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El Político de Platón como punto de partida: breve análisis crítico

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El Rey Filósofo, Bien Común, el Mito de los ciclos cósmicos y más

Los clásicos, los hombres que pusieron las bases, en la esencia misma de la realidad, para la elevación y la profundización, hasta la plenitud de la razón, en su contemplación de la realidad

Los clásicos, los hombres que pusieron las bases, en la esencia misma de la realidad, para la elevación y la profundización, hasta la plenitud de la razón, en su contemplación de la realidad

Contenido

1.- Análisis del diálogo

1.A.- Político verdadero o rey filósofo

1.B.- La ocupación del político: el Bien Común

1.C.- Bien Común, legalidad, prudencia y diversidad de regímenes

II.1.D.- Sabiduría, crisis y regímenes falsos

2.- Saldo del estudio a El Político

2.A- Carencias de El Político como modelo de estudio de la autoridad // Hay que corregir, aquí [number three] y atrás, lo del uso de la violencia

2.B- Verdades que han de destacarse

3- Epílogo: más allá de El Político, puntos centrales a ser estudiados y que no entran en la consideración de esta obra; y puntos centrales en los que la misma es punto de partida de la investigación

 

Un estudio sobre la autoridad política en el autor Ateniense puede centrarse en el diálogo cuyo comentario emprendo, mas es necesario tener en cuenta que el mismo es parte de una estructura superior, que comienza en El Sofista. Es más, este diálogo es parte de una trilogía de la que el Teeteto es la primera parte[i]. Sin embargo, el presente artículo trata sobre la temática de la que habla El Político; sin olvidar su carácter de texto parcial.

Por otra parte, las intenciones de Platón deben completarse revisando otras obras, como La República, Leyes, Fedón e, incluso, la Política de Aristóteles, sin pretender un estudio completo del tema en la filosofía del Ateniense, pues no es ése el objeto de este artículo.

En lo que se refiere a esta obra, en primer lugar, se realizará su análisis; en segundo, se observarán carencias que el mismo presenta como una visión de la autoridad política; y, por último, se tratarán de obtener las enseñanzas pertinentes como punto de partida para el estudio que podría realizarse en una escala mayor, en una tesis en filosofía política.

1.- Análisis del diálogo

El análisis tiene que empezar con la ubicación precisa del diálogo dentro de la trilogía referida, pues de ese modo serán claras las intenciones de Platón, así como sus deseos de esconder ciertos aspectos de la doctrina contenida en el mismo. Igualmente, este análisis requiere de la precisa definición del hombre de estado por excelencia en la concepción del autor, ya descrito en La República, aunque bajo otra óptica. Y, por último, se debe ver el papel en la sociedad política en la que vive y sus relaciones con el pasado de la comunidad, así como con su futuro; lo que equivale a la comparación de el político con los otros tipos de personas que ocuparán puestos de responsabilidad y de gobierno en la comunidad, pero en ausencia de aquél.

1.A.- Político verdadero o rey filósofo

En la casa del filósofo Euclides, en Megara, éste y Terpsión, hablan sobre Teeteto, quien ha emprendido la vuelta a Atenas, herido en la batalla de Corinto y grave por la disentería; el anfitrión cuenta que ha pedido al ateniense que se quede en Megara para curar sus heridas, pero éste no accede a ese pedido. Euclides recuerda la predicción que Sócrates ha hecho sobre la vida del joven Teeteto poco antes de la muerte del gran maestro. También había transcrito una conversación filosófica a la que atribuye gran importancia, tal como le fue reportada por el propio Sócrates y le pide a un esclavo que le traiga el rollo y se lo lea a él y a su amigo. Esos apuntes de Euclides constituyen tres diálogos: Teeteto, El Sofista y El Político[ii]. En las respectivas conversaciones, que tienen lugar en días sucesivos (en el primero, Teeteto y, en el segundo, El Sofista y El Político), se anuncia que el plan es tener estas charlas junto con una cuarta[iii], que nunca ocurre. La razón de ello no está en la falta de tiempo, el olvido o alguna otra carencia. En realidad, no se omite estudiar al filósofo, ya que, en El Sofista y en El Político, queda definido este personaje de “linaje divino”[iv]. El filósofo es, entonces, aquel personaje del que el sofista es una mala imitación y el verdadero político que, algunas veces y por fortuna, “vigilan desde su altura la vida de los hombres”[v].

Eric Voegelin apunta que, mediante la forma literaria del diálogo, Platón busca crear distancia entre las opiniones vertidas en estas obras, en especial en El Político, y su propia persona; lo que agudiza por el uso de cambios en el personaje principal de cada uno de los diálogos. Más aún, puesto que presenta los diálogos como meros reportes de conversaciones pasadas de otras personas, se separa todavía un grado más de dichas opiniones y doctrinas[vi]. Platón tiene plenamente en cuenta el peligro de la situación de un filósofo con sus posturas, especialmente a raíz del destino que tuvo su maestro[vii]. Según el comentarista alemán, “el golfo entre el condenado orden público [habría que decir, pues Platón así lo habría hecho, ‘desorden público’] y los representantes del espíritu se ha hecho insalvable”[viii]. En realidad, como se verá, el propio Platón no ha perdido la esperanza del todo, aunque está convencido de que sólo algo análogo a un milagro podría salvar la situación.

El Ateniense dirá en qué podría consistir ese hecho extraordinario y la parte en la que más directamente alude a él es en el mito de los ciclos cósmicos, como se verá también. Ahora interesa anotar que, si el autor expresa su esperanza de manera directa sólo por un medio tan oscuro y diseñado para oscurecer, es porque sabe el peligro que representa para él el sostener como único recurso para la salvación de la polis helénica lo que presenta en esta obra.

A pesar de la inmensa crisis que aqueja a la polis, Platón no considera que haya que abandonarla, no obstante que él sufra por la maraña de falsedades y maldades que se han entrelazado en ella y que, por lo mismo, sus mejores hombres tienen que retraerse o morir a manos de los malvados, como Sócrates. Sobre este particular, como se adelantó arriba, Platón es oscuro como nunca antes, pero una lectura detenida de los dos diálogos gemelos, a saber, El Sofista y El Político, revela sus intenciones. Mas el punto culminante de la exposición es el mito de los ciclos cósmicos[ix].

Éste es, en resumidas cuentas, el tenor literal de este mito. El mundo es compuesto por el Demiurgo y de Él recibe inteligencia. Mas, en un tiempo, Cronos gobernó el mundo y éste seguía el curso que le daba el dios. Mas, en su oportunidad, el mundo es dejado a su propio movimiento; y, por imitar a la naturaleza divina que lo produjo, puesto que no puede ser eterno como ella, se mueve de la manera más perfecta: circularmente y de manera retrógrada, tratando de volver a su origen; he ahí, pues, el origen de los ciclos cósmicos. En una etapa, es conducido hacia delante por el gobierno de una divinidad encargada de ello; en la siguiente es dejado a su capacidad motriz, que lo hace retroceder. Cada vez que se produce un cambio de sentido en el movimiento cósmico, se producen grandes cataclismos, que prácticamente arrasan con la vida. Cuando va en un sentido, los animales nacen, envejecen, mueren y vuelven a la tierra; cuando va en el opuesto, todo lo temporal se desarrolla de manera inversa.

En una etapa anterior, la era de Cronos, todo el mundo era gobernado por divinidades, parte por parte, e incluso los ganados tenían como cuidadores a genios encargados de ello, los cuales proveían de todo lo necesario a los rebaños que tenían a su cuidado. Así, no podía haber entre los seres vivos guerras ni querellas de ninguna clase. Los hombres eran apacentados por la divinidad principal, que era su pastor, “a la manera en que hoy en día los hombres, raza más divina, apacientan a otras razas animales, que les son inferiores”[x]; por eso, no necesitaban trabajar para vivir. Igualmente, bajo el gobierno del dios, no se necesitaban constituciones, leyes, poseer a las mujeres o los hijos, ya que no había procreación. Si esa vida era mejor o peor que la de la siguiente era, en la que vivían Platón y los personajes de sus diálogos, la de Zeus, dependía de si en esa época las personas filosofaban o no, si podían realizar el bien que constituye la felicidad, el bien y la verdad más altos o sólo se conformaban con las fabulas con las que suelen conformarse. Pero sobre este punto los mitos no dicen nada.

Cumplido el ciclo anterior, el dios abandona el gobierno y, con él, todos los dioses inferiores que lo asistían en el mismo. El cosmos, a su vez, comenzó su movimiento retrógrado. Eso produjo una sacudida violenta que hizo perecer a muchos animales de toda especie. Luego, se calmó todo y el cosmos, criatura viva e inteligente, siguió su curso de manera ordenada, como le prescribió su Autor. De esa exactitud inicial en el seguimiento de las indicaciones de Dios, su piloto, después de un tiempo, el cosmos fue olvidando las instrucciones y, a causa de los principios corporales de los seres, de la chora primitiva, comenzaron los desórdenes, que fueron cada vez mayores, por el paulatino triunfo de la desemejanza[xi]. Así, el cosmos va con un rumbo nefasto, hasta que Dios asigna a una nueva deidad el gobierno y ésta endereza el rumbo, ordena las partes “y lo restaura de manera que resulte inmortal e imperecedero”[xii]. Luego viene, de nuevo un período sin la guía de un dios, en la que los hombres tienen que valerse por sí mismos y, por ello, requieren de que se les enseñe a realizar los oficios básicos y necesarios para la vida.

En 275a-b, Platón introduce, por boca del extranjero eleata, en el comentario a toda la parte precedente del diálogo y precisamente hasta el final del relato del mito, la siguiente aclaratoria:

En mi opinión, Sócrates, esta figura del pastor divino es aún demasiado alta para un rey. Nuestros políticos de la época actual, mucho más semejantes a sus súbditos por su nacimiento, están también más cerca de ellos por las lecciones y la educación que reciben[xiii].

Así, se descubre de qué trata el mito, al menos en lo principal. Voegelin tiene razón al decir que Platón utiliza herramientas para desviar la atención y despistar al lector exotérico[xiv]. El mito es una maraña para despistar a alguno que, entendiendo, pudiera querer denunciar a Platón por tener un programa político revolucionario o por ser una reedición de Sócrates. Por ese motivo, Platón hace uso de Hesíodo y de diversas creencias populares griegas, las mezcla y en medio de ellas propone el régimen de gobierno que, comparado con los desórdenes actuales y por participación intensa en la verdad divina, es un gobierno de naturaleza también divina.

En lo principal, pues, el mito de los ciclos trata del gobierno de los verdaderos políticos, bajo los cuales se constituyen los verdaderos regímenes, regímenes divinos, respecto de los cuales, los demás no son sino falsedades o, mejor aún, falsificaciones: la monarquía y la aristocracia, digamos, de segunda denominación, distintas de las verdaderas; aparte de la tiranía, la oligarquía y la democracia[xv]. Así es, el político verdadero es un pastor, como el dios del mito[xvi]. También es un piloto[xvii]. Él gobierna sólo por un tiempo, luego del cual, los dirigentes que queden tienen que someterse a las leyes dejadas por él con total celo y de manera casi absoluta: declarando penas severas a quienes pretendan cambiarlas, pues ello es lo que hace que la polis se descarrile[xviii]. El verdadero político gobierna con auxiliares que también son puros y divinos: los sacerdotes, militares, jueces y retóricos, “que prestan a la justicia toda su fuerza persuasiva”[xix]. Por esto es que, como se dice en El Sofista, el filósofo, personaje divino, tiene a su cuidado a los hombres[xx]; porque él es el que puede decidir cómo educar a los jóvenes, cuáles ciencias deben aprenderse y, en consecuencia, mandar sobre todas[xxi]. El arte política decide cuándo se persuade y cuándo se debe usar de la fuerza para imponer alguna medida, cuándo y a quién atacar, qué leyes dictar para que los jueces las ejecuten, etc.[xxii]. Por último, cuando, luego de haber hablado de los regímenes falsos, los compara con el verdadero, dice de él que es “es un dios entre los hombres y que hay que ponerlo aparte de todos los demás”[xxiii].

De otro lado, el político verdadero gobierna bien y, por ello, hace feliz a la ciudad, establece la justicia y la prudencia, lo que redunda en amistad ciudadana[xxiv]. Ahora bien, el primer político, gobernante divino, deja unas leyes para que la comunidad tenga cómo guiarse en su ausencia, pero esas leyes no atan de manos al prudente: siendo instrumentos de la prudencia, ésta no puede estar sometida a ellas. Por ello, cuando el rey divino se va, desprovista la comunidad de su prudencia y, por eso mismo, aplicando la ley como lo hacen los ignorantes, la ciudad cae en desgracia. Debido a eso, cuando, con el pasar de los años, aparece un nuevo “científico” o, quizás sea mejor decir, un sabio político, un verdadero estadista, él no puede estar atado de manos por las leyes ni, siquiera, por la necesidad del recurso a la persuasión, para aplicar las medidas que su saber le indique y, si hace falta, usará de la espada para enderezar el curso de los acontecimientos y las relaciones[xxv]. Con él, comienza un nuevo ciclo en el que una nueva divinidad viene a restaurar el buen curso del “cosmos” político.

Es lo mismo que sucede en La República: “mientras los filósofos no se enseñoreen de las ciudades o los que ahora se llaman reyes y soberanos no practiquen la filosofía con suficiente autenticidad, de tal modo que vengan a ser una misma cosa el poder político y la filosofía y mientras no sean recusadas por la fuerza las muchas naturalezas que hoy marchan separadamente hacia uno de esos dos fines, no habrá reposo, querido Glaucón, para los males de la ciudad, ni siquiera, al parecer, para los del linaje humano”[xxvi]. Como se dijo, para él, “ese cambio no es pequeño ni fácil, pero sí posible”[xxvii]. En Leyes, un déspota virtuoso realiza los cambios hacia la virtud, de manera expedita; lo difícil no es que un déspota así pueda hacer los cambios, una vez en el poder, sino que se conjuguen de semejante modo un gran poder y la virtud; de suceder esa combinación, sin embargo, sobre todo si se tiene a la mano un gran poder de persuasión, los cambios necesarios ocurrirían[xxviii]. Dice que esto es como un “mito”, un ideal, “un oráculo”, pero, si se unen gran autoridad y virtud, el cambio ocurrirá[xxix]. En El Político, sin embargo, ya Platón no aspira a que un filósofo sea rey, sino que la fusión entre ambos personajes se dé de ésa u otras maneras: él habla de la posición del asesor, de guía del que detenta efectivamente la autoridad[xxx].

Adentrándose un poco más en el sentido del mito, un punto muy importante consiste en que el verdadero político es también filósofo, como ha quedado claro: eso es lo que lo hace divino, precisamente. Esto muestra con mucha fuerza la gran vinculación que Platón captaba entre el fin del arte político y la verdad, tanto en lo que se refiere a los medios para alcanzar dicho fin, como, de manera más importante, en lo que toca al fin mismo, en el que se halla lo virtuoso. La virtud es el justo medio, el vicio es exceso y defecto[xxxi]. El arte depende de estas relaciones, también el de la política: todas buscan la virtud, la bondad y la belleza de sus obras, y evitan el vicio. Si las artes existen, existe la proporción y la desproporción; y, si existen éstas, existen las artes[xxxii]. Por eso, el filósofo es quien guía a la comunidad a su felicidad, pues es quien conoce las virtudes, la verdad sobre ellas y puede gobernar sobre la educación y las leyes y llevarlas a su destino natural: “¿seremos capaces de dominar la música (…), si no reconocemos dondequiera que sea la forma de la templanza, del valor, de la generosidad, de la grandeza de alma y demás virtudes hermanas de éstas, así como las que les son contrarias, y si, por otra parte, no nos damos cuenta de que existen, ellas mismas y sus imágenes, en cuantos las poseen? No creo que debamos despreciarlas [a la educación musical y a las formas de las virtudes] ni en las pequeñas ni en las grandes cosas y, por el contrario, hemos de pensar que son objeto del mismo arte y del mismo estudio”[xxxiii]. A saber: el del filósofo. Platón destaca esta relación en la narración del mito, cuando anota que la felicidad de los hombres está vinculada al filosofar, a la búsqueda y hallazgo de la verdad: por eso es que el filósofo tiene que participar del gobierno y por eso es que su gobierno es el único verdadero, el único que lleva a los hombres y sus sociedades a su verdadero destino natural, según las determinaciones que tomó su Hacedor al diseñarlos.

El filósofo es ése al que el sofista imita mal: es el que se encarga de estudiar al ser y lo que le corresponde, qué puede participar en él y qué no, qué naturalezas, sin ser ellas el ser, puede mezclarse con él y existir; y ver así, en qué consiste el error y las apariencias y en qué la verdad y lo inteligible, el fundamento más profundo de todas las ciencias y de su radical comunidad[xxxiv]. En el Fedón, el Ateniense desciende con este método de las formas a los seres particulares, completando así la descripción de la actividad especulativa del filósofo y poniendo dentro del sujeto de su ciencia al ser material[xxxv]. En su labor práctica, por ser conocedor, el filósofo tiene autoridad y es director de otros, pastor del rebaño humano: “la norma más importante [para atribuir autoridad] va a ser la sexta, que quiere que el ignorante se deje llevar y que el sabio y prudente guíe y mande”[xxxvi].

Ésa es, pues, la intención principal de Platón al presentar el mito comentado. En su filosofía, eso es lo relevante. Claro que, como se dijo arriba, él recurre a tal expediente por razones “diplomáticas”. Y todo este sentido está envuelto en una simbología que se hace intrincada, en la medida en que es tomada a préstamo de otros mitos griegos, de Hesíodo, por ejemplo, y presentado de manera abigarrada: mezclando la simbología de lo que es su intención principal con otras simbologías. Por ello, el completo sentido del mito es casi imposible de saber para nosotros, a tanta distancia cultural del Ateniense. Y, aunque estoy seguro de que a Platón le hubiera importado poco que se desentrañaran estos sentidos secundarios, pues lo interesante es la lección de “arte” o “ciencia” política, creo que tiene una importancia relativa el dar cierta cuenta de las cuestiones secundarias, para evitar las interpretaciones descabelladas, que pululan. Lo primero es que, para el autor de El Político, las cuestiones cosmológicas tienen poca monta en lo que a la estructura del mito se refiere. Hay algunas referencias cercanas al Timeo, como se trató de hacer obvio arriba, en varias notas al final. Pero eso no es lo esencial. Pienso que Platón alude, como es su costumbre[xxxvii], a puntos de historia, referidos a la civilización minoico-micénica y a los orígenes de la civilización helénica.

El mito de los ciclos cósmicos, entonces, parece estar inspirado en la caída de la civilización minoico-micénica, las convulsiones humanas que hay a la caída de una civilización, y los desastres naturales que hubo en la época de la referida caída: terremotos y una gran erupción de un volcán. Así como por el nacimiento, crecimiento y entrada en crisis de la civilización helénica. Por eso, hay diversos dioses que rigen un período y otro, en lugar de un solo dios que los rige a todos; no se olvide que es muy común en las civilizaciones griega y sus contemporáneas el distinguir un dios tutelar para cada sociedad e incluso para cada sección, como la familia, de la misma comunidad, como puede verse en Leyes, libro IV[xxxviii]. Por eso, también se observan diversas formas de gobernar en cada período; así como una necesidad de resurgir de las artes, el comercio, las técnicas de producción, etc. En su Política, libro II, capítulo 10, Aristóteles habla de cómo Esparta tenía leyes copiadas de Creta y de cómo Creta las adquirió de los habitantes originales de la isla; y, hasta el día de escribir este libro de la Política, los “perioikoi” vivían con la legislación dada por Minos[xxxix]. De lo demás, el mito puede inspirarse en creencias, a su vez, míticas sobre el significado del relevo de civilizaciones en el mismo territorio geográfico que era el mundo de los helenos: sobre todo lo que se refiere a la “época de oro”. En esa época de oro, Platón sitúa uno de sus más queridos expedientes para lograr la amistad ciudadana, el bien común: la comunidad de mujeres e hijos y de bienes materiales, para evitar que “mío” y “tuyo” separaran a los ciudadanos[xl].

Entre los comentaristas que presentan interpretaciones descabelladas del mito, puede destacarse a Eric Voegelin; considero conveniente revisar su interpretación. Según él, el punto quiebre del mito, donde se ve que él lo que hace es esconder significados detrás de símbolos que despistan, es la comparación de la época de oro sin filosofía con la era crítica presente, pero con filosofía. Si ésta es, no obstante, más feliz, merced al arte filosófico, entonces parece no tener sentido un mito de comparaciones entre “edades”, entre las que la de “oro” es menos feliz que la que está en crisis. Según Voegelin, el sentido oculto que despeja el panorama aparentemente contradictorio está en “procesos del alma”, en una evolución de la conciencia, de los mitos del pueblo y los poetas al nivel del filósofo, en la explicación de la tensión entre el orden y el desorden. Platón rechaza “explícitamente”, dice Voegelin, las creencias populares en el gobierno de los dioses, pues estima, de acuerdo con este comentarista, que el hombre es el autor de la civilización, cuyo orden emergió, en el principio, del inconsciente, es decir, en la simbología utilizada por el Ateniense, por “el recuerdo de las instrucciones impartidas al cosmos y al hombre por los dioses”. A inconsciente, pues, se reduce la impresión de una naturaleza por Dios, por el Demiurgo, en los entes del mundo, con la mirada fija en las Ideas, según el comentarista alemán. En el mito de los ciclos cósmicos, pues, el Ateniense no es más que una mezcla de hegeliano con freudiano[xli].

Voegelin se pregunta: “¿cómo operan las fuerzas del orden, en la historia del alma y no en la historia encubierta del mito?”[xlii]. Y responde: por la introducción de un Dios superior a los dioses del mito popular, que instala al gobernante político[xliii]. Pero, ¿cómo es esto, si antes dijo que todo el asunto se debía a la acción del hombre solo, es que a Platón le gustaba inventar toda una simbología de manera muy cuidadosa para contradecirse de manera tan flagrante? Ese Dios no es el Demiurgo del Timeo, según Voegelin, sino un dios del orden, que lo restaura, colocando al político. El Demiurgo es artífice incluso de los dioses, como ya se señaló, ¿de dónde sale, entonces, este nuevo “dios del orden”? Voegelin elabora, según sus propias fantasías: está construyendo su propio mito de los ciclos cósmicos.

Hay infinitas evidencias del respeto de Platón por los dioses en los que creían el resto de los griegos helénicos, he destacado los pasajes del Timeo, aunque también se pueden citar innumerables de Leyes[xliv] y de La República [xlv], especialmente, de los libros II y III.

Para Voegelin, la expuesta es la interpretación del mito, pero se pueden buscar sentidos superpuestos en los mismos símbolos. Se han de ver algunos de los que él “encuentra”. Así, Platón habla del envejecimiento de la civilización por el abandono de los mitos antiguos, gracias a la conciencia filosófica y a la crítica de los sofistas. La juventud, en tal situación, es irrecuperable. Pero el Ateniense tiene la idea de la decadencia y el resurgir de la civilización, como ley del destino o fatalidad. Lo que no le ocurre de manera inadvertida al hombre que ha alcanzado la conciencia, aunque la fuente del orden divino esté más allá de esa conciencia: la manifestación del orden ya no es el mito, sino el hombre consciente, divinamente ordenado, que ha adquirido la semejanza con Dios. No se desanda el camino de la declinación de manera automática, se necesita que el curso sea revertido por el hombre que es portador de la Idea[xlvi].

Como se ve una vez más, Voegelin pretende endilgar hegelismo a Platón. Según esa pretensión, Platón creía en una conciencia iluminada por el Absoluto, que, al iluminar, se esconde en el más allá [de la conciencia misma]. Esto es inadmisible, pues Platón no es un idealista-inmanentista, sino cree en el valor de la experiencia sensible como principio de la ciencia, que incluso nos lleva, junto con el intelecto, a lo divino[xlvii]. Además, como es claro por lo dicho, Dios puede ser conocido, hay plena conciencia de los principios del orden, etc. No cabe, pues, poner en la mente de Platón nada que tenga que ver con Hegel.

Por otro lado, como también se ha dicho, Platón no es uno que rechace la religión griega, aunque se dé cuenta de que hay que elevarla, purificándola de las inmoralidades que se le atribuían a los dioses; y poniendo sobre esos dioses no absolutos uno que sí lo es y que es artífice de todo, incluyendo a esos dioses. Por ello, Platón sí puede ser uno que estuviera tratando de relevos civilizacionales, pero no bajo progresiones hegelianas ni en el abandono de los dioses olímpicos. Él tenía gran conciencia de la especificidad civilizacional y de la sucesión de civilizaciones sobre un área geográfica. Por lo que nada obsta para que sea verdad que creyera en la llegada de una nueva civilización en el futuro, bajo Dios y los dioses del Olimpo. Pero Platón estaba hablando, principalmente, de la única esperanza que tenía su sociedad: la llegada de un filósofo al poder real y con un gran poder, así fuera como asesor. Por ello, él mismo se trató de convertir en eso, precisamente, aunque en la Siracusa de Dionisio[xlviii].

Por otro lado, uno tiene que estar en guardia contra pensadores sutiles como Voegelin, que tergiversan de manera delicada los textos, con palabras capaces de causar impresión. Este comentarista, en un comentario ya más amplio a toda la obra de Platón, asegura que, en los diálogos posteriores a La República, el Ateniense ha abandonado la esperanza en que el filósofo, “el espíritu”, dice el alemán, pueda insuflar orden a la comunidad. Por ese motivo, continúa el comentarista, Platón amplía el campo de investigación, hasta incluir en él al desorden; eso lleva al Ateniense, quizás, dice Voegelin, bajo la influencia de la cultura persa [o iraní], a abrazar un dualismo metafísico en el que el mundo surge de dos principios antagonistas irreconciliables, el Bien y el Mal. El único fundamento textual al que alude Voegelin es Leyes, 896e, en el que Platón, luego de decir que todo movimiento procede del alma y que, por tanto, el alma es anterior a todo lo corporal y que hay alma del universo, dice que, dado que hay bien y mal, debe haber dos almas del universo, a pesar de que antes ha dicho, refiriéndose al alma humana, que ella es principio de lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso, en nosotros. Ése es el único pasaje que cita Voegelin, pues no hay otro pasaje en toda la obra del Ateniense en semejante sentido.

En las obras que dedica a la metafísica, cosmología y cosmogonía: Timeo, El Sofista, Fedón, Fedro [cuyo tema principal es, más bien, la retórica], Parménides, etc., más República IV y VI,17-21, no asoma nada similar. Es más, el Bien es el origen del ser y de la verdad, la virtud y todo movimiento hacia la plenitud[xlix]; y, además, todos apetecen no una apariencia de bien, en cuanto apariencia, sino el bien mismo, en cuanto realmente tal[l]. En el Timeo, es claro que el ser es bueno y bello, que el mundo lo es, así como el Demiurgo es bueno también; y, por esto, sabemos que Él se fijó en lo eterno para hacer el mundo[li]. Es decir, pensar que Platón en ese preciso punto hizo un cambio tan radical hacia la irracionalidad, implicaría asumir que toda la filosofía platónica tendría que haber cambiado y, entonces, que el mismo Leyes debía ser reformado de manera total. En el Fedón, es claro que toda la metafísica y la ética dependen de la acción generadora del Artífice del cosmos, que lo hace todo y cada una de sus partes con la mira puesta en lo mejor[lii]. En Leyes mismo y en República es claro cómo toda la política platónica pende, en última instancia, de la bondad de Dios, del que depende todo bien, incluso el bien común de la polis.

Nadie en la historia del platonismo lo ha interpretado así, de Aristóteles a Juan Escoto Erígena, pasando por Plotino, Orígenes, San Agustín, Proclo, Pseudo-Dionisio y pare usted de contar. Pero es en el propio Político donde se halla la prueba más directa, precisamente en la parte en la que habla del mito de los ciclos cósmicos: no se puede decir que los movimientos retrógrados del cosmos sensible provengan de “una cierta pareja de dioses cuyas voluntades fueran opuestas”. ¿Cómo sería posible que este campeón del helenismo, que dedicó su vida a salvarlo de sus propias falsedades y vicios, se dejara dominar intelectualmente por un irracionalismo del más acérrimo enemigo externo de su civilización, siendo él uno de los más inteligentes y racionales representantes de la más delicada y fina, por su altura intelectual y la belleza de sus expresiones, de todas las culturas conocidas hasta la época en que él vivió? El propio comentarista, al analizar el mito de los ciclos cósmicos, dice, con pruebas textuales[liii], que Platón rechaza tal metafísica dualista y que la fuente del mal es la chora[liv].

El comentario de Voegelin, más bien, va en la línea de lo que llamo “versión de sentido”, la acción por la cual un comentarista no ve de manera desinteresada al autor que estudia, para exponerlo de manera exacta y luego ponderar la verdad o falsedad de sus afirmaciones, sino por el que se lo tergiversa de manera más o menos consciente, trayéndolo a la interpretación del mundo que uno mismo sostiene, como cuando lee a Hegel en el Poema de Parménides[lv]. De este modo, los análisis del autor alemán son muy útiles, por ser muy sutiles, en muchos aspectos. Pero eso es válido sólo cuando está tratando realmente de arrojar luz sobre los textos comentados y no los está utilizando como cantera de la que extrae material moldeable para sus fines “constructores”.

De modo pues que, en El Político, Platón guarda esperanza en la crisis, pero esa esperanza consiste en un recurso extraordinario y casi imposible: la llegada al poder del verdadero político. Éste es filósofo, busca la verdad, sobre el ser, lo bello, el bien, lo inteligible, la virtud, la forma misma de la virtud. Platón vincula intensamente la verdad y el bien común. Por eso, el político es filósofo, porque tiene que gobernar sobre la educación y las leyes y llevarlas a su fin natural. El político, asimismo, dirige, aunque él no sea quien detente la autoridad, sino sea mero asesor [para lo que tiene que tener un gran ascendiente con el que sí la tiene]. Busca la justicia, la prudencia y la amistad ciudadana. Usa como recursos para imponer la prudencia a la persuasión y la fuerza, que no es violencia. En el ejercicio de su actividad, se sirve de auxiliares. Por otra parte, para Platón, es fundamental la creencia en los dioses y en Dios, así como la racionalidad de esta creencia y su carácter “científico”, es decir, capaz de demostraciones a partir de la experiencia común. A partir de esa religiosidad, que participa de la razón, el Ateniense obtiene puntos importantes sobre el origen del universo, el bien y el mal y el Bien Común.

Por último, Platón distingue entre un régimen verdadero, que es monárquico o, a lo más, aristocrático, el cual pone en comparación con diversos grados de falsificaciones: los regímenes legales, es decir, la monarquía y la aristocracia, de segunda denominación, los ilegales, a saber, la tiranía, la oligarquía, y la democracia, que es muy difícil de colocar en uno u otro lado de la legalidad, dada la confusión que reina en la misma. La distinción entre todos ellos estriba en las relaciones entre prudencia y ley. Pero, sobre estos puntos y su relación con el bien común, se profundizará y se abundará en las secciones siguientes.

1.B.- La ocupación del político: el Bien Común

En el libro I de Leyes[lvi], Platón  dice que es legislador divino el que dicta leyes con miras al bien natural de la ciudad en las distintas circunstancias en que ésta se halle. El buen juez, por su parte, no debe buscar la destrucción del malo, sino su regeneración y la amistad entre todos[lvii]. Es que el bien de la ciudad, su armonía, se halla en la benevolencia mutua, en la amistad[lviii]. Pero dice también que el legislador bueno realmente no tendrá ante sus ojos otro fin que la virtud suprema[lix], esto es, las cuatro virtudes cardinales.  Entre ellas, la sabiduría o prudencia, virtud divina, es la primera; a continuación se halla la templanza unida a la inteligencia[lx]; la prudencia y la templanza, mezcladas con el valor, generan justicia[lxi], que es la tercera virtud; el valor está en cuarto lugar[lxii]. Estas virtudes son establecidas por la naturaleza[lxiii]. El legislador debe atender a ese orden de bienes del alma; y lo demás, lo que se refiere a los bienes externos, incluso en lo tocante a la familia, se tiene que prever con miras a los mismos. El legislador tiene que promoverlos mediante un régimen de premios y castigos proporcionales, en lo atinente a todos los tipos de relaciones de la sociedad, para promover lo virtuoso y reprender lo vicioso[lxiv]. Por último, en el libro IV de La República, el Ateniense apunta este otro bien, que está en rivalidad con los más altos, incluso con la prudencia de los gobernantes (no se olvide que el régimen verdadero es el de los sabios y prudentes) y la justicia: “la igualdad de opiniones entre gobernantes y gobernados, [y] el hecho de que se mantenga en los soldados la idea legítima e inquebrantable sobre lo que es temible o no”[lxv]. O sea, siendo la concordia uno de los bienes mayores, tiene que serlo su fundamento más profundo: una comunidad básica de opiniones en los puntos más esenciales[lxvi]. Aparte de todo lo anterior, se ha de recordar que, del estudio de El Político, es claro que Platón considera a la verdad como un bien primordial; así como pone a la religión en el lugar de la mayor estima, no sólo en El Político, sino a través de toda su obra.

Pero es de la mayor importancia notar lo siguiente. Hasta ahora, se ha hecho una lista de bienes que Platón pone como el Bien de la ciudad: la armonía, la benevolencia mutua, la virtud, la verdad, la religión, el acuerdo de las opiniones, la justicia distributiva (que, aunque Platón sólo la ponga como un medio, es tal su importancia en todos los ámbitos, que pienso que se tiene que poner entre los fines más altos). Eso parece un poco caótico. Para que haya alguna coherencia en la vida política, tiene que ser uno el bien que sea el último, que dé sentido a todo lo demás en la comunidad[lxvii], en el que comuniquen todos los bienes nombrados, sin duda, muy valiosos. Sin embargo, en la obra de Platón, no parece haberse planteado este último interrogante.

Lo que interesa ahora es ver cómo esos bienes se manifiestan en El Político, cómo concibe Platón que la autoridad mayor de la comunidad política se relacione con ellos o, al menos, con algunos considerados en esa obra, si es que no los considera a todos, o con alguno al que dé especial relevancia en el diálogo en estudio. De este estudio, pueden surgir pistas para la determinación del bien común de la polis, aunque sea verdad que Platón no pareció tratar de dar una respuesta última a la pregunta por el punto en que comunican todos los bienes enumerados, como se dijo.

En la parte final del diálogo, el Ateniense lidia con el fin del arte política. La función de dirigente de una comunidad es la de tejer la pluralidad de personas que la componen, en un tejido resistente y armonioso[lxviii]. Se ha de examinar, entonces, cuál es la naturaleza del tejer del político, la manera de entrecruzar los hilos y la calidad del tejido que debe producir.

Todo comienza por revisar cuáles son los caracteres que van a constituir esos hilos: es un asunto, pues, ético y antropológico (y algo cercano a lo que se podría llamar “sociológico”, porque implica que se conozca la sociedad sobre la que se va a gobernar). Según Platón, en las ciudades [al menos, en ésas sobre las que él estaba tratando], predominan caracteres mansos y pendencieros, que están en permanente oposición. Las virtudes características de uno y otro carácter son la sabiduría y la valentía, que, bajo esta óptica, se oponen, de acuerdo con el Ateniense, de algún modo. Esto no ha de tenerse por nada extraordinario, ya que es muy frecuente que cosas bellas se opongan: velocidad, fuerza y vivacidad, que se resumen bajo la energía, se oponen a tranquilidad, apacibilidad, dulzura, lentitud, buen ritmo, que se resumen en sobriedad[lxix]. Cada una de estas cualidades son rasgos que se alaban por ser bellas y virtuosas; pero cada una lo es si se da en la oportunidad precisa, como en los libros II y IV de la Ética a Nicómaco. Platón, adelantándose aquí también al libro X de la Ética, apunta que cada quien alaba y censura aquello con lo que es afín, connatural, o que le es extraño u opuesto, respectivamente[lxx].

Ahora comienzan los problemas, sin embargo, tanto en la concepción del tejido político que tiene Platón como para el lector de su obra. Para él, porque ve que, de esas oposiciones, surge la división de los ciudadanos en diversos bandos[lxxi]. Para el que lo lee, porque ya es inevitable apuntar que aquí, lamentablemente y de manera muy rara y extraña, se encuentra una contradicción en la obra del maestro ateniense: no pueden ser virtudes, si son malas, esas cualidades; son malas por ser excesivas; y, por último, por eso es que dividen, por ser viciosas, no por ser bellas ni virtuosas. Él ha dicho antes que en el justo medio están la virtud y el fin de cada una de las artes[lxxii]. Aquí se está hablando de vicios, aunque Platón hable de “virtudes opuestas”.

Esta oposición se hace un grave problema, cuando se refiere a la organización de la vida: los sobrios se hacen incapaces para la guerra, por el exceso en su vida apacible y retirada de lo público, a favor de los placeres privados, por eso hacen a la ciudad apta para la esclavitud ante cualquier invasor. Los enérgicos son demasiado guerreros y arrastran a la ciudad y la exponen a odios numerosos que la llevan a su ruina completa o al yugo de algún enemigo[lxxiii]. Es aquí donde Platón se pregunta qué hacer con los malos, si aceptarlos o no en la ciudad; o si debe simplemente conjugar lo bueno. Aquí se verán puntos clave sobre la coordinación de los bienes públicos de la comunidad, por su referencia a un bien último; toda esta estructura forma lo que llamamos “Bien Común”, punto central de la política. Mas ha de saberse que, aunque se extraerán conclusiones de la obra de Platón, él mismo no explicita estas conclusiones; y, por ello, lo que se dirá aquí no agota, ni mucho menos, la discusión sobre el bien común.

Según el Ateniense, la política buena, conforme a la naturaleza, o sea, la verdadera, no mezclará buenos y malos a un mismo nivel, para constituir una ciudad, someterá a los ciudadanos a las pruebas del juego[lxxiv]; y, luego de superadas, los confiará a educadores competentes, sin ceder el mando y la dirección, como poseedor de la ciencia arquitectónica, como los tejedores con sus auxiliares. Esa dirección de los educadores buscará la amalgama de los ciudadanos, formando caracteres que se presten a ello y evitará que se enseñe nada que no se halle dentro de ese espíritu: se busca que los ciudadanos sean virtuosos, todos ellos, pero también que tengan un carácter y un cuerpo de creencias conformes entre sí y con el espíritu de las leyes de la sociedad. Todo esto se basa en principios de mucho valor: “Si hay caracteres a los que no se puede comunicar la energía, la templanza y todas las demás inclinaciones virtuosas [por un lado] y a los que los impulsos de una naturaleza mala los arrastran, por el contrario, al ateísmo, al desorden y a la injusticia, ella se desembaraza de los mismos por medio de sentencias de muerte o exilio y por medio de los castigos más infamantes”[lxxv]. Estas medidas pueden parecer excesivamente duras con los malvados; mas no es así, si los vicios los llevan al extremo delincuencial. De lo demás, es una aspiración, en principio bella: que todos sean o se esfuercen por ser virtuosos en alto grado. Pero la medida concreta que propone para lograrlo es potencialmente terrible, por muchos motivos, por ejemplo: la inseguridad de los juicios humanos sobre la interioridad de otros, la posibilidad de que sea eventual instrumento de malvados, la falta de misericordia tan grande en el sistema de justicia, etc.

Por otra parte, medidas de ese tipo, aunque hayan de ser pensadas un poco mejor para tratar de sortear los problemas que ya se han apuntado, pueden lograr que los llamados enérgicos y moderados, si se educan bajo los principios que se han puesto de relieve, puedan dar dos tipos de hilo muy buenos para la trama, que deben ser tejidos, teniendo en cuenta sus tendencias opuestas. Así: “siguiendo los parentescos, une la parte eterna de sus almas con hilo divino y, luego de esta parte divina, une la parte animal con hilos humanos”[lxxvi]. El hilo divino es la opinión verdadera y firme[lxxvii] y la parte eterna del alma es la que se refiere a lo bello, lo bueno, lo justo y lo verdadero: con esto se realiza algo divino de un linaje que era demoníaco. Sólo el político puede hacer esta costura, con la ciencia regia. Como en República, III, debe utilizarse la gimnasia para fomentar la reciedumbre de alma y de la música para la delicadeza, el exceso de una es bestialidad, el de la otra, amaneramiento[lxxviii]: “¿acaso un alma enérgica no se apacigua cuando se penetra de esta forma de la verdad, y no es en estas circunstancias cuando ella puede abrirse más a gusto a las ideas de la justicia, mientras que, de otra forma, viene a caer en una ferocidad casi salvaje? […] ¿Y qué decir del natural moderado? ¿Acaso las opiniones de este tipo no lo vuelven verdaderamente comedido y sabio; al menos en el grado en que lo requiere la vida de la ciudad, mientras que, sin estas luces de que hablamos, se granjea con toda razón una fama de necedad y mediocridad?”[lxxix]. Si no se los liga con ese hilo divino, por la educación, que incluye a las leyes, no permanecerán bien unidos ni los malos entre sí ni con los buenos ni los enérgicos entre sí ni los moderados entre sí ni, mucho menos, los unos con los otros. Las leyes sólo sirven cuando los ciudadanos están bien educados en sus caracteres[lxxx].

Una vez se ha realizado la parte divina del tejido, los vínculos humanos son fáciles de concebir y establecer[lxxxi]. Mostrando hasta qué punto concebía a la familia como célula fundamental de la sociedad, dice que este aspecto humano de las vinculaciones políticas estriba en los matrimonios. Por eso, se opone a las alianzas matrimoniales por dinero y poder; y, en Leyes[lxxxii], se dice que la vergüenza ha de caer sobre quienes obren así. Las alianzas matrimoniales tampoco deben realizarse sobre la base de cuestiones raciales, se debe buscar el provecho de la ciudad, no el propio placer[lxxxiii]. Los matrimonios entre moderados y enérgicas o viceversa traen hijos que van tendiendo al punto medio entre ambos extremos, piensa Platón. De modo que, si se ha hecho adecuadamente la parte divina del tejido, si tienen la opinión sobre el bien y el mal bien labrada, consentirán en casarse de manera cruzada para evitar, respectivamente, unos, la locura furiosa y, otros, la negligencia extrema, luego de varias generaciones[lxxxiv].

El rey debe tejer de la manera adecuada, ése es su oficio, por los medios dichos y otros de justicia distributiva: premios y distinciones y castigos y oprobios. Los jefes que se nombren tienen que mezclar ambos caracteres, para lograr un punto intermedio[lxxxv]. Así se concluye el tejido, ensamblando ambos caracteres por “la concordia y la amistad y, realizando así el más excelente y magnífico de todos los tejidos, envuelve con él, en cada ciudad, a todo el pueblo, esclavos u hombres libres, los estrecha juntos en su trama y garantizando a la ciudad, sin fallos ni desfallecimientos, toda la dicha de que ella es capaz, manda y gobierna”[lxxxvi].

De este recuento del tratamiento que se da en El Político al bien común, se pueden destacar  puntos de primera línea, para la dilucidación posterior que se hará del mismo (en otro artículo o trabajo). El bien común tiene que ver con el orden, la armonía y los vínculos ciudadanos, que tienen una base central en la concordia, en el amor ciudadano. Así, el basamento último del bien común, el fin que da sentido a todo, es la divinidad, fuente del orden. Además, ese orden es justicia, que cada quien ocupe el lugar que le corresponde y tenga lo que se le debe, según la proporción; o que cada una de las relaciones se lleve de manera adecuada y de modo conforme con el bien de la totalidad de las mismas. Todo esto se basa en la virtud de los ciudadanos, que se basa en las opiniones rectas y en la comunidad de esas opiniones, sobre lo bueno, lo bello, lo piadoso, lo justo.

Se ha de agregar, por último, que todo ese entramado espiritual necesita de unas condiciones materiales, sin las que el hombre, ens compuesto de materia y forma, cuerpo y alma espiritual, no puede siquiera vivir; y sin las que sus comunidades no pueden darse: “sin ellas, en efecto, jamás habría polis ni política”[lxxxvii]. Pero, por otra parte, las actividades que se dedican a la producción de tales no pertenecen al arte regia[lxxxviii]. El gobierno debe dirigir esas actividades, como todo en la sociedad, pues ellas, en conjunto, sirven al bien común, dando las condiciones materiales de su realización; pero esas condiciones se dan como una suma de bienes parciales, que no puede ser el bien último y, por eso mismo, el punto de mira del arte del hombre de estado verdadero.

1.C.- Bien Común, legalidad, prudencia y diversidad de regímenes

Platón, en lo referente a la ley escrita, parece contradecirse. De un lado, dice que el oficio del juez es un oficio divino y que el juez, como funcionario o servidor público, es un auxiliar del político hecho de oro, de un metal precioso, cuando lo que hace es aplicar las leyes dictadas por el gobernante[lxxxix]. Por el otro, en El Político, la ley es presentada como una pésima imitación de la sabiduría y, más bien, como generadora de males, que se utiliza apenas como el mal menor[xc]. Pero la contradicción es inexistente: en cada uno de esos pasajes, el Ateniense habla de aspectos distintos de la realidad. De hecho, ése es el punto crucial para entender la distinción entre el régimen verdadero y los seis regímenes falsos; y, de entre éstos, los legales y los ilegales. En efecto, el arte político se sirve de la ley como un instrumento de la prudencia del gobernante sabio, el cual, en consecuencia, tiene que estar sobre la ley, por las razones que se verán. En cambio, los demás regímenes, en los que gobiernan personas desprovistas del arte o ciencia política, deben estar plenamente sometidos a las leyes, a unas leyes que traten de imitar las prescripciones generales del hombre sabio. Pero los peores regímenes son aquellos en los que los gobernantes no sólo no son sabios, sino también malvados, de modo que gobiernan contra la ley verdadera.

Eric Voegelin anota acertadamente, no obstante, que, cuando habla de la legalidad e ilegalidad de los regímenes de recurso de segunda mano, Platón no está hablando de legalidad formal[xci]. Está hablando de las leyes que se dirigen al verdadero bien común, que son instrumentos del político en verdad prudente. Por eso, los jueces hacen un oficio divino y, por eso, todos los regímenes tienen leyes, sólo que unos imitan lo bueno de la verdadera constitución y otros imitan cosas malas[xcii]. Eso es la legalidad de la que se trata, algo como las reglas del arte, siendo ésta el arte del político, o sea, el conocimiento verdadero y universal o de lo que sucede en la mayoría de los casos respecto del bien común en sí mismo y los medios para alcanzarlo, así como de lo que desvía a la comunidad de la tendencia al mismo y la manera de evitar las desviaciones. La ilegalidad de los regímenes malos entre los de segunda mano es la lejanía de los mismos respecto de los medios de alcanzar el bien común.

Pero Voegelin se equivoca al pensar que Platón desdeña lo que hoy se llama legalidad formal, las leyes escritas y promulgadas. Según  el alemán, “en principio, no hay mérito en la ley como un orden de la acción humana”[xciii]. Como se verá, esto es un craso error. Pero continuemos un poco más con la interpretación de Voegelin: la ley no tiene valor como directora de la acción, “porque la ley es general mientras que la acción humana es personal y concreta. La discrepancia entre lo general y lo personal hace imposible dictar una ley que se aplicará con justicia a una clase de casos en todos los tiempos, por eso una regla legal tiene el carácter de un tirano obstinado e ignorante, que no permite cuestionar sus órdenes”, lo mejor es que gobierne un hombre sabio[xciv]. Voegelin dice que la ley es sólo un medio necesario, ya que el político no puede llegar a todos los rincones, lo cual es verdad: Platón piensa que la ley es necesaria por esa razón. Pero el problema es que es necesaria por muchas otras razones, en verdad y en la opinión del Ateniense. Ahora, Voegelin es acertado al apuntar que, de acuerdo con Platón [y en verdad], la ley necesita de equidad y prudencia en su aplicación, para ser adaptada a las particularidades de manera pertinente. Así como cuando afirma que el Ateniense resalta la  necesidad de alterar la letra cuando las circunstancias cambiantes así lo requieran[xcv].

Pero Voegelin es superficial en el comentario a este diálogo (no, por supuesto, en la generalidad de su propio pensamiento) y, por eso, desacertado. Lo fundamental para el político verdadero es su ciencia, su arte, no éste o aquel recurso, de los que tiene a la mano. Tampoco importan asuntos de “modelos” o formas, que tanto gustan a los “científicos políticos” de hoy: si se trata del gobierno de uno, pocos o muchos. Lo que interesa es la posesión de una “ciencia” [un saber] crítico y directivo[xcvi]. De lo demás, según Platón, no importa el consentimiento de los súbditos, si usan o se inspiran en leyes escritas, si son ricos o pobres, lo que importa es que el estadista tenga competencia, como lo médicos, que tienen que curar, le guste o no al paciente la medicina. Esa competencia incluye prudencia y sagacidad en el juicio de los asuntos y firmeza de carácter para llevar a cabo las decisiones, así como ciencia, sabiduría, y justicia. Un régimen así es el régimen y constitución verdaderos; los demás serán meras imitaciones que, como se ha hecho claro, si copian en sus leyes las cosas mejores, serán buenas, si copian las peores, serán malas[xcvii].

Pero uno de los recursos por excelencia del mismo es la ley, que se debe dictar por muchas razones, más allá de la apuntada por Voegelin. Por ello, el juez es un auxiliar necesario del verdadero político y es un metal precioso y una divinidad menor, según el mito de los ciclos cósmicos, como se ha apuntado ya varias veces. Platón critica al legalismo de su sociedad, no a la ley. Sin olvidar que la ley es una herramienta del prudente y que la herramienta no puede estar sobre el artesano, dictar leyes es función regia, porque el hombre prudente dictará buenas leyes[xcviii]; como ya ha dicho Voegelin, las leyes son indispensables, puesto que no se puede descender a las minucias, de modo que se ha de buscar lo que sucede en la mayoría de los casos, para sancionarlo como obligatorio, sea redactando leyes, sea sin redactarlas, ateniéndose a las costumbres nacionales[xcix]. Además, el hombre regio no puede ocuparse de todo cuanto sucede en una comunidad política y, más importante aún, él no estará siempre y en todo, entonces debe dejar las prescripciones mejores que se puedan, para que los ignorantes puedan guiarse[c].

Pero lo más importante es que la norma rectora de la comunidad es el bien común: una justicia llena de razón y de ciencia, preservar a los ciudadanos y hacerlos mejores (más virtuosos)[ci]. Por ello, principalmente, se sabe que Platón no tiene ningún menosprecio de la ley. Ésta es precisamente una guía educativa de los ciudadanos a la virtud, en general, la justicia, en particular, y la concordia[cii]. Ésa es la función que cumple en Leyes. Y, en República, aunque se critica acremente al legalismo y a la manía de legislar sobre toda materia[ciii], se pone a la ley, asociada a la educación, como una guía hacia la virtud y el conocimiento de las Ideas, inclusive, y de ahí que deba ella misma estar inspirada en las mismas formas puras[civ]. En el diálogo entre Sócrates y las leyes atenienses del Critón, se ve muy diáfanamente el gran aprecio de los clásicos, y entre ellos Platón, por la ley política y sus fundamentos en el arte político.

