servir para medir el tiempo de manera exacta. El calendario depende de tablas astronómicas. Así, en el año 46 antes de Cristo, se promulgó un calendario que estuvo vigente por más de 1600 años: el Calendario Juliano, que se llamó así por haber sido promulgado por Julio César. Pero, en 1578, se promulgó el calendario que usamos hoy, el más perfecto que haya habido, fruto de una gran exactitud en los cálculos astronómicos: ESTE CALENDARIO SE LLAMA GREGORIANO, POR HABER SIDO PROMULGADO POR EL PAPA GREGORIO XIII. Las oscurantistas Inglaterra y otras naciones europeas (los protestantes), se tardaron más de dos siglos en aceptar el calendario del Papa, por oscurantistas, dominadas por la ideología, pero terminaron rindiéndose ante la evidencia: ¿qué tal?

C) La Inquisición. Hablar sobre este tema debería tomar, aunque sea, un mínimo de 100 páginas, aún en este curso, pero voy a decir solo unas pocas cosas muy significativas. Empecemos por las cifras: se habla de los millones de muertos: qué bárbaro, ¿cómo podemos ser tan ignorantes para que se nos mienta tan descaradamente, con la cara tan lavada, y no tener cómo responder? Pongamos como ejemplo a la Inquisición más denostada: la española. Desde que los Reyes Católicos la tomaron, no la Iglesia, los reyes, OJO, duró unos 400 años, en los que se juzgaron unas 50 mil personas, 125 al año, creo que ni el 10% de cualquier tribunal de cualquier país actual (vid. Datos numéricos, sobre la base de los archivos históricos reales, en este sitio: La masacre de la Inquisición española: miles de juzgados y muertos). Además, se juzgaban muchas cosas, no sólo materia de Fe. Pero, en cualquier caso, sólo unos 4 mil fueron condenados a muerte, en ese largo período: sólo un porcentaje pequeño fue ejecutado. Eso, sin contar que, la mayor parte de las veces, lo que se buscaba era el arrepentimiento y, con éste, bastaba para que la gente se librara de otros asuntos. Además, el tribunal, en una sociedad religiosa tenía pleno sentido, ya que, como era el caso, la defección por ahí podía implicar que la persona estuviera en tratos traidores con potencias extranjeras o subversivos… Y, finalmente, piensen: los usureros de ayer y hoy, por ejemplo, atacan a la Iglesia, pues ella no permitía sus verdaderas trampas para esclavizar, para aplastar, para engañar y meter en trampas horrendas a pobres e incautos: cualquier semejanza con la realidad actual es un mero asunto de herencia cultural…

D) Las cruzadas. Acusar a la Iglesia por las cruzadas es como acusar a la policía por haber metido presos a los asaltantes, violadores, secuestradores y asesinos que se metieron al edificio, violaron a unas y otros, secuestraron a otros, nos robaron a todos y asesinaron a unos cuantos. O la Cristiandad occidental se defendía o el Islam la arrasaba, no hay término medio: sólo hay que ver el destino de Constantinopla de 1.453: cayó ante los turcos de Saladino y fue parte de su imperio (junto a toda Grecia) hasta 1.918, al final de la Primera Guerra Mundial; o el parao que les echó Carlos Martel en Poitiers, 732, por el que no pudieron tomar Europa, luego de que tomaron casi toda Asia, África y España; o España, 711-1.482: tomada por los musulmanes. ¿Qué, cuál es, entonces, el problema? ¿Eres un ateo que se lamenta de que el trabajo que él quiere realizar, acabar con el Cristianismo, no lo realizara otro antes que él, a saber, los musulmanes? Si tu respuesta es no, pero todavía tienes problemas con las cruzadas, puede que estés un poco fanatizado o estés pensando en otra cosa: en las “cruzadas internas”: en las cruzadas que se hicieron dentro de un país de la Cristiandad, frente a algún problema interno. Tu caso tiene un ejemplo paradigmático: los albigenses, los cátaros de Languedoc, sur de Francia. Primero: la Iglesia los toleró por más de un siglo; segundo: Santo Domingo fue mandado a razonar con ellos; tercero: ellos se dedicaron a prometer que abandonarían sus malos caminos… y a mentir al hacerlo; cuarto: el que los arrasó fue el rey de Francia, harto de tanta mano blanda contra estos subversivos radicales; quinto: ése es el caso: estos tipos eran una claudicación de la humanidad, mucho más de la vida política, mucho más del reino de Francia, unos subversivos, secesionistas, terroristas, etc. Eran algo intolerable. Sólo una propaganda muy anticristiana puede ponerse del lado de estos tipos en el caso mismo y en el juicio histórico…

2.- Toynbee y la equivalencia entre civilizaciones. Un punto central del mundo de hoy es esa creencia condescendiente de la propia superioridad del mundo de hoy: el mundo del progreso, el mundo de la democracia, la tecnología, los derechos humanos… ¿No somos superiores, dado que tenemos industria mecanizada y computadoras, telecomunicaciones? NOOOOO, como dijo hace 80 años el historiador inglés, el más importante del siglo XX, sin dudas, Arnold Toynbee, las civilizaciones no se hacen con computadoras ni con máquinas de ningún tipo ni con métodos de producción industrial ¡¡¡ni siquiera con alfabetos!!! La civilización, la forma más alta de sociedad humana se forma con un  tipo de vínculos que son específicamente humanos, en una medida mayor que los de cualquier sociedad.

3.- Así, como dice Toynbee mismo, las civilizaciones son todas “contemporáneas”: no se puede decir que una sea más “progresada” que otra; todas son ámbitos de desarrollo de lo humano, de articulación cívica, de desarrollo institucional, de encuentro humano…

4.- Voegelin, por el contrario, encuentra que hay articulaciones más altas que otras, en la medida en que lo humano se haga más diáfano y más claro su relación con el mundo, con su orden y su Hacedor. Por eso, ve en Grecia, merced a los clásicos, sobre todo, pero a toda la obra de hallazgo de la ciencia, de la inmaterialidad, del alma como sensorio de trascendencia, de la sabiduría, de la teología, de la política y de su responder al orden cósmico-teológico, a la sociedad más alta, hasta un punto histórico… En efecto, él ve en la Cristiandad latina a una sociedad que recoge lo dicho y hecho por los griegos y llevado mucho más lejos, por la acción de Cristo. Ve la universidad, la Iglesia, su universalidad y lo que ella significaba, y al gobierno civil, netamente separados; ve a Dios como participando de la philía politiké, ve a los gobernantes como responsables por sus acciones ante la realidad de un orden que los excede y los mide, ve al hombre completamente superior al cosmos y así reconocido por todos, ve una dimensión humana que escapa de la política y, por tanto, su libertad asegurada de un modo superior a nada visto antes. Podemos agregar que, ahí, se ve una neta distinción de lo público y lo privado: de lo gubernativo y lo sapiencial y lo religioso. Etcétera. Ahí hay una sociedad en la que el hombre puede hallar un ambiente propicio para un desarrollo de su personalidad y sus capacidades en todas direcciones y con verdadero fomento humano. De ahí que se dé tanta luz como se describió arriba… ¿Y la sociedad de hoy? Ya no se reconoce la superioridad del hombre sobre el cosmos sensible, merced a la miríada infinita de los materialismos; se han perdido sus dimensiones superiores; se ha perdido su dignidad, de modo que todo el discurso sobre los derechos queda como cáscara vacía; se ha perdido la dimensión religiosa, que se quiere execrar; ya no se ve el sentido de la universidad: se perdió lo sapiencial y su valor, se perdió el valor de la discusión racional, se perdió que haya algo más que oficios funcionales, se perdió lo que une a las disciplinas intelectuales, la metafísica y la teología. El hombre ha venido a ser algo menos que la materia, menos que elementos con naturaleza definida de la tabla periódica: materia inerte, sin cualidades, sólo puesta del modo en que sucede que está por un puro azar que, en el colmo de la incoherencia, dicen que está gobernado por una ley (la ley de leyes) llamada ‘evolución’. Vino a suceder lo que dijo Voegelin: olvidadas la “revelación” clásica y la Revelación cristiana, caído el mundo en el materialismo actual, que no es un mero materialismo, sino uno en el que se ha rechazado la mayor sabiduría, el hombre va camino de las peores tiranías, ¿o ya llegó? Sí, ya llegó, evidentemente (vid. artículos Revolución cultural, origen y genealogía, hasta el porno y el sex, drugs and rock and roll, Modernos ¿Presocráticos? Ojalá, no estaríamos al borde del abismo).

5.- No es otra cosa este mundo actual, mundo de crisis: drogas, familias rotas, lazos rotos, pérdida del sentido, guerras inauditas, totalitarismos y genocidios: ¿Progreso?

6.- La religión del progreso. Los progresistas se creen, como dicen en mi tierra, la última pepsicola del desierto, como se ha dicho y como es obvio para cualquiera que viva en el mundo de hoy, en este mundo descalabrado. De hecho, creen que la esclavitud más impresionante jamás vista o las máquinas más mortíferas jamás vistas o las hambrunas más terribles jamás vistas o los totalitarismos más opresores y genocidas jamás vistos son un gran AVANCE DE LA HUMANIDAD. Pero, ¿qué es progreso? ¿Se refiere a la moral, a la tecnología? ¿Qué es, lo que se le ocurra al ideólogo de turno? Los radicales revolucionarios franceses, que pensaban que el tiempo se contaba antes y después de su genocidio, juraban que la tiranía, el hambre, la guerra se había acabado, con su tumbar “trono y altar”, con su igualdad y su “moral”. Hoy se vende más una película futurista-tecnológica, bajo la etiqueta universalmente justificadora: la ciencia. ¿Qué es progreso? Es escatología cristiana secularizada: es tomar el sentido lineal de la historia, característico de la Biblia (opuesto al cíclico de toda otra sociedad), con la victoria de Jesucristo al final y decir que se trata de un paraíso en la Tierra; gobernado por la ideología del gnóstico respectivo y que se alcanzará luego de un suceso mágico, la revolución, en la que la humanidad quedará transfigurada. Es una religión profética, una religión con un sacerdocio, con un Cuerpo Místico (el Partido), con escrituras, con triunfo final y escatología. Eso es.

Así, quedan removidos los obstáculos para hablar de la Cristiandad latina, de Occidente y su historia y orígenes, mostrando sus inmensos logros… No será la sociedad absolutamente perfecta, nada humano lo es, pero no es la basura que nos VENDEN. Tuvo vicios, errores, defectos, imperfecciones, carencias, hoy, en la etapa actual de nuestra sociedad, tenemos unos útiles, unas herramientas pragmáticas fabulosas, que nos encantan; pero pongámonos serios: la época actual, con ésas y algunas otras cosas buenas, es testigo y protagonista, según los casos, de las más grandes atrocidades jamás vistas, no en balde es la época de la ansiedad, la depresión, la ruptura, el suicidio, la destrucción de la familia, el vacío existencial, la Torre de Babel y paremos de contar. Mientras que nos muestra, a la misma vez, las consecuencias del espíritu cristiano desplegado por el mundo: la red católica de asistencia a enfermos, desamparados, ancianos, huérfanos, la red de educación católica y la Iglesia misma como obstáculo contra toda inmoralidad: nada de oscuro por este lado. Entonces, veamos sin prejuicios a esa etapa inicial y fundamental de nuestra civilización, viendo cómo recoge los aportes de otras tres sociedades, entre las más luminosas que haya dado nuestra humanidad… Eso se los pongo en estos dos artículos [que empiezan, como verán, con un sarcasmo, como este mismo escrito]: La herencia del oscurantismo (I), La herencia del oscurantismo (II).

***

La lucha está en pie, parece que estamos perdiendo, parece que no valemos, somos muchos más pero nos dominan miserablemente y nos han infiltrado hasta la médula, todo el mundo, hasta la mayoría de nosotros, cree sus mentiras, estamos hundidos, al parecer… Pero no podemos perder, porque las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella. Porque Él está ahí, porque Él es nuestro capitán y Él es invencible. En Él, con Él, tras Él, con nuesta Cruz a cuestas, con valentía, emprendemos la rebelión, la verdadera, la REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS HORRIBLES TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…

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El sínodo de los obispos católicos de Kasper: la tormenta se asoma en el horizonte

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Esto es clara muestra de que UN mundo está llegando a su fin

La “teología serena” de Kasper

Concilio Vaticano II: la gran asamblea de la Cristiandad del siglo XX, se vio afectada por ataque de afuera y por traidores de dentro: los modernistas. Allí, triunfó el Espíritu, lo volverá a hacer, porque Dios no pierde y el infierno nunca prevalecerá contra Ella, a pesar de las tormentas

Concilio Vaticano II: la gran asamblea de la Cristiandad del siglo XX, se vio afectada por ataque de afuera y por traidores de dentro: los modernistas. Allí, triunfó el Espíritu, lo volverá a hacer, porque Dios no pierde y el infierno nunca prevalecerá contra Ella, a pesar de las tormentas

El cardenal prominente, uno de los más prominentes de los últimos 20 años, se apresta a inaugurar el Consistorio de los cardenales. Él es el orador de orden designado. Van a hablar de la familia, van a preparar el sínodo que está por venir. Lanza un ataque inmisericorde de parte de una extraña versión de misericordia. Las sesiones, ¡¡¡uuuff!!!, son secretas, qué alivio… Pero el prominente cardenal y la mano por encima de todo, filtran el discurso, publican un libro que lo amplía y un comentario laudatorio. Ahora, desde la más alta cumbre de la Iglesia, se asegura que un discurso que niega, VIRTUALMENTE, la indisolubilidad de la unión que es el signo visible por antonomasia de la relación de Cristo y su Iglesia, el matrimonio (cfr. Ef. V,22-33), es “teología serena”. Un discurso que, VIRTUALMENTE, niega el valor de la Eucaristía, que no pueden recibir, sino los bautizados en comunión con el Papa que no estén en pecado mortal, es “teología serena”. Es la sentencia del vértice de la jerarquía, en el consistorio de los cardenales… un muy mal espíritu soplando en lo más alto… Es este espíritu para quien el peor problema del mundo actual no es la apostasía o su consecuente cultura de la muerte, que mata al año, por poner uno entre muchos ejemplos, a 50 MM de niños o que pone a 50 MM de madres al año a matar a sus hijos, no, nada de eso, el peor problema del mundo, según el tal espíritu, es el desempleo juvenil; y los cristianos de Irak no deben defenderse del ISIS, porque la guerra no arregla nada. La tal “misericordia”, la de este espíritu, reclama que se abandone toda predicación sobre el pecado y la condenación al infierno, no importa que eso sea propulsor de tremendos desórdenes y de la condenación de muchos: no se puede andar asustando a la gente con esos cuentos medievales… y, además, todo el mundo se salva, no se condena nadie o, por lo menos, al final, Dios salvará a todos, porque es incompatible con esta misericordia, que se quiere imponer a Dios mismo, que nadie se condene bajo un Dios bueno y todopoderoso… Kasper, siguiendo a Von Balthasar, a Karl Barth, nos transmite esta “teología serena” de los más misericordiosos que Dios Salvador…

¿De qué trata todo esto? De la misericordia, ya lo dije, ¡¡¡CARAMBA, ¿TENGO QUE REPETIRLO?!!! De la misericordia versión Kasper, llevada a un Sínodo de obispos, sobre la familia. Y aquí entra un punto clave. La misericordia se puede entender como un problema pasional: es compasión, padecer con el otro, lo que el otro padece. Y, llevado el asunto a cierto punto, donde la deja el espíritu que vengo refiriendo, ella requiere que se quiten todas las cruces, pues el misericordioso hace años que dejó tirada la suya, a la manera de La última tentación de Cristo. Esta obra de Scorsese no sería tanto una narración de lo que el Señor no hizo ni haría nunca, pues carga la Cruz todos los días en la Misa, sino la expresión del deseo de una inmensa cantidad de clérigos occidentales de nuestros días: dejar la Cruz, ir echar una canita al aire (como dicen en mi tierra), es decir, irse con un amor puro… y, cuando es puro, no importa el sexo… Eso para los curas, ¿qué queda para los esposos? De eso se trata. Total, ya lo dice Juan Francisco Ladaria, S.J., Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe: no hay pecado original, no hay naturaleza ni herida de la naturaleza: tenemos que estar todos salvados… y Cristo no tiene dos naturalezas, eso no existe, ni redimió nuestra naturaleza, etc. Y la Fe no es algo de teólogos y de estudiosos, no es nada del conocimiento y la razón, la Fe del DIOS-LOGOS, es a-racional, al menos, si no irracional, es un asunto de experiencia, de vivencia, de las pasiones, de la COMPASIÓN kasperiana… y de una muy progresada explicación de los sentidos y el intelecto: la kantiana.

¿Qué queda? Queda la “teología serena” de Kasper, el paladín de la claudicación de la Fe, por la unidad de todas las religiones (cualquier semejanza con la masonería, la teosofía de madame Blavatsky y con el new age no es ninguna coincidencia), el que le dijo a los judíos de Estados Unidos que ellos no necesitaban a Cristo para salvarse. Una teología de la irracionalidad luterana y la experiencia kantiana, en la que Cristo no es Dios o es un dios menor, lo mismo que el Espíritu Santo; o todo es un modalismo: las personas de la Trinidad no son relaciones con términos distintos, por oposición relativa, no, son meros modos de una única persona divina (vieja herejía). Una teología en la que el Ser sumo subsistente padece, en la que muestra su Omnipotencia, padeciendo, haciéndose padecer. No padece Cristo, por la naturaleza humana, que Él, la Segunda Persona de la santísima Trinidad, asume, no; no es que, como el Verbo asumió la naturaleza humana, que subsiste por el ser personal del propio Verbo, por la unión hipostática, personal, el Verbo sea sujeto de todo lo que hace y padece la naturaleza humana, sin que el Verbo, en cuanto Dios, padezca (que eso es absurdo), sino por aquella unión, por la asunción de la humanidad y por la perichoresis o circumincesión (la inhabitación da cada naturaleza de Cristo en la otra, su mutua penetración total). La Trinidad toda padece y en cuanto Dios. Una teología que comienza negando a la inteligencia, como potencia de captación de la realidad, a favor de la “experiencia kantiana” y, me imagino, “la espontaneidad de los conceptos” (o, según el rector de la universidad de Königsberg, el intelecto) kantiana. Una teología que abandona la metafísica, en nombre de Kant y Lutero, para lanzarse a decir torpeza tras torpeza. Desde esta “teología serena”, por su concepción de la misericordia, en cuanto pasión, como naturaleza misma de Dios, sin relación con su Justicia o fagocitándose a la justicia divina, de modo que las dos sean sólo misericordia, desde ahí, abandonaremos la doctrina de la Iglesia, la Verdad revelada por Dios encarnado, la Misericordia misma subsistente, porque, ahora, nosotros, claudicando ante la modernidad, a los enemigos más encarnizados de Dios de la historia, hemos superado su misericordia. Esto es lo que se llama “teología serena”, que no hace ninguna violencia a nadie…

Los participantes del Sínodo

A primera vista, el panorama es aterrador. El sínodo va a estar dirigido por Lorenzo Baldisseri, mano derecha de Carlo Maria Martini, aquel cardenal que lideró la oposición abominable a la lucha de Juan Pablo II contra los males del mundo. Martini es abogado de homosexualidad, aborto, divorcio y pare de contar. No llega más lejos, porque el mundo no lo ha hecho; pero, como decía en estos días una pancarta que vi en una protesta en Estados Unidos contra la legalización de las uniones homosexuales, todo es asunto de audacia y “amor” del puro, del que hablo arriba: “1) amo a mi perro, acéptame; 2) me quiero unir civilmente a mi perro; 3) me quiero casar con mi perro”. Martini habría tronado, pidiendo que la Iglesia dejara de estar fuera de este mundo y que le permitiera al muchacho “casarse” con su perro, si eso hubiera sido trendy, fashion, fancy. Baldisseri era su mano derecha, la mano derecha del que trató, desde el principio, de quitarle el piso a Benedicto XVI… Tenemos a Víctor Manuel Fernández, “el tucho”, teólogo de la liberación, es decir, comunista, rector de la Universidad Católica Argentina, grosero empedernido, a quien gusta exaltar los méritos intelectuales de Gustavo Gutiérrez y Leonardo Boff, según el cual San Pablo no era un predicador burgués, que siguiera lineamientos individualistas, es decir, paganos, occidentales, sino colectivistas, hebraicos, característicos de los judíos. Estará también Bagnasco, presidente, recientemente impuesto, de la Conferencia episcopal italiana, a quien le gusta dar la comunión a públicos transexuales. Estará Schönborn, arzobispo de Viena, defensor de los homosexuales, aún frente a sus sacerdotes fieles a la Fe. Nichols, presidente de la Conferencia episcopal inglesa, quien, en su diócesis, patrocina “misas gay”.

“Un repaso para nada exhaustivo destaca al belga cardenal Danneels, encubridor serial de pedófilos en su país, uno de los cardenales de quienes (por este motivo) fue solicitada la exclusión del cónclave que consagró finalmente a Bergoglio, y que no sólo conservó su lugar como elector, sino que llegó a rezar una oración en la misa de entronización de Francisco como primero de los cardenales presbíteros. Pese a su sonada condición de corrupto y chanchullero, tan estigmatizadas en abstracto por el Obispo de Roma, se lo señala como uno de sus principales allegados. Monseñor Bruno Forte, secretario especial del Sínodo, es uno de esos mercenarios a los que una fortuna generosa concedió la cátedra y el báculo para proclamar, entre otras lindezas, que «el sepulcro vacío de Cristo es una leyenda» y que se burló públicamente de la carta enviada en su momento por Benedicto XVI a los obispos para instar a la aplicación del motu proprio Summorum pontificum. El cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de París, supo solicitar a Roma penas canónicas para quienes celebraran la Misa tradicional. El innombrable rector de la UCA, mons. Tucho Fernández, capaz de enaltecer el léxico de los altos dignatarios de la Iglesia con giros otrora impensables bajo las mitras, como “dejémonos de joder” y otras retóricas afines. El cardenal neoyorkino Timothy Dolan, de quien se supo le concederá un lugar en la venidera procesión del día de san Patricio en las calles de su ciudad a un grupo de activistas homosexuales, aparte de otras innúmeras connivencias con el “poder rosa”. El cardenal Angelo Sodano, el mismo que le ocultaba sistemáticamente a Juan Pablo II las denuncias que llegaban a Roma de abusos sexuales de parte de clérigos, entre otras aquellas que inculpaban al tristemente noto Marcial Maciel” (http://in-exspectatione.blogspot.com/2014/09/sinodo-pensar-lo-peor.html#comment-form).

Un panorama desolador de pedófilos, encubridores, ateos disfrazados con mitra, comunistas; y eso que todavía no he hablado del affaire de la remoción del Cardenal Raymond Burke de la Signatura Apostólica y la consiguiente designación de una comisión para cambiar el procedimiento de nulidad matrimonial: comisión llena de ateos y disidentes: Ladaria, ya mencionado, Alejandro Bunge, canonista de la UCArgentina, Francesco Coccopalmerio, secretario de Martini, el descrito arriba, el mismísimo, Presidente del Pontificio Consejo para Asuntos Legislativos del Vaticano, Gran Cacao del actual pontificado… Sale el paladín de la verdadera familia Burke y se nombra esta oscura comisión, A UN MES DEL INICIO DEL SÍNODO.