De este modo, siendo la ley escrita y promulgada, “formal”, un instrumento y, por lo mismo, algo subordinado, no se puede negar que su valor como tal es bastante alto. Tiene que ser producto del arte política, es decir, ser un instrumento adecuado para dirigir al bien común y evitar los males que dañan a la comunidad; y debe ser aplicada con equidad acomodadora a las exigencias relevantes de las circunstancias particulares.

De esta forma, en lo que va de esta sección y las dos anteriores, queda definido el régimen del político verdadero, su identidad (rey filósofo), la naturaleza de las cualidades que lo hacen tal, el fin que pretende, que constituye su oficio, que le da sentido y, en consecuencia, que lo define, y uno de los medios más importantes de los que, en su prudencia, debe echar mano: la ley escrita. Ahora queda por ver, para finalizar el análisis a El Político, la manera en que el Ateniense caracteriza a los regímenes falsos, lo que puede aportar “datos” muy importantes en el estudio de la política y de la autoridad en las comunidades humanas.

II.1.D.- Sabiduría, crisis y regímenes falsos

Lo primero es mostrar la superioridad del político, comparar la verdadera legalidad, la legalidad prudente, con el legalismo ciego, el de los ignorantes. El problema está en que, en ausencia de la sabiduría, puesto que sólo surge un verdadero sabio cada mucho tiempo, pues su ciencia es la más difícil de todas[cv], la gente tiende a pensar, en la sociedad de Platón, lo mismo que en la nuestra y cualquier sociedad con crisis de sentido[cvi], que la sabiduría no existe. La gente no es sabia[cvii], pero su ignorancia es la peor cuando cree que la sabiduría no existe y que todos están igualmente capacitados o incapacitados, según el ánimo, para ejercer el poder. Lo que, de nuevo, tiene lugar en tiempos de crisis, no, por ejemplo, en la Cristiandad latina de los siglos XII y XIII de la era Cristiana. Platón mismo lo vio ya, hace mucho tiempo: la ignorancia hace que se rechace el gobierno del verdadero rey[cviii]. Otros vicios intelectuales, esparcidos por toda la comunidad, harán estragos peores: el ateísmo, el relativismo y el escepticismo, en una palabra, la estulticia.

Pero, como se dijo, el verdadero político no sólo es sabio, es también virtuoso, ya que su ciencia es una disciplina práctica, que se refiere a la acción, al perfeccionamiento humano (por oposición al hacer o producir, que busca bienes externos[cix]). Así, cuando personas que saben y que son astutas, pero malvadas, no prudentes ni justas, se adueñan del poder, causan graves daños. Los que saben pueden hacer bien o dañar; si son injustos, lo más seguro es que se inclinen hacia esto último. Éste es otro quicio de la “tiranía” de las leyes o, mejor dicho, del legalismo ciego. Aquellos a quienes se dirigen sus acciones, entonces, pueden quejarse y prohibir el ejercicio de las artes. Así, se dedicarán a reunirse y dictar leyes escritas o sancionar las costumbres a fin de que la medicina, el arte de pilotar o el arte político, se ejerzan por elección y de acuerdo a las leyes así dictadas. Lo mismo ocurrirá con los instrumentos de estas artes: se deberán fabricar según esas leyes. Es decir, en el caso de lo que toca al arte política: las leyes se dictarán por convenciones y no por la prudencia real[cx].

A esos funcionarios, sigue Platón, al final de su período, los llevan a los tribunales, para ver si gobernaron conforme a las leyes y todo el que quiera los puede acusar. El Ateniense, por boca de Sócrates el joven, dice que quien acepte gobernar de ese modo, merece que lo castiguen. Después, haciendo alusión clara a Sócrates, dice: “será necesario dictar la ley siguiente: todo aquél que dé muestras de buscar el arte de pilotar los navíos y la ciencia náutica [la filosofía, el arte política], las reglas de la salud y la verdad médica [política] […] en otro sitio que no sea la letra escrita y el que parezca dárselas de sabio en estas materias, este tal, en primer lugar, no deberá ser llamado ni médico ni capitán de navío, sino discurseador de fenómenos atmosféricos y sofista charlatán; en segundo lugar, denunciándolo como corruptor de la juventud a la que persuade, se consagre a la ciencia náutica y a la medicina sin dejarse gobernar por las leyes, de modo que ellos mismos manden como señores a los navíos y a los enfermos, todo el que quiera de entre los que tienen derecho a ello lo llevará ante los tribunales. Si se demuestra que instruye a los jóvenes o a los viejos en el menosprecio de las leyes y de la letra escrita, se les castigará con la última pena”. Resaltando una vez más la relación entre la ley escrita y la educación, Platón añade: quien quiera aprender, que busque en la ley, que ahí está lo que se considera adecuado y lo que es lícito. Llevado esto al extremo de la tiranía democrática, se puede decir que esto es plenamente aplicable a la “ciencia” en el régimen de Stalin, sólo que aquí no se trata de una tiranía democrática, sino de Stalin y de su jefe de “científicos” revolucionarios, amigos del pueblo: Lysenko. “Así, dice, se destruirían todos los saberes y la vida, que ya es difícil, sería insoportable”[cxi].

No cabe duda, entonces, de que el régimen del político verdadero es inconmensurablemente superior a los falsos; que sus leyes, reflejos de la ley, son superiores al legalismo; que son preferibles la prudencia y la equidad, que aplican el espíritu, a la letra muerta de una ley tenida por infalible directora. Ésta es como un hombre seguro de sí e ignorante: quiere resolver todo de forma igual, conforme a sus prescripciones generales, aunque se trate de casos distintos[cxii].

Sin embargo, según el mismo Platón, en ausencia del verdadero político, el que sabe y es virtuoso, nadie debe alterar las leyes escritas, a las que me referiré ahora de manera preferente, pues las leyes como arte del político han quedado relegadas, por supuesto, en espera de otro sabio que venga a salvar a la comunidad[cxiii]. Descartada la sabiduría, se toma este “recurso de segunda mano”, las leyes promulgadas conforme a aquélla[cxiv].

Después de esa primera argumentación, en que se prueba la verdad del “recurso de primera mano”, pasa por fin a demostrar la verdad del “recurso de segunda mano”, en cuanto tal. Aporta 2 razones para hacerlo así. Primera: un hombre que, por amor al lucro [o por venganza o algún otro mal hábito o mala pasión], habiendo leyes y siendo elegido de la manera establecida, gobierna sin ninguna atención por las leyes y costumbres y su espíritu, siendo, además, que él mismo es un ignorante: esto es un mal mucho mayor que el precedente [porque, además, desprestigia a la sabiduría][cxv].

Segunda: las leyes son el resultado de la vida comunitaria, de las soluciones que se dan a los problemas, “producto de muchos ensayos y de las que cada artículo ha sido determinado por el pueblo solamente con el consejo y la exhortación de consejeros bien intencionados. Ese tal cometerá una falta cien veces mayor que la primera y aniquilará toda actividad con más certeza aún de lo que lo hacía la letra escrita [como digo en el último corchete del párrafo anterior]”[cxvi].

Así, como se dijo, nadie debe infringir las leyes. Éstas son imitaciones de la verdad, trazadas lo más perfectamente posible bajo la inspiración de los que saben. El que sabe, sin embargo, no puede estar atado a ellas, los que no saben tienen que sometérseles. Ahora sí está completamente expresada la opinión del Ateniense sobre la ley y, como se ve una vez más, el meollo de este asunto radica en que la ley es un instrumento de la prudencia, la justicia y la sabiduría, de modo que el que sabe está sobre ella y el ignorante tiene que sometérsele.

Platón se maravilla de que regímenes así subsistan en el tiempo. Y atribuye esto a la impresionante tendencia del ser a la conservación, que muestra su tendencia a la plenitud[cxvii]. Al expresar ese asombro, explicita las que, entre otras, como las de La República VIII, él considera son las causas de la caída de las sociedades. Dice: “¿nos sorprende, pues, Sócrates, todo el mal que ocurre en las tales constituciones y todo el que les ha de venir, fundadas como están sobre la base ésta de ordenar su acción según la letra escrita y según la costumbre, en lugar de hacerlo según la ciencia, siendo así que en otras cosas esa manera de obrar daría evidentemente al traste con todas las obras llevadas de esta forma? ¿O no es acaso lo más admirable la fuerza innata de resistencia de una ciudad? Pues, a pesar de este mal que desde tiempo inmemorial roe las ciudades, algunas de ellas se mantienen, no obstante, estables, sin dejarse destruir, muchas de tiempo en tiempo, igual que navíos que zozobran, perecen, perecieron y seguirán pereciendo, por culpa de sus miserables pilotos y marineros, responsables de la más honda ignorancia en las cuestiones más importantes, ya que, sin tener ningún conocimiento de la política, se imaginan estar en posesión de esta ciencia con todos sus detalles y matices, más exactamente de lo que poseen las demás”[cxviii].

Se llega, por fin, a la distinción entre los regímenes falsos de gobierno. Tales son[cxix]: monarquía, aristocracia, democracia. Ahora bien, estas tres se transforman en seis, según las formas de la sujeción y libertad, pobreza y riqueza, legalidad e ilegalidad[cxx]. Claro, en el diálogo bajo análisis, sólo se toma en cuenta el aspecto de la legalidad, pero los otros aspectos son tomados en cuenta en otros sitios, especialmente en la Política aristotélica, cuyos libros IV y V se dedican al estudio de todos los regímenes según estos aspectos relevantes. La división de los regímenes de segunda mano, sigue, pues, el tenor de su apego o no a la ley. Primero viene el gobierno de pocos ricos apegados a la ley: aristocracia; infractores de la ley: oligarquía. Un solo gobernante, apegado a la ley: rey; infractor de la ley: tirano. Gobierno de muchos: democracia[cxxi].

A continuación, se buscará cuál de los regímenes del recurso de segunda mano es el menos infeliz, ya que todos son infelices; ésta es una cuestión secundaria, pero “es posible que domine todas nuestras acciones”[cxxii], es decir, es posible que ese régimen menos infeliz sea el mejor premio de consolación, dado lo difícil que es que se dé el régimen mejor. La monarquía es la mejor de las seis, la peor la tiranía[cxxiii]; el segundo es la aristocracia; la democracia, gobierno de muchos, es “débil en todo y carece de un gran poder, tanto para el bien como para el mal, en comparación con las otras formas de gobierno, porque en ella los poderes quedan repartidos entre demasiadas personas”: por eso, sometida a las leyes, es el tercer régimen y, violándolas, es el cuarto, porque no puede hacer mucho mal. La quinta es la oligarquía, claro[cxxiv]. Luego de que ha dicho que el régimen verdadero es el de un dios entre los hombres, agrega ahora, en consonancia con la descripción que ha hecho del legalismo insano de los regímenes de los ignorantes, de estos seis de segunda mano, dice que son miserables, falsos, sofistas, etc.: palabras duras[cxxv]. Aquí termina de separar la política de las impurezas, de las cosas que la ensucian. Y con esto termina la parte expositiva de nuestro análisis a este diálogo.

2.- Saldo del estudio a El Político

Del estudio de El Político, queda un saldo que puede servir de base para la investigación sobre la autoridad, sus orígenes, naturaleza, fundamento y racionalidad. Ese saldo, sin embargo, no es puramente positivo, se trata de luces y sombras, de carencias y errores, junto a la inmensidad de las enseñanzas positivas que se pueden obtener. Por ello, se dividirá la parte crítica del estudio al diálogo en dos secciones, correspondientes a ambos aspectos destacados. En primer lugar, lo negativo, para cerrar con las verdades importantes que se obtienen de este esfuerzo.

2.A- Carencias de El Político como modelo de estudio de la autoridad

1) Un primer punto se refiere a la ciencia del estadista que concibe el Ateniense. La misma, como se ha dicho es crítica y directiva[cxxvi]. Por lo que el filósofo tiene una ciencia tal, ya que él es el político verdadero[cxxvii]. Esto es así, como se ha subrayado, en El Político y en La República[cxxviii]. Lo que sucede es que, aunque sea verdad que se deba gobernar conforme a un saber y que el mismo debe estar en sintonía con materias teóricas, mayormente de tipo filosófico, la política no es un arte tal, es práctica, se refiere a la acción a lo que perfecciona al sujeto que obra, sea una persona, en lo particular, o sea una sociedad, en tanto comunidad. Ciertamente, esto supone un saber especulativo sobre qué es el hombre, qué lo bueno, que lo bueno para el hombre, que él es político por naturaleza, que la polis tiene tal y tal esencia, que tales y tales bienes son proporcionados a ella. Pero el político, en cuanto tal no especula sobre estos puntos, los supone. De hecho, él no especula, digamos, “de ningún modo”, él delibera y actúa. Se pone entre comillas el “de ningún modo”, porque, en realidad, toda actividad y toda deliberación humanas suponen conocimientos verdaderos, sobre la naturaleza de los fines y de los medios y de la proporcionalidad entre ambos, así como de la jerarquía entre los fines y la relativa exclusividad que, en situaciones y según los medios disponibles, de unos respecto de otros, etc. Pero todos esos conocimientos tienen como fin no el saber en sí mismo, sino la acción, por lo que el filósofo se distingue claramente del político, en cuanto tales.

En República IV[cxxix], al explicitar las partes del alma y sus respectivas virtudes, ya Platón muestra que todavía no distingue, en la racionalidad, entre virtudes especulativas y prácticas y potencias y operaciones cognoscitivas y apetitivas, como lo hace Aristóteles[cxxx].

Entonces, éste es un primer punto a tener en cuenta como carencia del Ateniense: su falta de penetración en la esencia del alma, que da como resultado su falta de distinción entre las disciplinas como virtudes intelectuales necesarias al estadista; concretamente, entre el arte política y la filosofía. Esto es un asunto de gravedad, ya que una mala penetración en la esencia del alma puede dar como resultado una inadecuada institucionalización de los diversos rasgos de la humanidad, como, por ejemplo, sería el caso de la no distinción de la academia y el gobierno, que redundaría en grave daño para la sociedad, puesto que, de la manera más usual, la academia se vería mediatizada por interferencias injustas del poder.

Aunque, por razones de justicia, se tiene que añadir que, sin Platón, es imposible pensar en las profundas investigaciones sobre nuestra psyché que le siguieron, a partir de Aristóteles, especialmente por el método de estudio del alma, que él descubre y en el que combina un camino que va del exterior, los objetos, a lo interior, los actos, las potencias y la esencia del alma, con el principio de no contradicción[cxxxi].

2) Hay un punto muy importante a observar. Como se ha puntualizado, Platón tiene plena conciencia de la importancia de las relaciones. De hecho, según lo expuesto, la comunidad política es una trama, un tejido, de relaciones. Entre esas relaciones, la familia tiene un lugar preponderante, tanto en El Político, como, por ejemplo, en Leyes[cxxxii]. Por otra parte, el Ateniense sabe que la actividad de los particulares es fundamental para obtener el bien común. Pero Platón tiene varios problemas con este ámbito de la política. Él tenía una conciencia tan intensa del bien común que se olvidaba casi por completo del carácter personal de los miembros de la polis, así como de que, en último término, la felicidad de la comunidad como un todo tiene que implicar la felicidad de sus partes. Por ese motivo, olvida cosas muy importantes y, en otras, raya en un absolutismo insufrible.

Para empezar, como dice Aristóteles, en Política II[cxxxiii], no se puede pensar que la ciudad sea feliz, si no lo es al menos una parte significativa de ella: la búsqueda de la amistad ciudadana y la virtud, especialmente, la justicia, no puede perseguirse a costa de desnaturalizar todas las relaciones humanas, eso es una contradicción en los términos. Un político no puede fijar límite al número de hijos que va a tener una familia ni determinar quiénes de entre los hijos deben heredar ni exigir que los desheredados vayan a parar a parejas sin hijos o que hereden de éstos, para mantener el número de fundos[cxxxiv]. Tampoco puede inmiscuirse en quién se casa con quién, para asegurar que los caracteres se templen[cxxxv]. Mucho menos, que se tengan mujeres e hijos en común[cxxxvi]. Platón no estaba desesperado por la situación, como ya se ha explicado, aunque sí muy apremiado: él veía que el egoísmo arrastraba la ciudad a la ruina. De modo que los principios de donde surgen estos expedientes son laudables. Pero los medios mismos ideados por él son nefastos. Razón tenía Aristóteles en criticarlo en el libro II de la Política[cxxxvii]. En el libro III de Leyes, se muestra una idea mucho más madura de la naturaleza de las relaciones familiares, cuando se reconoce que la sociedad política está conformada por familias y tribus[cxxxviii].

Por otro lado, Platón, padre de la institución privada de mayor alcance en la articulación de las sociedades políticas de todos los tiempos, aparte de las iglesias, no supo ver el aporte que los particulares por su propia iniciativa pueden hacer a estas sociedades. Parece haber tenido en cuenta sólo al gobierno.

En el libro VIII de la Política, Aristóteles habla de la educación privada; y, en la crítica a Platón del libro II, a la que ya se ha aludido, dice que la polis es una unidad de la pluralidad. La comunidad política está hecha no sólo de muchos hombres, sino de muchas clases de hombres: artesanos, sacerdotes, etc. y políticos. Aún el gobierno, con sus variadas competencias, requiere de variedad de funcionarios[cxxxix]. Sin embargo, de la educación sólo habla para decir que debe ser unificada por el gobierno; y no habla de asociaciones diversas, según el espíritu lícito que cada grupo de particulares quieran darles a las mismas.

Platón, sencillamente, no habla de nada como esto, se concentra sólo en lo gubernamental. No se puede decir que se concentra en lo público, puesto que las asociaciones privadas suelen atender a intereses comunes, a veces, incluso, a grandes intereses de la sociedad. Esto, además, contribuye grandemente a la felicidad de todos, ya que asegura, precisamente, el verdadero pluralismo [no estoy hablando de “pluralismo cultural”, sino en el sentido en que habla Aristóteles, en el pasaje citado de Política II] y la libertad; y permite que muchas necesidades se atiendan o que se tienda a muchos bienes de mejor manera y de modo más conforme a las creencias e, incluso, gustos de las distintas personas.

De resto, claro que, como dice Aristóteles[cxl], el gobierno debe velar por que las actividades se realicen de manera lícita y que tiendan a fomentar lo que hay de común en la cultura que da sustancia a la comunidad. Sobre esas bases, puede decirse, entonces, que Platón incurre, acerca de estos puntos, en graves carencias y hasta errores.

3) Un tercer tema que es digno de ser puesto de relieve consiste en la dureza con la que Platón quiere aplastar las malas semillas de la sociedad, en El Político, no así en Leyes. La comparación entre los pasajes relevantes de ambos diálogos puede mostrar que en aquél el Ateniense incurre en algunos excesos.

El rey filósofo que viene a salvar a la sociedad en estado crítico, si a la misma le cae en suerte que surja en su seno un salvador como éste, tiene el látigo en la mano[cxli]. Y a los malvados se les debe desterrar y condenar a muerte[cxlii]. En Leyes, en cambio, el legislador es divino, si dicta las leyes tratando de obtener el bien natural de la ciudad, según las circunstancias en que la misma se halle[cxliii]; y el juez persigue la amistad ciudadana y regeneración de los malvados, no suprimirlos[cxliv]. Además, sabiendo, por ejemplo, que la búsqueda de la generosidad y el rechazo de la avaricia son un quicio esencial de la comunidad política, que, sin eso, la vida política es inviable para ninguna sociedad, que ése es el pedestal de la ciudad, puesto que sabe también lo fuerte que es ese vicio, no trata de resolver los problemas de deudas y las disputas de propiedad de una sola lanzada por fuerte que sea. Los cambios tienen que ser muy paulatinos[cxlv]. En Retórica I[cxlvi], Aristóteles trata el mismo tema: un gobernante no puede llegar a Sodoma y prohibir todo contacto sexual contrario al plan divino, digamos, eso traería como consecuencia una sublevación popular y una “invitación” irresistible a la desobediencia a la autoridad. Se tiene que discernir por qué medios se pueden ir elevando las costumbres populares; ellos siempre tienen que ir acompañados de exhortaciones y de todos los medios retóricos disponibles[cxlvii]. En el caso de Sodoma, quizás, sería razonable comenzar prohibiendo el sexo en público y el verdaderamente criminal: el incesto, la violación, la corrupción de menores, etc.; para luego ir, con los años, llevando al pueblo a la castidad, mediante nuevas acomodaciones. El “quizás” es muy pertinente, porque ahí es donde entra la prudencia y la sagacidad del político, que tienen que estar orientadas, además, por un conocimiento profundo de la historia de la sociedad, de los regímenes políticos, de los hábitos y creencias públicos, para poder tomar las decisiones adecuadas[cxlviii].

No se trata de que no se puedan usar ciertas coacciones, por supuesto que sí es legítimo hacerlo. Pero, por un lado, la justicia, si no está coronada por la misericordia es muy defectuosa. Y, por el otro, no se puede forzar tanto la barra, que se rompa, doblarla necesita de paciencia y, posiblemente, de fuego que la ablande, es decir, de razones del logos y del recurso al pathos, para defender la verdad[cxlix]. De nuevo y par que quede claro, la fuerza es legítima, a veces, es indispensable; pero la prudencia pide que se utilice muy comedidamente, salvo necesidad, para ir poco a poco preparando a la población para ,as virtudes que se deben ir “inyectando” en la comunidad.

4) En cuarto lugar, Platón dice, acertadamente, que el político tiene que procurar la virtud de sus súbditos o del pueblo, en general. El problema está en que él no distingue entre las virtudes simpliciter, es decir, sin referencia a ninguna otra consideración o, como dicen en inglés, without qualification, y las virtudes, en cuanto hábitos morales adecuados al régimen de vida de la comunidad de la que se trate. Es verdad que la virtud simpliciter es la virtud adecuada al régimen verdadero y que éste es el que Platón está describiendo; pero el problema está ausente, a todo evento, de la obra del Ateniense. Porque, además, sin duda, aunque la verdadera virtud sea la virtud en esos regímenes que rara vez se dan en la historia, esto es, en los verdaderos, tampoco cabe duda de que las idiosincrasias de los pueblos pueden poner el acento en un rasgo o en otro.

5) Es de tener en cuenta un error ya señalado en la exposición, que es realmente extraño en el Ateniense: el que se refiere al carácter virtuoso, pero vicioso, de los pendencieros y los mansos. Aunque, sobre esto, lo dicho arriba ya es suficiente.

6) Según Platón, el político verdadero no está sometido a la ley, mientras que los falsos sí y deben mantenerla a toda costa y letra por letra, en todos los casos. Es verdad que la ley es instrumento de la prudencia y, por eso, esta virtud supone que no se esté atado de manos por las normas; pero la forma en que Platón presenta el problema peca de simplista y de ahí que omita muchas consideraciones sobre el particular. En primer lugar, el político no está sometido a la ley promulgada, pero sí a la ley en sentido de reglas del arte política, del que se habló arriba en la discusión con Voegelin (1.C). Esas reglas del arte son el espíritu de las leyes, los fines a los que tienden, los principios jurídicos y técnico-institucionales que las inspiran y, en fin, la ley natural, respecto de lo que habría que ampliar en otro artículo. Pero, en segundo lugar, ningún régimen político puede tender nunca a la injusticia sin desnaturalizarse; de modo que nunca pueden los jueces que aplican las leyes desconocer la natural limitación de las mismas. Por lo demás, siendo verdad que un político verdadero es algo muy raro, también lo es que los juristas competentes son mucho más comunes; ellos pueden aplicar el espíritu de las leyes sin estar atados a la letra, por ser capaces de penetrar en la naturaleza de las diversas instituciones jurídicas. Esto es así en Roma, caso paradigmático, y a fortiori en casi toda otra sociedad sobre la tierra.

7) Un último punto se refiere también a la relación entre el político verdadero y la ley escrita y promulgada. Las leyes regulan asuntos muy variados y técnicos, de considerable especialización. Pero ella debe ser medio para lograr el bien común, por lo que debe ser dictada por la autoridad suprema de la comunidad. Entonces surge un problema: el arte política se refiere a la dirección de la polis al bien común; pero ella no sabe nada, por ejemplo, de cómo se llevan los libros de contabilidad. Mas esto debe ser regulado, aún bajo la alergia que la excesiva legislación le produce al Ateniense, ya que es un asunto íntimamente vinculado al pago de impuestos y, a su vez, éstos proveen de dinero para preservar los bienes materiales comunes, emprender ésta o aquella labor institucional, atender aquella necesidad, etc.: todo vinculado al bien común, de algún modo. Hoy en día, lo usual es que unos expertos asesoren en el área respectiva, de modo que las leyes que rigen alguna actividad o alguna institución se dicten tomando en cuenta las respectivas reglas del arte, los principios institucionales, etc. Nadie puede pretender saber de absolutamente todo, dice el propio Platón[cl]. Por todo esto, es claro que hay un sinfín de materias que requieren de leyes y que no pueden ser dictadas por el gobernante como si él supiera de todo; sino como uno que, asesorado en las distintas materias, puede reconocer lo que es buen espíritu de las actividades e instituciones, conforme al bien común, y plasmarlo en los respectivos cuerpos normativos.

2.B- Verdades que han de destacarse

Junto a esos rasgos negativos que se pueden encontrar en El Político, se encuentra un número mucho mayor de enseñanzas positivas. De hecho, los primeros puntos positivos vienen de la sección precedente; pues es muy claro que las críticas hechas a Platón se refieren no a completas falsedades o carencias, sino, más bien, a verdades o principios buenos que, sin embargo, se desarrollaban de manera desviada o le proponían al Ateniense alguna medida concreta carente de misericordia, por ejemplo. Además y puesto que el caso es realmente el descrito, de las críticas mismas saldrán enseñanzas valiosas para el estudio de la autoridad en el que andamos. Mas, a pesar de todo, se deben resumir algunos de los puntos positivos más importantes que surgen del análisis al diálogo que considero como modelo de estudio de la esencia de la autoridad política. Los mismos se pueden enumerar así:

1) El primer punto se refiere, evidentemente, a la necesidad de posesión de un arte, un conocimiento práctico, fundado de algún modo en conocimientos teóricos, especulativos, por parte del político. En el curso de la exposición, se definió dicho arte, como consecuencia de lo que se puede extraer de Platón, del siguiente modo: el conocimiento verdadero y universal o de lo que sucede en la mayoría de los casos respecto del bien común en sí mismo y los medios para alcanzarlo, así como de lo que desvía a la comunidad de la tendencia al mismo y la manera de evitar las desviaciones. Por supuesto que, entonces, el punto fundamental de la definición, del que depende, es el bien común, respecto del cual se determinan las reglas y los medios del arte; y del que depende su racionalidad, por lo que, de su consideración, se extraen sus principios. Pero, por lo mismo, la definición del arte y todo lo que se refiere a su racionalidad tienen que quedar en suspenso hasta que se estudie con la mayor profundidad el bien común.

2) Sin embargo, es muy importante resaltar un punto central que Platón subraya y sobre el que el mundo de hoy suele equivocarse miserablemente: la autoridad política no tiene entre sus consideraciones centrales lo económico. El gobierno debe dirigir esas actividades, como todo en la sociedad, pues ellas, en conjunto, sirven al bien común, dando las condiciones materiales de su realización; pero esas condiciones se dan como una suma de bienes parciales, que no puede ser el bien último y, por eso mismo, el punto de mira del arte del hombre de estado verdadero.

3) Un punto importante referido a la ciencia del político y contrario a las falsedades que aquejan a nuestra sociedad en gran medida es su rechazo del legalismo. Las leyes no atan de mano al prudente: siendo instrumentos de la prudencia, ésta no puede estar sometida a ellas. Igualmente, es de mucho valor que Platón hable del arte como punto central y no de modelos o estructuras formales: lo que importa es el saber y que la acción sea guiada por la verdad, no este o aquel recurso.

También se deben poner de relieve las razones que Platón aporta para mostrar la necesidad de las leyes escritas y promulgadas. Puesto que la prudencia no es flor silvestre, que un hombre realmente sabio y estadista llegue a gobernar una comunidad política es algo en verdad raro, entonces se deben dictar leyes para que las personas puedan guiar su vida, participando de la prudencia del legislador, quien dicta buenas leyes, merced a su ciencia. Además, el hombre regio no estará siempre y en todo, por lo que debe dejar las prescripciones mejores que se puedan. Y, lo más importante, la ley es instrumento para dirigir a la sociedad al bien común, para fomentar la amistad y conservar la justicia y, de ese modo, hacer mejores, más virtuosos, a los ciudadanos.

4) La visión de la historia que se presenta en el diálogo, especialmente en el mito de los ciclos cósmicos, escondida bajo su simbología, a pesar de las críticas que se le hacen en el número 6 de la sección anterior, es fundamentalmente verdadera. Las comunidades políticas y las sociedades civilizacionales deben una inmensa deuda a unos pocos hombres que van surgiendo, sea antes que ellas y que les dan su forma original, sea en el curso de su historia y que las van modificando, según los retos que las circunstancias plantean. Claro que, viendo más en detalle, aparece la obra del hombre más común (menos extraordinario[cli]) y la de los intérpretes competentes, que pueden penetrar en el sentido de las instituciones actuales y en su espíritu, preservándolas, por las pequeñas modificaciones que introducen, para preservar su sentido. Mas, no obstante eso, es patente que hay unos grandes prohombres, constructores de las sociedades. Y, a su lado, hay unos grandes malvados, que las pervierten severamente.

5) Uno de los puntos que más se destacan de la filosofía política de Platón es la intensidad de su conciencia sobre el valor de la religión, la relación personal del hombre con Dios, que es, por tanto, uno de los puntos más importantes de cohesión entre los hombres, en general, y las sociedades, política, tribal y familiar[clii]. Además, los ritos religiosos, por ser celebrados en comunidad contribuyen a que la gente se conozca y a que se hagan amigos y familiares, por conocerse en reuniones llenas de luz, reuniones de piedad[cliii]. Dios es el autor del orden del mundo, del orden en general, por eso sabemos que el mundo es bueno, de modo que el orden de la sociedad tiene su origen en Dios[cliv]. Por eso, nadie cambiará, “por poca discreción que tenga”, lo que Dios ha enseñado a los hombres, sus leyes[clv]. Hay que construir muchos santuarios y “por nada del mundo debe el legislador poner sus manos en ninguna de estas cosas”[clvi].

Por todo ello, “el linaje sacerdotal […] sabe […] ofrecer a los dioses en nuestro nombre los sacrificios que ellos desean y saben dirigirles las plegarias requeridas, a fin de que nos otorguen sus favores. Ahora bien: tanto una como otra función implican, imagino, un arte de servicio”[clvii]. Y el sacerdote es de la mayor importancia, en tanto que pontífice entre Dios y los hombres: “los sacerdotes y los adivinos tienen sin duda papeles muy importantes y gozan de un prestigio que está en relación con la grandeza de su cometido, hasta el punto que en Egipto un rey no puede reinar si no es de la dignidad sacerdotal […]. También entre los griegos se encontrará a menudo que es a las más altas magistraturas a quienes les es confiado el cargo de realizar los más importantes sacrificios”[clviii].

Por eso los ateos deben ser castigados con las más duras penas e incluso excluidos de la ciudad, con los peores delincuentes y entre ellos. De igual modo, lo que ata la comunidad como un todo, lo que une a todos los ciudadanos en el tejido de relaciones, es un hilo divino[clix]. La comunidad de opiniones, que funda la comunidad de concordia es sobre lo virtuoso y bello, principalmente lo divino, en ambos casos, lo bueno y lo bello.

De ahí, pues, que pertenezca al político, quien debe hacer mejores a los ciudadanos, velar por la “sanidad” en materia religiosa [República II-III]. A pesar de que hoy esto se entiende de manera muy diferente, en las sociedades pluralistas y secularistas de nuestro mundo, los gobiernos tienen oficinas encargadas de revisar la adecuación al orden público de los cultos y creencias, a fin de aprobar su funcionamiento dentro de los países o prohibirlo.

6) A pesar de que es contradictorio decir que dos cualidades sean virtuosas y, al mismo tiempo, viciosas y opuestas, como el ser enérgico y sobrio, Platón apunta a una gran verdad: caracteres opuestos, cuando son de determinado modo y en una cierta intensidad, si abundan en una misma sociedad, pueden generar disputas sin fin. Platón habla de pendencieros y mansos, de los que, unos, hacen que la ciudad esté siempre en guerra, que hace que sea odiada por muchos, y, otros, que parezca cobarde y presa fácil de los enemigos. Más adelante se abundará sobre esto; lo mismo que sobre otras causas de disensión, como las diferencias grandes entre ricos y pobres, apuntadas también por Platón, diferencias religiosas ligadas a fanatismos y odios, otras diferencias en las concepciones sobre temas fundamentales, como la de los ateos contra los creyentes o la de los favorables a la oligarquía y los favorables a la democracia o algún otro régimen de gobierno, etc.

7) Otro punto muy importante es lo que dice sobre la caducidad de las sociedades humanas, debida a la bajeza con que el hombre tantas veces se mancha a sí mismo, sobre todo cuando no es dirigido por la sabiduría. Mas, paradójicamente, Platón también acierta cuando se asombra por la impresionante resistencia que muestran las comunidades políticas tan a menudo, que parece que deberían haber perecido mucho tiempo antes, dados los males que han soportado, pero, de igual forma, resisten a los mismos, con gran tozudez.

8) Tanto en El Político como en Leyes y La República, Platón muestra que hay una vinculación cercana entre la ley y la educación. Tanto porque la ley educa, al señalar un camino de prudencia, lo que ayuda a formar hábitos virtuosos; como porque la educación debe preparar a los niños para una virtud conforme a las leyes. Claro que eso no supone que el par educación-ley debe establecerse para pulverizar la pluralidad de tipos de ciudadano y de las partes de la ciudad [no estoy hablando de “pluralismo cultural”, como dije arriba].

9) Un último punto que merece destacarse es la importancia que Platón da a la familia como célula fundamental de la sociedad, a la educación temprana de los niños, como primer paso para llevarlos a la virtud y, sin embargo, la preponderancia que da a los bienes públicos sobre los privados. Arriba se criticó que se excede en la valoración de lo público, de modo que soslaya lo privado; pero, sin excesos, esto es una verdad: lo público debe tener preponderancia, sin anular a las personas y sus asociaciones, que, por cierto, sirven en gran medida a la realización de la Polis.

3- Epílogo: más allá de El Político, puntos centrales a ser estudiados y que no entran en la consideración de esta obra; y puntos centrales en los que la misma es punto de partida de la investigación

En primer lugar, se ha de destacar que para el estudio de la autoridad es esencial un estudio de las relaciones, en general, y de las relaciones humanas, en particular. La consideración de este tema fundamental proviene de Platón, es decir, el autor sugiere a las mismas como algo de gran relevancia. Pero él no las estudia temática y profundamente; por lo que, sobre esto, es menester hacer grandes ampliaciones a lo que dice el Ateniense.

Igualmente, Platón distingue al jefe de una polis de otras autoridades públicas, tales como jueces, militares, retóricos [relacionistas públicos y lobistas, en el mundo de hoy], sacerdotes. Mas omite la consideración de otras autoridades y de la comparación autoridad política con la autoridad en diversos tipos de instituciones. Además, la distinción que hace respecto de los nombrados es muy precaria, aunque pueda servir como punto de partida.

Dentro del mismo orden de puntos que se requiere ampliar está el de las relaciones entre la familia y su autoridad y la comunidad política y la autoridad política: ya se ha dicho sobre esto, pero conviene recordar aquí, pues es una fuente de consideraciones de primer orden que se deben incluir en una investigación de teoría política.

En cuanto al origen de la autoridad, en El Político, el autor no dice nada; en La República habla del origen de la sociedad y se da por supuesto que en ella haya autoridad, pero no se dice nada de su origen y su necesidad; en Leyes, trata a la autoridad, en gran medida, como un asunto parecido al del constitucionalismo contemporáneo, pero nada que ver con un estudio del origen de la autoridad, que es sumamente necesario. En lo que se refiere a la relación de la autoridad y sus fundamentos y, consecuentemente, su racionalidad, en diversas etapas de la vida de una comunidad, El Político es una guía importante, sobre todo en la distinción de regímenes y en el mito de los ciclos históricos.

Sobre los fundamentos de la autoridad política, de algún modo se tocan indirectamente en La República y en El Político, de hecho, La República es un modelo de estudio de este tema, que se debe completar con la perspectiva de Aristóteles, en los libros IV y V de La Política.

En lo que toca al punto de la responsabilidad de la autoridad frente al pueblo, la verdad y Dios, El Político es una guía muy importante.

El Político es, sobre todo, una referencia ineludible en lo que se refiere al punto más central de definición de la autoridad política y de determinación de su racionalidad: el bien común. Por supuesto que hay puntos de estudio que se refieren a elementos históricos e idiosincráticos posteriores a Platón, como el de los derechos humanos, como fin sustitutivo del bien común en la idiosincrasia del Occidente moderno y contemporáneo. En lo que a ellos respecta, es escaso lo que se puede aportar arrancando desde El Político (aunque de Aristóteles la situación sea distinta, dado que, en su obra, sí haya una cantera de argumentos para analizar dichas creencias); mas, como se ha visto, el diálogo bajo análisis es de gran valor para comenzar una investigación sobre diversos aspectos del Bien Común. Entre tales aspectos, el propio bien último de la comunidad como un todo; ese mismo bien, como piedra de toque de la racionalidad política; la consideración de ese bien no desde el punto de vista del todo, sino de las partes en sus relaciones mutuas; la relación de ese bien y el saber político, la legalidad y, por tanto, la autoridad como instancia de racionalidad política. Sin embargo, como se ha visto, hay aspectos de la consideración de éste, el tema más central de la disciplina política, en que Platón soslaya elementos clave, como el de la valoración de los elementos privados, su libertad, su capacidad para aportar al bien común, el modo cómo este bien se realiza en ellos, etc. Todo por una hipertrofia de la consideración de lo estrictamente público y su estimación, así como la de su aporte. Por lo que, sobre estos puntos, Platón y, concretamente, este diálogo, pueden ser una guía, pero sólo parcial, ya que, aún observando puntos importantes, como que la sociedad es una red de relaciones y que el político, en consecuencia, es un tejedor, no saca todas las consecuencias de observación tan penetrante, como sí lo hace, por ejemplo y entre otros, Aristóteles. El Político queda, pues, como pidiendo corrección y que se complete y amplíe lo que dice sobre el tema.

***

Para el estudio de la política y, aún, del derecho, el diálogo platónico, visto a la Luz de otras obras clásicas, como La República, Leyes, El Sofista, la Política de Aristóteles, así como a la luz de comentarios posteriores y de la historia, es de una importancia enorme y puede ser una excelente propedéutica. Entre muchas ganancias, está el hecho de poder poner las trazas de gnosticismo modernista que llenan el ambiente hoy en perspectiva. Siempre he visto con desdé esas dicotomías de “derecha-izquierda”, así como el “modelismo” (la manía de diseñar modelos, como si la realidad se pudiera meter en algo tal y como si ella no tuviera leyes independientes, que se resisten a ser domeñadas por modelos, como vio Sozhenitsyn , en Agosto de 1914); lo mismo que su pareja, el ideologismo, gnóstico, por definición (en este contexto, tengo que decir: es una tragicomedia esto del pensamiento contemporáneo poniendo a Platón como el fundador del modelismo político…). Aparte de ello, lo más importante, lo que no es mera tarea de destrucción negativa (aunque indispensable, como sabía Santo Tomás: enseñar la verdad a quienes tienen prejuicios implica primero la demolición de los mismos), el enseñar, precisamente, los elementos que conforman las bases más fundamentales. Como es muy claro y aún reconocido (lo que no es fácil hoy en día), Platón es el filósofo fundamental, pues es el hombre que, en primer lugar, fue capaz de ver todos los problemas y apuntar a las más profundas soluciones. Entre los puntos que son de inmensa importancia y contrarios a la corriente del mundo contemporáneo está el hecho de que la política sea una disciplina muy seria, que supone que quienes dirijan sean sabios y virtuosos, en el sentido más fuerte, el punto de las razones por las que unos hombres deben someterse a otros, entre las que destaca que los que saben deben gobernar a los que no saben (el médico, el piloto, el ingeniero a los enfermos y enfermeros, los marineros y los pasajeros, los obreros, respectivamente) es de enorme importancia, como lo es la gradación que hace de los regímenes de gobierno o los elementos del bien común que saca a la luz o la relación de la ley con la realidad y la prudencia. Puede que las dichas soluciones presentaran problemas que, por lo demás, el propio Ateniense fue capaz de apuntar, al final de su vida… esperando por un Aristóteles que le pusiera el cascabel al gato, pero teniendo detrás al genial discípulo de Sócrates. PROFUNDIZAR DE ESTA MANERA EN LA POLÍTICA Y LA HISTORIA, EN LOS FUNDAMENTOS DEL ORDEN DEL MUNDO, FRENTE AL PANORAMA DEL DESORDEN REVOLUCIONARIO ES REBELIÓN, REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS TERRIBLES DE DESBARAJUSTE, POR LA REMOCIÓN CENTENARIA DE ESAS BASES…


 

[i] Voegelin, Order and History, III. Louisiana State University Press, Baton Rouge, 1957, pp. 141-143.

[ii] Voegelin, Ibíd. Cfr. Teeteto 141a-142c, El Sofista 216a, El Político 257a.

[iii] El Sofista, 217a.

[iv] Ibíd. 216d.

[v] Ibíd.

[vi] Op. Cit., pp142-143.

[vii] Ibíd.

[viii] Ibíd.

[ix] El Político, 268e-274e.

[x] 271e.

[xi] Cfr. Timeo, 30b-36d.

[xii] El Político, 273d. Cfr. Timeo, 39c-41d.

[xiii] Loc. cit.

[xiv] Op. cit., pp. 149-151.

[xv] El Político, a partir de 291d.

[xvi] Ibíd., 261b-267c.

[xvii] Ibíd., 295c-299d.

[xviii] Ibíd., 299e-301a.

[xix] Ibíd., 303e-305e.

[xx] Op cit., 216d.

[xxi] El Político, 304a. Cfr. República, 401b-402c, lo mismo que el libro VII, en pleno.

[xxii] Ibíd., 304e y 305b.

[xxiii] Ibíd. 303c.

[xxiv] Cfr., entre muchos lugares, Leyes, 627e.

[xxv] El Político, 295c-297a.

[xxvi] La República, 473d-e, libro V, capítulo 18.

[xxvii] Ibíd., 473d.

[xxviii] Leyes, 711c-d.

[xxix] Ibíd.

[xxx] El Político, 259a-b.

[xxxi] Ibíd., 283b-284a.

[xxxii] Ibíd., 284,b-d.

[xxxiii] República, 401b-402c.

[xxxiv] El Sofista, 250c-264b.

[xxxv] Fedón, 103e-104c.

[xxxvi] Leyes, 690b. Cfr. El Político, 259d-261a.

[xxxvii] Cfr. Leyes, libro III, 683a-701b.

[xxxviii] 718a.

[xxxix] 1271b20-1272b23.

[xl] República, V, capítulos I y ss, 449a en adelante.

[xli] Op. Cit., pp. 154-155.

[xlii] Ibíd., p. 155.

[xliii] Ibíd.

[xliv] 718a, 708b-d, 715e-716a, y, principalmente, 738b-e.

[xlv] República, 376d-383c y 386a, en adelante.

[xlvi] Voegelin, op. cit., pp. 155-157.

[xlvii] Timeo, 47a-c.

[xlviii] Cfr. Carta VII.

[xlix] República, VI, 19, 508c-d.

[l] Ibíd., capítulo17, 505c-506b.

[li] 28b-d.

[lii] Op. cit., 96-101.

[liii] El Político, 270a.

[liv] Ibíd., 273c-d.

[lv] Carlos Augusto Casanova, Verdad escatológica y acción intramundana, la teoría política de Eric Voegelin. EUNSA, Pamplona, pp. 48-49.

[lvi] 625c-626b.

[lvii] Ibíd., 627e.

[lviii] Ibíd., 628b.

[lix] Ibíd., 630a-c.

[lx] Esto recuerda claramente la sexta bienaventuranza: “bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt. V,8).

[lxi] Cfr. República, 432b-434d.

[lxii] Leyes, 631b-d.

[lxiii] Ibíd.

[lxiv] Ibíd., 632b-c.

[lxv] República, 433c.

[lxvi] Éste, como se verá, será uno de los puntos centrales de investigación en el cuerpo de este trabajo.

[lxvii] Cfr. Ética a Nicómaco, I, 1.

[lxviii] El Político, 305e.

[lxix] Ibíd., 306c-307a.

[lxx] Ibíd., 308a-b.

[lxxi] Ibíd.

[lxxii] Ibíd., 283b-284d.

[lxxiii] Ibíd., 308b.

[lxxiv] Cfr., República, 413c-414b; y Leyes, 646-650.

[lxxv] El Político, 308b-309a. Lo dicho aquí, por supuesto, debe ser ampliado y completado con República, II-IV y VI-VII. Platón trata sobre el ateísmo en Leyes, 967c; y dice que se debe establecer la pena de muerte a los ineducables en República, 410a.

[lxxvi] El Político, 309c.

[lxxvii] Esto era el Cristianismo para Occidente, para la Cristiandad latina.

[lxxviii] República, 429c-430ª.

[lxxix] El Político, 309d-e.

[lxxx] Ibíd., 310a.

[lxxxi] Ibíd., 310b.

[lxxxii] 773d-e.

[lxxxiii] Cfr. Leyes, 773b.

[lxxxiv] El Político, 310a-311c.

[lxxxv] Esto recuerda lo dicho en la Ética a Nicómaco, I, aunque este texto se refiera a la formación del carácter personal: hay que tratar de caer en el extremo que más cuesta, para llegar al medio. Igualmente, esto es parte del sentido de la mortificación cristiana; que se completaría, si bien no totalmente, pues hace falta añadir su carácter redentor, con los sacrificios a los dioses.

[lxxxvi] El Político, 311c.

[lxxxvii] Ibíd., 288b.

[lxxxviii] Ibíd.

[lxxxix] El Político, 303e-305b.

[xc] Ibíd., 295a-b, 300b, 310e, entre otros lugares.

[xci] Op. Cit., p. 159.

[xcii] El Político, 299e-301a.

[xciii] Op. cit., p. 161.

[xciv] Ibíd.

[xcv] Ibíd., p. 162.

[xcvi] El Político, 292c.

[xcvii] Ibíd., 293e.

[xcviii] Ibíd., 293e-294b.

[xcix] Ibíd., 294c-295b.

[c] Ibíd., 295c-297a.

[ci] Ibíd., 295c-297ª.

[cii] Ibíd., 310a.

[ciii] República, IV, 424e-426e.

[civ] Ibíd., 401b-402c.

[cv] El Político, 293a. Vid. República, II-IV y VI-VII

[cvi] Aquí cabe comparar a la sociedad política y civilizacional con la Iglesia de Dios: ésta no puede entrar en crisis terminales, por un rasgo muy sencillo en la estructura de su ser, según la diseñó su Fundador: puede ser que en alguna época se cuestione a sus autoridades legítimas, lo que es propio de una crisis, como en la época del conciliarismo del siglo XV (que dio lugar, junto con las barbaridades que los hussitas perpetraban en Bohemia, a la crisis protestante del XVI; que engendra, en último término, a los gérmenes del ateísmo del XVIII, que crece en el XIX, hace estragos en la humanidad del XX y amenaza con destruir el mundo en el XXI) o en este período posterior al Concilio Vaticano II; pero estas crisis nunca pueden ser terminales, ya que la esencia misma de la Iglesia es la autoridad divina que funda la autoridad papal.

[cvii] El Político, 293a.

[cviii] Ibíd., 301c-302a.

[cix] Ibíd., 288b. Cfr. Ética a Nicómaco, libro VI, 3, 1140a20-23.

[cx] El Político, 298b-299d.

[cxi] El Político, 298b-299d

[cxii] Ibíd., 294b.

[cxiii] Ibíd., 297c.

[cxiv] Ibíd.

[cxv] Ibíd., 299e-301a.

[cxvi] Ibíd.

[cxvii] Una como reminiscencia de su origen en el Ser absolutamente perfecto, el cual les participa su ser.

[cxviii] El Político, 302a.

[cxix] Ibíd., 291d.

[cxx] Ibíd., 292c-d.

[cxxi] Ibíd., 301a-c.

[cxxii] Ibíd., 302b.

[cxxiii] Esto es verdad y eso muestra que la corrupción de lo mejor es la peor.

[cxxiv] El Político, 303c.

[cxxv] Ibíd., 303d.

[cxxvi] El Político, 292c.

[cxxvii] Ibíd., 268e-274e.

[cxxviii] La República, 473d-e, libro V, capítulo 18.

[cxxix] Libro IV, capítulos 12 a 16, 436a-443b.

[cxxx] Para las virtudes: Ética a Nicómaco, VI; para las potencias y operaciones: De Anima, III.

[cxxxi] República, exactamente en el lugar citado en último lugar, tres notas más arriba, número 128.

[cxxxii] Libro III, 680a-681; Libro IV, 718a, etc.

[cxxxiii] 1264b1-25.

[cxxxiv] Leyes, 739e-740.

[cxxxv] El Político, 310a-311c.

[cxxxvi] República, libro V.

[cxxxvii] Capítulos 2 a 4.

[cxxxviii] 681a-c.

[cxxxix] Política, capítulo II, hasta 1261b15.

[cxl] Ibíd., libro VIII.

[cxli] El Político, 295c-297a.

[cxlii] Ibíd., 308b-309a.

[cxliii] 625c-626b.

[cxliv] Ibíd., 627e.

[cxlv] Ibíd., 736c-737b.

[cxlvi] Capítulo 4, 1360a18-38.

[cxlvii] Cfr. Leyes, 718e-719a.

[cxlviii] Aristóteles, Retórica, ídem.

[cxlix] Ibíd., libro I.

[cl] República, libro III, 396e-398b.

[cli] Quiero evitar el desprecio que suele verse en muchos pensadores, filósofos, historiadores, etc., al que llaman “hombre común”, como si ellos, por otro lado, sólo por escribir sus libros, fueran muy extraordinarios: quizás se creen iluminados por la Idea o el Absoluto o algo así.

[clii] Cfr. Leyes, 718a.

[cliii] Ibíd., 738c-e.

[cliv] Cfr. Timeo, 28b-d.

[clv] Leyes, 738c.

[clvi] Ibíd.

[clvii] El Político, 290c-d.

[clviii] Ibíd.

[clix] Ibíd., 310a.