Eso sin contar una supuesta encuesta, realizada sin control ni metodología, que inventó el Vaticano el año pasado, para, a según, pulsar la opinión de los fieles sobre temas familiares. Como si el asunto estuviera sujeto a vaivenes de la opinión de los hombres. Pero lo peor fue la cantidad de conferencias episcopales que publicaron sus SUPUESTOS resultados, SUPUESTAMENTE, en completa oposición a la enseñanza de la Iglesia. Y eso, SUPUESTAMENTE, contrariando la solicitud del propio Vaticano de que los resultados fueran secretos. Sin dudas, pura presión sobre la verdad, para forzar la mano de la Iglesia…

Y el colmo lo da la “nueva” política informativa que se asume para este sínodo. Benedicto XVI, en su última alocución a los sacerdotes de la diócesis de Roma, les habló del “Concilio [Vaticano II] real”, en franca y manifiesta oposición al “Concilio de los medios”, en el que los enemigos de la Iglesia manipulaban al público, mientras los traidores de adentro, entre ellos, Malaquías Martin, filtraban versiones falsas y medias verdades, para mediatizar y avanzar planes de financistas en EUA, Europa y más allá. En los sínodos anteriores, la Iglesia daba un resumen oficial de lo discutido y hasta transcripciones de las intervenciones y no había lugar a esas maniobras. Pues bien, se va a volver a la nefasta política del Concilio, con pronóstico reservado…

Todo se oscurece más. Pero la cosa no queda así, simplemente. La Iglesia, gracias a Dios, es UNIVERSAL, CATÓLICA…

Los obispos del “resto del mundo”: una luz se enciende

Las conferencias episcopales son muchas: los africanos y asiáticos no van a andar traicionando la Fe, eso se los garantizo, ésos andan en plena batalla sin cuartel, a vida o muerte, literalmente, por defender la Fe, no se van a soportar a señoritos con deseos de acomodo con mitras en la cabeza. No todo es el Occidente enfermo. Aunque en el propio Occidente hay también conferencias que ya enfrentan la persecución del anticristo, de maneras diferentes a las de los que son sus lacayos: Ucrania o Venezuela están en pie de lucha. Mis obispos han llamado totalitario varias veces al gobierno asesino, no creo que anden con contemporizaciones. Ya veremos, hay malos, parecen influyentes, veremos si son capaces de doblar la voluntad de hombres mucho mejores que ellos… Dios no lo permita, AMÉN…

Pueden creer que esas conferencias no saben de lo que pasa en Occidente, que el ataque los tomará por sorpresa, pero se equivocan. Primero, porque ellos siempre han visto para acá, pues los misioneros que les llevaron la Fe de aquí salieron, como decía Juan Pablo II. Pero, también, porque el poder planetario de Occidente es sentido con fuerza por ellos, sea en Irak, en Siria o en Nigeria. La globalización ha despertado el ánimo luchador de muchos, que saben que el enemigo es la ideología modernista gnóstico-materialista-codicioso-historicista-economicisto-inmanentisto-psicologisto-nominalista-panseXualista occidental y que, muchas veces, las iglesias de Estados Unidos, de Europa, ¡del Vaticano! (Magister, I vescovi nigeriani approvano la legge anti-gay. Ma il Vaticano vota contro, en Setimo Cello, http://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2014/01/30/i-vescovi-nigeriani-approvano-la-legge-anti-gay-ma-il-vaticano-vota-contro/), son portadoras de las agresiones de Occidente a sus sociedades, a través de Caritas o de alguna otra agencia “caritativa”… Puede que, con los futuros nombramientos de obispos, estas iglesias sean debilitadas; o por tratos con los gobiernos de sus países, traiciones de todos los tipos, incluso pactos con totalitarismos como el chino. Pero todavía eso no ha ocurrido. África, Asia, Europa del este son la “esperanza blanca” en la actual hora aciaga… Como lo son iglesias como la venezolana y otras, que no han sucumbido a los ataques de la anti-iglesia. La cosa no estará mal en las manos de iglesias mil veces mártires como la china, la japonesa, la vietnamita, la keniana, la de Timor Oriental, la de Myanmar y todas ésas, de impresionante heroísmo y empuje misionero (entre las que también deben nombrarse el resto de las africanas subsaharianas, que se han triplicado en las últimas tres décadas, y la surcoreana, que se ha multiplicado por cinco, en el mismo período)…

La ESPERANZA: EL BRAZO DE YAHVÉH

Aparte de lo anterior, lo más importante, aunque use de eso para su triunfo: el brazo de Yahvéh, cuya mano no ha disminuido. El brazo poderoso de Yahvéh se rebela siempre, en los momentos más oscuros. En el siglo X, la Iglesia era un puñado de bárbaros regados por Europa, caminando entre los huesos de las víctimas de normandos, magiares, búlgaros. Rodeada por todas partes por un Islam imparable, irresistible. Abandonada por los cismáticos griegos, a punto de la consumación de su cisma, de 1054. El Papado estaba en su último suspiro, ya podrido y presa de los buitres: facciones romanas en pugna ponían y quitaban pontífices, miembros de las tales facciones, corruptos públicos. Maroza, la gran matriarca, se jactaba: madre, amante y asesina de papas. Tres siglos más tarde, luego de la fundación de la Rus de Kiev, la conversión de los normandos y de los eslavos, la conversión de Olaf el grande, de San Casimiro, San Canuto; luego de la gran reforma de Cluny, de San Pedro de Damián, del gran San Romualdo, de San Gregorio VII, San Bernardo, Santo Domingo, San Francisco, triunfando en mil batallas, habiendo asumido Europa esa empresa civilizacional llamada Las Cruzadas, habiendo traducido toda la ciencia y toda la cultura, fundadas las universidades, muchas ciudades, levantadas las monarquías más importantes, La Iglesia del siglo XIII surgía triunfante. Conquistaría al mundo, había formado la civilización más esplendorosa que ha visto esta Tierra, esta humanidad…

***

Las cosas están muy mal, pero lo que se requiere es lo que dice Michael Voris, no el cisma o la herejía, no la apostasía, se requiere, un CATHOLIC UPRISING, un levantamiento católico, CATÓLICO, de dentro de la Iglesia, una cruzada de fidelidad, que empuje a los dirigentes, que los obligue a volver al redil… Es el espíritu de reforma (no de la revuelta luterana, mal llamada “reforma”), el espíritu de Cluny, el que necesita la Esposa, para calzar los puntos que le exige el Esposo; el espíritu de santidad, que tiene que renovarse permanentemente; es el espíritu de Santa Catalina o San Vicente Ferrer, tratando de devolver al Papado a su dignidad; es el espíritu de Trento, devolviendo al clero a su medida…

Temblad, enemigos de la esencia, el Dios poderoso está por hablar todavía… ¡¡¡¡¡Y TRONARÁ!!!!! Todo parece perdido, como en aquella época, el siglo X, la época de la marejada normanda y el imperio musulmán. Así lo ha querido Él, el que gobierna todo suavemente, como quien tiene poder (Sap. XII,18). Él lo predijo en el Evangelio (muchos lugares); Él mandó a su Madre, en La Salette, Fátima, Akita, mandó a sus santos, a Margarita María, a Catalina Laburé, a Ana Catalina, Pío X, a su papas, Pío XII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, a advertir sobre los sufrimientos presentes, en los que lucharían “obispo contra obispo, cardenal contra cardenal”, en los que “los sacerdotes que confiesen mi nombre [de verdad] serán expulsados y escarnecidos [como los franciscanos de la Inmaculada]” (Akita). Él está por manifestarse… Nosotros, mientras tanto, vamos a asumir lo que nos corresponde: fidelidad, fidelidad, fidelidad, a la Iglesia, que no se la abandone porque esté en su momento más oscuro de la historia… Fidelidad, fidelidad, fidelidad, incluso al Papa, nos guste o no nos guste, lo veamos como un martillo castigador o no: es, como en tiempos de David, “el ungido del Señor” y a ése no se le apuñala, aunque la sentencia divina pese sobre él… Oración, oración, oración; mortificación, mortificación, mortificación: el pecho entero, sin frivolidades, por la Iglesia de Jesucristo. Entrega macha al Señor. Y, en todo, anunciar y exhortar, a tiempo y a destiempo, luchar por nuestra santidad y la de nuestros hijos, esposas, hermanos, amigos, conocidos. Y una tremenda firmeza en la verdad, en la esencia. REBELIÓN, REBELIÓN, EN ESTE MUNDO HORRIBLE DE LA REVOLUCIÓN, LA RESPUESTA, LA ÚNICA VERDADERA RESPUESTA, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA



La estafadora asesina del Código Da Vinci

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Si lo que dice Dan Brown es verdad, la Iglesia debería ser clausurada. ¿Lo es, la que fundó Cristo?

La Familia Corleone: de acuerdo con los enemigos de la Iglesia, ella no es más que esta organización delictiva... o sí: más poderosa, la más poderosa. Espera, eso fue lo que dijo el propio Ford Coppola, en el Padrino III. ¿Ves?, no vamos tan lejos de la realidad

La Familia Corleone: de acuerdo con los enemigos de la Iglesia, ella no es más que esta organización delictiva… o sí: más poderosa, la más poderosa. Espera, eso fue lo que dijo el propio Ford Coppola, en el Padrino III. ¿Ves?, no vamos tan lejos de la realidad

Uno de los rasgos clave de la obra de Dan Brown, uno de los autores que más libros han vendido en la historia, es la imagen que presenta de la Iglesia actual. La Iglesia es, según Brown una institución asesina, poderosa, cínica, mentirosa, fanática. Es tan poderosa, fanática y asesina que los miembros del Priorato de Sión, portadores de la verdad que derribará a “la mentira más grande de todos los tiempos”, que Jesús era un mortal, profeta cultor de la “divinidad femenina” y esposo muerto y no resucitado de María Magdalena y padre de su hija Sara, corren grave peligro, por ser capaces de desenmascararla, de sacar a la luz la mentira que es ella. Los últimos años en la biografía de Dan Brown son una refutación de tal imagen… En el presente artículo, veremos asuntos de salud, educación, moral, poder, economía. En todos éstos, se dicen cosas, ¿no? Que la Iglesia es oscurantista, que es enemiga de la ciencia, que tiene mucho poder, que es rica, que, si donara sus riquezas, se acabarían los pobres del mundo. No se trata, ahorita, de que hizo la Inquisición, eso es del pasado, se trata de la imagen presente. Por supuesto, en esa imagen, pasada o presente, se revela el mismo espíritu: la inquisidora, será una malvada, asesina, mentirosa, siempre. Eso es lo que dice Dan Brown…

Lo bueno de esto del ataque de Brown es que él recoge, en el Código Da Vinci, por ejemplo, una lista de críticas contra la Iglesia de ésos que hacen que los católicos vayan por ahí, llenos de vergüenza y oprobio. Y está bien, pues, si ante esta retahíla del odio y la ignorancia, no tienen respuesta, entonces, en su propio analfabetismo, que sufran. Pero, si no quieren perder su Fe y quieren saber su dignidad y, aunque en un mundo de total falta de formación, vivan sin poder contestar, pero sabiendo que eso es insostenible, que Jesús es Dios y que, dado eso, todo lo demás tiene que ser desmentido, entonces, Brown sirve para introducir la imagen real de la Esposa de Jesucristo: no María Magdalena (como dice Brown con una mendacidad impresionante), sino la Iglesia Católica, su Cuerpo Místico. Con eso, todos los libelos mentirosos, rodarán por los suelos. Así, bendito sea Brown, como el pecado original: “feliz culpa, que nos mereció tal Salvador” (Pregón Pascual).

El asunto es que existe la pretensión, explícita o implícita, de mucha gente, entre ellos Dan Brown, de que la Iglesia es una organización delictiva. Una organización delictiva es una que tiene como fin conscientemente trazado el de delinquir; o, dicho en otros términos, que tiene como idea directora alguna finalidad contraria al bien o al orden públicos o a las buenas costumbres. Según los que acusan a la Iglesia de ser una asociación de tal naturaleza, desde luego, Ella tiene como su objeto y razón de ser el delinquir. Los ideólogos propagandistas, polemistas, contra la Iglesia, al menos desde Guillermo de Ockham (y su, entre otros, Sobre el gobierno tiránico del Papa, 1.339-1.340) hasta nuestros días, pasando por Martín Lutero, Zwingli, Cromwell, Newton, David Hume, Voltaire, Adam Smith, Nietzsche y tantos otros, han tenido un éxito asombroso. Es así como hoy en día son lugares comunes todas éstas calumnias y son tan frecuentes las invectivas contra la Iglesia. El éxito más grande ha venido a ser el que tanta gente tenga como por algo descontado el que la Iglesia es una institución delictiva, una banda de mentirosos traicioneros, que han estado asesinando y estafando a la pobre gente por dos milenios. He aquí a Dan Brown.

Lo que esto implica es que, en todos los sitios en que la Iglesia opera legalmente, esto es, con permiso de las autoridades, o bien las mismas están engañadas o bien son conniventes con el espíritu delincuencial de la misma. Tal vez, el caso sea exactamente el contrario: el partido comunista y otras organizaciones dañinas son sostenidas por los estados hoy, por su connivencia con los desafueros de éstos; y la Iglesia, que se opone a ellos, es perseguida, por eso mismo, o abiertamente o velada y judicialmente y por las mentiras de los medios, la literatura, el cine (como en el caso de la novela que estamos comentando)… Como quien está acusada en Occidente de asociación delictiva es la Iglesia, la persecución no es un pensamiento descabellado. Y, por eso, hay que hacer algo, urgentemente.

Se debe entonces echar un vistazo a lo que es la Iglesia, a lo que hace, a lo que promueve, el día de hoy, en todo el mundo, no sólo en países de tradición católica. Además, hay que ver de una manera somera y sumaria la estructura del poder terreno en el mundo contemporáneo.

La Iglesia es la Esposa y Cuerpo Místico de Jesucristo, su Sacramento, el signo sensible y eficaz de su Obra salvadora, de rescate y santificación. Ella está para enseñar la Verdad sobre Dios y su Salvación; para administrar sus misterios, sus sacramentos, fuentes de gracia. En la Iglesia se reza, se hace uno amigo de Dios, con una amistad filial, con el Amor de un amigo, que es hijo; de un hijo, que es amigo; con el amor con que preferimos a Dios antes que a nosotros mismos. Eso es la Iglesia, nada más. Pero vivimos en el mundo de Dios, en el que la naturaleza es su obra; en el que el hombre es la cúspide; en el que el hombre vive en relación, en sociedades que, o son políticas o tienden a la política, perfección de toda sociedad humana. Vivimos en un mundo en el que, en la sociedad humana, hay arte, ciencia, articulación institucional, familia, amigos, enamorados, diversión, aspiraciones, nobles e innobles, relaciones económicas, sentido intramundano y trascendente. Vivimos en un mundo muy complejo. Ese mundo es todo de Dios; ese mundo es todo del hombre; es, per se, de Dios; y del hombre, por herencia. Este mundo, todo del hombre, es del hombre, para Dios; es de Dios, para el hombre: y no es un juego de palabras, Dios lo creó, es suyo, pero nos puso a nosotros en su cúspide, para que lo usáramos, para que lo gozáramos, pero eso sólo es posible respetando sus leyes y sus leyes son santidad intrínseca, es decir, una cierta referencia sacramental, una cierta memoria del origen en el Misterium Tremendum, el Numinoso, Inefable, Sobrecogedor… Y, en ese mundo, con su Iglesia como casa y hábitat, tenemos que ser inmensamente felices, santos, gozando de él, en santidad. Así, como todo lo humano es potencialmente santo, si se ciñe a la naturaleza y a la gracia, en todo, entonces, la Iglesia puede tener algo que decir, pues todo lo humano le compete, pues le compete todo lo de Dios. Y eso se ve más claramente, cuando destacamos que Dios se hizo hombre para santificar todo lo humano, para enseñarnos todo, para rebelarnos la medida de nuestro ser, para revelarnos todo lo de Dios y su Amor Salvador. Entonces, el Cristianismo y el cristiano tienen una vocación: llegar a todo lo humano y transfigurarlo, según el genio de la sociedad, en la gracia, que no anula la naturaleza, sino la cura, la perfecciona, la eleva, la santifica… No es la Iglesia una institución de servicio social; pero la Iglesia, sin dudas, es la mayor servidora de la sociedad, de toda la historia… y por paliza. Vamos a ver esto, en el mundo actual. Así veremos la tremenda mentira de los acusadores, al estilo de Dan Brown y de tantos otros. Así veremos el tremendo empuje de la institución más perseguida, la más calumniada, la más denostada, la más atacada. Y veremos la gran injusticia; y veremos cuán “orgullosos”, agradecidos y en deuda, nos tenemos que sentir, por ser sus hijos, porque Dios nos ha hecho semejante gracia, semejante regalo: el de contarnos entre sus hijos queridos, sus miembros, en la gran Madre de todas las madres del mundo, al modelo de la Virgen, Madre de Dios.

La Iglesia, en estos momentos, en Venezuela, por ejemplo, tiene todo un sistema educativo, desde el jardín de infancia a la universidad, que beneficia a más de un millón de personas. De Fe y Alegría a los colegios Don Bosco, San Ignacio y Los Arcos; del Patronato San José de Tarbes, al Colegio del mismo nombre o al Santa Rosa de Lima, La Concepción o el Mater Salvatoris; y de esos colegios a las universidades, Católica Andrés Bello, Santa Rosa de Lima, Monteávila, Pontificia Católica del Táchira o los seminarios, como el de San Pedro en La Guaira. La UCV, todos lo saben, viene de la Real y Pontificia Universidad de Caracas, que viene, a su vez, del Seminario Santa Rosa. Y todo el sistema educativo del país, viene de estas dos instituciones y de los pueblos de misión coloniales. Como en Venezuela, toda Iberoamérica; quizás haya países en los que los índices sean mucho más altos, como Méjico y Perú o Chile.

Pero sigamos viendo, en otras partes del mundo. La India, pongamos por caso: “1.095 millones de habitantes tiene La India, hindúes en un 80,5% y musulmanes en un 13,4%.
Más de 220 millones siguen viviendo bajo el umbral de pobreza. Según datos que recordó recientemente el cardenal indio Ivan Dias, los cristianos sólo representan el 2,3% de la población (1,8% del total de habitantes del país es católico), pero atienden el 20% de toda la educación primaria del país, el 10% de los programas comunitarios de alfabetización y sanidad, el 25% de la atención de los huérfanos y viudas, y el 30% del cuidado de los discapacitados, leprosos y pacientes con Sida. La gran mayoría de los beneficiarios de estas instituciones pertenecen a religiones distintas del Cristianismo –o a ninguna–” (Zenit, 16-06-06).

En Vietnam, en los últimos 350 años, ha habido más de 150 mil mártires.  Francisco Xavier Nguyen Van Thuan, Obispo de Saigón durante la Guerra en ese país y predicador del Papa Juan Pablo II, estuvo 13 años preso, de los cuales ¡9! estuvo en aislamiento, por el solo crimen de ser católico. ¿No habría sido más fácil para él renegar de la fe, en favor del comunismo? ¿Será que un predicador del Papa puede ser un simple fiel engañado y pasar tanto tiempo en situación tan adversa?

En la España de la Guerra Civil, hubo 6.000 sacerdotes y religiosos asesinados a sangre fría. En el Méjico de la Guerra de los Cristeros (1.927-29) hubo otros miles de mártires. En la II Guerra Mundial, lo mismo; los más prominentes de los cuales quizás fueron San Maximiliano Kolbe y Santa Edith Stein. Pío XI, con la ayuda de su Secretario de Estado, el Cardenal Eugenio Pacelli (quien luego fuera Pío XII), redactó la encíclica “Mit Brennender Sorge”, que fue la primera condena internacional del Nazismo, muy anterior a cualquier condena de potencia occidental alguna, muy anterior, por supuesto, a la de la Inglaterra de Chamberlain: ¡¡¡y Pío XII es calumniado como “el Papa de Hitler”, cuando fue su mayor opositor y salvó a más de 800.000 judíos durante la Guerra!!! Mientras que a Stalin y a la Rusia comunista se los tiene como a enemigos de los nazis, cuando fueron sus aliados, ¡¡¡hasta 1941!!!, y la invasión a Polonia fue conjunta, fue una repartición, entre Hitler y Stalin, que cometieron todo tipo de asesinatos y demás barbaridades…

La Europa actual, la secularizada que conocemos, la casi atea, la egoísta y sin hijos, llegó a grande, gracias a la obra de la Iglesia. Basta ir y ver que sus grandes monumentos son Iglesias. Que el gran arte, de Leonardo, Miguel Ángel, Donatello, Rafael y Bernini, de Velásquez, el Greco y Goya, de Durero (luterano), es arte Cristiano. La música, de los cantos gregorianos a Bach y Vivaldi, y de ahí en adelante, es cristiana también. La más grande literatura es la de Cervantes y el Siglo de Oro, de Dante y Manzoni, de Shakespeare, todos católicos. Mientras hoy en día se revuelcan el arte, la arquitectura, la música y la literatura en el cieno posmo, en los vanguardismos, la grosería, la geometría, el materialismo y pare de contar… En Teología desde Tomás de Aquino, de Buenaventura, de Duns Scoto, de Guillermo de Ockham, de Suárez, de Vittoria, los maestros de pensamiento son católicos; y el pensamiento moderno y posmo, con su ideologismo antropoteísta, es un callejón sin salida, una calle ciega, una calle de distrito rojo, sin alumbrado, que, en su camino a la desesperación, se ha llevado por el medio a toda la humanidad. La academia, de las escuelas catedralicias de Carlo Magno y las monacales de San Benito a las grandes universidades del siglo XIII, quizás, para la estructura institucional de la civilización, el mayor aporte de Occidente, junto con la separación de la esfera religiosa y la civil, también debida a la Iglesia. La primera revolución industrial, del siglo XII; las revoluciones científicas, del siglo XIII en adelante, pasando también por Copérnico y Galileo y la escuela de medicina de Padua, que fue la primera en estudiar anatomía diseccionando el cuerpo humano. Por la conservación de la cultura clásica, que fue tan perfecta que, a pesar de no ser Grecia y Roma lo mismo que Occidente, los occidentales creen, casi en su generalidad, ser continuación de la cultura de la gran civilización Helénica, cuando, en realidad, en la época del esplendor, nuestra civilización superaba, sin dudas, a la romana o la griega helénica. Por lo que constituyó el Papado como estructura supranacional para el surgimiento de los estados nacionales y el abandono del feudalismo.

En lo que se refiere a los Estados Unidos, el Cristianismo protestante es la clave principal, aunque el Catolicismo pone elementos fundamentales, aún cuando en ese país, al igual que en Europa, se hayan olvidado de hecho tan importante. En efecto, “un europeo ilustrado, quizás tocado por el agnosticismo[i], visitó los Estados Unidos durante el siglo XIX. Él aseveró: ‘[...] no hay país en el mundo donde la religión cristiana retenga una influencia mayor sobre las almas de los hombres que en [los Estados Unidos de] América’[ii]. Entre las principales causas que tienden a mantener la república de los Estados Unidos, Tocqueville da un lugar de honor a la religión cristiana. Primero que nada, la misma forma democrática de la sociedad se debe a la religión puritana de los primeros anglosajones que se asentaron en el norte de América[iii]. Pero los católicos en los Estados Unidos y en el siglo XIX ‘constituyen la clase más republicana y más democrática’. Y la causa de esto es que ‘en puntos doctrinales, la fe católica coloca a todas las capacidades humanas sobre el mismo nivel [...]; no escucha ningún compromiso con el hombre mortal [...]. Si el Catolicismo predispone al fiel a la obediencia, ciertamente no lo prepara para la desigualdad; pero lo contrario ha de decirse del Protestantismo, el cual de modo general tiende a hacer independientes a los hombres más que a concebirlos como iguales’”[iv].

África no está para nada excluida de la labor impresionante del Catolicismo. Por eso, en este continente, la Iglesia “muestra una realidad ‘decididamente más dinámica’, pues en esos 26 años los católicos pasaron de unos 55 millones a 149 millones. La cifra de católicos, por cada cien habitantes, creció de 12,4 a casi 17” (Zenit, 10-05-06). Y la razón de ello se puede ver en estas dos pequeñas muestras. En primer lugar, este año, siendo el continente más pobre y, por eso, el que ha recibido más ayuda de las Obras Misionales Pontificias (O. M. P.), también ha mostrado ser de lo más generoso, aportando en sus colectas una cantidad que no es despreciable (450 mil dólares; víd. Zenit, 23-05-06). La segunda muestra es ésta: “El canciller de la diócesis de Ndola (Zambia), P. Alick Mbanda, señaló que la Iglesia en ese país cumple un papel clave en la lucha contra el SIDA sin comprometer sus enseñanzas tradicionales […]. Durante su visita a la sede de la organización Ayuda a la Iglesia que Sufre, el sacerdote explicó cómo los programas católicos para combatir el SIDA han sido vitales para alcanzar el descenso de VIH en un país en el que se estima unas 1,2 millones de personas infectadas en una población de unos 11 millones de habitantes […]. Con la ayuda de líderes laicos, la Iglesia ha elaborado programas de catequesis para jóvenes, en los que se aborda el riesgo del VIH, sobre todo, en relación con el comportamiento promiscuo. Los líderes animan a la gente que se quiere casar a hacerse primero la prueba del SIDA, y para los infectados, los obispos están diseñando un plan para una especie de granja donde puedan alojarse, recibir asistencia social y medicinas. ‘Finalmente, hemos empezado a vislumbrar un pequeño progreso’, comentó el P. Mbanda. ‘El número de personas infectadas no se ha incrementado, y gracias a la campaña que estamos llevando a cabo para solucionar el problema, las cifras por fin están cayendo’, añadió y resaltó la importancia de la oposición de los obispos del país a los métodos anticonceptivos y la insistencia en la abstinencia: ‘Hay algunas ONG que dicen que la gente debería utilizar preservativos, pero el problema es que con los preservativos se da vía libre a la promiscuidad. De hecho, empeora el problema’, recordó el sacerdote y recalcó la importancia de la fe en acción: “No podemos limitarnos a predicar el Evangelio y hablar sobre la Misa sin vivirlos. Vivir el Evangelio y predicarlo resulta difícil si no conectamos con los problemas de nuestros tiempos”, precisó” (Aciprensa, 29-05-06).

Y es que la Iglesia es la organización en el mundo que ayuda en mayor medida a los enfermos de SIDA, como muestra el informe del cardenal Lozano Barragán ante las Naciones Unidas. En efecto, “Uno de cada cuatro enfermos de sida es atendido en el mundo por un centro católico, según ha podido comprobarse en Reunión de Alto Nivel sobre esta pandemia celebrada por la Asamblea General de las Naciones Unidas del 31 de mayo al 2 de junio. En el encuentro tomó la palabra, en representación de la Santa Sede, el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, quien ilustró además la obra de prevención que promueve la Iglesia, basada «en la información y educación hacia conductas dirigidas a evitar la pandemia» […]. Al explicar con números la acción de la Iglesia en este campo, reveló que ‘el 26.7% de los centros en el mundo para tratar enfermos de VIH/SIDA están dentro de la Iglesia católica’ […]. Al hablar de la prevención, explicó que ‘somos conscientes de que el papel de la familia en el campo de la formación y de la educación es indispensable y eficaz’. ‘La educación e información las damos también a través de documentos, conferencias e intercambios de experiencias y prácticas’, constató. ‘Para el cuidado y asistencia de los enfermos acentuamos la capacitación de médicos y personal para médico, de capellanes y voluntarios; combatimos el estigma, facilitamos el diagnóstico, el “counselling” y la Reconciliación. Proveemos los antiretrovirales, los medicamentos para evitar la transmisión vertical materno filial y el contagio sanguíneo’, siguió informando. ‘En el ramo de la atención y acompañamiento al enfermo evitamos los contagios, atendemos a huérfanos y viudas, a los presos, ayudamos a la reintegración social de estos enfermos y colaboramos con los Gobiernos y demás Instituciones que se ocupan de la pandemia, tanto a nivel ecuménico como civil’, siguió diciendo” (Zenit, 05-06-06). Y, en 2014, la ONU respondió: la Iglesia debe cambiar sus doctrinas de conformidad a la gracia y la ley natural, en la preservación de la familia y el buen orden de las relaciones humanas, especialmente en lo que se refiere a la viva conyugal y a la paternidad-maternidad y al sexo, y abandonar el celibato por el Reino; el ariete para semejante intento de abrir brecha en las defensas fue la pedofilia de una cantidad de sacerdotes, cuando lo increíble es que esos horrores proceden de la aceptación del modernismo freudiano, en este caso, por enormes sectores de los episcopados de muchos países occidentales[v]

Por otra parte, la acusada de “oscurantista”, también en esta materia resulta gravemente calumniada. Se pueden recordar los datos apuntados arriba: colegios, universidades, artes plásticas, arquitectura, música, atención a los enfermos, filosofía, teología y ciencias, a través de toda la historia, han sido promovidas por la Iglesia, como por más nadie en la historia. Vidas dedicadas a la santificación y la transmisión al mundo del mensaje del Evangelio serían puntos todavía más importantes; pero de ningún modo se pueden separar unos y otros, pues a quien ama a Dios, Amor, Bien, Verdad y Belleza infinitos, le resulta de lo más amable todo lo bueno, verdadero y bello del ser humano. Pero quiero traer también una muestra sobre este punto de las ciencias, alrededor del cual gira este asunto del “oscurantismo”: “Benedicto XVI ha nombrado a dos prestigiosos profesores de física miembros ordinarios de la Academia Pontificia de las Ciencias. Uno de ellos es el alemán Theodor Wolfgang Hänsch, Premio Nobel para la Física en el año 2005, profesor de Física en la Universidad Ludwig-Maximilians, en Munich, y director del Max-Planck-Institut-für Quantenoptik, en Garching. El otro nuevo académico es el estadounidense Edward Witten, profesor de Física en el Institute for Advanced Study de Princeton, Nueva Jersey […]. La Academia Pontificia de las Ciencias fue fundada en Roma en 1603 con el nombre de Academia de los Linces (Galileo Galilei fue miembro), y está compuesta por ochenta «académicos pontificios» nombrados por el Papa a propuesta del Cuerpo Académico, sin discriminación de ningún tipo. Tiene como fin honrar la ciencia pura dondequiera que se encuentre, asegurar su libertad y favorecer las investigaciones, que constituyen la base indispensable para el progreso de las ciencias. La Academia se encuentra bajo la dependencia del Santo Padre. Su presidente, elegido por cuatro años, es desde 1993 Nicola Cabibbo, profesor de Física en la Universidad La Sapienza de Roma, y ex presidente del Instituto Nacional Italiano de Física Nuclear” (Zenit, 21-06-06).

La Doctrina Social de la Iglesia, que es poco conocida, debería serlo más. Y debería conocerse más la tremendamente positiva influencia que la misma ha traído al mundo. En Hispanoamérica fue ella la que inspiró las legislaciones laborales, de modo que se pusiera una contención a abusos patronales, como los que hubo en Europa en todo el siglo XIX; lo cual ha sido de la mayor importancia para que el comunismo no ahogue a nuestras repúblicas (hasta ahora), para ponerle a éste cierta contención, en un área del planeta de semejantes niveles de pobreza y marginalidad cultural. También fue un gran impulso para el movimiento sindical (en EUA, por ejemplo, éste fue, por tradición, preponderantemente católico), para el respeto de la propiedad, no entendida como un absoluto, como en el liberalismo, así como para un tratamiento bajo la perspectiva de la justicia distributiva de las relaciones sociales y para abrir campo a la libertad personal, en todos los ámbitos (no sólo el económico), bajo una concepción de los deberes para con la comunidad (de nuevo, muy diferente esta libertad de la absurda y tendiente al aplastamiento del débil del liberalismo), merced al principio de subsidiariedad. Todo inspirado en la enorme experiencia de la Iglesia, la filosofía clásica, el derecho romano, los problemas que suscitan las enfermedades de la sociedad moderna, con sus ideologías demoníacas, materialistas, cientificistas, economicistas, de la injusticia radical y las tremendas distorsiones.

La Iglesia defiende la vida del no nacido, del recién nacido, del enfermo terminal y del anciano, de los débiles, en una palabra. Se enfrenta a los hitlerianos de nuevo cuño, que quieren investigar con el hombre y promover la eugenesia y aniquilar a los que ya no sirven, es decir, a los que construyeron el mundo donde vivimos, esto es y evitemos todo eufemismo, a nuestros padres. Muestra que el enfermo terminal tiene gravemente comprometida su libertad, por lo que una decisión de suicidarse no es, ni puede ser, “libre”. Defiende a la familia de los incesantes ataques que se le dirigen, desde tantos lugares, desde los que destacan los promotores de las “formas alternativas de familia”. Lucha contra la promiscuidad. Defiende a los pobres y los atiende. Pide libertad religiosa para todos, ¡también para los musulmanes, a pesar de toda la persecución de cristianos en países de mayoría islámica y de todas las ganas de tantos de desaparecer del mapa de la tierra a los seguidores de esa religión! He aquí la causa más profunda de toda esta persecución solapada o no tan solapada, de la gran promoción que personajes abyectos, autores mediocres literariamente y marcados mentirosos en cuanto historiadores, como Dan Brown, reciben de las más altas esferas del poder.

Los países más poderosos del mundo de hoy son los Estados Unidos, Rusia, Inglaterra, Alemania, Japón, Australia, Canadá, China, La India, Corea, Francia, Italia, los del Mar del Norte y, se podría decir, el Islam reunido (por todo el poder bélico que puede alcanzar un grupo de pueblos con una base común y con un gran número de personas dispuestas a todo para defender su fe). Ninguno es católico. Y no sólo eso. Inglaterra, desde 1556, luego de María Tudor y desde su media hermana Isabel I, odia a la Iglesia; y en este país está prohibido que reine un católico. Los Estados Unidos son hijos de Inglaterra; y en ellos hay hoy unos personajes que se llaman a sí mismos “liberales”, que se dedican a perseguir no a los católicos, sino al Catolicismo: si alguien, por poner uno entre centenares de ejemplos, pone una clínica católica, van ellos y lo obligan a practicar abortos, para lo que se sirven de los jueces. En ese país, en nombre de la libertad religiosa, alguien puede dedicarse a insultar a una comunidad católica y ésta no se puede defender, precisamente por la libertad religiosa. En China, el gobierno comunista, como no podía aniquilar a las varias decenas de millones de católicos, los persiguió y se formó una iglesia “católica china” sometida al gobierno. En Rusia, los católicos son unos pocos, muy distantes entre sí, en el país más extenso del mundo, y han pasado y pasan muchas penurias de todo tipo. En Japón fueron perseguidos por siglos, hasta bien avanzado el siglo XIX: hubo miles de mártires, japoneses y de otras nacionalidades (quizás el más conocido sea San Pablo Miki); y su mayor comunidad de fieles, asentada en Urakami, La Colina de la Redención, fue barrida del mapa, cuando los Estados Unidos soltaron su segunda bomba atómica, en agosto de 1945, la llamad bomba de Nagasaki, que fue de Urakami, suburbio de esa ciudad. En La India han sido perseguidos y está prohibido, en casi todo el territorio de la federación, el convertirse. Francia actualmente es la Francia postrevolucionaria, postilustrada. En el Mar del Norte la situación tampoco es ninguna maravilla. En Alemania, el país de Lutero, tampoco es un paraíso para el Catolicismo. En los países islámicos el cristianismo en pleno es odiado; los musulmanes confunden “occidental” con “cristiano”, en tanta lucha, los pobres cristianos árabes, iraquíes, libaneses, turcos, egipcios, libios, iraníes, etc., no la tienen nada fácil. Se puede añadir otro “etcétera”. Los católicos no dominan país alguno en el mundo.

Las grandes ideologías, el marxismo y el “liberalismo” se consideran antagonistas del cristianismo. Hollywood es marcadamente enemigo del mismo, especialmente de la Iglesia; desde películas como Carrie hasta Gotzila se burlan de símbolos cristianos; y precisamente de eso es que se trata esta serie de escritos. HBO, Cinemax, Sony, Hallmark, la BBC, MTV, Nacional Geographic, The History Channel, Discovery, etc., entre las grandes compañías del gran espectáculo, se han declarado anticatólicas abiertamente, algunas en repetidas oportunidades. La Iglesia no es dueña ni administra ninguna gran compañía: Microsoft, Ferrari, Mercedes, Siemens, BMW, Wallmart, Procter and Gamble, General Motors, Ford, Honda, Toyota, Mobile-Exxon, Texaco, British Petroleum, Chase Manhatan Bank, Chemical Bank, los bancos suizos y japoneses, CNN-Time Warner-AOL, Nabisco, Unilever, Nestle, Nokia, IBM, Hewlett Packard, Nipón Electric Company, Mitsubishi, los grandes laboratorios médicos estadounidenses y alemanes, las compañías productoras de armas, y un largo “etcétera”, están todas fuera de las manos de la Iglesia.

Y, entonces, ¡¿cómo nadie puede hablar del gran poder de la Iglesia corrupta y demás sandeces, si ella está bastante lejos de cualquier poder terreno?! ¡¿No se da cuenta, quien esto lee que, cuando cree en cosas como éstas, cree a la manera de los borregos, en puntos sin sentido, puros clichés de los enemigos de Dios?! ¡¿No debería preguntarse de dónde sale toda esta basura y responderse, al menos, de manera similar a como se hace aquí arriba?! Pero, ¿y dónde queda Dan Brown? ¿No es en el más completo descubierto y, ahí, en el descrédito total?

Atacada, asediada, perseguida, como lo predijo, su divino Fundador, la Iglesia es la institución más antigua de la Tierra; es la más luminosa, la que más sirve y ha servido al hombre. La que lo sacó de la oscuridad. Es, además, la única institución realmente universal. Y todo esto, aún en una de las más tremendas crisis de su historia dos veces milenaria. La Iglesia es realmente nuestra Madre y el punto donde es más patente la gran novedad de Jesucristo, la entrada con fuerza de la Eternidad en el tiempo, la materia sobre la que el santo tiene que trabajar. Las calumnias son incesantes, los ataque inmisericordes. Incluso, la traición se hace sentir, hasta en los más altos niveles de la Jerarquía, como dije en el artículo anterior (El sínodo de los obispos católicos de Kasper: la tormenta se asoma en el horizonte). Lo que nos queda es la lucha, el dar a conocer la verdad, para lo que, primero, tenemos que averiguarla, estudiarla. Tenemos que armarnos de valor y dejar atrás la vergüenza y tenemos que vencer las reticencias que han nacido de nuestra tibieza y de nuestro aceptar las mentiras contenidas en los ataques, en esperpentos como el Código de Brown. Tenemos que darle duro. Tenemos que rebelarnos contra la IN-cultura contemporánea del ateísmo aliado del gnosticismo y el paganismo. Tenemos que dar la respuesta adecuada. Y SÓLO HAY UNA VERDADERA RESPUESTA, LA REBELIÓN, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS TERRIBLES, DE MENTIRA E INJUSTICIA, TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…

[i] Ibíd. Ver: Democracy in America (New York: Alfred Knopf, 1953) Vol. 1, 310.

[ii] Religion and the Nation. Ibíd. Ver: Democracy in America, 1: 303.

[iii] Ibíd. Ver: Democracy in America, 1: 290 and 300. Unfortunately, the great knowledge that Tocqueville gained of the United States is paralleled only by his great ignorance of the civilization of Spanish America in general and of Mexico in particular.

[iv] Ibíd. Ver: Democracy in America, 1: 300-301.

[v] Patrick Guinand, Modern Psychology and Priest Sex Abuse, en: Culture Wars Magazine, May, 2004, LINK.


Alerta: solicita al Papa la excomunión de los pastores traidores

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Ayuda al Papa, sanea a la Iglesia, sirve a Cristo y a la Humanidad

Benedicto no pudo con la traición, estaba falto de fuerzas, según dicen. Queremos ayudar a que Francisco pueda, vamos a darle empuje y espaldarazo

Benedicto no pudo con la traición, estaba falto de fuerzas, según dicen. Queremos ayudar a que Francisco pueda, vamos a darle empuje y espaldarazo, para que saque la plaga que quiere arruinar la Viña del Señor

Apreciados amigos, les tengo una propuesta, que tiene algo de urgente. Ustedes conocen, quizás, esas “alertas” de Hazte Oír, de Derecho a la Vida, de CitizensGo, etc.: “10 mil firmas para hacerle saber a Rajoy que es un traidor”. Bueno, vamos a hacer una “alerta”, en todos los idiomas, yo me comprometo a tener listos el castellano, el inglés y, Dios mediante, el chino, lo antes posible. Me parece que se necesitarían: francés, alemán, italiano, portugués, japonés y árabe, por lo menos; aunque, con éstos, debemos estar cubriendo a más del 95% de los fieles de todo el mundo, más de mil MM de personas. Vamos a dirigirla, como la “encuesta” ésa diseñada para tumbar la enseñanza católica, a todos, incluso a los no católicos, nadie puede controlar quién firma ahí, aunque se les puede pedir que digan si son o no católicos y de qué país son. Es una emergencia, dado todo lo que está pasando en la Iglesia hoy en día; pero, además, por el fulano Sínodo de la familia, que empieza este fin de semana. Hay que hacerles saber que no soportaremos traidores. Es más, hay que adelantarnos y ampliar el asunto, para tratar de sanear a la Iglesia de estas lacras, de una buena vez. Aquí va mi propuesta:

Este es el asunto: Alerta, “Querido Papa Francisco: últimamente, su excelencia ha dirigido su autoridad sobre varios obispos de la Iglesia, en varias latitudes del mundo, en Argentina, en Paraguay, en Estados Unidos. También la ha dirigido a profesionales que trabajan para la Iglesia y sabemos que esta obra continuará. Queremos, como fieles, hacer una sugerencia importante. Le pedimos reverentemente, como hijos sumisos, pero que aman a la Iglesia y a Dios con todo su corazón, que excomulgue, de una buena vez, a todos los prelados que niegan públicamente a la Iglesia o a su Tradición e incurren así en penas de excomunión: a los que defienden el aborto, las uniones homosexuales; los que promueven la homosexualidad en el seminario y entre los clérigos jóvenes, origen de los abusos a niños, que han desgarrado a la Iglesia de este siglo y las últimas décadas del pasado; los que sostienen o son conniventes con sacerdotes que celebran ‘misas gay’; los que niegan la indisolubilidad del matrimonio; los que niegan la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía; los que niegan la autoridad del Papa; los que dicen que no hay infierno, que Cristo no es una figura histórica y que conocemos por los evangelios canónicos y la Tradición de la Iglesia, que Cristo no resucitó, que Cristo no es Dios, que Dios no es impasible, que Dios no es Trino; los que sostienen la teología de la liberación de cualquier forma; los que hayan participado de ceremonias masónicas, foros mundiales de ‘espiritualidad’ y demás maniobras tendientes a destruir a la Iglesia a favor de una ‘religiosidad planetaria’; los que sostengan la teología indigenista o la equivalencia de los ritos indios americanos y la Liturgia de la Iglesia, etc. En consecuencia, le solicitamos, Santo Padre, que excomulgue o declare excomulgados inmediatamente a los cardenales: Kasper, Wuerl, Schönborn, Bagnasco, Maradiaga, Dolan, Braz de Aviz, Daneels, Nichols, Baldisseri, George Pell, Coccopalmerio; así como los arzobispos y obispos: Chaput, Cupich, Bruno Forte, Nunzio Galantino, Víctor Manuel Fernández, Raúl Vera López, Callahan (vicario de la Diócesis de San Diego, actualmente vacante), Ladaria, . Asimismo, le solicitamos, Santo Padre, que, desde la Cátedra del martirio del apóstol Pedro, excomulgue a todos los otros pastores traidores, asalariados, lobos en piel de oveja, que se hayan colado al ministerio episcopal, y que sus cátedras sean ocupadas, en lo sucesivo, por sacerdotes realmente amantes del Señor y su Obra salvadora y el Sacramento de dicha obra, la Esposa y Cuerpo Místico, que usted preside como Cabeza Vicaria de la Cabeza per se (cfr. León Magno, Homilía 70,1; 95,2: SC 200, 61; 269). Con esta obra valiente, de seguro, usted limpiará la Iglesia y se hará de un enorme tesoro en el Cielo, al que, sin dudas, pronto ascenderá, a encontrarse con Quien, en tal caso, no será Juez, sino presidente del comité de bienvenida. No le deseamos, los firmantes, ninguna otra suerte y destino, Padre nuestro. E, indudablemente, sus preocupaciones pastorales hallarán una realización sobreabundante. Además, en tal obra de saneamiento, el Señor del trigo asistirá y, para colmo, le quedará eternamente agradecido: bendito Dios que, en su Misericordia, se hace deudor de los hombres buenos y valientes. Aparte de eso, contará con el apoyo de toda la feligresía, asqueada y cansada de tanto abuso en la Santa Iglesia del Señor”.

Vamos a mandar esta “alerta” por Facebook y Tweeter, que alguien la haga formalmente, que vuele, que se recojan millones de firmas, que le lleguen al Papa. Yo lo haría, pero carezco de muchos medios necesarios. De manera que lo propongo, con todas las fuerzas de mi corazón. LO PROPONGO FORMALMENTE, ALGUIEN QUE RECOJA ESTO, LETRA POR LETRA Y ENVÍE, COMO HACEN LOS EFICIENTES DE HAZTE OÍR. Yo colaboro con esta redacción y aseguro que, en inglés, estará también en estos días y procuraré que esté en chino. Invito a germano, franco, ítalo parlantes a intervenir aquí abajo y colocar el texto traducido, les dejo un “alerta” de Hazte Oír, para que tengan un modelo: http://www.hazteoir.org/alerta/62335-alcalde-guardia-civil-y-yihadismo-no-es-lo-mismo?sid=Mjk5NjM3NTI4MTM3NDk2. Vamos a recoger millones de firmas, de gente de todas las lenguas. Vamos a hacerles saber que la pelea es peleando, que no tiene el mal todos los hilos. Vamos esperar en Dios, por supuesto, todo depende de Él. Pero que no sea un mero esperar que Él intervenga sin que nosotros hagamos nada; seamos nosotros intervención, martillo, espada toledana, de Dios. Que Él ponga el incremento. Pero que ellos, los malos, se terminen de alinear con quien tengan su fidelidad y su amor. Que nosotros contamos con el Altísimo. Seamos, por fin, verdadera rebelión, seamos levantamiento, vamos a darle un buen boche a la revolución, a su maldad, a su fealdad, SEAMOS RESPUESTA, LA ÚNICA VERDADERA, LA ÚNICA VALIDA, LA DE LA REBELIÓN, REBELIÓN DE LA ESENCIA…


Red Alert: ask Pope Francis the excommunication of traitor pastors

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Help the Pope, clean up the Church, serve Christ and Humanity

Benedict copuldn't un do the treason, He was lacking strength, so they say. We want to help Francis to be able, let's give momentum and support to the Pope

Benedict copuldn’t un do the treason, He was lacking strength, so they say. We want to help Francis to be able, let’s give him momentum and support

Dear friends, I have a proposal for you, that has some urgency to it. You know those “warnings” that are being used nowadays by many groups on the net: “10 thousand signatures to prevent the Oklahoma satanic mass”. Well, let’s make a warning ourselves, in all the languages, I pledge to prepare Spanish, English and, God willing, Chinese versions of it, as soon as possible. It seems to me that we should need: French, German, Italian, Portuguese, Japanese and Arabian, at least; though, with these ones, we should be covering more than 95% of the faithful around the World, more than a billion people. Let’s direct it, like that “survey” designed to overthrow Catholic teaching, to all, even non-Catholics, no one can control who signs the petition, though we can ask them to specify if they are Catholics or not and their country. It is an emergency, due to everything that is happening in the Church nowadays; but, besides, due to the Synod of the family that is scheduled to begin this weekend. We have to let them know we won’t stand traitors. What is more, we have to get ahead of them and broaden the issue, in order to try to clean up the Church from these scourges, once and for all. Here is my proposal:

This is the issue: WARNING: “Dear Pope Francis, lately, your Excellency has directed thy authority towards several bishops, in different places of the World, in Argentina, in Paraguay, in the United States of America. You have also directed it towards professionals that work for the Church and we know that this work will continue. We would like, as members of the People of God, to make an important suggestion. We ask you reverently, as submissive sons and daughters, but that love the Church and God wholeheartedly, to excommunicate, once and for all, all the prelates that deny publicly the Church or her Tradition and incur thus in penalties of excommunication: those that defend abortion, homosexual unions; those that promote homosexuality at the Seminary and among young clerics, origin of the child abuses, which have hurt so much the Church of this century and the last decades of the past; those that hold or are conniving with priests who celebrate ‘gay masses’; those who deny the indissolubility of Christian marriage; those who deny the Real Presence of Christ in the Eucharist; those that deny the authority of the Pope; the ones that say there is no hell, that Christ is not a historical figure, that we know by reading the Gospels and Church’s Tradition, that Christ resurrected, that Christ is not God, that God is not impassive, that God isn’t Triune; the ones who uphold the theology of liberation in any way; those that have taken part in Masonic ceremonies, world forums of ‘spirituality’ and other ploys designed to destroy the Church in favor of a so called ‘world religiosity’; the ones that endorse the indigenist theology or the equivalence between American-Indian rites and Church Liturgy, etc. Therefore, we beg you, Holy Father, to excommunicate or declare excommunicated immediately cardinals: Kasper, Wuerl, Schönborn, Bagnasco, Maradiaga, Dolan, Braz de Aviz, Daneels, Nichols, Baldisseri, George Pell, Coccopalmerio; as well as archbishops and bishops: Chaput, Cupich, Bruno Forte, Nunzio Gallantino, Victor Manuel Fernandez, Raul Vera Lopez, Callahan (San Diego’s Vicar), Ladaria. Likewise, we ask you, Holy Father, that, from the See of the apostle Peter’s martyrdom, excommunicate every other pastors that have betrayed the Faith in any way, wage earners, wolfs in sheep’s skin, that have sneaked in the Episcopal ministry, and that their sees be occupied, from now on, by priests that really love God, His Saving Work and the Sacrament of such a Work, The Spouse and Mystical Body, that you preside as Vicar Head of the Head per se (Cf. Leo the Great, Homily 70,1; 95,2: SC 200, 61; 269). With this brave undertaking, for sure, you will clean up the Church and will make a big treasure in Heaven, to which, without a doubt, soon will ascend, to meet Him with Whom, in such a case, won’t be Judge, but president of the homecoming committee. We, the signatories, don’t wish any other luck or destiny, Holiness. And, undoubtly, your pastoral worries would find overabundant fulfillment. Besides, in such a work of cleaning up, the Lord of the wheat will assist and, what is more, He will be eternally grateful: blessed the God that, in His Mercy, makes a debtor of Himself in relation to good and brave men. In addition, you will count on the support of the faithful people, sick and tired for so much abuse within the Holly Church of the Lord”.

Let’s send this “warning” by Facebook and twitter, may someone do it formally, let it fly, let millions of signatures be gathered, may them get to the Pope. I would do it, but I lack the necessary means. So I propose it, with all my heart. I PROPOSE IT FORMALLY, SOMEONE TAKE THIS, THE WAY ALL THAT EFFICIENT PEOPLE ON THE NET DO IT.  I cooperate with the writing and I pledge to do it in English, Spanish, and I’ll try to get a Chinese translation. I invite german, French, Italian speaking people to take action down here and put versions of the letter in those languages in the comment section. I leave a “warning” by Hazte Oir, so you have a model http://www.hazteoir.org/alerta/62335-alcalde-guardia-civil-y-yihadismo-no-es-lo-mismo?sid=Mjk5NjM3NTI4MTM3NDk2. Let’s gather millions of signatures, from people of every language. Let’s let them know that you have to fight the Fight before you consider yourself the winner, that they don’t have all the power. Let’s put our hope in God, of course, everything depends on Him. But we cannot just stay there waiting, we have to fight; let’s be hammers and swords in the Hands of our Most High Lord. May Him make our efforts and sacrifices good and fruitful. But they, the bad ones, have to take their stand, they have to line up with whomever they have their fidelity and their love. We count on the Most High. Let’s be, at last, rebellion, let’s be uprising, let’s give a good strike to the revolution, to its wickedness, to its ugliness, to its falsehood,  LET’S BE AN ANSWER, THE ONLY REAL ONE, THE ONLY VALID ONE, THE REBELION, REBELION OF THE ESSENCE…


La Cátedra de Pedro, principio constitutivo de la Iglesia, reconocida universalmente, en todo el Primer Milenio

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Sin Pedro, no hay Iglesia, no se es verdaderamente cristiano

Primera parte

Este escrito (dos artículos) se lo dedico a todos los machos (las mujeres son más valientes, también ellas entran en la dedicatoria: MACHAS, sin ninguna necesidad de que dejen de ser femeninas hasta la pared de enfrente, de que abandonen el ejercicio de la gran belleza de este mundo) que en la crisis actual no hallan qué hacer y están por perder la Paciencia. Hermanos, vean las promesas, vean la historia, vean la certeza del favor divino, aquí se los ofrezco resumidamente. La Iglesia saldrá triunfante. Y, a mis amigos “tradicionalistas”: yo los incluyo a todos en la dedicatoria, aunque algunos se consideren fuera de la comunión con Roma. Y les ofrezco algo: la semana que viene o la siguiente publicaré un artículo en el que ustedes serán el tema. Hoy por hoy, todos los que deseemos luchar por que la Iglesia surja de la sima en la que se encuentra tenemos que formar un frente común, el frente de la rebelión, de la REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS HORROROSOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN

El origen divino de Iglesia y Papado

San Clemente Romano, 4to papa de la historia. Su carta a los corintios es el primer testimonio histórico del ejercicio de la autoridad del sucesor de Pedro, en la Sede de su Martirio

San Clemente Romano, 4to papa de la historia. Su carta a los corintios es el primer testimonio histórico del ejercicio de la autoridad del sucesor de Pedro, en la Sede de su Martirio

Cristo es Dios, es la Segunda Persona de la Trinidad divina, que asumió en todo nuestra naturaleza humana, menos en el pecado (Heb. IV,15). Y su palabra es espíritu y vida, por ese motivo, lo mismo que, por ello, tiene palabras de vida eterna (Jn. VI, 63 y 68). Porque sus palabras son Palabra de Dios, que nos ama hasta la muerte y muerte de Cruz. De ahí que no devuelva la vida al hijo de la viuda de Naím, por ejemplo, en nombre de otro; y que realice todos los demás milagros en nombre propio: pues puede hacer que se actualice una potencia obediencial que las criaturas tienen respecto de Él, como Creador de las mismas, de cuyo Ser participan aquellas, siendo esta relación entre ambos esencial a ellas, pues sin Él no existirían. Y, de ahí también que haya resucitado por su propio Poder, pues Él es el Señor de toda la creación y mucho más: es Dios mismo, que asumió nuestra naturaleza. Sabiendo estas cosas, podemos entender en su justa medida las palabras del Señor respecto del origen de la Iglesia.