La descripción del Derecho y la interpretación, aplicación y determinación normativas en la Teoría Pura

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La “Pirámide de Kelsen” en acción

La famosa "pirámide de Kelsen". En realidad, no representa sino el "aspecto estático" del ordenamiento jurídico y de manera IN-completa: no señala a la norma fundamental, sin la que no se entiende nada; no señala las constituciones anteriores, no aclara que la constitución actual es producto de la acción, física, del que gane la última revolución. Es, entonces, un arma de embrutecimiento, mediante la superficialidad... Y no dice nada de los problemas fundamentales de interpretación y aplicación...

La famosa “pirámide de Kelsen”. En realidad, no representa sino el “aspecto estático” del ordenamiento jurídico y de manera IN-completa: no señala a la norma fundamental, sin la que no se entiende nada; no señala las constituciones anteriores, no aclara que la constitución actual es producto de la acción, física, del que gane la última revolución. Es, entonces, un arma de embrutecimiento, mediante la superficialidad… Y no dice nada de los problemas fundamentales de interpretación y aplicación…

Como consecuencia de todo lo expuesto en los artículos anteriores de esta serie [véase la totalidad de los mismos, publicados en este orden: Hans Kelsen, positivista: ser vs deber; voluntad de poder y derechoReducción del Derecho a “ciencia” en la Teoría Pura del Derecho (I), Reducción del Derecho a “ciencia” en la Teoría Pura del Derecho (II), Los fundamentos políticos de la Teoría pura del derecho de Hans Kelsen], Kelsen dedica su actividad “científica”, en la Teoría pura del derecho[i], a describir el derecho, es decir, según él, el “sistema” jurídico, el conjunto de las normas positivas; y la descripción realizada está en perfecta consonancia con los fundamentos asentados.

En primer lugar, el ordenamiento positivo constituye una estructura jerárquica (147-161), en la que la norma más alta y fundamental es, fuera de la hipótesis básica, la Constitución (147-148).  Conforme a ella, en primer lugar, el derecho regula su propia creación (147,1), pues se da una subordinación de normas, que, como se dijo en el artículo Reducción del derecho a ciencia, II [vínculo copiado arriba], sección segunda de la primera parte [La univocidad del objeto de la ciencia jurídica], adquiere unidad de orden por reducción de cada norma a su superior, hasta que la Constitución se reduce a la norma fundamental (147,1). De aquí que la Constitución se defina como la norma que regula a los órganos que crean normas y prescribe ciertos contenidos (147,2-148,1).

Entre tanto, la Ley determina los órganos y procedimientos y el contenido mismo de las normas individuales, que han de ser dictadas por las autoridades judiciales y administrativas, por ello, pertenecen al derecho formal y material. La Constitución se ocupa poco o nada de los contenidos, se concentra en lo formal; mientras que la Ley determina los contenidos de las normas inferiores y se ocupa también de lo formal (149,2).

Las sentencias crean normas, porque la relación entre el hecho ilícito y la Ley es abstracta y general, mientras que en la sentencia se comprueba su existencia y se aplica una sanción (152,1-2). Lo mismo sucede con la Administración y sus actos (152,3-153,2). Sin embargo, a estas razones por las que la jurisdicción y la Administración crean normas, hay que añadir algo que se verá más abajo: la interpretación, al final, busca “aplicar” la norma legal, pero, en perfecta coherencia con los fundamentos metafísicos y antropológicos, sobre la base de un voluntarismo irracional.

Mas se ha de recordar que, en realidad, el último eslabón de la “pirámide”, de la jerarquía, no es una norma del derecho nacional, sino el derecho internacional; y la norma fundamental es la que sustenta a éste, que luego sustenta a los distintos derechos nacionales. La norma fundamental “absoluta” es, por tanto, la del derecho internacional; las de los derechos nacionales son simplemente normas fundamentales “relativas” (206,1).

Pasemos ahora al tema de la aplicación y creación del derecho. En primer lugar, ha de tenerse en cuenta que las normas inferiores son aplicación de las superiores y, al aplicar, éstas se crean normas nuevas. Así, toda aplicación crea, menos la última, la de los actos directamente coactivos; toda creación aplica, menos la primera, la de la norma fundamental.

Mas en toda aplicación-creación se ha de tener en cuenta el proceso interpretativo, pues la interpretación es una “operación del espíritu que acompaña al proceso de creación del derecho al pasar de la norma superior a la norma inferior” (163,1). “Se trata de saber cómo, aplicando una norma general a un hecho concreto, el órgano judicial o administrativo obtiene la norma individual que le incumbe establecer” (163,2). Toda norma requiere, pues, de “interpretación” para su aplicación (163,2-164,1): es un orden que va de lo más formal a lo menos formal y hasta la aplicación a los hechos “brutos” (claro, mediante “aplicaciones” que son ellas mismas hechos “brutos”) nada formales, literalmente “nada” formales: se da, entonces, una generatio aequivoca, como ésa de la que hablamos La reducción del derecho a ciencia en la Teoría pura del derecho (I) (enlace copiado arriba), al exponer la metafísica y la antropología kantianas de Kelsen, pero al revés: por la búsqueda de aplicaciones de formalidades a hechos sin ninguna formalidad, aunque sea en una sucesión como la descrita.

De esta manera, se da, según Kelsen, una “determinación” parcial de la norma inferior por la superior (164,2-166,1): “una norma que se encuentra al final del proceso de creación del derecho regula el acto por el cual debe ser ejecutada, sin que una nueva norma sea creada” (164,2). De nuevo, la norma superior determina a la inferior, pero no absolutamente, “siempre deja un margen de libre apreciación” (“libre”, no se olvide: éste es el primer paso para la arbitrariedad de la ejecución); la norma superior es sólo un marco, el ejecutor tiene que decidir sobre una serie de puntos (164,3). Se trata de una determinación normativa creciente: de la total indeterminación de la norma fundamental, pura forma, a la máxima determinación de las normas individuales. Pero ese proceso es “libre”, en él la “arbitrariedad” (no se olvide que no hay arbitrio, en este esquema: La reducción del derecho… I) es establecida positivamente, como intento buscado conscientemente por el que crea la norma superior (si es que la sujeción a las cadenas causales infinitas permite “intentos conscientemente buscados” [ibíd.]) (164,4-165,1).

Pero puede ser que la indeterminación sea involuntaria, en los siguientes casos (165,2-166,1): 1° equivocidad de las palabras o frases en que está formulada la norma; 2° motivos para creer en la discrepancia entre la letra y la voluntad del legislador; 3° contradicción entre normas. Éstos son algunos de los problemas que Neil MacCormick llama “de interpretación”[ii], respecto de los que pone en juego, junto con los problemas de “relevancia” o de las “lagunas”, toda su teoría de la racionalidad jurídica. Así, pues, que, en tema tan importante, ha de verse cómo resuelve Kelsen la cuestión.

Recuerda, en primer lugar, que la norma es un marco abierto a varias posibilidades (166,2-167,2): la indeterminación da varias alternativas de interpretación-aplicación, el intérprete no se puede salir de esas posibilidades, pero ellas dan un “marco abierto”, donde todas las alternativas “son de igual valor”, desde el punto de vista jurídico. Así que el aplicador atribuye, ideológicamente (vid. 170,3-171,1), más valor a una frente a las otras: él “elige” (si se puede hablar de tal operación, en un esquema en el que todo es producto de cadenas causales físicas infinitas). Además, “la teoría del derecho positivo no suministra ningún criterio y no indica ningún método que permita dar preferencia a una de las diversas posibilidades contenidas en el marco de la norma”; “todos los métodos de interpretación que han sido propuestos sólo conducen a una solución posible y no a una solución que sea la única correcta” (167,3-169,1).

Ha de decirse que es indudable que es verdad que en cuestiones prácticas nunca una solución es la “única” correcta, pero eso no autoriza a afirmar que la única salida sea el arbitrismo. Más bien se trata de la solución de cuatro tensiones que se dan en todo asunto práctico: la tensión en el hallazgo del universal que se da en lo particular, tanto en el plano metafísico como en el cultural, profundamente vinculados; entre el universal y el particular, en la aplicación de aquél a éste; la tensión entre los elementos de conocimiento para decidir aplicar el universal al particular, que se refieren a las circunstancias particulares del caso concreto; y la cuarta consiste en que diversos bienes particulares son proporcionados al bien común, por lo que una decisión puede dejar de lado unos bienes en favor de otros, pero sin incurrir en desproporción.

Pero, por el decisionismo afirmado por el autor en estudio, sólo es admisible el arbitrismo: “es preciso un nuevo acto creador de derecho, como el fallo del tribunal”; es decir, el tribunal “crea”, porque “interpreta” y, así, dice cuál es la interpretación “normativa”, autorizada (vid. 170,2). Esto es, pues, lo que hay respecto de los “problemas de interpretación”. La interpretación es un acto de voluntad, pues no hay solución “justa”, desde la aplicación de la Constitución por la Ley, hasta la creación de una norma individual “sublegal”, aunque el legislador sea más libre que el sentenciador. La “ciencia” se limita a señalar las posibilidades, la interpretación busca “aplicar” una de las posibilidades: la ciencia es cognoscitiva; mientras que la interpretación es “voluntaria”. Los llamados “autores institucionales”, los que con su trabajo constituyen la “doctrina” jurídica y política de un país, no pueden, según esto, hablar del sentido de las instituciones: sin vislumbrarlo remotamente, Hans Kelsen es un “anticivilización” (169,2-171,2).

Ahora, sobre el problema de las lagunas o los problemas de “relevancia”, en la terminología aludida arriba, lo que  se puede extraer de Kelsen es lo siguiente. De acuerdo con él, el derecho se interesa por los actos determinados (no causal sino normativamente) por las normas y todos los actos del hombre están determinados por el derecho, así, pues, que no hay lagunas (45,1-45,2). En efecto, las lagunas no existen (172,2), si hay obligación, es establecida por una norma; si no hay obligación, se aplica el principio de que todo lo que no está prohibido está permitido, “por consiguiente, el derecho vigente es siempre aplicable y permite resolver cualquier litigio” (173,1). “Si en algunos casos se habla, no obstante, de una laguna del derecho, no es porque una decisión sea lógicamente imposible ante la falta de disposiciones aplicables, sino simplemente porque la decisión lógicamente posible aparece al órgano encargado de aplicar el derecho a tal punto inoportuna o injusta que él se inclina a admitir que el legislador no ha pensado en este caso y que si lo hubiera pensado habría tomado una decisión diferente de la que resulta del derecho vigente” (173,2): un problema de ideología. Conforme a esto, en las páginas 175,3-176,1, afirma expresamente que el derecho, instrumento de los más importantes, al menos, si no “el” más importante, de la racionalidad política, puede ser absurdo, dada su teoría. En la página 175,1, aduce como “signo” (en los términos de la Retórica de Aristóteles) o “indicio” (en los de nuestro lenguaje forense) para mostrar su postura la cuestión sobre los riesgos del vendedor antes de la tradición: ese ejemplo, según su doctrina, es o ideológico o del derecho positivo, no puede servir de confirmador en ningún otro sentido, ni ningún otro ejemplo que se refiera a regulaciones concretas, de modo que sobra.

***

Como se ve, la fulana Teoría pura, con sus pretensiones de “científica”, no es sino una propaganda política del irracionalismo postmoderno, marxista-nietzscheano (tan alabado por Heidegger y sus infinitos seguidores, empezando por su imitador frustrado, Sartre, padre de la revolución cultural de los años 60). Destruye, en el terreno de sus hipótesis, tanto el orden del mundo como el de nuestra racionalidad y nuestras demás capacidades, comenzando por la voluntad y su sujeción a la inteligencia (metafísicamente necesaria, dicho sea de paso). Así, presenta un cuadro de asepsia plena para la “ciencia” del derecho, mientras que, divorciada de ésta, está la práctica jurídico-política, de aplicaciones-interpretaciones que, en realidad, están completamente desprovistas de ninguna prudencia, sabiduría, justicia, orden, racionalidad, bien, del tipo que sea: puro arbitrio ciego, por definición, totalmente tal. Entenderlo, ver claramente la monstruosidad que representa, su ser impulso para el internacionalismo y el totalitarismo. EXPONERLO, ENTENDERLO POR LO QUE ES, EXACTAMENTE, ENTONCES, ES ABSOLUTAMENTE NECESARIO, COMO PARTE DE LA REBELIÓN, DE LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


 

[i] La edición que utilizaré de esta obra es la decimoséptima de la Editorial Universitaria de Buenos Aires.  Buenos Aires, Argentina, 1.981. Y los pasajes que se citen o se refieran serán señalados entre paréntesis, en el cuerpo del trabajo; anotando la página y el párrafo respectivos, separados por una coma. Así, si se halla esta expresión: “29,2”, corresponderá a la página 29, párrafo 2°.

[ii] Legal Reasoning and Legal Theory. Loc. cit. pp. 62,3-72.


El sistema de la plutocracia: los bancos centrales privados, la “Fed”

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Y cómo el ataque a la Iglesia es una pugna por el derecho a la usura

Con la Inquisición, uno de los más prominentes enemigos históricos de los banqueros plutócratas

Con la Inquisición, uno de los más prominentes enemigos históricos de los banqueros plutócratas

Les dejo un video, en inglés, con subtítulos en castellano, en español [revisa que tengas los subtítulos encendidos en tu youtube]. Ésta es la historia de la creación de la Fed, el Sistema de Reserva Federal, gringo, de cómo los banqueros y los plutócratas mundiales manipularon todo, para hacerse del poder sobre todos, hasta el punto de la perversión actual, no sólo en finanzas, sino en todos los ámbitos, empezando por la estética (ellos pagan por el arte, por quién exhibe y quién no), el sexo y la familia, las noticias, el entretenimiento. Terminando en quién puede, siquiera, asomar la cabeza en el panorama político en todos los países del mundo. Ellos deciden quién puede ser candidato, quién saca votos, quién puede salir en las noticias, quién puede ser estrella de cine. Y todo empezó con una crisis financiera, en 1907 (empezó antes, pero éste es un suceso central,, pues les permitió tomar, desde allá hasta aquí, al país más poderoso del mundo) que usaron para manipular, con sus caudales infinitos y sus conexiones internacionales, al congreso de los Estados Unidos. Estamos hablando de Rockefeller y JP Morgan, de Rothschild, Warbugh, Kuhn-Loeb, Jacob Schiff (financista neoyorkino, de Kuhn and Loeb, de Rothschild, de la revolución bolchevique), de City Bank y de Chase Manhattan. Financiaron a Hitler y a Lenin y a Stalin. Diseñaron a la Unión Europea, en su versión atea, anticristiana. Financian el sionismo y la “Guerra contra el terror”, la guerra fantasma interminable… Hicieron negocio con Chávez, financian a la China comunista del más salvaje “crony capitalism” (capitalismo clientelar)… Tumbaron a Gadafi y a Mubarak y a Saddam. Se han propuesto derribar el sistema bancario islamista, coránico, sin intereses y sin su participación privada (fuera de la influencia wahabita, de Arabia Saudita, agente principal de la Tiranía Mundial en el mundo musulmán). Pagan a universidades y laboratorios médicos, deciden el curso de la medicina, de las enfermedades y de las investigaciones políticas, económicas, lingüísticas, filosóficas, arqueológicas. Establecen la corrección política. Es un asunto de poder (Wall Street, capitalismo puro: dinero para borregos, poder para astutos).

Crearon el Council on Foreign Relations, para secuestrar la política exterior gringa, manejan Planned Parenthood y USAid, hacen aprobar el aborto y la homosexualidad y la esterilizaciones forzosas en todo el mundo: quieren decidir cuántos habitantes tenga la Tierra…

***

Entre tantos comentarios que podrían hacerse, te digo esto: una de las principales razones para atacar a la Inquisición es que ella no permitía a cristianos practicar la usura, porque es pecado mortal. Por eso atacan a los países islámicos, sobre todo shiítas, porque no admiten la usura. La Iglesia no permitía la mentira y todo se hacía a la luz del día, con intenciones declaradas, que eran las verdaderas; y, si querías dañar al pueblo con perversiones, ibas a hacerte responsable. Y había, más o menos, una visible solidaridad social. Andrew Jackson, presidente gringo en la década de 1830, vio la movida y acabó con el banco central promovido por Rothschild; antes, Thomas Jefferson se había opuesto a este sistema perverso.

Hoy la cosa es muy distinta, los plutócratas se han adueñado de la granja. Los países toman el régimen de banca de reserva fraccionada (se emite dinero sobre deuda, teniendo sólo un porcentaje de respaldo sobre el dinero emitido en los activos de los bancos) y de bancos centrales, bajo el modelo del banco de Inglaterra, que se apoya en el crédito, dinero que se emite o se hace aparecer en pantallas de computadoras y que generan intereses, lo que hace que siempre haya más deuda que dinero circulante, y que la sociedad se meta en un espiral de deuda e intereses, que se hacen impagables, por la razón dicha y por otras razones, porque nadie puede competir con los intereses: no se puede generar ganancia, sin parar, a ritmo de 10% anual, con intereses que se capitalizan e intereses moratorios que se superponen. Así, una gente que no le da nada a la sociedad termina quedándose con toda la riqueza de países enteros, sin justificación alguna. Ahí tienes al “sistema” actual y cómo esto de acabar con el Cristianismo es mucho mejor que cualquier otra cosa, el PROGRESO…

OPONERSE A ESTA MAFIA ES REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN TIEMPOS DE TIRANÍA MUNDIAL REVOLUCIONARIA…


¿Dónde están los ladrones? En la abominación de la desolación

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Hemos llegado ya al límite en que no oponerse es cobardía o idiotez galopante

“¡Cuando viereis, pues, la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel, en el lugar santo! (el que leyere entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes” (Mateo 24,15-16).

“¡Cuando viereis, pues, la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel, en el lugar santo! (el que leyere entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes” (Mateo 24,15-16).

Van a lavarle los pies a las mujeres, en un rito que es reminiscencia de la primera ordenación en la Iglesia, en la que el Varón Cristo, consagró a los doce varones.

Celebrarán al heresiarca Lutero, que participó en la primera gran bigamia de la historia del Cristianismo, la de Felipe de Hesse; que vació conventos, prostituyó monjas; soliviantó al pueblo y, cuando se alzó, puso a los príncipes a masacrarlo; y murieron más de 100.000; 25 mil luego de la rendición. Lutero, destructor de la unidad de la Iglesia y de la civilización Occidental.

Le dan la comunión a luteranos y dicen, expresamente, que los luteranos pueden comulgar en la Misa auténtica, sin confesión y sin unirse a la Iglesia y declara su Fe en la Eucaristía.

Dicen que la Iglesia incluye a todas las sectas cristianas, a los de otras religiones y hasta a los ateos comunistas, reunidos en aquellares vaticanos y bolivianos. Se trata de la hipótesis franc-cis-cónica del “poliedro”.

Confiesan abiertamente hacer lobby para tumbar papas y para poner a sus panas modernistas en la Sede de Pedro y aseguran que, en el presente, han triunfado.

Dicen que los judíos, los ateos, los creyentes en el Talmud, que dice que Cristo es un mago bastardo que está ardiendo en el infierno, y de otras denominaciones judaicas, no necesitan a Cristo para salvarse, porque dizque su Alianza es irrevocable, o sea que se pueden salvar sean buenos, malos, benefactores, genocidas o lo que sea. Dicen eso y que Cristo es el Salvador de la humanidad. O sea que dicen, al parecer, que el principio de contradicción es Y no es El principio de nuestra inteligencia, pa colmo… Y sin, “al parecer”, porque dicen que eso del saber y de la filosofía, sobre todo griega, tiene que abandonarse… Y, con ella, la universalidad cristiana, pues el dogma, dicen, tiene que disolverse en las culturas, no transformarlas…

Ponen a pedófilos, invertidos, pronógrafos, encubridores de pedófilos, ateos, “teólogos”-cardenales, que niegan la Trinidad y los milagros, a ser grandes cacaos de la Iglesia.

Se declaran comunistas, pero ponen a la rancia élite de la oligarquía mundial a dirigir las cosas en el Vaticano, con la excusa de la tramparencia de las finanzas.

Niegan los milagros de Jesús y la Tradición de la Iglesia.

Organizan sínodos para encumbrar el divorcio, la homosexualidad, etc. En los documentos del sínodo violentan la autoridad de los padres sobre sus hijos; aseguran que la moral es relativa y “progresiva”. Se creen más misericordiosas que Dios. Dejan como moralmente “neutros” a los métodos de reproducción artificial. Incentivan el uso de la anticoncepción artificial.

Se alinean con la oligarquía mundial y sus planes de dominación, vía la ONU y el “cambio climático” y la religión mundial. Restituyen y reivindican al gnosticismo, en general, y, en particular, al de Teilhard de Chardin, asociado a comunismo, internacionalismo, paachamamismo y new age. Se pegan de mitos cientificistas, antinatalistas, maltusianos…

¿Quiénes son “ellos”, los que hacen esto? Francisco y su combo y, como dicen San Roberto Belarmino, Santo Tomás, el Código de Derecho Canónico (212,3) y tantos más: HAY QUE OPONÉRSELES, CON TODAS NUESTRAS FUERZAS… PUUUUUUUUUUNTOOOOOOO. POOOOOOOOOOR SUUUUUUUUUUU AAAAAAAAAAAAAMOOOOOOOOOOORR: LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


Nota, para mis amigos de Aciprensa y demás católicos que “no quieren quebrar la obediencia, la unidad” y etc.: hay que oponerse, ya llegamos a un punto en que no ver que es así es ser cómplice, ¿qué más hay que esperar, concelebraciones de cultos pachamámico-eucarísticos, celebrados por parejas de lesbianas?

Nota, para mis amigos tradicionalistas: esto es algo nunca visto en la historia, no busquen en los pontificados anteriores antecedentes para este desastre, no los hay…


Kelsen vs. sus peores enemigos: los “dualismos”

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Iusnaturalismo, derechos subjetivos y abogados bajo ataque ius-gnóstico

Jurisconsulto Ulpiano, según Kelsen, él, Papiniano, Paulo, Pomponio, Gayo y todos sus colegas de los siglos y las civilizaciones son unos perturbadores del derecho, de la ciencia. Ahí tienen, eso debería bastar

Jurisconsulto Ulpiano, según Kelsen, él, Papiniano, Paulo, Pomponio, Gayo y todos sus colegas de los siglos y las civilizaciones son unos perturbadores del derecho, de la ciencia. Ahí tienen, eso debería bastar [foto de wikipedia en inglés]

[Éste es el 6° artículo de una serie, precedido por éstos: Hans Kelsen, positivista: ser vs deber; voluntad de poder y derechoReducción del Derecho a “ciencia” en la Teoría Pura del Derecho (I), Reducción del Derecho a “ciencia” en la Teoría Pura del Derecho (II), Los fundamentos políticos de la Teoría pura del derecho de Hans Kelsen, La descripción del Derecho y la interpretación, aplicación y determinación normativas en la Teoría Pura].

Puede decirse que estos “dualismos” son los más grandes enemigos de Hans Kelsen[i], según él ve el asunto. El iusnaturalismo y los derechos subjetivos no son los únicos dualismos, también hemos visto, en los artículos anteriores, que las distinciones entre Estado y derecho, entre derecho público y privado, entre Ley nula y válida, entre hecho ilícito y legalidad, entre derecho internacional y derechos nacionales, son “dualismos” frente a los que el iusfilósofo austríaco tiene actitudes firmes. Pero en el iusnaturalismo y en los derechos subjetivos es donde él ve mayores problemas, como pondré de manifiesto.

Los “pecados” comunes a todo dualismo se reducen a estos dos: 1° el objeto de la ciencia es unitario y los dualismos introducen, a su modo de ver “contradicciones”; y 2° todos los dualismos son otras tantas expresiones de la voluntad de poder de quienes los sostienen: todo dualismo es ideológico (113,2).

1.- Respuesta al iusnaturalismo

La consideración de este “dualismo” ha de empezar por el estudio de su evolución, tal como el autor la expone. La misma se da en tres etapas: 1° comienza el desarrollo con las religiones “primitivas”, que creen que todos los entes, incluso los minerales, son animados; 2° a continuación se ubica la visión de las religiones “más evolucionadas”: creen en el Dios único: el iusnaturalismo es necesariamente religioso, pues el mismo se sustenta en un orden superior al de las leyes, que incluye los derechos innatos e inmodificables por el derecho positivo; 3° el mayor “avance” corresponde a los racionalistas modernos, que distinguen el derecho natural del divino, fundándose sólo en la razón humana, son los más eminentes representantes del iusnaturalismo. Estos últimos son los filósofos de la Ilustración y sus sucesores que, como muestra MacIntyre, pretendieron dar un fundamento de una razón autónoma (sin Dios) a la moral y no hicieron más que recoger algún tipo de moral cristiana –católica o protestante– recibida de la cultura de nuestra sociedad, pero despojada del “elemento” que le daba sentido originalmente[ii]. Kelsen concentrará sus críticas en éstos (102,3-103,3).

Veamos los “pecados” del iusnaturalismo, los cuales pueden ser separados en dos grupos: uno referido a los pecados contra la ciencia; y, el otro, a los pecados por el vicio de la ideología, que hace que los autores iusnaturalistas modernos, objeto de su consideración, incurran en diversas contradicciones.

A.- Pecados contra la ciencia

Estos pecados tienen en común un aspecto doble, derivado de la relación necesaria que hay del cognoscente a los entes conocidos, la dependencia de la capacidad de conocer respecto de la realidad cognoscible: si no hay nada que ver, entonces no se puede ver o, si lo sensible no es inteligible, entonces no puede ser entendido. Mas la relación no es recíproca: si soy ciego, no significa que no haya cosas visibles. Sin embargo, si interpreto que mis capacidades de captación son ineptas, entonces no podré conocer, sino en la medida de su ineptitud. Éste es, pues, el caso de Kelsen, tal como fue expuesto en el primer artículo de esta serie (link copiado al principio): piensa que nuestras capacidades son ineptas y, al mismo tiempo, que la realidad es ininteligible, conforme a la ineptitud de nuestras capacidades. Por esto acusa al iusnaturalismo.

En efecto, de acuerdo con el autor, los iusnaturalistas ignoran que el reino de la naturaleza es el reino de la causalidad y el del derecho el de la imputación, no distinguen ‘ser’ y ‘deber ser’. Además, el iusnaturalismo es metafísico, no científico. Es “primitivo”, de etapas en que la causalidad no se había librado de la imputación (50,4-53). Aquí se refiere, pues a la conformación de la realidad a la ineptitud de nuestras capacidades gnoseológicas, según su interpretación.

Ahora podemos ver pasajes en que el blanco son las capacidades. Así, objeta a esta versión suya del “iusnaturalismo” (la que él se configura, para un ataque “invencible”) que no distingue entre ciencia natural, referida a la causalidad, y ciencia del derecho y ciencia de la moral positiva, referidas a la imputabilidad, a las normas (103,4-105,3). De donde, por no distinguir entre ‘ser’ y ‘deber ser’, no se da cuenta de que las normas constituyen valores, el juicio sobre la adecuación de un hecho a una norma es de valor y esencialmente distinto de uno de realidad. De modo, pues, que nuestras potencias son ineptas. Y ahora hace la conjunción entre ambos aspectos. Entre los juicios de valor se pueden distinguir dos tipos: cuando la norma es “puesta” (positiva, “objetiva”) y cuando es sólo “supuesta” (es decir, postulada por alguien que cree “subjetivamente” en ella), pues el valor no es inherente a la realidad sensible, sino le es atribuido por la norma, entonces no tiene ningún valor, ésa es la relación entre el “objeto” y la norma (105,3).

Por último, ha de verse la principal motivación, que, además, pretende ser el argumento [retórico] concluyente. De admitirse el valor en las cosas, volvemos a la metafísica irracional: si la realidad es buena, si en ella se disuelve el “dualismo lógico” de la realidad y del valor, es, por consiguiente, manifestación de la voluntad buena de Dios (105,2): oímos ecos del Nietzsche del Ocaso de los ídolos: tenemos que eliminar la gramática, porque, si existe la gramática, entonces hay Dios: si hay un orden al que someternos y que no controlamos, que no es producción arbitraria nuestra, entonces hay un Intelecto Ordenador del que depende la realidad. Tenemos que eliminar la inteligibilidad, para eliminar todo orden; y así “eliminamos” a Dios [en nuestras concepciones y consecuentes consideraciones]: así seremos “científicos”, es decir, fieles de la moderna religión de la “ciencia”.

Como consecuencia adicional, el iusnaturalismo cae en otro grave pecado: se basa en la “justicia absoluta” y cree poder dar respuesta definitiva al problema del bien y el mal entre los hombres; cree poder descubrir los actos prescritos y prohibidos por la naturaleza, por normas que se deducen de la naturaleza humana, de la naturaleza de la sociedad y de las cosas: la naturaleza sustituiría al legislador, sería el legislador supremo (101,2-102,1). De acuerdo con el mecanicismo de Descartes y sus sucesores hasta hoy, y con el utilitarismo de la investigación científica, Kelsen añade que el iusnaturalismo “peca”, porque busca los fines en la naturaleza, cree que la naturaleza es inteligente y volente y es un orden establecido por Dios: es un antropomorfismo y es una grave falta ser antropo-mórfico [algo así como ‘homo-fórmico’ u ‘hombre-formista’] cuando se estudia al anthropós, al homo, al hombre (102,2). Así es, por consiguiente, como el iusfilósofo austríaco cae en el relativismo moral: los valores que los iusnaturalistas propugnan como absolutos y objetivos no son sino relativos y subjetivos (105,3).

B.- Pecados por el vicio de ideología

Esto conecta con el siguiente tema: los “pecados” por el vicio de ideología. Ahora atacará no al iusnaturalismo, sino a los iusnaturalismos; y, entre ellos, como se dijo, a los racionalistas de cuño ilustrado (105,4-112,3). Para empezar, todos los iusnaturalismos hablan de la autoevidencia de sus proposiciones y, sin embargo, se contradicen unos a otros. Además, dicen que todos podemos conocer el derecho natural, lo que haría superfluo al positivo, pero todos hablan de la necesidad de este último. Igualmente, sostienen que el derecho natural se deduce de la naturaleza del ‘Hombre’, pero cuando ésta se ajusta al derecho natural: o sea, se funda en un argumento circular. Todavía más: la expresión ‘lo suyo’ (del romano ius, a su vez, del griego to dikaión, objeto de la dikaiosyne, ius-titia, justicia, el suum [suyo] quique tribuere, del Digesto, I, I, 10, que se obtiene, a su vez, del libro V de la Etica a Nicómaco, de Aristóteles: origen de la palabra ‘derecho’), en la que se fundan los iusnaturalistas, es indeterminada, por lo que, en fin de cuentas, se reduce siempre a lo que dice el derecho positivo. En adición a lo dicho, los sostenedores de las doctrinas del derecho natural hablan de la superioridad de este derecho sobre el positivo, pero ninguno admite que éste sea nulo por no ajustarse a aquél, todo lo contrario dicen que, por ese basamento, el positivo es inamovible (lo cual no parece que haya sido el caso en Núremberg). Por último, defienden la propiedad y la libertad y eso es sólo por ideología capitalista, porque, por supuesto, hemos de añadir, la propiedad y la libertad son exclusividades del capitalismo y éste es una exclusividad de aquéllas (no se da en ninguna parte del resto infinito de los regímenes históricos, occidentales anteriores a la pseudo-ilustración, o de otras civilizaciones).

Aunque es menester acotar que, dentro del ámbito intelectual en que se mueve Kelsen y en esta etapa del “desarrollo” de nuestra civilización occidental, el autor austríaco tiene buena parte de razón: caída en el nominalismo –que parece llenarlo todo, sobre todo en el mundo académico, pero impregnando también, como era de esperar, por la influencia de la universidad, las visiones populares–, nuestra sociedad ha perdido el contacto con el fundamento de la práctica: el bien real. Así, la mayor parte de las doctrinas afirman que no hay fundamento de la práctica o que no lo podemos conocer: hemos caído, como consecuencia de la demolición de los racionalismos, puesto que la razón no se puede fundar a sí misma, en el más pavoroso de los irracionalismos, en el “voluntarismo”, en el que la voluntad no se define por una tendencia radical al bien inteligido, sino por una desligada y ciega capacidad de autodeterminarse indiferentemente hacia contrarios, como en Ockham. He ahí una raíz antropológica de ese fenómeno contemporáneo tan complejo: las ideologías, el gnosticismo modernista (Vid.: Eric Voegelin, Science, Politics and Gnosticism, Henry Regnery Company, U.S.A., 1.968, p. 99,3); y de ahí también que dichos gnosticismos, ideologías, sean irreconciliables, irreductibles [salvo en el total nihilismo, el verdadero, que prescinde de palabras y formas y sólo asume lo que, en tales y cuales circunstancias, conviene al poder]. Sin intelecto y sin la inteligibilidad de lo real, no hay modo de fundar la práctica ni de encontrar puntos comunes, que permitan que haya verdadera “comunidad”, a pesar de las diferencias. Con esto, por cierto, se muestra también un punto de coherencia en la obra de Kelsen: siendo nominalista, no puede sino creer que cualquier apelación a una racionalidad real y a bienes verdaderos sea producto de la voluntad de poder, como en Nietzsche y tantos y tantos sucesores, una gran porción de los pensadores occidentales posteriores [y anteriores] a la demolición llevada a cabo por el líder de la “contraverdad”, como dice en Humano, demasiado humano.

2.- Derecho objetivo y derecho subjetivo

Este dualismo incurre en los mismos tipos de pecados que los demás: el pecado contra la ciencia y el pecado por ideología. Es menester, pues, exponerlos; pero, luego de ello, es interesante poner de relieve las consecuencias para algunas instituciones de derecho que Kelsen extrae de la crítica a este “dualismo”.

A.- Pecados contra la ciencia

El derecho objetivo consiste en las normas, el subjetivo en el interés. Son nociones tan dispares, que hacen no unívoco al concepto de derecho; es más, como son no unívocos, son contradictorios, según él (113,3): es un problema de mónadas-objeto de la ciencia, en la definición de la “ciencia” del derecho, como se dijo arriba (en el artículo Reducción del derecho a ciencia II). En esta misma línea, critica a la noción de ‘persona’, tan importante para el derecho. Dice que es una construcción artificial (125,2) y denuncia ese grave pecado de los “primitivos” metafísicos que introducen sus antropomorfismos en la comprensión del hombre, del anthropós (ibíd.): la ciencia “no se enreda en imágenes antropomórficas y busca la realidad de las relaciones humanas detrás del velo de las personificaciones” (196,3). La ‘persona’ no es sino un “haz de imputaciones”, que, al ser personificado [qué pecado personificar a la ‘persona’, terrible], se desdobla y, así, desdobla el objeto de la ciencia jurídica y, por tanto, se llega a conclusiones erróneas (125,2).

B.- Ideología

Pasemos ahora a la otra categoría de pecados: la ideología. Kelsen asegura que, según los defensores del derecho subjetivo, éste sería anterior lógica y cronológicamente al derecho objetivo, pues, según ellos, el derecho objetivo nació después de que la gente se había apropiado cosas (114,1-2), es decir está hablando de Locke y el Segundo ensayo sobre el gobierno civil. Pero, según Kelsen, es una contradicción decir que el sujeto es independiente y anterior al ordenamiento, ya que, para ser tal, habría de ser reconocido por la ley positiva, pues, de otro modo, el sujeto sería autónomo mientras que el ordenamiento es heterónomo, es decir, impone sanciones y obligaciones, por definición [del Kelsen kantiano]: una y otra noción son contradictorias (115). Aún más, se suele aducir la libertad de contratar como derecho subjetivo, pero, si el derecho positivo no reconoce contratos, no hay contratos: éstos emanan del derecho positivo y no de la voluntad de los contratantes (116,1). El derecho objetivo es una creación “arbitraria” (producto de cadenas causales infinitas, arbitraria-pero-determinista) del hombre, no producto del reconocimiento de ningunos derechos subjetivos previos a su existencia (116,1-118,1). Todo lo cual muestra que la doctrina del derecho subjetivo es un simple arma ideológica, en especial el de propiedad, pues se usa, por los defensores de la libertad, para evitar que la ley lo suprima, para limitar al legislador “arbitrario” [nada, sólo un trazo del Kelsen marxista] (117,2).

C.- La Teoría pura, su pureza y las instituciones jurídicas

Veamos ahora las consecuencias que extrae Kelsen de la crítica a este “dualismo” para algunas instituciones de derecho clave. En primer lugar, las mismas relaciones jurídicas y, nada más y nada menos que los derechos reales: aquellas son creadas por el ordenamiento; y la propiedad no es más que la relación entre uno al que la ley le reconoce un poder sobre algo y otros a los que se les prohíbe interferir en ese poder exclusivo: consiste en el deber de los segundos no en el poder del primero: los derechos reales no existen (118,2-120,2). Además, el derecho subjetivo no es más que el lado opuesto del deber jurídico; y éste no es más que la norma que prescribe una conducta y establece una sanción en caso de incumplimiento, pero individualizada (123,3-125,1). El derecho subjetivo, sólo puede admitirse en función de la sanción, que es la esencia misma del derecho, como distinto de otros órdenes normativos, como se dijo en el artículo Reducción del derecho a ciencia (II) (enlace copiado arriba), en la parte de la distinción dialéctica entre el derecho y otras disciplinas, sobre el derecho como objeto de la “ciencia” jurídica (122-125,1). Así, tal derecho se reduce a la acción judicial contra el infractor, por una parte; o a los poderes reconocidos tendientes a crear derecho, es decir, normas sancionatorias: el voto. La propiedad, que es ideológica, se admite como “derecho subjetivo”, en los regímenes capitalistas (como dije arriba: claro, esto sólo es así en los regímenes capitalistas, no en el “resto infinito de los regímenes históricos, occidentales anteriores a la pseudo-ilustración, o de otras civilizaciones”), pero ha de entenderse como se entiende en la Teoría Pura, según se expone más arriba en este mismo párrafo. La transfiguración del derecho es mucho más profunda de lo que se imaginan los abogados venezolanos, que se someten a la doctrina legalista del iusfilósofo austríaco, de manera altamente irreflexiva, a la que tienen, muchos, por dogma intocable.

Pero hemos de referirnos a un último punto: la institución de los abogados y su relación con el derecho. Según Kelsen, de acuerdo con lo expuesto, el derecho sólo es un asunto de imputación, cualquier referencia a otro posible rasgo, es manifestación de la ideología, de la voluntad de poder, y ajena a la “ciencia”, que tiene que ser “objetiva”. “Por ello [la Teoría Pura] se rehúsa a adoptar con relación al derecho la actitud subjetivista del abogado encargado de la defensa de ciertos intereses particulares”: el asunto de los intereses es cuestión de abogados (133,1). El derecho no es cosa de abogados, lo de ellos es la ideología irracional, la voluntad de poder; el derecho pertenece a la “ciencia”, los abogados son nada más que unos perturbadores, que introducen en los juicios aspectos “metajurídicos”, salvo, claro, que se convenzan y se conviertan a la Teoría Pura del derecho. O, puede ser lo contrario: máximamente se dedicarán a lo “metajurídico”, si se convierten a la “ciencia” jurídica pura, que no admite para ellos sino la irracionalidad. Como es de esperar, en la línea, por ejemplo, de Voegelin o de los jurisconsultos romanos, este grave desacierto de Kelsen tiene que ser profundamente examinado en la parte crítica de esta serie de artículos.

***

Kelsen es un ideologista radical, en la vena de Marx, uno de los más potentes irracionalistas de la historia, si no el mayor de ellos. Por eso, por su radical nominalismo, no es capaz sino de ver ideología y nada, interacciones físicas, materiales, y nada, sinsentido y nada, caos y nada, por todas partes. A él, como, por ejemplo, a Kant y a tantos otros nominalistas y demás negadores de nuestras capacidades cognoscitivas, que usan con toda libertad para destruirlas, desde Ockham, hay que responderles: no hay que, de ningún modo, aceptar la estulticia, la evidencia es incontrovertible, quien destruye la evidencia queda en el aire, punto. Y eso sólo lo puede hacer, apoyado en la evidencia misma, como el necio que dice que no se puede hablar o el que dice “no hay yo, te lo aseguro yo” o el que dice “el hombre no conoce nada, sólo yo, cuando digo ‘hombre’, ‘no’, ‘conoce’, ‘nada’ y ‘ETC.’, conozco algo” o el que dice “el hombre no es libre, es esclavo de las pasiones, por eso miente siempre, menos yo, el analista, cuando analizo [y domino]” y tantos otros, la lista infinita de los estultos y los tontos que les creen… Superado ese punto, ya es poco lo que queda en pie de sus construcciones “científicas”. Claro, aunque esto sea ya una refutación formal de pensadores como Kelsen, su importancia, su influencia y los puntos que tocó derivados de esto, hacen que se merezca una crítica extensa, que haré, en los tres próximos artículos, que constituirán el final de esta serie. Empero, desde ya, ver las consecuencias de sus fantásticas hipótesis en la interpretación de las instituciones jurídicas y de otros rasgos de la sociedad humana tendrían que bastar para verle las costuras a nuestro querido amigo. PONER DE MANIFIESTO SU CARÁCTER DE CORRUPTOR DE LA SOCIEDAD Y DEL DERECHO ES UN PUNTO IMPORTANTE DE LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE IDEOLOGISMO QUE ENVICIA EL AIRE, TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


 

[i] Utilizaré, de nuevo, la Teoría pura del derecho; y la edición que utilizaré de esta obra es la decimoséptima de la Editorial Universitaria de Buenos Aires.  Buenos Aires, Argentina, 1.981. Y los pasajes que se citen o se refieran serán señalados entre paréntesis, en el cuerpo del trabajo; anotando la página y el párrafo respectivos, separados por una coma. Así, si se halla esta expresión: “29,2”, corresponderá a la página 29, párrafo 2°.

[ii] Vid. MacIntyre. Tras la Virtud. Editorial Crítica. Barcelona, 1.987. pp. 74-86, especialmente: 78-84.


¿Francisco comunista? El encubrimiento del genocidio chino

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Taparea comunistas y parece traicionar a católicos y víctimas de la masacre

El valiente cardenal Zen, celebrando la misa a la manera tradicional. Él es quien ha sonado las alarmas

El valiente cardenal Zen, celebrando la misa a la manera tradicional. Él es quien ha sonado las alarmas

No se trata, en realidad, de si es comunista o no, eso ya lo sé desde hace mucho (véase, entre muchos lugares: http://eticacasanova.org/2015/10/02/la-internacional-comunista-papista-en-los-estados-unidos-de-la-urss/); el asunto es la descarada afiliación a lo que se llama usualmente New World Order, lo que en este blog se llama Tiranía Totalitaria Mundial. En febrero, Christiana Figueres, la coordinadora de la ONU para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sustentable o, más técnicamente, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, dijo claramente que los Estados Unidos es un obstáculo para la obtención de las metas que se esperan y que el modelo político mundial que sus jefes Steven y David Rockefeller y David y Jakob Rothschild (y gente como el difunto Maurice Strong [nieto de una alta maoísta] o Julian y Aldous Huxley), etc., era China; que China es el modelo para el nuevo régimen planetario que pretenden imponer a todas las naciones y pueblos de la Tierra (vid. http://www.accionfamilia.org/tendencias/funcionaria-de-la-onu-debemos-hacer-todo-lo-posible-para-despoblar-el-planeta/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+Accion_Familia+%28Acci%C3%B3n+Familia%29). En la cosa ésa llamada Laudato si, Francisco se anota en la línea de Christiana, explícitamente (http://eticacasanova.org/2015/06/24/francisco-el-papa-new-age/). Pero lo hecho en los últimos días ya parece colmar la “copa de la ira”, por así decir…

Francisco anda en una de coqueteo con el gobierno chino, parece estar al borde de entregar a la “Iglesia clandestina” china, la fiel a Roma, en manos del gobierno que tiene 65 años oprimiéndola, del gobierno que hizo el plan básico de destrucción de la Iglesia para los países comunistas, el plan Li-Wei-Han, por el nombre de quien se identificó como su redactor, o La Iglesia Católica y Cuba, programa de acción, cuyo primer subtítulo es: “OBJETIVO: DESTRUIR LA IGLESIA CATÓLICA”. El documento que describe cómo inventaron los comunistas chinos el expediente –imitado en Suramérica, por Chávez, Correa y Evo Morales sin éxito perceptible– de poner una Iglesia paralela OFICIAL en cisma respecto de Roma como lo aceptable, colocando la fidelidad al Papa como un elemento inequívoco de traición a la patria, sujeción a potencia extranjera. Bajo ese esquema, los millones de católicos chinos han estado en un sufrimiento indecible, por décadas sin fin, con sus obispos secuestrados, amenazados, teniendo que actuar de manera clandestina, teniendo que soportar cárcel, vejaciones, destrucción de objetos sagrados, iglesias demolidas, seminarios cerrados a la fuerza, cruces tumbadas de las torres de las iglesias (por miles), sujeción a intrusos ilegítimos, vivir bajo la condición de parias en su tierra, etc. A eso, los católicos tienen que añadir la carga insoportable de la tiranía china, dura y pesada para toda la población: los Laogais, los campos de concentración y exterminio (donde han muerto y se han sepultado a decenas de millones de chinos), el trabajo esclavo, el totalitarismo… la política del hijo único, causa de la muerte de unos 400 millones de bebés y del suicidio de muchos papás y de un dolor inconmensurable en esta tierra. BUENO, RESULTA QUE FRANC ES AMIGO DE TODO ESTO

Es difícil saber por dónde empezar, pero sí les digo que seré breve, aunque les dejaré las fuentes, para que ustedes amplíen la información. El cardenal Zen, de Hong Kong, esa suertuda parte de China que, como consecuencia de las Guerras del Opio, de los gobiernos y élites comerciales-narcotraficantes de Inglaterra y Estados Unidos, terminó, por 50 años sustraída de la garra de los comunistas de Pekín y Shanghai y, ahora, está todavía en una situación un poco mejor que el resto de sus hermanos; el cardenal Zen está comiéndose las uñas, en su angustia (https://www.lifesitenews.com/opinion/what-will-2016-bring-the-church-in-china). El caso es que hay señales ciertas de un acercamiento incondicional del Vaticano a Pekín, INCONDICIONAL, cuyo resultado no podría ser otro, salvo rectificación, que la entrega total de la Iglesia china al gobierno ateo, con la ordenación, inclusive, de los obispos, con un derecho a veto ineficaz, desde todo punto de vista, para el Vaticano (ni, siquiera, para el Papa), la sumisión del Vaticano a los comunistas, sin protestas de ningún tipo por los obispos arrestados sin ley. ¿De qué signos hablo? Bueno, no es tan importante, sólo que una delegación oficial del Vaticano fue a Pekín, se redactaron documentos, en el sentido ya explicado, y el Secretario de Estado Vaticano, monseñor Piero Parolín, confirmando todo lo dicho y diciendo que se está por llegar a un acuerdo: tampoco hay que alarmarse, ¿noo? Solamente es una traición a los chinos… y a Jesucristo, que no estableció ninguna autoridad al partido comunista chino para consagrar nada. Ya Francisco le dio su sello de aprobación a la opresión de Cristiano por los asesinos Castro de Cuba; ahora le toca a China… Y, para el futuro, los movimientos revolucionarios mundiales tienen su sello de aprobación, también, más que sello, su adhesión incondicional (vid. La internacional comunista-papista…, cuyo link copio arriba, con los artículos que se citan allí).

Ahora el hombre, Frank, dio otra de sus inefables entrevistas. Esta vez a… ¿a quién? ¿Adivinaron? A Asia News (http://atimes.com/2016/02/at-exclusive-pope-francis-urges-world-not-to-fear-chinas-rise/). Resulta que, ahora, el premier chino, Xi Jinping, es un compañero cercano del papa, porque, en el país que más contamina en el mundo, por paliza, él es un combatiente por la ecología y la protección de la “casa común”, el ateo, claro, puede pertenecer a su religión mundial del poliedro del dios inmanente, el de las sorpresas, del que todos somos hijos. China es algo grande y tiene una riquísima tradición, dice Frank, sin siquiera asomar que está enterado, como lo está, de que lo que hay ahí ahora es un régimen carcamal con 65 años de viejo, que niega completamente la cultura china… Pero el colmo del cinismo está en lo que dice del invierno poblacional: compara China a Italia y España; y habla de cómo la gente no tiene hijos y eso es una gran carga para las futuras generaciones; que China ha ido rectificando, dándose cuenta del error que es no tener hijos: “El envejecimiento de la población y de la humanidad está sucediendo en muchos lugares. Aquí en Italia la tasa de natalidad está casi bajo cero, y en España también, más o menos. La situación en Francia, con su política de asistencia a las familias, está mejorando. Y es obvio que la población envejece. Las poblaciones envejecen y no tienen hijos. En África, por ejemplo, fue un placer ver a los niños en las calles. Aquí en Roma, si usted camina por ahí, verá muy pocos niños. Tal vez, detrás de esto existe el temor a que usted [el periodista] está haciendo alusión: a la percepción errónea, no que simplemente se quedarán atrás, pero que vamos a caer en la miseria, por lo tanto, no vamos a tener hijos. Hay otras sociedades que han optado por el camino contrario. Por ejemplo, durante mi viaje a Albania, me quedé asombrado al descubrir que la edad media de la población es de aproximadamente 40 años. Existen países jóvenes. Creo que Bosnia y Herzegovina es lo mismo. Países que han sufrido y eligen la juventud. Luego está el problema del trabajo. Algo que China no tiene, porque tiene la capacidad de ofrecer el trabajo, tanto en el campo como en la ciudad. Y es cierto, el problema para China de no tener hijos debe ser muy doloroso; debido a que la pirámide está invertida y luego un niño tiene que soportar la carga de su padre, madre, abuelo y abuela. Y esto es agotador, exigente, desorientador. No es la manera natural. Entiendo que China ha abierto posibilidades en este frente”.

En serio, uno lo lee y se cae para atrás, la admiración es imparable, abrumadora, sobrecogedora: el mal, la mentira es demasiado descarada. ¡Señor!, ¿usted cree que los demás nos chupamos el dedo? Usted no está hablando de España o Italia, está hablando de un totalitarismo feroz, que obligó a centenares de millones de mujeres, durante 40 años, a matar a sus hijos o los mató él por ellas o las mató a ellas, con todo y sus bebés…Es demasiado. La traición es monumental, ingente, brutal. HAy que hacer algo ya. Y Aciprensa dice que el papa criticó, en ese pasaje, la política del hijo único (https://www.aciprensa.com/noticias/nueva-entrevista-papa-francisco-reflexiona-sobre-politica-poblacional-en-china-64161/), es demasiado, ¡¡¡¡TAMBIÉN!!!!

LO QUE HAY QUE HACER ES LANZARSE A LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, LO ANTES POSIBLE, ¡¡¡ES URGENTE!!!


Héroes, héroes, ¿dónde se han ido? Los necesitamos, santos

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Un vistazo a la devastación iconoclasta del mundo de hoy

San Pío de Pietralcina. Su cadáver incorrupto, aunque murió hace más de 47 años, visita el Vaticano, la gente se apiña para ver a este héroe...