En Cesarea de Filipo, tiene lugar uno de los acontecimientos más importantes de la historia, como cada gesto de Aquél, por quien se hermanaron Dios y los hombres. Jesús de Nazaret está en intimidad con sus discípulos y les pregunta: “¿y quién piensan ustedes que soy yo?”. Y Pedro se adelantó y dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Jesús respondió: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos, lo que atareis en la Tierra será atado en el Cielo; lo que desatareis en la Tierra será desatado en el cielo” (Mt, XVI, 13-19). Ésa es una declaración contundente de la unidad de la Iglesia de Jesús y de su deseo de que tuviera una cabeza y, por tanto, una jerarquía; que, para revelar con claridad que estos rasgos de la Iglesia son voluntad de Dios, va acompañada de la revelación por el Señor de su divinidad, de su relación con el Padre y de la relación que tuvo lo sostenido por Pedro, por la Roca, con una revelación del propio Padre del cielo.

Sin embargo, como comenta Daniel Rops, “la crítica ‘libre’, apoyándose sobre el hecho de que los versículos en cuestión sólo figuran en el texto de San Mateo, sostuvo que habían sido interpolados. Los habría insertado un copista en época en que habiendo llegado a ser la Iglesia una realidad histórica, deseóse proporcionar argumentos a favor de los poderes pontificios. Sin embargo, la interpolación no aparece en ninguno de los antiguos textos de San Mateo que poseemos. Todos los códices, todas las versiones antiguas incluyen el fragmento. Y, además, todos los especialistas están de acuerdo en decir, con el P. Lagrange, que no existe en los cuatro Evangelios un pasaje más netamente arameo por sus términos, por sus metáforas y por su construcción. Aparte del juego de palabras Pedro-piedra, otras muchas expresiones son típicas de la tradición judía. Hacía cuatro siglos, por lo menos, que ‘las Puertas’ designaban a las potencias infernales, por alusión a las ‘puertas del sehol’ –en griego, Hades– o lugar donde estaban los muertos [...]. Aún es más profundamente semita la alusión a las llaves [...]. La expresión ‘atar y desatar’, en el sentido utilizado por Jesús, era de uso corriente entre los doctores de la Ley [...]. El argumento del silencio de los otros Sinópticos no bastaría, pues, para anular este pasaje de tan grande importancia; si hubiese de suprimir de la Escritura todos los versículos que se hallan aislados en uno u otro Evangelista, desaparecerían muchas de las más célebres ‘logia’ de Jesús. La pasión partidista desempeña en este asunto más papel que en cualquier otro, pero la Historia piensa que no hay más razón para dudar de la verdad de este pasaje que la del Evangelio entero” (Jesús en su tiempo. Ediciones Palabra. Segunda Edición, Madrid, diciembre de 2.000. pp. 283-284). Y, entonces, refutada la crítica, queda en pie la autenticidad del pasaje, como lo queda el Evangelio; y, así, queda en pie la autenticidad de la Iglesia como Asamblea de Dios.

Pero hay otras declaraciones que refuerzan, aclaran, explicitan y amplían estas conclusiones. Para empezar está el texto de Juan XXI, 15-17. En el capítulo X de ese Evangelio, Jesús dice claramente que Él es el Buen Pastor y los suyos sus ovejas. En este pasaje posterior a la Resurrección, el del capítulo XXI, el Buen Pastor pide, antes de su Ascensión al Cielo, a quien deja como Vicario suyo, que apaciente sus corderos y sus ovejas. Con lo que deja bien clara la misión sublime de la cabeza visible de la Iglesia: ser Vicario de Cristo en la Tierra.

Acerca de la unidad de la Iglesia, es imposible un texto más claro que el de Juan XVII, la llamada Oración Sacerdotal. En los versículos 20 a 26 de ese capítulo, dice el Señor en oración: “mas no te ruego sólo por ellos (por los doce), sino por los que por su palabra crean en mí. Que todos sea una sola cosa. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean una sola cosa en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la Gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno: ¡yo en ellos y tú en mí!, para que sean perfectos en la unidad, y así conozca el mundo que tú me enviaste, y los amaste como me amaste a mí (…). Yo les manifesté tu nombre, para que el Amor con que tú me amaste esté en ellos y yo en ellos”. Es una unidad que asegura la Trinidad misma, pues el Padre, el Hijo y el Amor, el Espíritu Santo, la fundan. Pero es una unidad en la verdad: es una unidad de creencia: “la vida eterna es que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú enviaste, Jesucristo” (Jn. XVII, 3).

Así, la unidad de la Iglesia es una unidad en la verdad, que asegura y que revela Dios mismo. Pero que se despliega en el transcurso de toda la historia de la salvación. En el capítulo XVI de su Evangelio (vv. 12-15), San Juan relata que ésta es la voluntad del Señor: “muchas cosas tengo que deciros todavía, pero ahora no estáis capacitados para entenderlas. Cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad os guiará a la Verdad completa”. Y justo antes de ascender le abrió la inteligencia a los discípulos (Lc. XXIV, 45) y les dijo, entre otras cosas: “id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” (Mc. XVI,15). De modo que cuando dijo “a los que por su palabra crean en mí” (Jn. XVII,20), se refería a la unidad de la Iglesia hasta el fin del mundo, pues el Evangelio está destinado a todo hombre y, conteniendo la verdad completa, pues Jesús es la Plenitud de la Revelación, toda virtualidad contenida allí no la descubrieron los discípulos de una sola vez, pues la total comprensión de la enseñanza de Jesús supondría la acción del Espíritu Santo, en la Tradición de la Iglesia, a través de toda la historia. Es por eso que dice: “sabed que Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. XXVIII,20). Es decir, el discurso previo a la Ascensión tiene como destinatarios potenciales a todos los hombres y no sólo a los apóstoles, que ya se murieron. De modo que es claro el destino escatológico de la Iglesia.

Ahora, la unidad en la verdad que revela el Espíritu Santo y que la Trinidad asegura, tiene tres elementos que se dan en la Tierra, aunque sea por la acción de Dios: la infalibilidad del Papa, la continuidad apostólica y la constitución jerárquica.

La primera es claramente voluntad de Cristo. Antes de partir al Huerto de Los Olivos, para prepararse para la Pasión, el Señor dijo a Pedro: “Simón, Simón, Satanás os ha reclamado para cribaros como al trigo, pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca; cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos” (Lc. XXII, 31-32). Cuestión que ocurrió justo después de la Resurrección, como nos cuenta Lucas (XXIV, 12); y, según nos cuenta San Marcos (XVI, 7), el propio Ángel, por mandato de Dios, dijo a las mujeres que avisaran a Pedro especialmente de la Resurrección. A lo largo de todos los primeros 15 capítulos de Los Hechos de los Apóstoles, se cuenta cómo la Iglesia Santa giraba en torno al primer Papa, y en todo recurría al Vicario de su Cabeza, Pedro, quien la guiaba por su difícil comienzo. El momento culminante de esta manera como Dios escogió el modo de que su Iglesia saliera adelante en esta etapa inicial se relata en el capítulo XV de los Hechos: estando los ancianos (presbíteros) y los Apóstoles reunidos en el primer Concilio de la Iglesia, “tras una larga discusión, se levantó Pedro y les dijo: ‘Hermanos, vosotros sabéis que hace mucho tiempo me eligió Dios entre vosotros para que los gentiles oyeran la palabra del Evangelio por mi boca y creyeran’” (v. 7). Ya desde aquella época, en que los discípulos directos del Señor estaban aún vivos y, además, llenos del Espíritu Santo, en la Iglesia se entendía que Pedro ejerce el Primado en la Iglesia de Jesús.

De la continuidad apostólica se habla en el texto transcrito de Juan (XVII, 20-21): “no te pido sólo por ellos (los apóstoles), sino también por los que crean en mí a través de su palabra. Que todos sean una sola cosa”. Pero hay textos, en especial los referidos a la Iglesia naciente que son plenamente explícitos.

En primer lugar están los pasajes que, en Los Hechos de los Apóstoles, narran la Pentecostés y los acontecimientos que siguieron a ésta. En aquella fiesta, por efecto de la predicación inspirada de los discípulos, en especial su Cabeza, Pedro, se convirtieron unas tres mil personas (Act. II). Luego, la Iglesia creció tanto, que los Apóstoles, guiados por el Espíritu Santo, escogieron a siete diáconos, para que atendieran las necesidades del creciente pueblo de Dios (Act. VI, 1-7). Antes de eso, ya Pedro instó a los discípulos a escoger un sucesor para Judas, el elegido fue Matías (Act. I, 15-26). En muchos otros lugares se ve la escogencia de nuevos ministros del Señor, como la de Pablo y Bernabé, en los Hechos, XIII, 2: “mientras celebraban ellos el culto del Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo: ‘separadme a Bernabé y a Saulo para la obra que los he llamado’”.

Pedro se fue a Roma y se hizo Obispo de esa ciudad, que era la metrópoli (ciudad madre) del Imperio Romano. Como la Iglesia tiene que llegar al fin del mundo, para predicar el Evangelio a todo hombre, y, además llegará, pues el Señor así lo prometió, quien suceda a Pedro en su sede, en la que se asentó, predicó, dirigió a la Iglesia y murió, en la sede de Roma, será la Cabeza visible de la Iglesia, el Vicario de la Cabeza Mística, el propio Jesucristo, el Esposo de la Iglesia (Efesios, V).

De la continuidad de esa sucesión, y de la sucesión de los demás obispos en comunión con el Papa, por otra parte, tenemos plena certeza histórica. Se sabe perfectamente quiénes han sido los 264 sucesores de Pedro, que ha habido hasta ahora, quienes han sido nombrados conforme al Derecho de la Iglesia. Los primeros veintiocho se llamaron, respectivamente: San Lino (67-76), San Anacleto (76-88), San Clemente (88-100), San Evaristo, San Alejandro, San Sixto, San Telésforo, San Higinio, San Pío (136-154), San Aniceto (154-¿?), San Sotero (¿?-175), San Eleuterio (175-189), San Víctor (189-199), San Ceferino (199-217), San Calixto (217-222), San Urbano (222-230), San Fabián (236-250), San Cornelio (251-253), San Dionisio (259-261), San Félix (270-272), San Marcelino (296-304), San Marcelo (304-309), San Milcíades (311-314), San Silvestre (314-335), San Julio (337-352), San Liberio (352-366), San Dámaso (366-384), San Cilicio (384-399). También hablamos de San Ireneo, quien fue, en 180 a. D., Obispo de Lyon y discípulo de San Policarpo, quien fue discípulo de San Juan Apóstol y Obispo de Esmirna. Otros Obispos del paso del siglo I al II y del siglo II son San Ignacio de Antioquía, Onésimo de Éfeso, Papías de Frigia, San Clemente de Alejandría. Tito, el amigo al que San Pablo dirige su carta, era Obispo en el primer siglo; y todo muestra la universalidad del episcopado en el Cristianismo, en la Iglesia más antigua.

Además, ya por aquella época había libros contra los herejes en abundancia (el propio evangelio de San Lucas es un intento de poner la verdad en orden, como él mismo declara en I,1-4) y libros apologéticos, en defensa de la fe contra los ataques del paganismo de corte helenístico que dominaba el horizonte geográfico de los primeros cristianos: el Imperio Romano.

Sobre la nota jerárquica, podemos citar un pasaje de Daniel Rops, que expresa de manera muy adecuada lo referente a la misma y que, de paso, explica muy claramente la necesidad del celibato por el Reino, que instituyó el Señor (Mat. XIX), que tanto ha servido a su Iglesia y que es blanco de la más dura oposición por parte de los enemigos de la Iglesia:

“Tampoco cabe formarse de su organización más que una idea aproximada. La tenían ciertamente, pues toda empresa humana la supone y el mismo triunfo del Cristianismo en el plano temporal prueba que su crecimiento obedeció a esa profunda ley de la historia que quiere que, para desarrollarse, un movimiento haya de tener un personal sólido, un principio de mando y un método de acción, todo ello en estrechas relaciones y como fundido con la doctrina. Por otra parte, el mismo Jesús había dado todo eso a los suyos e incluso uno de los más asombrosos aspectos de su actividad en la Tierra es, para quien sabe leer el Evangelio, ese esfuerzo práctico de organización y de educación que realizó y cuyas consecuencias se prolongan hasta nosotros. Todo prueba que Dios hecho hombre sabía que, para sobrevivirle, su obra necesitaría de instituciones humanas. Por eso, los fundamentos institucionales creados por Él se encuentran también en la Iglesia primitiva” (La Iglesia de los apóstoles y los mártires. Editorial Palabra. Madrid, 1.992. pp. 23-24).

Pero Rops todavía comenta estos hechos así:

“No es éste uno de los aspectos de Cristo que más se estudian, pero es, sin embargo, uno de los más apasionantes y quizás en el que más ha de ahondar el porvenir. Jesús no fue sólo un poderoso despertador de almas, el autor y portavoz de la sublime doctrina y la víctima sobrenatural que todos sabemos, sino que se reveló también como el más sabio de los educadores y el más eficaz hombre de acción. Dio a los suyos una enseñanza concreta, digna de una escuela de mandos o un curso de propaganda; les enseñó una táctica. En todo caso, tenemos derecho a decir que la Iglesia nació de Cristo, pues tanto las instituciones como los dogmas que veremos desarrollarse en el curso de los siglos, tienen sus raíces en su enseñanza, y así, desde sus comienzos, presentó a la Iglesia ese doble carácter que persistiría hasta nuestros días (y hace que su historia sea tan difícil de captar) de ser, al mismo tiempo, una manifestación de fe, como Cuerpo Místico del Dios vivo, que es su alma, y un conjunto de instituciones humanas, queridas también por Dios” (ibíd.).

Pensar que cualquier rasgo de la Iglesia, en cualquier momento de su desarrollo secular, va más allá del querer de Dios es una blasfemia virtual, pues implica, aunque no se sea consciente del hecho, que Dios no es poderoso para hacer lo que planea, que Dios no conocía la historia al fundar a la Iglesia o alguna otra de estas disminuciones teóricas del Poder divino.

Además, la instauración de la jerarquía en la Iglesia fue y ha venido a ser una “jugada” magistral de su divino “Fundador”. En efecto, como muestra Christopher Dawson (The Making of Europe, an introduction to the history of European unity. The Catholic University of America Press. Washington, D. C., Estados Unidos, 2.003. pp. 38-39), “si el Cristianismo hubiera sido meramente una entre las sectas orientales y las religiones mistéricas del Imperio Romano, inevitablemente habría sido llevado al sincretismo oriental. Él sobrevivió porque poseía un sistema de organización eclesiástica y un principio de autoridad social que lo distinguía de los otros cuerpos religiosos de la época. Desde el principio, como hemos visto, la Iglesia se consideró a sí misma como el Nuevo Israel, ‘una raza elegida, sacerdocio real, una nación santa, un pueblo apartado’ [I Pet. II,9]. Esta sociedad santa era una teocracia inspirada y gobernada por el Espíritu Santo y sus dirigentes, los apóstoles, eran los representantes no de la comunidad, sino de Cristo, quien los había elegido y les había transmitido su autoridad divina. Esta concepción de la autoridad apostólica divina permaneció como el fundamento del orden eclesiástico en el período post-apostólico. Los ‘supervisores’ [episcopoi, obispos] y los ancianos [presbíteros], quienes eran los líderes de las iglesias locales, eran considerados como los sucesores de los apóstoles y las iglesias que fueran de origen apostólico directo disfrutaban de un prestigio y una autoridad particulares entre el resto.

“Éste era el caso, sobre todo, con la Iglesia Romana, pues, como Pedro poseía una posición excepcional entre los doce, así la Iglesia Romana, que podía trazar su origen hasta San Pedro, poseía una posición excepcional entre las iglesias. Aún en el primer siglo, casi antes del cierre de la edad apostólica, vemos un ejemplo de esto en la autorizada intervención de Roma en los asuntos de la Iglesia de Corinto”.

Cristo no fue un gnóstico, que pretendió fundar una sociedad sin tomar en cuenta la naturaleza humana, el hecho de que él mismo la creó política e institucional. Y eso, por Voluntad del Fundador omnisciente y todopoderoso, ha continuado así, desde ese cierre del primer siglo hasta nuestros días; en una historia en la que el Primado de la Iglesia se ha mantenido firme frente a una sucesión interminable de las más variadas herejías, que, a veces, han llegado a amenazar la existencia misma del Cristianismo, a pesar de cualquier pesar, incluso en los raros y contados casos en los que la Sede Apostólica ha sido ocupada por hombres indignos de su Oficio. Sin el Papado y su Servicio Primacial, la Iglesia de Jesús hubiera muerto ya mil muertes. Si no lo ha hecho, es porque Jesús sabe más; y, por eso, estableció la jerarquía, el Primado y la asistencia del “Espíritu de la Verdad”.

Hay un testimonio antiguo muy impresionante de que Pedro ejerció un Primado, conferido por Jesús, sobre el Colegio Apostólico. Se trata de la poesía del reino de Edessa, un estado sirio cristiano ubicado en Mesopotamia, entre las fronteras del imperio persa sasánida y el imperio romano, convertido al Cristianismo mucho antes que el Imperio Romano, a principios del siglo III. Dice uno de sus poemas: “Sus discípulos, todos pescadores, todos pobres, todos débiles, todos hombres de poca notoriedad, vinieron a ser ilustres por su fe. Un pescador, cuyo pueblo era hogar de pescadores, Él lo hizo jefe sobre los doce, sí, cabeza de la casa” (Citado por Dawson: Op. Cit., pp. 117-118). Como este literato sirio, cualquiera que lea el Evangelio con los ojos abiertos y libre de prejuicios, se da cuenta de que Jesús puso a ese pescador, a quien hizo “pescador de hombres”, como “jefe de los doce” y “cabeza de la casa”.

De Pedro a sus sucesores más antiguos

La lista de los primeros Papas, hasta el año 180 de nuestra Era, la conocemos principalmente por el Contra los herejes de San Ireneo de Lyón (III,3,2), de quien se ha hablado un poco más arriba. En dicha obra, el santo Obispo de esa Diócesis galicana lega para la posteridad la lista. Ése es un testimonio histórico y, para anularlo, habría que aducir otro testimonio histórico. Pero la crítica “libre”, en nombre de la racionalidad o, más bien, del racionalismo, ya ha acostumbrado a los estudiosos a sus críticas tan racionales. No se acepta el testimonio de San Ireneo, dejaría el juego a dos jugadas del jaque mate, porque San Ireneo, Obispo de una Iglesia que en el 177 fue barrida por la persecución y el martirio, discípulo del anciano obispo de Esmirna, el mártir San Policarpo, discípulo del apóstol San Juan por varias décadas, era nada más que un mentiroso. Por supuesto que lo era, según la racionalidad ‘libre’, pero su mentira se le disculpa porque la introduce en la discusión con el gnosticismo. Ha de verse por qué causa no se acepta un testimonio tan difícil de ser ignorado y, correlativamente, por qué el aceptar dicho testimonio pone a todo movimiento cismático cristiano a dos movidas del jaque mate en la interpretación de las Escrituras y en el del desenvolvimiento histórico del Cristianismo.

Los datos históricos cruciales para la determinación de los sucesores de San Pedro en el primado de la Iglesia, aparte del de San Ireneo, son dos cartas: una enviada por el cuarto Papa, San Clemente de Roma, en el año 95 de nuestra Era, a la Iglesia de Corinto, que estaba en graves dificultades, y otra enviada por San Ignacio, Obispo de Antioquía, en el año 107, a la Iglesia de Roma, ciudad a la que era llevado para recibir la corona del martirio.

La manzana de la discordia en la interpretación histórica está representada por la carta de San Clemente de Roma a los corintios o a la Iglesia de Corinto. Según algunos autores y académicos, la autoría de la carta no correspondía a San Clemente, sino a una asamblea de presbíteros romanos, entre los que Clemente podía ser un figura descollante, pero no Obispo, pues en Roma no hubo Obispo, es decir, un primado monárquico, sino hasta el Papa San Víctor, a finales del siglo II. Los que opinan esto tienen que descalificar el testimonio de San Ireneo de Lyon, de la manera dicha. Pero tienen también que descalificar el testimonio de Eusebio de Cesarea, autor de finales del siglo III y principios del IV, quien escribió una Historia Eclesiástica, estuvo inclinado al arrianismo frente a la ortodoxia, por lo que sobre él no puede recaer una sospecha como la que aducen contra Ireneo, y cita a autores más antiguos, de los siglos II y III, como Egesipo, Dionisio de Corinto y Clemente de Alejandría, para atribuir la mentada carta a los corintios a San Clemente, Obispo de Roma (Historia eclesiástica, III,16; VI,13); y tendrían que descalificar también a otros autores muy antiguos. La clave de todo es que si había Obispo en Roma, desde la más lejana antigüedad del Cristianismo y éste era sucesor de Pedro, entonces la “prueba del diablo” –como la mientan los abogados– está hecha y la Iglesia es legítimamente la Iglesia de Jesús y el Primado es del Papa.

Ahora es menester estudiar el contenido de la carta de San Ignacio de Antioquía a los romanos, para ver el testimonio que realiza este mártir sobre la Iglesia romana y cómo valora la crítica esta carta. Luego se verá el propio contenido de la carta de San Clemente a los corintios.

Dice San Ignacio en el encabezamiento de su carta a los cristianos de Roma:

“Ignacio, quien es llamado también Teóforo, a la Iglesia que ha encontrado misericordia en la majestad del Padre de lo Más Alto y de Jesucristo su Único Hijo, amada e iluminada por la voluntad de Aquél que quiso que existieran todas las cosas, de acuerdo con la fe y amor en Jesucristo, Nuestro Dios, Quien PRESIDE también en el lugar del distrito de los romanos, digno de Dios [el “distrito de los romanos”, obviamente], digno de honor, digno de bendición, digno de alabanza, digno de éxito, de santificación y PRESIDIENDO SOBRE EL AMOR, observando la Ley de Cristo, llevando el Amor del Padre, al cual [de nuevo: al “distrito de los romanos”] yo también saludo en nombre de Jesucristo, Hijo del Padre; a aquellos que están unidos en carne y espíritu a todo mandamiento suyo, quienes han cumplido con la gracia de Dios sin retroceder y filtrando de ella todo color extraño: los más profundos saludos, sin tacha, en Jesús nuestro Dios” (En: Lightfoot, loc. cit. pp. 101-102).

¿Cuál es la razón de la presidencia de Cristo en Roma, cuál es la dignidad de esta Iglesia,  por qué preside sobre el amor? San Ignacio da la clave de la dignidad de la Iglesia romana: San Pedro y San Pablo, los apóstoles, estuvieron en Roma dando órdenes a los cristianos de ese lugar, al que él se dirige como un convicto (n. 4,3 de la carta). San Pedro se instaló en Roma, fijo allí el Primado de la Iglesia, que le había conferido el propio Señor.

Mas, puesto que Ignacio no se dirige al Obispo de Roma, como lo hace con las otras iglesias a las que envía sus otras 6 cartas, la crítica aduce que San Ignacio desconocía que hubiere Obispo en esa ciudad; por eso dicen que en Asia Menor, donde estaban ubicadas las otras ciudades, sí había obispos. Sin embargo, ¿cómo podía no pensar que fuera necesario que hubiere obispos en todas las iglesias, si el propio Obispo de Antioquía dice, por ejemplo, a los cristianos de Esmirna, que la Eucaristía sin el Obispo es inválida? El argumento de la omisión del Obispo en la expresión del destinatario de la carta parece muy débil frente a la necesidad de existencia de éste para hacer válida a la Misa, por su participación en el acto que era el centro de la vida cristiana desde los comienzos mismos, como es claro por Los Hechos de los apóstoles, capítulo I, las cartas de San Pablo, especialmente I Corintios, XI, la Didaché, los escritos apologéticos de San Justino Mártir y tantos otros testimonios. Entre los que destaca, en esta argumentación, el del propio San Ignacio de Antioquía, quien, contra los docetistas, dice a los cristianos de Esmirna: “se abstienen de la Eucaristía y la oración, porque se rehúsan a admitir que la Eucaristía es la carne de nuestro Salvador, Jesús Cristo, quien sufrió por nuestros pecados y a quien el Padre por su bondad exaltó” (San Ignacio de Antioquía, Carta a los cristianos de Esmirna, VI,2).

Ha de pasarse a continuación a considerar el propio texto de la Carta de San Clemente Romano. En ella se considera la jerarquía eclesiástica. Fue escrita con ocasión de un cisma y una revuelta que se dio en Corinto por los años 90 del primer siglo, en medio de una persecución o inmediatamente después de que la misma cesó. La persecución fue la que mandó a Patmos a San Juan y fue lo que impulsó al Apóstol a escribir el Apocalipsis, en esa isla. Parece fuera de duda que la carta de San Policarpo (el Obispo de Esmirna del siglo II, que fue discípulo directo de San Juan, que murió mártir, habiendo servido a Jesús por 86 años, como ya se señaló arriba) toma muchos pasajes de la carta de San Clemente; la autoridad de la carta era tal que se encuentra en manuscritos, luego de los libros canónicos, como la carta de Clemente, “el apóstol”. Rops resalta la importancia de esta carta, porque, estando vivo San Juan y siendo parte de la comunidad de Éfeso (muy cerca de Corinto), fue el Obispo de Roma quien intervino en la disputa. La fecha de la carta es del año 95 con toda seguridad; puesto que había acabado de finalizar una persecución en la propia Roma. En medio de la persecución o inmediatamente después, surgió una disensión en dicha Iglesia y ésa fue la ocasión de los oficios de la Piedra de la Iglesia.