San Pío de Pietralcina. Su cadáver incorrupto, aunque murió hace más de 47 años, visita el Vaticano, la gente se apiña para ver a este héroe…

Peter Parker va a visitar a su Tía May, por primera vez, después de que le confesara haber tenido alguna parte en la muerte del tío Ben, al no detener, por cierta venganza, al asesino, en un robo anterior al incidente que terminó en la partida de quien fungió como su padre. La tía lo recibe con su calor habitual, con un cariño que le asegura al héroe que su tía no tiene resentimiento alguno hacia él. La tía se está mudando, el banco la está desalojando, embargándole su casa, ejecutando la hipoteca. Henry Jackson, un vecinito de los Parker, está ayudando a la tía. A él se refiere ella, cuando comienza esta conversación con Peter:

Tía May: Él quiere ser el Hombre Araña.

Peter Parker: ¿Por qué?

Tía May: Él reconoce un héroe cuando lo ve. Hay muy pocos por ahí, volando de ese modo, salvando a muchachas viejas como yo. El Señor sabe que niños como Henry necesitan un héroe: gente valiente y dispuesta a sacrificarse, poniendo el ejemplo para todos: ¡todo el mundo ama a un héroe! La gente hace colas para verlos, los aúpan, gritan sus nombres y años después todos contarán cómo resistieron bajo la lluvia por horas, sólo para echar una ojeada a aquél que les enseñó a resistir otro segundo. Yo creo que hay un héroe en todos nosotros, que nos mantiene honestos, que nos da fuerzas, que nos hace nobles y, finalmente, nos permite morir con orgullo, aún cuando, algunas veces, hemos tenido que quedarnos quietos y renunciar a las cosas que anhelábamos más, hasta nuestros sueños. El hombre Araña hizo eso por Henry y él se pregunta adónde habrá ido. Él lo necesita…

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Estamos en la época de la iconoclasia absoluta. Judíos y judaizantes-protestantes han triunfado; iglesias católicas son vaciadas de antiguas decoraciones. El arte ya no pinta figuras, como en Roma, Grecia o el Renacimiento, ya no se ve a Cristo victorioso, triunfando en el fin del mundo, impartiendo justicia misericordiosa, lanzando a los malvados a su castigo merecido, cargando consigo a los humildes, a los que se acogieron a la misericordia, como el publicano de la parábola (Lucas 18,9-14); como lo pintó Miguel Ángel en la Sixtina. Entre Cristo y nosotros está la gnosis, la de los dichos y de los modernistas todos. En el lugar de los publicanos de todos los tiempos, de los que se abrazaron a Cristo y la justicia y la generosidad heroica, con humildad total y olvido de sí mismos, se han levantado muros horrendos, paredes sin decoración, arquitectura sin sentido y unas, ajam, “artes” “visuales” desprovistas de toda imagen de humanidad, belleza y nobleza; y hombres espantosos ocupan los lugares de próceres, mártires y santos. Es la época de la iconoclasia y los narcisos y soberbios. La época en que LeBron James o Roger Federer son elevados a la categoría de ídolos y modelos, por la gente sedienta de ellos. Época de desolación…

Y lo peor es el  contraste. Lo peor es que, por ejemplo, los estultos protestantes, los seguidores de Lutero, nos acusan de idólatras a los católicos, por sostener los ejemplos heroicos, que son, principalmente, la ilustración más potente del poder salvador de Cristo y la historia viva de su acción redentora en el trajinar del hombre sobre la Tierra. Si yo amo y venero a San Bonifacio es porque veo en él al fundador de una civilización entera, al hombre que vio a Cristo haciendo de fermento para la erección de la cultura más noble y sublime de la historia, en la que se producirían santos, héroes de Dios hecho hombre, incontables, que trajo la monarquía merovingia la esfera del papa y al papa a la esfera de esa monarquía fundamental; veo en San Bonifacio a un héroe indomable, que fundó infinitos monasterios y llevo la cultura a una tierra baldía de donde salió, nada más y nada menos que Alemania; veo al hombre que fue donde los frisios, luego de haber logrado tanto y tanto, después de una entrega incansable, y le entregó su vida a Dios, en un martirio que a los ojos es espantoso, pero lo esencial es invisible a los ojos… Con los santos, en medio de la revanchista propaganda judía, se fue el espíritu cristiano, que siempre exaltó las virtudes del mártir, por encima del odio al verdugo, por el que siempre se dio gracias a Dios, desde San Esteban, primer mártir de nuestra Fe (Hechos 6 y 7).

Terrible daño, éste de la iconoclasia, éste que se perpetra en nombre, para empezar, de un entendimiento pervertido de la Biblia y de la naturaleza humana. La Biblia manda a no adorar a otro que a Dios, no dice nada de la ilegitimidad de la veneración a los héroes de la patria, por ejemplo. Es más, sí dice, dice que es bueno, empezando por el cuarto mandamiento o por libros como los de los Macabeos o las historias de personajes como Moisés, Josué, Ruth, Judit, Ester, Abraham, Jacob, José, etc. Lo mismo sucede con las imágenes: la Biblia prohíbe los ídolos, no representaciones pictóricas, que es algo muy diferente: si la Biblia prohibiera esto último, le prohibiría al hombre ser hombre, vivir según su naturaleza, y tal cosa no puede ser de Dios: es ridículo y gnóstico. Peor aún es la locura ésa del tal Lutero, según la cual Jesús no nos transforma, no nos cura y eleva con su gracia, sino que, estando completamente corrompidos, lo que hace es cubrirnos para que la mierda que somos no le huela mal a Dios… eso es completamente contrario a lo que se nos revela en el Evangelio; es más, es una contradicción: ¿cómo puede hablar él con verdad y tener la buena voluntad de enseñarla a otros, si está tan corrompido en su médula misma? Él, muy probablemente, fuera muy corrupto, pero eso era él, en particular, no la naturaleza humana. Ahora, la otra fuente de la prohibición de venerar héroes, en general, proviene del ateísmo y del odio contemporáneo al hombre, surgido, por ejemplo, de pensamientos como el de Nietzsche o el de Marx o de adoraciones a la tierra como las de la ecología profunda y, en general, el new age…

***

Santos, santos, por favor, vuelvan, vuelvan, héroes, como lo hizo el Hombre Araña en la película. Señor, mándalos de nuevo, necesitamos saber que tenemos a los héroes con nosotros. Necesitamos su ejemplo. Necesitamos saber que la humanidad se eleva a su altura. Necesitamos saber que no sólo hay cobardes, mentirosos, vengativos, odiosos, avaros, lujuriosos, resentidos, drogadictos, sedientos de poder, hasta la masacre masiva de poblaciones enteras. Necesitamos fe; necesitamos ánimo, necesitamos saber que Tú nos elevas. SANTOS, SANTOS, LOS NECESITAMOS, NECESITAMOS, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN, SU SABIDURÍA, SU AMOR, SU LIMPIEZA, SU VISIÓN, SU CONFIANZA EN DIOS, HOY, ELLAS SON PURA REBELIÓN, LA QUE SE NECESITA, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


La vida es trama

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Es tómbola, es trama, es dura, es bella

La vida es un teatro, con claroscuros. Dios la dirige, seguro, pero no somos marionetas, somos actores (foto de la página sobreaustria.com)

La vida es un teatro, con claroscuros. Dios la dirige, seguro, pero no somos marionetas, somos actores (foto de la página sobreaustria.com)

Contenido

Tómbola, Trama, Dura, Bella

La moral cristiana y clásica, in a nut shell

La trama teatral, protagonista y Autor

Pasado, presente y futuro

El protagonista humano de mi biografía, los otros actores y la raíz de la solidaridad

Mi biografía, la comunidad que me define, el nosotros que explica al Yo

Niveles de comunidad: la familia y la patria, comunidades por antonomasia, otras comunidades

El Autor, Guionista, Director y Productor de la Obra

1ra prueba: el sentido de la historia universal: 1) antiguos hebreos, 2) la Roma imperial, 3) las civilizaciones y las iglesias universales

2da prueba: El autor de la naturaleza y de todos sus rasgos sostiene el desenvolvimiento de los mismos

3ra prueba: las bellezas y la Belleza suma subsistente

4ta prueba: el orden de la naturaleza y el de nuestra vida particular y la unidad del universo. Nada es MÍO

5ta prueba: la caducidad de la vida presente

Conclusión

Tómbola, Trama, Dura, Bella

Ves hacia el futuro, es incierta, es una tómbola, no sabes lo que te viene; negocio de prestidigitadores, estafadores, pecado contra la Providencia bondadosa, ocasión de la prueba de la autenticidad de los profetas…

Ves para atrás, te paras en el presente, ves quién eres y, entonces, ves para adelante: sabes qué esperar, sabes qué querer, qué planear… sólo si te sientes seguro, porque, como dice la canción, “un muchacho que trepa, que trepa a lo alto de un muro, si se siente seguro crea su futuro con claridad”, seguro de quién eres…

No ves para atrás… ves para atrás… ves para atrás, reniegas de ti… ves en el espejo y reniegas de ti… te quejas de quién te hiciste… te quejas de lo que Dios te dio, todo es tinieblas, quieres definirte contra ti mismo

Estamos en medio del torbellino, la vida es dura, hay que trabajar, cansarse, no obtener nunca lo que queremos, preocuparse, los hijos, la pareja, los celos, la inconstancia, el gobierno, la injusticia, las tragedias naturales, la enfermedad, los años, la vejez, la frustración, las separaciones, las traiciones, los amigos infieles, los bienes que caducan, la victoria de los malos, el hambre, la sed… LA VIDA SÍ ES DURA

Dios, los hijos, los logros, la promesa del futuro, la virtud, los mártires, su victoria en la muerte misma, que es VIDA, las bellezas, el arte, los paisajes, la vida, en cuanto tal, la amistad, la ternura, la infancia, la gracia de Dios, la Iglesia, el heroísmo, la abnegación, la ciencia, la filosofía, las comunidades humanas, la historia, el cariño, el haber atravesado los obstáculos y seguir siendo lo que somos, con cicatrices y todo, la sinceridad heroica, la conversión de los malos, el Verbo Encarnado santifica todo, nos rebela todo, la Trinidad de Personas, nos deja sus sacramentos y su Iglesia, se entrega en una Cruz, resucita, la Virgen María, el monacato, el Papado, la resurrección y la esperanza indeclinable, la Omnipotencia-el Amor Infinito-la Sabiduría Infinita, el Señor de los Anillos, Cervantes, Dante, los clásicos, Santo Tomás, el Siglo de Oro, metan lo que quieran, que sea bello… La vida es tan tan tan tan BEEEELLAAAA

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La moral cristiana y clásica, in a nut shell

La felicidad es un asunto de la realización de un bien que es último y proporcionado al hombre. Último, es decir: es un bien que da sentido a todo, al que se refiere todo y que no remite a nada más allá de sí mismo, si el bien X remitiera a otro, el bien Y, entonces X no sería el bien último, sino Y. Por eso, sabemos que el dinero no puede ser la felicidad, porque es un bien en cuanto es un medio para intercambiar otros bienes en la sociedad y sirve para “acumular valor real”, producto del trabajo.

Igualmente, el placer no puede ser la felicidad, pues el bien cuya posesión o realización la constituye, en cuanto sentido de todo, es medida de toda acción humana, pues el medio participa de la razón del fin y, por tanto, si todo tiene sentido por ese bien, todo es bueno en cuanto participe de su razón. Aparte, claro, si el sentido del hombre estuviera asociado a capacidades sensibles, entonces, lo más propiamente humano, lo que nos distingue del resto de la creación sensible, la inteligencia y la voluntad, quedaría sin sentido y, por eso, quedaría sin sentido la especie humana, toda, pues lo que nos hace tales sería un sinsentido, mientras que lo que compartimos con los brutos, los desprovistos de intelecto, sería nuestra razón de ser.

Por eso, entre muchas razones, se puede ver, en primer lugar, que el bien de toda la vida tiene que ser proporcionado al hombre, pues, si no caeríamos en el absurdo ya dicho. Pero es más que eso, hermanos: obviamente, estamos hechos para el infinito, para la contemplación intelectual y el amor, en esa contemplación, del infinito. De ahí vienen el arte, que es de la belleza, por ser lo amable, de ahí viene que lo normal sea que amemos con la vida a otras personas y comunidades humanas, de ahí vienen la ciencia, la filosofía, del anhelo de conocer, de llegar a la raíz de todo, de hallar el sentido en el infinito. Claro, como podemos ver lo que valga más y lo que valga menos y por aspirar al infinito, Nuestra felicidad está en Dios, el más amable, el infinito, el Eterno, conforme a la intemporalidad de nuestro intelecto; pero necesita, debe ir acompañada, también, de otros bienes humanos, de la amistad, de la belleza, de la verdad. La virtud es lo que nos hace conformes a los bienes mayores, es lo que nos permite amarlos. Digamos que ésta es la ética cristiana y clásica, en el más apretado resumen…

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La trama teatral, protagonista y Autor

Pero se puede tomar lo dicho hasta ahora sobre la vida feliz y releerlo de un modo un tanto distinto. Uno que ayude a dar pistas para reinterpretar cada quien su propia vida e identificar en ella “lo que no sea vida”, lo mismo que lo que sí lo sea.

De lo que se trata es de que nos demos cuenta de que la vida es una trama, al estilo de una obra de teatro. En esa obra se puede identificar, desde el mismo principio de la consideración, un actor principal: uno mismo. Seguro habrá otros, pero claramente el protagonista principal es el propio interesado. En la misma entran y salen personajes y algunos permanecen. Entre los que salen y entran y los que permanecen hay algunos importantes y otros que no lo son tanto. Además, hay escenas cruciales y “actos” distintamente identificables.

Pasado, presente y futuro

Una parte importante de la clave para hacer las distinciones dichas está en la reflexión sobre el pasado, lo que él nos dice ahora, y lo que en él hay de formación de nuestro carácter y de nuestras expectativas para el presente y para el futuro. Es, pues, una proyección de la manera como nos hemos ido formando en lo pasado, para el presente y los planes o deseos futuros. El amor a la Patria, por ejemplo, tiene un importante fundamento en el amor a lo que somos: esas maneras nuestras, que podemos distinguir (sobre todo cuando tenemos contacto, fuera, con otras maneras); la asunción de la grandeza de lo que fue o ha sido la trama de la formación de lo que es nuestro país; esos parajes que nos son familiares y en los que nos “hallamos”, aún inconscientemente, que son, por eso, bellos, aunque no captemos el encanto que ejercen sobre nosotros. Lo mismo sucede con los padres, los hermanos, los maestros, los amigos, la plaza del centro del pueblo, aquellas canciones que oía nuestro padre, el abasto de la esquina… y el portugués del abasto… y con tantas otras cosas…

Sin la reflexión, la vida es nada más que “a tale told by an idiot”, nada más que una sucesión sin sentido. La reflexión es indispensable. Saber quién se ha sido es un requisito necesario para saber quién se es. Y, “al echar la vista atrás”, es claro que el sentido aparece, que no es ningún artificio. Pero la mirada atrás, muchas veces, no debe remontarse hasta cuando uno era niño: a veces se necesita llegar unas generaciones atrás, en el árbol genealógico, para comprender un hecho temprano que nos ha marcado de por vida. Un padre inscribe a su hijo en unas clases de música, por los sueños que inspiró en él su abuelo; luego el niño llega a ser un gran pianista. Un padre maltrata a su hijo, para repetir el maltrato que él recibió cuando niño, pues su padre (el abuelo), siendo un héroe de la lucha contra algún estado de injusticia, perdió algunos circuitos mentales. En este último caso, la persona de que se trata, tiene que vencer el atavismo y hacer que la maldición familiar, los demonios particulares, no lleguen a la cuarta generación; sin reparar en el sentido de ese aspecto de su niñez, muy posiblemente no sea capaz de identificar el problema y no podrá evitar esparcir más allá de sí mismo las consecuencias de la mala experiencia de su abuelo.

El presente y el futuro, entonces, dependen en no pequeña medida del pasado. Conocer mis posibilidades implica conocer quién soy; y mis planes serán realizables o no según se adecuen a mi capacidad, no sólo eficiente, sino también “moral”, es decir, mi constancia, mi fortaleza para resistir tentaciones o situaciones adversas, etc. En el presente, debo poder identificar los rasgos relevantes de mi carácter, el talante de las comunidades en las que vivo (la comunidad política, la familia, el trabajo o la universidad, etc.) y mi posición en la estructura de relaciones en la que me muevo, lo mismo que el carácter de las otras personas que se desenvuelven en esa misma estructura de relaciones y su modo de orientarse afectivamente hacia mí y hacia los demás. Sólo entonces yo seré capaz de prever de manera medianamente aceptable el futuro, podré hacer planes y sabré, más o menos, qué esperar.

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El protagonista humano de mi biografía, los otros actores y la raíz de la solidaridad

He ahí un cuadro de los aspectos temporales esenciales de la vida de un hombre que es necesario considerar. Pero todavía el cuadro está muy incompleto. En realidad, hasta ahora, sólo se puede decir muy precariamente que se ha hallado el sentido de la vida, si la reflexión se detiene en este punto. Hay tres virtualidades presentes en él, que es necesario explicitar. En primer lugar, de lo anterior es claro que hay un aspecto crucial de la trama: el protagonista es un hombre, con un intelecto capaz de conocer bienes y males en cuanto tales, de reflexionar sobre su vida y contemplar su propia historia como un cuento con sentido. No sólo podemos medir las escenas de una historia por el sentido general, en cuanto entrecruzamiento “lógico” de los sucesos. Es menester darse cuenta de que es una historia humana, de que lo que se realiza o deja de hacerlo es un hombre (o una mujer). Es menester, por tanto, revisar, dentro del relato que se hace, qué conduce a la “humanización” de la persona y qué la aparta de la humanidad. Cuándo ha obrado en orden a obtener un mejor referirse a los bienes sensibles deleitables y cuándo ha sido lo contrario. Cuándo sus acciones han favorecido un oscurecimiento del intelecto, por la ofuscación que se sigue como consecuencia de emprender un camino en el que, primero, se acostumbra la borrachera, y, luego, se hace de ella un hábito (desdicha poderosa). O, en cambio, cuándo se han dedicado las energías a averiguar bien por qué causas se ha de vivir la castidad; y a rechazar los vínculos con personas que no ayudan en nada en el camino del provecho personal. La vista al pasado y la interpretación del presente deben tomar en cuenta cuánto se ha hecho para ser realmente humano; para que los planes futuros incluyan todas las medidas necesarias, de modo que podamos adquirir un carácter sólido.

En segundo lugar, quien reflexiona sobre la obra de su vida debe tener presente que, siendo protagonista de su trama, no es sino un personaje más en las tramas ajenas, importante o de relleno, pero no el principal. Las tramas se entrecruzan; hay una solidaridad cósmica entre los seres que comparten sus respectivas temporalidades. Intervenimos en las vidas de los demás; los demás intervienen en nuestras vidas. Eso implica tres cosas: responsabilidad, agradecimiento y apertura a los demás. Responsabilidad, porque cada acto nuestro afecta a los demás; a veces no nos damos cuenta y la vida de otro pende de lo que para nosotros no es sino un juego. Un pequeño acto y cambiamos, para bien o para mal, el destino terrestre de un ser humano, querido o no para nosotros. Hay actos que hacemos en lo secreto, rezar o lo vergonzoso, que afectan nuestro modo de ser y de relacionarnos, en consecuencia. Implica agradecimiento, ya que sin el aporte de otros, incluso del chofer del autobús que nos lleva al trabajo (lo haga o no por la paga; de buena o mala manera), no podríamos desarrollarnos.

Implica, en fin, apertura, puesto que tenemos que darnos cuenta de que cada una de esas personas con las que estamos vinculados son también seres humanos, con todo el valor que eso implica, con una historia llena de heroísmos, de deseos nobles, de amor y compromiso; también, quizás, de claudicaciones y traiciones, pero con sus arrepentimientos y sus excusas absolutorias: por eso no los podemos juzgar. Así como mi obra sin mí no puede existir y por eso hay un amor radical a mí mismo; las de ellos no son distintas. Saber esto es entender, de algún modo, al menos, que tenemos que amar a los demás como a nosotros mismos. Reconocer todo el valor humano de la vida de cada quien (con su vocación, incluso inscrita en su naturaleza, conforme con lo trascendente, con lo intemporal y lo eterno) es mucho más que una exigencia de un respeto negativo, que se traduce en no ofender; es el quicio para afirmar la necesidad de reconocer y amar la dignidad de cada uno y así respetarlo, por su valor inconmensurable con nada de esta Tierra. El egoísmo consiste en una sobre-valoración del propio yo, obviamente; esa sobre-valoración lleva a cerrar la propia historia a los demás, en cuanto personas, valiosas en sí mismas, es decir, valiosas no por mí, sino por ellas. En muchas ocasiones, el egoísmo termina por cerrar la puerta a mi historia a nada que no sea funciones mías, todo lo veo, en términos matemáticos, como una F(yo), función de mí; y creo que no hay indeterminaciones, ni en el infinito, para mi satisfacción egoísta. Si el egoísta particular de que se trate resulta ser gobernante político, será, en consecuencia, muy posiblemente, un tirano; si es un particular, podrá ser alguien de carácter tiránico, que traerá problemas constantes a las personas relacionadas con él.

Mi biografía, la comunidad que me define, el nosotros que explica al Yo

Igualmente, la historia de cada uno no es propiamente una historia que únicamente se pueda describir mediante el adjetivo “mi” o el pronombre ‘mía’; en muchos sentidos, “mi” historia es “nuestra” historia. Se trata de todo lo cercanos que son nuestros parientes y amigos íntimos. Un grupo de hermanos, separados por pocos años cada uno del otro, no puede recordar su infancia sino como la de un “nosotros”. “Nosotros jugábamos con papá”; “rezábamos con papi y mami”; “nos metieron en la natación”; “íbamos al colegio”. De igual modo sucede con algunos amigos, con los que hemos compartido tanto, que los vemos realmente como otros “yo”. En ocasiones, un hermano o un progenitor son para nosotros como esos amigos; para estrechar aún más el sentido común de las historias. Ese “nosotros”, quizás, no expresa un sentido radical y pleno de la intersección entre dos historias, pero la cercanía es tal, que es muy difícil comprender la vida propia sin la de ese otro; y se sabe además que la percepción es recíproca.

Sin embargo, hay una unión en nuestras vidas en la que verdaderamente dos historias llegan a ser una sola, un compromiso de unión total, hasta el fin. En esas uniones ambos interesados llegan a ser una sola carne y un solo espíritu. Se trata de las uniones conyugales, fundadas en el amor esponsal; fuerza de entrega y apertura radicales, que fundan la unión total. Dos historias se funden en una; y, al hacerlo, toma su pleno significado la parte anterior, en la que cada uno parecía llevar una existencia independiente. La historia de cada uno parecía estar dirigida a la unión en una de las dos. Ya eran uno y no lo sabían; el sentido de lo anterior era preparación para lo que se actualizó y para lo venidero.

De este modo, el divorcio se muestra como un gran fracaso, no comparable a, por ejemplo, el fracaso en un trabajo. El divorcio es una derrota en lo más íntimo de la persona; es, en realidad, una aberración. Quizás, para que la historia común tenga éxito, pueden, en algún caso, suspenderse la vida bajo un mismo techo y otros rasgos inherentes a la relación conyugal; pero la pretensión de disolución del vínculo es ya muy distinta. En realidad, por fugaz que haya sido la vida común y por muy largo que hay sido el tiempo vivido luego de la ruptura, los cónyuges nunca se desligarán, quiéranlo o no: el compromiso permanece hasta el final, sobre todo, cuando la unión es de carácter sacramental; ¿de qué sitio se habrá tomado en nuestra sociedad la idea de que lo sagrado es disponible por el hombre?

Niveles de comunidad: la familia y la patria, comunidades por antonomasia, otras comunidades

De esta forma, la obra propia, la trama de la propia vida, no es una trama aislada. Convive con las tramas de otros, y se entrecruza con ellas. Los diversos modos de entrecruzamiento se derivan de los distintos tipos de relaciones. En la familia, la vinculación es tal, fundada en las relaciones conyugales y paternales, que, sin olvidar lo propio de la vida de cada uno de los miembros y su valor, se ha de hablar de una obra familiar. Pero no es la familia, con su vida propia, hecha de ritos, costumbres, símbolos y categorías suyas, la única trama colectiva.

Una institución cualquiera, la empresa, la universidad, un ministerio, un club, una peña de fútbol, un círculo de lectores, una fundación, un sindicato de trabajadores, produce una vinculación tal entre las vidas de sus miembros que, por ellas, capítulos enteros de la vida de varias personas pueden escribirse en un solo volumen. Y, por sobre las aportaciones de este o aquel miembro, esas instituciones tienen un carácter propio, una vida suya, reconocible distintamente.

De manera aún más amplia, en la tradición institucional y familiar; en los símbolos y rituales, en las manifestaciones artísticas, en la arquitectura y en la música; en los modos característicos de concebir la virtud y el vicio, la justicia y la piedad; en la historia, donde se forja el presente, en las expectativas comunes respecto del futuro; y, de manera muy importante (como elemento formal central), por el gobierno y sus modos de ejercerse, la patria tiene un alma, según la cual nos acoge (y nos forma) y según la cual encauza los propios modos en que se desarrollan nuestras vidas y nuestros aportes a ella. Todos somos partícipes de sus dramas y comedias y de sus poemas épicos; o los sufrimos o nos levantamos al ella levantarse; o formamos parte del impulso que la mueve. El historiógrafo, principalmente, y el filósofo (aunque no sea su tarea exclusiva) tienen el encargo de definir y hallar las líneas básicas –y los detalles en los que se desarrollan esas grandes “directrices”– de la trama de la nación; para que el resto de los ciudadanos pueda orientarse en el mundo, teniendo en cuenta el dato fundamental del sentido de su nación, para que cada quien pueda entenderse más cabalmente a sí mismo y, en consecuencia, tenga un mejor sentido de lo que en su país puede esperar y con lo que puede contribuir. También, por supuesto, es menester de los pensadores nombrados y de los políticos determinar el papel que toca a la nación en el concierto de todas las naciones del mundo en cada época.

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El Autor, Guionista, Director y Productor de la Obra

En este punto, se ha de detener quien analiza su vida, quien reflexiona sobre su existir. Se ha de dar un rodeo, aunque sea brevemente, para hallar el rasgo más fundamental de toda la interpretación de nuestra existencia temporal, de la de cada uno. Si uno es el protagonista de una historia, se ha de encontrar al Autor.

1ra prueba: el sentido de la historia universal: 1) antiguos hebreos, 2) la Roma imperial, 3) las civilizaciones y las iglesias universales

Hagamos como Platón en el libro II de La República y tratemos de leer lo que se halla en nosotros en algo en lo que también se halla, pero “en caracteres [más] gruesos”: la historia universal.

1) Antiguos hebreos: Tomemos un ejemplo admirablemente significativo, para ilustrar un primer aspecto relevante. Volvamos hasta hace 2.750 años, cuando el imperio asirio estaba en pleno crecimiento. Ha de tenerse en cuenta que las perspectivas de los distintos pueblos se entrecruzan. Pero quedémonos, primero, con la de Israel, el Pueblo de la Promesa.

Las doce tribus están divididas en dos reinos, al sur, Benjamín y Judá forman el reino de Judá; al norte, las 10 tribus restantes forman el reino de Israel, en el que resalta la tribu de Efraín. Asiria toma el reino del norte y deporta a toda su población en el año 722; Judá se salva milagrosamente en 704 del asedio y la destrucción. Pero no duraría mucho su tranquilidad; Asiria decae y un nuevo pueblo se levanta con el extraño delirio imperial: Babilonia. En 587, las tropas de Nabucodonosor entran en Jerusalén, la saquean y deportan a sus personajes principales, del rey hacia abajo. Luego, en 538, el turno tocaría al persa: Ciro el Grande tomaba Babilonia y, por un famoso decreto, recogido en el libro de Esdras, devuelve a los judíos a su tierra. De nuevo la locura imperialista daba alas a un pueblo: Macedonia; Alejandro, tomadas Tebas y Atenas y toda Grecia, se lanza a arrebatar a los persas la totalidad de su imperio. Muere Alejandro y su imperio se divide en cuatro partes. Israel queda en manos de los lágidas de Egipto; hasta que los seleucidas de Siria se lo arrebatan en la guerra entre una y otra potencia, a finales del siglo III antes de Cristo. Hacia 140 a. C., Judá logra su independencia por primera vez en más de cuatro siglos, merced a la reacción que en la familia de Matatías y Judas Macabeo generara el intento de abolición de la religión surgida de la Alianza por parte de Antíoco IV Epífanes. Así vivió el Pueblo de la Promesa hasta que, en 63 antes de Cristo, cayó en manos de Roma.

En el 70 de nuestra era, Tito demolió hasta sus cimientos el templo de Jerusalén; en 131, la ciudad fue reconstruida, bajo el nombre de Aelia Capitolina. Israel, un pequeño “pueblito”, si se toma en cuenta su relativo poder material, vio surgir y caer, uno tras otro, en la época del delirio imperialista, todos los grandes imperios; y sólo los persas no trataron de destruirlo. Para un hebreo, el sentido de tal historia no puede revelar más que una predilección de Dios por “su” Pueblo, merced a la Alianza, establecida por el mismo Dios. Los cristianos, que sabemos por Revelación que la Iglesia es el Nuevo Israel, el Pueblo de la Alianza Nueva y Eterna, definitiva, entre Dios y los hombres, sabemos que, aunque la alianza antigua haya cesado, el nuevo pueblo judío es objeto de profecías ciertas que nos aseguran que él durará hasta el final, pues, terminará por convertirse a la Fe que se origina en el Cumplimiento sobrecogedor de la Promesa de la que ese pueblo fue portador por tantos siglos, del que, según la carne, viene el Mesías (cfr. Romanos 11; esto, valga aclarar, no es “teología del reemplazo”: la Iglesia no reemplaza al pueblo antiguo, la Iglesia es Israel, el Israel de la Fe y del Cumplimiento de la Promesa, no es reemplazo, ES el Pueblo: al que pertenecen los creyentes bautizados, sean de procedencia gentiles O judíos, por lo que hay que llevar a todos, gentiles Y judíos, el Evangelio)…

2) Roma Imperial: Desde otra perspectiva, que no toma en cuenta la supervivencia impresionante del pueblo judío, el sentido está vinculado a un orden: “Cuando Polibio fue llevado a Roma, el ilustrado y agnóstico griego descubrió que el pueblo romano todavía tenía un fuerte respeto por la religión tradicional. Esto fue, de hecho, de acuerdo con sus observaciones, la fuente de su fuerza institucional. La ecumene (tierra habitada) estaba destinada a ser conquistada por los romanos porque ellos eran el único pueblo que podía darle un orden. El orden que podía lograrse por los romanos era el télos del impresionante movimiento de conquistas que había empezado con los persas marchando en dirección oeste [habría que agregar, yendo más atrás, con las conquistas asirias y babilónicas]”*. Huelga decir que un orden tal no puede ser sino metahistórico.

En un cristiano del siglo IV como Prudencio (citado por Rops, en La Iglesia de los apóstoles y los mártires. Editorial Palabra. Madrid, 1.992. pp. 141-142), se integran ambas perspectivas, pero, por supuesto, se traducen en clave cristiana: “¿Cuál es el destino histórico de Roma? Es que Dios quiere la unidad del género humano, puesto que la religión de Cristo pide un fundamento social de paz y de amistad internacionales. Toda la tierra, del Oriente al Occidente, ha sido desgarrada hasta aquí por una continua lucha. Para domeñar esa locura, Dios ha enseñado a todas las naciones a obedecer a las mismas leyes y las ha hecho todas romanas. Y ahora vemos vivir a los hombres como ciudadanos de una misma ciudad y como miembros de una misma familia. A través de los mares y desde los países lejanos vienen hasta un mismo forum que les es común: las naciones se hallan unidas por el comercio, la civilización y los matrimonios; y de la mezcla de los pueblos ha nacido una sola raza. He aquí el sentido de las victorias y de los triunfos del Imperio: la paz romana ha preparado el camino de la venida de Cristo”.

3) Las civilizaciones y las iglesias universales: Para un gran historiador occidental, como Arnold Toynbee, las civilizaciones que conocemos tienen tres generaciones: 1) Egipcia, Minoico-Micénica, Sumeria, Azteca, Maya, Inca; 2) Siríaca, Babilonia (en la que incluye a Asiria), Persa, Helénica, Sínica (China), India; 3) Occidental, Ortodoxa, Islámica, China, Coreano-japonesa, Hinduista. El sentido de la historia, en una mirada poco atenta, según Toynbee, puede parecer la civilización; pero, mirando más profundamente, parece que las civilizaciones tienen un sentido ulterior, un bien superior al que tienden: la creación de Iglesias universales, como las que han venido a surgir en las civilizaciones de tercera generación.

Y de esto es de lo que se trata en toda esta parte del rodeo: todo lo que nace en el tiempo, por esplendoroso y poderoso que parezca, desaparecerá en el tiempo. Tiene que haber, y hay, un algo más allá que da sentido a todos los movimientos, un sentido último de tanta guerra, tanta opresión… y, también, tanta creación, tanta obra admirable (más admirable aún al ver que los autores, muchos de ellos, tuvieron que superar semejantes obstáculos ambientales). Dios es quien da sentido a la historia…

Aunque esto tendría que ampliarse y profundizarse, se puede retener que la pregunta por el sentido está presente al observar el propio fluir y al ir viendo cómo, aunque no exista realmente un “progreso”, en el sentido que da al término la mal llamada ilustración, sí son claras algunas líneas de “contacto” en las distintas culturas (referidas a la justicia, gobierno y la organización institucional de las comunidades, a la necesidad de tales rasgos; a la piedad, con lo divino, la patria y la familia; la virtud es importante, el vicio lleva a la perdición, etc.), en las que resalta el poder del monoteísmo, entre otros rasgos [vid. Se puede juzgar a las culturas]. Lo mismo puede retenerse la conclusión: Dios es el sentido de todos los movimientos, entre otras cosas, porque es el Bien y la Belleza sumos subsistentes, que funda todo otro bien y toda belleza, que nos mueven y nos encantan. Además, porque si, como no puede sino ser patente para cualquiera, hay un orden de la historia a algo, y esa ordenación no la controla el hombre, sino más bien se debe a aspectos suyos inscritos en su naturaleza, no puede sino haber un Ordenador de la historia y de la naturaleza, también la humana. Esta prueba se profundizará, en lo que se refiere al hombre individual, un poco más adelante.

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2da prueba: El autor de la naturaleza y de todos sus rasgos sostiene el desenvolvimiento de los mismos

Del sentido de la historia de la Humanidad, de la que formamos parte, podemos pasar al sentido de la historia personal de cada quien. La clave aparece, en primera instancia, claramente al considerar nuestros aspectos más propios. De la inmortalidad de nuestra alma, de la capacidad de reflexión, de la capacidad de lo intemporal y lo eterno, así como de la libertad, fundada en nuestras capacidades para captar el bien –final e intermedio– en universal y de permanecer “independientes” respecto de la presión de los apetitos sensibles, surgen puntos centrales de la antropología que es menester considerar. Podemos tener un amor personal, con todo lo que eso conlleva de entrega y unión, llamada a llegar allende el tiempo, gran paradoja, aún en esta vida, aunque también en la otra. Apetecemos conocer, conocer en universal y las causas de los fenómenos que percibimos, también universalmente: sólo nos satisfacemos conociendo, por la fe así como por la luz de la razón, la Causa de toda causa.

En esa realidad con la que nos relacionamos, primero con los sentidos y el intelecto y luego con la voluntad y los afectos, está otra parte de la clave. Esa realidad nos solicita, nos encanta, incluso nos constituye como personas conscientes, por su inteligibilidad, cuando, al captarla, nos “ganamos” a nosotros mismos reflexivamente. Esa realidad, con sus personas y sus dimensiones que remiten a una Gran Persona, porque es amable, inteligible y agradable a la contemplación, mueve a los grandes y pequeños a sus investigaciones, es “quien” las fecunda y respecto de “quien” reciben su valor, por ser verdaderas, falsas o aproximadas, como dice Duhem de las teorías físicas (La teoría física, su objeto y su estructura, Herder Editorial, Barcelona, 2.003). Como en la interpretación de la historia, la inteligibilidad, el bien y la belleza de los seres del mundo, remitiendo a una Verdad, Bien y Belleza infinitos, reunidos en la suma simplicidad de su Ser, muestran un anhelo profundo por algo más que esos seres, que no son capaces de llenar nuestras ansias.

3ra prueba: las bellezas y la Belleza suma subsistente

De nuevo, ¿qué hay de común entre un carro bello, una rosa bella, una canción bella, una mujer bella, un olor bello, una comida bella (agradable al sentido del gusto), una casa bella y un atardecer bello, un color bello, una relación bella, un poema bello? Siendo cosas tan distintas, incluso pertenecientes a categorías ontológicas irreductibles, ¿qué comunidad hay entre ellas, puesto que de cada una decimos ‘bella’ o ‘bello’ de igual modo y con pleno sentido? Pero el asunto no termina allí, llega mucho más lejos: una viejita, físicamente arruinada, carga a un bebe tan desnutrido, que no debe medir más de 30 centímetros de largo; es muy desagradable a la vista; pero es un asunto de lo más admirable que podamos imaginar: es la Madre Teresa de Calcuta desplegando su gigantesca obra, con la que viene a chocar todo el egoísmo contemporáneo. ¿Cómo es ‘bella’ la madre y su escena con el niñito minúsculo del mismo modo que la “miss Universo” y aún con un sentido mucho más pleno, por más humano?

A un biólogo, autoridad en el tema, le es bellísima una cucaracha. Para todos, toda la realidad se presenta como buena y verdadera, además de bella; el mínimo ser puede despertar a un espíritu contemplativo; y en efecto despierta nuestra conciencia. De hecho, nuestra personalidad es, en lo más fundamental, formada por la atracción poderosa que la realidad ejerce sobre nosotros, porque se nos impone con todo su valor trascendente.

Es así como, no dándose inmediatamente la suma Belleza en la contemplación de la realidad, ese anhelo que ella despierta en nosotros nos remite a Él, si tenemos ojos y afectos abiertos. De todo esto, aparece a las claras que la vida interior no es sólo una opción entre otras, es decir, que no es indiferente para nosotros tener o no vida interior; la vida interior es un llamado existencial que está en nuestra propia médula: sólo en ella, volviendo continuamente de lo exterior a nuestra interioridad, hallamos el quicio de todo. La reflexión y la libertad interior del hombre, puntos esenciales, son una llamada natural constante para las personas; que sólo pueden realizarse plenamente cuando, estando dentro, se consigue en el alma al Señor del castillo, como diría Santa Teresa.

4ta prueba: el orden de la naturaleza y el de nuestra vida particular y la unidad del universo. Nada es MÍO

Pero hay más aún. Una vez más, análogamente a lo que veíamos con la historia de la Humanidad, si en nuestra vida se puede encontrar un orden, que tiene de específico, es decir, que se ha de leer en una clave tal que incluya que somos humanos, pero que es, a su vez, concreto, sólo nuestro, irrepetible, de algún modo, incomunicable; y, si ese orden no nos lo damos, entonces hay una ordenación y un Ordenador que nos trasciende. Esto es aún más claro al ver que nuestras historias se cruzan, y aún se pueden unir, por el amor esponsal, pues, si no hubiera una ordenación de todo el universo, con los seres que incluye, no podría haber coordinación y contacto entre ellos, de ningún tipo, no habría causalidad, por ejemplo, y las respectivas temporalidades serían tan ajenas, que no podrían comunicarse.

Pero, además, es muy cierto (‘cierto’, algo de lo que se tiene certeza) que la vida y su ordenación no son conducidas por nosotros, sino muy precariamente (vid. Mío). No controlamos ni el número de nuestros cabellos, ni los latidos de nuestro corazón; ni lo que nos gusta ni lo que opinamos; no controlamos ni las reacciones de nuestro cuerpo, ni la posibilidad de agradar o desagradar a otros; no controlamos ni nuestro humor ni el de los que nos rodean. Tanto esfuerzo por dominar el mundo por la tecnología y no dominamos ni los aspectos formales de los seres materiales de los que hacemos uso al producir los artefactos ni la duración de su funcionamiento adecuado. No que no intervengamos, no que no seamos principios conscientes de nuestras operaciones libres; pero lo que está en nuestras manos es mínimo.

En cambio, hay Uno que tiene contados hasta los cabellos de nuestra cabeza: “Nada de eso; no creo en presagios; hasta en la caída de un gorrión interviene una providencia especial. Si es ésta la hora, no está por venir, si no está por venir, es ésta la hora; y si es ésta la hora, vendrá de todos modos. No hay más que hallarse prevenido. Pues si nadie es dueño de lo que ha de abandonar un día, ¿qué importa abandonarlo tarde o pronto? Sea lo que fuere” (Hamlet, Acto V, escena II). El sentido último del existir, propio de cada ser humano y, en última instancia, de cada partícula subatómica de todo el universo, es Dios, no puede caber duda de ello.

En el hombre, “única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma” (Constitución Pastoral Gaudium et Spes, n. 24), el sentido se vincula a un reconocimiento agradecido del hecho, para ponerse voluntariamente, con toda el alma, en las Manos en las que estamos de todos  modos, de Quien no podemos escapar, de Quien no nos podemos esconder, a pesar de toda la estulticia que desplegamos cuando damos alas a nuestra soberbia. Y la ventura será como inmediata al empezar un movimiento de conversión del alma a Dios, que no puede detenerse, ni en el descanso y la diversión, en toda la vida terrestre.

5ta prueba: la caducidad de la vida presente

Ha de tomarse, como último punto clave, precisamente al final de nuestra existencia terrena: la muerte. Ahí llegaremos, sin planear cuándo sucederá, o sea que, más bien, ella llegará a nosotros, y no podemos hacer nada al respecto. Y, sin embargo, ella tiene que inspirar muchos aspectos de nuestros planes; pues toda expectativa humana viene a chocar con ella. O habría que decir, si no se tiene como una desaparición total, por el conocimiento que tenemos de la inmortalidad de nuestra alma, que no es propiamente un “choque”, cuando se la acepta, sino un “toparse” con ella; para algunos es un toparse con la gran amiga de toda la vida, que los devolverá a la Patria del Padre. Sólo teniendo presente a la muerte, podemos tener una correcta ponderación de nuestras posibilidades y del sentido de nuestras vidas. Y sólo en la perspectiva de nuestra inmortalidad y del gobierno justo y misericordioso de Dios sobre todo cuanto ocurre, esa ponderación puede alcanzar su medida plena.

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Conclusión

He aquí, pues, los aspectos indispensables de la interpretación de la propia vida. Como el sentido se da en lo concreto, cada quien tiene que vérselas con su propia trama. Pero, como es específico, nadie puede dejar de lado ninguno de estos aspectos del análisis. Se ha de revisar lo pasado, presente y futuro, las relaciones, las virtudes y lo relativo al Autor de la trama, a  Dios, y lo demás trascendente. Así se puede obtener un cuadro de la vida en el que lo que se hace, cada pequeño detalle, se enmarca en una estructura plena de sentido. Sólo así puede haber satisfacción real. Sólo así se puede saber bien qué es pecado, traición o claudicación; sólo así se puede saber qué es negligencia, lo mismo que ser agradecidos con quienes –aún queriendo nuestro mal… o queriendo nuestro bien– nos hicieron el bien; sólo así reconoceremos cuánto hemos puesto y cuánto nos fue otorgado, y lo que debemos a quienes o Quien nos lo otorgó; sólo así podemos medir los éxitos exteriores e interiores, igual que los fracasos y lo necesario para levantarnos al caer; sólo así sabemos de dónde venimos y adónde vamos; sólo así podemos medir nuestra vida laboral y las situaciones dolorosas.

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La profunda reflexión y el vivir conforme a lo que la misma nos devela es fundamental; requiere esfuerzo, esfuerzo por aprender la doctrina cristiana, por aprender la filosofía, por aprender la historia e, incluso, por deslastrarnos de las innumerables mentiras que nos mete a diario la revolución, sobre el sentido, sobre lo malos y bajos que somos, sobre las supuestas maldades de la Iglesia del pasado, sobre el sentido de nuestras patrias o sobre las relaciones entre los sexos y, más cercanamente, entre los cónyuges, desenmascarar a ideólogos de género y feministas (la peores esclavizadoras de la mujer de la historia), desenmascarar a los comunistas, demás materialistas y cientificistas y un enorme etcétera. PROCEDER CON SERIEDAD, CON PROFUNDIDAD, QUE CONLLEVAN LA VERDADERA ALEGRÍA, LA REALMENTE ARRAIGADA EN EL SER, ESO ES REBELIÓN, REBELIÓN DE LA ESENCIA EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


* Éste es un extracto del trabajo intitulado “Religion and the Nation”, realizado por el profesor Carlos Augusto Casanova, de la Universidad de Notre Dame, en los Estados Unidos, que hemos revisado en su versión manuscrita, p. 4. En lo que se refiere a Polibio, véase: Order and History (Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1974), Vol. 4, 126-133.



Francisco lanza a 5 millones de católicos debajo del autobús

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La Iglesia ucraniana se une a la letanía de los traicionados

Francisco y Cirilo firman la infausta declaración (foto de: cubadebate.cu)

Francisco y Cirilo firman la infausta declaración, frente al infausto Raúl Castro (foto de: cubadebate.cu)

El tal Francisco se la mandó de lleno en su último viaje, traicionó a una Iglesia mártir, inmensamente valiente y sufrida, como la Ucraniana, que ha sufrido a los rusos y a los griegos por más de 500 años… Desde que los ucranianos decidieran, comenzando en el Concilio de Florencia (1439), ser plenamente fieles a Cristo, cuando toda la Cristiandad reconociera, una vez más, luego de las profusas declaraciones del primer milenio, desde Éfeso hasta Constantinopla III, que el Papa es la Cabeza vicaria de la Iglesia militante, por diseño del Salvador (Mateo 10,2, 1616-18, Lucas 22,31-33, Juan 21,15-19, Hechos 1, 2, 15, etc., Gálatas 1,18… ETC.), tuvieron que soportar los ataques de sus vecinos griegos, rusos y de las demás “iglesias” autocéfalas del oriente… En Florencia, los ucranianos decidieron ser plenamente fieles a Cristo, por encima de pretensiones políticas soberbias, sostenidas por la “Nueva Roma” (Bizancio, siglo IV) y la “Tercera Roma” (Moscú, finales del siglo XVI [sólo un poco tardío]): se someterían al Papa y se pondrían en Comunión plena con la Iglesia de Cristo, bajo el principio apostólico, asentado por el Salvador, dejando de lado los inventos de justificaciones imperiales… La han tenido que pagar caro, con gente como Catalina la Grande y los soviéticos. Basta leer a Tolstoi y a Dostoievsky para saber algo del orgullo ruso y su odio a Roma, a la que le atribuyen todos los vicios y sobre la que prefieren a los mal llamados “ilustrados” y a los luteranos… Los bolcheviques, todos lo saben, luego de arrasar a esa iglesia rusa y ponerla como apéndice de la revolución, se lanzaron a aniquilar a Ucrania entera, acabando con sus historiadores, filósofos, literatos, artistas, con miles de ellos; para luego desatar la furia infernal y asesinar de la manera más cruel a 12 ó 15 millones de Ucranianos, en la hambruna de los kulaks, el Holodomor, de Stalin y Lazar Kaganovich… Más tarde (1946), formalmente, el propio Stalin puso a todos los cristianos del malvado imperio soviético bajo el patriarca de Moscú, robándole todas las iglesias a los católicos ucranianos de rito griego, llamados “uniatas” (para mayor información sobre esta historia, vid.: http://www.cruxnow.com/church/2016/02/11/as-pope-and-russian-patriarch-meet-ukraine-fears-shaky-vatican/, http://www.unamsanctamcatholicam.com/history/220-balamand-conference-1993.html, “The ‘historical’ meeting between Francis and Kirill” [Roberto de Mattei en rorate-caeli]).

Cuando cayó la URSS, cinco millones de católicos ucranianos se lanzaron a tratar de recuperar lo que ES SUYO… los mal llamados “ortodoxos” se negaron y la traidora comisión de diálogo ecuménico con estos mal llamados “ortodoxos” lanzó el Documento de Balamand (1993), pues se reunió en un monasterio, en la localidad de ese nombre, en el Líbano. La idea es condenar el modo de unión con Roma llamado “uniata”, es decir, por el cual unos obispos y sus greyes deciden ponerse en comunión con Roma, dejando la cismática y problemática “comunión” mal llamada “ortodoxa”, aunque conservando su rito y su cultura. Además, la idea es que los fieles puestos a la fuerza por los comunistas bajo obispos mal llamados ortodoxos, así como los bienes que han corrido con igual mala suerte, se quedaran en ese estado, declarando como presión ilegítima que ellos se pasen al estado en que debían estar, de no ser por la peor tiranía de la historia, con la que colaboró la actual “iglesia” moscovita (vid. la segunda parte del artículo citado arriba de Unam Sanctam Catholicam)…

En la reunión con el patriarca de Moscú, en la nada neutral ni aséptica Cuba, el KGB Cirilo (Kirill), Franc traicionó a la Iglesia ucraniana, en una situación de guerra de conquista por parte de los rusos, haciendo la declaración conjunta que repite, en los párrafos 24 y 25, los términos de la declaración de Balamand, cuando Cirilo sólo lo estaba usando para apalancarse en el venidero “sínodo” “pan-[mal llamado]ortodoxo”, para ponerse por sobre el patriarca de Constantinopla, sin ninguna justicia (vid. http://unamsanctamcatholicam.blogspot.cl/2016/02/francis-and-kirill-smoke-and-mirrors.html)…

Y, si alguien creyera que al pobrecito lo engañaron, que no es traición consciente, le participo que no es primera vez, que ya antes había hecho exactamente eso. Ya en su vuelo de vuelta a Roma, desde Estambul, el 30 noviembre del 2014, el señor Franc utilizó términos fuertes de condena del “uniatismo” (término de por sí despectivo, usado por el propio Franc) y de adhesión a la declaración de Balamand, allí, una vez más, con justificaciones de sonido progresista: “eso es cosa del pasado, de otra época” (vid. http://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2014/12/02/meglio-uniti-che-uniati-con-gli-ortodossi-francesco-vuole-cambiare-strada/, http://eticacasanova.org/2015/01/21/francisco-vs-juan-pablo-ii/). En aquella oportunidad, sin embargo, lanzó a los católicos ucranianos debajo del autobús, viniendo de Constantinopla, para quedar bien con el patriarca de esa desventurada sede episcopal. Esta vez, lo hace en un ambiente nada aséptico y eso tiene que ser destacado: se pone a dar fuerza al lobby ruso, en Cuba, antiguo (¿antiguo?) bastión del imperio, a un patriarca ex (¿?) KGB, agente del presidente ruso, ex (¿ex?) jefe de la KGB, en una situación de guerra contra Ucrania y en la antesala del “sínodo” de esas “iglesias” cismáticas. Es como demasiado: es como que, el viajecito a América, México y Cuba, empezó con esto y terminó con el intercambio con Donald Trump. Como que, en el anterior viaje, empezó rindiendo pleitesía a Fidel Castro, el proxeneta asesino tirano, lanzando de bajo del autobús a los perseguidos políticos del totalitarismo; y siguió con los discursos pro “izquierda” gringa en el Congreso y la ONU, sin mencionar a Dios, a Cristo; y terminó con el asunto de la reunión con sus queridos homosexuales y lanzando a los perros a Kim Davis, la defensora del matrimonio verdadero en los EUA… Sólo que, en este caso, para colmo, terminó su rueda de prensa típica, lanzando una andanada de cantinfladas sobre Ucrania, completamente incomprensibles, sin pegar, no una frase con la siguiente, sino un sujeto con un predicado y un verbo con sus complementos (https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-rueda-de-prensa-del-papa-francisco-en-el-vuelo-de-regreso-de-mexico-98211/). Y, lo realmente grave, inventando mentiras sobre Pablo VI y su supuesto permiso para que unas monjas del Congo Belga usaran anticonceptivos para evitar salir embarazadas en casos de violaciones en el marco de los fuertes disturbios políticos que se vivieron en ese país, a principios de los años 60, se las ingenió para decir que, en casos de Zika, los anticonceptivos son de uso lícito (sobre el asunto de las monjas belgas y Pablo VI, vid.: https://dl.dropboxusercontent.com/u/42809921/ANTICONCEPCI%C3%93N/MONJAS%20VIOLADAS.pdf). Es decir, calumnió a Pablo VI, el pontífice que promulgó la Humanae Vitae, que él mismo beatificó, para congraciarse con el mundo, en la línea de su traición a Dios, a la Iglesia, a los cristianos, a la humanidad, a China, a Cuba, a Ucrania, a lo que sea, sobre la base de un supuesto choque entre los mandamientos 5to y 6to, como si el zika fuera una verdadera epidemia, como si fuera una verdadera amenaza a los niños, como si morir de una enfermedad atentara contra el mandamiento de no matar (gran teología ésta, ¿noo?, y ligada a una biología y una epidemiología muy verdaderas [sobre el zika, vid.: https://www.youtube.com/watch?v=InLzBJvYfhs])… En México, pidió perdón, una vez más, a los indios, por la evangelización, antes, había cometido la traición a los ucranianos, en el vuelo al matrimonio, que Dios hizo “desde el principio” (Marcos 10,1-10)…

Ya es difícil seguir el rastro de las traiciones. Hasta para él lo es: traiciona a los ucranianos, para quedar bien con los griegos, primero; y los vuelve a traicionar, para quedar bien con los rusos, contra los griegos. ¿A dónde va todo esto? Para empezar, va a quedar como el que “construye puentes”, como le dijo a Trump, y demás clichés que lo lleven al nóbel de la paz. Y, luego, a cualquier parte que destruya a la iglesia y ayude a los comunistas, por supuesto. Ahí lo tenemos, donde queríamos, porque, ¿qué tienen de común la traición a China, a la Iglesia gringa, Kim Davis, a los cubanos, a los ucranianos, a la familia, a los indios, ETC.? Una palabra: Marx… He ahí el todo de la charada, no hacen falta más comentarios…

***

Así, al ver sus nuevas traiciones, especialmente la que le hace a los ucranianos, por ser tan evidente, en tiempos tan difíciles para esos hermanos, en el sentido más estricto de todos, hermanos: si puede sacrificar a su vanidad y a su adscripción ideológica a los más fieles hijos de la Iglesia, en medio de la guerra y luego de la opresión totalitaria, como los aliados a los pobres alemanes, entre 1945 y 1949, cuando mataron, entre los bombardeos a ciudades, en la política de la “Derrota Total” (Total Defeat), y la política de los campos de prisioneros, a más de 3 millones de alemanes; sin contar a las decenas de millones que mataron y condenaron a ser aplastados por la Cortina de Hierro… si puede traicionar tanto, en circunstancias tan difíciles, ¿de qué es capaz, a dónde puede llegar? Tanta tristeza, tanto dolor, tanto sufrimiento, tanta opresión, tanta violación… Y tenemos a un papa traicionando a las víctimas… REBELARSE ES NECESIDAD IMPOSTERGABLE, UNIRSE A LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


Está bueno con los pedófilos de la Iglesia

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No debemos seguir aceptando al lobby homosexual del Vaticano

Éste es el espía que tuvo como encargo crear la teología de la liberación de la que participa tantos funcionarios vaticanos de hoy, empezando por Francisco y su presidente de la CDF, Ion Mihai Pacepa en el yate de Raul Castro, en Cuba, 1974 (Photo courtesy of Ion Mihai Pacepa [yo la obtuve de la Catholic News Agency]).

Éste es el espía que tuvo como encargo crear la teología de la liberación de la que participa tantos funcionarios vaticanos de hoy, empezando por Francisco y su presidente de la CDF, Ion Mihai Pacepa en el yate de Raul Castro, en Cuba, 1974 (Photo courtesy of Ion Mihai Pacepa [yo la obtuve de la Catholic News Agency]).

Hoy, vi un post en Facebook, de una persona cercana, hablando del Cardenal Pell y el asunto de los abusos a menores por sacerdotes en Australia. A la indignación por este caso, unió la que siente por el del cardenal Law, de Boston, que fue a pasar el final de su vida a Roma, luego de que bajo su supervisión 550 casos de abusos tuvieran lugar.

La idea de mi conocido-amigo FB [vamos a llamarlo “mi primo”] era defender a los homosexuales, atacando a quien él percibe como su peor enemigo: la Iglesia. Según él, es indignante –él mismo está enardecido, muy ofendido– por exabruptos continuados tan patentes e imperdonables… para alguien que no sea un cristiano de verdad, por supuesto. Para alguien que crea que, cuando se critica un mal moral, se hace por odio y deseo de denigrar, y no por amor al bien y a las personas…

Tiene razón en muchas cosas, por supuesto, mi primo: 1) los católicos somos, casi, los únicos defensores de la ley natural, del orden de Dios, en el mundo contemporáneo: no podemos sino ser los enemigos a destruir por algo como un “lobby gay”. 2) Sí, es algo horrible que haya ese poco de curas que manchan el sacerdocio hoy por hoy; que, entre los que lo hacen, una gran parte prefiere niñOs, aunque los medios metan toda violación del celibato, incluso con mujeres adultas… o con hombres adultos, en sus reportes, sin diferenciar. Ahora, en lo de los niños, la casi totalidad lo hace con hombres, es decir, son homosexuales. Yo, con mi primo, pediría el gran milagro de que todos estos curas desviados, invertidos, sodomitas, dejaran la Iglesia, ¡¡¡PERO YA!!! 3) Sí, en el Vaticano se los protege, es verdad. Como todos saben, hay un poderoso lobby homosexual en el Vaticano, que quiere meter a la Iglesia a traicionarse a sí misma, hasta el paladín de los “excluidos”, de aquéllos a los que no les importa un pito la moral natural y la católica, pero les da tremenda rabia que en la estructura de la realidad Dios haya metido un orden, hasta Francisco, el paladín de toda esta gente, reconoció que existía el fulano lobby, en su famoso vuelo de Río a Roma, de tan grata memoria para los que el “¿quién soy yo para juzgar?” suena como música celeste [sin agraviar su constante propaganda contra la belleza, el bien, la dignidad, el orden y el Cielo]. Ese lobby no parece lejos de triunfar, cuando uno ve las declaraciones de tantos obispos, portavoces, cardenales, prelados y hasta del propio papa Francisco. Con mi amigo, yo imploro, que se vaya toda esta basura, todos estos infiltrados, por favor: que se vayan ya, “la abominación de la desolación en el Tempo de Dios (quien lea entienda)” (Mateo XXIV,15). 4) Es verdad que esto es un daño horrible a la Iglesia. Mi primo tiene razón. En todo esto la tiene.

Claro, como dicen los gringos, hay que meter unos “caveats”, unas advertencias, que no le quitarán razón a mi primo, pero modificarán un poco cómo se perciba la justicia de sus clamores. 1) Estos señores, estos curas que cometen faltas contra el celibato, no son la Iglesia. De hecho, están entre sus peores enemigos históricos. Mi primo debería saber que desde los años 60, la Iglesia ha sido fuertemente infiltrada, es decir, esa infiltración es muy vieja: los judíos, a finales del siglo XIV, que yo sepa, la inventaron en España y eso ha seguido ininterrumpido hasta hoy, no de parte de los judíos, sino de parte de enemigos de la Iglesia. Los masones la practican Y el Plan Alta Vendita, delos carbonnari italiani lo muestra claramente. Gramsci la recomendó fuertemente. Rockefeller la praticó con ardor y usó para eso a Theodre Hesburgh, rector de la Universidad de Notre Dame en Indiana y a otros. Saúl Alinsky, el comunista del que Barack Obama dice que fue su maestro, también lo hizo, con Maritain y con los monseñores Egan y Megan. Pero, desde los 60, la cosa ha sido horrible. Hay testimonios muy precisos, como el del espía rumano que le dijo a la Catholic News Agency que la KGB, para la que él trabajaba, había creado la teología de la liberació (vid. http://www.catholicnewsagency.com/news/former-soviet-spy-we-created-liberation-theology-83634/). 2) Debería saber mi primo, en conexión con el punto anterior, lo que dañaron a la Iglesia personas como los obispos Dearden de Detroit y, sobre todo, Joseph Bernardin, el homosexual obispo de Chicago, King-maker por 30 años de la Iglesia estadounidense, quien usó al padre (de hábitos ya colgados y un acerbo odio a Cristo) Eugene Kennedy para aprovechar la devastadora tendencia de los conventos y monasterios y cenobios de ese país de abrazar, desde 1965, la psicología psicoanalítica, para destrozar, con esa poderosa arma, si no hay quien la contrarreste, los seminarios de ese país: el resultado es el que tenemos a la vista: centenares de casos de conductas sexuales desviadas, inauditas en la historia de la Iglesia, que se han usado como plataforma para lanzarse contra muchos bastiones del bien y la Fe en Jesucristo, de toda la vida (Modern Psychology and Priest Sex Abuse). 3) Pretender derribar la moral por las faltas de personas que pertenecen a una institución es algo muy atractivo, de mucho efecto en la opinión pública, un buen arma; pero, para la discusión racional no ayuda en nada, es una manera de falacia, la falacia Ad hominem; también lo es una ilusión creer que eso ayuda a reforzar la racionalidad de lo de la homosexualidad; sobre todo si, para rematar, quienes defienden esto están todo el tiempo pidiendo que no se juzgue, que se admita que cada quien tiene su verdad, que no hay moral, que todos tenemos derecho a definirnos y un largo etcétera…

Entonces, sí, primo, estoy tan de acuerdo contigo que no te imaginas. Pero sabe también que hay algo de engaño en el asunto. El mal no es la Iglesia el mal está en otra parte muy diferente; incluso la gente mala de la Iglesia, genuinamente católica, quitando lo de la infiltración, eso no quita en nada a la Iglesia de su Santidad, nada, porque ésta es la de Cristo. Estoy muy de acuerdo contigo y te agradezco, me has puesto el despertador, que necesitamos cada como dos días, porque se nos va el ímpetu, ¿no? Que se vayan todos esos bichos, yo estoy más indignado que tú, es terrible. Eso me subleva, me hace que me rebele. Y LO QUE SE NECESITA ES REBELIÓN, REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE INFILTRACIÓN DE LOS ENEMIGOS, EN ESTOS TIEMPOS DE ASEDIO Y DE AGENTES PROVICADORES, DE CORRUPCIÓN, TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


La ofensiva contra la Iglesia con la lanza de la pedofilia

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Los demonios de Dostoievsky dan la nota: empantana, que eso destruye

Demonios de Dostoievsky, manual de acción revolucionaria; libro profético sobre el destino de los demonios

Demonios de Dostoievsky, manual de acción revolucionaria, manual para aprender a enfrentar la revolución; libro profético sobre el destino de los demonios

Cuando Francisco iba de México a Roma, le salió el periodista con el ataque típico: los curas abusadores. Habla en plural, nótese. Cuando pasa a describir su caso, sale con lo típico, Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo. Entonces, será “el cura abusador”, en singular. Ya está bueno de la manipulación.

La cosa llega a niveles inauditos. La cantidad de casos fabricados, enlatados, sólo para empantanar es abrumadora. En los Estados Unidos, se ha hecho una costumbre tan arraigada que se dan todos los elementos típicos de sociedades normales. Hay abogados que viven de buscar víctimas, verdaderas y ficticias, para demandar a la Iglesia. Las diócesis ya tienen políticas establecidas de arreglo extrajudicial, aún para casos falsos, pues los juicios son más caros que el acuerdo. Y un largo ETCÉTERA. Así, para poner el botón de la muestra proverbial, les traigo este caso. Un obispo australiano, Max Davis, antiguo obispo de las fuerzas armadas de ese país, es acusado por abuso a 4 estudiantes, hace 46 [CUARENTISÉIS] años, cuando daba clase en una universidad benedictina (tengan esto plenamente en cuenta: ahí él mismo era un venteañero). El caso era ridículo, pero la Iglesia tiene que ser perseguida, te ganas óscares, como la gente de la película Spotlight, si lo haces: el caso va a juicio. El juicio dura nada y el jurado, en tiempo corto, concluye lo inevitable: inocente. Pero, hermanos, el daño está hecho, su reputación manchada, la Iglesia puesta un poco más, en tela de juicio (vid. https://gloria.tv/video/8x3QwR44Z5k)

Es el programa de Piotr Stepánovich Verjovenskii, el demonio mayor de Dostoievsky: “cada sección actuante [de la red extendida por toda la sociedad] hará prosélitos y, extendiéndose en otras secciones análogas hasta el infinito, tiene por misión la de, mediante una propaganda sistemática delatora, minar continuamente la autoridad de los poderes locales, engendrar la duda en los vecinos, fomentar el cinismo y el escándalo, la incredulidad absoluta en todas las cosas, el ansia de mejora y, finalmente, provocando incendios como medio popular por excelencia, lanzar una región, en el momento indicado, si es preciso, incluso a la desesperación” (Demonios, III, IV).

Es, en un párrafo, el trámite de toda la historia. La revolución necesita empantanar, en eso consiste todo: “mientras peor, mejor”. Se trata de algo que Chávez nos enseñó mucho a los venezolanos: conspirar, guerra asimétrica, guerra de tercera generación y, SOBRE TODO, GUERRA PSICOLÓGICA: MIENTE QUE ALGO QUEDA, CAUSA MIEDOS INFUNDADOS, ESPERANZAS, HAZ QUE EL OTRO HABLE, QUE SE ARREPIENTA, HAZ QUE PAREZCA QUE COMETISTE MUCHOS ERRORES, QUE EL ENEMIGO SE EXCUSE DE COSAS PERFECTAMENTE NORMALES, QUE SE LO CONSIDERE CULPABLE DE TUS DELITOS, ETC…

¿Quieren pruebas del carácter literalmente demoníaco de todo esto? Tienes la mentira, tan propiedad del padre de la mentira. Pero hay mucho más: la hipocresía: los grupos homosexualistas andan por el mundo buscando que se apruebe el polyamori, el incesto, LA PEDERASTIA, la zoofilia, la necrofilia y pare de contar; ¿Y VAN A PONER EL GRITO EN EL CIELO POR UN PUÑADO DE CURAS PEDÓFILOS? La GLAAD gringa (la asociación de homosexuales) tuvo hasta los 90 a la NAMBLA (North American Man-Boy Love Association) y al partido de los pedófilos de Holanda entre sus afiliados. Los homosexuales chilenos piden que se baje la edad del consenso para el sexo homosexual a los 14 años. Y la lista sigue y sigue…

Pero, si el plan de Stepánovich es el trámite, falta el sentido del libro. El gran escritor ruso lo puso bien claro, en boca del desgraciado papá de Piotr, Stepan Verjovenskii. Los demonios, llevados por su maldad, salen del pobre muchacho al que atormentaban, se lanzan sobre los cochinos y se ahogan en el mar, luego de lanzarlos por el acantilado (cfr. Lucas 8,32-36; Demonios III, VII). Cuentas tendrán que dar y, sin dudas, en su maldad, serán como lo describe el genio ruso…

Ese sentido, en el mismo pasaje de la obra inmortal, se completa con los que no hicieron nada por evitar el mal, por los que fueron conniventes con él, los que callaron, aquéllos que describe Santa Catalina: “por el silencio de los buenos, el mundo está podrido”… No seamos como lo describe Dostoievsky, citando el Apocalipsis, no seamos TIBIOS, pues: “porque no eres tibio ni caliente, mas, porque eres tibio, estoy para vomitarte de mi Boca” (Apocalipsis 3,16). Tenemos que rebelarnos. Tenemos que desenmascarar el mal y sus medios, ya puestos a la luz, muchas veces, por los grandes hombres del pasado. Tenemos que encendernos en deseos de servir, haciendo el bien y combatiendo al mal. TENEMOS QUE UNIRNOS A LA REBELIÓN, LA QUE HACE FALTA, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


El Jet Set y sus frescas costumbres pedófilas

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En la religión de Mamón, los ricos se salen con la suya con la pedofilia

Jeffrey Epstein, con algunos de sus amigotes: Clinton y Trump, casi nada

Jeffrey Epstein, con algunos de sus amigotes: Clinton y Trump, casi nada

“Cuando la gente dice que el dinero sólo vale lo que puede comprar y que sólo puede comprar ciertas cosas, invariablemente, forman una categoría [lógica] que incluye ciertas cosas materiales que podrá comprar… y, entonces, su poder se agotaría. Estos tontos dejan por fuera dos enormes capítulos –los dos capítulos más grandes del grupo–. Dejan por fuera los servicios de otros hombres [como soldados mercenarios {¿y prostitutas, abogados y jueces complacientes, perhaps?}], siempre a la venta. Y dejan por fuera las almas de otros hombres frecuentemente a la venta. Con dinero en cantidades suficientes, tú puedes comprar cualquier servicio; y, con dinero, puedes comprar almas individuales. Ahora, eso sí es importante” (Hilaire Belloc, “A Few Kind Words to Mammon,” from his essay-collection entitled On, New York, George H. Doran Company, 1923, pp. 53-54; yo tomo la cita de Robert Hickson, The Vitality of Mammon in the Decline of a State, en Culture Wars Magazine, http://www.culturewars.com/2007/Mammon.htm, el segundo corchete es de Hickson)[i].

“Si, sin embargo, tu dinero sólo tiene ‘un efecto general sobre… la generalidad de la especie humana, para la cual postulo almas’, entonces, ‘en este caso, quizás no seas alguien digno de reproche. Es más su culpa que la tuya’. No obstante, de cierta manera […], ‘tú eres adorado por tu dinero’, no de modo diferente a la ‘adoración que los hombres tributan a su país’; y no podemos justa o válidamente ‘escabullirnos de esta valiosa verdad’ meramente por medio de unas cuantas excepciones”.

Los personajes principales

“Ser así capaz de comprar los servicios de otros hombres… es una categoría ridículamente ignorada por aquéllos que pretenden que el dinero sólo trae disfrute material. Trae, por ejemplo, inmunidad respecto del derecho penal. Al menos, eso hace hoy”.

***

Jeffrey Epstein:

Un milmillonario (“billionaire”, in english), administrador de fondos mutuales, su único cliente es Les Wexner, dueño de L Brands (Victoria’s Secret, Abercrombie et al.), ambos judíos. Tiene casas en Palm Beach, Nueva York, Nuevo México, una isla Saint Thomas. En 2005-06, cerró un gran caso de escándalo sexual-abuso de menores, una muchacha al día, en promedio: en 2001 fue capturado por abusador de menores. Estuvo 13 meses preso, por un acuerdo extrajudicial de 18, que logró el abogado Allan Dershowitz, acuerdo en el que varias víctimas de Epstein no participaron, hecho en lo secreto[ii].

Virginia Roberts:

Epstein y el príncipe, con su némesis, Virginia, encima de llos, de manera muy expresiva

Epstein y el príncipe, con su némesis, Virginia, encima de llos, de manera muy expresiva

La víctima de Epstein que acusó a todo el mundo y que ha dado a conocer de otras afectadas “Jane Does” (nombre proverbial de mujeres desconocidas en los Estados Unidos, usado en terminología legal), Jane Does 1, 2, 3, etc. La única que ha hablado en público. Era usada por Epstein para proveer favores sexuales a sus amigos y luego comunicar los secretos a Epstein, que pasaba a la operación de chantaje. Esto se hacía en Palm Beach, en un avión hacia Saint Thomas y en la isla que Epstein tenía en esta Antilla caribeña.

Ghislaine Maxwell:

Hija del millonario judío inglés Robert Maxwell, que, según parece, se suicidó, por haber robado los fondos de pensión de sus empleados para sostener las acciones de su grupo de medios de comunicación de Inglaterra; que, además, es, al parecer, agente del Mossad y ha sido acusado de haber participado en el secuestro de Mordecai Vanunu por el Mossad, el señor que dio el pitazo sobre el plan nuclear israelí, que fue llevado ilegalmente desde la Gran Bretaña a Israel y fue encarcelado por 18 años (vid. el artículo de Wikipedia en inglés sobre Robert Maxwell: https://en.wikipedia.org/wiki/Robert_Maxwell). Esta señora es acusada por Jane Doe 3 y por Virginia Roberts de participar en las actividades ilícitas de Epstein, aunque ella lo niega. La acusación se sostiene en que ella era pareja de Epstein y amiga del príncipe Andrew, en la época en que el millonario judío-gringo traficaba con muchachas adolescentes.

El proxeneta, sus abogados

“Yo he conocido muchos hombres extremadamente ricos cuya pluma era insignificante –nunca de efecto persuasivo o duradero–. La mayor parte de ellos no puede escribir por más de unos minutos sin fundirse. Pero ellos pueden contratar hombres que escriban. Y lo hacen… Muy a menudo, tienen una agradable charla en privado con uno de estos siervos, cuando la tarea diaria está lista… acerca de los vicios de su amo [o príncipe neo-feudal de los medios de comunicación] y las tonterías que él (el siervo) había tenido que defender con su pluma” (el corchete es de Hickson).

***

Las muchachas, desde 14 años, recibían dinero de Epstein y sus amigos por “masajes sexuales”. A Epstein lo condenan por procurar prostitutas menores de edad: una contradicción, pues, en Estados Unidos, sexo con menores constituye Statutory Rape, violación presunta, iuris et de iure, por definición legal. Sus abogados, aparte de Dershowitz, sobre quien volveré, incluían a Jay Lefkowitz, también judío, y a Kenneth Starr, el famoso abogado que se encargó de acusar a Clinton, no de los que parecen ser sus verdaderos crímenes, cometidos con gente como Robert Rubin, de Goldman Sachs, y Maurice “Hank” Greenberg, el presidente de American International Group, la aseguradora más grande del mundo, que cayó en la crisis del 2008, a pesar de las ayudas de 200 millardos que recibió, sino por el asunto de la Lewinsky: Starr es sobrino de Cornelius Starr, fundador, oh casualidad de la vida, del… ¿adivinaron?… del American International Group (vid. para toda la historia de AIG, los Starr, Greenberg, la crisis del 2008, su relación con Clinton, desde Arkansas, con Goldman Sachs, con la CIA, desde la OSS y el espionaje corporativo durante la Segunda Guerra Mundial, este video de James Corbett: https://www.youtube.com/watch?v=MbJQ96KIh_Y). Éstos son los abogados de Epstein: la creme de la creme.

El proxeneta, sus amigotes

“Si eres poseído por una gran riqueza, yo digo que eres, en una plutocracia, un gran hombre. Eres tanto amado como temido; respetado y, también, admirado en todo lugar. Tus buenas cualidades son tan resistentes como la roca; tus malas cualidades o se trasforman en algo ligero y humorístico o son sublimadas hasta desaparecer”. Lo que es más importante de todo: aquéllos cuyo afecto deseas ardientemente, aquéllos cuyo bien tú apeteces, aquéllos cuyo respeto anhelas como la comida, todos ellos, de una sola vez, responderán a tu deseo, si el dinero lo respalda”.

***

Cuando Epstein salió de la cárcel, hizo una fiesta: sus antiguos amigos asistieron, es decir, ahí estaba el príncipe, por ejemplo. No se asquearon del abusador, siguieron siendo sus amigos.

***

“Mientras seas un hombre de gran riqueza, tú tienes también otras ventajas, especialmente una auto-admiración ¡y otros bellos sentimientos hacia ti mismo! Algo sucede dentro de ti. Como eres respetado y admirado, te haces más sólido. Vislumbras tus defectos con cordura. Estás lejos de la morbosidad. Si tienes la hombría para corregir tus fallas, las corriges templadamente. Tienes aplomo y capacidad de captación. Si obras más sensatamente, te permites tus excentricidades –porque es una recreación que se puede perdonar–. Tus juicios están bien fundados. No eres tentado por nada compulsivo o peligroso. Puedes ser llevado, por Alivio o tedio, a alguna pequeña excentricidad o a la otra, pero eso sólo te dará más iniciativa y una más fuerte personalidad: no exactamente el genio, pues el genio es algo voluble, agitado y movedizo, inadecuado para la verdadera grandeza de la riqueza. No tiene suficiente equilibrio y reposo”.

Robertson escapa, espera y se lanza al ataque. La corte de los reyes

Todo se calmó, hasta que Robertson salió y acusó públicamente a Epstein de venderla como prostituta, a gente como el príncipe y a Dershowitz, el más famoso profesor de derecho de Harvard, el más conocido de los abogados del estado judío, autor del libro The Case for Israel. Ella se escapó de Epstein, vivió escondida por años, antes de lanzar la bomba contra la operación del administrador de fondos, corporativos y de los que se usan para vestir cuerpos femeninos. Aparte de los nombrados Bill Richardson, Bill Clinton, Donald Trump, Ehud Barack (antiguo Primer Ministro del estado judío), Chris Tucker, Kevin Spacey, Courtney Love, están entre los señalados… aunque solo tres, aparte del propio Epstein, se hayan en litigios judiciales: el Príncipe Azul, Andrew, Dershowitz, y la señorita Maxwell, que presentó al príncipe y a Epstein, qué tierna…

Muchas calderas, sólo tres encendidas… y arde todo el barco

“Pues, ¿cuántos hombres conoces tú que ‘hayan sido enviados a prisión durante tu vida que sean poseídos por (no luego de que posean)’ una Gran Riqueza?”

***

Hay, pues, tres expedientes abiertos en relación a este caso. El primero se refiere a Jane Doe 1 y 2. En casos de delitos sexuales, cuya culpabilidad, en el asunto presente, Epstein ha admitido (le dijo al New York Post que tener sexo con muchachas de 14, tratarlas como esclavas sexuales, etc., es como comerse un bagel, un panecillo), la ley gringa ordena la notificación de todas las víctimas, si se va a tratar un acuerdo extrajudicial: a estas dos no se les notificó, no tomaron parte en la negociación ni el acuerdo. Según una montaña de pruebas, los agentes del FBI estaban ahí más para acomodarse a la defensa de Epstein, con cuyos abogados trabajaron mano a mano, que a la justicia y, por eso, no contactaron a estas víctimas. Mientras que el juez del caso, el juez R. Alexander Acosta (decano de la facultad de derecho de Florida International University) escribió posteriormente una carta, denunciando estar siendo perseguido y amenazado con relación al caso…

El segundo caso es de Virginia Roberts contra Dershowitz, quien dijo que nunca la había visto, que sí la había visto pero que nunca había estado con ella en el avión, queeee (vid., entre otros lugares, http://www.law.com/sites/articles/2015/10/16/dershowitzs-attack-stance-softens-during-deposition/, Dershowitz Swept Up in Sex Scandal Saga)… El tercero es de la misma Robertson contra la París Hilton inglesa y un poco vieja para la gracia, Ghislaine Maxwell, quien niega haber sido parte de la operación de proxenetismo (para ponerlo suavemente): Maxwell dijo, primero, que lo que decía Roberts era mentira, que ella no había participado. Pero, luego, últimamente, le ha dicho a varios periódicos y agencias de noticias, como el Daily Mail, de Inglaterra, que ella nunca ha llamado a Roberts mentirosa: ¿será que, entonces, es verdad lo que dice Roberts, será eso lo que esto implica, tendremos que concluirlo?

Las sabandijas se esconden tras velos de tul

“Tú compras un alma sólo cuando, por la acción de tu dinero, corrompes a alguien. No digo ‘que lo corrompas más allá de la posibilidad de la salvación’, pero, a todo evento, más allá del deseo de salvarse… Cuando, por la acción del dinero, haces que un hombre caiga en ciertos hábitos [especialmente mediante su sujeción a los vicios que lo dominan] que, finalmente, se convierten en su carácter, estás comprando un alma” (el corchete es de Hickson).

***

Sin embargo, aunque muchas personas han sido implicadas en este caso espantoso, entre ellas, claro, las ya nombradas, hay muchos que sólo aparecen, por haber asistido a fiestas de Epstein o por estar entre sus amistades y agendas de teléfonos. Hasta ahora, sólo el príncipe y Dershowitz han sido acusados por Roberts de haber participado en “sesiones” sexuales en que se violentaba a una muchacha. El príncipe, es curioso, negó haberla visto nunca, pero tuvo que retractarse, pues sale en fotos con ella, en fiestas de su amigo el millonario seductor. Respecto a Bill Clinton, por ejemplo, ella dice no haberlo visto nunca teniendo sexo en la isla de Epstein, mejor conocida como Orgy Island, la Isla de la Orgía. Mas, aunque él lo haya negado, parece ser claro que estuvo ahí y que Epstein le dijo a Roberts, cuando ella le preguntó que qué hacía el expresidente ahí, el millardario le dijo que Clinton le debía un favor, implicando que era objeto de chantaje… En cuanto a Donald Trump, hay hechos claros: Virginia Roberts trabajaba formalmente para él en su club Mar-a-Lago, en Palm Beach, ha viajado en los aviones de Epstein, ha estado en su casa, en sus fiestas, aunque, en un principio, negó haber conocido nunca a Epstein: éste es al que la tiranía mundial puso a destruir al partido republicano de Estados Unidos, en las elecciones primarias de ese partido de este año…

Todos éstos, que iban a los fiestones, a las francachelas, de Epstein en Palm Beach tienen problemas desde que todo comienza: Epstein tenía su casa repleta de fotos de muchachas menores de edad, desnudas, lo que constituye, no sólo el delito de ver pornografía infantil, sino un severo problema de aceptación de lo inaceptable. No pueden escapar de lo obvio. Es como el ateo que dice que Jesús no podía ser Dios, que era un ignorante, pues, en Mateo 24 y Marcos 13, dice que las estrellas caerán en el fin del mundo, cuando las estrellas no caen: de eso él se dio cuenta esta mañana, “al SALIR el Sol”: ¿harán falta comentarios? Así de evidente es el asunto, ¿qué hacen los potentados casa del abusador de niñas de 14 años, que empapela su casa con fotos de esas niñas, de sus víctimas? Es como Kinsey y sus gráficas sobre el comportamiento sexual de los niños: todos los que lo tienen por un héroe tienen que explicar qué es lo que les gusta tanto de un homosexual que confiesa de manera tan palmaria su dedicación a la pedofilia. Ahora, luego de haber sido capturado mintiendo descaradamente, Dershowitz anda en una de afectada disposición de atacar a Epstein, “a quien nunca debí representar” (no es una cita textual, sólo un resumen de su actitud ostensible actual)… ¿En serio, Allan, no sabías que Epstein es un millardario, milmillonario, billionaire, no sabías que vives en una plutocracia, que, en un régimen así, los ricos compran a gente como tú? No te creo, tú eres un símbolo, incluso, del régimen…

***

He aquí una de las más importantes razones para atacar a la Inquisición, con mentiras históricas descaradas; como decía Hamlet, “he aquí un término devotamente apetecible”. El capitalismo es el régimen que consiste en que los usureros, quiero decir, los bancos, a través de los intereses, de la emisión de dinero sobre la base de la reserva fraccionada y de otros sortilegios, de la deuda impagable, del ahorcamiento y el leveraged buyout, se quedan con las riquezas del país, con el dinero, con las industrias y el comercio, con el gobierno, los medios de expresión y de información, con el arte, los laboratorios, las casas de estudio… sin trabajar y sin que les importe. He aquí un término devotamente apetecible: la enemistad entre el capitalismo, el siamés del otro materialismo, porque siempre vienen juntos, el comunismo, la enemistad entre éstos y el régimen republicano, al que secuestran y desbaratan, le chupan la sangre y la vida, metafórica y literalmente. He ahí un término devotamente apetecible: por eso hay que atacar a la Inquisición, por el valor justificador de la historia, porque “quien controla el presente controla el pasado; quien controla el pasado controla el futuro”:

“La Fe cristiana histórica y la realidad histórica de la cultura cristiana –la cristiandad–,  desde su inicio, rechazó con severidad –y castigó de manera apta– a aquéllos que ‘traficaban en realidades espirituales’. Los mercachifles de la Simonía y la Usura eran condenados y, a menudo, execrados, porque se entendía que las cosas del espíritu eran asuntos cualitativos; y que los juicios cualitativos, por tanto, no se aplicaban a ellas”.

Al final, como queda claro por el caso Epstein y por las interpolaciones de Belloc-Hickson que hice y del comentario de los dos párrafos anteriores, como dice el franco-británico amigo y socio de C.K. Chesterton y Platón habría suscrito totalmente (La República, VIII):

“Un estado mamonita implica el declinar del Estado. En su ensayo de 1911, El declinar del estado [The Decline of the State], Hilaire Belloc había notado, entre otras cosas, ‘la capacidad para la ilusión’ de una plutocracia –u oligarquía– y la consecuente y complementaria expansión de la ‘carencia de aptitud cívica’; así como los efectos acumulativos y disolventes de la ‘avaricia’ general y de un ‘miedo’ general por toda la sociedad [miedo a perder el trabajo, por ejemplo, en caso de que el grupo dominante te marque con algún mote de aquellos: racista, antisemita, homofóbico, etc.]”.

Denunciarlos es una necesidad, que quede claro lo malo que es la plutocracia y el capitalismo que la genera como nunca antes. Casos tan patéticos y tan como sacados de las observaciones penetrantes, asombrosas, de Belloc muestran la necesidad de rebelarse. UNIRSE A LA VERDADERA REBELIÓN, LA INELUDIBLE, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


[i] Todas las citas que interpolo de aquí en adelante provienen de esta fuente.

[ii] La información básica sobre el caso Epstein que aparece en este artículo sale del video que coloco arriba, pero, también, de estas dos páginas web: https://www.corbettreport.com/interview-1144-pearse-redmond-updates-us-on-the-epstein-pedophile-scandal/, http://porkinspolicyreview.com/2015/08/25/porkins-policy-radio-episode-36-ed-opperman-on-jeffery-epstein-case/. Recomiendo mucho que vean estos videos. El artículo, de hecho, en cuanto a la información del caso, es un resumen del video que pongo arriba, que está en inglés, en el original.


Epistula pro Judaeos

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Ey, judío, asómate pa que te enamores

Contenido:

Saludo y declaración de intenciones

La Trinidad, la generación espiritual de Dios Hijo, la Encarnación y el origen judaico de Jesús, SEGÚN LA CARNE, el destino universal de la Promesa

Evangelios antisemitas y anti-racismo cristiano, Crucifixión y proselitismo, ateísmo e identidad étnica judía

Cristianos idólatras: las imágenes

La racionalidad, la Biblia, el talmud y la revolución

Porque te aprecio, hermano, apelo a lo mejor de ti: abraza la Verdad que libera y al logos

Jesús es el mesías, el que había de venir, lo dice la Biblia, toda ella habla de Él

Éstas son las hermanas que mataron en Yemen la semana pasada: una india, una keniana, dos ruandeses; sus colaboradores eran árabes, etiopes y de Eritrea. Ya son tenidas por santas por muchos católicos: la Iglesia no puede ser racista, pues, siendo de Dios, es Universal

Éstas son las hermanas que mataron en Yemen la semana pasada: una india, una keniana, dos ruandeses; sus colaboradores eran árabes, etiopes y de Eritrea. Ya son tenidas por santas por muchos católicos: la Iglesia no puede ser racista, pues, siendo de Dios, es Universal

Saludo y declaración de intenciones

Queridísimo hermano judío, el que seas, no me importa, seas un judío bueno y normal, como la mayoría, o seas un ateo virulento anticristiano como Phillip Roth, Woody Allen, Jerry Seinfeld, Sarah Silverman, Freud, Marx, Maslow o Trotsky, seas un rabino talmúdico anti-razón de los potentes o seas un sionista de los machos y, aún, despiadados, a lo Netanyahu o Menachen Begin;  seas un científico como Einstein o un historiador como Gilbert, Graetz o Scholem; seas un hombre abierto y obviamente bueno como Gary Krupp; seas un policía del espíritu como Abe Foxman o Rebecca Lipstadt; seas un guerrero cultural-sexual como los de Hollywood o Reich o Marcuse; seas un cineasta, como los ya nombrados o un banquero usurero como Robert Rubin, Aviv Nevo, Jamie Dimon o un promotor de casinos y vicios del prójimo como Sheldon Adelson; un millonario de los medios como Rupert Murdoch o Sumner Rothstein-Redstone o un “warmongeringneocon como Kristoll, Podhoretz, Decter, Wolfowitz; seas un shock therapist como Jeffrey Sachs o un millonario comprometido con la revolución mundial, como Soros; no me importa lo que seas, espero que estés de lo mejor. Quiero que sepas lo que te quiero, aunque seas alguno de los anteriores y aunque tenga más que desaprobación para lo que hicieron y están haciendo muchos de ellos. Te quiero, como a mí mismo, y te deseo lo mejor, lo mejor que pueda desear nadie: hallar el sentido del existir, no tuyo, meramente, sino del universo todo, un infinito de bien y belleza, que “ni el ojo vio ni el oído oyó ni el corazón humano puede vislumbrar” (I Corintios 2,9): de todo el universo, pero tuyo y mío también. Para eso, quiero señalarte, hacer que apuntes a muchos datos de la estructura de la realidad que o no conoces o te han enseñado mal (aunque no presumo la mala intención de tus maestros inmediatos, comenzando por tus muy justamente queridos padres [que Dios los bendiga]). Quiero que conozcas a Cristo, que sepas Quién es y que veas muchos de los obstáculos que tienes para reconocerlo como lo que es: Hijo de Dios y Mesías, que te ofrece la Resurrección para la Vida. Te ofrezco que, al final, cuando termines de leer esta carta, si no has aceptado a Cristo, tendrás grandes oportunidades de ver el mundo de manera muy diferente, de mejor forma, con que sólo tengas la mente abierta y te des cuenta de mi absoluta sinceridad, veracidad y buena voluntad, esto es, de mi verdadero amor cristiano a todos los hombres, amigos o enemigos… esperando, claro, que tú seas de los primeros y no de los adversarios, que nadie desea tener. Anda, ponte el cinturón de seguridad y arranca el viaje, yo soy un piloto automático, te voy a llevar de un tema a otro, de los que creo que son, no todos, sino sólo los principales obstáculos entre donde tú estás y dónde yo estoy; por lo menos, al final, seremos amigos en un sentido más pleno… Y, si tienes algún reparo, me lo comunicas en la sección de comentarios, abajo, y te responderé… como dicen en mi tierra, con todo el cariño del mundo.

La Trinidad, la generación espiritual de Dios Hijo, la Encarnación y el origen judaico de Jesús, SEGÚN LA CARNE, el destino universal de la Promesa

“¿Cómo va a tener Dios un Hijo, si Dios no tiene esposa?”

Oh, imponente objeción histórica de los musulmanes a la creencia en la Trinidad. Yo he oído otras. Por supuesto, en una nota menos pueril que la dicha de los musulmanes, que no concibe la generación ESPIRITUAL, está ésa del que cree ser muy racional y que los cristianos somos tan brutos que no nos damos cuenta de obviedades… y que ellos descubrieron el agua, no digamos tibia, caliente, fría o helada, sino simpliciter, absolutamente. “¿Cómo va a ser un dios, si son tres?”. Oh, imponente objeción.

Me da un poco de flojera, es como si le dijeran a Tyson (Mike o Fury, aunque hoy sería éste, por supuesto) que tiene que ir a Las Vegas a defender su título mundial de Boxeo contra mí ahorita, ya viejo: de 22 años me habría matado a los 3 segundos, estas décadas más tarde, parece que mejor me mandaba una carta. O podríamos poner otro ejemplo: que Shaquile y yo hiciéramos un uno a uno de media cancha, con el aro a 3,05 mts.; o, mejor, mi esposa y yo contra Shaq y Kobe: a lo mejor, en 10 minutos, sin parar el reloj, no nos sacan 100 puntos, 100 a 0 [¡yo marco a Shaq!]…

En fin, vamos a mandar esa carta de Tyson –cualquiera de los dos– a Las Vegas: la generación natural, sea la que sea, no es la de una papá y una mamá, sexo y el “resultado”: eso es así entre los animales sexuados, que son un caso particular: la generación natural es la de un algo de una naturaleza que es causa de otro algo de la misma naturaleza, por eso se llama “generación unívoca”, pues causa y causado son de la misma especie y se opone a la “equívoca” en la que causa y causado son de especies distintas, como, por ejemplo, un artista y su obra. Así como la palabra mental, que es el concepto plenamente formado en la mente, es la forma y naturaleza de lo concebido, de lo captado y conocido, en la mente; así, en Dios, la Palabra que procede de Él mismo, pues es captación de Sí, es de su misma Naturaleza y es Dios subsistente. Ahora bien, en mí o en cualquier persona, el ser, el conocer y el amar son tres “aspectos”, reales, pero son, uno, mi actualidad más profunda y, los otros dos, rasgos esenciales de mi naturaleza personal. En Dios es ANÁLOGAMENTE lo mismo: Él Es, Conoce y Ama, sólo que, en Él, el ConocerSe es Dios y el AmarSe es Dios; y se distinguen personalmente, dado que son relaciones, de Cognoscente a Palabra mental: Padre a Hijo; y de Amante a Amor, de Aquél del que Procede a la Espiración: del Padre y el Hijo al Espíritu. Ahí lo tienen: Tres personas, una sola Naturaleza, un solo Dios… y la Paternidad-Filiación de Dios, sin esposa, en una Generación espiritual, no pueril… Un solo Dios, como yo, siendo uno, conozco y amo., aunque mi amor no ES yo, lo mismo que mi conocer.

Falta algo, sin dudas, en este cuento: Jesús es ese Hijo, que se hizo hombre: ¿qué, dejó de ser Dios o se puso en un avatar, para engañar y tener comercio con los hombres, como en la pueril e inmoral leyenda de Vishnu-Krishna? No, claro, los cristianos, que sabemos de la infinita trascendencia de Dios y que Él es infinita perfección subsistente, que sólo puede ser compatible algo como lo que describe Parménides en su Poema, aunque sólo en un vislumbre, pues ese Infinito supera infinitamente nuestro entendimiento y aquello de lo que tenemos experiencia, sabemos que Él no puede cambiar ni engañar ni puede recibir absolutamente nada, como dice Platón en el libro III de La República. La Encarnación del Verbo, de la Palabra, del Hijo, de la Sabiduría, de la que habla, entre nieblas, el Antiguo Testamento, no consiste en ninguna alteración del Eterno, eso es absurdo; consiste en la ASUNCIÓN de naturaleza, por la que se da una UNIÓN PERSONAL entre una naturaleza humana y la naturaleza del Hijo: una sola Persona divina, que subsiste en las dos naturalezas, verdadero Dios y verdadero Hombre –por la circumincesión o perichoresis, la completa compenetración de cada naturaleza en la otra, que se da también, por cierto, entre las personas de la Trinidad–.

Ahí tienes, hermanito judío, lo que te dijeron, que nosotros somos idólatras, politeístas, que Jesús era un malvado, no tiene nada que ver con la realidad. De hecho, te lo dijeron, por no entender ni estar interesados en conocer, siquiera, las creencias que se rechazaban, para atacar, denigrar y tratar de destruir a las mismas y a su origen DIVINO [OJO], ya que no con la razón, a la manera de las guerras publicitarias actuales…

Como sucede con este asunto teológico clave, has crecido ignorando hechos muy importantes sobre el Mesías que vino al mundo, por Israel y, aunque luego nos mandara a sus fieles a todas las naciones, como estaba predicho en los profetas (abajo te pongo una más o menos completa exposición de los fundamentos en la Biblia, con una plétora de textos, para que creas en el verdadero Mesías, para que SEPAS, que no puede ser otro que Cristo Jesús), aunque su Reino fuera universal, Él vino para congregar “a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mateo 10,6) y, según Él mismo, “la salvación viene de los judíos” (Juan 4,22). Dios da la Promesa a Israel; pero, eso sí, no para beneficio propio, sino para beneficio de toda su creación, especialmente de los hombres, claro.

Evangelios antisemitas y anti-racismo cristiano, Crucifixión y proselitismo, ateísmo e identidad étnica judía

Una cosa muy importante, para continuar por una veta que se desnudó en el párrafo anterior, es que veas bien el asunto: se te ha enseñado que nosotros te odiamos, que el cristianismo es antisemita por definición, que los evangelios llevan derecho “a Auschwitz… a Auschwitz y otros lugares”, como dice Jules Isaac, un fuerte odiador judío de hace unas décadas que habrás oído nombrar: él fue comisionado por el World Jewish Congress para ir a convencer a Juan XXIII, en 1959 y durante el Concilio Vaticano II, de que la Iglesia tenía que confesarse antisemita y que, “ahora”, condenaba el antisemitismo. Ésta es una mentira tan grande y tan fácil de probar como lo que es, un embuste, que da risa: por milenios vivieron los judíos en la Cristiandad sin ningún plan masivo de exterminio, haciéndose ricos… Mira, el Cristianismo manda a amar a todos, hasta a los enemigos: por eso, a diferencia de la práctica usual de otros pueblos, incluido el judío (que es el líder indiscutible en este asunto de no perdonar y de denigrar de pueblos enteros por la adversidad que, de miembros de éstos, le haya sobrevenido), nosotros no vituperamos a los perseguidores, no nos pasamos dos milenios maldiciendo a Roma [o a Rusia o a Vietnam o a los frisios o a la India o al ISIS, etc.], exaltamos la caridad de los mártires, el perdón, el amor, el dar la otra mejilla, etc. Creemos en la guerra justa, que es un caso particular de la legítima defensa, pero eso no niega lo anterior, porque va de la mano de la justicia y conlleva el amor al enemigo, incluso en esas circunstancias: de ahí viene toda la doctrina de los crímenes de guerra, etc. ¿Que hay casos de cristianos que se han portado mal? Por supuesto, hemos sido varios miles de millones en la historia, ¿qué esperabas, que todos fueran santos? El mal comportamiento de un cristiano no anula la doctrina cristiana, sobre todo cuando nosotros mismos (a diferencia de una tendencia muy marcada entre los judíos) no tenemos problema, ninguno, en condenarlos. Mucho menos anula la verdad más fundamental: Cristo es Dios con nosotros (Isaías 7,14), que nos salva, el Mesías, “el que había de venir”. Aparte de esto, de la total exclusión del odio de entre nuestras categorías, de ser éste la negación exacta del ser cristiano, nosotros no somos racistas, no creemos en eso.

Yo sé que el judaísmo se ha basado en eso y que, cuando nacieron los nacionalismos en el siglo XIX, el judaísmo se halló como pez en el agua, lanzado el nacionalismo judío por Moisés (Moritz) Hess, precursor del sionismo, compañero revolucionario de Marx y Heinrich Heine, nacionalista y socialista, nacional socialista. Pero nosotros no somos de la carne ni la sangre, sino del Espíritu, no nos manejamos con esas categorías (vid. Antisemita, en este artículo explico ampliamente lo inadecuado de este punto): para nosotros todos éstos son objeto de nuestra mayor veneración: Carlos Lwanga y Josefina Bakhita, negros africanos, Pablo Miki, japonés, y sus miles de compañeros, Juan Diego Cuatlatoatzín, azteca, Edith Stein, judía, Teresa de Jesús, española de ascendencia hebraica, Efrén de Nisibis, sirio, Martín de Tours, Panonia-Galia, Hilario de Poitiers, galo, Alberto Magno, alemán, Tomás de Aquino, Nápoles, Atanasio, egipcio, Basilio, capadocio, Casimiro, polaco, el cardenal Van Thuan, vietnamita, Cirilo de Jerusalén, Cristo-María-José-Pedro-Pablo-todos los apóstoles, hebreos antiguos, semitas de verdad (y pare de contar): nosotros no somos una raza, somos del Espíritu (en junio del 2013, publiqué una serie de artículos llamados Rubén B.: ¿sabes por qué “en Latinoamérica matan al hombre, pero no matan la idea”?; fueron 7 y éste es el enlace del primero: ellos muestran cómo piensa un cristiano sobre esto de la raza, en este caso, reflejando eso sobre la identidad hispanoamericana). Woody Allen, Phillip Roth, Derridá, Freud y Marcuse podrán ser ateos y judíos; pero, para el Cristianismo, el ser ateo y cristiano son excluyentes, decir que alguien es ateo y cristiano es una contradicción en los términos: nosotros somos, propiamente, una religión, mientras que, como muestran los ejemplos, aunque pueda haber una religión judía, la religión no es definitoria de esa identidad étnica. A todo evento, esta abismal diferencia muestra la distancia entre el ser cristiano, por un lado, y, por el otro, el judaísmo post-crucifixión; igual que se ve la distancia entre el mismo cristianismo, por un lado, y el racismo, en general, y, en particular, el antisemitismo, por el otro.

Ejemplos de sentencias de la "Toráh Oral"

Ejemplos de sentencias de la “Toráh Oral”

¿Que los evangelios dicen que los judíos mataron a Cristo y, según te enseñaron falsamente, haya sido o no de mala fe, eso es antisemitismo? Mira, los evangelios dicen eso porque es verdad, punto; pero lo que no te dicen es que Jesús era judío, que nosotros leemos toda la Biblia (a diferencia de ustedes, que leen es el Talmud, “toráh oral”: qué estafa), que nuestros personajes más queridos y fundamentales son todos hebreos, judíos y de las otras 11 tribus; que, desde la Crucifixión, judío no es, para nosotros, el pueblo de Israel o de Judá, sino los miembros de ese pueblo que rechazan a Jesús; que Cristo, en la propia Cruz los perdonó, por lo que lo tenemos que hacer todos los cristianos, que, de todos modos, tenemos que darles lo mejor que tengamos, la Fe, la Esperanza y la Caridad en y de Cristo a ustedes, no porque los odiemos, todo lo contrario, porque es lo mejor que nadie le pueda dar a otro: al propio Hijo de Dios, que nos abre las puertas del Cielo, que se nos da personalmente, que nos ama infinitamente, que es el todo y el infinito, el sentido, la trascendencia, la inmortalidad, Verdad, Bien y Belleza sumas subsistentes, en la infinita Unidad que Él Es. Nada de odio, amor profundo, hermano, amor total.