Clemente, en virtud de la disensión, hizo precisiones sobre la autoridad del Obispo de cada Iglesia. Así, en los nn. 39 a 45, atribuye el hecho de que haya jerarquía, Obispos, diáconos y presbíteros, a que fue establecida por Jesucristo. La jerarquía y la sucesión apostólica comienzan en Dios, que envía a Jesús, que nombra a los apóstoles y establece la jerarquía; los apóstoles nombran a los obispos y demás miembros de la jerarquía, asegurados por el Espíritu Santo, según un orden, que es divino, y con unas características. Y los cargos se ejercen vitaliciamente y, sin falta personal, no se puede deponer a los nombrados; y el que lo haga es un malvado que, de no arrepentirse, no tendrá perdón.

Sin embargo, ha de aclararse lo siguiente. En la carta, se confunden los términos “presbítero” y “episcopos”. Pero es claro que la carta no tiene una concepción “democrática” o “aristocrática” de la Iglesia. El pasaje más diáfano es el de 40,5, en el que la jerarquía del Antiguo Testamento manifiestamente es usada para arrojar luz sobre la organización de la Iglesia: hay un “archierei” (nuestro obispo) a quien los “chiereusin” (nuestros presbíteros) están sometidos, a quienes los “leuitais” (nuestros diáconos) están sometidos, a quienes los “laikois” están sometidos.

En el número 42, Clemente hace esta cita de la Escritura: “Yo les nombraré sus obispos en la rectitud y sus diáconos en la fe”; Holmes, en la nota 104 a la carta, trata de quitarle valor a esta cita diciendo esto: “Isa. 60,17 (sólo en LXX [es decir, la traducción de los Setenta], la cual aquí traduce mal el hebreo)”. La cuestión es que la versión usada por la Iglesia de esos años del Antiguo Testamento era la de los LXX, entonces ¿cómo obviar que para los primeros cristianos, también los de Roma, como prueba la carta, la necesidad de obispos estaba asegurada, tenía un apoyo, en la autoridad del propio Profeta Isaías? Clemente de Alejandría, por ejemplo (Stromata, I,12), dice que la traducción de los LXX es inspirada, haciéndose eco de la creencia unánime de la Iglesia de los primeros siglos (hasta San Jerónimo). Negar la importancia de la cita, con esa acotación, más que un argumento en contra de que hubiera Obispo en Roma, es una confirmación, al menos, de que en esa ciudad los cristianos pensaban que el Obispo era necesario. Y siendo de ese modo y sabiendo que San Pedro mismo había estado en la ciudad sus últimos años, tendrían que haber sido muy negligentes para no procurarse semejante pieza de la Iglesia local, la cual, como también se ve en la carta de San Ignacio, era la primera en la Iglesia Universal. Pero de San Ireneo a Eusebio, además de estas cartas, todo indica que sí había Obispo en Roma.

Pero hay un dato que se suele pasar por alto en la discusión sobre la autoría de la carta de San Clemente, que se encuentra en el mismo final de la carta: donde el autor firma, expresando su autoría. La carta termina, pues, así: “carta de [el autor] a los corintios”. Nos han llegado cinco manuscritos de la carta: el Código Alejandrino (A), el Código Hierosolomitano (H), la traducción latina (L), la traducción siríaca (S) y la copta (Co). De estos manuscritos, el primero (A) es del siglo V; el segundo (H) es del año 1056; el tercero (L), del siglo II o III; el cuarto (S), del siglo XII; y la traducción al copto (Co) está en dos manuscritos incompletos de los siglos IV y VII, respectivamente. Los cuatro primeros, A, H, L y S, dicen “de Clemente”; el último, Co, “de los romanos”, en la expresión del autor. Ha de recordarse que los coptos, los egipcios, en una mayoría inmensa, se perdieron en herejías gnósticas y maniqueas, pero, de manera muy especial, en la monofisita (de mono, uno, y físeos, naturaleza: “una naturaleza”), que afirmaba que en Jesús había una sola naturaleza, producto de la unión de la naturaleza divina y la humana. Cuando, en el año 451, en el concilio de Calcedonia, se condenó a la herejía monofisita, la iglesia de Egipto se separó mayoritariamente de la Iglesia Católica, rompió la unidad del Cristianismo. Pues bien, según la crítica libre, los cuatro manuscritos de las iglesias que permanecieron fieles, uno de los cuales es una traducción hecha unas pocas décadas después de la redacción de la carta de San Clemente y hecha probablemente en la propia Roma, están equivocados, mientras que las versiones coptas, bastante posteriores a la carta y deudoras de una comunidad abiertamente contraria a la Iglesia Romana y a lo que dice, sin lugar a dudas, el Evangelio, es la acertada. Así es la racionalidad de los racionalistas libres y críticos (vid. la edición de Holmes de la traducción de Lightfoot, ya citada. p. 64, nota 159). Sobra cualquier otro comentario.

No se pueden olvidar, por otra parte, los testimonios de la Didaché (en su segunda parte, habla de la autoridad en la Iglesia y dice que los obispos son fundamentales) ni lo que se dice en los Hechos de los apóstoles y en San Pablo, sobre el episcopado. Pero la crítica pide que se omita todo esto, porque San Ireneo mentía, con fines apologistas, porque estaba en discusión con los gnósticos. Entonces se puede acudir al más célebre de todos los gnósticos del siglo II, Hermas, el autor de El Pastor. Según el Canon de Muratori (entre 180 y 200), “Hermas escribió El Pastor más bien recientemente, en nuestro tiempo, en la ciudad de Roma, mientras su hermano Pío, el Obispo, se sentaba en el trono de la Iglesia de la ciudad de Roma”; es decir, en Roma había Obispo en el 154, Pío I, es decir, no es el primero San Víctor, como quiere la crítica que creamos. Pero es interesante lo siguiente: ¿por qué hace esta acotación el Canon de Muratori? Porque en el número 8,3 de El Pastor, Hermas quiere dar autoridad a su escrito, diciendo que él mismo, Hermas, debía dar unos libros que le daba la personificación de la Iglesia, que era una anciana, porque la Iglesia fue creada antes de todos los siglos y por ella fue creado todo, a Clemente, porque Clemente tenía como trabajo distribuir por todas las ciudades en que había Iglesias estas cosas de doctrina. Según Hermas, pues, su escrito es del año 100, según el Canon de Muratori, del 154; puede dársele la razón a uno o a otro. Porque el caso radica en que, comoquiera que sea, este autor gnóstico afirma el Primado de Clemente en la sede de Roma sobre todas las Iglesias y dice que Dios le confirmó eso, a él especialmente, en unas revelaciones, que relata en El Pastor. Es imposible pedir más claridad.

Sobre esta Epístola de Clemente a los corintios, dice Dawson: “[ella] da la expresión más clara posible del ideal de orden jerárquico que era el principio de la nueva sociedad” (Op. cit. p. 39). Y añade: “esto es tan claro, que Sohm llegó a considerar esta epístola como el punto de partida de la concepción jurídica de la Iglesia, la cual a su juicio reemplazó abruptamente la temprana concepción ‘carismática’. Pero, como Harnack puntualiza, la concepción de una autoridad apostólica divina es tan antigua como la Iglesia misma y aparece de manera suficientemente clara en el decreto del Concilio de Jerusalén (Act. XV,23-27)” (En: ibíd. nota 5).

Resueltas, pues, todas las dudas sobre el texto de San Mateo, vistos los textos de San Juan sobre el Vicariato y el Primado mismo de Pedro; asentada la sucesión apostólica del discípulo que, cuando se convirtió, confirmó a sus hermanos, ése que reclamó satanás para cribarlo como el trigo, pero por el que Jesús rogó, para que su fe no desfalleciera, no puede quedar ni la más leve sombra de duda sobre la autoridad del Papa, del sucesor de Pedro, del “Dulce Cristo en Tierra”, como decía Santa Catalina de Siena, una de las más destacadas defensoras de la Sede Romana, de todos los tiempos.

Es así como, dadas las dos jugadas que hacían falta, la unidad de la Iglesia ha salido victoriosa de la crítica, por Voluntad de su Autor, el cual la expresó repetidas veces, como aquella del capítulo XVII del Evangelio de San Juan: “que todos sean uno, como nosotros somos uno”.


La Cátedra de Pedro, principio constitutivo de la Iglesia, reconocida universalmente, en todo el Primer Milenio

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Sin Pedro, no hay Iglesia, no se es verdaderamente cristiano

Segunda Parte

El Primado en el Primer Milenio

Principios historiográficos fundamentales

Honorius_I

Honorio I, en el siglo VII, se ganó el “honor” de ser el único Papa de la historia condenado por un concilio. Aunque eso fue una confusión: él dijo que en la humanidad de Cristo (no en la Persona de Cristo) había una voluntad: pareció, pero no fue un hereje monotelita. Un Papa no puede hacer declaraciones heréticas ex Cátedra

Es fácil reproducir los nombres y años de todos los pontífices de la historia, se trata de una sucesión tan importante que, para San Ireneo, es la gran garantía contra los gnósticos, como mostré arriba. Es una sucesión que es Voluntad de Dios, así como también lo es que en esa Sede apostólica se ejerza un ministerio primacial sobre toda la Iglesia Universal, asamblea de Dios creador del cielo y de la tierra, del Dios Uno. Es importante ver cómo la conciencia cristiana sobre ese ministerio se fue actualizando con los siglos. Es menester tener en cuenta varios principios de interpretación de esa historia de fundamental relevancia. En primer lugar, ha de aplicarse sobre el punto y para los primeros siglos –y cada vez menos– esto que dice Gilson de los Padres Apologistas del Siglo II:

Los apologistas del siglo II no se preocuparon nunca de construir sistemas filosóficos, mas no por ello interesa menos directamente su obra a la historia de la filosofía. Nos enseña, en primer lugar, qué problemas debían atraer más tarde la atención de los filósofos cristianos: Dios, la creación, el hombre considerado en su naturaleza y sus fines. En ellos vemos, además, cómo ha obrado sobre la filosofía la acción del Cristianismo. La nueva Fe impuso inmediatamente cambios masivos de perspectiva, cuya previa aceptación motivó después su interpretación filosófica. No se pasó del universo griego al universo cristiano por vía de una evolución continua; más bien se tiene la impresión de que el universo griego se derrumbó súbitamente, en el espíritu de hombres como Justino y Taciano, para dejar paso al nuevo universo cristiano. Lo que presta mayor interés a estas primeras tentativas filosóficas, es que sus autores parecen andar en busca no de verdades por descubrir, sino más bien de fórmulas con que expresar las que ya han descubierto. Ahora bien, sólo disponen de la técnica filosófica de estos mismos griegos, cuya filosofía necesitan reformar y cuya religión precisan refutar simultáneamente. Los apologistas del siglo II han emprendido, por tanto, una tarea inmensa, cuya amplitud real no se había de poner de manifiesto hasta los siglos siguientes: expresar el universo mental de los cristianos en una lengua concebida de propio intento para significar el universo mental de los griegos. Nada de extraño tiene que tropiecen a cada paso en esta primera búsqueda de una verdad que abarcan globalmente, pero que no penetran en toda su profundidad. Es que su verdad sobrepasa lo que saben de ella y apenas bastarán once siglos de esfuerzos y colaboración de muchos genios para reducir a fórmulas lo que los hombres pueden saber de esta verdad” (La filosofía en la Edad Media. Gredos. Segunda Edición, quinta reimpresión. Madrid, 1.989. pp. 33,3-34,1).

Es así como Gregorio de Nisa, ya en el siglo IV, piensa que, al final, incluso los demonios y los réprobos serían reconstituidos por la renovación de Jesús; y en esto lo seguirá, en el siglo VIII, Juan Escoto Eriúgena, pero la doctrina parte de Orígenes (Ibíd. p. 69,1). Porque el pensamiento humano no se desarrolla por desenvolvimientos matemáticos, no evoluciona more geometricu; mucho menos cuando trata de entender y formular verdades que, reveladas por Dios, lo superan completamente, por su exceso de luz. Jesús lo sabía perfectamente, como no puede pensarse de manera distinta del Dios que se hizo como nosotros y “padeció la tentación y del amigo la traición”; por eso, envía “al Espíritu de la Verdad, que [nos] llevará a la Verdad completa” (Jn. XVI,13), porque tenía “muchas cosas que decir[nos] todavía, mas no podíamos llevarlas [en aquel momento]” (Jn. XVI,12). Porque éste no es el único punto en que personajes insignes, como Gregorio, sostuvieron posiciones inaceptables a la luz de la Fe. Hipólito de Roma, Orígenes, Tertuliano son tres que estuvieron fuera de la comunión, a la que sólo Hipólito volvió antes de su martirio junto al Papa, por las inmensas dificultades del comienzo; y, tanto Tertuliano como Hipólito, por rigoristas, desconociendo plenamente la necesidad de misericordia para ser como nuestro Padre del cielo. Los ejemplos se multiplicarían casi indefinidamente, si nos dedicáramos a buscar doctrinas inconvenientes en estos primeros siglos. Y se trata de personas que, hasta un heroísmo que la mayor parte de las veces deja atónito, pusieron sus vidas al servicio de una Fe que deslumbra. Incluso a éstos, entre los que había tantos intelectos de primera línea, que abrieron el camino para la comprensión del Mensaje y nos dan los más bellos testimonios de las dificultades que tuvieron que superar nuestros más antiguos Padres.

De ese modo, “el Papado todavía [en el siglo V] preservaba cierta primacía en el este, pues, como dice Harnack, ‘aún a los ojos de los orientales había adjunto al Obispo Romano un algo especial, del que carecía el resto, un nimbo que le confería una cierta autoridad’”. Y, sin embargo, “él [Harnack] continúa diciendo, ‘empero, este nimbo no era suficientemente brillante para otorgar sobre su poseedor una autoridad incuestionable; era más bien tan nebuloso que era posible desconocerlo sin ir contra el espíritu de la Iglesia Universal’” (Dawson, The Making of Europe, an introduction to the history of European unity. The Catholic University of America Press. Washington, D. C., 2.003, p. 51). Todavía en fecha tan tardía como el siglo V, se tenía consciencia del principio apostólico, lo mismo que de la posesión por el Papa de la autoridad que se deriva de la sucesión en la Sede del martirio de San Pedro; y, no obstante, no se tenía plena consciencia de lo que eso significaba.

Así, para San Cipriano, en el siglo III, puesto que la cátedra de Pedro, según el obispo de Cartago, es la cátedra de todo obispo, no es la cátedra exclusiva del Obispo de Roma, que no puede reclamar ninguna prerrogativa, en consecuencia. Como lo pretendían, por cierto, ya a mediados del siglo III y antes, hacia 190, los Obispos de esa ciudad: Víctor, Calixto, Esteban. Eso, a pesar de que Cipriano vea en la Sede de Roma la Cathedra Petri, y dice que los disidentes de Cartago, camino de Roma, “se atreven a navegar a la Cátedra de Pedro e Iglesia principal de donde ha surgido la unidad sacerdotal”; aunque pensara que la unidad de la Iglesia fue concedida en su origen, por las palabras de Mt. XVI,18. Aunque diga que “[el Señor] edifica su Iglesia sólo sobre uno, a él confía su rebaño para que paste. Y, aunque confiere a todos los apóstoles el mismo poder, no obstante ha establecido una sola cathedra y en ella ha predispuesto, con la autoridad de su palabra de origen, las modalidades de la unidad. Los demás [apóstoles] eran lo mismo que Pedro, pero el Primado fue dado a Pedro y se muestra una sola Iglesia, una sola cathedra [...]. Quien abandona la cátedra de Pedro sobre la que está fundada la Iglesia, ¿puede mantener que sigue en la Iglesia?”. No obstante que dice que la Iglesia en todo lugar y tiempo es siempre  “la misma y única [Iglesia] fundada sobre Pedro por la palabra del Señor”. Aún cuando Pedro sea el arquetipo del apóstol y del obispo “a quien Dios eligió en primer lugar” y, por ello, la Iglesia de Roma es Ecclesia matrix et radix, madre y raíz. Aún cuando la unidad del apostolado y de los ministerios dependen de la unidad original en Pedro, en los tiempos posteriores a él, pues Jesús así lo determinó en Mt. XVI,18, en donde hallan sentido y fundamento el episcopado y la Iglesia y de donde descienden, en “la sucesión de tiempo y sucesores, la ordenación de los obispos y la fundación de la Iglesia”. Así, pues, a pesar de que el Obispo de Cartago tenía tal claridad sobre el Primado, sobre su carácter fundamental y sabía que la Sede de Roma es la Sede de Pedro, no vio que los sucesores de Pedro en la Sede de su martirio tenían –y poseen– ese Primado fundamental (Roland Minnerath. La tradición doctrinal del Primado de Pedro en el primer milenio. Loc. cit. pp. 70,2-74,2. Sobre la historia de las concepciones del Primado, en toda esta sección, me fundaré en este artículo).

Con lo que queda bien claro que lo que dice Gilson de los apologistas es extensivo plenamente a todas las primeras generaciones de cristianos que trataban de hallar el sentido preciso de las doctrinas del Señor en todos los puntos; y sólo como a tientas iban obteniendo, poco a poco, el pleno significado; excepto algunos, que parecían tener clarividencia respecto de puntos clave del mensaje. Como los Obispos de Roma, que, desde muy temprano, fueron conscientes de su lugar en la Iglesia, a pesar de no ser, sino unos pocos, personalidades descollantes en el panorama de ese primer Cristianismo.

La historia anda a tientas, hasta el final del siglo III

La actitud de Cipriano se reproduce en Tertuliano montanista y Firmiliano de Cesarea de Capadocia. Este último, Firmiliano, cuando el Papa Esteban, afirmando tener “la sucesión de Pedro”, fundado en Mt. XVI,18, trata de imponer la doctrina de la Iglesia romana sobre la Iglesia Universal, dice que, siendo la Iglesia de Roma la Iglesia de la tradición apostólica de Pedro y Pablo, Esteban y los Obispos de Roma no son los únicos sucesores de San Pedro, sobre quien se apoyan los cimientos de la Iglesia. Mas, no obstante ello, tenemos los testimonios ya recogidos arriba de Ireneo de Lyon, Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía, Eusebio de Cesarea; y todavía los del Concilio de Arles, de 314, del cronógrafo, de 354, de San Agustín, de Dionisio de Corinto, de 170, del romano Cayo, de 210, del propio Tertuliano, que asocian las figuras de Pedro y Pablo a la Iglesia de Roma, donde sufrieron el martirio. Además Hegesipo, en Roma, había redactado una lista de la sucesión apostólica, de Pedro a Aniceto; Epifanio, San Jerónimo y el autor de la Carta contra Artemone dicen que los Obispos de Roma son sucesores de San Pedro; el cronógrafo, Optato de Milevi, hacia 366, y San Agustín dicen que el primer Obispo de Roma es San Pedro.

Por otra parte, como se ve en San Cipriano (en la apretada lista de conceptos que se recogen arriba en la anetrior sección), la teología latina, a mitad del siglo III, ya había formulado las verdades de “unidad desde el origen”, de “Cátedra de Pedro”, de “Primado”, de “colegio episcopal” indiviso. Y los papas ya habían reclamado autoridad universal en materia de sacramentos, como se cuenta arriba del Papa Esteban, que reclamaba para sí el Primado de Pedro –que Cipriano había reconocido– y rechaza a un sínodo español, que había excomulgado a los obispos de Mérida y Astorga. También, para convocar sínodos en los que buscaba, el Papa Víctor, hacia 190, expulsar de la comunidad a las iglesias de Asia, aunque, como dice Eusebio, “su actitud no fue apreciada por todos los obispos”. Lo mismo que para perdonar los pecados graves, como Calixto (217-222), lo que le trajo el ataque de los montanistas y, con ellos, del cismático Tertuliano, quienes reclamaban tal poder para ellos, y de la facción rigorista de Hipólito. En el siglo III, Dionisio de Alejandría apela al Papa Esteban para conocer su opinión sobre las tesis sabelianas. La respuesta llega del Papa Dionisio y es comunicada al obispo de Alejandría con un tono normativo inapelable. “Al final del siglo III, Roma aparece como la sede apostólica por excelencia del mundo Cristiano, tanto para Oriente como para Occidente. Su obispo tiene conciencia de ser el sucesor de Pedro y, cuando es necesario, saca consecuencias. En materia de fe, la comunión con él equivale a la comunión con la Iglesia Católica. En Occidente, juzga en apelación las cuestiones que se refieren a los obispos. Hacia el año 300, el Concilio de Elvira parece aludir a Roma cuando habla de un lugar ‘en donde se ha establecido la primera cátedra del episcopado’ (canon 56)” (Minnerath. Loc. cit. pp. 75,3-76,1).

Del edicto de Milán en adelante

Pero el desarrollo de las doctrinas sobre el Primado sufren, a continuación, una poderosa influencia condicionante: la injerencia ilegítima de los poderes imperiales, de los emperadores bizantinos. Los emperadores, desde Constantino mismo, quisieron convertirse a sí mismos en Obispos de la Iglesia universal; y pretendieron identificar el Imperio con el mundo Cristiano. Pretendieron juzgar de todos los asuntos, incluso los teológicos. Convocaban concilios y conferían a los mismos fuerza de ley; incluso llegaron a arrogarse la potestad de condenar dogmas aprobados por concilios ecuménicos. Severas consecuencias esperaban a la Iglesia de Jesús, cuando los amos terrenales se fueron adhiriendo, una tras otra, a todas las herejías que circularon, desde el arrianismo al monoenerguismo o monofisismo, etc. Desde entonces, entrarían en conflicto el principio imperial y el petrino de unidad de la Iglesia; y, en cada caso en que el emperador favorece a la herejía, el Papa estará en pie de lucha por la independencia de la Iglesia y su permanencia en la Fe apostólica.

Pero los emperadores no serían el único problema. Las herejías, la mezquindad no de la mayoría, pero sí de muchos, sobre todo en Oriente, siempre dispuestos a plegarse al emperador, y los malentendidos sobre la Fe y sobre lo que es de exigencia histórica y lo que es por Voluntad de Dios abundarán y sembrarán confusión. En Nicea (325), el primer Concilio Ecuménico, que convoca Constantino sin invitar al Papa, ratifica la práctica administrativa de que, en Oriente, Alejandría y Antioquía ejercen jurisdicción extra-provincial; y, en Occidente, Roma (canon 6). El Concilio de Constantinopla I (381) confirma un “primado de honor” a Constantinopla, por ser capital oriental del Imperio, “porque es la nueva Roma”. Así, de un modo indirecto, confirman el lugar de la verdadera Roma, pero por ser capital del Imperio, no por Voluntad del Señor. En Calcedonia (451), se agrava el malentendido, añadiendo, contra toda verdad histórica: “con razón los Padres han concedido prerrogativas a la sede de la antigua Roma, porque ésa era ciudad imperial” (canon 28).

Mientras tanto, el Concilio romano de 378 pide al emperador que Roma sea segunda instancia en Italia e instancia de apelación de todos los metropolitas de Occidente. Pero la atribución de competencias no excluye, sin embargo, la idea de un Primado Petrino universal, sobre todo, en los temas de fe.

Por otra parte, sólo Roma protestó contra el carácter político de la elevación de Constantinopla al rango de primera sede de Oriente. Y, en el Concilio romano de 382, San Dámaso apuntaba que: “la Santa Iglesia romana está situada sobre las demás iglesias no por disposición de un sínodo, sino que ha obtenido el Primado por la palabra evangélica del Señor y Salvador”. La lucha, pues, tenía por contrincantes a los defensores legítimos de la “Palabra evangélica”, por un lado, y, por el otro, los poderes y los que se plegaban a éstos.

La resistencia a la violencia y al cesaropapismo, practicados por los emperadores Constancio y Valente, fue llevada valientemente por los occidentales y por Atanasio de Alejandría. Ante una Iglesia oprimida por el poder de los herejes, se ve surgir espontáneamente la apelación a Roma, a Pedro. El Papa deplora la “práctica completamente nueva” de la iglesia imperial, que se atreve a pronunciarse sobre el titular de una sede apostólica como San Atanasio: “sobre la de Alejandría, ¿por qué no nos habéis escrito? ¿Ignoráis acaso que la costumbre era que primero se nos escribiera a nosotros y que, después, desde aquí, se proclama lo que es justo? Si pesaba una sospecha sobre el Obispo de Alejandría, se debía prevenir a la Iglesia de aquí [...]. Lo que os comunico es lo que habemos recibido del beato Apóstol Pedro”.

Los cánones del Concilio de Sárdica (343; en plena crisis arriana) representan una victoria del principio apostólico sobre el político para la composición de los conflictos entre obispos. El canon 3 dice que el fundamento del recurso a Roma es la voluntad “de honrar la memoria del santo Apóstol Pedro”.

En el Concilio de Milán de 356, el emperador Constancio hace saber que “lo que yo quiero debe ser tenido como norma”. Osio de Córdoba le recuerda la distinción de Mt. XXII,21: “a ti Dios ha confiado el Imperio; a nosotros, los asuntos de la Iglesia”. El regreso de Oriente a la ortodoxia de Nicea es un regreso a la fe conservada intacta por la Sede Apostólica.

Cae el Imperio de Occidente, el Papado vence al cesaropapismo, pero se abre la brecha con las corrientes principales del Oriente

De una manera providencial, todos los conflictos que se han expuesto, todos los problemas que ha tenido que atravesar hasta aquí la Fe ortodoxa, que en momentos parecían sobrepujar de manera desproporcionada los medios de los hombres que asumieron la defensa de la Verdad, van a parar a un fortalecimiento de las doctrinas romanas sobre el Primado en el siglo V.

En el Concilio de Calcedonia, en 451, el mismo en que se dice que Roma tenía su lugar, por ser antigua sede del Imperio, es presidido por los legados de León I (Magno). Y la carta dogmática de León es aclamada por los Padres, que exclaman: “Pedro ha hablado por boca de León”. Oriente se dirige a Roma para resolver sus conflictos; una división doctrinal en Oriente no podía ser superada sin el recurso a Pedro, también en momentos en que ningún Papa discutía el poder del emperador de convocar concilios ecuménicos.