Cristianos idólatras: las imágenes

Yo sé que hay muchos otros obstáculos a que te conviertas a la verdadera Fe, a la Fe en el verdadero cumplimiento de la Promesa, contenida en la alianza mosaica, de la que habló Moisés (Deuteronomio 18,15-18) o el profeta Natán (2 Samuel 7,11-16) o Isaías (11,1-2); ese cumplimiento, que tenía que ser anterior a la destrucción del templo, según Daniel IX. Están las imágenes, por las que te han enseñado, desde niño, que los cristianos somos idólatras. La acusación es muy tonta. Es verdad que Éxodo 20,4-5 dice lo siguiente: “No te harás imágenes talladas, ni figuración alguna de lo que hay en lo alto de los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas y no las servirás, porque yo soy Yahvé, tu Dios; un Dios celoso, que castiga en los hijos las iniquidades de los padres hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian”.

Pero, en Números 21,9, mandó a hacer la serpiente de bronce y, en el Arca de la Alianza, debían labrarse dos querubines (Éxodo 25,22), lo mismo que en el Templo de Salomón (1 Reyes, 6). Dios no manda lo malo, luego, las imágenes no son malas. El problema con el “pueblo de la dura cerviz” no eran las imágenes, sino la idolatría, en la que caía a pesar de todas las prevenciones de Dios, ¿qué sería sin ellas? Para nosotros no es así: nosotros no creemos que la Piedad de Miguel Ángel sea un dios, no creemos que sean Cristo y la Virgen en verdad, sabemos que es sólo una figura, no la idolatramos, la veneramos, por lo que REPRESENTA, que no confundimos con la representación: pero ésta ayuda tanto a la piedad hacia lo REPRESENTADO. Y eso es algo tan humano, es el origen del arte: el hombre es sensible, necesita de los sentidos, hasta sus conceptos más altos tienen una base imaginativa; y, además, tiene que expresarse y su expresión es reflejo de la vida interior de las comunidades y su alimento, a la misma vez: sin imágenes, la religiosidad de un pueblo está muerta. No hay ninguna idolatría en las imágenes, hermano mío.

La racionalidad, la Biblia, el talmud y la revolución

Este blog, mi blog, donde expreso con la mayor libertad mis ideas, como lo puedes ver si estás leyendo esto, se llama “la rebelión de la esencia en tiempos de revolución”. Vivimos, como muestro en muchos artículos, en una crisis bestial, desde el siglo XVIII, pues los occidentales, los miembros de esta civilización, decidieron abandonar la Iglesia que le daba su identidad y, para colmo, abrazar el gnosticismo ideologista-modernista, en sus infinitas vertientes, todas nominalistas (vid., entre muchos artículos, más de 100, sin duda, éste: Revolución cultural, origen y genealogía, hasta el porno y el sex, drugs and rock and roll). En este artículo: La herencia del oscurantismo (I), muestro cuánto le debe el mundo y, en especial, Occidente, al antiguo Pueblo de la Promesa, cuán agradecidos tenemos que estar y cuán importante es su aporte a la humanidad. Sin embargo, hermanito, tendrás que reconocer que algo pasó, porque, si los antiguos hebreos fueron un aporte al orden político y, en general, mundano del hombre, entre los actuales son tantos sus enemigos jurados, que es imposible cerrar los ojos ante el hecho. Lo que pasó es, precisamente, la crucifixión, el cumplimiento de la profecía del capítulo IX del libro del profeta Daniel: matarían a un príncipe UNGIDO (‘ungido’ es ‘cristo’, en griego; y ‘cristo’ es ‘mesías’, en hebreo) y, en castigo, Dios destruiría el Templo, usando de un “príncipe” de un pueblo extranjero (Tito, el general romano que destruyó el Templo, que luego llegó a emperador romano él mismo, al momento de su entrada en Jerusalén, era príncipe, pues su padre, Vespasiano, era el emperador), aunque, dice Daniel, no sería él, sino una catástrofe: Tito ordenó respetar el Templo, pero, no se sabe cómo, se prendió un fuego, en el tumulto de la entrada de las tropas, luego del asedio, y quedó, como dijo Jesús, derruido hasta sus cimientos, de modo que no quedó de él “piedra sobre piedra” (Mateo 24,2; Marcos 13,2; Lucas 21,6). Eso es lo primero que pasó.

El segundo capítulo es el de los rabinos, como Akiba, abrazando como mesías a cuanto loco se proclamara tal, después de Jesús, empezando por Bar Kochba, pasando por Moisés de Creta, Shabbetai Tzevi y Napoleón y movimientos políticos como el comunismo y el sionismo, hasta personajes oscuros de reciente data…

Además, pasó algo sobre lo que les advirtió Jesús mismo: 1) “con sus tradiciones anulan la Palabra de Dios” (Marcos 7,8) y 2) “si creyeran en Moisés, me creerían a Mí, pues él habló de Mí” (Juan 5,46)… El punto 1 es mejor conocido, hoy por hoy, como el Talmud, colección de discusiones interminables entre escribas y doctores de la Ley judíos, que, en algún momento, se erigieron a sí mismos sobre la Palabra de Dios auténtica e inventaron la fábula de que sus discusiones eran superiores a la Biblia, pues ellas eran Toráh oral, mientras que la Biblia es Toráh escrita; llevando así la advertencia de Jesús a niveles inauditos de rebelión contra la verdadera Revelación divina. Y eso lo llevan al paroxismo cuando, en el Talmud, dicen los rabinos que debatieron con Dios y Él tuvo que reconocer que ellos Lo habían superado… así, la irracionalidad y el prejuicio no pueden sino triunfar. Fantasías tan locas como sus cuentos sobre Jesús, sobre que era un mago bastardo, asesinado por los líderes judíos con toda justicia (en este contexto, sólo para judíos, sí les conviene decir que lo mataron ellos, aquí no es antisemita “informar” que lo mataron haciéndole sufrir un triple suplicio, como dicen los maestros de Israel), que hierve en su propio excremento en el infierno, junto a todos sus seguidores [sobre la figura histórica de Jesús, muchos intelectuales anticristianos, entre ellos, un no despreciable número de judíos, contra la montaña de evidencia histórica que cualquier hijo de vecina puede tener, incluso en su casa, si le interesa coleccionar libros interesantes, han dicho cualquier cantidad de mentiras, que van desde que no existió, hasta que es incognoscible lo que sobre Él trate, pasando por todos los cuentos del comparatismo y otras pérfidas invenciones: el Talmud fue el que dio la nota, en este “ínclito trabajo”]. De ahí sale la fantasía de Cam y el origen de la esclavitud por naturaleza de todos los negros africanos, sacado a la luz por el historiador judío Doctor Harold Brackman: según él, Cam, padre de los africanos, fue maldito por Noé, por haberse burlado de él cuando se embriagó y estuvo desnudo. El cuento se pone escabroso y dice que Cam sodomizó a su propio padre, de modo que la legendaria maldición lo hizo negro, por haber sido de noche el problema, feo y con ojos rojos, con un gran falo, por el asunto sexual ya narrado, y esclavo de Sem, que es tan bueno  (vid. http://www.finalcall.com/artman/publish/Perspectives_1/article_7181.shtml, extraordinario artículo). Del Talmud viene toda esa tendencia a no mezclarse con los goyim, que serían buenos para esclavos de los judíos y a los que sería lícito estafar y otra serie de rasgos encomiables, que con tanta violencia los mismos judíos rechazaron, cuando Moisés Mendelssohn les enseñó el camino de la haskalah o ilustración judía, el camino de los judíos liberales. El punto 2 radica en que dejaron de leer la Biblia, para meterse en estas disquisiciones tantas veces insanas, en el mejor de los casos, mereciendo el epíteto que nace de esta misma tradición: farisaica. Y todo esto, todavía, en el mejor de los casos, sin meter cuánto se han ido, primero, por la vía gnóstica de la mercabá y, luego, por la de la cábala, hija de aquélla, según Gershon Scholem.

Así, siendo éstas las tres tendencias dominantes entre los judíos, de las que, la de los liberales, va del naturalismo al ateísmo y el nihilismo del tipo de Marx, Freud, los de Frankfurt, Derridá, a lo que hay que unir el racismo de Hess, convertido en nacionalismo sionista, lo que queda es irracionalismo, para donde voltees, y espíritu revolucionario, por donde pinches. Todo esto contrasta severamente con la Biblia, maestra de razón, Antiguo y Nuevo Testamento, con la visión cristiana de la realidad (vid., entre innumerables artículos de este blog, éste, cuyo tema es, precisamente, la oposición entre Cristianismo y gnosticismo: El Cristianismo como la fuerza más opuesta al gnosticismo de la historia).

Infinidad de personalidades y publicaciones judías de la época hablan del hecho cierto de l carácter judío de la revolución en Rusia, 1917

Infinidad de personalidades y publicaciones judías de la época hablan del hecho cierto de l carácter judío de la revolución en Rusia, 1917

De esa manera, la civilización cristiana, vuelta contra Cristo, hecha revolución, por la ausencia de suelo nutricio y roca de apoyo en la identidad histórica, fuera de los sitios donde ha dominado el nacionalismo racista (como en Alemania 1933-1945), ha acogido muy bien a los judíos, que, en semejante ambiente, como peces en el agua, han sabido hacerse prominentes dentro de este tejido social; aprovechándose, además, de las redes comerciales y financieras, que tejieron durante la Cristiandad, cuando a ellos se les permitía la usura y a los cristianos se los encarcelaba por ella misma. Basta echar un vistazo a los más grandes revolucionarios de las últimas 15 décadas para ver cuánto han sobresalido los judíos; después, echa un vistazo a la historia anterior y no se encontrará uno solo que se tenga por relevante, antes del siglo XVIII, a excepción de Spinoza, que fue rechazado por los rabinos y era una flor demasiado temprana del espíritu revolucionario que, en la Cristiandad, se había empezado a manifestar con Ockham y Marsilio de Padua, aunque Spinoza fuera “compañero” más directo de Descartes y Hobbes (claro, con todo lo que éstos deben a Ockham y a la ruptura protestante, incluido el unitarismo… judaizante de Servet, por ejemplo).

Lista de comisarios de la policía reporesiva soviética (Cheka) por nacionalidades

Lista de comisarios de la policía reporesiva soviética (Cheka) por nacionalidades

David Ricardo, uno de los padres del liberalismo tipo manchesteriano; Marx; Natanson, Axelrod, Zundelevich, primera generación de comunistas rusos; Trotski, Zinoviev, Sverdlov, Radek, Kaganovich, bolcheviques rusos; Rosa Luxemburgo, Kurt Eisner, revolucionarios alemanes que arrebataron el poder, al final de la I Guerra Mundial; Jacob Schiff, banquero gringo que financió la revolución rusa, trabajaba en Kuhn and Loebb, una firma de la casa de Rothschild; los hermanos Spingarn, comunistas gringos, fundadores de la NAACP, por la que judíos secuestraron el movimiento negro de los EUA, para su propio beneficio; Reich, Horkheimer, Adorno, Fromm, Marcuse, Lukacs, de la escuela de Frankfurt, nido del marxismo cultural, motor de la revolución cultural y sexual de los 60 a esta parte; Freud; Eddie Bernays, sobrino de Freud, padre de la publicidad moderna, usando las ideas de su tío y de los conductistas, para vender y manipular a las masas, a las que despreciaba totalmente; Bernard Nathanson, Lawrence Ledder y Betty Friedan, lograron la legalización del aborto en los EUA; Bela Kuhn, tirano bolchevique de Hungría en los años 20; Lasalle, compañero revolucionario de Marx; Levinas, Derrida, exponentes prominentes del irracionalismo constructivista tan dominante hoy en las universidades; Stanley Fischer, promotor de la tiranía estalinista de la corrección política en Occidente; Ayn Rand, madre de los “libertarios”, capitalistas y nietzscheanos, ateos, pro-homosexualistas y “liberación” sexual y capitalismo radical, Allan Greenspan, discípulo de Rand, padre de la debacle financiera del 2008; Ben Bernanke, Janet Jellen, sucesores de Greenspan en la Reserva Federal gringa, responsables del colapso que está por venir; Irving Kristoll, William Kristoll, Norman Podhoretz, Midge Decter, Paul Wolfowitz, David Horowitz, Ron Radosh, Richard Perle, Michael Chertoff, los neocons, trotskistas disfrazados de “conservadores”, que llevaron a EUA a las nefastas, criminales, guerras de Irak y Afganistán; Jerome Kohlberg y Henry Kravitz, impulsores de los leveraged buy outs de los 80 en adelante, que destruyeron la industria gringa; Soros-Jeffrey Sachs y la gente de Harvard, shock therapists y saqueadores de los países de Europa oriental, a la caída de la Cortina de Hierro, y hay mucho más en su currículum; Sheldon Adelson el mayor magnate de casinos del mundo, dueño, con Peter Singer, del partido republicano gringo, porque lo compraron (por eso está por desaparecer); David Geffen, el hombre más millonario de Hollywood, socio del otro judío, Spielberg, promotor de las drogas y de la homosexualidad; Paul Singer, gran promotor de la homosexualidad, dueño del partido republicano y de Marco Rubio; Peter Singer, “filósofo” moralista, que dice que se tiene que permitir el infanticidio hasta los 4 años, mientras es el gran paladín de los derechos humanos de los monos (sí, “humanos”, no simiescos), en todo el mundo; Carl Sagan, el promotor del proyecto SETI para el hallazgo de extraterrestres… para probar que el Cristianismo es un fraude y, más en general, atacar a Dios; Khodorovsky, por nombrar a uno, es uno de los “oligarcas” que se robaron Rusia, con Harvard, Soros y Sachs, en los 90, fue preso y liberado, en época de Putin; Roman Abramovich, el “oligarca” personal de Putin; Bert Schneider, comunista hollywoodense, defensor de Ho Chi Minh, junto a David Horowitz y Ron Radosh, sacó adelante un bello proyecto de relaciones judeo-negras: The Black Panthers, el grupo criminal-revolucionario; Albert Grossman-Bob Dylan, la desolación de la música. La lista podría seguir y seguir. Pero queda claro, en época de irracionalidad revolucionaria, los judíos, al menos los prominentes entre ellos, están como pez en el agua.

Ministros soviéticos originales, por cartera e identidad étnica

Ministros soviéticos originales, por cartera e identidad étnica

¿Y para qué digo todo esto? Bueno, pues esto es un gran golfo de separación entre Cristo, Logos creador y salvador, y el mundo actual y, concretamente, con la mayoría de tus compañeros de etnia, hermano. Yo no digo que todos los judíos anden en este asunto de la inmoralidad y la irracionalidad, yo conozco muchos que no son así, sin dudas; pero también veo lo visibles y prominentes y célebres que son estos tipos, James Cameron, los hermanos Cohen, Oliver Stone, Larry David, don Francisco (Mario Kreutzberger, en Chile), Amador Bendayan o Isaac Chocrón (en Venezuela), Ben Stiller, Adam Sandler, David y Jerry Zucker y Jim Abrams, Darren Starr (Sex and the City), Darren Aronofsky (entre otras hazañas: Noé), David Crane (Friends), Marta Kauffman (Friends), David Kohan (Will and Grace), Max Mutchnick (Will and Grace), Ilene Chaiken (The L[esbian] Word), Kathy Greenberg (The L Word), Seth Rogen… y pare de contar. Pero, antes de seguir, vamos a parar el “pare de contar”, porque falta todavía un dato crucial: la dependencia de la “industria” pornográfica en los Estados Unidos respecto de los judíos, que son los productores, promotores, creadores y actores, como dice la revista judía Jewish Quarterly, en el artículo Triple Exthnics, Nathan Abrams on Jews in the American Porn Industry  (http://www.jewishquarterly.org/issuearchive/articled325.html?articleid=38, copio íntegramente el articulo abajo, en nota al final)*.

Hay dos problemas, pues: 1) la cantidad de seguidores que tienen los nombrados, unida a la irracionalidad de tantos rabinos, lo que los lleva por caminos muy malos; 2) mientras que, por otra parte, los buenos y razonables, están también fregados, pues, como pasa tantas veces: pagan justos por pecadores: la élite judía está tan metida en la crisis que constituye nuestro mundo, que es de temer que, cuando esto se quiebre y parece que puede ser muy pronto, puede quedar muy mal parado un gentío.

Pero lo más importante no es eso, sino que, por lo que parece, lo que se patentiza, el rechazo del Logos conlleva un rechazo muy fuerte de la racionalidad, en bloque. Como los judíos son seres humanos e, incluso, muchos aman a Dios y están dispuestos a todo por Él, hay muchos que van por el lado de la irracionalidad, pero apegados de buena fe a las tradiciones que antes critiqué; muchos otros, ortodoxos o liberales, siendo, de nuevo, hombres, amantes de Dios o no o más o menos, van por caminos de racionalidad y bonhomía indudable; pero hay que reconocer que eso no va tanto por el lado del Talmud, mucho menos de la cábala, manifestación de gnosticismo y voluntad de poder, ni de la mal llamada “ilustración” de los que asumieron parámetros de esta corriente revolucionaria occidental, anticristiana y gnóstica por definición.

Porque te aprecio, hermano, apelo a lo mejor de ti: abraza la Verdad que libera y al logos

La salvación está en otra parte, hermano querido, la salvación está en la verdadera trascendencia, en la Gracia de Dios, en el Logos creador y salvador, que murió por nosotros, como dice el profeta Isaías (53,12), para “llevar por sus sufrimientos el designio de Yahwéh a su plena consumación”… Yo no sé si tú eres de los irracionalistas inmorales o no, o de los ateos, talmudistas, cabalistas, de los liberales, de lo que sea, la verdad, no me interesa, en este momento, lo que me importa es que veas que la irracionalidad es una locura, que las mal llamadas filosofías de Marx, Marcuse o Derridá no llevan a ningún lado, que el psicoanálisis no lleva a ninguna parte, a menos que sea expurgado de Freud, los conductistas y toda la gama de sus sucesores. Tienes que volver a la Biblia y a la razón, no hay más nada que hacer. Si admiras a David Zucker o a Seth Rogen o a Seinfeld o a Reuben Sturman, “el Walt Disney de la pornografía”, o alguno de los otros que nombré u otro, pues jamás he pretendido ser exhaustivo en esto, si admiras a alguno de ellos, estás en problemas, muy probablemente. En alguna época, yo admiré a esa gente, me reía de sus chistes, etc., pero, por ejemplo, uno tiene hijos y los ama y no puede permitir que se corrompan con el muladar que es la televisión y el cine gringos, que son judíos, de pe a pa.

Así, como importa, como en eso se va la vida de cada uno… y mucho más, pues afectamos a otros y, además, de esto depende “el designio de Yahwéh”, su realización, es muy importante que lo consideres, amigo mío. Hay que convertirse a Jesús o, al menos, para dar un primer paso, hay que rechazar toda esta basura, ¿no? Ha sido la desolación del mundo, de un mundo que mata a personas como si fuera moler trigo o maíz; un mundo tragado por las drogas, la perversión, el sufrimiento, las rupturas, la vejación abyecta y total de la dignidad humana, mundo de totalitarismo despiadado, mundo de rechazo de Cristo y del logos, la ley natural, reflejo suyo.

¿Qué estoy diciendo que todos los males del mundo de hoy vienen de los judíos? No, lee arriba, al principio de este apartado: digo que Occidente está en crisis y que, en esa crisis, las tendencias judías principales han prosperado y muchos judíos se han hecho prominentes. El mal está en el rechazo del logos, no tiene nada que ver con si eres judío o malayo, no estoy hablando de eso.

A ti, hermano judío, lo que te estoy diciendo es que tienes que convertirte a Cristo y a la racionalidad, rechazando todas esas cosas de que te he hablado. Si creyera que los judíos son algo maldito, no podría hacer esta apelación a lo mejor de tu humanidad, sería una contradicción. No es eso, es lo otro, es aprecio, pues sé que puedes ver la verdad y vivir conforme a ella, a ella que nos hace libres (Juan 8,32), lo dice Jesús y lo dice Orwell, en el que reverbera la Voz de Dios: la destrucción de la tiranía totalitaria, reino de la mentira, es la verdad: “la libertad está en poder decir que 2 + 2 es igual a 4; si 2 + 2 es igual a 4, todo lo demás vendrá por sus pasos contados”…

Creer que te tengo en menos por cualquier motivo, cuando te estoy diciendo y demostrando todo lo contrario, no cabe; puede que alguien diga que uno que hace lo que yo estoy haciendo aquí es obrar con odio, como dicen que es odio el servicio a personas con atracción homosexual no deseada. Yo, por mi parte, dejo que los promotores de la maldad, los verdaderos promotores del odio y la debacle de la humanidad, digan lo que les dé la gana, yo cumplo con decir la verdad. Puede que, alguna vez, se dé un milagro, uno de esos tipos lea un escrito como éste y se convierta: lo dudo, pues no les interesa leer ni la verdad, les interesa el poder. Allá ellos, tú y yo tenemos que responder por nosotros; y, si tú eres uno de ellos y ésta es una ocasión del milagro dicho: bendito sea Dios y bienvenido seas al mundo de los verdaderamente vivos, en la verdad y el amor, en el orden y la apertura a la gracia de Dios, bienvenido al horizonte infinito, al camino hacia el lugar de más allá, al lugar en el que las formas son superadas, donde las luces de este mundo palidecen ante la salido del Sol Eterno que, incontenible, brilla más allá; y que nos lleva al Puerto del descanso y la saciedad sin hartazgo, del Bien y la Belleza sin fin, que no dejan de sorprender y maravillar…

Jesús es el mesías, el que había de venir, lo dice la Biblia, toda ella habla de Él

Tertuliano, gran padre de la Iglesia, su ardor lo apartó del rebaño, pero volvió a tiempo al seno de la Madre

Tertuliano, gran padre de la Iglesia, su ardor lo apartó del rebaño, pero volvió a tiempo al seno de la Madre

Compañero y amigo, si llegaste hasta aquí, entonces no puedes perderte la mejor parte, ésa en que te demuestro con la Biblia que Jesús es el mesías. Pero quiero que sepas algo, antes de empezar: la demostración que pongo abajo no la pensé yo: viene de Tetuliano, un autor cristiano de finales del siglo II y principios del III, un polemista africano, de mucho brío. Él escribió un libro cuyo título, Adversus Judaeos, te puede sonar a hostil a tu persona. Te equivocarías: ya te lo dije, los cristianos no odiamos y, si peleamos, no es para destruir, sino con otras motivaciones. Otra cosa, el libro de Tertuliano es apenas uno de muchos que se escribieron por esos primeros siglos, en polémica con la sinagoga, el primero fue la Carta de Bernabé, del año 70, de cuando la destrucción del Templo, más o menos, y que te recomiendo mucho. Verás, los polemistas cristianos no se ponen a meter a Moisés en el infierno, todo lo contrario, lo amamos mucho, está en el Cielo, sin dudas. Tampoco metemos en el infierno a Caifás, que se sabe de sobra que no fue ningún buen hombre: rezamos por él, esperamos que Dios haya tenido misericordia de él. Para nosotros, polémica no es mostrar que los judíos merecen la muerte y la execración, aunque la polémica sea muy enconada. Para nosotros, la polémica es mostrar que Jesús es el mesías, a pesar de la oposición de los judíos, que tratamos de refutar; y, quizás, muy frecuentemente, que el rechazo de Jesús es algo horrible, como lo es. Así, yo no trato de escribir aquí como un polemista, sino como un amigo; y, si cito a un polemista, es porque creo que argumenta muy bien, con muchas pruebas, que pueden servirte mucho para tu salvación. Eso es todo, no hay otro interés. Ten en cuenta, finalmente, esto: las profecías verdaderas son signo de la divinidad, como argumentaba el profeta Elías (1 Reyes 18,16-40). Cumplidas las profecías en Jesús, no cabe voltear la cara: uno tiene que rendirse ante Dios…

En el capítulo I, Tertuliano refuta la creencia en un Creador de todo el universo, pero Dios sólo de los judíos: es un absurdo total esa pretensión judaica, y, para colmo, manifiestamente contraria a las Sagradas Escrituras. Además, dice Tertuliano, hay dos pueblos que salieron de Abraham, Israel e Ismael, o, aún, infinidad de pueblos que salieron de él; aparte de eso, de entre tales pueblos, los judíos fueron rechazados por idólatras: Baal, el becerro de oro, la Abominación cuando Antíoco y pare usted de contar. La última razón que recojo de este primer capítulo consiste en que, si Dios fuera sólo de los judíos, no habría prosélitos.

II: la Ley no es sólo hebrea, mosaica, es universal, es ley natural, por eso, en Adán y Eva, se manifiesta: robaron, mintieron, se amaron más a sí mismos, tomaron su Nombre en vano, luego, se avergonzaron de su desnudez, por ellos entró la muerte (Sabiduría 15,13-15). La primera ley estaba resumida, por ser los primeros padres anteriores al pecado y, por consiguiente, por conocer mejor lo que es recto; la de Moisés era explícita, pues fue dada, escrita en piedras (puntualiza el Padre de la Iglesia), no en el corazón, a ignorantes; y, añado yo, duros de corazón, como en el caso del adulterio carnal y en el espiritual, ambos denunciados mil veces en la Biblia: luego, el Mesías es para todos los hombres, como es más que diáfano en Génesis III,15. Por eso, por la universalidad de la ley, los anteriores a Moisés son llamados justos: Noé, Abraham, “agradable a Dios”, el sacerdote del Altísimo (extra-levítico) Melquisedec (no de la familia de Abraham), etc.: son justos sin circuncisión…

En el tercer capítulo, el polemista africano habla del rechazo de Israel por parte de Dios, que es tan vivo en Isaías I,2-20 [si lo lees, por favor, no vayas a decir que Dios es antisemita]. El Salmo 18 (vv. 44 y ss.) muestra que los judíos fueron excluidos y un nuevo pueblo se constituyó a partir de los pueblos gentiles: la Iglesia, Nuevo Israel.

El capítulo IV considera la universidad de la Salvación, tal como la manifiesta Isaías 66,18-24; y yo agrego, dada la lectura de ese texto hermoso: la salvación viene de los judíos, como dice Jesús (Juan 4,22), pero no por una tiranía mundial temporal, sino por el Reino eterno de Jesucristo, del que habla Isaías.

El pensador africano abunda y profundiza sobre el culto religioso, sobre los sacrificios, en el capítulo V. Dos tipos de sacrificios fueron predichos: los carnales y los espirituales. Los sacrificios de la Ley mosaica sólo podían tener lugar en la Tierra Prometida (Lev. XVII,1-9 y Deut. XII,1-26); pero, luego, el Espíritu predice, “por los profetas”, que se celebrarían sacrificios en cualquier lugar. Ver, por ejemplo, Miqueas I,10-11, en el v. 11 dice: “desde donde sale el sol hasta el ocaso, grande es mi nombre entre las naciones. En todo lugar, es ofrecido incienso y una oblación pura a mi Nombre” Cristo: sacerdote, víctima y altar, que ofrece el Sacrificio perfecto de alabanza al Padre, que Se ofrece como tal, en la Misa. Y sigue Miqueas: “porque mi nombre es grande entre las naciones, dice el Señor de los ejércitos”: sólo después de Cristo, de fundada su Iglesia, se ofrece el sacrificio al Padre en todo tiempo y lugar y el Nombre del verdadero Dios es grande entre las naciones; y eso, después del cese, por la destrucción del Templo, del sacrificio antiguo, sacrificio impotente.

Continúo este apretado resumen, en el libro VII: ¿vino el Cristo, se pregunta Tertuliano? Y responde, para empezar, que hay que preguntarle a los profetas, como no puede ser de otro modo. ¿Las naciones le han rendido culto al Señor, han ido al Monte Santo a postrarse ante Él, como dicen los profetas, como dice Isaías en 65 y 66, como dice el Salmo XIX)? El único reino sobre todas las naciones ha sido el de Cristo. Luego, bajo esta razón, sólo Él puede aspirar a llamarse “mesías”.

En el libro VIII, considera Tertuliano la profecía de Daniel IX, de la que ya te hablé y cuya consideración vamos a ampliar ahora. Por esa profecía, la que sabemos que el Mesías ya tiene que haber venido o concluir que Dios es un mentiroso o la Biblia una fantasía. Como es una gran falsedad la tacha de la Biblia, el Mesías ya vino y, como Cristo es el ungido del que habla Daniel, no hay más que argumentar. Dice Tertuliano: Cristo vino, padeció el que no tuvo culpa alguna y fue destruida la ciudad santa, tal como dice el profeta, lo mismo que el santuario: ¿te parece poco, hermano judío? Como los profetas hablan de Cristo, cuando Él viene, se cierra la profecía y la visión, y quedan selladas, esto es, confirmadas, como dice Dan. IX. Después de Cristo, vino la destrucción del Templo y de ahí vino que no hubiera más sacrificios de la alianza antigua y temporal. Y, aparte, dice Tertuliano, se acabó el sacerdocio: ponle que construyan el Templo ahora: ¿qué van a hacer, quién va a celebrar sacrificios, nombrarán un mesías, éste se escogerá un sumo sacerdote suyo, como recomendó Maimónides, contrariando a Daniel IX, hasta ahí va a llegar la rebelión contra Dios?

El capítulo IX trata sobre profecías antiguas cumplidas en Jesús, en su nacimiento: 1) el Emmanuel, que nace de la Virgen (Isaías VII,14); el judío replica: “a Él no se le llamó Emmanuel”; contrarréplica: “no seas obtuso y terco, Emmanuel significa ‘Dios con nosotros’, de modo que no se usó esa voz, pero sí se le llamó Emmanuel-Dios con nosotros [y Jesús: ‘Dios-Salva’], todo el tiempo”. El judío dice: “ahí no dice ‘virgen’ dice ‘joven’”; réplica: “sigues con la pertinacia: es como si, que una joven alumbre, fuera un ‘signo’ de la acción extraordinaria de Dios”.

Sigue Tertuliano, en el mismo capítulo IX: El Mesías debía tener los dones del Espíritu: sabiduría, entendimiento, ciencia, prudencia, fortaleza, piedad y humildad, en grado eminente (Isaías XI,1), lo que obviamente tuvo Cristo Jesús. Debía ser manso, paciente, etc., como Jesucristo. Y como prueba de la necesidad de que fuera paciente, manso, humilde, en grado eminente, cita el Cuarto Canto del Siervo de Yahwéh de Isa. LIII (desde LII,13) e Isa. XLII,2-3: “no quebraría la caña cascada ni apagaría el pabilo vacilante”. Jesús, como fue vaticinado, A) predicaría y B) tendría poder: A) Isa. LVIII,1-2: “¡clama, no ceses! Eleva tu voz como una trompeta…”. B) Los milagros predichos, por ejemplo, por Isa. XXXV,4-6, que son los que hizo Jesús… algunos de ellos.

X: Profecías sobre la Pasión y Muerte. El judío dice: “¿cómo Dios va a permitir que su Hijo muera ignominiosamente? Mucho menos de una manera maldita, pues morir en un suplicio colgado es maldición, según Deuteronomio XXI,23” [raro judío que sabe de Deuteronomio, pero éste es uno de hace más de 18 siglos]. El pasaje no dice que guindar de un instrumento de suplicio, una Cruz, por ejemplo, sea maldición por sí mismo; sino que lo es por ser ésa una pena que se merece por delitos considerados capitales, dice Tertuliano. Por eso, Cristo no es maldito por estar guindado de un madero, pues la maldición viene del pecado y Él no cometió ninguno, sino que se puso como maldito para pagar por nuestra maldición: así es Mesías y Salvador, no como ustedes creen, amigo judío. Por otra parte, pregúntate: ¿un reino de este mundo para Dios, un reino externo, impuesto a lo macho? Eso sería locura; y mucho más lo sería un reino para que los judíos se vengaran del resto de la humanidad no se sabe por qué afrenta. ¡No!, se  trata de un reino eterno, del corazón puro y del que ama a su Rey y se somete a Él en actos eternos de libertad total; un reino que, en este mundo, es sólo incoado, por y en los que, por Fe, lo aman y se someten a Él y confían en su perdón y su gracia. Dice Tertuliano: Jesús se sometió a esa muerte para que quedaran en evidencia los judíos, para que se cumpliera lo que los profetas [segundos antisemitas, después del Primero, Dios que los inspira] habían dicho lo que éstos le harían al Mesías. Al verdadero. “Me pagarán mal por bien” (Ps. XXXV,12), “los que me odian sin motivo son más que los cabellos de mi cabeza […], mis enemigos mentirosos, me hacen devolver lo que no he robado  [el ser Mesías y Dios]” (Ps. LXIX,4), “taladran mis manos y mis pies” (XXII,16), “me daban a comer hiel y a beber vinagre” (Ps. LXIX,22), “se reparten mis ropas y echan a suerte mi túnica” (Ps. XXII,19), Todo esto, pues, “para que se cumpliera la Escritura”, como dijo Él mismo (Mt. XXVI,56, XXVII,34-35, Jn. XIX,23-24, 28, 32-37, entre muchos lugares), o sea, para nuestra salvación y para suscitar nuestra Fe y darnos “pruebas” de su veracidad].

Siguiendo con el asunto planteado por nuestro amigo judío, sobre la muerte de maldición, posemos considerar, con Tertuliano, la obra de Jesús, las profecías sobre Él y lo impresionante de la obra de Salvación: Él es, sin duda, piedra de escándalo (Rom. IX,32-33) y piedra angular (Isa. XXVIII,16, I Cor. I,23, etc.). Isaac, cargando su leño (Gen. XXII,1-10), es figura de Cristo. José, vendido por sus hermanos a los gentiles, como Jesús, entregado a los gentiles por los judíos y vendido a los judíos por su apóstol Judas: muy impresionante paralelo; Moisés no ora prosternado en la batalla de Josué con los amalecitas, sino sentado y con los brazos en cruz (Ex. XVII,8-16), para figurar la victoria definitiva de Dios sobre Satanás en la Cruz. Igualmente, la IMAGEN, la serpiente sobre el leño de Números XXI,4-9, que Dios mandó a Moisés a construir, para la salvación contra las culebras. Dice de este pasaje Tertuliano, que las culebras son imagen que prefigura a los ministros de Satanás [Gen. III y Ap. XII,9], y la Serpiente de bronce imagen de Jesús sobre el leño de la Cruz [como dice el mismo Cristo en Jn. III,14]. Otro ejemplo: Isaías IX,1-6: Tertuliano cita el v. 5, que dice que “un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado”, y lo comenta en el sentido de que un hijo no es nada extraordinario, nada como para que Dios inspire un gran oráculo, salvo que se trate del Hijo de Dios, como, según él, es el caso del versículo. Luego, el mismo versículo dice que ese hijo reinará en un Reino sin fin, estando “el imperio sobre sus hombros”, de lo que dice Tertuliano que es una alusión a la Cruz, trono de la realeza de Cristo, pues no se ha visto rey cuyo poder no se exprese por la corona de la cabeza y el cetro de la mano, salvo el Rey de reyes, Cristo, que lleva el signo de su poder y el instrumento de su victoria, el lignum crucis, sobre sus hombros, camino del Calvario: excelente Tertuliano.

Hay que agregar, sin embrago a lo que dice el padre africano: el versículo 4 me parece tan importante como el 5: dice que todo poder militar será barrido: adiós interpretación judía de un mesías líder militar; el 6 dice claramente que el pasaje todo trata sobre el mesías, cuyo Reino será eterno, ergo, hay que añadir, no de este mundo, como tan descabelladamente han esperado los judíos de todos los tiempos: incluso nuestros apóstoles, que tan tapados y obtusos fueron para entender el Reino eterno, que “no es de este mundo”. Pero todavía quedan cosas por añadir como comentario a este pasaje tan bello y significativo: según la continuación del v. 5, el rey-mesías, el hijo del que se habló arriba, será llamado: “Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre sempiterno, Príncipe de la paz”: sí, como dice Tertuliano, se trata del Hijo de Dios, se trata de un rey de dominio no militar, se trata de un rey del corazón y la verdad, del entendimiento, la belleza y el bien, cuyo reino no es de este mundo, se trata de un salvador del pecado y sus nefastas consecuencias, como es claro por los versículos 1 a 4; por el versículo VIII,23, en el que comienza todo el pasaje, se sabe que se trata de un rey galileo y de un rey para todo el mundo y un rey que restituye a Israel, o sea, que cumple la promesas de salvación universal que portaba el Pueblo de la Promesa: más claro no puede cantar un gallo.

Pero Tertuliano sigue con sus ejemplos: el salmo XXII,17: “han taladrado mis manos y mis pies, puedo contar todos mis huesos y ellos me miran y contemplan”. Comenta Tertuliano: ese taladrar manos y pies es la atrocidad propia de la Cruz, “que no cargó ni David ni ningún rey de Israel”, dice, para que nadie se confunda (vid., además, vv.: 7-11, 19, 21-22, 2, 12, 15-16). Pero, para Tertuliano, como para mí, el ejemplo máximo es el cuarto canto del Siervo de Yahwéh: Isa. LII,13-LIII, al que asocia Isa. LVII,2 (de los LXX), que dice que es predicción de la Muerte y, más importante, de la Resurrección de Cristo: “Su sepultura ha sido quitada de en medio” [puede alguien decir: esa traducción no es Escritura; ojo, eso es falso: 1) desde los apóstoles y la gente de su tiempo, esa traducción era lo que se usaba como Biblia, 2) para ellos la traducción misma era inspirada, 3) claramente, en este caso, la profecía está en la traducción, que es de siglos antes que los eventos que predice]. Dice, entre otras cosas, Tertuliano, que en ese canto, el profeta dice que a Ése cuya muerte tantas veces se predice en el Antiguo Testamento, obtendría por su muerte inmensos beneficios, herencia, etc.: si permaneciera muerto, ¿los recibiría; o los recibe luego de la Resurrección? Cita a Amós VIII,9-10: el “Día del Señor”: “Aquel día –oráculo del Señor–, haré ponerse el sol a mediodía y oscurecerse la tierra en pleno día. Convertiré vuestras fiestas en duelo y todos vuestros cánticos en lamentos; cubriré de saco toda cintura y dejaré rapada toda cabeza. La pondré como en luto por un hijo único y su fin será como un día amargo”: 1) lo que pasó en la Muerte del Hijo Único con el Sol, el eclipse tremendo de ese día; y 2) la maldición que cayó sobre el Israel antiguo por sus infidelidades, la destrucción del Templo, el fin del antiguo sacerdocio y los antiguos sacrificios (como ya dije que había predicho Daniel), la destrucción de Jerusalén, el destierro absoluto por parte de Adriano, las caídas continuas en engaños mesiánico-revolucionarios [vid. el final del libro de Amós].

Pero hay que continuar, con Tertuliano, con las profecías de la reprobación de Israel: Daniel IX, Ezequiel 8 y 9; Deuteronomio 28,63-68; Nadie puede negar que esa profecías antiguas se cumplieron, nadie puede negar que se cumplieron luego de Cristo, nadie puede negar que lo lógico era esto, pues, cumplida la Promesa, ya no puede haber religión de la Promesa, sino de la Realidad actual de la Redención. Nadie puede negar las profecías de Cristo, sino mintiendo descaradamente.

En el capítulo XII, prueba a partir de la llamada a los gentiles. ¿Puede un judío hoy negar que Dios haya llamado a los gentiles? Por Dios, más de 3.000 MM de gentiles adoran al único Dios, a pesar de la persecución de los anticristianos, mientras que los judíos no llegan a dos decenas de millón y una buena parte de ésos no adora a Dios, entre los que hay un número no despreciable que lo persigue activamente. Siguen las profecías: el Salmo II, profecía sobre el Reino universal del “ungido del Señor”, no dirigido a David, muy obviamente; y muy obviamente sí dirigido a Cristo. Lo mismo sucede con Isaías XLII,1-9: “He aquí a mi Siervo, a quien sostengo yo; mi elegido, en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él; él dará el derecho a las naciones. No gritará, no hablará recio ni hará oír su voz en las plazas. No romperá la caña cascada ni apagará el pabilo vacilante. Expondrá fielmente el derecho, sin cansarse ni desmayar, hasta que establezca el derecho en la tierra; las islas están esperando su ley. Así dice Dios, Yahvé, que creó los cielos y los tendió, el que extendió la tierra y sus brotes, el que da al pueblo que (está) sobre ella el aliento, y el soplo a los que por ella andan. Yo, Yahvé, te he llamado en la justicia y te he tomado de la mano. Yo te he formado y te he puesto por alianza del pueblo y para luz de las gentes, para abrir los ojos de los ciegos, para sacar de la cárcel a los presos, del calabozo a los que moran en las tinieblas”. ¿Ves, hermano? Un Rey de Paz, ungido por el Espíritu, que daría el derecho a las naciones, con mansedumbre, Dios Creador del Universo, beneficiando a toda la Humanidad, en el Reino eterno de Cristo. no un guerrero, ungido por un rabino, para aplastar a las naciones con la espada, para dar a los judíos un reino temporal universal, de espaldas a Dios y a la justicia y la misericordia.

A continuación, cita Tertuliano a Isaías LXII, sobre la restauración de Jerusalén, de una Jerusalén nueva, con un nombre nuevo, que brillará ante las naciones, hasta los confines de la Tierra. Éstas y muchas otras del mismo tenor, dice el padre africano, se cumplieron por Cristo, no hay duda; luego, Él es el Mesías.

Las consideraciones del capítulo XIII de la obra de Tertuliano, me dan pie para invitarte a un par de reflexiones. 1) Te han dicho que es risible nuestra creencia en el hecho cierto de la Resurrección de Cristo: dime, ¿te parece absurdo que un alma y un cuerpo vuelvan a unirse, te parece absurda la resurrección, en sí misma o sólo que nosotros creamos en Jesús? Mira, la Biblia habla de la resurrección, en muchos lugares; y, además, no tiene nada de particular: alma y cuerpo forma un solo ser, el hombre, es decir, cada una existe para el otro, como constitutivos de un solo ser compuesto. No es que en nosotros esté el poder de reunirlos, pero no es irracional aceptar la posibilidad, de hecho, lo irracional es lo contrario: creer que Dios, que creó el universo, DE LA NADA, es incapaz de unir dos realidades que creó para que estuvieran juntas: ridículo. Y, más aún, creer risible que el Mesías, que es Dios encarnado no pueda resucitar. Te han hecho un grave daño con esas burlitas… y yo sé que ése es el tono, pues una vez, a una alumna querida se le salió faltarme el respeto de este modo… Pero hay algo más, el salmo 16,10, anuncia la Resurrección: “no me abandonarás en el sepulcro ni dejarás que sufra corrupción”: ¿ves, muere, va al sepulcro o al Seol (según otra traducción), pero no es abandonado ahí y no sufre corrupción? Resucita. Lo mismo está en Oseas,VI,1-2: “Él [Yahwéh] desgarró, Él nos curará, El hirió, Él nos vendará. Él nos dará vida en dos días y al tercero nos levantará y viviremos ante ÉL”: la Resurreción, al tercer día, anunciada, explícitamente, ¿qué te parece? 2) La reprobación del antiguo Israel, anunciada en muchos lugares, algunos de los cuales ya te he señalado. Te voy a poner dos: Jer. II,4-37, para empezar: Dios le pregunta al Pueblo por su tremenda infidelidad, a pesar de todos sus beneficios, por su deslealtad, que lo pone en contraste con hijos, esposas, amigos, sirvientes, súbditos, etc.; y, para colmo, deja al Dios verdadero, Todopoderoso, Creador, Sumo Ser, Verdad, Bien y Belleza, por estatuitas de madera impotentes… Por eso, en el libro del profeta Isaías se retoma, en esa bellísima poesía, el canto de la Viña, el tema de la reprobación del Pueblo de la Promesa, cumplida en Cristo, del Pueblo que cometió la última y extrema infidelidad: el rechazo de Dios mismo que vino a salvarlo (cfr. Juan 1,1-18): Israel es rechazado por infiel, Isaías V,1-7: “Voy a cantar a mi amado el canto de mi amigo a su viña: Tenía mi amado una viña en un fértil ladera. La cavó, la despedregó y la plantó de vides selectas. Edificó en medio de ella una torre, e hizo en ella un lagar, esperando que le daría uvas, pero le dio agrazones. Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad entre mí y mi viña. ‘¿Qué más podía yo hacer por mi viña que no lo hiciera? ¿Cómo, esperando que diese uvas, dio agrazones?’. Voy, pues, a deciros ahora lo que haré de mi viña: Destruiré su albarrada y será devorada. Derribaré su cerca y será hollada. Quedará desierta, no será podada ni cavada; crecerán en ella los cardos y las zarzas, y aún mandaré a las nubes que no lluevan sobre ella. Pues bien, la viña de Yahvé de los ejércitos es la casa de Israel; y los hombres de Judá son su amado plantío. Esperaba de ellos juicio, pero sólo hubo sangre vertida; justicia, y hete aquí gritería”.

***

Entonces, Hermano judío, luego de todo lo dicho, aunque se podría decir infinitamente más, te invito: únete a nosotros, conviértete a Cristo; y, de paso, súmate a la REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE GRACIA, EN QUE, UNIDOS A CRISTO, PODEMOS ALCANZAR LA SALVACIÓN…


* Triple-exthnics

Nathan Abrams on Jews in the American porn industry

Nathan Abrams  |  Winter 2004  –  Number 196

http://www.jewishquarterly.org/issuearchive/articled325.html?articleid=38

A story little told is that of Jews in Hollywood’s seedier cousin, the adult film industry. Perhaps we’d prefer to pretend that the ‘triple-exthnics’ didn’t exist, but there’s no getting away from the fact that secular Jews have played (and still continue to play) a disproportionate role throughout the adult film industry in America. Jewish involvement in pornography has a long history in the United States, as Jews have helped to transform a fringe subculture into what has become a primary constituent of Americana. These are the ‘true blue Jews’.

Smut peddlers

Jewish activity in the porn industry divides into two (sometimes overlapping) groups: pornographers and performers. Though Jews make up only two per cent of the American population, they have been prominent in pornography. Many erotica dealers in the book trade between 1890 and 1940 were immigrant Jews of German origin. According to Jay A. Gertzman, author of Bookleggers and Smuthounds: The Trade in Erotica, 1920-1940 (Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1999), ‘Jews were prominent in the distribution of gallantiana [fiction on erotic themes and books of dirty jokes and ballads], avant-garde sexually explicit novels, sex pulps, sexology, and flagitious materials’.

In the postwar era, America’s most notorious pornographer was Reuben Sturman, the ‘Walt Disney of Porn’. According to the US Department of Justice, throughout the 1970s Sturman controlled most of the pornography circulating in the country. Born in 1924, Sturman grew up in Cleveland’s East Side. Initially, he sold comics and magazines, but when he realized sex magazines produced twenty times the revenue of comic books, he moved exclusively into porn, eventually producing his own titles and setting up retail stores. By the end of the 1960s, Sturman ranked at the top of adult magazine distributors and by the mid-70s he owned over 200 adult bookstores. Sturman also introduced updated versions of the traditional peepshow booth (typically a dark room with a small colour TV on which the viewer can view X-rated videos). It was said that Sturman did not simply control the adult-entertainment industry; hewas the industry. Eventually he was convicted of tax evasion and other crimes and died, disgraced, in prison in 1997. His son, David, continued running the family business.

The contemporary incarnation of Sturman is 43-year-old Jewish Clevelander Steven Hirsch, who has been described as ‘the Donald Trump of porno’. The link between the two is Steve’s father, Fred, who was a stockbroker-cum-lieutenant to Sturman. Today Hirsch runs the Vivid Entertainment Group, which has been called the Microsoft of the porn world, the top producer of ‘adult’ films in the US. His specialty was to import mainstream marketing techniques into the porn business. Indeed, Vivid parallels the Hollywood studio system of the 1930s and 1940s, particularly in its exclusive contracts to porn stars who are hired and moulded by Hirsch. Vivid was the subject of a behind-the-scenes reality TV show recently broadcast on Channel 4.

Nice Jewish girls and boys

Jews accounted for most of the leading male performers as well as a sizeable number of female stars in porn movies of the 1970s and ‘80s. The doyen of the Hebrew studs is Ron Jeremy. Known in the trade as ‘the Hedgehog’, Jeremy is one of America’s biggest porn stars. The 51-year-old Jeremy was raised in an upper-middle-class Jewish family in Flushing, Queens, and has since appeared in more than 1,600 adult movies, as well as directing over 100. Jeremy has achieved iconic status in America, a hero to males of all ages, Jewish and gentile alike – he’s the nebbischy, fat, hairy, ugly guy who gets to bed dozens of beautiful women. He presents an image of a modern-day King David, a Jewish superstud who supersedes the traditional heroes of Jewish lore. No sallow Talmud scholar he. His stature was recently cemented with the release of a pornomentary about his life, Porn Star: The Legend of Ron Jeremy. As probably the most famous Jewish male porn star, Jeremy has done wonders for the psyche of Jewish men in America. Jeremy has also just released a compilation CD, Bang-A-Long-With Ron Jeremy.For £7.99 (including delivery), the lucky listener gets to enjoy Jeremy’s hand-picked favourite porno grooves along with narration by ‘the legend’ himself. As the publicity blurb gushes, ‘Out of the brown paper wrappings and into the mainstream’.

Seymore Butts, aka Adam Glasser, is everything that Jeremy is not: young, handsome and toned. Glasser, a 39-year-old New York Jew, opened a gym in 1991 in Los Angeles. When no one joined, he borrowed a video camera for 24 hours, went to a nearby strip club, recruited a woman, then headed back to his gym and started shooting. Although the movie stank, with a bit of chutzpah and a few business cards he wangled a deal with a manufacturer and started cranking out films. Within a few years, ‘Seymore Butts’ – his nom de porn which is simultaneously his sales pitch – became one of the largest franchises in the adult-film business. As the king of the gonzo genre (marked by handheld cameras, the illusion of spontaneity and a low-tech aesthetic meant to suggest reality), he is today probably the most famous Jewish porn mogul. Seymore Inc., his production company, releases about 36 films annually, most of them shot for less than $15,000, each of them grossing more than 10 times that sum. Glasser employs 12 people, including his mother and cousin Stevie as respectively genial company accountant (and matchmaker for her single son) and lovable but roguish general gopher. Glasser currently even has his own reality TV show (also broadcast on Channel 4), a ten-episode docu-soap called Family Business, whose opening credits show Glasser’s barmitzvah photo.

In search of a buck

Jews became involved in the porn industry for much the same reasons that their co-religionists became involved in Hollywood. They were attracted to an industry primarily because it admitted them. Its newness meant that restrictive barriers had not yet been erected, as they had in so many other areas of American life. In porn, there was no discrimination against Jews. During the early part of the twentieth century, an entrepreneur did not require large sums of money to make a start in the film business; cinema was considered a passing fad. In the porn business, it was similarly straightforward to get going. To show ‘stag’ movies or loops, as they were known, all one needed was a projector, screen and a few chairs. Not tied up with the status quo and with nothing to lose by innovation, Jews were open to new ways of doing business. Gertzman explains that

“Jews, when they found themselves excluded from a field of endeavour, turned to a profession in which they sensed they could eventually thrive by cooperating with colleagues in a community of effort . . . Jews have for a very long time cultivated the temperament and talents of middlemen, and they are proud of these abilities”.

The adult entertainment business required something that Jews possessed in abundance:chutzpah. Early Jewish pornographers were marketing geniuses and ambitious entrepreneurs whose toughness, intelligence and boundless self-confidence were responsible for their successes.

Of course, the large number of Jews in porn were mainly motivated by the desire to make profits. Just as their counterparts in Hollywood provided a dream factory for Americans, a blank screen upon which the Jewish moguls’ visions of America could be created and projected, so the porn-moguls displayed a talent for understanding public tastes. What better way to provide the stuff of dreams and fantasies than through the adult-entertainment industry? Performers did porn for the money. As ADL National Director Abraham H. Foxman commented, ‘Those Jews who enter the pornography industry have done so as individuals pursuing the American dream.’

Secular sex

Like their mainstream counterparts, Jews who enter porn do not usually do so as representatives of their religious group. Most of the performers and pornographers are Jewish culturally but not religiously. Many are entirely secular, Jews in name only. Sturman, however, identified as a Jew – he was a generous donator to Jewish charities – and performer Richard Pacheco once interviewed to be a rabbinical student.

Very few, if any, porn films have overtly Jewish themes, although Jeremy once tried to get several Jewish porn stars together to make a kosher porn film. The exception is Debbie Duz Dishes, in which Nina Hartley plays a sexually insatiable Jewish housewife who enjoys sex with anyone who rings the doorbell. It has sold very well, spawned a couple of sequels and is currently very hard to buy – perhaps indicating a new niche to exploit. Indeed, according to an editorial on the World Union of Jewish Students website,

“there are thousands of people searching for Jewish porn. After things like Jewish calendar, Jewish singles, Jewish dating, and Jewish festivals comes ‘Jewish porn’ in the list of top search keywords that GoTo.com provide”.

Sexual rebels

Is there a deeper reason, beyond the mere financial, as to why Jews in particular have become involved in porn? There is surely an element of rebellion in Jewish X-rated involvement. Its very taboo and forbidden nature serves to make it attractive. As I written in these pages before,treyf signifies ‘the whole world of forbidden sexuality, the sexuality of the goyim, and there all the delights are imagined to lie . . .’ (‘Reel Kashrut: Jewish food in film’, JQ 189 [Spring 2003]).

According to one anonymous industry insider quoted by E. Michael Jones in the magazineCulture Wars (May 2003), ‘the leading male performers through the 1980s came from secular Jewish upbringings and the females from Roman Catholic day schools’. The standard porn scenario became as a result a Jewish fantasy of schtupping the Catholic shiksa.

Furthermore, as Orthodox Jew and porn gossipmonger Luke Ford explains on his website (lukeford.net): ‘Porn is just one expression of [the] rebellion against standards, against the disciplined life of obedience to Torah that marks a Jew living Judaism.’ It is also a revolt against (often middle-class) parents who wish their children to be lawyers, doctors and accountants. As performer Bobby Astyr put it on the same website, ‘It’s an “up yours” to the uncles with the pinky rings who got down on me as a kid for wanting to be musician.’

As religious influences waned and were replaced by secular ones, free-thinking Jews, especially those from California’s Bay Area, viewed sex as a means of personal and political liberation. America provided the freest society Jews have ever known, as manifested by the growth of the adult industry. Those Jewish women who have sex onscreen certainly stand in sharp contradiction to the stereotype of the ‘Jewish American Princess’. They (and I’m speculating here) may have seen themselves as fulfilling the promise of liberation, emancipating themselves from what feminist Betty Friedan in 1963 called the ‘comfortable concentration camp’ of the household as they set out into the Promised Land of the porno sets of Southern California. It signified their economic and social freedom: they were free to choose to enter, rather than coerced into it by economic and other circumstances. Once they had lain down, they could stand on their own two feet, particularly as female performers typically earn twice as much as their male counterparts.

Sexual revolutionaries

Extending the subversive thesis, Jewish involvement in the X-rated industry can be seen as a proverbial two fingers to the entire WASP establishment in America. Some porn stars viewed themselves as frontline fighters in the spiritual battle between Christian America and secular humanism. According to Ford, Jewish X-rated actors often brag about their ‘joy in being anarchic, sexual gadflies to the puritanical beast’. Jewish involvement in porn, by this argument, is the result of an atavistic hatred of Christian authority: they are trying to weaken the dominant culture in America by moral subversion. Astyr remembers having ‘to run or fight for it in grammar school because I was a Jew. It could very well be that part of my porn career is an “up yours” to these people’. Al Goldstein, the publisher of Screw, said (on lukeford.net), ‘The only reason that Jews are in pornography is that we think that Christ sucks. Catholicism sucks. We don’t believe in authoritarianism.’ Pornography thus becomes a way of defiling Christian culture and, as it penetrates to the very heart of the American mainstream (and is no doubt consumed by those very same WASPs), its subversive character becomes more charged. Porn is no longer of the ‘what the Butler saw’ voyeuristic type; instead, it is driven to new extremes of portrayal that stretch the boundaries of the porn aesthetic. As new sexual positions are portrayed, the desire to shock (as well as entertain) seems clear.

It is a case of the traditional revolutionary/radical drive of immigrant Jews in America being channelled into sexual rather than leftist politics. Just as Jews have been disproportionately represented in radical movements over the years, so they are also disproportionately represented in the porn industry. Jews in America have been sexual revolutionaries. A large amount of the material on sexual liberation was written by Jews. Those at the forefront of the movement which forced America to adopt a more liberal view of sex were Jewish. Jews were also at the vanguard of the sexual revolution of the 1960s. Wilhelm Reich, Herbert Marcuse and Paul Goodman replaced Marx, Trotsky and Lenin as required revolutionary reading. Reich’s central preoccupations were work, love and sex, while Marcuse prophesied that a socialist utopia would free individuals to achieve sexual satisfaction. Goodman wrote of the ‘beautiful cultural consequences’ that would follow from legalizing pornography: it would ‘ennoble all our art’ and ‘humanize sexuality’. Pacheco was one Jewish porn star who read Reich’s intellectual marriage of Freud and Marx (lukeford.net):

“Before I got my first part in an adult film, I went down to an audition for an X-rated film with my hair down to my ass, a copy of Wilhelm Reich’s Sexual Revolution under my arm and yelling about work, ‘love and sex’.”

As Rabbi Samuel H. Dresner put it (E. Michael Jones, ‘Rabbi Dresner’s Dilemma: Torah v. Ethnos’ Culture Wars, May 2003), ‘Jewish rebellion has broken out on several levels’, one being ‘the prominent role of Jews as advocates to sexual experimentation’. Overall, then, porn performers are a group of people who praise rebellion, self-fulfilment and promiscuity.

What are we ashamed of?

This brief overview and analysis of the role and motivations behind pornographers and performers is intended to shed light on a neglected topic in American Jewish popular culture. Little has been written about it. Books such as Howard M. Sachar’s A History of the Jews in America (New York: Knopf, 1992) simply ignore the topic. And you can bet that the 350th anniversary of the arrival of the Jews in the United States did not include any celebrations of Jewish innovation in this field. Even the usually tolerant Time Out New York has been too prim to deal with it, although the more iconoclastic Heeb plans an issue on it. In light of the relatively tolerant Jewish view of sex, why are we ashamed of the Jewish role in the porn industry? We might not like it, but the Jewish role in this field has been significant and it is about time it was written about seriously.

Nathan Abrams is a Lecturer in Modern American History at the University of Aberdeen. He has just completed a book on neo-conservatism in the United States.

 


Pederastia hollywoodense on the Spotlight

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El que tiene rabo de paja, que no se acerque al fuego, ¿verdad, Hollywood?

Los abusos de los curas y la confrontación Hollywood-Iglesia, perversión-Cristo, al descubierto

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Spotlight, reparto todos estrellas, lo mejor al alcance de Hollywood, 20 MM de $ de presupuesto, mucho poder, para destruir a la la Iglesia... pero que pongan sus barbas en remojo...

Spotlight, reparto todos estrellas, lo mejor al alcance de Hollywood, 20 MM de $ de presupuesto, mucho poder, para destruir a la la Iglesia… pero que pongan sus barbas en remojo…

En los 80, “la gente [en Hollywood] decía ‘Ah, sí, los Coreys [dos niños actores, Haim y Feldman] todo el mundo se los ha pasado [ha abusado sexualmente de ellos]’, la gente hablaba de ello, como si no tuviera ninguna importancia” (Alison Angrin, “Nelly Olson”, en La pequeña casa de la pradera): lo más normal del mundo…

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Es lo que dicen en mi tierra: “el que tiene rabo de paja, que no se acerque al fuego”: si tienes por donde te cojan, no te pongas a pelear, si tienes puntos débiles, no te expongas: si has sido corrupto, no te pongas a gritar “corrupto, corrupto”, si sabes que te robaste tus tajadas del erario, desvergonzado. “¿Entonces la Iglesia, institución pedófila, mejor que deje de hablar de los homosexuales?”. ¡¡¡EXAAACTOOO, HERMANOO!!!: La Iglesia, que no es ninguna institución pedófila, debe hablar fuertemente contra la homosexualidad, porque, para empezar, ella tiene que purgarse de los homosexuales que se le metieron, cuando estaba descuidada, empezando en los 50, pero acelerando el paso duro en los 70 (Modern Psychology and the Priest Sex Abuse, Patrick Guinan, MD, http://www.culturewars.com/2004/ModernPsych.html). 50% de los curas y obispos gringos, el país donde el escándalo ha sido realmente grande, son homosexuales (http://www.churchmilitant.com/video/episode/half-of-priests-and-bishops-are-gay). “Pero tiene que pagar, ¿noo?”. Mira, por supuesto, ha pagado, para finales de 2003, centenares de curas habían sido condenados en tribunales en ese país y la Iglesia estadounidense había pagado más de 500 millones de dólares. De allá aquí eso no ha hecho sino aumentar. Pero eso no es lo más grave. Lo más grave está en la primera pregunta que puse arriba: la Iglesia ha sido arrinconada, su imagen pública de única defensora mundial de la moralidad y la ley natural ha sido minada, socavada, dinamitada. Es algo espantoso, en Méjico, por poner un ejemplo, como no tienen casos, se agarran una y otra vez del mismo estribillo: Marcial Maciel Degollado: una golondrina, que no puede hacer verano… no sola, no sin los medios de comunicación dándole y dándole… y sin los abogados inescrupulosos, que son capaces de demandar –temerariamente, como fue declarado– al Cardenal Rivera, en una corte de Los Ángeles por quintillones de dólares. Y las estratagemas se multiplican, contando, por supuesto, con la infamia y el ataque judicial… yyyyyyyyy:

CONTANDO CON EL PODER DE HOLLYWOOD. Uno tiene a Al Pacino, Robert de Niro, Carla Gugino (Righteous Killing), Meryl Streep, Phillip Seymour Hoffman (Doubt), Richard Gere, Edward Norton (Primal Fear), y, ahora, con el Oscar detrás, se la han mandado con un elenco todos estrellas: Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams, Liev Schreiber, Stanley Tucci…

Pero, ¿Hollywood puede hacer esto? En la película, en Spotlight, el personaje de Ruffalo dice que hay que ir contra la institución, contra la Iglesia y, una vez más, Hollywood presenta a ésta como una empresa criminal, la mafia, asociación para delinquir, una patota, una banda, El Padrino III, El código Da Vinci, ésta, son sólo ejemplos. ¿Pero puede Hollywood hacerlo? Es Hollywood, el faro del bien en el mundo… Bueno, tú tienes a Reds, promocionando el comunismo bolchevique, en plena Guerra Fría, o a Boogie Nights, haciendo lo propio con la pornografía, If these Walls Could Talk, con el aborto, The Golden Compass, con el ateísmo, para niños, Kinsey, exaltando a este padre de la depravación contemporánea y los ejemplos podrían llenar cuatro o cinco bibliotecas nacionales.  Hollywood no es la Iglesia, no es un faro de luz para el mundo, en crisis o no. Pero la cosa es peor, porque Hollywood sí es una empresa criminal: si no eres un pervertido o te haces de la vista gorda con la perversión, no tienes entrada en Hollywood, punto.

Y lo que tiene Hollywood es un problema de odio histórico a la Iglesia… No le perdona que, por 30 años, le impusiera un código de ética que limitaba sus capacidades para ultrajar la cultura y a la gente que vivía en ella, para enriquecerse y ganar poder, destrozando los “tabúes”, la identidad moral-religioso-político-cultural, de Estados Unidos y el mundo: vean el cruce que da el cine en 1965, fecha de la caída del código de producción… Y, para rematar, Hollywood sabe que su gran adversario, todavía, es la Iglesia…

Pero, además, Hollywood, está ebrio de poder; cree que el que tiene actualmente es irrevocable, que es invencible. Por eso, cree que se puede acercar al fuego, que nunca nadie lo bajará y le reclamará sus propios actos pedófilos y demás barrabasadas innumerables. “En agosto [de 2011] la estrella infantil de los 80, Corey Feldman [protagonista de los Goonies, los Gremlins, The Lost Boys] le dijo al programa Nightline, de ABC, que los pedófilos rodean a los actores infantiles en Hollywood, ‘como buitres’. ‘Puedo decirte que el problema número uno en Hollywood era y es y será siempre la pedofilia’, dijo Feldman. ‘Había un círculo de hombres mayores que se ponían alrededor de este grupo de niños, que tenían o bien su propio poder o conexiones con un gran poder en la industria del entretenimiento’” (https://www.lifesitenews.com/news/recent-hollywood-pedophilia-charges-just-the-tip-of-the-iceberg-former-chil). El amigo de Corey Feldman, Corey Haiman, murió en el 2010, se suicidó, como consecuencia de esos abusos, según Feldman, quien también cayó, por un buen tiempo, en las drogas, como consecuencia de la presión debida a los abusos.

Ahora bien, Hollywood y la Iglesia siguen frente a frente. Los promotores de la perversión parecen estar ganando a niveles increíbles: destruyen a la Iglesia infamándola, la destruyen sacando sus trapitos verdaderos al Sol, así sea bajo prisma distorsionador (sobre el que volveré abajo), infiltra a la Iglesia y la acusa de su auto-violación, le atribuye faltas históricas absurdas, todo el mundo le cree; promueve la perversión, que todo el mundo celebra, salvo cuando, contradiciéndose, la atribuye a la Iglesia; la cual, como nunca había sucedido, se ha reducido a niveles dramáticos, no de miembros nominales, que siguen creciendo año a año, sino de miembros reales, de fieles, en todo el sentido de la palabra y en su institucionalidad, contando con gente consagrada a Ella; su imagen es cada vez más repudiada [o sea que su crecimiento es tremendo misterio…]. Pero Hollywood, el profanador, tiene las de perder: como todo lo que vive de la mentira y la perversión. Tiene rabo de paja y vive, literalmente, en el fuego, lo atiza y lo ama. Hay otro dicho en mi tierra: el que juega con candela se quema…

Hollywood no dice que la Iglesia ha hecho estudios acuciosos, ha pagado a universidades para que los haga [uno de ésos resumiré aquí abajo], no dice lo que ha hecho para evitarlos en el futuro, no dicen que la pedofilia es, por la mayor parte, un problema de homosexualidad, que se debió, en gran parte, a la infiltración de la que ya hablé arriba…

***

El Departamento de Educación de Estados Unidos contrató a la Universidad de Hofstra para que le hiciera un estudio sobre los abusos por parte de los educadores de ese país. El resultado es arrollador. Entre 1991 y el 2000, en una década, los abusos reportados en el sistema educativo gringo superaban los 290 mil casos, contra los 10.667 de los curas, en 52 años, de acuerdo con Charol Shakeshaft, encargada de la investigación, quien puntualizó: los abusos entre los empleados en el área educativa en el país son 100 veces los abusos entre los curas  (http://www.edweek.org/ew/articles/2004/03/10/26abuse.h23.html)

UNO NO OYE ALARIDOS POR LOS ABUSOS SEXUALES DE OTROS GRUPOS, POR EJE,PLO, DE LOS MAESTROS, SU GREMIO NO ES EL ENEMIGO, ¿NO ES ASÍ?

Pero hay que ir a las fuentes, para ver cómo es el negocio bien, bien de cerca. Hay que ir al estudio autorizado y completo, realizado por una institución que puede ser desinteresada y seria: The Nature and Scope of Sexual Abuse of Minors by Catholic Priests and Deacons in the United States 1950-2002, A Research Study Conducted by The John Jay College of Criminal Justice, The City University Of New York, February 2004, for the United States Conference of Catholic Bishops, Washington DC (http://www.usccb.org/issues-and-action/child-and-youth-protection/upload/The-Nature-and-Scope-of-Sexual-Abuse-of-Minors-by-Catholic-Priests-and-Deacons-in-the-United-States-1950-2002.pdf).

Los resultados del mismo devastan la mentira según la cual la Iglesia es criminal y encubridora y los curas una partida de pedófilos. Hay que tener en cuenta, al leerlo, que se trata de un período de la más tremenda crisis en la historia de la Iglesia, una vez más, entre otras razones, porque la misma se hallaba (y se halla) fuertemente infiltrada.

Tenemos 4.400 curas acusados de 109.000, el 4%. De ellos, 143 se trasladaron entre diócesis, en ese período, el 3% de los acusados, lo que difiere mucho de lo que presentan los medios: lo del traslado como medio de encubrimiento usual. 4,3% de los curas diocesanos y 2,5% de religiosos incurrieron en las conductas reprensibles… o, más bien, fueron acusados de ellas. 10.667 personas han acusado a curas. Más de 25% de las acusaciones son de más de 30 años después de los supuestos incidentes. Las peores décadas son los 70 y 80, pero pueden salir acusaciones de esas décadas y de las subsiguientes. Un  tercio de las acusaciones se hizo en 2002-2003. Y dos tercios son posteriores a 1993. Sólo 1/3 de los casos eran conocidos antes de 1993. En 2002-3, hay pocas acusaciones referidas a años recientes. 68% de los acusados fueron ordenados entre 1950 y 1979, 21,3% antes de 1950, 10,7%, después de 1979. 149 curas acaparan 2.960 acusaciones, casi 28% del total. Aunque no hay casi datos de si los curas fueron víctimas de abusos ellos mismos cuando niños, de 7% se sabe que lo fueron; y 17% tenía problemas de drogas y alcohol; 32% tenían otros problemas psicológicos reconocidos.

50,9% de las víctimas estaba entre los 11 y los 14 años; 27,3, de 15 a 17; 16% 8 a 10; 6% de menos de 8. 81% DE LOS ATAQUES FUERON HOMOSEXUALES; y las víctimas masculinas tenían tendencia a ser mayores que las femeninas: 40%  DE LAS VÍCTIMAS ERAN VARONES DE 11 A 14 AÑOS.

Los delitos: 52,9%: tocar la ropa de la víctima (ojo: unos 5.700 casos); tocar bajo la ropa de la víctima, 44,9% (unos 4.700); 26% el cura realizó sexo oral; 25,7% la víctima fue desvestida; penetración fálica o intento de tal penetración, 22,9% (unos 2.500); hay acusaciones hasta por lenguaje vulgar, insultos y exposición de material pornográfico. Por supuesto, un abusador pudo ser acusado de varios delitos por una misma víctima; pero, también, hay un número de curas sólo cometieron ofensas menores.

Sólo 1.021, 24%, víctimas fueron con la policía, que investigó virtualmente todos los casos. 384 de éstos, dieron lugar a levantamiento de cargos penales, de los que 252 terminaron en condena y unos 100 en cárcel efectiva, 6 y 2%, respectivamente.

El cuadro está claro: se trata de un asunto de homosexualidad, en el que unas 2.500 veces, en 52 años, se alega que se realizó o se intentó tener sexo con menores de edad: menos de 50 al año, de los que un número grande fue realizado por unos 150 curas de un universo de casi 110 mil. De lo demás, hay muchos casos de pervertidos menos audaces o menos ávidos o con más autocontrol. En algunos casos, los jerarcas se hicieron de la vista gorda, pero no son tantos, ni de lejos, como los que quieren presentar Hollywood y su pareja televisiva e impresa: los medios. Habrá un número grande de casos, en que las acusaciones son temerarias, tanto que, de más de 10.000 acusaciones, sólo 1.021 van a la policía y menos de 400 llegan a juicio y sólo 252 llegan a la condena, en delitos, en su mayoría, que no serían graves, pues sólo 100 curas, de esos 252 declarados culpables, van presos.

No se malinterprete, es un desastre, esto de la infiltración de modernistas pervertidos en la Iglesia, sobre todo, llegando a las más altas esferas; pero no se acerca a lo que nos quieren hacer tragar los enemigos de la Iglesia. Éstos deberían verse a sí mismos, a toda su carroña, de dentro y de fuera, que no son, precisamente, sepulcros, mucho menos blanqueados. Son, más bien, despojos de masacres, de cadáveres insepultos, podridos, esperando para ser comidos por los buitres.

Denunciar su perfidia es algo estrictamente necesario. ES LO QUE HACE FALTA: REBELIÓN, REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE HOMOSEXUALIDAD Y PEDOFILIA, TIEMPOS REVOLUCIONARIOS…


El papa formalmente hereje

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La exhortación postsinodal es el paso en falso, el punto de no retorno

El momento histórico: la herejía clara recibe la rúbrica papal por primera vez en la historia, esto tiene consecuencias insospechadas

El momento histórico: la herejía clara recibe la rúbrica papal por primera vez en la historia, esto tiene consecuencias insospechadas

Escribo rápido, porque estoy en necesidad de hacerlo, aunque no tengo una cómoda oportunidad. Ha sucedido algo único en la historia. Ha habido papas malvados, ladrones, invertidos, violadores. Unos 15 papas malvados. Nunca, ninguno había lanzado una herejía formal…

Señor Francisco, quien, por avatares de la vida, ocupa actualmente la Sede apostólica, se puso hoy formalmente en estado de herejía. Y eso, señores, es uno de los problemas más graves de la historia: en dos platos, el deseo sexual está por encima de la Palabra de Dios directamente revelada y los sacramentos de la Iglesia. Ahora los divorciado y unidos civilmente, según él, pueden comulgar sin dejar de tener sexo. Le digo, con San Roberto Belarmino, Santo Tomás, San Alfonso María de Ligorio, Voice of the Family y el código de derecho canónico vigente (CCC 212,3): que hay que resistirlo por tirano.

El matrimonio cristiano no es reflejo de la relación de Cristo y su Iglesia, porque eso es demasiado pedir, a según. Y la cantidad de barbaridades se apilan, una encima de la otra: hasta defiende la educación sexual de los niños, sin afirmar por ninguna parte que los padres tengan algo que decir sobre la misma. Luego del coqueteo con el panteísmo y el evolucionismo teilhardiano, en la Laudato si, y con el conciliarismo, en la Evangelii Gaudium, así como sus múltiples declaraciones heréticas y apóstatas (como que Jesús no multiplicó los panes, pues no era mago), luego de las traiciones a China, Cuba, Ucrania y pare de contar, aquí, en esta tal Amoris laetitia, ha dado el paso…

Y nosotros tenemos que dar el nuestro, DECLARARNOS EN REBELIÓN, ANTE ESTE PAPA TIRANO, EN REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS TAN ACIAGOS…



Dios es Misericordia y hace milagros y se revela

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Con Santa Faustina y contra los modernos, la Fe sigue invicta

Jesús resucita a Lázaro, para manifestar la Gloria de Dios y que Él es la Resurrección; con su Resurrección, a su vez, nos mostró que Él vence a todos los enemigos, el demonio, el pecado, la muerte, el dolor... y el mundo, con sus mundanos. Resurrección de Lázaro, José de Ribera, Museo del Prado

Jesús resucita a Lázaro, para manifestar la Gloria de Dios y que Él es la Resurrección; con su Resurrección, a su vez, nos mostró que Él vence a todos los enemigos, el demonio, el pecado, la muerte, el dolor… y el mundo, con sus mundanos. Resurrección de Lázaro, José de Ribera, Museo del Prado

Contenido:

“¿De verdad tú crees que Dios abrió el mar?”

El mundo determinista, causalmente cerrado

La ciencia es atea, el big bang y la evolución acaban con la Biblia

La ciencia y la filosofía que reivindican los rasgos de la Fe más escarnecidos, inopinadamente

Dios, con el universo en su puño, por su Sabiduría, hace milagros

Dios-todopoderoso, Amor que se desborda, Misericordia creadora

Dios-Misericordia se revela


 

“¿De verdad tú crees que Dios abrió el mar?”

Hace muchos años o hace un tiempo para mí muy largo, como 35 años o algo así, que un primo querido mío me hizo una de esas primeras objeciones a la Fe serias y que uno se tomó en serio, aunque se la despachara, como es debido. Me dijo: “¿tú crees que se abrió el mar de verdad?”. Yo le dije, siendo todavía un impúber: “claro, chamo, Dios lo puede todo, ¿cuál es el problema?”. Toda la vida le di vueltas a nuestra primera experiencia dialéctica, tipo universidad de la Cristiandad latina [mal llamada “medieval”]. Hoy en día y desde mis primeros días de profesor de filosofía de la Universidad Metropolitana en Caracas, tengo lo que creo que es mi respuesta definitiva a la pregunta (y no soy capaz de ver que haya una humanamente mejor): Dios, que creó todo, que tiene el mundo en sus manos, que sacó de la nada las galaxias, las partículas, las leyes del acontecer y la vida, tiene poder para abrir el mar: crear una partícula, sacarla de la nada y mantenerla en el ser, requiere un poder infinito, Dios hace mucho más, como acabo de decir, ¿no va a poder abrir el mar, cuando eso no requiere sino un poder bastante limitado, cuando hasta nosotros lo podemos abrir, mediante técnicas basadas en las leyes que Dios creó? Es sencillo. Dios claro que puede.

El mundo determinista, causalmente cerrado

Ahora, ¿es razonable pensar que lo haga, puede él violar su propio orden? En estos días, mi hermano, gran doctor filósofo [fuera de juego], publicó en una revista chilena dos excelentes artículos de tipo académico sobre el tema de la Revelación (yo sólo tengo el vínculo para uno de ellos [el otro, él me lo mandó manuscrito por email]: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-92732016000100006&lng=es&nrm=iso&tlng=es). En ellos, trata el tema de una manera completa y respondiendo a muchas objeciones de los ateo-gnóstico-“filosofistas” pensadores de hoy en día, “modernos” o modernistas. Por lo que leí, está muy bueno el trabajo del primer hijo de Beatriz [yo soy el tercero de 5], pero mi perspectiva aquí va en sentido contrario. Es decir, según este trabajo, entre muchos otros puntos y argumentos que trata allí mi hermano, Hume, el genio que, puesto que negó que tuviéramos intelecto, pasó a negar que en el mundo hubiera inteligibilidad, como si, una vez despojado de la capacidad para captar algo, pudiera uno captar la nada de ese algo, Hume, el genio éste, negaba la posibilidad del milagro; y eso desde el punto de vista de la “observación” “natural” [Hume negaba que hubiera naturaleza, pues la misma es inteligible], es decir, desde el punto de vista de la distorsión gnóstica de la experiencia natural humana. Según el escocés que traicionó a su país en favor de los ingleses revolucionarios, por su amor a la revolución, no puede haber milagros (ni ninguna otra intervención de Dios en el mundo) porque las leyes del cosmos están fijas. Eso recuerda a otro de estos genios del mundo de hoy, a John Searle, quien, como es tan común [una postura estándar], dice que, dada la ley de la conservación de la energía, el universo físico es causalmente cerrado y, por tanto, no puede existir la libertad, esto es, un tipo de causa que perturbe la cerrazón causal del sistema del mundo, será, me imagino, por otra obligada, por definición, cerrazón del universo, no sólo causal, sino en absolutamente todo ámbito.

Así, para responder a estos tipos, se tiene que ir a la experiencia natural e, incluso, a sus propias obras, a sus contradicciones. Por ejemplo, Hume, por su negación de la inteligibilidad, niega que haya causas, dice que no son sino postulados por asociación nuestros, debidos a que vemos cómo se repite el sucederse de las cosas. ¿Entonces, David, cómo es la cosa, las causas no existen, todo es un ocasionalismo, una mera asociación, en lo individual, no digamos en un orden universal, entre antecesores y sucesores; o hay unas leyes fijas que no puede violar ni Dios? La contradicción la pone de manifiesto mi hermano, quien muestra así, hagamos esto extensivo, cómo es el espíritu del ateísmo contemporáneo: para negar que el hombre sea inteligente, vale negar que existen las causas; para negar que exista Dios y que Él pueda intervenir en el mundo, vale decir que las mismas son tan fijas, que no hay ninguna manera de desviarlas, siquiera, en lo individual: hasta allí llega su coherencia, no en cuanto a lo que dicen, que es un absurdo de pe a pa, sino en su odio a Dios, al hombre, al orden y al bien…

Lo mismo, más o menos, vale para el asunto del universo causalmente cerrado y la ley de la conservación de la energía: se trata de absurdos y negaciones de la evidencia, tan palmarias, que da vergüenza. Decir libremente que no hay libertad porque eso perturba la imagen mecanicista que yo elijo por voluntad de poder, negando toda la experiencia, incluso la que se tiene al decir la barrabasada y la que se estima que tengan los que leen los artículos y libros y oyen las conferencias, es algo tan estúpido que parece no presentar ninguna necesidad de respuesta. Sobre todo porque, aunque el universo fuera realmente causalmente cerrado [cosa muy estúpida: un seculum senescens, un mundo tan contingente y sujeto al perecer, como éste no puede sino reclamar un algo a lo que PERTENEZCA el ser en absoluta propiedad, necesaria y eternamente, es decir, Alguien que SEA Ser, de ahí que San Agustín diga que Él Es ES], eso sería en lo que se refiere a causas eficientes mecánicas, no a la posibilidad de contingencias y a otros niveles causales. Es decir, que la cantidad total de energía sea la misma, no implica que, ahorita, por contingencias, no haya, por ejemplo, una cantidad X inactiva, de manera potencial, y otras en estado de energía química o mecánica o eléctrica o térmica; o que esté chocando esto con aquello. Como no obsta eso para que yo dirija mi cuerpo, con su ATP, hacia mis clases en la Universidad en la que trabajo. Sin contar con que eso no es explicación para el origen de la materia, la energía y sus leyes, entre las que está las de la transferencia y transformación de la misma… Y, finalmente, en el supuesto negado de que eso fuera una razón buena para probar algo en absoluto, eso se circunscribiría a las causas eficientes mecánicas, no, por supuesto, a otros niveles causales, como cuando le doy a las teclas para escribir: que las teclas se hundan se debe a que yo lo quiero, a que yo las empujo, a que yo quiero decir algo, a mi amor a la verdad, etc.: es muy tonto el materialista que niega que haya otra explicación de los fenómenos que la fuerza motriz.

La ciencia es atea, el big bang y la evolución acaban con la Biblia

Entonces, uno ve estos sencillos ejemplos, tratados por mi hermano, junto a todo un cuerpo de razones muy bien estructuradas, y ve un discurso que va de nuestra experiencia a los fenómenos, para asumir la perspectiva de los pensadores a los que hay que refutar. Se puede asumir otra perspectiva. Yo la voy a asumir, en un momento, antes, quiero tocar otro pequeño asunto que me hace hervir la sangre: es decir, yo amo mucho a Dios y hablar de Él me pone fogoso… pero, si uno ve tantas mentiras y estupideces cuantas se dicen hoy en día, no puede menos que calentarse. Claro, los temas son infinitos, como ése de que la ciencia es atea, cuando las ciencias tratan de sus objetos, estrictamente, no pueden tratar de nada que se salga de los mismos y no hay ciencia empírica o básica que trate sobre la existencia de Dios; si bien, dado que ellas suponen un mundo inteligible, como dicen Einstein y Platón, entre miríadas de pensadores, y un mundo así, un mundo ordenado y proporcionado a nuestro entendimiento, susceptible de ser captado por nuestra inteligencia, es un mundo que apunta al Creador, como dice, por ejemplo Newton en su Óptica.

Los puntos son miles, como ése del big bang, cuyos cultores prominentes –por la fama– postulan la inteligibilidad casi inmovilista del mundo [creen saber lo que pasó hace miles de millones de años y lo que sucederá dentro de otros miles de millones, a partir de lo que ven hoy y creen poder encontrar un primer movimiento incausado o sin causa o causa de sí, es decir, anterior a sí…], al lado de una cantidad de absurdos y otras imposibilidades como que la nada explota, que el ser viene de la nada, que del caos, de una explosión, viene el orden, el cosmos, nada más y nada menos, y la vida de lo inanimado y la conciencia de lo inconsciente, etc. Claro, a éstos, al menos aquí, no vale la pena responderles, pues no estamos tratando sobre la existencia de Dios, sino sobre su poder para revelarse a nosotros y para intervenir de manera extraordinaria en los eventos mundanos.

De lo que quiero hablar es de algo distinto, por el tipo de argumentación, de lo dicho sobre Hume y Searle, pero emparentado con ello, en cuanto se trata de la veracidad de la Revelación divina en la Biblia. Mi hermano nos invitó a muchos a leer sus artículos, vía Facebook. Entonces, un señor que no conozco intervino para hacer unas objeciones sinceras, es decir, que él tiene por importantes y que desearía poder responder, en su búsqueda honesta de la verdad. Su problema era que había muchos homínidos, hallados en muchas partes del mundo, a miles de kilómetros de distancia: ¿cómo se sostiene ahí que venimos de Adán y Eva, que de ellos nos venga el pecado original y, por tanto y ultimadamente, de dónde viene la necesidad de un Mesías, salvador universal? Hubo quien trató de poner en cuestión que la Fe tuviera como dogma a la primera pareja. Ahí tuve que intervenir… “Adán y Eva son padres de toda la humanidad, eso es así y, además, es de Fe que es así (véase, entre otros lugares, los nn. 385-421 del Catecismo de la Iglesia Católica). Hay que tener mucho cuidado con eso de los “homínidos” y la evidencia fósil, hay mucho más de fraude que de investigación seria. El Neanderthal, el cromañón, el australopithecus (la famosa Lucy, una chimpancé), the Nebraska Man [un diente de cochino de monte, del que sacaron toda una estatua “homínida” y toda una historia] y una pléyade más son cosas que se presentan todavía hoy –en libros muy editaditos, en manuales escolares, en museos, etc.– como eslabones evolutivos cuando hace décadas que se demostraron falsos y, aún [Nebraska, australopithecus], fraudulentos. Sin contar los dibujos de Haeckel de los embriones de todas las especies y mil cosas más. Es más, en el caso de que la evolución fuera verdadera, de ningún modo, bajo ningún punto de vista, está eso en ningún tipo de impasse con la verdad del origen en Adán y Eva, todo lo contrario. Lo que dice usted sobre sus dudas respecto a los indios australianos, que vengan de un ancestro común a todos los hombres, puede tener muchos orígenes, pero, conociendo el ritmo relampagueante de, por ejemplo, las volkerwanderung de tantos pueblos, de las invasiones del mongol que, de un momento a otro, aparece en China y luego en Europa (con muy pocas décadas de distancia); sabiendo el origen mismo de los pueblos americanos, relativamente reciente y muy “relampagueante”, eso no tiene ningún problema. El todo está en no ver uno cosas que pueden ser bastante obvias, con que uno considere los casos reales, ¿no? Nada de lo que se dice arriba es verdadero problema para la Fe”. Los fósiles, hasta ahora, fuera de engaños, ensoñaciones y fraudes, no hacen sino mostrar monos y al hombre apareciendo completo, de una sola vez; y el hecho cierto de la velocidad con que se desplazan los pueblos por la Tierra, explican el fenómeno de la población de toda la superficie terrestre por parte del hombre.

La ciencia y la filosofía que reivindican los rasgos de la Fe más escarnecidos, inopinadamente

Hay puntos en los que la ciencia y la técnica han mostrado cómo los milagros que daban pie e las burlas de los secularistas no tienen tanto de extraordinario. Tal es el caso de la concepción virginal del Verbo divino, por parte de su Madre, Santa María: hoy, cualquier mujer puede ser “virgen y madre”, es decir, madre, sin “conocer varón”: la clonación, la fecundación in vitro y la inseminación artificial. Y, aunque puede alguien pensar que esto es blasfemia, no lo es, es sólo aplicación del principio asentado arriba: ¿cómo no va a poder hacer Dios, omnipotente, lo que el hombre, tan limitado? Hoy, el misterio no es tanto la concepción virginal, el Misterio es la Encarnación, que Dios se haya hecho hombre. Por supuesto que la concepción de Cristo por la Virgen es un prodigio y, hecho por Dios, no es violación del orden del ser, pero no es inconcebible: Dios espíritu Santo tomó un óvulo de la Madre y lo dotó de toda la información genética necesaria para la generación de un hombre nuevo. Esa naturaleza humana es asumida por el Verbo, Quien, de esta manera, se une a Sí personalmente dicha naturaleza, de modo que, habitando cada naturaleza en la otra, en total compenetración, y subsistiendo el Verbo en la naturaleza humana de Cristo, la única Persona divina subsiste en dos naturalezas…

Algo análogo sucede con la Resurrección, tan hilarante para los judíos [o tan causa de su urticaria]. Conociendo a Aristóteles, no tiene nada de particular creer en la resurrección. El alma no es una cosa que habita en otra, el cuerpo, que sería, según algunos, su cárcel. ¡¡¡NO!!! El alma es un constitutivo natural de ser vivo material, siendo el otro constitutivo, precisamente, el cuerpo. No son dos cosas, son dos constitutivos de una sola cosa: el viviente. En el caso del hombre, el alma intelectual, por ser espiritual, por ser el intelecto una capacidad que no está inmersa en la materia, de modo que puede obrar y subsistir sin el cuerpo, la misma puede subsistir, luego de la muerte; y, siendo vida e incorruptible, por ser absolutamente simple, en el nivel sustancial, entonces es inmortal e indestructible. Puesto que ella no es el hombre, no es una realidad completa, ella reclama el ser reunida con el cuerpo, para formar al ente que ambos constituyen. No es una “Ley”, pues no está en su poder, en sus capacidades naturales volver a producir la unión. Pero, supuesto el poder de dios, lo razonable, lo más razonable, de hecho, es que ambos se reúnan. Como Cristo es Dios y la Vida y Señor de la vida, era lógico que resucitara, sobre todo porque, sin la Resurrección, “vana serían nuestra Fe y nuestra Esperanza” (cfr. I Corintios 15,14). Puede uno seguir pasando por todos los puntos de la Fe, muchos no pueden probarse, nos superan, pero se muestran como completamente razonables, dado Quién es Dios, el orden del mundo, en el que Él se revela, etc. Piensen en el mal: no puede venir de Dios, que es absolutamente bueno; no puede venir de la Creación, pues ella es obra de Dios omnipotente, infinitamente sabio, que ama necesariamente el Bien que Es Él mismo; pero existe: viene de que el mundo fue hecho para el hombre y, siendo éste libre, para poder cumplir su destino, la Gloria de Dios, consciente y libremente, traicionó, se alzó, contra el Creador y “conoció el bien y el mal” (cfr. Génesis 3). No hay respuesta más razonable, se los aseguro, aunque sea estrictamente de Fe.

Dios, con el universo en su puño, por su Sabiduría, hace milagros

Bueno, pero éstos son sólo ejemplos de lo que quiero decir en realidad. Es decir, como dice Shakespeare, “lo pasado es prólogo”. El asunto es éste. Antes les decía que Hume ponía peros al milagro, aparte de por enemigo de Dios –punto–, por ver las cosas desde “este lado”: por ver que hay un orden y creer que es inviolable: así de estable es la ley que Dios da a SU naturaleza, es decir, a la naturaleza, que es de su propiedad. Pero hay que verlo desde “el otro lado”: desde Dios, una vez que uno ha llegado a conocerlo, por la razón natural, por la filosofía, y, más importante aún, por la Fe.

Santo Tomás, comentando el libro VI de la Metafísica de Aristóteles, sobre el asunto de la Providencia, la presciencia de Dios y la contingencia y la libertad, anota lo siguiente: Dios produce todo, de la nada, Crea, de modo que produce todo, con todas sus determinaciones, absolutamente. Él hace al ser necesario y al contingente; y, para uno, prepara causas próximas necesarias y contingentes, según la proporción. De modo, podemos comentar, que todo ser, necesario o contingente, pertenece a Dios. En Analíticos Posteriores, se muestra que pertenece a la ciencia lo que sucede de manera necesaria universalmente y per se. Eso se da como rasgos genéricos y específicos de seres contingentes: yo soy contingente, pude no existir, pero, dado que soy y que soy hombre, soy animal racional, histórico, libre, político, animal que ríe, etc.: eso es necesario universalmente y per se, todo hombre, por naturaleza, posee esas propiedades de nuestra esencia. Pero la ley primera de todo ser es su pertenencia a Dios, incluso en sus rasgos más necesarios, todo es producido y mantenido en el ser por el Creador providente, de modo que si, en su Sabiduría, Ley máxima de todo el universo, de la totalidad y de las partes, Él decide que algo obre de manera distinta a esas “leyes” que son rasgos menos profundos de la naturaleza, frente a las que Él es plenamente libre, pues lo es respecto de toda la creación, para lograr más cumplidamente su Designio [causa de la Cruz y los padecimientos de Cristo: Isaías 53,11]; entonces, no tiene nada de particular, es peanuts, para el que saca las galaxias y la vida de la nada, con todas sus leyes, hacer que el ciego vea o multiplicar los panes o abrir el mar o lo que sea que no implique imperfección o mal de Su parte, para que todos Lo conozcamos y Lo glorifiquemos y nos salvemos… Es como un juego de niños esto de los ateillos, a la Hume, ¿no? Daría risa, si no fuera tan trágico y si no diera tanta lástima y tanta rabia, por las ofensas al Creador y la pérdida de las almas…

Dios-todopoderoso, Amor que se desborda, Misericordia creadora

Pero vamos a darle un poquito más lejos. Dios crea. Pero eso es un misterio tremendo. Es decir, nosotros no tenemos experiencia de ninguna producción de la nada y, si tuviéramos acceso racional al hecho de que Dios creara, no sería porque viéramos nada similar, sino porque sabemos que Él es la causa universal del ser, incluso de la materia, y porque, habiendo hecho todo con un orden tan luminoso, el mismo orden brilla poniendo a Dios como causa anterior que la misma materia (Contra Gentiles II,16)… Eso escapa de nuestra experiencia, pero lo podemos probar con la razón y, aunque eso no nos dé el acto creador, sí lo vislumbramos en el poder de Dios. Eso nos supera, pero todavía hay puntos superiores, que nos exceden en más. Más misteriosa es la motivación de la Creación: el que obra lo hace por un fin, por algo que espera alcanzar: Dios está infinitamente, eternamente, totalmente, completo en Sí mismo, no parece poder tener razón para crear. La Fe dice que es para comunicar su Gloria y es verdad, pero nos deja con un abismo… Al indagar en él, se abre aún más: ese abismo, sin embargo, se llena por la naturaleza misma de Dios, la naturaleza del Amor, que es más propio, cuando es más gratuito, más desinteresado. Ahí está la clave: Dios crea por un desbordamiento de generosidad, que es su Amor, el Amor que Él ES, por la Sabiduría que Él ES. Ahora bien, en la Suma Teológica, I, 21, Santo Tomás muestra que todas las obras de Dios son justicia y misericordia: justicia, porque, aunque Dios no estuviera obligado a crear y lo hace libremente, da a cada cosa según la naturaleza que Él diseñó; y misericordia, porque da a todo a unos otros que no merecen nada, radicalmente, dado que les da el propio existir y toda posibilidad de merecer… Así, esa misericordia es lo mismo, de algún modo, que la razón por la que Dios crea: su inefable generosidad, el desbordamiento de su Amor. Por eso, en sentido absoluto, se puede decir que Dios ES misericordia, sin violar nada de su Majestad que no depende en nada de la Creación ni de ninguna referencia a ella. Dios es misericordia. En la Suma Teológica, I, 13, el Aquinate dice que los nombres de Dios son más propios o menos propios, según la referencia en la que se los atribuyamos, pues Él es, en realidad, el Inefable; por eso, se puede decir con propiedad que él sea misericordia. Pero yo hallo que, en absoluto, en su propio Ser, Él es misericordia, pues es Amor, amor infinito, creador, desbordado, indescriptible, infinitamente superior a nuestro entender, más aún que todopoderoso-creador… Santa Faustina dijo verdad, Jesús le dio su secreto más profundo y nos lo ha entregado en esta época aciaga…

Dios-Misericordia se revela

Así podemos poner un último punto que se plantea todo el que se enfrente a la religión cristiana y se tome en serio a Dios: Él se revela. Es un espanto ver tantos ataques a la Revelación de Dios, de todos los tipos: ataques a la profecía, ataques a que Dios se ocupe del mundo o de los hombres, a que hable en lenguaje humano, a que la Biblia sea revelación, al Evangelio, a la Encarnación, al hecho de que esa encarnación de Cristo sea el acontecimiento máximamente revelador de la propia vida íntima, trinitaria, del Altísimo. No voy a responder a todos estos ataques, sólo quiero que quede claro que es completamente razonable que dios se revele… y en palabras humanas, así como en la Encarnación. Lo acabamos de decir: Dios crea por un desbordamiento de Amor, por un acto de generosidad pura, que entrega todo a los que no merecen nada o, como dice santo Tomás, por su misericordia infinita. Y Dios crea personas como Él, seres conscientes, libres, conocedores, amantes, nos crea a nosotros y a los ángeles. Y Dios crea el universo sensible para nosotros, en un dechado de magnificencia inaudito: miles de millones de galaxias, con miles de millones de estrellas cada una, todo para el hombre, una inmensidad y, en un rincón de ella, un planeta con vida, con condiciones asombrosas, un planeta privilegiado, como dice el doctor Guillermo González (https://www.youtube.com/watch?v=QmIc42oRjm8), de un tamaño, con una composición, con un campo magnético, con un campo gravitatorio, con una atmósfera, a una distancia perfecta de una estrella perfecta, en el lugar perfecto, de la galaxia perfecta, con movimientos perfectos, con el perfecto satélite natural, a la distancia perfecta, con los movimientos perfectos, un planeta perfecto para la vida, llenando, literalmente, centenares de condiciones, aparte de las generales del universo (leyes de la química y la física), para albergar la vida en su seno… y para permitirnos el estudio de la astronomía… Un mundo en el que Dios pone su impronta, al que pone como raíz más profunda una actualidad de su propia naturaleza, una dimensión divina, dice Aristóteles, el propio ser, que es, para colmo, inteligible y apetecible, en su razón propia, en cuanto perfección actual, de perfecta proporción con nuestro intelecto y nuestra capacidad de amar, la voluntad; y todo, por ser nosotros imagen y semejanza suya: es demasiado. Viendo la caída del hombre, la herida que sobrevino al universo y a nuestra naturaleza, el desorden y la debilidad con que estamos heridos y la ignorancia y la ceguera en que vivimos, ¿no iba a apiadarse de nosotros y elegir un pueblo para la misión profética de manifestarse al mundo y no iba a venir Él a pagar por nuestra culpa y a curarnos, elevarnos y perfeccionarnos por la gracia y, por ella, abrirnos las puertas del Cielo, restableciendo la amistad de Sí mismo con nosotros? Parece locura que el que creó por tan inefable amor pudiera luego vivir para desentenderse y vengarse de ésos a los que dio tanto. Ahora nos dio mucho más, pero eso es sólo un paso más en el revelarse de ese Amor infinito y es, después de todo, la forma como Él llevó su plan, su designio, al pleno cumplimiento (Isaías 53,11), como ya dije arriba.

***

En el mundo actual, gente como Hume, Hobbes, Kant, Marx, Nietzsche, Freud, son blandidos como estandartes de la liberación del hombre. Una “liberación” lograda por el abandono de Dios, “muerte”, le dicen… Simultáneamente, la “liberación” ha seguido las vías que le quedan a un mundo sin Dios: el materialismo, el ocasionalismo, el caos, el azar. Y, simultáneamente también, al hombre se le ha negado su intelectualidad y, por ello, se lo ha puesto como una especie de fuente y marioneta, a una, de una pasiones ciegas, sin naturaleza, sin ton ni son. Esas pasiones, en el cruce del materialismo y el nominalismo radical (hermanos siameses que no estuvieron conscientes el uno del otro sino hasta fecha muy tardía), vino a dar, primero, en la interpretación de nuestra libertad como mera ausencia de obstáculos al paso de la naturaleza, entendida como mecanismo; y, luego, a la más coherente negación sencilla de la misma. Todo esto sucede en momentos en que la investigación científica, aunque se vende como que está en su apogeo, se halla en uno de los mayores peligros históricos, por el abuso de los poderosos y, aún, la muy extendida corrupción de investigadores e instituciones que los albergan; así como por la tremenda amenaza a las academias por su supuesta inutilidad. Y sucede en tiempos en que la libertad humana se pone en cuestión por todos lados, mientras se ensalza al ecosistema y se pone al hombre como enemigo público número 1 de la nueva religión naturalista, materialista y atea; y se enarbola la bandera de la eugenesia y el maltusianismo, hasta el punto en que los potenciales genocidas ya no esconden sus intenciones de acabar con más del 90% de la humanidad.

Y todo esto desde los más variados cuarteles de maltusianos, feministas, “generistas” (de la ideología del género, valga el neologismo), capitalistas, marxistas “clásicos”, marxistas nuevos del marxismo cultural, posmos, ecologistas y new agers, infinidad de veces –las más de las veces– confundidos o entremezclados unos con otros, en un “todos contra a decencia y el orden” aterrador… En este ámbito, las fuerzas políticas actuales, así como las “autoridades” espirituales promovidas mundialmente (por los medios y los demás poderosos), se erigen como inmensas amenazas; y, puesto que a la pobre gente se le ha desprestigiado la única salida real del enorme problema, Cristo y su Iglesia, parece como si el mundo estuviera atrapado y sin salida. La situación revolucionaria es extrema, como lo muestran las persecuciones ue están sufriendo los cristianos en todo el mundo, que sea tema prohibido el hablar de ellas (https://eticacasanova.org/2013/07/10/la-correccion-politica-el-verdadero-odio-totalitario-del-mundo-de-hoy/), las guerras absurdas en el medio oriente, el aborto, las drogas, la liberación sexual y hasta el hecho horrendo de que el actual papa, Vicario de Cristo, sea un confeso comunista (https://eticacasanova.org/2015/10/02/la-internacional-comunista-papista-en-los-estados-unidos-de-la-urss/).