El Papa Bonifacio I (418-422) explica al obispo Rufo de Tesalónica que Pedro sigue dirigiendo la Iglesia. Las iglesias de Oriente, en las cuestiones principales, siempre “han consultado a la Iglesia de Roma y, cada vez que ha sido necesario, han solicitado su ayuda”, escribe el 422, alegando los ejemplos de Atanasio, Pedro de Alejandría, Melecio, Flaviano de Antioquía y Nectario de Constantinopla.

Sin embargo, en Occidente, el control real que ejerce el Papa, durante los siglos V y VI, se limita a Italia, las islas y las tierras de misión.

La caída del Imperio de Occidente (476) tiene dos consecuencias: el emperador parece querer gobernar la Iglesia de Occidente sin el Papa; y, a éste, se le presenta la oportunidad de librarse del emperador, bajo los bárbaros. El emperador Zenón, para reabsorber a los monofisitas, toma medidas promonofisitas, lo que lleva al cisma de Acacio entre Roma y Constantinopla en 485, hasta 519. El Papa Félix II escribe al emperador Zenón que debe someterse en materia de Fe y exige respeto a la sacrosanta libertad de la Iglesia.

El Papa Omisdas (514-523) pone fin al cisma monofisita de Acacio imponiendo su fórmula de unión a los orientales. El texto fue firmado por el emperador, el patriarca y doscientos obispos; y expone con claridad la concepción romana del Primado doctrinal de la Sede Apostólica, donde siempre se ha conservado “entera y verdadera la solidez de la religión cristiana”, demostrando así que las palabras de Mt. XVI,16-19, han sido confirmadas por los hechos. Los firmantes se comprometen a “seguir en todo a la Sede Apostólica”. Este “episodio”, el caso de este cisma y su fin, es una muestra más de la necesidad del Ministerio Petrino de Unidad en la Verdad y de la obra de los emperadores y sus consecuencias en Oriente.

Fue Justiniano quien inventó la teoría del “pentarcato”, el gobierno de la Iglesia por la “sinfonía” de los cinco patriarcas, entre los que se incluye al de Constantinopla, al lado de Antioquía, Alejandría, Jerusalén y Roma, bajo el amparo del emperador. Y la razón de tal iniciativa fue que quiso reorganizar el mundo cristiano, después de la reconquista de África e Italia. Es aquí cuando se difunde la leyenda, quizá inventada en tiempos del cisma de Acacio, que afirma que la Iglesia de Bizancio había sido fundada por San Andrés, el hermano mayor de San Pedro, “el primer llamado”.

Gregorio Magno, estando de nuevo el Papado bajo el emperador, busca espacios de libertad mediante las misiones. Deplora el título de “patriarca ecuménico” atribuido a Juan de Constantinopla. Y escribe a Eulogio de Alejandría que rechace él mismo el título de “papa universal”, “considerando su honor el que cada uno reciba el que le es debido”. Mientras que a sí mismo prefiere llamarse “servus servorum Dei”, “siervo de los siervos de Dios”.

Más tarde, la Iglesia de Roma se enfrenta otra vez a los intentos de unión del poder imperial, que trata de imponer, primero, el monoenerguismo y, luego, por edicto de 638,  el monotelismo, prohibiendo incluso hablar de ello (al mejor estilo del Ingsoc orwelliano). Es en esta crisis que el Papa Honorio suscita un episodio lamentable: con ocasión del monoenerguismo, dice que, en la humanidad de Jesús, no en Jesús, hay una sola voluntad. Juan IV dirá más tarde que lo expresado por Honorio no tiene ningún inconveniente, pues éste no dijo que hubiera una sola voluntad de la humanidad y la divinidad del Señor, pero, por lo potencialmente confuso de la fórmula, el Concilio de Constantinopla III (680) la condena y el Papa León II ratifica la condena, diciendo que Honorio se había equivocado, pero no la Sede Apostólica. Ésta es la única vez en toda la historia de la Cristiandad que un conflicto doctrinal de este tipo tiene lugar. Ha de decirse, sin embargo, como es patente por lo expuesto, que ni siquiera aquí hay una retractación doctrinal por parte del Papado, lo que hay es una fórmula confusa, mas no heterodoxa. Y lo que hay es una condena, no de lo que dice el Papa Honorio, sino, precisamente, de ese carácter confuso, pues, claramente, en Cristo había sólo una voluntad humana, aunque hubiere dos voluntades, incluyendo a la divina.

El Papa Martín I es apresado por no someterse al edicto de 638 y por condenar en un sínodo romano de 649 al monotelismo. El Concilio de Constantinopla III, que fue convocado con apoyo del Papa Agatón, pone fin a la controversia monotelita. El Papa envía una carta dogmática, que el Concilio recibe y aclama como “escrita desde la más elevada cima, que es la de los apóstoles”. “El más grande de los apóstoles ha combatido con nosotros, quien lo imita y lo sucede en su Sede está a nuestro lado [...]. Pedro ha hablado por Agatón”.

Hasta aquí puede verse cuántas veces en Oriente se sucumbe a la presión del poder y a la herejía; cuántas veces Roma es quien guarda intacta la Fe que se le dio en depósito; cuántas veces la vuelta a la ortodoxia por Oriente es una vuelta a Roma; y, muy importante, cuántas veces el universo cristiano reconoce el justo lugar del sucesor de Pedro.

La crisis iconoclasta ilustra nuevamente las desviaciones del cesaropapismo oriental y la sumisión de un episcopado sometido al poder. El Papa Gregorio II rechaza ratificar los edictos iconoclastas del emperador León III; y éste, como respuesta, despoja a Roma de su jurisdicción sobre el sur de Italia, Ilírico, Macedonia y Grecia y los somete a Constantinopla, violando el canon 28 de Calcedonia. El Concilio Ecuménico de Nicea (787) vuelve a mostrar que, para salir de una crisis interna, Bizancio tiene la necesidad de Roma. El Papa Adriano envía una carta dogmática al patriarca Tarasio, que es aprobada por el Concilio, incluyendo la afirmación del Primado y del Principado universales de Pedro, “caput omnium ecclesiarum”, “cabeza de todas las iglesias”. La asamblea iconoclasta de Hieria (754), convocada por el emperador Constantino V, no responde a los criterios de ecumenicidad, pues el Papa no había “cooperado ni con sus representantes ni con una carta encíclica, tal como exige la ley de los concilios” y porque los demás patriarcas no lo habían aprobado. El séptimo y último Concilio Ecuménico, común a Oriente y Occidente llega, de este modo, a la conclusión de que la participación activa de la Sede de Pedro es necesaria para que un concilio sea ecuménico.

Mucho más tarde, en 1024, 30 años antes del cisma que dividió al Occidente cristiano de gran parte del Oriente cristiano, hasta nuestros días, “según Raoul Glaber, el emperador Basilio II y el patriarca de Constantinopla habían pedido al Papa [...] reconocer que la sede de Constantinopla era ‘llamada y reconocida universal en su propio mundo (in suo orbe), igual que la de Roma lo era en el mundo entero (in universo)” (Minnerath. Loc. cit. pp.100,4-101,1).

Es claro, pues, luego de este sumario repaso histórico, que Roma es la Sede en que radica el Primado en la Iglesia universal, como se reconoció muchas veces durante el primer milenio del Cristianismo. También, que la mayor parte de la confusión proviene del régimen instaurado por Constantino y llevado muchas veces a extremos por sus sucesores en el imperio, en el sentido de que continuamente usurparon posiciones que correspondían sólo a la autoridad eclesiástica. Circunstancia que va pareja con un sometimiento, innumerables veces, servil, de muchos prelados en la parte oriental del mundo cristiano. Además, la Fe siempre estuvo a salvo por el Ministerio de los papas, que en más de una ocasión expusieron su vida y su seguridad con ese fin, ante las transgresiones del poder. Pero, por disposición del Señor de la Historia y muy particularmente de esta historia, “las puertas del infierno no pudieron contra ella”.

Conclusión

Una vez revisadas quizás no todas, pero sí muchas aristas del problema, y con toda probabilidad las más importantes, queda plenamente en pie la eclesiología católica; con sus doctrinas sobre la jerarquía y el Ministerio universal de Unidad ejercido por quienes, en la Sede del martirio de la Cabeza de los apóstoles, por Voluntad de Jesús, suceden a la Roca sobre la que se edifica la Iglesia. Es claro, entonces, que la Iglesia Católica, unida al Papa, al Vicario del Buen Pastor, es el sarmiento unido a la Vid verdadera, que da mucho fruto en Él (Jn. XV,1-8). Como recoge con Él, no desparrama. Por eso, siendo la institución más antigua sobre la Tierra, es la más vital; y, sin duda, la más pujante, por mucho, de todas las confesiones cristianas, a pesar de los ataques incesantes que se le dirigen, de todas partes, entre las que están los mayores poderes del mundo.

Ahora puede valer mucho transcribir este texto de Daniel Rops (La Iglesia de los apóstoles y los mártires. Editorial Palabra. Madrid, 1.992. p. 295): “Parece probado, pues, que desde los primeros tiempos y, en todo caso, desde el siglo II, la Iglesia entera reconocía a Roma un Primado que era a un tiempo de doctrina y de control. Por eso, cuando, en 1924, el historiador Adolfo Harnack [uno de los grandes padres de la idea de que en Roma no había obispo en el siglo I y de aquella según la cual la carta de Clemente Romano es falsamente atribuida a ese Padre de la Iglesia] completó los grandes trabajos que había iniciado a fines del siglo XIX, escribió esta afirmación, que cobra todo su valor, viniendo de tal sabio ‘Ya expuse hace veintidós años, en mi Manual de Historia de los Dogmas, con ciertas reservas, en calidad de historiador protestante, que Romano era igual a Católico. Pero desde entonces esa tesis se ha robustecido tanto, que algunos historiadores protestantes no se sorprenderán ya de esta otra proposición: los elementos capitales del Catolicismo se remontan hasta la edad apostólica… Parece cerrarse así el anillo y triunfar la concepción que de esta historia se forjan los católicos’”.

***

La Iglesia Católica, sin duda alguna, es la Iglesia de Jesucristo, Él la fundó, el derramó su Sangre por Ella, Ella es su Esposa y Cuerpo Místico. Y Ella tiene como elemento constitutivos, desde siempre su Catolicidad, su unidad en la Verdad, su continuidad apostólica, la unidad de la sucesión del Ministerio, la infalibilidad del Papa y su constitución jerárquica. Ésa es la Voluntad de Dios hecho hombre. Eso es lo que sabe Dios hecho hombre, el Eterno, para Quien nuestro más remoto futuro es tan presente como nuestro presente y el instante de la primera creación; Quien no vaticina, sino nos revela lo que Él tiene plenamente presente. Contra Él, contra Ella, se quieren meter las fuerzas de este mundo, hoy incluso infiltradas en la Iglesia, hasta su más alto vértice, sin lugar a dudas. Bien, sin lugar a dudas, serán aplastados. A nosotros nos toca luchar, blandiendo como espada la sangre del Cordero, que el Cordero no dejará sin fruto; tenemos que completar en nuestros cuerpos lo que falta a los sufrimientos de Cristo, por el bien de su Cuerpo, que es la Iglesia (Col. I,24). Tenemos, que rebelarnos. Tenemos que decir la verdad. Tenemos que proclamarla. La verdad sobre el Bien, sobre los bienes participados; y la verdad sobre lo malos. Tenemos que ser incansables, tenemos que dejar al descubierto a la revolución y todas sus trapisondas. Tenemos que rebelarnos. EN ESTE MUNDO DE OSCURIDAD SUMA, EN ESTE MUNDO HORRENDO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, QUE YA CUBRE A TODA LA TIERRA, LA RESPUESTA ES UNA SOLA. LA RESPUESTA ES LA REBELIÓN, REBELIÓN INTENSA. LA REBELIÓN DE LA ESENCIA.


Tiranía informativa y traición a la Iglesia, el curso del Sínodo

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 ¿La traición es unánime o es percepción inducida?

El artículo de ayer de Sandro Magister en Settimo Cielo (http://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2014/10/08/i-due-sinodi-dentro-le-mura-e-fuori/), da cuenta de un fenómeno sorprendente. En la era de la supuesta democracia y colegialidad

Baldissri, secretariogeneral del sínodo: personaje de ninguna confianza, salvo que te llames algo así como Martini

Baldissri, secretariogeneral del sínodo: personaje de ninguna confianza, salvo que te llames algo así como Martini

(¿conciliarismo?) de la Iglesia de Jesucristo la información sobre el Sínodo de los obispos está en las manos de tres personas, de dudosa Catolicidad: Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, ex mano derecha de Carlo Maria Martini, el anti-papa de Juan Pablo II, el líder de la revuelta contra Benedicto XVI; Federico Lombardi, el jefe de prensa del Vaticano; y Peter Erdo, arzobispo de Budapest. Estos señores nos “informan” todo lo que tenemos que saber; y de ellos viene todo lo que ¿sabemos? Esto llega al punto de que los obispos y demás participantes consignan a ellos por escrito sus intervenciones y no pueden siquiera conservar copia, pues pertenecen al Sínodo. Nadie puede saber qué dijo nadie adentro.

¿El resultado? Todos los informes de prensa hacen parecer que lo que sucede dentro es una traición masiva a la Iglesia por todos los obispos del mundo (bajo copio un artículo en inglés). Pero, a la verdad, los informes contienen datos sobre Nichols, el cardenal arzobispo de Westminster, que alberga en su diócesis misas gay. Cosas dichas por Erdo, por Baldisseri. Por los sospechosos habituales. Que si la Iglesia va ahora a moverse por la “gradualidad”, que se admitirá el mal, bajo la capa del “bien posible”. Que habrá que acoger a los homosexuales con amor y reconociendo que su amor es puro y puede albergar santidad. Que una madre soltera es más santa y ama más que muchos padres de familias constituidas como Dios manda. La traición es rampante, terrible, fin de mundo, ¿no? NO LO SABEMOS, ¡¡¡¡¡NO LO SABEMOS!!!!! La traición, sin dudas, es total en estos pobres hombres, pero no sabemos qué suceda con el resto del mundo. Mi impresión: no hay tal traición: POR ESO TIENEN EL TAL SÍNODO SECUESTRADO, SI NO, ¿A QUÉ VENDRÍA EL SECUESTRO? Se trata de los Pastores pastorales y misericordiosos de Kasper, a lo Kasper. Del Vaticano que anda en la guerra de la homosexualidad en África… del lado de los invertidos, contra los obispos africanos, la Iglesia de Maradiaga, gran señor, presidente de Caritas Internacional, miembro del Foro Social Mundial (vid. link abajo), organización comunista, prosodomía y abortista…

Rebelarse contra ellos, revolucionarios, es imperativo. Lo pide la esencia. A levantarse, a la rebelión, A LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…

http://www.onepeterfive.com/why-is-the-churchs-largest-charitable-organization-involved-with-communist-pro-abortion-activism/

http://www.catholicregister.org/faith/faith-news/item/18953-on-sexual-and-medical-ethics-synod-fathers-speak-of-graduality?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=feed%3a+thecatholicregister+%28the+catholic+register+-+canada%E2%80%99s+catholic+news+source+since+1893%29


警报:请求弗朗西斯科教皇除名教会叛徒

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帮助教皇,清理教会,服务耶稣和人类

本尼迪克不能忍受教会里的背叛,但他无能为力。 我们要帮助弗朗西斯科教皇,给他动力和支持, 将想要毁掉基督教会的祸根铲除。

本尼迪克不能忍受教会里的背叛,但他无能为力。
我们要帮助弗朗西斯科教皇,给他动力和支持,
将想要毁掉基督教会的祸根铲除。

亲爱的朋友们,我有一个提议,十分的紧迫。你们或许知道在Hazte Oír, Derecho a la Vida, CitizensGo等网站上的那些“警报”,比如“一万人签名让公众知道西班牙首相拉霍伊是个叛徒”。现在让我们来发出一个“警报”,用世界上所有的语言,我承诺准备好一个西班牙语和英语的版本,如果顺利的话,很快会有一个中文的译本。在我看来,我们至少还需要这篇文章被翻译成法语、德语、意大利语、葡萄牙语、日语和阿拉伯语。有了这些译文,我们应该可以让十几亿人,也就是世界上百分之九十五的教徒读懂这篇“警报”。就好像那个“民意调查”是一个为了向所有人,包括非天主教徒推翻天主教教义而设计的策略。我们可以问别人是不是天主教徒或是问他们的国籍,但没有人可以强迫谁在请愿书上签名。这封警报是一个紧迫的任务,因为这一切正在我们今天的教会发生。再者,每个家庭的礼拜在这周末都要举行了。我们必须要让教会的人明白,我们不能容忍叛徒。此外,为了永久地清除掉这些教会的祸根,我们必须得抢先扩散这个问题。以下是我的提议:

“警报”:亲爱的弗朗西斯科教皇,阁下的威望使您能够在世界各地,在阿根廷,在巴拉圭,在美国,都统领着多个主教;您还领导着在教会里工作的神职人员们,并且我知道这些神圣的工作都将继续下去。但作为上帝虔诚的信徒,在此,我们有一个重要的提议。我们都是上帝温顺的儿女,全心全意地爱着主和教会,所以我们诚心诚意地请求您,将那些公开地否认教会以及教会传统的高级教会成员永久地开除教籍,以此作为他们应得的惩罚:凡是那些为堕胎行为辩护的人,同性恋联盟的成员,在神学院和年轻神职人员中提倡同性恋的人(他们是儿童性暴力的根源,在本世纪和过去的十年里给教会带来了深深的创伤),那些支持和纵容牧师进行“同性恋弥撒”的人,那些否认基督教婚姻持久性的人,那些否认耶稣出席圣餐礼这一事实的人,那些无视教皇权威的人,那些说世上不存在地狱,耶稣不是历史人物的人(耶稣是历史人物,就像我们在正规的福音书里和教会的传统得知的一样),那些说耶稣没有复活,他不是上帝,上帝不是三位一体的神的人,也包括那些以任何方式支持自由神学的人,那些参加过共济会典礼、“宗教灵性”世界论坛以及参加过其他一些假借“世界信教”的名义,意图摧毁教会的活动的人,还有那些认同土著神学或是认为美洲土著仪式等同于教会礼拜的人。因此我们请求您,神父!请您立即发表声明将以下这些红衣主教从教会中除名:卡斯帕、威尔、申博尔恩、巴尼亚斯克、马拉迪雅加、多兰、布拉兹德阿维兹、丹尼尔斯、尼科斯、巴尔迪瑟里、乔治·佩尔、可可帕尔梅里奥;还有以下这些大主教和主教: 查普特、 库比齐、 布鲁诺·福尔特、努兹奥·加雅提诺、 维克多·马努埃尔·费尔南兹、劳乌·维拉·洛佩兹、加亚汗(San Diego教区的副主教,目前被免职)、拉达利亚。同样地,我们请求您,神父,请您看在耶稣门徒彼得受难的教训上,将以任何方式背叛教会的牧师开除教籍,他们是披着羊皮的狼,溜进教会,在主教神职的位置上拿着薪酬。从现在开始,他们的职位将由真正爱上帝、爱圣经、爱一切圣礼的牧师取代。肩负此重任,诚然,您定会清理教会,此后对于每个即将升天去见上帝的人,您将不再是审判,而是欢迎他们回归的主席,这将是您对天堂的珍贵奉献。在这里,我们签下名字,并不祈求任何幸运或是命运的降临,我的神父!毫无疑问,作为教皇,您已有过多的忧虑,但在这个清理教会的工作里,主会帮助你,甚至他会永远地感激你:祈愿上帝,以他的仁慈,向勇敢正义的人欠下一个债。并且,所有虔诚的信徒都会支持您,因为我们对于在主的圣洁的教会里的祸害也是万分的憎恶和厌倦。

让我们把这封“警报”用Facebook和Twitter发出去,让它传遍世界每个角落。让我们集结百万人的签名,但愿它能传到教皇那里。我愿意这样做,但我的途径有限,所以我倡议,从我的心底里发出这个倡议:我十分正式地提议,有人能够接过这封“警报”,一字一句的将它发送出去,请有能力的人都来做这件事。我撰写这篇文章,完成西班牙语和英语的两个版本,也尽力把它翻译成中文。我邀请会德语、法语、意大利的读者在这里行动起来,在评论栏里写下这篇文章其他语言的译文。我已经在Hazte Oír网站写了一个“警报”供你们参考。

http://www.hazteoir.org/alerta/62335-alcalde-guardia-civil-y-yihadismo-no-es-lo-mismo?sid=Mjk5NjM3NTI4MTM3NDk2

让我们征集百万人的签名,不管你是哪国人。我们要让那些教会的叛徒认识到,他们并没有支配所有的权力,在成为赢家之前,他们必须要跟正义之徒交战。让我们寄希望于上帝,因为这一切都依靠主。但我们不能只是等待,我们必须要去斗争!让我们成为最崇高的主手中的榔头和利剑,希望他把我们的努力和牺牲都结为胜利的果实。至于那些叛徒,他们必须要承担后果,他们必须跟那些忠实的人、那些爱上帝的人划清界限。我们都寄希望于您,我至高无上的主!让我们为你斗争,至少要有反抗之声。让我们凝聚起来,瞄准教会中的缺德、丑陋和虚伪,在文化革命的路上留下有力的一击,因为我们就是答案!我们真实可靠!我们将从本质上掀起反抗……



La tiranía informativa va hasta las últimas consecuencias

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La gran pregunta: ¿todos los católicos aceptaremos el escamoteo?

Varios blogs han asegurado que lo que sucede dentro del sínodo no es lo que reportan los voceros, Peter Erdo, de Budapest, y Lombardi, jefe de prensa del Vaticano. Como dije en el artículo anterior, eso es parte de una estrategia. Es fácil verlo, un cardenal africano viene y dice públicamente que, si se acepta lo de divorciarse y volverse a casar, entonces no hay argumentos contra la poligamia (http://rorate-caeli.blogspot.com/2014/10/south-african-cardinal-if-communion-for.html): ¿se imaginan que 200 prelados con razones semejantes se oyeran al día? Los liberales pseudo-católicos no aguantarían semejante chaparrón a su ego, que es lo que los mueve, así como tal “bochorno”. Mientras tanto, Erdo viene y dice que la Humanae Vitae tiene que ser puesta entre paréntesis (http://www.catholicregister.org/faith/faith-news/item/18953-on-sexual-and-medical-ethics-synod-fathers-speak-of-graduality?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+TheCatholicRegister+%28The+Catholic+Register+-+Canada%E2%80%99s+Catholic+news+source+since+1893%29). Van a beatificar a Pablo VI, mientras destruyen su obra

San Nicolás I: papa, defensor de la Fe contra los intentos de abuso del poder mundano. El asunto por el que estuvo dispuesto a dar su vida fue la familia. Aunque también se lanzó contra las fuerzas centrífugas del cesaropapismo constantinopolitano de Focio y excomulgó a prelados traidores de la propia curia romana. Uno de los más machos de la historia. Lo que hace falta hoy: anota, Papa Francisco, un gran ejemplo, de rebelión de la esencia

San Nicolás I: papa, defensor de la Fe contra los intentos de abuso del poder mundano. El asunto por el que estuvo dispuesto a dar su vida fue la familia. Aunque también se lanzó contra las fuerzas centrífugas del cesaropapismo constantinopolitano de Focio y excomulgó a prelados traidores de la propia curia romana. Uno de los más machos de la historia. Lo que hace falta hoy: anota, Papa Francisco, un gran ejemplo, de rebelión de la esencia

más importante. ¿Que eso no tiene coherencia? Falso, a una gente sin Fe le importa un pepino el asunto de la beatificación, aunque, si la labor de su vida es destruir la verdadera FE, lo de las pastillitas de la “liberación” de la mujer es capital. Veamos más: Nichols, arzobispo cardenal de Westminster, anfitrión de “misas gay”, dice que “en las situaciones irregulares” (léase cohabitación prematrimonial, amasiato, uniones homosexuales) puede haber tanto amor y santidad como en el matrimonio mandado por Dios (cfr. Ibíd.), “desde el principio”, que es naturaleza y gracia. Reinhard, el de Münich, asegura que todos los obispos de Alemania están con Kasper, que el ateo cardenal es su jefe e inspiración (ibíd.). Lombardi introduce la idea de “gradualidad”, la del “bien posible”, que todos los anteriores aceptan (ibíd.). Mientras tanto, el cardenal, ex arzobispo de Sidney, jefe de las finanzas vaticanas, le dice a la revista liberal Crux, del Boston Globe, remendándole el capote a Dios, que Jesús debió ser más pastoral y no poner unas reglas tan estrictas al divorcio (http://www.cruxnow.com/church/2014/10/08/special-event-synod-pope-francis-dolan-pell/). Invitan a 13 parejas de laicos, de matrimonios a hablar en el Sínodo; y la que publicitan hasta el paroxismo es a la de los australianos que fueron a decir que, como ellos aceptaban al NOVIO DE SU HIJO, macho con macho, entonces todas las parroquias debían hacer lo mismo (¿quién habrá invitado a éstos, por qué no nos habrán invitado a mi esposa y a mí? No habríamos dicho cosas así…) (https://www.lifesitenews.com/news/exclusive-cardinal-burke-responds-to-australian-couples-synod-presentation). ¿No van a poner todas las trabas imaginables a la información?

En el post anterior, les conté cómo evitaron el contacto entre los padres sinodales y el público. Lo que se completa con el trabajo combinado de medios como el New York Times, viejo enemigo declarado de la Iglesia, de la familia Ochs Sulzberger, que ya a finales del siglo XIX, cuando el padre MacGinley estaba fundando los Caballeros de Colón, hablaba de esos sucios católicos echando a perder un vecindario respetable de Nueva York con una de sus Iglesias papistas… El NY Times es dueño de la mitad de la prensa de los Estados Unidos y uno de los órganos informativos más poderosos del mundo. Ahora viene el remate, la última piedra. El sínodo culmina con una Relatio Synodi. La misma tiene que ser redactada por alguien, ¿no? Tiene que ser redactada por una comisión muy calificada. CALIFICADA ES, HERMANOS.

¿Quiénes están ahí? Baldisseri, no necesita presentación: la mano derecha del ultra-moderno Martini. Bruno Forte, el que dijo que la tumba vacía de Jesús era una leyenda, un mito. Peter Erdo, el ya presentado de Budapest, portavoz del sínodo. Éstos eran los miembros originales. Pero ahora se ha ampliado la comisión: se incluyeron a Gianfranco Ravasi, Donald Wuerl, el Prepósito General de los Jesuitas, padre Adolfo Nicolas, Víctor Manuel Fernández, Rector de la Universidad Católica Argentina, Peter Kang U-il, Carlos Aguiar Retes. El coreano es un suscriptor de la tesis de la “gradualidad”, no podemos aspirar a que el amor humano calce los puntos del amor trinitario: contrariamente a la Palabra divina, en directa contradicción de muchos pasajes, de los cuales, Efesios V,22-33, no es el menor (Cfr. http://in-exspectatione.blogspot.com/2014/10/el-mal-olor-de-la-relatio-synodi.html#comment-form). Ravasi es un kasperiano declarado (ibíd). Por su parte, Adolfo Nicolás es un abierto disidente de la Fe, un anti-Dios, uno que dijo que la Teología de la Liberación estaba bien (Aciprensa, 19-11-2008); dijo que la Iglesia tiene que democratizarse, que los obispos no representan a nadie y que la Iglesia tiene que dejar de ser europea, con eso de buscar la razón, la verdad, esas categorías europeas, es decir, es un marxista-heideggeriano historicista, antioccidental [es decir, que odia a la Iglesia y la sociedad que se formó bajo su inspiración y trabajo] (Aci, 02-11-2012); y, para colmo, cree que el Concilio Vaticano II es una ruptura en la historia de la Iglesia, estando él del lado de la supuesta novación (in-exspectatione, ibíd.). Wuerl, como arzobispo de Pittsburgh, fue un caos y una verdadera plaga para esa pobre diócesis, que vio cómo se favorecía a los homosexuales, como ellos se apoderaban de la pastoral, de la catequesis, de la educación, mientras se celebraban oficios no católicos y se cerraban parroquias, una detrás de la otra (http://www.renewamerica.com/columns/abbott/060518). Víctor Manuel Fernández, quien escribe artículos en los que asegura que la teología de la liberación es la cumbre del pensamiento católico, que Boff y Gutiérrez son los mejores teólogos, que San Pablo no era un individualista burgués-pagano, sino un colectivista hebreo (http://in-exspectatione.blogspot.com/2014/10/al-sinodo-con-tucho.html). Gente de este talante va a realizar el escrito que recogerá el resumen y las conclusiones del Sínodo. Y eso después de un profundo secuestro de la información y una campaña previa nunca antes vista, desde dentro de la Iglesia, a lo Granmsci, contra las doctrinas católicas. ¿Qué se puede esperar que no sea la traición más grande de la historia? Claro que será eso. Pero lo será con astucia: van a ir con palabras introductorias afirmando las doctrinas… para luego hincar los dientes de la gradualidad pastoral. Ahí viene el Caballo de Troya, ahí entrará en la Iglesia la abominación de la desolación…

Queda, entonces, una pregunta: ¿nadie va a hacer nada, no habrá participantes que levanten su voz? Ya el cardenal Burke salió al paso de los esposos pro-[su hijo]-gay australianos; así como la gente de Courage. Pero salió el cardenal, digo, en LifeSiteNews (art. citado), no en el Washington Post, en El Mundo de España, en Le Figaro de Francia, etc. Ahí está la guerra planteada. Ellos tienen el poder. Nosotros tenemos la Fe y a Dios. Tenemos que meterle el pecho. En el pasado, por cierto, yo creía que hablar de un cardenal corrupto era asunto de traidores a la Iglesia; creí que lo de los abusos de los curas era una especie de campaña “des-informativa”: no sabía que había cardenales corruptos, que armaban guerras, pero no informativas, sino Caballos de Troya, con Freud y Heidegger, en el seminario, la sacristía, la universidad católica (todas las del mundo)… Hay que despertar. Hay que entender a Pablo VI: el humo de satán ha entrado en la Iglesia; a Von Hildebrand: el Caballo de Troya en la Ciudad de Dios; a Juan Pablo II: la era de la confrontación final entre la Iglesia y la anti-iglesia, entre Cristo y el anti-cristo; a Pío XII, estamos en un precipicio aterrador. Hay que abrir los ojos, lo requiere la esencia. Hay que rezar, ser fieles. Fieles a la Iglesia, al Trono de Pedro, a la Sede Apostólica. En estos días he publicado y seguiré publicando artículos que demuestran que la Sede es constitutiva de la Catolicidad: eso es rebelión. También lo es, sin embargo, denunciar el mal, dondequiera que asome su horrible cabeza, sus mentiras. Hace falta, hace falta la rebelión; la única respuesta es la rebelión. LA VERDADERA REBELIÓN ES UNA SOLA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN: LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


Lo hicieron, fue Wuerl, ahora la homosexualidad es un DON

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Lo que queda es una firmeza que nunca hemos conocido

Donald Wuerl, cardenal arzobispo de Washington. Uno de los fautores de este horror. Conócelos a todos, aquí te los hemos ido presentando

Donald Wuerl, cardenal arzobispo de Washington. Uno de los fautores de este horror. Conócelos a todos, aquí te los hemos ido presentando

Voy a hacer algo que no hago nunca, por la premura: voy a copiar textualmente un artículo. Es de Reuters, estaba en inglés, pero tenían la versión traducida, que es la que pongo. Y, además, confirman lo que dije en el post anterior: cuando hablaban de situaciones irregulares como santas y llenas de amor, como la familia instituida por Dios en la naturaleza y en la gracia, se referían también al asunto de la homosexualidad. Michael Voris le preguntó a Wuerl que cómo se iban a obtener dones de una situación intrínsecamente mala y no recibió respuesta. Llegamos a un llegadero hermanos. Lean el artículo. Lo único que queda es la rebelión, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA. oh, oh, no, qué tiempos, tiempos de Frodo. Tiempos de pastores atizando sus propias brasas, para sí mismos y para un rebaño de varios centenares de millones de personas. Pero nosotros también tenemos a Gandalf: no nos es dado escoger qué tiempos vivir, sino lo que vayamos a hacer con esos tiempos, una fuerzasuperior, distinta del mal opera en este mundo. Nuestro Gandalf es superior, es San Pablo, todo es para bien de los que aman a Dios… SERVIAM, SERVIAM, REBELIÓN, REBELIÓN, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…

Documento del Vaticano desafía a la Iglesia a cambiar su actitud hacia los gays

http://lta.reuters.com/article/worldNews/idLTAKCN0I214920141013?pageNumber=1&virtualBrandChannel=0

Por Philip Pullella

CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) – En un dramático cambio de tono, un documento del Vaticano dijo el lunes que los homosexuales tenían “dones y atributos para ofrecer” y preguntó si el Catolicismo podría aceptar a los gays y reconocer los aspectos positivos de las parejas del mismo sexo.

El documento, preparado después de una semana de discusiones en una asamblea de 200 obispos sobre la familia, dijo que la Iglesia debería desafiarse a sí misma para encontrar “un espacio fraternal” para los homosexuales sin comprometer la doctrina católica sobre familia y matrimonio.

Aunque el texto no señaló ningún cambio en la condena de la Iglesia a los actos homosexuales o su oposición al matrimonio homosexual, utilizó un lenguaje menos severo y más compasivo que en textos previos del Vaticano bajo otros Papas.

“Los homosexuales tienen dones y atributos para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿somos capaces de darle la bienvenida a esta gente, garantizándoles un espacio mayor en nuestras comunidades? Muchas veces ellos quieren encontrar una Iglesia que les ofrezca un hogar acogedor, dijo el texto.

“¿Son nuestras comunidades capaces de probar eso, aceptando y valorando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?”, preguntó en el documento conocido en latín como “relatio”.

John Thavis, experto en el Vaticano y autor del exitoso libro de 2013 “The Vatican Diaries”, calificó el documento como “un terremoto” en la actitud de la Iglesia hacia los gays.

“El documento refleja claramente el deseo del Papa Francisco de adoptar un acercamiento pastoral más misericordioso sobre los temas del matrimonio y la familia”, sostuvo.

QUEST, uno de los grupos católicos por los derechos de los homosexuales con más antigüedad, basado en Londres, dijo en un comunicado que partes del documento del sínodo “representan un quiebre ya que reconocen que esas uniones tienen un valor intrínseco y constituyen una contribución valiosa a la sociedad y al bien común”.

El documento será la base para las discusiones para la segunda y última semana de la asamblea, conocida como sínodo, que fue convocada por el Papa Francisco y se enfoca en el tema de la familia. También servirá para futuras reflexiones entre los católicos de todo el mundo antes de otro sínodo el año próximo.

Un número de participantes en el sínodo a puertas cerradas ha dicho que la Iglesia debería moderar el tono en su lenguaje condenatorio cuando se refiere a las parejas gay y evitar frases como “desorden intrínseco” cuando habla de los homosexuales.

Esa fue la frase usada por el anterior Papa, Benedicto XVI, en un documento escrito antes de su elección, cuando todavía era el cardenal Joseph Ratzinger y dirigía el departamento doctrinal del Vaticano.

El lenguaje y tono del documento del lunes, leído a la asamblea en presencia del Papa Francisco, parecía mostrar que los defensores de un tono más compasivo hacia los homosexuales y los católicos en las llamadas “situaciones irregulares” había prevalecido.

El texto indicó que los 1.200 millones de miembros de la Iglesia deberían ver el desarrollo de su posición sobre los homosexuales como “un importante desafío educativo” para la institución global.

Si bien la Iglesia continuó afirmando que las uniones homosexuales “no pueden ser consideradas con la misma base que un matrimonio entre un hombre y una mujer”, debería reconocer que existirían aspectos positivos en las parejas del mismo sexo.

“Sin negar los problemas morales relacionados con las uniones homosexuales, debe señalarse que hay casos en los que la ayuda mutua al punto del sacrificio constituye un respaldo valiosísimo a la vida de quienes integran la pareja”, dijo el documento.


El sínodo bajo el control de la tiranía mundial

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El problema va allende la Iglesia: la están usando como a muñeca de trapo

Kasper ríe: sin Fe, cree que ya nadie puede parar la victoria de los enemigos de la Iglesia, su partido, sus jefes, la tiranía mundial

Kasper ríe: sin Fe, cree que ya nadie puede parar la victoria de los enemigos de la Iglesia, su partido, sus jefes, la tiranía mundial

Es una tristeza terrible, mi corazón está mucho peor que la primera vez que una noviecita terminó conmigo… y, en esa oportunidad, estaba destrozado. Es el amor maduro ya, el amor por los bienes mayores el que se siente abandonado… La Iglesia parece a punto de sucumbir a un mal que nunca antes se había visto, capaz de tragarse, de un solo golpe, al mundo entero. Entonces, surgen defensores, surge alguien como Michael Voris, que se lanza a la lucha, a defender a la Esposa y Cuerpo Místico, la Madre y Maestra, y unos adormilados tontos, con ropa y todo, horrorizados: “ay, ay, este tipo es un divisor, anda alzado, ¿te imaginas a San Benito en las que anda éste?” Señores tontos: díganme ustedes, ¿se imaginan ustedes a San Benito cogiendo a la abadía en pleno y montando una orgía, SIN MUJERES? No, ¿verdad?, entonces no sean tan tontos, porque eso es lo que hacen Wuerl, Baldisseri, Forte, Coccopalmerio, etc. Estuvo pasadita la respuesta, ¿no? Bueno, a ver si despiertan. Vamos a ver otra: ¿se imaginan a San Benito diciendo que Dios no existe, que no es católico, que el problema del mundo es que hay jóvenes desempleados? Parece un San Benito apóstata éste, ¿nooo? Bueno, eso es lo que tenemos. Ahora reclámenle a Voris que es rudo y grosero. Díganme, ¿es rudo y grosero el Cardenal Burke, lo es la conferencia episcopal polaca, los 41 obispos que han alzado su voz contra la Relatio Post Disceptationem del Sínodo?

El corazón está sangrando, el corazón sufre con dolores de muerte. ¿Qué es lo que pasa? ¿Es la herejía? Muchos dicen esto, la herejía. Hoy hay muchos que hablan de la “herejía modernista”, siguiendo a Pío X. No se dan cuenta de algo clave: la herejía modernista tenía vida hace un siglo, ya hoy ni modernismo a secas hay, lo que tenemos es otra cosa. Para adentro de la Iglesia, el mal ha penetrado con mucha fuerza, Ella está completamente abierta, sus murallas, las torres de defensa, sus enormes y gruesas puertas, todas sus defensas, han sido vulneradas. En el siglo X, el Papado cayó en manos de facciones romanas, en el XIV y hasta finales del XV, de facciones europeas. Hoy está sin defensas ante un poder mundial ingente, con una fuerza nunca antes imaginada, vislumbrada o entrevista. Las profecías sobre ella no le revelaban a los destinatarios los medios tan enormes, la maldad tan desatada: no podían imaginar la televisión, el cine, la internet; como tampoco la deificación usurpadora, el odio brutal a Dios y su imagen y semejanza, que se ha encendido en las últimas décadas. Nada puede quedar en pie. ¿Es herejía? No, el problema no es la herejía, casi soy capaz de decir que no es ni siquiera apostasía, es más que apostasía: es un rechazo radical, con odio, es un nihilismo asqueroso, es una voluntad homicida, es, en una palabra, antropoteísmo: es el hombre deificado; y no cualquiera, sino el hombre YO. Esto opera, entonces, de maneras muy variadas, a todos los niveles. Uno lo ve por aquí y por allá, en la tele, en la ONU, en la OEA, en la Unión Europea, en el cine, en los pop ups de internet (alabados sean los inventores de los filtros anti pop ups: antes de ellos, ver pornografía parecía obligatorio, aunque fuera un instante fugaz…), en los partidos políticos y los gobiernos, en las guerras contra armas de destrucción masiva inexistentes, en las primaveras árabes para destruir países con gobiernos estables y “santuarios” de cristianos, en las falsas conversiones al Catolicismo de personajes oscuros (Tony Blair, Nicole Kidman) cuyo catolicismo es más la religión mundial (mundial, del mundo), conferencias interreligiosas promotoras de la religión mundial (el presidente de la Congregación para las órdenes religiosas, Joao Braz de Aviz, arzobispo de Brasilia, fue gran anfitrión y orador de orden en el Foro Espiritual Mundial, Brasilia 2006). Ford, Carnegie, Rockefeller, Bill y Melinda (pseudo-católica), Hewlett Packard Foundations, junto con la ONU, su UNESCO, el gobierno gringo, la UEuropea, Planned Parenthood, la Organización Mundial de la Salud y pocos más, andan detrás de cada campaña en el mundo por imponer la revolución sexual y el filicidio masivo, así como detrás de iniciativas que destruyen económicamente países, campañas presidenciales, elecciones, aceptaciones de representantes de países en organismos internacionales, etc. De ahí la unánime aceptación de la homosexualidad hoy por hoy, así como del aborto, las drogas, etc., en todos los países occidentales: en Europa, América, Australia y otros países de formación occidental. Ellos tienen una teología civil, un conjunto de creencias fundamentales, gnósticas, de antropoteísmo ateo de la voluntad de poder, historicista, psicologista, economicista, radicalmente materialista, cientificista (pero a lo Nietzsche: la ciencia es buena para destruir a la religión, sin pretensiones de verdad: La genealogía de la moral). Nadie puede salvarse de ellos, nadie en el mundo de hoy. La Iglesia es mundanamente débil, está merced de su enorme poder y de su ilimitada maldad y astucia. Todas las legalizaciones van de Argentina, Colombia, Holanda, un estado gringo, Uruguay, al resto del mundo… y detrás están las fundaciones, Obama, su mentor y mecenas David Geffen, el hombre más rico de Hollywood, etc. Nadie se salva de éstos[i]. Ahí entran los pastores apóstatas, del tipo de Kasper, Martini, Baldisseri, Forte, Hesburgh, Egan Meegan (éstos últimos tres introdujeron al marxista demoníaco Saul Alinsky a la arquidiócesis de Chicago, a los sindicatos católicos de los Estados Unidos y a la Universidad de Notre Dame), etc. No contemos a los desviados sexuales, a Bernardin, Weakland (homosexual y corrupto confeso, introductor en los 60 de la música “moderna” gringa en la misa: las misas Hooty Nanny). Ellos usan de la herejía, para destruir, no les valdría ir por ahí diciendo que Dios no existe, a menos que dijeran “Dios no existe, sólo las personas”, tratando de confundir y destruir más. El mal del mundo presente hay que verlo allende la Iglesia (aunque la Iglesia sea lo más importante del mundo, que une pasado, presente y futuro, en la Eternidad, como ningún otro aspecto de lo intemporal con que Dios preñó a su creación: es la salvación, el Sacramento del Amor salvador del Infinito, del Eterno…): estamos en las manos de una tiranía mundial, ellos no permiten en el poder a nadie que no sea conforme a sus planes, ellos quieren una “religión mundial”, del tipo new age o, más precisamente, masonería pal populacho. Ellos ponen capitalistas desbocados aquí y marxistas allá y así sucesivamente: son tan nihilistas que ni en Marx ni en Nietzsche creen, su nihilismo no admite fórmulas, es Leo Strauss, usando de esto y de aquello, de Aristóteles y Parménides, de Marx y Locke, a fin de confundir y corromper todo, buscando lo que sea aceptable al paladar de éste o de aquél pueblo; a la manera, aproximadamente, de Von Mises en La acción humana, tratado de economía: toda inclinación humana es estrictamente arbitraria, es más, producto de cadenas causales infinitas, eso no impide que haya inclinaciones espirituales, ellas están al novel de todas las demás, son cosas a tomar en cuenta por la economía… No creen en nada, su conciencia es una pura voluntad de poder, sin fórmulas aparte de “somos dios, tenemos la sartén agarrada por el mango”. Ellos dicen quién es cabeza de ésta o de aquella confesión: compran, amenazan (esto me consta, de primera mano: a un amigo de un amigo, delegado de un país centroamericano en la Conferencia del Cairo, 1994, lo llamaron a su casa a comprarlo-amenazarlo, para que votara por el aborto y la sinvergüenzura sexual…), extorsionan, presionan. A eso fue Shimon Peres al Vaticano, a eso fue Obama, no tengan duda. En la Iglesia, en el mundo de hoy, la estrategia tiene que ser misericordia, misericordia kasperiana, caridad, caridad de Forte, autoridad clerical malsana (como dice Flavio Infante, del blog in-exspectatione.blogspot.com), herejías, una tras otra, para ir confundiendo a uno tras otro… y así sucesivamente… De ahí que no seamos nadie para juzgar a nadie, no a los homosexuales; que Dios no exista, que existan sólo las personas, no el Dios-spray, sino el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; de ahí que Dios no sea Católico; que el mal del mundo de hoy no sea que una paca de ateos y desgraciados tengan al mundo sometido a su horrible yugo y, así, haya abortos (más de 1700 millones de niños asesinados en los últimos 40 años), legalización de las drogas, new age por religión medianamente decente (no digamos ya la Religión que el Verbo divino fundó), divorcios como arroz, familias con un solo papá, gente que cohabita sin casarse, que la homosexualidad se legalice aunque haya sólo 2% de homosexuales en la población (con todo y la campaña y las aberraciones del tiempo presente) y, de ellos, sólo un 3 ó 4 % le interese “casarse”; que no sea ninguno de ésos, ni la causa ni los efectos, el gran problema de hoy, que sea, más bien, el desempleo juvenil; de ahí que no se diga casi nada de la hecatombe de cristianos que está habiendo de Palestina a la India, especialmente en Siria e Irak, ni de las causas de que eso sea así; de ahí que se diga de el tiempo es superior al espacio, pues en él está la utopía, y que la realidad sea superior a la idea, pues la realidad es y la idea se construye. De ahí que la idea no sea captación de la realidad, no es como en Parménides o Aristóteles: realidad e intenciones de la mente se identifican: es nominalismo puro, del de Ockham, del que necesita el gnosticismo modernista… postmodernista, perdón. De ahí que el Bien sumo no sea Dios y que no haya un bien humano natural, universal, y unas virtudes: nada de eso, la conciencia individual, es el juez único, sin referencia a más nada. Algo como esto, una retahíla de desaciertos, por decir lo menos, como ésta es del máximo placer de la tiranía mundial. La Iglesia siempre fue su enemiga, la Iglesia siempre fue el muro de contención más importante frente a sus desafueros infinitos, la Iglesia siempre fue el faro de santidad para el mundo sediento, es “vestigio”, sacramento, del Amor de Dios, aún para el más lejano: la Iglesia es el objeto de su odio, como no podían destruirla, no desde afuera… se consiguieron quien le diera palos desde adentro: ésos son los modernistas, en cuanto punta de lanza de la infiltración. Luego, después de mucho trajinar, de mucha agua bajo el puente, llegan esto de hoy, los prelados de la tiranía mundial. De ahí que traten al sínodo tiránicamente. Wuerl es un experto en eso, en Pittsburgh, su tiranía era cerrada: desmembró totalmente a la Iglesia, sin que nadie pudiera abrir la boca para protestar, estaba con newagers e invertidos, para arriba y para abajo, hasta el punto de dejar, dados los antecedentes de prelados gringos como él, dudas… Se sacó un bosque en Israel, destruyó colegios y catequesis, vendió iglesias, cerró parroquias. Este prohopmbre del catolicismo dirige, con Baldisseri, la tiranía del sínodo, éste es el prócer por el que se sacó de la congregación para los obispos al que la posteridad conocerá como Burke el Confesor… Éste es un hombre de la tiranía mundial. Así, el corazón está roto. Los tontos, los desavisados, los cobardes, todos éstos rompen mi corazón; sobre todo cuando la emprenden contra los valientes, todo esto me recuerda a la resistencia de mi país contra la tiranía comunista: los verdaderos opositores eran destruidos, por los falsos, por los que querían dialogar… Me rompe el corazón vivir en el mundo de la revolución, el mundo de la indecencia y la usurpación, del antropoteísmo, del filicidio como derecho de la mujer, el mundo de demonios que quieren superar a su papá, el homicida desde el principio, mentiroso y padre de la mentira: ellos matan, con mentiras horrendas y ponen a mamás a matar a sus niños, por decenas de millones. Me rompen el corazón, sobre todo, estos “obispos” que lo son sólo de nombre y por formalidad, pues están excomulgados, me rompen el corazón, porque mi buen amigo XY cree que lo que ellos digan es verdad de Fe y no lo puedo corregir, ya que su Fe pende de esa admiración por la Iglesia y su jerarquía; me rompen el corazón corrompiendo los juicios de mi amigo XY: piedras de escándalo, hay de ustedes, que escandalizan a hermanos pequeños del Señor… y, de paso, me rompen el corazón. Pero podemos ser Frodo: desearía no vivir en tiempos así. De esta forma, tendremos a nuestro San Pablo: todo es para bien de los que aman a Dios. Y tenemos el comentario de Gandalf: no nos es dado decidir en qué tiempos vivir, hermanito, sólo se nos da decidir qué hacer con el tiempo que tenemos; pero ten ánimo, en este mundo también obran otros poderes, no sólo el mal… obra la Providencia y se manifiesta en sus profecías, en Akita, en La Sallette, en las de la beata Ana Catalina y tantas otras… y en el evidente cumplimiento de las profecías. Así, mi corazón se restituye, por la gracia que cura todo. Así, mi corazón se levanta y sigue las determinaciones del intelecto, la orden de la voluntad: adelante, a luchar. Así, mi corazón se hace rebelión, se levanta y grita: REBELIÓN, REBELIÓN, SEAN VALIENTES, REBELIÓN, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA… [i] Sobre la existencia real de esta tiranía mundial, vid. Aciprensa, 22-09-2.008, Aciprensa, 23-10-2.008; Boletín semanal del PRI para Iberoamérica, del 14-06, OEA: venta y compra de lobbies al mejor postor; Denuncian que OMS promueve mundialmente aborto y anticoncepción en informe, Aciprensa, 12-09-2.006; Gobierno de Brasil propone despenalizar aborto en América Latina, Aciprensa, 27 de julio de 2.010; Spielberg dona dinero en favor de matrimonio gay, Spielberg y su esposa donaron 100.000 dólares a la causa, AP, 23 de septiembre de 2.008; Boletín Iberoamericano del Population Research Institute: ONU-MUJER sería más de lo mismo. Reciclaje de burocracia e ideología de género en Naciones Unidas, del 22-07-2.010; Boletín semanal del Population Research Institute para Iberoamérica, del 14-06: OEA: venta y compra de lobbies al mejor postor; Los tropiezos del matrimonio del mismo sexo, publicado en Zenit, el 1° de julio de 2.006, éste, en combinación copn este otro: Ronald G. Lee, La verdad sobre el movimiento de derechos homosexuales. Publicado en: http://www.aciprensa.com/Familia/homosex-libros.htm; Más de 200 millones de cristianos sufren discriminaciones, Denuncia del representante vaticano en la ONU, Zenit, miércoles 28 de octubre de 2009, éste, combinado con el silencio atronador de TODOS los medios de comunicación occidentales, claro, de la civilización de la especial cristianofobia. ONU-UNESCO: plan de perversión sexual desde los 5 años: Masturbación y homosexualidad desde los 5 años, Juan C. Sanahuja, Noticias Globales, 1 de Septiembre de 2009. Fuentes: UNESCO, International Guidelines on Sexuality Education: An evidence informed approach to effective sex, relationships and HIV/STI education; UN News, 27-08-09; Family Edge, 31-08-09. NOTICIAS GLOBALES es un boletín de noticias sobre temas que se relacionan con la PROMOCIÓN Y DEFENSA DE LA VIDA HUMANA Y LA FAMILIA. Editor: Pbro. Dr. Juan Claudio Sanahuja; E-mail: noticiasglobales@noticiasglobales.org; http://www.noticiasglobales.org. El anterior, en combinación con éste: EpC en España enseña que el sexo es para practicarlo con “niño, niña o animal”, Aciprensa, 2-02-2.010; y éste: Denuncian grave “reingeniería social y sexual” en escuelas de España, Aciprensa, 11-02-2.010; y éste: PSOE busca ocultar objetivo de EpC a favor de agenda homosexual, Aciprensa, 04-07.2.009. Silencio cómplice: las esterilizaciones forzadas en Uzbekistán y la indiferencia de Occidente, Informe número 104, 2010, del 28 de septiembre del mismo año, del Population Research Institute, escrito por Colin Mason.