Ante todo esto, se levanta Dios, “creador, padre y redentor nuestro”, que se revela, que interviene en la historia, que es Señor de ésta, que hace milagros, que nos ama en un amor que nos supera infinitamente y en todas direcciones, que es Misericordia, que es la Fuente de todo el ser, su Causa universal. Frente a todo esto está Cristo, nuestro Señor, el Señor de la Belleza (Sabiduría 13,1-9), el sumo Bien, la suma Sabiduría y Verdad subsistentes… CON ÉL, POR ÉL, EN ÉL, POR AMOR AL PADRE, VIVIFICADOS POR EL ESPÍRITU, NOS REBELAMOS, NOS LANZAMOS POR EL ÚNICO CAMINO, CRISTO, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


Gallinas episcopales y cardenalicias: todo el mundo sabe que el hombre es comunista

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Con una carta de aliento al oprimido

Franc y Carlo Maria Martini, arzobispo de Milán, gran miembro de la Mafia de san Gallo, dupla perfecta para destruir a la Iglesia de su odiado Jesucristo

Franc y Carlo Maria Martini, arzobispo de Milán, gran miembro de la Mafia de san Gallo, dupla perfecta para destruir a la Iglesia de su odiado Jesucristo

Es descorazonador ver a tanto cobarde y tanto ciego y tanto vivo, que se hace el ciego, ante la situación presente. Claro que hay los malvados que están gozando: ellos no me preocupan tanto. La pesadilla está en los cobardes y los ciegos. Señores ciegos y cobardes, abran los ojos, estamos ante un comunista en el Papado: él lo sabe, los poderes mundanos lo saben, los revolucionarios lo saben, los sinvergüenzas, dentro y fuera de la Iglesia lo saben, hasta el gato lo sabe y el San Gallo lo proclama. Los únicos que dicen no haberse enterado son ustedes. Pues bien, para que sepan, su cobardía no va a hacer que se vaya la amenaza, el ataque, más bien, el intento de demolición total del admirador ferviente de Helder Camara y Martini, al candidato de San Gallo, que anda adueñado del Papado, por su ceguera, su imprudencia y su cobardía: en su guardia, Daneels, Lehmann, Kasper y O’Connor metieron a su hombre. Ustedes son responsables. Pero, como no se quieren dar por enterados, les tengo que dar la noticia. Si quieren una idea del desastre que es la Amoris Laetitia, el tal documento subversivo ése, de Franc-Jacob, les sugiero que lean este artículo en inglés: https://www.lifesitenews.com/news/vatican-approved-newspaper-exhortation-allows-holy-communion-for-remarried. En él, se ve cómo Antonio Spadaro, jefe de Civiltá Cattolica, órgano de noticias -jesuita- del Vaticano, aprobado por la Santa Sede, y redactor del documento dice que se admitirán a la Eucaristía a los que viven en situaciones que Cristo dijo que eran de adulterio. Lo mismo sucede con el arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, el hombre que el papa escogió para presentar el documento. En las Filipinas, los obispos, liderados por el hombre del papa, el cardenal Tagle, están preparando la estructura (¿?) de la misericordia para violar lo que dice I Corintios 11. Y los “teólogos” pro ideología del género alemanes están en plena celebración. Que Dios se apiade de sus almas, que Jesús-Misericordia, al que ellos están atacando inclementemente, sea indulgente con su entrega consciente al maligno…

Mientras tanto, señores ciegos y cobardes, la gente no halla qué hacer: ¿se meten a los partidos de la ideología de género, ya que Francisco, en medio de su supuesta crítica a esta plaga, asumió como verdadero su principio fundamental: citando al documento final del sínodo del pasado octubre de 2015 (n. 58), asegura que “No hay que ignorar que «el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar»” (Amoris Laetitia, AL, n. 56; vid. https://www.lifesitenews.com/opinion/catholics-cannot-accept-elements-of-popes-exhortation-that-threaten-faith-a)? ¿Qué hace la gente buena, la gente que no se hace la ciega, como ustedes, la que no es cobarde… la que está angustiada, la que no halla respuestas porque cree que las promesas del Señor están siendo desmentidas por los hechos de ustedes y de los infiltrados, empezando por Francisco? ¿Qué hacemos con ellos, señores ciegos y cobardes?

Tengo un amigo, al que llamaré Gabriel, para ponerle un nombre, que me escribió porque está dentro de las categorías de personas de las que se habla en el párrafo anterior. Tuve que responderle yo, ya que ustedes no tienen lo que se requiere para ser un príncipe de la Iglesia, no tienen hombría y, en palabras de Dante, del canto XVIII del Purgatiorio, no tienen amor de Cristo, pues la pereza es NEGLIGENTIA, falta de amor o un amor muy débil. Voy a copiar la carta que le escribí a mi amigo, para que la lean ustedes, señores cobardes, y para que la lea cualquiera que esté sufriendo, en la situación presente:

“Bueno, Gabriel, a mí también me parece que esas preguntas están entre las más difíciles [¿cómo hacemos con las herejías de Francisco, la asistencia del Espíritu Santo, las promesas de Cristo, la sucesión apostólica?]. Pero no lo veo tanto por el lado de la sucesión apostólica, sino por el de la asistencia del Espíritu y la consecuente infalibilidad. Sin embargo, hay dos puntos clave: 1) el ámbito de la infalibilidad; 2) y la historia del Papado, los casos pasados análogos al actual pontificado. Un tercer punto, de ‘ñapa’ [añadido como bono, en venezolano], es la mala formación que hemos recibido sobre este tema, quizás, por razones comprensibles. 1) El Papa es infalible, en materia de Fe y moral sólo cuando habla ex cathedra, haciendo definiciones dogmáticas, de modo que, hasta ahora, Francisco no representa un quiebre a ese respecto, a pesar de su heterodoxia cloaquense, valga el neologismo, ¡porque vale! Claro, el problema está en que sus herejías y declaraciones propias de apóstatas librepensadores enemigos mortales, jacobinos del 89, pasarán a ser “magisterio”: bueno, eso es un enigma, al parecer, pero sólo puede desenredarse en el número 2. 2) En la historia ha habido muchos papas problemáticos, empezando con Liberio, el que excomulgó a San Atanasio. Podemos dejar de lado a los maricones, violadores, asesinos, ladrones del siglo de hierro, porque no vienen a cuento, porque, en el peor de los casos, ellos, con su maldad, son confirmación de la doctrina de la infalibilidad papal. Entonces, luego de Liberio, conviene traer a Honorio, el que dijo que “en la humanidad de Cristo, había una naturaleza”. Para mí, él no formuló la herejía, sino que se pasó de vivo ante la presión del emperador bizantino, que quería su apoyo al monotelismo. Pero, en esa eventualidad, él no sólo habló ambiguamente, favoreció al partido monotelita. Por eso, en Constantinopla III, fue condenado, siendo el único caso de condena doctrinaria papal de la historia. Luego, aunque tú puedes decir que Alejandro VI es sólo un caso de moral desviada, no lo creo, porque tenía magos en su corte, de modo que fue un verdadero peligro para la Fe… pero no se actualizó el daño, de modo que sí, dicho lo anterior, se lo puede dejar atrás. Juan XXII creyó una cosa muy estúpida: que las almas de los justos no entraban al Cielo, sino luego de la Resurrección de los muertos, pero jamás llevó su infantilismo a ningún documento Pontificio. Así, henos aquí, en el que seguro es el peor caso de la historia, al menos, yo no tengo dudas de que lo es; y no tengo dudas de que no es casualidad, atendiendo a las declaraciones de los miembros de club de San Gallo y de Ivereigh y O’Connor, etc. [Un libro de nuevos datos para dudar: el Team Bergoglio desenmascarado]: los masones infiltrados lo habían escogido desde el 2005, para dar el Gran Golpe a su peor enemiga… Ahora, Gabriel, esto merece que se profundice un poquito en la historia…

“Mira, a pesar de todo, esto no es inaudito, el propio Jesús lo sufrió, con las negaciones de San Pedro; quien, luego de Pentecostés, todavía tuvo oportunidad de ceder a los herejes (Gálatas 2,11 y ss.). El caso estaba previsto y, por eso, Santo Tomás, San Roberto Belarmino [vid. http://www.trueorfalsepope.com/p/part-ii-can-church-judge-heretical-pope.html], San Alfonso, escribieron sobre la posibilidad del papa-tirano, que cae en la herejía y ataca a la Fe; el propio código de derecho canónico (212,3) contempla el caso. Pero, para mí, los puntos más importantes vienen de las profecías de los últimos tiempos: La Sallette, donde la Virgen dijo que “Roma perderá la Fe y el antecristo se sentará en la Sede Apostólica”, y, la más importante, la beata Ana Catalina Emmerick, que habló de la influencia maldita de los alemanes, del diablo sobre el Kremlin esperando para caerle encima al mundo y la infiltración de los masones, “la secta”, como la llama, para destruir la Iglesia romana y para construir una falsa Iglesia, remedo infernal-mundano de la auténtica. Te dejo un artículo mío, en el que aplico las profecías de Ana Catalina a la situación presente: https://eticacasanova.org/2015/11/04/ana-catalina-emmerick-vaticino-a-francisco-y-la-crisis-presente/

“Espero que esto te sirva de algo, porque aquí viene el tercer lugar: nuestra mala formación en este tema, nuestra ineptitud para enfrentar este problema, es decir, nuestra formación papólatra. Fíjate, esos santos, así como San Vicente Ferrer, Santa Catalina, la reina Isabel la Católica (Santa) y muchos más no tuvieron reparo en enfrentar la posibilidad de un papa malvado, tirano y hereje. La época del Gran Cisma y el Conciliarismo debieron prepararnos, así como la terrible realidad de los asaltos masones y judíos, que cada vez entraban más profundamente. Creímos que Dios no les habría permitido llegar hasta aquí, pero lo hicieron y eso mostró nuestro error: pero, aun en situación tan espantosa, cuando el mundo más parece requerir de la Iglesia, de una Iglesia mártir y capaz de toda confesión de Fe, en este momento de drogas y asalto a la Ley Natural, el papa está con el enemigo, ha dicho claramente que es comunista [La internacional comunista-papista en los Estados Unidos de la URSS]. No te preocupes, Gabriel, no pierdas la Fe, Nuestro Señor es Dios y nuestra Iglesia es su Iglesia, no puedes tener dudas. Todas sus profecías se han cumplido y esta situación está dentro de lo que Él predijo, en vaticinios que ha actualizado, por estas “apóstolas” de los últimos tiempos, a las que tienes que añadir a Akita, a Margarita María, Nuestra Señora del Buen Suceso, Catalina Labouré… Revísate los mensajes de esta gente. Margarita María: Jesús le dijo que éstos son “los últimos siglos de mi misericordia”. Akita: vendrían castigos enormes, sobre todo para la Iglesia, pues en ella habría una lucha “obispo contra obispo, cardenal contra cardenal”, por la expulsión de la Fe. El Buen Suceso: los masones, la pérdida de la Fe, etc. Juan Pablo II: ésta es la confrontación final de Cristo y el anticristo, de la Iglesia y la anti-iglesia, Pío XII: la humanidad se acerca a un precipicio aterrador. ETC. No tengas miedo, Gabriel; y mantente duro ahí, Cristo venció al mundo…

“No dejes que los malos te venzan, véncelos con el bien”.

Así, pues, señores ciegos y cobardes, esta es la situación, ¿será la de la pérdida de la Fe de la que habló cristo en su Discurso Escatológico (Mateo 24-25, Marcos 14, Lucas 21), la época del hombre de la anomía, que se sentaría en el trono de Dios y se proclamaría Dios (Franc tiene una fuerte campaña contra la ley evangélica, como es obvio; vid. 2 Tesalonicenses 2), no es la época de la Gran Tribulación, en la que, sin embargo, la gente vive como distraída y sin problemas? Es la época de Franc y eso ya es muy malo, sea el Apocalipsis o no, es la época del peor papa de la historia, hay que verle la cara, no es cualquier cosa, porque, puede que muchos papas hayan sido santos y santísimos, que haya habido muchos buenos y dignos, pero ha habido malos y, de tantos, buenos y malos, éste es el peor, casi se puede decir que es el peor imaginable, o sea, que, yéndose 500 mil años más, nadie lo pasará, aunque sea admisible pensar en la posibilidad de que se lo iguale. Pero, para colmo, es la época de ustedes, la época en que los que deberían estar dispuestos, por delante de todo el rebaño, al martirio por Nuestro Señor y por la salvación del mundo, andan en semejantes cobardías: pónganse los pantalones, señores cobardes, que la cantidad de almas que están pendiendo de un hilo, de fieles de ése que no quebraría la caña cascada ni apagaría el pabilo vacilante, son innumerables. Algunos, como mi amigo, al borde de la angustia; otros, en la inconciencia, en plena gozadera, ¡¡¡porque les dijeron que así era la cosa!!!

Mientras tanto, señores ciegos y cobardes, yo les digo, YO ME ANOTO EN LA REBELIÓN, EN LA RESISTENCIA A LA TIRANÍA, ME ANOTO EN EL ÚNICO MOVIMIENTO DECENTE EN EL MUNDO DE HOY, EN EL MUNDO DE FRANC: LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, DEFENDIENDO LOS DERECHOS DE MI SEÑOR, DEL FALSO PASTOR QUE VINO A ESCARNECERLO Y A DESBARATAR EL APRISCO, PARA ACABAR CON EL REBAÑO. PÓNGANSE LOS PANTALONES, SEÑORES COBARDES, LOS INVITO A LA REBELIÓN, LA REBELIÓN DE LA ESENCIA…


Alcance:

Para el momento en que publiqué este artículo, había muchos genios ciegos y cobardes, episcopales, cardenalicios, laicos, aciprensianos, etc., diciendo que la exhortación iba en la línea de la Fe. Gracias a mi amiga Eliana Cabrera, quien puso esto en Facebook, nadie puede decir semejante mentira y el artículo de LifeSiteNews que cito arriba cobra toda su importancia. Cito el post de FB de Eliana:

“Durante la conferencia del Papa Francisco en el vuelo de retorno de Grecia, Francisco Rocca le pregunta (extracto):

«…si usted me lo permite, me gustaría hacer una pregunta en otro caso de los últimos días, sobre su Exhortación Apostólica. Como sabe, ha habido mucha discusión sobre uno de los muchos puntos – sobre el que nos hemos concentrado mucho – después de la publicación:

Algunos sostienen que nada ha cambiado con respecto a las normas que rigen el acceso a los sacramentos a los divorciados vueltos a casar, y que la ley y la práctica pastoral, y por supuesto la doctrina, permanecen iguales.

Otros argumentan que muchas cosas han cambiado, y que ahora tienen muchas nuevas aperturas y posibilidades.

La pregunta es por una sola persona, un católico que quiere saber: ¿existen nuevas posibilidades concretas que no existían antes de la publicación de la Exhortación o no?»

El Papa Francisco contesta:

«Podría decir “sí” y punto. Sin embargo, sería una respuesta demasiado pequeña. Recomiendo a todos a leer la presentación que hizo el cardenal Schönborn, que es un gran teólogo. Es miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y está familiarizado con la doctrina de la Iglesia. En esa presentación su pregunta encontrará la respuesta. ¡Gracias!»”.


George Orwell y el control mental

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Los poderosos dominan el mundo, con la fórmula orwellio-augustiniana

"No tiene utilidad multiplicar los ejemplos. El asunto es que todos somos capaces de creer cosas que sabemos que son falsas; y, entonces, cuando se demuestra que estamos equivocados, sin pudor manipulamos los hechos para que parezca que tenemos razón. Intelectualmente, es posible sostener este proceso por tiempo indefinido, el único obstáculo para esto es que, tarde o temprano, una creencia falsa salta y choca contra la sólida realidad , usualmente en un campo de batalla. (George Orwell, In Front of your Nose).

“No tiene utilidad multiplicar los ejemplos. El asunto es que todos somos capaces de creer cosas que sabemos que son falsas; y, entonces, cuando se demuestra que estamos equivocados, sin pudor manipulamos los hechos para que parezca que tenemos razón. Intelectualmente, es posible sostener este proceso por tiempo indefinido, el único obstáculo para esto es que, tarde o temprano, una creencia falsa salta y choca contra la sólida realidad , usualmente en un campo de batalla. (George Orwell, In Front of your Nose).

La cita es una verdad como una catedral y es una causa muy importante de que el mundo esté tan mal: los medios de comunicación masivos, en manos de los plutócratas, que gobiernan de verdad, con sus “donaciones” a universidades, controlando a los políticos, controlando a los profesores y escritores, a través de su control de las casas editoriales, ETC., lo saben, meten sus mentiras a diestra y siniestra, dan una imagen del mundo completamente distorsionada y, luego, cuentan con que lo que dice la cita opere en la cabeza de la gente, a la manera de San Agustín: “los hombres aman tanto a la verdad que quisieran que aquello que aman fuera la verdad”.

En buena parte, a través de la promesa de LIBERTAD que usan como carnada: “sin la Iglesia, tus pecados se convertirán, por arte de magia, en actos heroicos”: todo listo, el amor al sexo, al dinero, al egoísmo, se imponen y la virtud vuela por los aires… y, con ella, toda posibilidad de un mundo sano y justo, vacunado contra la tiranía. Porque lo único entre el hombre común, entre tú y yo, y el poder omnímodo e irresponsable es la verdad: si hay un orden que se impone a todos los hombres, entonces el poder tiene límites; si no lo hay, el poder, como dijeron Ockham, Hobbes, Nietzsche, Kelsen, etc., impone lo que le dé la gana. Es lo que dijo Orwell: “la libertad están en poder decir que 2 y 2 son 4; si 2 y 2 son cuatro, todo lo demás vendrá por sus pasos contados”: “conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres”: la realidad nos mide a todos, no es lo que diga Stalin…

Mientras, solo les puedo ofrecer algo. PUEDO OFRECER LA REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


El rabino, la pureza ritual y el verdadero mesías

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Dice que Jesús [o San Pablo] es mentiroso, con argumentos sesgados y muy infantiles

 

Fíjense en este rabino, en el video que comparto, pone como fundamento de su argumentación pasajes del Levítico (11,43 y ss.) sobre la pureza, las comidas y el contacto con los animales. En este video, quiere desacreditar a Jesús y a la Iglesia (atestiguando, claro, que la fuente del Cristianismo, le guste o no a los protestantes, es la Católica, la única verdadera), por eso recurre a la verdadera Biblia. En éste (https://www.youtube.com/watch?v=Wx7I-Y3ZvJM), está discutiendo con otros rabinos, de modo que argumenta con el Talmud, el libro que ellos reconocen como autoridad.

Muy bien, vamos a volver a su intento de desacreditar a Jesús y su Iglesia: cita esas leyes, que lo son, de Levítico: lo son… ¿o lo ERAN? ¿Dónde he leído yo que eso pasó ya? Ah, sí, ya me acordé: la antigua alianza era una promesa, promesa del mesías. Los judíos han atestiguado eso muchas veces, las más lamentables son las que los han llevado a guerras suicidas (Akiba-Bar Kochba) o a decir que la Ley ha quedado derogada del todo: Shabbetai Tzevi, entre otros. Pero la cuestión está en las profecías. La más importante de las cuales podemos decir que es la de Daniel 9: matarían a un príncipe ungido (Cristo=Mesías=Ungido) y, por eso, Dios los castigaría, se destruiría el Templo, lo haría un príncipe (Tito, hijo del emperador Vespaciano, que luego llegó el mismo a emperador), pero no sería el príncipe (Tito ordenó respetar el Templo), sino una desgracia natural (a pesar de la orden, el Templo se quemó, no se sabe cómo, aunque es muy NATURAL, que fueran los soldados, en la orgía típica de la quiebra de un asedio). El Templo quedó destruido… ¡¡¡Y AQUÍ VIENE LO BUENO!!! Porque el rabino mismo dice que esas leyes de pureza son rituales, que los que las violaran no podían entrar al Templo; pero la religión del Templo ya no existe, no tienen sacerdocio, ni sacrificios ni ritual alguno. Dirá alguno: “eso no lo sabían los cristianos, no lo sabía Cristo”: ¿tú ves?, ahí está el meollo del asunto, Cristo dijo que Él era ese príncipe… ¡¡¡Y LO ERA!!!, no puede quedar duda a estas alturas. Él es el Siervo sufriente de Yavéh (Isaías 53), que llevaría su designio a su pleno cumplimiento (v. 11); el Emmanuel, Hijo de la Virgen (Isaías 7,14), el Rey universal de Paz. Y, a su través, Dios hizo cesar los ritos antiguos y estableció una nueva Ley en nuestros corazones, no en tablas de piedra (Jeremías 31). ¿Entonces, rabino, Bergstein, todavía estás dispuesto a decir que Jesús y la Iglesia son mentirosos?

Ah, se me olvidaba… y todo para ponernos a seguir leyes que ellos interpretan de la manera más absurda; y contrariando la razón de la manera más flagrante. Como dice Hechos de los Apóstoles 10: todo fue hecho por Dios, todo es puro, pues fue hecho para nuestro provecho. Las leyes rituales tienen un sentido muy preciso en la historia de la salvación, sentido que no se corresponde con la libertad evangélica. Libertad que no es libertinaje, sino una profundización en la ley moral y en el conocimiento de Dios, una espiritualización muy fuerte de los rituales, conforme a la altura de la Fe, sustituyendo mucho de lo antiguo, aunque tomando su espíritu y su sentido, a la luz de la revelación definitiva de Dios en Cristo…

Finalmente, el rabino quiere que la Iglesia altere los evangelios, para mejorar su mercadeo. Es una estratagema típica de hoy: “si criticas a la Iglesia, no importa la mentira que sea que digas, te sales con la tuya”. El problema es que los evangelios son los textos mejor fijados, por mucha diferencia, por paliza, de toda la antigüedad, mientras los libros de Platón están en 5 ó 6 manuscritos de 2.000 años después de escrito el original, cada evangelio lo tenemos en 500 ó 600 manuscritos de hasta 50 u 80 años después de escrito el original. Y, para colmo, la literatura extra-bíblica que cita a los evangelios tiene una profusión, desde el principio que este señor Bergstein no se puede brincar. Él puede que sea ignorante, pero, entonces, que no pretenda ser “rabino”, maestro; o puede que esté confiando en la ignorancia ajena. No lo sé, pero que no ande queriendo enseñar, que está diciendo tonterías, está engañando y su engaño se apoya en la “desinformación”, mentiras [o errores] cuyo éxito depende de la ignorancia del resto de la humanidad. Es inaceptable…

Reconocer el Plan Salvador de Dios, su Amor Infinito, el Cumplimiento de la promesa, la divinidad de Cristo, que Él es el Mesías y no puede ser otro, pues eso violaría la Palabra de Dios, Daniel 9, entre muchos lugares, es rebelión de la esencia. Y LO QUE SE REQUIERE ES REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTOS TIEMPOS DE REVOLUCIÓN…


Wall Street, capitalismo puro: dinero y poder

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Gekko y su inspiración en la historia, la ideología y la malignidad “científica”

Gordon Gekko-Michael Douyglas, con Henry Kravis, la inspiración de su personaje, en el Super Bowl de 2014: pura depredación (foto credit: http://www.businessinsider.com/henry-kravis-michael-douglas-super-bowl-2014-2)

Gordon Gekko-Michael Douglas, con Henry Kravis, la inspiración de su personaje, en el Super Bowl de 2014: pura depredación (foto credit: http://www.businessinsider.com/henry-kravis-michael-douglas-super-bowl-2014-2)

Contenido:

La película

El espíritu del capitalismo

La historia de las finanzas internacionales: la modelo para los cuadros de Stone: 1980-2016

Acto I: Los leveraged boyouts y la Fed de Volker, en la era Reagan

Acto II: Alan Greenspan, la desregulación y la crisis del 2008

Acto III: las perspectivas presentes, en la superburbuja más grande de la historia


La película

Cuando tradujeron el título de esta película, en Méjico, se le puso el nombre que ya tenía, el de la calle de Nueva York que es sede de la bolsa de valores de Estados Unidos; pero se le añadió un subtítulo muy acertado: El poder y la avaricia. En la película, el bobo, el imberbe, el novato sin experiencia, el muchacho que no sabe nada de la vida, Bud Fox, es la avaricia. El sabido y corrido, el resentido, el que desearía haber sido un rico de cuna, un lord inglés, el que desconocía todo límite, el astuto y completamente corrompido, Gordon Gekko (‘gekko’: lagartija), estaba, por supuesto, más claro, el verdadero sentido del capitalismo, como de toda ideología y desvío del recto orden social, es el poder.

Claro, la película tiene una contra-cara. Tiene varias contracaras. Una de ellas, da la razón a Charlie Sheen-Bud Fox: Steeples, el perdedor, el corredor fracasado, el desprovisto de talento y suerte, que, en medio de ríos de dinero, no logra sobrevivir económicamente y, en medio de la trama de la película, recibe su “justa” recompensa. Tiene la contracara de Manheim (Hal Holbrook), el corredor veterano que sabe que hay que tener límite y que “el triunfo y el fracaso son dos impostores”, como dice Kipling. Pero la gran contracara, la figura que hala a Fox en otra dirección, en una dirección que, se supone, es distinta del nihilismo, capitalista, Carl Fox, el padre de Bud.

Al comenzar el drama, Bud es un muchacho todavía inocente, con mucha ambición, bastante inmoral sexualmente hablando y con un gran amor y aprecio por su papá, un sindicalista de una línea aérea de tamaño mediano. Vive en la mentira capitalista, de apariencias mentirosas, muy caras, que le jalan la mayor parte de sus no despreciables ingresos. Es un “bolsa sin valores”: me explico: en Venezuela, un “bolsa” es un estúpido y, a finales de los 80 y principios de los 90, en la época en que ser un yuppie era lo que estaba que “aldía”, era la nota, lo in, lo de moda, uno pasaba por la bolsa de valores de Caracas y veía a esa paca de muchachitos, pequeños Buddie Foxes, con trajes muy caros, “que valen más que ellos”, como ellos mismos creían: que el flux, el traje, terno, caro los hacía importantes, valiosos: “lo que me da valor vale más que yo…”. Bud es, pues, un “bolsa sin valores”, uno que cree que lo inferior, el dinero, hace valioso a lo superior, el hombre. Esto es clave. Quiere entrar al círculo de Gordon Gekko, quiere portarse bien, pero no le molesta infringir alguna regla, faltar a la confianza de su padre: entra al inner circle, proveyendo información secreta, que tenía de su papá: la línea había salido airosa en un asunto legal y sus acciones iban a dispararse, cuando el asunto se hiciera público. Cree que engaña a Gekko, pero éste es un avión: Bud va y él ya volvió y dio dos o tres vueltas. En la celebración lo atrapa: una mujer, una limusina, champaña, coca, sexo oral en la limo. Los yuppies de los 80, “derechistas”, comparten más de un asunto con los hippies de los 60…

“¿Quieres seguir conmigo? No lo olvides, yo soy mentiroso y padre de la mentira… homicida desde el principio”. El anzuelo estaba echado, Bud Fox tenía que pasarse de lleno al lado oscuro, tenía que hacer su pacto con el diablo: tenía que ayudar a Gekko a destruir a un rival, a uno de ésos a los que él envidiaba desde lo profundo: Sir Larry Wildman. Fox muerde el anzuelo y espía a Wildman, se lo da en bandeja de plata a Gekko y aprende: los idiotas apuestan, los vivos van sobre seguro, consiguen información interna, espían, hacen todo tipo de trapisondas. De ahí en adelante… la cima del mundo: “obtiene” a ese personaje tan emblemático, Darien Taylor, la diseñadora bella, vacía, ambiciosa, que mezcla los tres tipos de amistad de Aristóteles: en lo útil, lo deleitable y lo honesto: ama, AMA, a Bud Fox y, por eso, le es fiel… pero a condición de que le dé lujos y la ayude a subir, que se mantenga en el círculo de Gekko: deja Fox al diablo y deja Darien a su macho… Consigue su apartamento de 950 mil $ (de 1985, o sea, como 3MM de hoy) en la parte de los ricos de Manhattan. Compra su propia agencia de espionaje industrial: una compañía de limpieza de oficinas…

Llega la cumbre de la película, el clímax. Gekko se apodera de Papelera Teldar y da su famoso discurso de despedida a los administradores de la compañía. Comienza bien: ellos no arriesgan nada, no tienen dinero invertido, pero se pagan como si fueran los únicos dueños y tienen una burocracia inútil: bien. Pero sigue con aquello de “la avaricia es buena, la avaricia funciona, la avaricia mueve a las personas, la avaricia es sana, puedes ser avaro y bueno y sentirte bien contigo mismo”. El teatro se viene abajo. Y Bud Fox ama a este Gran Hermano. Decide comprar la aerolínea del papá con Gekko como financista. Éste accede y esconde su plan, su intención, lo que consideraba el tarro de miel de Winnie Pooh: el fondo de pensiones, 75 millones de machacantes: homicida, mentiroso y padre de la mentira, haz tratos con él, perderás, porque él cobra…

En este contexto, en su clímax, cuando las emociones de la audiencia están en su pico, Oliver Stone muestra el poder de la inteligencia humana. Presenta eso a lo que iba: el comunismo, en su cara mesiánica y… mendaz. Carl Fox, es bueno, espiritual, moral, no-nihilista (disculpen esta doble negación, creo que no había alternativa), de hecho, dados todos los datos que da de él la película, Carl Fox es un sindicalista católico, por el apellido, de origen irlandés. Por su parte, el capitalismo, Gordon Gekko, es lo que es, naturalmente, esencialmente, malo, materialista, nihilista. Carl, el veterano, le asegura a su hijo: “Bud, sucederá lo que siempre ha sucedido y sucederá: que los ricos explotarán a los pobres”… Buddie, con las agallas infladas por la avaricia, responde, en construcción lingüística clave: “¿Y qué si no tienes razón, si la naturaleza no es naturaleza, que el sol no sale por el este [que los ricos no explotan a los proletarios]?”… Respuesta nuestra, glosando a la película: “no es posible, la naturaleza es naturaleza, cuando conviene a la ortopraxis de Marx, pues, para un materialista radical como él, la naturaleza no existe… En este caso, pues, no es posible, aunque todo sea caos absoluto y total, hay orden natural y necesario y consiste en que los ricos explotan a los pobres y Gekko es malo, es el diablo. Y, si no lo es, en realidad, es un juguete suyo”. Se puede ser comunista y contradecirse así, no hay problema, la revolución, sus intereses, subsanan todo vicio intelectual. Pero hay más, pues el hombre bueno y de familia, el trabajador honrado y fiel, el padre responsable y amoroso, el hombre con visión y que ve las malas intenciones del malvado, ése, el sindicalista católico, formula la máxima comunista. Y ella, en el contexto de la película [y de la historia real que la subyace], no puede sino presentarse como lo único plausible, Gekko se encargará de hacerlo más que plausible, profético…

Cuando el fraude y la traición están consumados, Buddie recrimina a Gekko: “¿Por qué lo haces?”… “amiguito, te quejas ahora, aprovecha, somos ricos, tienes a Darien: fuiste con tanta fuerza al pote de miel, que se te encajó en él la cabeza”. Bud replica con fuerza: “¿Cuánto dinero hace falta, con cuánto te darás por satisfecho?”… Y aparecen sus verdaderos colores, se le sale la clase, se da a conocer: “no, no, no, no, compinche, lo del dinero es ilusión [en lengua marxista: alienación], yo creo ilusiones [alienación], lo que importa es el poder”. Todo es función totalitaria, la verdad última es el nihilismo…

Bud acude a su padre y a Larry Wildman, se venga y salva a la aerolínea y los empleos. Pero hubo daños en este juego de avaricia, mentira y poder: el papá sufre su segundo infarto y Buddie va preso, no sin antes llevarse consigo a Gekko, convirtiéndose en informante del FBI. Cuando va a ver a su papá en la clínica, todavía en el clímax, todo el teatro con los pañuelos afuera, limpiando lágrimas y moco tendido, dice Bud a Carl Fox: “tú eres el mejor hombre”: el mejor hombre ha hablado, los ricos son explotadores. Y la moraleja la dejan para el final, Bud va a la cárcel, pero, como dice el mejor hombre: entre dos males, el menor es un bien: “al final terminamos bien, un período en la cárcel es mejor que que seas corredor de bolsa capitalista”…

El espíritu del capitalismo

“El liberalismo, la economía liberal, el capitalismo, no es tan asesino y no es totalitario como el […] comunismo. Pero es desmoralizador y genera fuerte opresión: la avaricia, la inmoralidad, la voluntad de poder, un economicismo de signo contrario al comunista, el mismo materialismo radical, pero, en vez de odio y resentimiento, nos ofrece sus contrapartidas: avaricia y desprecio del desafortunado, por parte de los que tuvieron fortuna, gracias al trabajo de los anteriores y ¡a su infortunio! Propugna la “libertad”, queriendo decir inmoralidad, por una parte, y, por la otra, ausencia de obstáculos para que los ricos ejerzan la usura, prácticas agresivas de explotación, sea del trabajador, sea del consumidor, sea de uno y otro, sea de toda la sociedad, de todas las maneras que se le puedan ocurrir, sin violar la ‘libertad’. Se define como ‘usura patrocinada por el estado’ (Michael Jones, los datos). Y define al estado, siguiendo a Locke, como ‘protector de las ganancias de la avaricia’. Y la avaricia es el único criterio moral [como dice Gekko]; por lo que corrompe, por publicidad que destruya la libertad de la gente; si hace falta, vende drogas, para abrir las fronteras de la sociedad que se le oponga, que no desee comprar tus baratijas industriales, como lo hicieron, con China, Inglaterra, Estados Unidos, Rusia, Alemania y Francia, en el siglo XIX, en las Guerras del Opio…” (vid. Revolución cultural, origen y genealogía, hasta el porno y el sex, drugs and rock and roll). Genera las hambrunas de Irlanda de 1846, 1,5 MM de muertos, y las de la India, 1873 y 1876, 5,5 MM de muertos, como el comunismo generó la de Ucrania, 1933, 12 MM de muertos, y la de Corea del Norte, 1996, 2 MM de muertos. En su materialismo extremo, niega, como los comunistas, como Marx, toda dimensión humana que no sea económica y material; por eso, Locke, su padre, no niega directamente la soberanía, pero sí dice que la sociedad política es un conjunto de terratenientes, como si yo tuviera la ciudadanía chilena por poseer un pedazo de terreno en Chile y como si, por sobre esa relación que tengo yo sobre esa tierra, no esté, a otro nivel, más profundo e importante, la soberanía del estado chileno, que me reconoce el derecho, por asunto de bien común y, por tanto, sometido a ese bien y, por tanto, con derecho a cobrarme impuestos sobre el mismo y, aún, a expropiármelo, de ser necesario a la utilidad pública (a cambio de un precio justo).

“No existe el orden del mundo, no hay verdad, no hay bien en lo sensible, no hay dignidades, no hay moral, pues no hay verdad ni orden real. Sobre esa base, se monta el comunismo para instaurar el totalitarismo. Sobre esa base los liberales capitalistas se montan para ejercer la opresión económica de los débiles, la ‘libertad’. Búsquense a alguien que diga: ‘no traten de tumbar estructuras, no hagan la guerra, desmoralicen; contesten a la autoridad, desautoricen; den drogas, prometan ‘libertad’, sexo sin control; díganle a la gente que tiene derecho a todo lo que le dé la gana, que nadie le puede decir que su gana no sea ley; díganle que la familia es la mayor opresión de la libertad entendida como lo que les dé la gana; infiltren las instituciones espirituales, que de la Iglesia y la universidad salgan las voces desmoralizadoras, libertadoras’ […]. Hay que añadir a gente como Lenin, Hitler, Goebbels, Eddie Vernays [sobrino de Freud, padre de la publicidad y las RR.PP. modernas], que llevaron esas políticas a la publicidad: ‘la gente es estúpida, una cuerda de borregos, inventa cinco slogans, repítelos, así, asá y asao y sancochao, los dominarás como te dé la gana, si los repites todo el tiempo, los tendremos en nuestras manos’. Cojan toda la doctrina revolucionaria, redúzcanla a cinco slogans, lemas del mal; cuando hayan alcanzado una etapa de desmoralización, pasen a la siguiente; luego a la otra, mientras vamos legalizando el nivel alcanzado: divorcio, pornografía, anticonceptivos, liberación de la mujer, aborto, divorcio express, homosexualidad, drogas, otras perversiones en la línea de la homosexualidad, poligamia, incesto, bestialidad… sigue por ahí: the sky is the limit” (ibíd.). Así, por ejemplo, trajeron a la mujer a ser un ser “liberado”: las del “destape”, pasaron a ser carne de catre, objeto erótico de hombres onanistas, para la venta de mercancías “capitalistas”, cigarros, licores, lavaplatos, licuadoras, baldosas, pañales; las trabajadoras, esclavas de empresarios muy vivos, que convirtieron en fuerza laboral a estas luchadoras, que abandonaron niños y cónyuges, a cambio de que los salarios reales disminuyeran dramáticamente, a menos de la mitad, en dos décadas, para empobrecimiento de los hogares… y para el beneficio de los ingenieros sociales, que, a través de la televisión y el colegio, los programas “educativos”, que ya los papás no tenían tiempo para revisar, cogieron a sus hijos para moldearlos como plastilina, a su satisfacción, no PRECISAMENTE con los principios que ellas habrían querido inculcarles (todo para que, después, los psicólogos y los sociólogos, ingenieros sociales por definición [quiero decir, por su entrenamiento, por las capaciddes que poseen, no porque, de suyo, tengan mala voluntad], pudieran luego posicionarse mejor explicando, dando cuenta del desastre y sus causas, según la nomenclatura revolucionaria: todo es un asunto de “brecha generacional”, los muchachos de ahora no son como los de siempre, ellos, ahora, no hacen caso a tradiciones ni imposiciones intolerantes y trasnochadas, anti-progreso, encarnadas por sus papás; los papás de ahora reconocen la libertad y la superioridad de sus hijos, sobre todo, cuando les faltan el respeto de la manera más descarada; es Cindy Lauper: “oh, dear mom, we are not the fortunate ones, and girls, they wanna have fun”…).

La historia de las finanzas internacionales: la modelo para los cuadros de Stone: 1980-2016

Acto I: Los leveraged boyouts y la Fed de Volker, en la era Reagan

Históricamente, Wall Street es fenomenal, en serio. Oliver Stone y su gente capturaron de manera magistral, si bien con prismas ideológicos, el momento histórico, así como el carácter revolucionario del capitalismo ochentoso, de la era de Reagan y Paul Volker. Celebraron la parte revolucionaria general, denunciaron competentemente la parte específicamente capitalista de la década que vio caer a la cuarta parte de las empresas del Fortune 500 de 1985; la década que vio cómo, merced a las políticas pro-bancos de Volker, anti-sindicaros de Reagan y a los Leveraged Buyouts de Wall Street, de la bolsa, 11, ONCE, diez más 1, millones de empleos en los Estados Unidos. Stone se concentró en las transacciones financieras abusadoras del sur de Manhattan. Stone se concentró en una historia que protagonizan Kohlberg, Kravis y Roberts, Iván Boeski (quien, en la vida real, dio el famoso discurso de Gekko en Papelera Teldar sobre la avaricia, sólo que lo dio en la Universidad de California en Berkeley), Dennis Levine, Michael Miliken, el banco Drexler, Burham y Lambert… Es la historia de la rapiña más asombrosa que ha visto la humanidad, por lo inmenso de la misma, por lo destructivo, por la manera impávida en que los protectores del bien común permitieron que un grupo de desafectos, antisociales, de hecho, acabaran con las bases económicas, materiales, del mismo de la manera más impune…

El genio maligno es Jerome Kohlberg, quien, en los 70, se dio cuenta de que él podía manejar cuentas de bancos de inversión… de una manera, ¿cómo decir?, “caribeadora” [caribear: “bullying”, en Venezuela], pero haciendo que la víctima cargara con el pago de los platos rotos y, después, sacando máximo provecho de la movida. Coge, invierte en una firma comercial, haz que levante vuelo, dependiendo, como siempre, del financiamiento, que le cortarás oportunamente, ahorcándola. Cuando ya no pueda seguir operando, cómprala a precio de gallina flaca. Luego, por un vacío legal, di que los intereses que tienes que pagar por tus propios créditos son costos de operación, convirtiendo, de hecho, el crédito en un problema inexistente. Baja los salarios todo lo que puedas, crea una burbuja comercial alrededor de este “activo”. Véndelo por partes, a precios astronómicos, por encima de lo que dicen los libros, al “precio de mercado”, inflado con la burbuja. Así, Jerome Kohlberg logró ganancias asombrosas, de miles por 100, en períodos de 3, 4 y 5 años. Ésta es la forma en que empezó todo…

Luego, se hicieron más agresivos. Comenzaron a usar información interna de las compañías, que obtenían de maneras ilegales. Manipulaban el mercado de esa forma. Compraban agresivamente, de manera anónima, días antes de anunciar su conquista ofensiva. Además, cuando obtenían ganancias, las pasaban al fondo de pensiones de las compañías, para no pagar impuestos ni dar réditos a los accionistas y usaban el dinero para seguir con sus “inversiones”. Boesky, que paró en la cárcel, en 1987, porque Dennis Levine lo delató, se dedicaba al arbitraje: hacía de intermediario en conflictos entre firmas y entre empresarios y sindicatos, etc. Lo atraparon en sus manejos, lo que trajo la quiebra de Drexeler, Burham y Lambert… FIN DEL PRIMER ACTO

Acto II: Alan Greenspan, la desregulación y la crisis del 2008

Luego de eso, sin embargo, los desafueros no se detuvieron. Todo lo contrario, fueron en aumento, hasta las grandes fusiones de finales de los 90 y principios de los 2000; y hasta la derogación en 1999 de la ley de regulación de actividad bancaria Glass-Steagal, que impedía que los bancos de inversión y los comerciales se unieran en entidades únicas, para la protección del público. Todo esto fue a parar a la crisis de 2008 y, Dios nos ampare, a la que está por venir… En este plan, los fondos de pensión han sido arrasados, mientras que los bienes raíces y el arte han sido tomados por millonarios inescrupulosos como Henry Kravis. Es un proceso paralelo a la inmensa apropiación de los bienes de la ex Unión Soviética, por parte de George Soros, Jeffrey Sachs (asesor de Yeltsin y jefe del programa de Harvard para el desarrollo internacional, a la misma vez), un grupo de Chicago Boys (entre los que estaba Stanley Fisher, director de administración del Fondo Monetario Internacional), los oligarcas rusos (los de Yeltsin, no confundir con los de Putin [aunque algunos sean los mismos]: Boris Berezovsky, Alexander Smolensky, Mikhail Khodorkovsky, Alex Konanykhin, Mikhail Fridman, Anatoly Chubais, Vladimir Gusinsky, Vitaly Malkin y Vladimir Potanin), la universidad de Harvard, presidida por Lawrence Summers*

El segundo acto siguió en esta vorágine en que la usura alcanzó su apogeo mundial, un grupo de muy pocas personas se quedó con todo en absoluto, unos banqueros, que, como dice Gordon Gekko, no producen nada de nada, terminaron con el producto del trabajo de todos los demás en sus bolsillos, en una situación muy particular, cuando la industria estadounidense se ha disminuido dramáticamente, por la depredación de estos prohombres del capitalismo y por el patriotismo de políticos y empresarios que hicieron o dejaron hacer, según corresponde, llevándose el dinero, las plantas, los empleos, la investigación, a China y otros destinos deseables por el sistema virtualmente esclavista impuesto por gobiernos comunistas y otras amenidades. Y, para rematar, estos admirables varones y damas, dando dinero a las campañas electorales y decidiendo qué entra en los noticieros de los canales de televisión que poseen o financian, deciden la agenda política y son dueños, a todo efecto práctico, de los partidos políticos, dirigen las campañas de los candidatos. Sus compañías son el destino laboral de los políticos, cuando salen de sus cargos, representantes suyos dirigen las instituciones que regulan el mercado financiero (como es el caso, por ejemplo, de Goldman Sachs, de la que salen los directores de la Reserva Federal, los jefes del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y hasta del Banco Central Europeo [Mario Draghi]). Deciden la programación del entretenimiento; dirigen las galerías de arte (como en la película: en esto, Gordon Gekko encarna a Henry Kravis, aunque también a otros). Contribuyen con las universidades y violan flagrantemente la autonomía universitaria, hasta el punto en que hoy por hoy las universidades de ese tan influyente país del mundo contemporáneo son, mayormente, semilleros de zombis de la corrección política: el totalitarismo contemporáneo…

El segundo acto tuvo un cierre, entre 2008 y 2011, cuando la crisis financiera bestial impuso un cierre. Es el tema de la segunda Wall Street, el dinero nunca duerme. Como los Leveraged Buyouts trabajan sobre burbujas, como esquemas Ponzi, hubo muchas empresas en severos problemas. Pero lo más importante fue la caída de Lehman Brothers, el banco centenario que [como Kuhn and Loeb] hasta financió la revolución rusa de octubre de 1917, y la de American International Group, de Maurice “Hank” Greenberg, la aseguradora más grande del mundo, envuelta, por ejemplo, en la guerra de aseguradoras y contra-inteligencia, durante la Segunda Guerra Mundial… En esta eventualidad, Wall Street, en su bailout, su salvataje, se engulló más de 3 millones de millones, tres billones de dólares. AIG se empujó 150 mil millones, antes de perecer, aunque sus directivos se pagaron bonos millonarios la Navidad anterior, aunque la empresa era de judíos; Goldman Sachs, sin embargo, batió el récord, con más de 700 mil millones en auxilios financieros.

Acto III: las perspectivas presentes, en la superburbuja más grande de la historia

Se cerró en segundo acto, pero entramos en el tercero de lleno. La bolsa de Nueva York, en una depresión industrial fuerte, está a niveles históricamente altos; la Reserva Federal conserva una política de dinero barato, que beneficia la burbuja, la subida artificial del precio de las acciones; y varios de los 10 bancos más grandes del mundo (JP Morgan, City-Chase, Barclays, HSBC, entre otros) ya han sido atrapados dos veces, en el 2009, en Inglaterra, y, en el 2014, en Estados Unidos, manipulando el mercado mundial de divisas, en niveles de billones de dólares: han sido multados por centenares de millones y nadie ha ido preso… Y la mesa está servida para otra gran crisis orquestada, de ésas en que se benefician los banqueros… y Oliver Stone, junto a Michael Douglas-Gordon Gekko, sacando otra película que recoja la maldad detrás del tinglado de la moderna “ciencia económica”…

Después se extrañan de que, más atrás que el capitalismo, venga su hermano violento y demoledor, el marxismo…

***

Gekko-Kravis-Boesky-Kohlberg es un animal de nuestra fauna moderna, de la era del progreso. Da un poco de risa hoy ver su entusiasmo por las baratijas que hace 30 años eran tenidas por “grandes avances”, el televisorcito, las computadoras y qué sé yo qué más. Lo que no da risa es que ese espíritu de la religión del progreso y de la voluntad de poder están hoy más vigentes que nunca, causando estragos y devastación. Los Gekko del mundo tienen el poder, como ellos desean; y, por tanto, sólo se puede esperar que sus maniobras sigan sin freno para la subyugación de la humanidad. Un punto extraordinario es hasta qué punto su secuestro de la libertad económica verdadera, tan saludable, pasa hoy por ley de la política sana, por su comparación con su contracara comunista. Un poco de amplitud histórica, de cultura, nos vacunaría contra semejante engaño, equivocación. Es decir, nos vacunaría: a los pocos que quedemos para resistir el aplastamiento de una tiranía mundial, que reúne comunismo, a la manera china, tal como es promovido en la ONU, y capitalismo bancario y de unas pocas súper-industrias planetarias, que se asocian para dictar nuestros destinos hasta niveles nunca antes vistos, desmoralizando fuertemente a la población, acabando con la resistencia de los pocos representantes electos que quedan todavía: algo a la manera de Robocop 2, cuando Detroit fue comprada por Omni Consumers Products. Pero a escala planetaria. “Moral y luces, dijo Bolívar, son nuestras primeras necesidades”: hoy más que nunca la virtud, la sabiduría y la Fe trascendente se requieren para vivir una vida digna de ser vivida; eso u, paradójicamente, la búsqueda de micro-comunidades de familias y de fieles católicos, por ejemplo, que nos permitan expandir el ser, como lo requiere la naturaleza. Ante la globalización, la respuesta es la reviviscencia étnica (cultural, ojo, no racial); Juan Pablo II estaba muy claro sobre este particular. LO QUE SE REQUIERE ES REBELIÓN, REBELIÓN DE LA ESENCIA, EN ESTE TIEMPO DE REVOLUCIÓN DE LA PLUTOCRACIA MUNDIAL…


* “Luego de orquestar un golpe de estado que depuso a Mikhail Gorbachov, Boris Yeltsin disolvió la Unión Soviética e invitó a [Jeffrey] Sachs a hacer su magia friedmaniana en Rusia. Se puso a Sachs a cargo de la banda de Chicago Boys de Yeltsin y, juntos, orquestaron una expedición de saqueo del tipo del que no había visto el mundo desde la [ruptura] protestante. Para cuando terminó, 225.000 compañías estatales habrían sido subastadas y vendidas a centavo por dólar de su valor real. Luego de que Yeltsin abriera la economía rusa a sus depredaciones, Chicago Boys como Stanley Fisher, quien era en aquel momento director de administración del FMI, y Lawrence Summers de la administración Clinton y quien pronto sería presidente de la Universidad de Harvard, se apuraron e hincaron el diente profundamente en la caparazón de compañías estatales ricas. El valor de esas compañías fue transferido a una ‘gavilla de nuevos ricos’ que vino a conocerse como ‘los oligarcas’. Los oligarcas, entonces, se asociaron a los Chicago Boys y ‘le arrancaron al país casi todo lo que fuera de valor, moviendo enormes beneficios al extranjero a una tasa de 2 mil millones de dólares mensuales’. Las compañías estatales rusas fueron privatizadas a centavo por dólar. Yokos [la petrolera], que tiene ahora una ganancia neta de 3 mil millones de dólares anuales, fue vendida por 309 millones de dólares” (E. Michael Jones, Barren Metal, a History of Capitalism as the Conflict between Labor and Usury, Fidelity Press, Indiana, 2014, pp. 1352-1353). Jones continúa contando las peripecias de Summers, Sachs y Harvard, que actuó como concesionaria del gobierno de los Estados Unidos, cómo este gobierno le rescindió el contrato y la metió en problemas en los tribunales… para que toda consecuencia negativa, luego de este peculado de centenares de miles de millones, fuera una multa de 26,5 millones…


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