El sínodo de Kasper concluyó, su historia se empalma con la HISTORIA ¿y sucesos cósmicos?

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Xenófobo y racista resultó el misericordioso de la “teología serena”. ¿Qué nos depara el destino?

Adolfo Nicolás, Prepósito General de los jesuitas. Asistente al Sínodo por nombramiento especial del Papa, Miembro de la infame comisión que redactó la Relatio post Disceptationem. Encarna todo lo que de traidor hay en la Iglesia de hoy: teología de la liberación, es decir, marxismo, llamados a soltarse el moño, pare de contar

Adolfo Nicolás, Prepósito General de los jesuitas. Asistente al Sínodo por nombramiento especial del Papa, Miembro de la infame comisión que redactó la Relatio post Disceptationem. Encarna todo lo que de traidor hay en la Iglesia de hoy: teología de la liberación, es decir, marxismo, llamados a soltarse el moño, pare de contar

Hizo las declaraciones, se publicaron; las desconoció, Zenit las retiró, el periodista de Catholic Register que tuvo la conversación con él las publicó en internet (Statement on Cardinal Kasper Interview). Ésa es la crónica corta, quiero decir, el esquema de la crónica de lo ocurrido con Kasper y el significado concreto de la misericordia para él… ¿Y la historia? La historia es otra cosa. La historia está preñada de sentido, quiero decir, eso es así en general, pero estoy hablando de este caso particular. Pero, si te pones a ver bien, es muy probable que uno y la otra estén íntimamente conectados.

Primero, vamos a desplegar el esquema que pusimos antes, ¿verdad? Kasper se encuentra con tres periodistas; de ellos, reconoce a dos de medios seculares, el tercero tiene un grabador, como todos lo tenemos hoy en día. Hablan, Kasper asegura que sus tesis misericordiosas (http://eticacasanova.org/2014/09/22/el-sinodo-de-los-obispos-catolicos-de-kasper-la-tormenta-se-asoma-en-el-horizonte/ ) van ganando adhesión creciente en la asamblea, que los divorciados viviendo en amasiato y los homosexuales pueden estar esperanzados (otra virtud cristiana, ¿no?). Le preguntan por los obispos africanos y, entonces, es cuando viene su epifanía, donde revela su interior: de africanos, principalmente, árabes y asiáticos, en general, que son una piedra en el zapato, que nadie los oye en el sínodo, que los oirán en África, pues no tienen nada que enseñar a los europeos, pues éstos últimos son tolerantes, mientras aquéllos andan llenos de tabúes. Comenta un forista de Infocatólica: “Le faltó afirmar algo que es obvio: la superioridad de la raza blanca, y concretamente aria, sobre las demás razas de la tierra. Bien está que las misiones extiendan la fe a otras razas inferiores. Bien está que sus Cardenales y Obispos asistan a Sínodos y Concilios. Pero siempre que se estén calladitos, aprendiendo de los que realmente saben: alemanes, holandeses, austríacos, franceses, etc. Esto ya quedó claro cuando Cristo dijo ‘yo te alabo, Padre, porque revelaste grandes verdades a los ricos y cultos, y las ocultaste a los pobres, pequeños e incultos’ (Kasper dixit, en su traducción personal del Evangelio)”. Así, ya sabemos qué quiere decir Kasper, cuando dice “misericordia”, dice “corrección política”, la tiranía contemporánea en su expresión en la neolengua orwelliana (http://eticacasanova.org/2013/07/10/la-correccion-politica-el-verdadero-odio-totalitario-del-mundo-de-hoy/ ). Cuando dice “misericordia”, dice “tolerancia” y ahí está el detalle, como decía Cantinflas: se trata de una perogrullada: “yo soy inmoral, yo aceptó a los inmorales, los quiero, quiero que el ambiente social sea inmoral; yo me opongo a todo el que piense de manera distinta, a los radicales, a los morales, a los religiosos, a los católicos”… Esto es Kasper: un racista xenófobo que quiere ser el modelo de misericordia evangélica, con tremendo odio a Cristo y un ateísmo historicista muy mal escondido, que quiere, a partir de todo esto, cambiar las doctrinas milenarias de la Iglesia. Aquí empalman esta historia particular y la historia universal, pero, para ver cómo lo hace, tenemos que llegar hasta el final. Antes, hay que ver un poco más de los resultados del Sínodo.

El 13 de octubre, el día del 97 aniversario del baile del Sol sobre la Cova de Iria en Portugal, en Fátima, y en el 40mo del aniversario de las más impactantes revelaciones de Nuestra Señora de Akita a la madre Agnes (Inés), sobre los castigos que venían a la Iglesia (“cardenal contra cardenal, obispo contra obispo; los sacerdotes que me amen [de verdad] serán escarnecidos y expulsados por sus hermanos en el sacerdocio”), la comisión encargada de dirigir el Sínodo y reportar sus avances soltó el que, sin dudas, y como ya han comentado muchos, es el peor documento en toda la historia de la Iglesia. Abriendo la puerta a la sodomía y al adulterio, destruyendo la sacralidad de la Eucaristía: en las mentes de los malos y pequeños, no en la realidad ni en el saber de los que hemos tenido un poco más de fortuna en nuestra formación doctrinal. Flavio Infante, en su Blog, In Exspectatione, tituló su artículo de ese día: Lot huye de la Iglesia. Por aquí informamos: http://eticacasanova.org/2014/10/13/lo-hicieron-fue-wuerl-ahora-la-homosexualidad-es-un-don/ . Una serie de obispos, curas y cardenales sin Fe, con la mayor seguridad, infiltrados: Wuerl (el destructor de la diócesis de Pittsburgh, en los Estados Unidos), Bruno Forte (el que se burla de la Resurrección de Jesús), Baldisseri, Adolfo Nicolás, prepósito general de los jesuitas, y otros nombrados en el último artículo citado, dieron este importante paso: no es poca cosa, ser el responsable de un hecho indiscutiblemente histórico, de un record mundial, que no supera registros de los últimos 30 años o algo así, que supera registros de más de 2 milenios, sin contar la historia de Israel, en la que se meten, junto a los personajes más oscuros, preferidos de los cainitas del siglo II. Son peores, quieren matar, MATAR,  a la esposa de Jesucristo… son lo que Shavetai Tzevi, Gramsci y Massini  no se representaron en sus más salvajes sueños. Son los nuevos ídolos de Voltaire y Lutero, de Cromwell y los masones de todos los tiempos, su grito de guerra es: ¡Aplasten al Infame! Ecrasez l’Infame!, como lo era para Voltaire.

Creían, entonces, que todo estaba consumado. Más pasó esto que predije antes que sucedería (en mi artículo sobre “el sínodo de los obispos católicos de Kasper”, citado arriba), los africanos dieron la cara: el cardenal Napier, de Suráfrica lideró la contraofensiva, dijo, en rueda de prensa, que lo que decía esa Relatio no lo decía nadie en el Sínodo, que la misma se le había dado a la prensa antes que a los padres. Trataron de engañar burdamente: como los que se quejaron eran en su mayoría de lengua inglesa, cambiaron la Relatio en esa lengua, dejando las demás versiones iguales: no les funcionó… Luego, el jueves 16 de octubre, cuando Baldisseri trató de continuar con la asamblea informativamente secuestrada, los obispos se levantaron y obligaron a un cambio en los métodos: los informes y las discusiones, para los dos últimos días de la asamblea, serían públicos.

Así llegamos al día final, luego de que Erdo asegurara que la Humanae Vitae debía ser puesta entre paréntesis, Pablo VI era beatificado, en una Iglesia que no lo había puesto entre paréntesis, como tampoco lo había hecho, con los otros puntos de su enseñanza bimilenaria. Lo malo es que tampoco se rechazaron las atrocidades, las aberraciones, las abominaciones. Todo ha quedado en la ambigüedad. No se incluyeron los pasajes más inaceptables de la Relatio del lunes, pero tampoco se condenaron. Y el Papa, ¡¡¡GRAN MISTERIO!!!, ordenó no excluirlos textos de las discusiones del año que viene. Peor aún, los pasajes espantosos no se incluyeron, en realidad, porque fueran rechazados, sino porque no ganaron mayoría calificada de dos tercios, 119 sobre 178: obtuvieron 104, 15 menos de lo requerido.

El Espíritu ha vuelto a triunfar en la Iglesia, pero la victoria es muy trabajada, muy trabajosa, como nunca antes. Es una derrota, en realidad, pues la gente, en el mundo, cree ahora, luego de la Relatio, que la Iglesia acepta esos pecados; o que, al menos, los pone como discutibles. Es una derrota, desde otros puntos de vista. En los votos, es una paliza del mal, aunque no se haya salido con la suya… Es una derrota, porque el año que viene los malos habrán logrado voltear a los obispos, mediante amenazas y compras de conciencia, habrán muerto algunos, otros habrán cumplido la edad de salir del episcopado activo; sólo en Italia, según Magister, son 40 los que saldrán: los malos pondrán sus fichas, como sucedió, por ejemplo, en Chicago, en la presidencia de la Conferencia episcopal italiana, donde está el nefasto Bagnasco, en la Secretaría de esa misma conferencia, en la que ejerce el ateo, pro-crímenes contra natura y abortos, Gallantino, que no sufre a nadie que sea fiel.

Pero todo esto es decir poco. En momentos en que la Iglesia ha estado a punto de ser tragada por el mal, la Sede apostólica se ha erigido en la campeona de la ortodoxia. En este blog (http://eticacasanova.org/2014/10/08/la-catedra-de-pedro-principio-constitutivo-de-la-iglesia-reconocida-universalmente-en-todo-el-primer-milenio-2/), lo mostramos ampliamente, más de 5 veces, el Papa frenó pretensiones heréticas en el tiempo entre el Edicto de Milán y el cierre del primer milenio. Cristo sabía lo que hacía, al nombrar a su Vicario. Entonces, ¿dónde está hoy Pedro? El Cardenal Burke, Raymond el Confesor, ha insistido en que el Sumo Pontífice tiene que manifestarse y acabar con este desastre. Pero, ¿cabe esperar que lo hará? No parece, no quiero hacer, no voy a hacer ningún juicio sobre la persona de la Cabeza participada de la Iglesia, pero voy a hacer un resumen de sus actuaciones. Yendo de Río a Roma, luego de la Jornada Mundial de la Juventud, fue él quien abrió la puerta de este desastre: dijo que había que abrir la puerta al sacrilegio de los arrejuntados mientras están casados válidamente con otros, por la Iglesia, y dijo que él no era nadie para juzgar la homosexualidad de los homosexuales (en términos ambiguos, que hasta yo celebré [http://eticacasanova.org/2013/08/01/francisco-el-papa-que-se-rebelo/], sí, pero inadecuadas para un Papa). Luego, ha andado dando entrevistas en las que se ha dicho que Dios no es católico, que la conciencia individual es tribunal final del bien y del mal, que él no sabe qué significa eso de principios no negociables, que él es seguidor de Martini (el cardenal anticatólico), que hay que descentrarse y vivir en la periferia (lo que recuerda intensamente a Heidegger: “descentrarse y vivir en las junturas de la realidad, donde el ser se manifiesta, en el borde de la fisis, etc.”). Ha estado en homilía tras homilía, diciendo cosas muy graves contra la inteligencia, contra el intellectus fidei, el entendimiento de la Fe, contra la verdad, en cuanto tal. En esas homilías, ha dicho que Dios no existe o que la proposición ‘Dios existe’ es incompatible con el hecho de que Dios sea trino: se trataría de que existen las personas, pero Dios no, no eso, pues eso es afirmar el “Dios spray”. Ha equiparado a teólogos con fariseos, a los que quieren comprender a Jesús, con los que cerraban los caminos de Dios; y lo ha hecho en nombre del historicismo: “Sencillamente habían olvidado la historia. Se habían olvidado que Dios es el Dios de la ley, pero que también es el Dios de las sorpresas” (Aciprensa, lunes 13-10-2014). Esas sorpresas venían para el Sínodo, ¿qué, esto quiere decir que la enseñanza católica “histórica” debía cambiarse, para abrirse a “las sorpresas”, porque otra cosa es cerrarse a la historia? Parece, es lo que parece haber dicho: “La tentación del endurecimiento hostil, esto es el querer cerrarse dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas (el espíritu); dentro de la ley, dentro de la certeza de lo que conocemos y no de lo que debemos todavía aprender y alcanzar” (si esto no parece Heidegger, no parece nada, excepto Hegel o Marx). Pero no, pues todo lo que viene después, en este discurso, habla de la responsabilidad de la Iglesia, como depositaria, que no dueña, de las doctrinas de Cristo; así como del Papa, que es el garante de esto, pues su Primado es un servicio de Unidad en la Fe y la disciplina.

Mas todo no queda en los dichos, los hechos son atronadores, sobre todo el universal nombramiento de hombres sin Fe, hostiles a la Fe, en absolutamente todas partes, comenzando por la directiva del Sínodo, pero también en otras áreas, incluso en la recientemente nombrada comisión para modificar los procedimientos de nulidad matrimonial (vid. el artículo sobre el Sínodo de los obispos católicos de Kasper, ya citado). Pero la más clamorosa de todas las designaciones recae en Walter Kasper: el cardenal orador de orden del Consistorio de los cardenales, el de la teología serena, completamente contraria a la Fe, con un Dios corpóreo, no trino, que siente, como nosotros sentimos y quiere que el matrimonio no sea indisoluble ni entre hombre y mujer. Lo que siguió a esto fue más grave: Kasper, violando las normas, fue autorizado a publicar su discursos, mientras que al resto se le prohibió hacerlo (Magister lo ha reportado en varias oportunidades, la última es ésta: http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350897?sp=y). De la misma forma, se han dicho infinidad de mentiras sobre la historia y el matrimonio, sobre la admisión de la Iglesia de segundas nupcias, etc.: pero, una vez más, la más clamorosa procede del Vaticano, de La Civilttà Cattolica, de los jesuitas, dirigida por el íntimo del Papa, Antonio Spadaro, la cual, recientemente, se dedicó a engañar diciendo que en el Concilio de Trento se había abierto la posibilidad de las segundas nupcias, estando vivo el cónyuge del matrimonio eclesiástico anterior, a pedido de Venezia: patrañas, lo que se muestra en el artículo DAMNATIO MEMORIÆ?, de E. Christian Brugger, publicado en el link anteriormente copiado del blog de Sandro Magister. De hecho, en ese artículo, Magister demuestra que Francisco es quien ha dirigido cada paso de este Sínodo, con todo y su declaración final.

***

Michael Voris, ayer, luego de su inmenso trabajo en Roma estas semanas, estaba jubiloso, la verdad había triunfado, a pesar del poder desplegado por el mal. La victoria es mínima, sólo parcial y sólo momentánea. Considerando que muchos de los buenos (realmente tales, aunque sean tontos) se ofenden si se dice la verdad; así como los evidentes planes inmediatos de los malos, los ateos con mitra, ya señalados arriba. Lo que viene es muy duro; hay espacio para la celebración: se ganó esta batalla. Pero se está, sin dudas, en la peor época de la historia de la Iglesia, con la gente más mala jamás vista en el vértice de su jerarquía: gente dispuesta a reducir a Cristo a un concepto comunista: el Cristo histórico, el pueblo proletario, luchando por su liberación. Dispuesta a matar o a promover el filicidio de miles de millones: que es lo que ha matado el aborto, desde su legalización en los Estados Unidos, en 1972. Dispuesta a acabar con la indisolubilidad del matrimonio y con toda la moral sexual, incluida la que se refiere a la sodomía, promotores de los escándalos de los abusos sexuales que han sacudido a la Iglesia de los últimos 30 años. Gente que quiere, así, abrir la puerta a la peor tiranía jamás vista, a la erupción del mal (como la llamó Juan Pablo II), con la anuencia de la Iglesia de Dios. Por eso, Michael, no es tiempo de dormirse en laureles raquíticos y maltrechos y en fuerte entredicho. Se consiguieron muchas cosas: cayeron muchas caretas, es público el pecado de muchos prelados, lobos mal disfrazados, ya no es cosa de pocos la maldad de estos señores; Kasper quedó fuera de la arena pública, con su nueva fama de xenófobo racista y mentiroso, que no tiene escrúpulos para mentir y salvarse, aunque eso destruya la vida de otra persona, de un periodista que estaba diciendo la verdad. Francisco quedó en la ambigüedad: poniendo a la némesis alemana del cardenal Ratzinger a dirigir un ataque contra la Iglesia: esperemos y recemos que las apariencias, en su caso, sean sólo eso. Y, al mismo tiempo, hemos visto a los buenos, al Espíritu operar por su medio, sobre todo a Burke, nuestro nuevo capitán.

Dios guía a su Iglesia; pero en II Tesalonicenses (II,3 y ss.) se habla de la Gran Apostasía, del anticristo, de la abominación de la desolación en el lugar santo del Señor (cfr. Dan. XII,11). Yo creo que esa apostasía se “robará” a la Iglesia, tomará sus posiciones formales, tendrá la mera apariencia del Papado, pero no podrá tomar su realidad. Hoy por hoy, con todos estos cardenales y obispos malos, que son mayoría, al parecer, puede que estemos cerca de la manifestación de ése que Pío X ya entreveía, que Juan Pablo II dijo que estaba en su tiempo, que Pablo VI, Pío XII y Benedicto XVI también vislumbraron. Del impío, del hombre de la anomía. Debemos estar pendientes y en pie de lucha, sabiendo que hasta buenos nos denunciarán por divisores, por pájaros de mal agüero, faltos de misericordia, etc.

Al principio decía que la historia de Kasper podía entroncar con la historia del mundo, con la historia, en general. Por supuesto, la Iglesia es el sentido de la historia, no hay otro, el Cristo Total. Pero han aparecido nuevas señales. A lo mejor, no es el tiempo de II Tesalonicenses ni los que los anuncian con claridad: Dios puede cambiar todo en un tris y, de hecho, la historia está llena de intervenciones así, al estilo de Lepanto o del inmenso surgimiento de la España de los Reyes Católicos, mediante los cuales Dios abrazó al mundo, por dos siglos, y a gran parte de él, por buena parte del siguiente siglo y medio. No pretendo ser el profeta Daniel o San Juan. Pero hay tremendas coincidencias en el horizonte. Y nunca antes la Iglesia estaba en una situación de tan tremenda amenaza, con un mundo que le es tan hostil, nunca antes hubo tantos cristianos en peligros tales; nunca antes la dirección de los asuntos estuvo tan mal llevada; nunca antes hubo menor manifestación de Santidad; nunca hubo pecados tan espantosos y, mucho menos, tenidos por proezas de “progreso”, sodomía, drogas, totalitarismo, destrucción de la familia, decenas millones de filicidios, guerras por doquiera, tráfico de personas, esclavitud, degradaciones sinnúmero. El capítulo I de la Carta a los Romanos se queda como un mero plano sencillo, de dos dimensiones, frente al análisis de integrales múltiples de la cuántica…

En este ambiente tan desgarrador, la luz de Dios brilla igual. Su brazo no se ha empequeñecido. Su santidad sigue fulgurante, como una señal, en sus testigos y en sus manifestaciones, incluso en el alma de cada uno, para que no perdamos el camino. Lo único que queda es rezar y luchar, ser fieles y perseverantes. Queda luchar, luchar y luchar. Que todo lo demás no es más que esto. Todo tiene que ser rebelión. Por eso, este blog habla de fútbol, de básquet, de cine, de beisbol, de televisión, de historia, de derecho, de economía, de teología y de filosofía. En todo ámbito, se tiene que desplegar la batalla. La lucha tiene que hacerse vida. El camino es la rebelión. HACE FALTA LA REBELIÓN, EN ESTOS NUBLADOS DÍAS, EN ESTOS DÍAS ATERRADORES, DÍAS DE REVOLUCIÓN; HACE FALTA LA REBELIÓN, ÉSA ES NUESTRA VIDA, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


Misericordia, por favor, la corrupción es peor que el pecado, lo dice el doblepensar

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Francisco, revelando la verdadera misericordia

Joao Braz de Aviz, la fea cara de la nueva religión mundial... y del reino del doblepensar, la mentira más radical de la historia; ergo, la más hija del Padre de la mentira

Joao Braz de Aviz, la fea cara de la nueva religión mundial… y del reino del doblepensar, la mentira más radical de la historia; ergo, la más hija del Padre de la mentira

Francisco se lo dijo a una delegación de la Asociación Internacional de Derecho Penal, para la celebración de todos los celebrantes del Pontificado, de los que hay por millones, de todas las religiones, esoterismos, gnosticismos y ateísmos.

Sí, claro, bravo, la corrupción no es un pecado, es peor que el pecado. Pecado es ofender a Dios, pero hay algo peor que ofender a Dios, la corrupción, que no es pecado, sino peor que el pecado. Y el mal, su origen y consistencia, no es el pecado, no es el ceder al “seréis como dioses”, no. Quién sabe, AHORA, por qué es que la creación gime y sufre con los dolores del parto. San Pablo dice que es por el pecado, pero ¿qué sabe él, no? Ahora, un Papa y una paca de cardenales, puestos por él en el tope de la jerarquía (el jefe de los cuales es un  racista xenófobo y mentiroso, atrapado con las manos en la masa) han dicho que se puede comulgar estando en pecado mortal, cuando el Apóstol dijo que el que hiciera eso comía y bebía su propia condenación. Ah, no, San Juan tampoco sabe nada, eso de pecados mortales ya está superado, los cardenales pro-sodomitas lo superaron; incluso lo del pecado original está superado, Luis Francisco Ladaria, teólogo del papa, designado gran reformador de los procedimientos de nulidad matrimonial, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dice que no hay pecado original, porque no hay naturaleza.

Muy bien, así se habla, obispos y cardenales teólogos que quieren destruir a la Iglesia, lo están haciendo como debe ser. Así sí que van a lograr su objetivo, porque eso que dijo Cristo, “las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella”, está superado, quedó caduco, ante el progreso indetenible. ¿No estamos en una “era” nueva, en la “era” de Acuario, que supera a la de piscis? La era del papa que dijo que el Dios católico no existe, ES MÁS, que no existe Dios, eso es una idea, un Dios-spray, lo que  hay es las personas, el dios de las sorpresas, el papa, para el que la conciencia individual es el juez último de la moralidad, para el que no hay principios no negociables, el papa para el que el tiempo es superior al espacio, para el que la realidad es y la idea se construye, para el que la Iglesia tiene que ser descentralizada, el que puso a Baldisseri a la cabeza del Sínodo, porque él vino al mundo a poner a Carlo María Martini en vez de a Cristo, como le dijo al pro-sodomita de Spadaro, de la Civiltta Cattolica, la jerarquía que dice que la Iglesia nunca ha sido misericordiosa, que una paca de cardenales pro-sodomitas (con compañía) inventaron la misericordia que supera a la de Dios… Así es como se hace, así sí van a destruir a la Iglesia de Jesucristo, unos pro-comunistas, a los que les encanta hablar como Heidegger…. Mejor que hablemos como new age, que mezclemos todo con todo, ¿El prefecto de la Congregación vaticana para los institutos de vida religiosa, Joao Braz de Aviz, no presidió el Foro Espiritual Mundial, destinado a producir la religión única mundial, por la que lucha el “católico” Tony Blair, por la que luchaba el santón Mandela, la que Shimon Peres le pidió a Francisco que presidiera? Ahí caben Marx, las aberraciones de Shiva-Radha y demás, Kahli, Vishnu, Brahma, Pachamama, Changó, Buda, Ying y Yang, el “cristo cósmico”, el “cristo histórico”. Ahí sí vamos a ser todos felices y misericordiosos, agarraditos de las manos, porque no va a haber corrupción…

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A este paso, aunque las palabras de Cristo no puedan pasar, la iglesia no tiene muy buena perspectiva para el futuro inmediato. Todo parece indicar que la Fe en Cristo en su Iglesia verdadera está por sufrir los peores males de su historia. No caerá, pero la Fe, la propia virtud sobrenatural, está fuertemente amenazada: ¿qué quedará de los fieles que, por seguir al Papa, digan que Dios no existe, que existen las personas, qué quedará, de los que, para poder vivir, digan que eso no es así y tengan, haciendo gala del doblepensar de Orwell, que negar que el Papa lo dijo o que no quiso decir lo que dijo, qué quedará? ¿Qué quedará cuando en colegios católicos y en misas, se nos meta, a lo macho, la ideología de género, qué quedará? Por otra parte, los verdaderamente fieles parecen ir apartándose cada vez más de este desastre, como parece que manda la prudencia sobrenatural. Pero, sin el servicio Primacial de Unidad, ¿qué quedará de todo esto? Un archipiélago de grupúsculos sin comunicación mutua, luchando por mantenerse fieles y con problemas en su conciencia. Nuestra misión es luchar y rezar, informar y formar, buscar la unidad, buscar restituir la Fe de Roma y nuestra comunión plena con un papa que asuma su responsabilidad y no ande mandando a su brazo derecho a decir, en un periódico de Argentina (La Nación, Víctor Manuel Fernández, 23-10-14), que lograrán demoler la Iglesia, que hay que tener paciencia, que los gritones y malencarados no tienen ninguna posibilidad de evitar la revolución. Tenemos que rebelarnos. TENEMOS QUE ASUMIR LA RESPONSABILIDAD, LA RESPONSABILIDAD DE LA FIDELIDAD CONTRA TODA APARIENCIA, INCLUSO A ROMA, CUANDO ROMA SE HA HECHO INFIEL, ESO ES LA REBELIÓN, LA VERDADERA, LA QUE NECESITAMOS, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


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